La primera novia de Dean

Un cortito de Supernatural para exorcizar a Lady y que el “demonio devora historias” no la vuelva a poseer.

La primera novia de Dean

El pequeño Sammy daba vueltas,  y vueltas...y más vueltas en su cama…por más que lo intentaba, no podía dormir y la razón es que a sus diez años había sido testigo del acontecimiento más macabro de su vida...algo aterrador, algo horrendo, algo peor que la vacuna contra el tétanos, algo que ni en sus peores pesadillas se había imaginado… ¡Algo que ni siquiera era capaz de contarnos!

Uffff y es que no me lo van a creer pero el menor de los Winchester acababa de ver a DEAN BESANDO A UNA CHICA!!! ¡Euuugggg! ¡Que asco!

Al saber que ya no podía dormir…quizá nunca jamás en toooooda su vida, Sam se levantó de la cama, se puso sus pantuflas  de conejo y bajó nuevamente al primer piso, no porque fuera un mirón, sino sólo para comprobar que su hermano mayor siguiera con vida.

Al llegar a la sala, notó que la luz seguía apagada y la habitación se iluminaba únicamente por la lámpara de la cocina. Con pasitos tan largos como sus pies le permitían, el menor de los Winchester asomó su respingada nariz por la esquina por segunda vez esa noche…y…y…y… ¡Ahí estaban otra vez!

Sam miró con horror como su hermano mayor continuaba besando a esa chica y además le acariciaba el cabello con la mano derecha, mientras que con la mano izquierda…la mano izquierda…¿Dónde carajos está la mano izquierda de Dean?...Uhmm…quizá lo averigüemos más tarde.

Los ojitos del pequeño se llenaron de preocupación, ¿Por qué esa mujer no se separaba de su hermano? ¿Será que ella era  uno de los monstruos de los que le habló su padre la otra noche? ¡Jooooo! ¿Y si ese engendro de piernas largas  se estaba chupando a Dean?

Puede que algunos de ustedes opinen que el chiquitín está exagerando las cosas, pero yo que soy una niña muy inocente, opino igual que Sammy ¡Esto no es normal! ¡es hora de exorcizar a Dean Wincheser!

Y más rápido de lo que yo me como un chocolate, Sam corrió al sanitario y como no alcanzaba el lavadero, se le ocurrió llenar el balde con agua del inodoro…y me reservo la información si el inodoro estaba limpio o no.

Poquito a poquito, con el balde repleto y dejando caer agua a diestra y siniestra, Sam logró bajar las escaleras sin que el par de tortolitos que estaban tirados en el sofá lo tomaran en cuenta.

Quizá todo hubiera terminado diferente si ambos chicos  avisparan el Tsunami que se les venía encima, pero entonces ¿Cuál sería la gracia de la historia?

Así que dedicados a comerse mutuamente, los críos seguían en sus quehaceres muy entretenidos…. Ahhhh, imaginen a la versión adolescente del Winchester: tan varonil, atractivo, seductor,  tan acaramelado con la vecina de enfrente, a quien por cierto llevaba semanas coqueteando, ese era Dean, el chico que disfrutaba del sabor a fresa que tenían los labios de la niña, soltando sus hormonas adolescentes, dejando volar sus deseos, cediendo  a la calentura que sin previo aviso le estaban por bajar.

Con enormes esfuerzos, Sam se colocó detrás del sofá y como pudo, levantó el balde arriba y lo dejó caer de romplon sobre la cabeza de la dama.

-ARRRRRRRRRRRRQQ!!!

La chica intentó soltar un grito pero al final, tuvo que cerrar la boca porque casi se ahoga de tanta agua que tragó.

-¡Deja en paz a mi hermanito!...se escuchó el grito de guerra del menor que a pesar de ser pequeño y lucir adorable con la  carita del conejo bonny en sus pies, tenía los puñitos cerrados en señal de pelea.

Dean, quien apenas y había salido salpicado, brincó del mueble con expertos reflejos: ¡Diablos! ¡Samuel!

-¡Aléjate de ella Dean, corre que yo te defiendo!

-¿Me defiendes? ¿De quién?...Dean miró hacia todos lados por si había algún monstruo escondido, pero la única cara fea que vió, fue la de la pobre chica despeinada que se le había corrido todo el maquillaje por las mejillas y hasta por la blusa blanca que llevaba a medio poner.

-¡De esa cosa fea!...el niño dijo señalando a la muchacha que al fin reaccionó al notar las manchas en el cuello de su fina camisita.

-¡Mocoso estúpido! ¡Arruinaste mi blusa!...y dicho esto, la chica se lanzó a la cacería de la cabeza de Sam y no porque fuera un demonio, sino porque esa blusa, era precisamente el regalo que su padre acababa de compararle a su hermana mayor y ella se la había puesto sin permiso, joooo, que mala suerte!

-¡Hey!...Dean agarró a “la cosa fea” del estómago y a rastras la sacó de la casa,  vale que aquí nadie golpea a su hermanito más que él!

-¡Dale duro Dean! ¡Pégale!...las porras de Sam eran más fuertes que los gritos de los barcelonistas cuando ganaron el clásico…¡no te dejes! Muérdela!

-¡YA CÁLLATE SAMUEL!...

Uy…no, no es posible ¿o si?... ¡Hay Dios que hoy si se nos armó una bronca de las grandes!

-¿Papi?

Sammy preguntó a la silueta que entraba por la puerta principal agarrando a Dean de la oreja y soltando palmetazos con cada paso que daban.

Plaff!!...Plaff…Plaff…Plaff!

-¡Awww! ¡hay! ¡Owww! ¡Papi!...El pobre Dean daba brinquitos sintiendo el calor, ya no de sus hormonas, sino el de su trasero porque al parecer, John estaba dispuesto a meterle fuego a su retaguardia.

-¡qué papi ni que nada! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no salgas de casa cuando yo no estoy?!

-Yoo..¡hay!…yo te lo explico …Dean se adelantó a murmurar mientras se paraba de puntillas para aliviar el agarre de su padre.

John soltó el lóbulo de su primogénito y dio un vistazo al sofá notando que estaba todo mojado.

-No, tú no me cuentas nada, quiero escuchar la historia de la boca de Sam…el hombre dijo sabiendo lo hábil que era su primogénito en decir mentiras.

-¡Pero papá!...Dean gimoteó muy nervioso, sabía que si Sam le contaba a su papá sobre la niña, le caían 10 cinturonazos por lo barato!...Déjame que yo te explicooo…

-Shiiii, calladito Dean, no digas ni pío!...John se paró frente a su hijo menor… A ver sammy, dime qué pasó aquí.

Y sin más invitaciones, el inocente Sam soltó toda  la sopa, a su manera, claro: 

-Un demonio entró a la casa y se quería comer a Dean, pero yo me acordé lo que tú me enseñaste sobre el agua y llené un balde y cuando la cosa estaba por tragarse a Dean, ¡Plas! Le arrojé el agua a la cara y el monstruo comenzó a derretirse y a gritar asi: ARRRGGGDDDDD, entonces quiso matarme pero Dean que ya estaba libre me protegió y lo sacó de la casa…Sam agarró aire porque se le había acabado todo…y creo eso es todo papi.

Los ojos de John parpadearon incrédulos mientras su cerebro digería lo que su niño le contaba…¿Un demonio acababa de atacar a sus hijos y Sam salvó a Dean tirándole agua bendita al monstruo?

Al escuchar la explicación, Dean cerró los ojos e incluso apretó las nacas a la espera del primer cinturonazo...pero lo que recibió fue algo muy diferente…

-¡MIS NIÑOS!...John gritó mientras abrazaba a su hijos con mucha fuerza, y quien puede culparlo de ponerse sentimental al enterarse de que sus retoños casi pierden la vida al ser devorados por quien sabe que demonio sobrenatural… ¡Perdón por dejarlos solos!

Sam se aferraba con ambos bracitos al cuello de su papi mientras Dean estaba alucinando monos voladores por la sorpresa.

-Recojan todo ya mismo, ¡éste lugar ya no es seguro!...John rugió con su acostumbrado tono de sargento…En cinco minutos los quiero en el Impala!

-¡SI SEÑOR!...Ambos niños respondieron a coro como cadetes bien entrenados.

Exactamente cuatro minutos con diez segundos más tarde, Dean cargaba las maletas en el auto mientras su padre acomodaba a un dormido Sammy en el asiento trasero. El jovencito no pudo evitar dar un vistazo a la casa de su vecina…de donde por cierto, juró escuchar varios gritos y un par de azotes, pero quizá se equivocó y no era nada…de lo que si estaba seguro es de que jamás olvidaría a la nena de sus sueños, a la primera chica que “levantó” sus ánimos, a Lisa… su primera novia y también, su primera ex–novia.