Páginas Amigas

jueves, 13 de marzo de 2014

La carta


La carta                                                          
Leo adoraba jugar con la patineta o baloncesto en el parque cercano a su casa, en donde se encontraba con sus amigos, pero como estuvo castigado por tres meses por el asunto de lo del Centro Comercial, no podía ir y aún faltaban dos semanas para que se cumpla el plazo. Y si bien Renato le había ido restituyendo los privilegios de forma paulatina, e incluso el día anterior ya le había devuelto su celular,  aún no le permitía ir a las canchas ya que sabía que eso era lo que más le molestaba a Leo de su castigo.
Estaba loco por  ir ya que ese sábado por la tarde habían quedado de encontrarse ahí  con Julián y con las gemelas que estarían allí con un grupo de amigas y si bien Julián también seguía castigado, había obtenido ya el permiso de Guillermo gracias a la intervención de María la cual incluso le prestó su celular a Juli a escondidas, para que le avise a Leo que  de seguro iría, si bien se alegró por su amigo, eso lo puso un poco triste ya que él aun no había hablado con su padre y sabía que no era buena idea ir in su permiso, así que se fue al despacho de su padre.
Toc, toc
-Pasa hijo
- Hola papi
-Hola chiquito. Que sucede?
-Papi quería pedirte permiso para ir al parque
-Estás castigado Leo.
- Pero papi,  ya van a ser tres meses, por fa.
-Leo
-Papi por favor me he portado bien todo este tiempo.
-Estás seguro?
-Buenooo…. solo…. está lo del auto del profe,…. pero se suponía que no te enterarías
-Que buena defensa hijo
-Anda papi estoy muy aburrido hasta en las pelis  se ve que en las  prisiones permiten a los presos hacer deporte.
-Está bien, te quiero aquí entes de las siete.
- Si papito gracias.
Leo subió corriendo a su habitación y se puso ropa de deporte iban a jugar baloncesto y harían equipos mixtos. Como su novia estaría allí pues fue hasta el cuarto de su padre para ponerse un poco de su colonia favorita cuando y cuando estaba a punto de abandonar la habitación vio un sobrecito rosado que sobresalía de una de las gavetas del velador de su padre, Leo no pudo con la curiosidad, tomó el sobre y lo abrió sacando un papelito perfumado, dejando el sobre junto a la lámpara. Lo que leyó lo dejó estupefacto.
“Mi amor, te extraño mucho, la verdad no pensé extrañarte tanto, el estar estas dos semanas lejos de ti ha servido para que me dé cuenta de cuánto te amo y te necesito.  Estaré de regreso el domingo próximo, espero que para entonces hayas hablado con tu hijo, estoy ansiosa por conocernos y muy segura que nos llevaremos de maravilla. Te comento que aprovechando mi estancia   en  Suiza encontré dos internados muy interesantes, que garantizan el futuro de tu hijo. Solo es cuestión de decidir por alguno de ellos.
Se que nos comunicamos por Spyke cada noche pero sabes lo anticuada que soy y al saber que Mary regresaba no pude dejar de enviarte esta notita.  Hasta pronto mi amorcito. Estoy ansiosa por ser la señora Barahona.
Besos, besos, besos….y más besos.
Tu Isabel.”
 Leo sintió que las piernas le fallaban y tuvo que sentarse, respiraba agitadamente. No podía ser, Renato su papá, tenía novia y estaba al presentarlo- algo que nunca había hecho, aunque había tenido algunas- iba en serio y se casarían y tendrían hijos y él se convertiría en un estorbo, como les había pasado a varios de sus amigos del colegio cuyos padres se habían separado y ninguno se responsabilizaba por ellos, solo estaban pendientes de sus nuevos hijos. Hasta ya tenían una institución donde mandarlo lejos, muy lejos. Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, con el papelito en la mano salió corriendo de la casa sin despedirse de su padre y dando un portazo que hizo que los vidrios temblaran y que Renato se diera un susto de muerte ya que estaba my concentrado en su trabajo, salió a ver que ocurría y al asomarse a la puerta  de calle solo pudo ver a lo lejos que Leo corría como alma que lleva el diablo. Sin imaginarse lo que sucedía  y pensando que Leo se atrasaba a su importante partido Renato volvió a su despacho a continuar con su trabajo, pensando que cuando Leo llegara hablaría seriamente de lo de salir sin despedirse y dando portazos.
Leo corrió en dirección de las canchas pero se detuvo a mitad de camino no quería que lo vieran así, se apoyó en un árbol y lloró angustiosamente, se sentía tan solo, nunca conoció a su mamá, y aunque no sabía a ciencia cierta cuál era la historia, de algo estaba seguro, ella no lo quería, y ahora perdería también a su papá, seguro que él tenía algo malo para que primero su madre y ahora su padre no quisieran estar junto a él.
Guillermo volvía de dejar a Julián en las canchas y había quedado con Renato en revisar unos archivos juntos,  al doblar una esquina vio a un muchachito de la edad de su hijo sentado en la base de un árbol abrazando sus rodillas y con la cara oculta entre sus brazos, sus hombros se movían agitadamente, seguro estaba llorando, se conmovió mucho al imaginarse que podría ser Julián, estacionó el auto y se acercó al muchachito, que seguía llorando y temblaba en cada sollozo, lo tocó suavemente en el hombro y el chico levanto asustado su cabecita no había sentido que alguien se acercaba, al ver a Guillermo se lanzó a sus brazos buscando consuelo.
-Cálmate Leo….tranquilo hijo….cálmate si?- murmuraba suavemente Guillermo mientras lo abrazaba con fuerza- tranquilo…ven vamos auto- le dijo cuando notó que el chico se tranquilizó un poco.
-No me lleves a la casa, no quiero volver- Guillermo se sorprendió mucho al escuchar eso, y supuso que había discutido con Renato y que huyó de casa.
-Está bien no te llevaré a tu casa, vamos a dar una vuelta si?- Leo solo movió la cabeza afirmativamente.
Luego de unos minutos de dar vueltas sin sentido por la ciudad, Guillermo se estacionó frente a un parque, para entonces Leo había dejado de llorar.
-Baja Leo, te invito unos helados y me cuentas que pasó si?
-No quiero hablar  de eso.
-Sabes que te quiero mucho Leo, eres como un hermanito para Juli y como otro hijo para mí, no me gusta verte así, quiero ayudarte y no podré hacerlo si no me cuentas que pasó.
Leo no respondió ni levantó la mirada del piso.
-Primero lo primero…..vamos por el helado- y pasando su brazo por los hombros del muchacho  lo llevó hasta un carrito de helados.
Mientras se sentaban en una banca Guillermo insistió.
-Qué te hizo Renato?.....por qué huiste de casa?
Leo se llevó la mano a uno de los bolsillos de su chaqueta y le entregó un papel a Guillermo. Al leerlo se quedó helado, no podía creerlo.
-Leo…no se que decirte.
-Seguro la conoces y sabías de esto.
-No hijo. No lo sabía…… debe haber un error. Renato jamás se separaría de ti.
-Yo también pensaba eso, pero ya ves que no, los dos nos equivocamos- dijo Leo un una triste sonrisa mientras sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente.
-Guillermo lo abrazó con fuerza y le besó la cabeza.
-Tranquilo hijo todo se arreglará ya verás.
-No se como…no me quiero ir Guillermo……no quiero separarme de mi papá – y Leo soltó a llorar nuevamente.
-No llores más Leo, por favor no llores. Vamos a hacer lo siguiente- Leo levantó su carita hacia Guillermo con ojitos llenos de esperanza- Primero vamos a ir a tu casa y hablas con tu papá, trata de no alterarte y escúchalo. Segundo  cuando hayas aclarado las cosas me llamas a la hora que sea y me cuentas lo que pasó. Tercero aunque estoy seguro que esto debe ser un error, te prometo que no dejaré que esa bruja  te separe de tu papi, seguro encontraré una forma de hacer entrar en razón a Renato.  De acuerdo Leo?- Guillermo quería ir hasta donde su amigo, su compadre y caerle a golpes por idiota, como podía ser capaz de hacerle eso a su hijo, pero algo le decía que  había un error.
-Si- dijo Leo escondiendo su cara en el amplio pecho de Guillermo-gracias Guillermo.
-Muy bien hijo. Vamos a casa.- todo el camino lo hicieron en silencio, cuando llegaron los dos se bajaron del auto, Guillermo volvió a abrazarlo para darle ánimo y esperó hasta que Leo entró s su casa.
Renato estaba en la cocina y al se sorprendió al escuchar la puerta eran solo las 5 de la tarde, seguro paso algo para que Leo volviera tan pronto.
-Leo, hijo qué paso… por qué volviste tan pronto?
Leo permaneció inmóvil con la cabeza baja, mirando al piso- Renato se acercó de inmediato preocupado por ese comportamiento tan ajeno a su hijo, con su mano derecha levantó su mentón y vio su carita  surcada de lágrimas, lo abrazó fuerte  muy fuerte, Leo no correspondió al abrazo.
-Que pasa mijito…. Que tienes…. Te peleaste….pasó algo malo…..háblame hijito.
Leo sentía hervir su sangre ante la  actuación de su padre. Como podía ser tan hipócrita.
Le empujó con furia mientras le gritaba.
APARTATE  DE  MI… NO ME TOQUES….NO FINJAS QUE TE PREOCUPAS... NO FINJAS QUE ME QUIERES. HIPOCRITA.
-Qué?...pero que pasa hijo.
-COMO SI NO LO SUPIERAS… TE AHORRO EL TENER QUE MANDARME A SUIZA….ME LARGO  Y ENTERATE…..SOY YO EL QUE NO TE QUIERE EN MI VIDA.
Renato estaba en shock, permaneció de pié en la sala sin decir ni hacer nada. Leo corrió hasta su cuarto, puso lo primero que encontró en su mochila, se iría a casa de María, si eso haría. Cerró con rabia su maleta, entonces se percató que su padre no lo había seguido-Claro no le importa-pensó- seguro se sentirá aliviado de no tener que lidiar más conmigo- las lágrimas volvieron a asomar en sus ojos, se las secó con rabia- Qué le aproveche- dijo en voz alta dio un portazo en su habitación y bajó corriendo las escaleras.
Su padre seguía en la sala, de pié, inmóvil, no decía nada.
Hasta nunca…..que seas feliz… con Isabel- dio dos pasos hacia la puerta de salida cuando sintió la mano poderosa de su padre que de un tirón lo sentó en el sofá.
-TÚ NO SALES DE ESTA CASA.-gritó Renato desesperado.
-CLARO QUE SI, ME VOY Y NO PUEDES DETENERME, ESO ES LO QUE QUIERES.
-DE QUE DIABLOS ME ESTAS HABLANDO.
-HIPOCRITA
-VAS BAJANDO EL TONITO LEONEL, NO TE ACEPTO NI INSULTOS NI FALTAS DE RESPETO.
-VETE AL DIABLO – se levantó y le dio otro empujón a su padre, dispuesto a irse de la casa. Renato lo tomo de un brazo y lo arrojó sobre el sofá, mientras se sacaba el cinturón.
-UN INSULTO MAS LEONEL, UNA FALTA DE RESPETO MAS Y NO RESPONDO.- ensenándole el cinturón
Leo miró furioso a su padre pero se contuvo y optó por mantenerse en silencio. Renato dejó el cinturón sobre una mesita que estaba junto al sofá y se acercó a su hijo.
-Hijo por favor, tranquilízate y dime qué pasa?.................Por favor háblame…….hijito.- y la voz de Renato se rompió.
Ver a su padre con lágrimas en los ojos mató a Leo por dentro, pero recordó que solo tenían que escoger el internado y la furia volvió. Se levantó con violencia del sofá y empujó por tercera vez a su padre.
Renato lo tomo de un brazo y volvió a arrojarlo sobre el sofá, pero esta vez no le dio tiempo a voltearse porque con la otra mano tomó el cinturón y procedió a azotar a Leonel.
El primer correazo fue dado con furia. Todo el dolor por el comportamiento de su hijo, la frustración y a impotencia por no poder llegar hasta él, la angustia de perderlo, la incertidumbre de no saber qué pasaba se reflejó en ese solitario correazo que le llegó en medio del trasero, haciendo que Leo se llevara las manos hacia su solita, se volteara de inmediato y zapateara angustiosamente mientras soltaba un grito de dolor que hizo que su padre se estremeciera.
Última oportunidad Leonel. QUE PASA?- se hizo el duro Renato, ya que le dolió en el alma ese grito y aunque intención inicial era darle un paliza por su comportamiento, no tuvo corazón para hacerlo.
Leo lo miraba con miedo, mientras por su rostro  corrían lágrimas de dolor por el correazo recibido y por el temor al abandono. Llevando una manito temblorosa a su chaqueta sacó una hoja de papel que le dio a su padre. Renato lo tomó con una mirada interrogadora, pero Leo solo miraba al piso. Leyó el dichoso papelito y soltó una carcajada, se sentía tan aliviado de hallar sentido a todo esto. Leo lo miró asombrado, su papá estaba feliz? o se volvió loco?
-Todo tu comportamiento es por este papelito?
-Te parece poco?
Renato lo apachurro entre sus brazos y lo llenó de besos.
-Papi, papi….que pasa? –preguntaba Leo mientras su padre no paraba de besarlo.
-Esto no es mío chiquito
-Pero estaba en tu gaveta…..
-Y lo tomaste… pero no leíste el nombre que estaba en el sobre.
-Nooo…..nooo….no lo hice
-Vamos a mi habitación- Renato le pasó un brazo a Leo sobre los hombros, y subieron juntos hasta su habitación.
-Leonel, toma el sobre y léelo en voz alta.
-Para Fernando Barahona- el primo que llegaría en dos días a pasar dos días en casa por unos trámites familiares.
-Ayyy papi perdóname. Yo..yo creí que no me querías en tu vida, que te estorbaba, que ya no me querías.
-Por supuesto que te perdono mi chiquito y tú no eres parte de mi vida, eres mi vida, sin ti mi vida perdería todo su sentido.
-Papi, lamento mucho haberme portado como lo hice, es que me volví loco, perdóname por haberte faltado el respeto, por insultarte, por gritarte y principalmente por… por… em …empujarte. Perdón.- suplicó Leo llorando nuevamente.
-Ya chiquito cálmate, no llores.. si… cálmate…….cálmate….si……así..
-Escúchame amor, sabes que no me molesta que uses mis cosas, pero primero debes pedirlas, además tienes prohibido esculcar mis cajones.
-No los esculqué, el sobre sobresalía de una gaveta.
-Esa no es excusa y lo sabes, al igual que sabes que no debes azotar las puertas ni salir sin despedirte, además sabes que no debes leer la correspondencia que no lleve en el sobre tu nombre como destinatario y sí me faltaste el respeto, me insultaste, me gritaste y me empujaste, pero nada de eso me dolió tanto como el no saber qué sucedía, el por qué de tu conducta, el pensar que te había fallado de alguna forma y no saber en qué, todo eso  te perdono hijo. Pero por lo que sí voy a castigarte es por intentar irte de la casa, por tratar de huir de los problemas, los problemas se hablan Leonel, se resuelven, no se rehúyen….. y ahora tu castigo.
-Pero si ya me pegaste por intentar salir de casa.
-No Leo, te equivocas eso fue solo un incentivo para que dijeras que pasaba.-dijo Renato mientras se tocaba su cintura recordando que dejó su correa en la sala.
-Noo papiii….papito ya sufrí bastante pensando que no me querías.
-Nada de esto habría pasado si tan solo hubieses leído el nombre que estaba en el sobre. Ve por el cinturón Leonel, lo dejé en la sala.
-No papito, por favor….no me pegues….no con el cinturón….me duele mucho el correazo que me diste hace rato…..
-Si, estaba desesperado, me excedí y lo siento. Ven acá-Leo no se movió-no voy a castigarte con el cinturón, ven.
Leo se levantó y miró suplicante a Renato, se paró frente a él.
Renato le bajo los pantalones, Leo cerró los ojos pero no protestó, permaneció quieto, consciente de que se la había ganado y con honores. Soltó un suspiro de resignación cuando sintió que era acomodado sobre el regazo de su padre.
Serán veinte Leonel- dijo Renato mientras de un tirón hizo descender los calzoncillos de su hijo hasta medio muslo. Una franja roja atravesaba el centro de esa cola de lado a lado y la piel estaba como enronchada, por lo que sintió una punzadita de culpa, no fue su intención darle tan fuerte.
NOO, ASI NO, PAPI NOO.YA TENGO 14 . ME DA VERGÜENZA- Mientras trataba frenéticamente de subir su ropa interior, pero lo único que se ganó fue un buen golpe en las manos.
BASTA LEONEL, SOY TU PADRE CONMIGO NO HAY VERGÜENZA QUE VALGA, SABES PERFECTAMENTE QUE TE LO MERECES Y SI NO QUIERES QUE TE VUELVA A CASTIGAR ASI, PUES EMPIEZA POR COMPORTANTE COMO UN CHICO DE 14 Y NO COMO UN MOCOSO DE 5.- levantó la mano  abierta muy en alto y Leo cerró los ojos estremeciéndose de lo que vendría.
Leo gritó desde la primera palmada, su papi estaba aplicando toda su fuerza y todos los azotes llegaron al mismo sitio, justo al final de su colita donde empiezan los muslos, le dolía y le picaba tremendamente.
-YA YA PAPITOO NOOO MASSS NOOO MASSS
Siguió gritando Leo, sin darse cuenta que todo había terminado y que Renato le estaba pasando la mano por la espalda.
- Ya chiquito ya….   ya ….ya mi chiquito………. ya terminó……todo está bien…..todo está bien.
Al estar más calmado Leo se apresuró a subir sus calzoncillos en medio de siseos y resoplidos, mientras era ayudado por su padre, sus pantalones estaban en el suelo ya que salieron volando en medio de los pataleos. Renato lo sentó en sus piernas asegurándose que nada lo rozara, lo abrazó fuerte le dio un beso en la frente y le dijo
-          Ya mi chiquito ya…… ya no llores……. no fue para tanto…. Ni siquiera utilicé el cinturón.
-          De…bo da…darte las gracias?- dijo Leo entre sollozos provocando una sonrisa en su padre que se guardó muy bien demostrar.
-           No, aunque me temo que tendré que darte otra ronda por insolente.
-          No papi, yo.. yo solo preguntaba.-dijo Leo con una temerosa vocecita hundiendo su carita en el pecho de su padre.
-          Mírame Leo- y Leo levantó la mirada
-Ten por seguro que si alguna vez estoy penando en estar en serio con alguien tú serás el primero en saberlo, además ese alguien deberá primero ganarse tu cariño.  Lo más importante Leo nunca pero nunca dudes que te amo hijo y jamás jamás huyas de casa.
-          Te lo prometo papito.
-          Ven acuéstate un rato si…. Descansa
-          Quédate conmigo
-          Amor Guillermo debe estar por llegar para…
-          ¡Guillermo!, debo llamarlo papi
-          Qué pasó Leo?
-          Le enseñe la carta a Guillermo
-          Qué?... pero cómo?
-          Pues verás, Guillermo me encontró en la calle, habló conmigo y me trajo de vuelta a casa asegurándome de que debía haber algún error en esto, aunque ni él mismo tenía una explicación. Quedé en llamarlo cuando lo hubiésemos hablado.
-          ¡Vaya!...  descansa amorcito, no te preocupes yo llamaré de inmediato a Guillermo. –y se dirigió hacia la sala.
-          Está bien papi.- dijo Leo en medio de un bostezo.
Ring
-          Ren dime que todo es un mal entendido hermano
-          Hola Guillo. Si, un enorme mal entendido. Esa carta es para Fernando, mi primo.
-          ¡Que bueno!- respondió Guillermo con un suspiro de alivio- me alegro tanto de no tener que caerte a puñetazos para que recobraras el sentido común.
-          ¡Gracias hermano! tú siempre preocupado por mi bienestar jajajaja
-          Ya sabes, siempre a la orden jajajaja
-          Estoy agotado, revisamos los archivos mañana?
-          Claro Ren descansa nos vemos mañana.
-          Guillo, gracias por traerlo a casa.
-          Ni lo digas, se lo que se siente, yo tengo uno igual lo olvidas? jajaja hasta mañana.
-          Jajaja hasta mañana.
Renato subió a ver a Leo  que ya estaba dormido, se acomodó  suavemente a su lado y al sentirlo Leo se acurrucó  de inmediato sobre el pecho de su padre para seguir durmiendo.


8 comentarios:

  1. no se puede leer, seria posible que le echaras un vistazo

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  2. mas, onde se poderá encontrar niños tão carinhosos e doces? Que bom, se na verdade os adolescentes fossem assim, como são descritos em seus contos....Ah..... que invidia... Quero um igual para mim. jajajaja.

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  3. Mmm por unos instantes me dieron ganas de golpear a Renato jeje
    Me da tanta ternura la relación de ese par :3
    Te quedo genial :D
    Y bueno cuando leí que era un malentendido... Hay Leo en los líos que se mete por despistado y por chismosote :P
    Saludos

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  4. jajajaja Leo y Renato sencillamente me facinan. gracias

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  5. Genial jajajaja, disfrute mucho este cap....actualiza pronto por fa.
    Hanna

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  6. Gracias a tod@s a quienes siguen este fic especialmente a quienes se atreven a dejar sus comentarios

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  7. He sufrido un millón con este niño se me estrujo el corazón, de verdad y me dolió mucho el cinturonazo, jooooo, es injusto pero estuvo muy bueno el fic, de verdad esta y la travesura del auto me han gustado mucho de veras

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