Una rosa… dos rosas…

Una rosa… dos rosas…

Una rosa para mi princesa… dos rosas para mi princesa… tres rosas para mi princesa… cuatro rosas para mi princesa… y así estuvo toda la tarde mientras sus opas los buscaban como locos… no podían perder al tigrecito… habían conseguido que Sean fuera al campamento del colegio y ellos perdían a su nieto… bueno no perderlo… perderlo no, solo no sabían dónde estaba…

Cuando escucharon el grito del jardinero

“MIS ROSAS”

“SON LAS ROSAS DE MI PRINCESA” le grito Tivi

“tigrecito” corrió el opa a tomarlo en brazos…

“baja opa… el tigrecito corta rosas” le explico…

Y la oma miraba raba al jardinero que ya lloraba el más perfecto jardín estaba reducido a tierra revuelta y rosas esparcidas.

“Steve la oma te dijo que no podías sacar las flores”

“Son de mi princesa” le saco la lengua.

“eso no se hace bonito mío” le dijo el opa dándole una palmadita

“buaaaaaaaaaa me golpeaste”

¡zas! ¡zas!

“y no puedes salir de casa… no sabíamos dónde estabas”

“buaaaa… sólo estaba cortando rocitas para la Kathyta”

“la próxima vez me las pides” le dijo Martín el jardinero

“gracias Martincito eres el mejor” le sonrió el Tivi que tomó un puñado de flores salió corriendo… las advertencias a Steve no le servían de nada. Los tres adultos le sonrieron Tivi no cambiaria jamás y ellos tampoco querían que lo hiciera.