Sí, Neal... mi hijo

Sí, Neal... mi hijo

-Shhhh...Neal, está bien... ya no llores, tesoro.- Le dijo El, acariciando con cariño los cabellos de la cabecita aquella que apenas se revelaba a través de las frazadas celestes.

Desde que Neal Caffrey llegó de las oficinas del FBI a la casa de June, había estado llorando casi toda la tarde, abrazado a su almohadón de plumas, mientras las lágrimas se le escurrían por sus mejillas rosadas, ajeno al mundo que lo rodeaba.

-El?!! Qu-qué haces aquí?!!- Murmuró suavemente el muchacho, inseguro de si lo que estaba viendo era un sueño, o en realidad los Burke estaban delante de él.

-Vinimos a buscarte, campeón!- Dijo Peter con una amplia sonrisa que se hizo más grande cuando vio la pequeña risita surcando en los labios de Neal, pero que inmediatamente fue remplazada por un pucherito tierno.

-De..de verdad?!!-  Preguntó Neal, con una desconfianza que hizo entristecer al agente. 

Todos esos sentimientos de inseguridad que anidaban en el pecho del chico tenían una razón y Peter sintió como una puñalada en su espalda ante la mirada de tristeza de su niño lindo.

Él era el culpable de aquella tristeza, de las incontables lágrimas que Neal había derramado en la tarde. Pero es que cuando vio lo que su niño había hecho en el depósito de aquél peligroso restaurador de arte, casi se infarta de la impresión y la rabia y el miedo mezclaron sus emociones confundiéndolo y haciendo que actuara de forma casi irracional con el muchacho.

Por un instante, el agente Burke sintió que las piernas dejaban de responderle y tuvo que forzar a sus pulmones a que aspiraran aire, antes de que colapsaran; Nealito había estado tan cerca de la muerte... y parecía no haberse dado por enterado!!!... MALDICIÓN, NEAL!!! NO TE DIJE QUE TE QUEDARAS EN LA OFICINA!! Gritó una vez que el tal Grecco estuvo reducido por los demás oficiales.

-Neal?!!... -Dijo Peter, con la voz cansada. -Quieres venir con nosotros a casa?!!... Sabes?! Es fin de año y no me gustaría que lo pasaras solito y...

Pero el jovencito lo interrumpió, con enojo.

-Pero tú no me quieres! Por qué pretendes que vaya a tu casa?!

-Neal, eso no es cierto...- Se defendió el agente del FBI

-Que sí... por eso me pegaste...- Y una tibia lluvia de lágrimas bañó la carita linda de Neal. 

Peter no esperaba esa reacción. Tan ocupado había estado, intentando dar las explicaciones a Eli sobre lo que sucedió en el depósito que ni siquiera consoló a su niño después de la soberana paliza que le había dado en los baños de la agencia.

-Neal, escúchame, si, hijo?!... -Ante el silencio del chico, el hombre empezó a hablar.- Yo no te pegué... te castigué!!!- Le dijo, levantándole la carita, apoyando la mano bajo su mentón.- Y sabes por qué?!!.... Porque me preocupé mucho por ti.... Verte en peligro me hizo dar cuenta lo mucho que te aprecio... lo que significas para mi, hijito... Sí. Hijo! Eso es lo que significas en mi corazón, cariño. Y no quisiera que nada malo te sucediera nunca... Por eso es que me enojé tanto contigo... Por eso tuve que... ya sabes!!- Y Neal se ruborizó escandalosamente...

-Quie-- quieres decir que... 

-Que te amamos Neal...- Añadió Elizabeth, abriendo sus brazos para acurrucar a su hijo en ellos.

Neal no supo qué decir, sólo se abalanzó a los brazos extendidos de su "madre"

y se dejó abrazar y consolar. Luego sintió que su "padre" se sumaba al abrazo y lo llenaba de besos.

-No me vuelvas a pegar así, papi...-Aquello le salió del alma... Y Peter lo atrajo hacia su pecho, arrullándolo.-No te portes mal, y papá no volverá a usar el cinturón contra tu colita!- Le dijo, intentando mantener su voz seria, pero no pudo ante los pucheros de su "hijo".

-Yo me porto bien... -Refunfuñó el chico de los ojitos azules.

-Jjajajajaja.....- Se rieron ampliamente El y Peter.

-Sí, cómo no!!

-Vamos a casa, cariño... la cena nos está esperando.

Y Neal de un salto, se fue abrazado a mamá y papá, a su nueva casa....

Un nuevo año llegaba y en las vidas de los Burke, una nueva historia empezaba a escribirse... la de la llegada de su querido hijo...