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martes, 3 de junio de 2014

MI ORGULLO Y… ALGO MÁS!!


MI ORGULLO Y… ALGO MÁS!!

Al día siguiente, Juan José se despertó temprano, y no porque tuviera muchas ganas de ir al colegio, sino todo lo contrario, porque aunque ya no le preocupaba que su papá le dejara de querer, sí lo ponía nervioso el que fuera a hablar con su profesor, ya que aún no le contaba a José la pequeña travesura realizada.
Resignado a su destino, se sentó en la cama a esperar que su papito viniera a despertarlo, como lo hacía todas las mañanas. 

Un rato después, sintió unos leves golpecitos a la puerta y vio a su padre asomando la cabeza-       Buenos días, mi tesoro. ¿Cómo has dormido?- Le dijo José, apenas entró a la habitación, besándole la frente.  

-          Buenos días! Bien, papito! Uhmm... papi?! No le creas nada al profe si te pone quejas mías... Yo siempre me porto bien, de veras - Dijo, abrazando a su papito.

José se sorprendió ante el cambio repentino en la actitud de su niño, y eso se reflejó en su voz y en su mirada-     A ver hijo. - Le dijo, apartándolo de su pecho y poniendo una mano bajo su barbilla para que lo viera a los ojos-  De qué quejas me estás hablando?! Por qué mejor no me dices tú qué quejas me puede dar el profesor de ti, eh?! Prefiero oírlo ahora de tu boca, bebé, a enterarme por otro.
-         Es que... es que.... no sé si el profe sabe que fui yo...  Y si te digo y el no sabe, y no me acusa... y yo vengo y te lo digo? - Decía, sonando terriblemente apenado. Pero calló abruptamente al notar el rostro furioso y confundido de su padre.

-       Y si mejor yo te pongo sobre mis rodillas y te obligo a contármelo todo, a nalgadas ¡¿uhm?! Creo que eso es lo que tengo que hacer, así que ven aquí....- José lo agarró de un brazo y tiró de él para acomodarlo sobre sus piernas.

-       NOOOOO!! Papito!! Noooo! Por fis!! Así nooo!! _ Gritó Juancito, desesperado por verse en esa desventajosa posición. 

-       Entonces dime tú qué es lo que hiciste?!... Plass

-       ¡Aay! Papito!! Es que si te digo pongo en riesgo la salud de mis nalguitas!! 

-       Hijooooooooo- Le salió un tono amenazador a José. El pobre estaba ya un poco frustrado con su niño... Primero había sido la carta del profesor por copiar en el examen... y ahora?! Qué demonios podía haber hecho?! 
El hombre estaba decidido a sacarle la verdad a palmadas, de ser necesario.
-      Paaaaaa... por favor! - Gimoteó Juanjo, rogando al cielo y a su mamita porque su papi le perdonara la vida a su retaguardia. 
José respiró profundamente antes de que le diera algo, mirando atentamente el traserito tembloroso que descansaba sobre sus piernas. Realmente no quería castigar a su hijo... Pero debía saber qué era eso que había hecho y que lo tenía tan mortificado. 
Y si mejor lo dejaba tranquilo y lo averiguaba de otra manera.?!... Tal vez no era nada y él lo estaba por castigar injustamente... debía escuchar a su niño. 
-       Papito, por fa! No te enojes!! - Suspiró resignado - Si te digo, ¿me prometes que no te enojas? Por muy fea que sea la travesura?!
José se lo pensó por un momento. -       Está bien, cariño. - Le dijo, dándolo vuelta en su regazo - Prometo no enojarme.- Afirmó, estirando su dedo meñique como hacía cuando Juanjo era pequeñito. Todo, con tal de saber el gran secreto  de su ángel. 

-       Ok, papito. Entonces te digo. Bueno... aquí voy! - Otro suspiro - Te acuerdas de Felipe? El chico que puso goma en mi cuaderno de Mate? Pues, hace unos días llegó al cole con un celular nuevo, y bueno... yo hice una pequeña travesura... - Se mordió el labio -Papito, recuerda que prometiste no enojarte!!

-       Uffffff... no me la pones fácil, sabes? Y se puede saber cuál fue la "pequeña travesura"? ¡¿qué hiciste?!

-       Pues... primero, en un descuido que tuvo... porque papi, es medio tonto, sabes? Cómo deja un celu nuevo en su mesa y se va?! Uff!! Qué bruto!! Así que yo lo tomé. - Confesó, sin más rodeos, haciendo que los ojos de José quedaran como platos -Luego me aseguré de probar si era resistente al agua sumergiéndolo en  una pila... y luego, por accidente, se me cayó. Así que lo escondí en el techo en una de las canoas, que por cierto con ésta lluvia seguro ese cel está bien muerto!! Pero papi, él se la pasa molestándome y ¡llenó mi cuaderno de goma!

José parecía haber dejado de respirar mientras escuchaba la confesión de la indefensa travesura que se había mandado su mococito.

-       ¡¿Que le hiciste qué al celular de Felipe?! - Gritó cuando pudo reaccionar.

-       Que lo ahogué y lo rompí! Papi?! - Dijo en un susurro - Prometiste no enojarte ¿Recuerdas? -Le rogó a su padre, tomándole el rostro entre sus manitos. José lo tenía sentado en una de sus rodillas y contuvo las ganas de volcarlo para dejarlo boca abajo.

-       Sí, hijo. Prometí que no me enojaría. Es cierto... pero ¡¿cómo quieres que no me enoje después de semejante confesión?!

-       Mira papito, a lo mejor el profe no sabe que fui yo! No tienes por qué enojarte... además, él fue malo conmigo primero - Acusó con un puchero, sabiendo la debilidad que su papito tenía por ellos.

-       Pero lo que hiciste estuvo mal. - Dijo con gran esfuerzo de mostrarse serio el pobre hombre- Primero le robas el celular... porque sabes que sacar las cosas de otro sin su permiso es un robo, verdad?! Eres un chico inteligente y lo sabes muy bien. Y además, si Felipe te molestaba y te hacía esas cosas, tú debiste decirle al profesor o a mi. Todos los días te pregunto cómo te fue en el cole, hijito, y todos los días me dijiste que bien... ¡vuelve a surgir la mentira entre nosotros!

-       Papi yo no lo robé! No le saqué nada!! Él lo dejó sobre la mesa para que todos vieran que tenía iphone! 

-       ¡Agarrar las cosas sin permiso, es robar!- Le sermoneó. 

-       Perdón, papito... no lo vi así!!  Y además yo no quería molestarte con mis problemas... no quería ser una molestia, papito! Y... y no te mentí... sólo... omití ciertos detalles a la hora de responder. 

-       Hijo, hijo... ¡¿qué haré contigo?!- Susurró José, abrazándolo con fuerzas.- Nunca serás una molestia para mi.

-       Perdón, papito. Solo quería hacerle una bromita por todas las que me ha hecho, pero creo que se me pasó la mano: el celular se lo acababan de comprar y creo que tuvo problemas en su casa por mi culpa! Lo siento, papito! No sé si el profe sabe que fui yo y si quiere hablarte también de eso ¿si me expulsan?

-       Ok mi niño! No me hace feliz lo que hiciste porque sabes muy bien que estuvo mal, pero gracias por confiar en mi.

Juan José lo abrazó y le dijo:

-       ¿Me perdonas, papito? ¿estás enojado?

-       Siempre chiquito! Prometí no enojarme, recuerdas?... -Le dio un beso- Y no me importa si tu profesor sabe o no, yo quiero que le pidas disculpas a Feli y le regresarás un celular nuevo...

-       Pero...  pero papáaaaa! Me van a suspender!! -Se quejó con indignación- Y de dónde saco un celular? Yo no quiero decirle nada a Felipe, él me odia. 

-       Yo te daré el dinero para el teléfono y hablaré con tu profesor, le diremos tus motivos para hacer lo que hiciste y si consideran aún que tienen que suspenderte, lo aceptamos y listo. Y en cuanto a ese muchacho, pues... ¿nunca hablaste con él? ¿No le preguntaste por qué le caes mal?

-       No! He estado muy ocupado evitando que me moleste, papá, como para ir a intentar ser su amigo!!- Dijo ya con mal modo y un tanto molesto.

-       Y también has estado muy ocupado planeando una venganza ¿verdad? No lo entiendo, hijo. Tú eres un chico inteligente

-       Pero no soy de palo, y ya me cansé de que me estén molestando!! Qué no lo entiendes, papá? Ellos me molestan porque saco mejores notas que ellos, y ahora tu quieres que sea su amigo?!

-       ¡No te estoy pidiendo eso! - Respondió sujetándolo del brazo cuando Juan José quiso ponerse de pie.

-       Si!! Quieres que me disculpe con él y yo no quiero!! Eres malo igual que ellos. -Gritó.

-       Hijo! Ven aquí! Si tú me puedes decir que está bien lo que hiciste mirándome a los ojos, yo te prometo no insistir más con el asunto.

-       Yo nunca dije que estaba bien, sólo que no quiero disculparme con él. 

-       Eso es porque estás siendo soberbio.

-       ¡No me insultes, papá! ¡Eso lo serás tú! Ya en la escuela me dicen cosas feas ¿y ahora tu también? No se valeeee!!

-       Plasss- Retumbó la mano de papá- Te estás pasando de malcriado.

-       ¡Aay! ¡Papitoo, no snif dijiste snif que no snif te ibas snif a enojar?!! Buaaaa!! Ya no te quiero. - Por más que Juanjo intentara poner sus ideas en frío, no podía más que concentrarse en la injusticia que su padre estaba cometiendo con él!  

-       ¡Basta, hijo! Se acabaron los chantajes!- Respondió su padre

-       Pero es que yooo... no quiero pedirle disculpa a Felipee, y no voy a hablar contigo más.

Y  Juan José, al ver que su papá no pensaba irse, se dispuso a salir él de su cuarto.

-        A mí no me vas a dejar con la palabra en la boca, jovencito! Vuelve aquí!

Y don José se levantó para seguir a su angelito, quien se dirigía hacia la puerta principal sin importarle que estuviera en pijama.

-       ¡Juan José! ¡Estoy hablando contigo, mocoso! Regresa a tu habitación o te regreso yo... pero a nalgadas!! Y sabes que lo haré

Juancito se detuvo por unos segundos y miró a su padre, sabiendo que estaba hablando muy en serio, pero estaba muy enojado con él como para obedecer.

- Noo! Tú no me entiendes!! Yo no voy a disculparme con ese tonto.

José no entendía de dónde venía la rebeldía que mostraba su hijo.

-       ¡Es lo que menos puedes hacer! Y lo harás. y no se hable una palabra más.- Vaya que el día no había empezado nada bien! Pensó, tratando de contar hasta 10 para recuperar la poca paciencia que tenía.

-       ¡NO! No quiero! - Qué terco era su padre... grrr!!! - Si lo hago, él luego se va a desquitar conmigo que no entiendes ¡él me odia papá! no lo voy a hacer y no me puedes obligar ¡porque me voy! 

-       ¡Ah, noo! ¡Eso no, hijo! A mí no me amenazas de esa forma. - Papá lo atrapó del elástico del pantalón del pijama y comenzó a tirar de él, llevándolo a su habitación.

-       Nooo!!! Papá!! Sueltaaaaaaameeee! ¡Que me suelteeeees!! - Exclamó entre asustado y enojado.

Pero José, lejos de soltarlo, apresó a su bebé por la cintura y lo alzó en el aire. Así se lo llevó a su cuarto, y lo dejó en la cama, mientras él corría a buscar el cinto entre sus ropas.

-       Paaapitooo, hablemos. Papitooo, ya me porto bien. Papito. 

-       ¡¿Ahora sí vas a escucharme?! -Dijo, blandiendo el cinturón en su mano derecha.

-       S-ssii, papito lindo! Pero... deja eso snif por snif fis, papi snif- Lloriqueba, haciéndose pequeñito en su cama. 

José sintió que todo el cuerpo le flaqueba. Ver a su bebé en esas condiciones le hacía doler el corazón. No pudo mantenerse más en esa postura de seriedad que intentó mantener y se sentó a su lado en la cama, lo tomó entre sus brazos y lo acunó en su regazo.

-       ¿Qué fue eso, hijito? ¿uhm? - Le murmuró a la cabecita acurrucada en su cuello -Tú no eres así... 

-       Papito... es que tengo miedo. Yo me he estado portando mal, primero con lo Felipe... aunque no me arrepiento mucho de eso; él es muy malo conmigo... y luego, lo del examen. 

-       Ay, hijo. No te voy a negar que no me enorgullecen tus diabluras... es más, ahora mismo estoy tentado en darte una palicita con ésto! - Le dijo, mostrándole el cinto, y su niño se tapó la colita, hundiendo su rostro en el pecho de su papi - pero tú eres mi hijito y es mi "deber" perdonarte y enseñarte para que no repitas esos errores.

-       Pero no me voy a disculpar, papi. Si Felipe sabe que fui yo, se va a vengar. No sabes cómo se puso cuando se dio cuenta que no tenía su cel y creo que hasta le pegaron en su casa. Papito, no me la va perdonar!! Y si me suspenden?! Papi, te prometo que ya me porto bien, de veras... pero no me obligues! 

 José le miró hablar, notando los pucheritos que su niño hacía con cada palabra que salía de su boquita. Sintió una necesidad de protegerlo, de cobijarlo, y lo acurrucó más contra su pecho, con todas sus fuerzas, dedicándose a suspirar el perfume de sus cabellos

-       Mi niño, tranquilo. Papá va a ayudarte a solucionar todo, pero necesito que me digas la verdad siempre y que te portes bien, como siempre lo has hecho. No me gusta tener que castigar a mi tesoro.

-       No!!! No me castigues, por fa, papiii, ¡por fa! No lo vuelvo a hacer... Papi, seré bueno, por fis..

Juan José le hacía esa mirada de cachorro abandonado con la que casi siempre conseguía lo que quería, pero está vez estaba tardando en hacer efecto su técnica y ya se empezaba a poner nervioso mirando a su papá tan serio.

Con un suspiro de tristeza, José tomó una decisión-       Te amo, bebito, por eso no puedo dar marcha atrás en mi decisión... vamos, ponte de pie unos momentos. -Le ordenó, levantándolo de su regazo y parándose a la par del niño.

-       Nooo papi ... si yo no me iba a ir de la casa , no era en serio, papito. No te vuelvo a hablar así .... no quiero. - Lloraba desesperado - Papito, se nos hace tarde para el cole... Ay, papi, no lo hagas.

El señor hizo oídos sordos a los lloriqueos de su nene. A pesar de no querer hacerlo, José pasó su brazo por debajo del estómago de Juancito y lo hizo inclinar, dejando el traserito a disposición de su otra mano. 
Con todo el dolor de su alma empezó a castigarle; no quería, pero debía hacerlo. No podía permitir que su hijo empezara a comportarse como un adolescente desobediente y rebelde sin que hubiera consecuencias! Mejor unas lágrimas ahora y no después, y con consecuencias mayores. 
Dejó el cinto, pensando que con eso podía lastimarlo así que decidió poner un poco más de fuerza en las palmadas. Y así se hizo notar con el primer PLASSS... que resonó como un eco en la habitación.

-       ¡Aaaayy!  Papito, ya te entendí, no hace falta más, papito! De veras. 

-       ¡Exagerado! - Murmuró José, estrellando una docena de duros golpes en la cola de su niño.

 -       Buuaaa!!! Papito!! Buuaaa!! Ya entendí... buaaa papi soy inteligente!! No necesitó mas!! Buuaa!! Yaaa... que dueleeee.

Sollozaba el angelito, tratando de cubrirse su retaguardia con infructuosos resultados.
-       Sé que eres inteligente, hijo pero ahora papá te está castigando por tus faltas, así que quita esa mano que no he terminado. 

-       ¡Nooooo!, ¡nooo! Me dueeeleeeee... buaaaaaa.... ¡ya noooo! ¡ya nooo! -Gritaba, moviéndose desesperado por soltarse, aún cuando sabía que su papá lo sostenía con firmeza.

-       Basta!! Deja el escándalo, que no es para tanto... o te daré motivos reales para gritar así!- Dijo tomando la faja que había puesto a un lado, y mostrándosela 

-       Buaaaaaaa... malooooo... maaaloooo... ¡no me quieress! Buaaaaaa!!! -Gritó asustado, pues aquello siempre había servido como amenaza y nada más, y ahora que papá lo agarrara era porque estaba tan enfadado que no le importaba lastimarlo.

-       Pero que dices, hijo?! Claro que te quiero, así que deja el escándalo o te daré con ella, estamos?! Última advertencia  - Y puso aquella horrible cosa a la vista de su niño, aun no había llegado el día para usarla y don José esperaba que nunca llegara; él sabía lo que dolía y por eso la evitaba.


Juan José se dio la vuelta como pudo y se abrazó a su papá.

-        ¡No más, papi, no más! ¡Por... por favooor!!! Buaaaaaa!!!

-       Hijo, me has mentido y no puedo poner otro nombre a lo que has hecho que no sea el de robar, me has hablado de una forma indebida y amenazado con irte de casa, ¿crees que ya ha sido suficiente con unas pocas palmadas?

-       Noooo, pero me dueleeeee... snif sniiiif... 

-       Hijito es un castigo, y por supuesto que duele. Lo sé bien, mi bebe.

Juan José abrazó con fuerzas a su padre, aspirando en su pecho el perfume que tanto le gustaba. Paulatinamente fue aflojando sus manitos, hasta soltar a su papá.

-       ¡Promete que luego me mimarás mucho! - Le dijo con lágrimas nublándole la vista.

-       Yo siempre te mimo mucho, corazón, no solo cuando te castigo - Lo volvió a poner en posición sobre sus piernas y le dio dos fuertes palmadas más y luego lo puso de pie y lo abrazó - Prométeme que no lo harás más, vas a disculparte y a aceptar cualquier sanción que te impongan en la escuela, no me vas a ocultar nada más, hijo; yo estoy aquí para ayudarte siempre, por favor confía en mi, yo te amo con toda mi alma, Juancito de mi corazón.  

-       Snif snif... yo.. yo ta-también, papiiii.. snif snif.- Suspiraba entrecortadamente, dejándose mimar por su papito lindo, que le dibujaba círculos en la espaldita y le besaba la frente y los ojitos. 

Luego de unos minutos de mimos, papá dijo:

-       Hijo. -Lo movió un poquito-  vamos, que se hace tarde. A bañarse mientras yo preparo el desayuno, que tenemos que ir al colegio - Y lo motivó a moverse con una palmadita suave en la cola.
-Auuuch!!! Ya voy, ya voy!! -Se quejó y salió rápido de la habitación a buscar ropa.

Una vez su padre salio de la habitación, Juancito regresó y tomó la faja que había quedado en la cama y se la llevó y tiró al basurero. Era mejor prevenir, pensó.... hoy la vio muy cerca.


5 comentarios:

  1. Hola chicas
    Que hermosa historia, me dio un poco de pesar Juancito u.u y esos mocosos como pueden molestarlo si es tan lindo jejeje que bueno que la tiro xq ahora si estuvo cerca
    Este niño y su padre me han robado el corazón <3
    Quiero muchos capítulos mas xD escriben genial mujeres
    Saludos

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  2. Caray, tengo que pedirle consejos sobre cómo vengarse! xD

    eso, eso, que tire ese feo cinturón >.<

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  3. Jajaja con tal no lo castiguen por tirar el cinturón de su padre...todo esta bien.

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  4. Juan Jose me agrada! pero no quisera estar en e lugar de su papá el pequeño genio es demasiado listo, jajaja desechó el cinturón.

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  5. Chicas como siempre se han lucido... Juanjo es un sol

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