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lunes, 6 de abril de 2015

Chapter 82: Hermanos



 


Chapter 82: Hermanos
 


N.A.: Me voy de monitora de campamento desde éste Viernes 28 hasta el 7 de Julio. No creo que me de tiempo a actualizar mañana (aunque quién sabe) así que puede que esto sea una despedida momentánea. Paz y amor. Disfrutar de las vacaciones, quien las tenga ;)
Muchas gracias por vuestras reviews, mensajes de ánimo, deseos de que me ponga buena (estoy mucho mejor ^^) y deseos de muerte para Barbas xD isami87, NickPeter lover, nekitatwilight, noneWinchester... fue un subidón leeros :D
¡Nos leemos a mi vuelta!
 


REALIDAD 1
Aquél "encantado, Peter" simbolizó una línea. Un punto en el que había un antes y un después. Peter se dio cuenta de que lo precipitado de los acontecimientos no le había permitido imaginar lo que iba a ser su vida en el futuro inmediato. Una vez Chris supo quién era él, Peter ya no tenía que esconderse. No tenía que fingir ser otra persona. Y no estaba atado con cadenas en el subsuelo más estéril, como había estado los últimos tres meses. Así que para él, aquello fue una notable mejoría.
Quizá por eso decidió intentar jugar a su juego. Ser el "niño bueno" que Chis quería que fuera. Ya no por aparentar ser quién no era, sino por intentar encajar allí. Probó un estilo de vida que no conocía, que no le gustaba…Pero Peter siempre se había adaptado bien a los cambios. Su vida, al fin y al cabo, había sido un cambio continuo. Era hasta… divertido. Se entretenía al ver lo diferente que era ese mundo al suyo y sobre todo al crispar a Chris. Decidió convertirlo en un deporte: una especie de "a ver cuánto aguanta Christopher". Empezó aquella misma tarde:
- Tesoro, baja los pies de la mesa – pidió Chris, antes de poner una película, que iba a ser el plan familiar para aquél día. Los chicos estaban muy fríos entre sí. Leo y Nick parecían pensar que estaban con un extraño, lo cual era bastante cierto así que Chris estaba buscando formas de acercarles un poco. Los pies de Peter estaban en la mesa de cristal y aparte de que aquello no era una forma correcta de estar sentado, impedía el paso. Por eso le pidió que los bajara. Peter lo hizo, con exasperante lentitud. Entonces, segundos después: - Peter, deja que se sienten tus hermanos.
Peter se había tumbado en el sofá cuan largo era, impidiendo más ocupantes. Lazó una ceja como diciendo "¿mis hermanos?" pero no dijo nada. Siguió con su juego de "pequeñas cosas que sacan de quicio a Chris" y encogió las piernas, apoyando los pies en el sofá con las deportivas aun puestas.
- Peter, si vas a poner los pies en el sofá, descálzate.
Peter sonrió. Chris empezaba a sonar exasperado. Peter obedecía, con su mejor cara de "no voy a dar problemas" pero se lo estaba pasando muy bien. Aunque se estaba quedando sin ideas…Mmm… Cogió las palomitas y en vez de comérselas, las engulló con malos modales haciendo que más de la mitad se cayeran al suelo.
- Peter, ten más cuidado. – dijo Chris, con un suspiro, y Peter notó que eso le molestaba. Probablemente porque todo lo que ensuciara luego tendría que ser limpiado, así que decidió ir por ahí, y empezó a tirarle palomitas a Nick.
- ¡Ay!
- Tío, esto no duele – dijo Peter, y siguió.
- No, pero me molesta. ¿Quieres parar, imbécil?
- Imbécil tu puta madre.
Pese a lo "elevado" de los insultos, aquello para Peter era una conversación amistosa habitual con su hermano, como si fueran insultos suaves y de broma. Nick, ni lo vio así ni tenía esa actitud.
- ¡O la tuya, subnormal!
- Nicholas, o cambias de actitud o vemos la película sin ti – intervino Chris, y la boca de Nick se abrió, con sorpresa e indignación.
- ¿Yo? ¿Si "yo" no cambio de actitud? ¿Pero tú le has oído? ¿Le has visto? Actúa como si fuera el rey del salón y…¡ha empezado él! – protestó.
- "Ha empezado él". Muy maduro, Nick. – reprochó Chris.
- ¡Para inmaduro él, que no sabe sentarse ni comer sin hacer el guarro!
Nick no se lo podía creer. ¿Chris defendía a ese imbécil? ¿Defendía a ese usurpador desconocido antes que él? Chris les había dicho todo eso de "vamos a tratarle como si fuera de la familia" y "esto no es fácil para él" pero Nick no se lo tragaba. Él quería a su hermano, y no a ese sucedáneo idiota robafamilias. Además, Amy le había curado el labio, pero aun lo tenía hinchado y le dolía.
Chris fue consciente de que, aparte de que no habían empezado con muy buen pie, Nick repelía a ese Peter porque "no era su hermano". Así que intentó hacer aquello por la vía diplomática:
- Dale tiempo – dijo, como si Peter no estuviera allí. – Esto le cuesta. No sabe lo que está bien y lo que está mal…
Peter frunció el ceño, y aunque había disfrutado al ver como Chris se ponía de su parte, decidió intervenir.
- Christopher, yo sé perfectamente lo que está bien y lo que está mal. En mi mundo no somos tontos, ni las palabras tienen un significado diferente. Sé que robar está mal, por ejemplo. La diferencia es que nosotros aspiramos a hacer cosas malas, y vosotros a hacer cosas buenas. Sé que está mal y aun así lo hago, porque hacer algo malo en mi mundo es bueno ¿entiendes?
Chris le miró con mucha atención.
- Pues aquí, hacer algo malo, es malo.
- Es por eso que aún no te he quitado el reloj, por ejemplo.
- Oh, gracias por tu increíble amabilidad – dijo Chris, sin poder reprimir el sarcasmo. Peter sonrió, con malicia.
- De nada. – replicó con descaro, y le tiró otra palomita a Nick.
- No hagas eso: a tu hermano le molesta.
- Sé que le molesta: por eso lo hago.
Chris respiró hondo. Como ese chico se quedara mucho tiempo por allí iba a tener que apuntarse a clases de relajación. Y encima, no sólo tenía que aguantar a "Don malos modales", sino también a un enfurruñado Nick. Chris sabía que aquello iba mucho más lejos de que Peter fuera "un poco molesto". Nick estaba enfadado porque quería a su hermano de vuelta y quería saber, como él mismo, lo que había pasado. Definitivamente, Chris no podía quejarse: "enfurruñado" era un estado de ánimo demasiado positivo para lo que Nick debía de estar sintiendo.
- ¿Vas a poner ya la estúpida película? – preguntó Peter.
- Cuando baje Amy.
- ¿Y qué le lleva tanto tiempo a esa imb…adorable mujer? – protestó Peter, autocorrigiéndose ante la mirada asesina de Christopher.
- Sin insultar – le recordó. Ya le había dejado pasar demasiadas malsonancias. – Amy bajará cuando pueda. Se está dando un baño y nadie va a meterle prisa.
Justo en ese momento la mujer bajó, con el pelo mojado.
- ¡Por fin! Las mujeres son unas tardonas. – resopló Peter. Chris le miró mal, pero no dijo nada.
- En los días que llevo conviviendo con cuatro hombres puedo decirte que vosotros tardáis más. – replicó Amy, con una sonrisa, terminando de bajar las escaleras.
- Será en tus sueños. Entre depilarse y demás gilipolleces…
El tono de Peter hacia ver que iba más en serio que en broma. Chris se puso alerta, pero Amy seguía de buen humor.
- ¡Pero si tú también te depilas! – replicó con un risita. Peter, Nick, y el propio Chris eran de esos chicos que prefieren tener la piel lisa. Claro que ellos usaban cuchillas y no cera, pero no por eso tardaban menos, llegado el caso.
- ¿En serio? ¿Aquí hacéis eso? – preguntó Peter, con incredulidad. Él no lo hacía - ¡Panda de maricones! Cachorros, paz y amor, comer verdura como los conejos, sesiones de estética…Me pregunto si el otro Peter no será una chica después de todo…
Antes de que Chris pudiera abrir la boca, Nick le asestó un puñetazo a Peter.
- Te lavas la lengua antes de hablar mal de mi hermano.
- ¡Basta! – replicó Chris, al ver que Pete iba a contraatacar – En vista de que no sabéis estar tranquilamente en una misma habitación, no hay película.
- ¡Pero papá!
- No protestes, Nick que te mereces algo peor por golpear a tu hermano.
- ¡No es mi hermano! – gritó Nick.
- ¡He dicho que basta, Nick! – ordenó Chris, al que esa frase no le gustó nada en absoluto. – Si tengo que repetirlo hablaremos arriba ¿entenido?
La amenaza era bastante clara. Nick dudó sobre si replicar, u obedecer, pero finalmente decidió quedarse en silencio, aunque fulminó a Chris y a Peter con la mirada, turnándose para asesinarles a ambos con los ojos.
Leo había estado muy callado, en su rincón del sofá, pero en ese momento intervino.
- Papi, por favor, vamos a ver una peli. – pidió, con su voz más infantil, y entonces, incómodo en su asiento, se levantó y caminó hacia Peter, que solía ser su asiento portátil. Sin pedir permiso, como acostumbraba, se sentó encima suyo. Peter se quedó congelado al ver que le estaba tocando. Chris tuvo miedo de que le apartara de un empujón, pero el chico se limitó a ponerse rígido, y esperar.
- ¿Qué haces?
- Sentarme
- ¿Por qué?
- Eres cómodo. – dijo Leo, encogiéndose de hombros. - ¿Podemos ver una peli? – volvió a pedir, mirando a Chris.
- Si tus hermanos se comportan…
- Él no es mi hermano – dijo Leo, haciéndose eco de las palabras de Nick, pero él habló sin ira. – Pero se parece mucho y es igual de cómodo.
Dicho esto, se echó para atrás y se apoyó en el pecho de Peter. El chico le miró con la boca semiabierta. Lentamente levantó un brazo y envolvió a Leo con él. Estaba alerta, tenía la respiración agitada pero por alguna razón, no había hecho que el niño se quitara de encima.
- Es tan confiado… - dijo Peter, en voz alta, sin darse cuenta. Le fascinaba la facilidad con la que el niño se acurrucaba sobre él, indefenso pero a la vez sintiéndose seguro, como si supiera que él no iba a hacerle daño. No presuponía que sólo sabía molestar, como aquél Nick, ni le daba el coñazo, como Christopher. Definitivamente, ese niño era el que mejor le caía de su "familia temporal".
Y así, vieron la película: Leo encima de Peter, sentado lo más alejado posible de Nick. Y Amy acurrucada junto a Chris, compartiendo los dos un solo sillón.
- ¿Peso mucho? – preguntó ella, hacia la mitad, dado que estaba encima de él.
- En absoluto.
- Si quieres me quito…
- Como que yo voy a dejarte – dijo Chris, y la acarició el brazo.
- ¡SSSh! – dijeron Peter y Nick a la vez, los dos echados para adelante, absorbidos por una película que les gustaba mucho. Chris sonrió. Sin darse cuenta, esos dos por fin estaban de acuerdo en algo, desde que Peter había llegado. La sonrisa no le duró mucho sin embargo, y suspiró.
- Ven – susurró, al oído de Amy, y la dio un beso tierno – Vamos a hablar.
Ella le siguió, y fueron a la cocina.
- Tú dirás.
- En el fondo, Nick tiene razón ¿sabes? No sé por qué me esfuerzo en hacer como que todo está bien. Nada está bien. Mi hijo está quién sabe dónde y su doble maligno está sentado en mi sofá.
Amy se tomó su tiempo para responderle. Caminó hasta la nevera, sacó un poco de zumo, y sirvió dos vasos. Caminó hacia Chris para entregarle uno.
- ¿Y qué sugieres? ¿Abandonar al pobre crío a su suerte? No sabes por qué está aquí, pero por lo que me has contado, no "se le permite" decírtelo, de lo que se puede deducir que está aquí contra su voluntad. Aun se me escapan las sutilezas de la magia, pero creo que las probabilidades de que se hayan llevado a nuestro Peter y nos hayan dejado a su copia por casualidad son bastante nulas. Alguien ha hecho esto y ese mismo alguien puede ir detrás de ese chico que está ahí sentado. ¿Acaso quieres dejarle tirado, sólo, y a merced de quien esté detrás de todo esto?
- No, ¡claro que no! Pero…
- ¿Y acaso ese chico tiene culpa de que Peter no esté?
- No él no, pero su padre…
- ¿Ahora eres de los que culpan a los hijos por los errores de sus padres?
- Amy por favor, ¡parece que no me conozcas!
- Entonces, te sugiero que dejes de lloriquear. Sí, Peter no está. Sí, es una mierda. Y sí, vamos a encontrarle. Pero hasta entonces, vamos a cuidar de ese chico. Como si fuera nuestro.
- ¿Nuestro? – preguntó Chris, sonriendo un poco, y alzando una ceja. Amy se dio cuenta de lo que había dicho, y se ruborizó.
- Tuyo – se corrigió.
- Nuestro – replicó Chris, y salvó la distancia que les separaba de un paso para darle un beso.
Disfrutaron de unos momentos a solas hablando y tomando algo, pero la paz se terminó cuando se acabó la película.
- ¡QUITA TUS ASQUEROSOS PIES DE MI CARA! – gritó Nick.
- Tío, relájate, no soy el único al que le huelen los pinreles. – respondió Peter.
- ¡NO ME LLAMES TÍO! ¡TÚ NO PUEDES LLAMARME ASÍ!
- ¿Qué es, alguna clase de apodo exclusivo de hermanos? He dicho "tío" no "mi amor".
- ¡ESTOY HARTO DE TI Y DE TU ACTITUD DE "SOY EL REY DE LA FIESTA". No eres nadie ¿me oyes? Sólo eres un maldito acoplado, un paria al que mi padre le tiene lástima, y ese es el único motivo de que te deje estar aquí. ¡PERO YO NO QUIERO QUE ESTÉS!
Se escucharon ruidos violentos y en seguida Leo entró corriendo a la cocina y se abrazó a Chris.
- Papi, papi ¡se están peleando! – dijo, algo asustado.
Chris le dio un beso rápido para tranquilizarle, y le apartó suavemente para volver al salón. Allí se encontró a sus dos hijos por el suelo. Bueno, a su hijo y a su mediohijo, a falta de una palabra mejor.
- ¡Eh, vosotros dos, ya basta!
Ni siquiera supo por qué se molestó: era evidente que no iban a hacerle caso y efectivamente no se lo hicieron. Siguieron golpeándose mientras se insultaban. Al tercer "hijo de perra", Chris sintió que la vena del cuello le iba a reventar.
- ¡DIJE QUE YA BASTA! – rugió, tan fuerte que se raspó la garganta. Nick dejó de intentar matar a golpes a su rival, pero Peter no fue tan obediente. Chris ayudó a Nick a salir de debajo del enfurecido muchacho.
- ¿Qué narices os pasa? Cada uno a su cuarto, ¡AHORA MISMO!
- No, papi, por favor…- dijo Nick.
- El tiempo del "no, papi por favor" ya se ha acabado, Nicholas. Entiendo que esto es difícil y por eso he tenido paciencia, pero no voy a permitir peleas de gallos. Arriba. ¡Ahora!.
Nick subió corriendo, pero Chris aún tenía que forcejear con Peter para que no le persiguiera.
- ¡Tú también! ¡Te calmas, y subes a tu cuarto!
- ¡No tengo cuarto!
- Usarás el de Peter. Ahora ve.
- ¡No!
- No te estaba preguntando. – gruñó Chris, pero luego suspiró, y recordó que los gritos no eran el mejor medio para conseguir algo de ese chico. Recordando lo que había sucedido esa misma mañana (¿por qué todos sus días eran una batalla continua?), decidió proceder con tranquilidad. – Sube a tu cuarto, Peter – pidió, con serenidad.
- No, Chris, por favor…
"Anda, mira, ¡si hasta sabe pedir las cosas por favor!" dijo una voz sarcástica dentro de él.
- No hay por favores que valgan, Peter. Te he dado unas normas muy caras y estoy seguro de que las recuerdas. Además, por lo poco que sé, no hacer daño a la familia es una de las pocas cosas que son igual en éste mundo y en el tuyo.
Los ojos de Peter se humedecieron.
- No llores – dijo Chris, pero no fue brusco, sino dulce. – Vamos, subamos a tu cuarto.
Utilizó el plural, y le acompañó. Una vez arriba Peter hizo algo curioso: tiró de las mangas de su chaqueta, como para protegerse las manos, y se abrazó a Chris, con miedo, como si le quemara, pero a la vez con desesperación. Fue extraño, porque le agarraba con los brazos, pero tenía el torso alejado, en esa especie de miedo por ser tocado, pero con la necesidad de que lo hicieran. A Chris le dio mucha pena, y sintió aún más cuando empezó a llorar. Intentó acariciarle el pelo, pero fue imposible, así que le acarició el brazo. Por lo visto, las zonas totalmente prohibidas para ser tocadas eran la cabeza y la espalda. Ahí sí que no había valentía posible: Peter entraba en pánico directo si le tocaban ahí. Con mucho esfuerzo, parecía tolerar que el tocaran el brazo. Así que Chris le acarició lentamente, como de forma artificial al principio, muy forzado todo. Pero al chico parecía valerle.
Mientras tanto, Amy tranquilizó a Leo y le puso algo de merendar. Luego, decidió subir al piso de arriba, aunque con algo de inquietud por lo que pudiera encontrarse. Chris debía estar con Peter, porque Nick estaba sólo en su habitación. Tras unos segundos de duda, Amy entró. Nick levantó la cabeza. Esperaba ver a Chris. La bajó al ver a Amy.
- ¿Qué ha pasado, cariño?
- Ese capullo me ha sacado de mis casillas y ahora papá se ha enfadado.
- Puede que yo también me enfade si sigues hablando así. He oído que os habéis llamado unas cosas muy feas.
- Amy, no me hables así, no soy un niño.
- ¿Acaso he dicho alguna mentira?
- No le he llamado "cosas feas". Le he insultado. Porque se lo merece. Porque es un imbécil, y un cabrón y un usurpador de mierda…
Amy le puso la mano en la boca para silenciarle.
- Tienes razón: le has insultado. Y no sólo eso: le has golpeado. Que yo sepa son dos cosas que tu padre no te permite hacer. Así que no empeores tu situación. Yo venía a animarte un poco, pero si sigues así tal vez consigas que te castigue yo también.
- Tú no puedes castigarme. – dijo Nick, y Amy dudó por unos instantes. Sinceramente, ella tampoco sabía si "podía" castigarle. Para empezar, no era su hijo. Ella empezaba a sentir como si lo fueran, pero no lo eran, y Chris se podía mosquear aunque algo la decía que era poco probable. Pero además, no estaba segura de "poder" hacerlo. Ella no quería ni se sentía capaz de hacerle ningún daño. Aun así, sacudió la cabeza y su voz sonó firme cuando habló:
- Puedo, si creo que te lo mereces. Pelearte con Peter de la forma en que lo has hecho es motivo suficiente para que te muestres aunque sea un poco arrepentido, así que deja de lado esos humos de gallito.
- ¿Arrepentido? ¿Por poner a ese idiota en su sitio? ¡De lo único de lo que me arrepiento es de que papá no me haya dejado machacarle!
- Vale, Nick, está bien. Ponte de pie, vamos.
- ¿Qué?
- Te he avisado. Esa no es forma de responder cuando estás metido en problemas. – dijo Amy, y se sentó en la cama.
- ¿Acaso pretendes pegarme?
- Lo pretendo, y lo voy a hacer.
- ¡En tus sueños!
- En los tuyos, si quieres, pero ahora también.
Nick parpadeó sorprendido por esa respuesta. Él podía ser deslenguado, pero Amy también era rápida en sus réplicas, y tenía el mismo punto descarado que él. No se dejó impresionar.
- ¡Y una mierda!
- Vigila tus palabras y ven aquí ahora mismo si quieres conservar tus pantalones.
Nick lo pensó bien. Amy le había pegado cuando golpeó la pared. Fue muy poquito, pero era suficiente para que Nick pensara que efectivamente ella si "podía hacerlo". Lo cierto es que daba igual si él creía que podía o no podía: ella iba a hacerlo igual y Chris seguramente la apoyara. Conservar sus pantalones era una buena oferta, porque de hecho se iba a morir de la vergüenza si tenía que quedarse desnudo delante de ella. Así que, por una vez, decidió ser sensato, y se acercó, aunque algo le decía que se iba a arrepentir.
En la habitación de al lado, Chris se separó poco a poco de un Peter que parecía algo más calmado.
- Vale, Peter. Luego me sigues abrazando si quieres, pero ahora…¿qué habíamos dicho sobre pegar a la gente, en especial a la familia?
Peter se quedó callado.
- Espero una respuesta, Peter. ¿Qué dijimos sobre eso?
- Que… qué no se puede hacer.
- Exacto. Y también dijimos que no se podía insultar ¿verdad?
Peter asintió, sabiendo que estaba firmando su propia condena.
- Pero tú lo has hecho de todos modos. Sabes que esto tampoco está siendo fácil para tu hermano…
- ¡ÉL NO ES MI HERMANO!
- De alguna forma sí lo es. Pero me da igual lo que le consideres. Un clon, un amigo, un tío que vive contigo…Sea lo que sea, no puedes pelearte con él. Y voy a ocuparme de que te quede claro.
Christopher se sentó en la cama, y tiró de Peter para ponerle sobre sus rodillas. El chico se estremeció por el contacto y Chris se mordió el labio. ¿Cómo narices lo hacía el otro Christopher? Le acarició la espalda con circulitos, y cuando le notó más tranquilo le bajó los pantalones.
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Peter dejaba salir el aire con fuerza, y lloraba, pero no gritó.
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- Papá, por favor.
Chris se quedó congelado. Le había llamado papá. Quiso levantarle y darle un abrazo, pero sabía que no podía hacerlo.
- Nada de peleas, ni de insultos.
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- Ai. No lo haré más, de verdad, pero por favor, para papá.
Otra vez. Chris se mordió el labio. ¿El chico lo hacía aposta? Algo le decía que sí, que era un burdo intento de manipulación, pero estaba funcionando.
- Ya falta poco, Peter.
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- Papi…de verdad que voy a ser bueno… voy a ser como tú quieras…
Chris se detuvo. Sentía que había sido muy blando, aunque nadie lo diría por la forma en la que Peter lloraba. Le levantó.
- No tienes que ser como yo quiera.
- Tú quieres que sea bueno. Eso es algo que yo no soy.
- ¿De verdad? Permíteme que lo dude. De todas formas, eso no es ser como yo quiera. Yo te doy unas normas, y tú las cumples. Dentro de eso, tu personalidad la eliges tú.
- Snif snif ¡Me has hecho daño!
- Lo siento mucho, Peter, pero ya sabes por qué lo he hecho.
- Desde que he venido no has hecho otra cosa que pegarme.
- Eso no es verdad. Lamento si te sientes así, pero si es por eso, desde que has venido no has hecho otra cosa que tratar de hacer daño sucesivamente a todas las personas de esta familia.
- ¡Es Nick el que me ha llamado paria! ¡Él ha dicho que sólo estoy aquí porque me tienes lástima!
- Pues te ha mentido. Y de todas formas, no creo que lo dijera en serio. Nick es muy bocazas cuando se enfada. Si estás aquí es porque quiero que estés, y porque de una forma mágica y extraña, somos familia. De todos modos mis hijos también son mis hijos de una forma mágica y extraña. Ya ni me sorprendo.
Mientras Chris reflexionaba sobre la manera tan peculiar en la que la gente entraba en su vida últimamente, Amy lidiaba con Nick en la habitación de al lado. El chico se había acercado a ella y ahora la mujer se encontraba en una de las situaciones más difíciles de su vida. Sentía que quería salir corriendo, a esconderse en cualquier lugar. Se arrepentía mucho de las palabras que habían salido de su boca, porque sabía que ahora tenía que cumplirlo. Definitivamente, el momento más extraño de toda su vida fue cuando puso a Nick encima de sus rodillas, o más bien, cuando dejó que él se pusiera. Había sido buena idea sentarse en la cama. De otra forma jamás hubiera podido sostenerle. La cama soportaba casi todo el peso del chico. Suspiró, le oyó suspirar a él, y entonces comenzó.
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Se dio cuenta de que era demasiado flojo, y subió de intensidad.
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Nick se había relajado, pensando que aquello no iba a ser tan malo, pero entonces empezó a ser más fuerte y supo que no iba a ser un paseo. No sabía contra qué luchaba más, si contra el dolor o contra la vergüenza.
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- Las cosas no se responden a golpes e insultos, Nick. – regaño Amy intentando que la voz no le temblara, y le dio un azote que a Nick le pareció especialmente fuerte. Ella pensaba terminar ahí. Dios, había sido horrible. Pero entonces…
- Vete al infierno.
Amy chasqueó la lengua. ¿El instinto de autopreservación de Nick estaba estropeado? A veces lo parecía.
- Veo que aún no ha quedado claro – dijo, y entonces comenzó de verdad, con fuerza y muy rápido.
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- ¡Ay! ¡No! ¡Lo siento!
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- Amy ¡lo siento!
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- ¿Qué sientes? – preguntó ella, cuando creyó que podía hablar sin que se le quebraran las palabras. ¿Chris se sentía tan horriblemente mal cuando hacía eso? ¿Cómo lo soportaba?
- Faltarte al respeto.
- Estoy de tu parte, Nick. Soy tu amiga, así que no me trates de otra forma. ¿Qué más?
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- Haber….snif…Haberme peleado con Peter.
"Dios mío. ¿Está llorando? Joder, joder, joder. No puedo hacer esto".
De alguna forma, se había imaginado que iba a llorar, pero era aún más terrible de lo que había creído.
- ¿Y qué más? – preguntó, llorando ella también, silenciosamente.
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Nick no respondió. Amy se mordió el labio.
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- ¿Qué más, Nick?
- Haberle insultado.
- Eso es. No vuelvas a hacerlo – dijo, y le dejó levantarse. Nick se puso de pie. Lloraba y le temblaba el labio. De pronto miró a Amy y salió corriendo. Ella decidió no perseguirle y se quedó sentada en la cama, sintiéndose miserable.
Paralelamente, Chris intentó abrazar a Peter, pero el chico se apartó y salió corriendo. Y así, en un segundo, se cruzaron. Nick corrió a abrazar a Chris, y Peter vagó sin rumbo y fue a la habitación de Nick, por la inercia de considerar ese lugar un refugio. Luego recordó que aquél no era su mundo, que aquél no era su Nick y que por su culpa le habían castigado. Pero en la habitación no estaba esa imitación de Nick, sino aquella mujer tan rara.
Chris se sorprendió cuando Peter se fue, pero se sorprendió aún más al ver entrar a Nick llorando. Aún no había ido a tratar con él. Pensó que tal vez lloraba porque sabía que le iba a castigar, pero entonces.
- Papi.
- Dime. – dijo Chris, abriendo sus brazos para él y sin poder contener una media sonrisa, como hacía siempre que sus hijos mayores le llamaban "papi".
- Papi, Amy me ha pegado.
Nick podía haber sonado aún más infantil, pero con mucho esfuerzo. En ese momento parecía un crío, acusando a alguien que había sido malo con él. Para rematarlo parecía a punto de poner un puchero.
- ¿De verdad? - preguntó Chris, tan sorprendido que no pudo decir otra cosa.
- Sí – dijo Nick, y lloriqueó. Chris le hizo mimos en la espalda.
- SSsh, ya mi niño, ya.
Nick lloró aun un poquito más, y luego respiró hondo.
- ¿Mejor?
Nick asintió, pero volvieron a llenársele los ojos de lágrimas.
- Ahora vas a castigarme tú – se quejó, amenazando con empezar a llorar otra vez. Chris lo pensó un poco, y luego le dio un beso en la frente. Después de todo, tampoco había sido muy duro con Peter, no podía serlo más con Nick. No sería justo.
- No, cariño. No si me demuestras que el castigo de Amy ha servido de algo. Quiero que te disculpes con Peter, por lo que ha pasado, y por ser cruel con él. No está aquí porque le tenga lástima y no deberías habérselo dicho. Le dolió.
Nick sabía que no era el mejor momento para protestar, así que asintió y se pasó la manga por los ojos, para limpiárselos.
- No hagas eso – dijo Chris, con ternura, y sacó un pañuelo. Le limpió la cara, y le dio otro beso en la frente. – Anda, ve – instó, y le empujó con una palmadita suave. Nick no protestó, así que con eso supo que Amy no había sido muy dura con él.
Peter se había visto a solas con esa mujer, y no había sabido qué hacer. No quería que ella le viera llorando otra vez, pero no podía evitarlo.
- ¿Qué tienes, Peter? – preguntó ella con voz dulce. También tenía lágrimas, y eso a Peter le extrañó, pero no dijo nada. Ella parecía controlar sus emociones mejor que él. Al ver que no respondía, Amy se levantó y avanzó hacia él. Peter retrocedió un paso. - ¿Chris te ha castigado?
Peter asintió.
- ¿Te duele mucho?
Peter no respondió. No se trataba del dolor. Es que…él…¡él le había pegado! Era el hecho en sí mismo lo que le hacía llorar.
- Ven aquí – pidió ella amablemente, y abrió sus brazos para él.
Peter dio un pasito. Y luego otro. ¿Qué se sentiría al abrazar a una mujer? Nunca había abrazado a una. Mmm. Un pasito más. Luego retrocedió. Luego volvió a avanzar. Se mordió el labio. Al final, Amy salvó la distancia que les separaba, y le achuchó. Peter abrió mucho los ojos. Se puso rígido. Iba a apartarla, pero entonces ella apretó el abrazo y él se sintió… bien. Apoyó la cabeza en su hombro, agachándose un poco. Era tan bajita…Una mujer tan pequeña no podía hacerle daño.
- Él me ha pegado – protestó.
- ¿Y crees que te lo merecías?
- Probablemente. Siempre me pegan y siempre me lo merezco.
Se hizo un nudo en la garganta de Amy.
- No digas eso, corazón.
- Es la verdad. Aquí soy malo. Allí soy ¿bueno? El caso es que nunca parezco hacer lo correcto.
- Cariño, no hay forma de que pelearte como un salvaje sea lo correcto. En ningún mundo. Eso lo sabes ¿verdad? Independientemente de que otras cosas sean diferentes, sabes que pelearte con Nick es algo que no puedes hacer ¿cierto?
Peter asintió.
- Entonces, ¿por qué lo has hecho?
- En ese momento me pareció buena idea…
- Bueno, el deber de tu padre, y de Chris en sustitución de este, es enseñarte que no lo es, y a que pienses antes de hacerlo… ¿Te lo pensarás dos veces antes de volver a pelearte con él?
- Sí.
- Pues entonces ya no estés triste. Deberías estar contento, es más. Creo que estás superando tu miedo a que te toquen.
- Aquí todos sois…suaves….y delicados…y no duele…
- Claro que no duele, corazón. Aquí nadie quiere hacerte daño. ¿Por qué no aprovechas lo valiente que eres y le das un abrazo a Chris, mm?
- Bueno – aceptó Peter, y se fue. Pero al salir se encontró con Nick. Se quedaron quietos uno frente a otro, mirándose. Peter se dio cuenta de que la herida del labio de Nick sangraba un poco otra vez.
- Siento…que te hicieras eso…- dijo, señalando la herida.
- ¿Sientes que me lo hiciera o sientes habérmelo hecho?
- Es lo mismo.
Nick rodó los ojos. Pero qué orgulloso era ese tipo…En fin, le tocaba a él.
- Siento lo que te dije. No es verdad ¿vale?
- El qué, ¿qué me huelan los pies? – preguntó Peter, pero Nick entendió que sabía perfectamente a qué se refería. Era una forma de "no hablar de ello".
- Sí. Eso. Lo siento.
- Vale.
Nick se mordió el labio y no fue buena idea porque le dolía. Se lo soltó, y se quedó pensativo…
- Ni se te ocurra – dijo Peter, adivinándole.
- ¿Ni se me ocurra el qué?
- Leerme la mente. Es mía.
- No suelo leer la de mi hermano…
- Bien, pues la mía tampoco.
- Vale, vale.
- Es en serio, o te robaré tus poderes.
- Inténtalo.
- ¿Es un reto? Porque me encantan los retos – dijo Peter, y de pronto sonrió. Nick desfrunció el ceño y sonrió también.
- Idiota.
- Imbécil.
Los dos rieron a la vez. Esa forma de insultarse no era en serio, y ambos lo sabían.
- No eres tan distinto a Peter.
- No eres tan distinto a Nick.
Hablaron al mismo tiempo, y eso les hizo reír más. Se miraron.
- ¿Qué eres, mi tercer gemelo o algo así? – preguntó Nick.
- ¿Por qué no? Suena bien. Físicamente somos iguales, por dentro somos distintos y me apuesto algo a que tenemos el mismo ADN. Si eso no es ser gemelos no sé qué otra cosa es.
Hablaron un rato más, y a los cinco minutos estaban jugando juntos al ordenador. Había un juego de guerra que a Nick le encantaba, pero solía jugar sólo porque Leo era muy pequeño para ese juego y a Peter le parecía demasiado violento. Pero ese otro Peter no parecía tener los mismos reparos, y resultó ser un buen compañero de juegos. Se les oía reír de vez en cuando.
Chris escuchó esto encantado, y tras un rato decidió buscar a Amy, preguntándose dónde se había metido la mujer. La encontró en el cuarto de Nick.
- Ey.
Ella levantó la mirada y estaba muy seria.
- Ha sido horrible. Odioso. Lo peor que he hecho nunca.
- ¿El qué? – preguntó él, sentándose a su lado y poniendo una mano sobre sus hombros - ¿Castigar a Nick?
Ella asintió.
- ¿Estás enfadado?
- ¿Yo? Qué va. Antes bien agradecido porque me hayas librado de tener que hacerlo yo. Aunque no te lo creas, mi pasatiempo favorito no es hacer llorar a la gente, y últimamente parece que no hago otra cosa. Además, así dejo de ser oficialmente el malo número uno de esta casa – concluyó Chris con una sonrisa, y le costó un manotazo suave en el hombro.
- Tonto – dijo ella, medio llorando, medio riendo.
- ¿Estás llorando? ¿Nick ha sido difícil?
Ella negó con la cabeza.
- Difícil ha sido no parar en cuanto ha empezado a llorar.
- Dímelo a mí. Peter me ha llamado "papá". Ha sido un intento gratuito de manipulación, pero diablos, no es tan difícil pensar que soy su padre.
- ¿Cómo lo aguantas?
- Pensando que sería mil veces peor si un día se matan a golpes. ¿Cómo aguantaría eso? De todas formas, es difícil…Aunque no te lo creas la dura era Bianca.
- ¿En serio?
- De verdad. Yo era el bueno, y ahora creo que me dejo conmover cada vez más fácil.
- Es la primera vez que me hablas de tu mujer.
- ¿Sí? Pregunta… pregunta lo que quieras… - dijo Chris, algo incómodo. Amy le miró a los ojos y la incomodidad se le fue de golpe.
- ¿Aún la quieres? – preguntó ella, tras un momento de silencio, y Chris supo que no debía mentir.
- Sí.
Ella asintió.
- Te pisaría si dijeras otra cosa.
Chris ladeó la cabeza y miró a esa mujer que unas veces era un libro abierto, y otras un enigma. No parecía triste o decepcionada por su respuesta. Parecía simplemente aceptarlo como el orden natural de las cosas…
Se oyeron entonces unos pasitos que correteaban.
- Adiós al momento de tranquilidad – susurró Chris justo antes de que Leo entrara, pero le recibió con una sonrisa. - ¡Ey, campeón!
- ¡Papi! – saludó el niño, como si llevaran años sin verse, y se tiró a por él.
- ¡Oh! – exclamó Chris, soltando el aire de golpe por la embestida. Se rió.
- Papi, quiero un helado.
- ¿A estas horas? Luego dices que no quieres cenar…
- Pero…¡hoy me he portado muy bien!
- ¡Tendrás morro! – dijo Chris, pero era cierto. De todos modos, aún no se había dado el día en el que él pudiera resistirse a esos ojos oscuros y brillantes pidiéndole algo. – Está bien, coge uno, si quieres. Veremos a ver si mañana te portas igual de bien con el doctor.
- ¿Doctor? ¿Eso significa vacuna? – preguntó Leo con espanto.
- Pues sí.
Chris se preparó para una rabieta, pero Leo le sorprendió.
- Gracias por avisarme. A Lucy a veces la llevan engañada y yo odiaría que me hicieras eso.
- De nada, campeón. No hay razón para hacer eso, porque tú eres Valente y ya sabes que el doctor no va a hacerte daño ¿verdad?
Leo asintió, aunque no se le veía muy convencido.
- Voy a por el helado – dijo y se fue.
- ¿Miedo a las agujas?
- Pánico. En realidad, Leo tiene miedo al dolor, en todas sus formas, lo cual por otra parte es lógico, sólo que un pinchazo en verdad no duele. Creo que es una suerte que yo pueda curarle…o pudiera…aunque eso también le hace más imprudente de lo que normalmente sería.
- Recuperaras tus poderes, ya lo verás. Seguirán…con…
- …Peter – terminó Chris por ella. – A quien quiero recuperar es a él.
 


REALIDAD 2
Si había algo peor para Chris que estar sólo en casa, era estar sólo en casa con un adolescente enfadado. Lo intentó todo para arreglar las cosas con Peter, pero el chico no le dirigía la palabra. Chris se limitó a resoplar, y esperar. Salvo cuando vio que Peter no comía. Ahí intervino.
- Peter, tienes que comer.
Silencio.
- No hables si no quieres, pero come.
- No tengo hambre.
- Me da igual.
- A mí no.
- Peter, que comas.
Silencio y, por supuesto, ni el más mínimo intento de vaciar su plato. Chris suspiró, le cogió la mano, y le dio un golpecito.
- Puedes enfadarte conmigo, pero sigues teniendo que hacer lo que yo te digo.
- Pero es que no tengo hambre…
- Sólo un poco.
Peter le miró mal, cogió el tenedor, pinchó una patata y se la llevó a la boca.
- Gracias – dijo Chris y le sonrió.
Peter no respondió. Comió en silencio, muy despacio. Chris suspiró.
- Bueno, vale ya ¿no? ¿Vas a estar así todo el día?
- ¿Vas a pegarme mañana?
- Sí.
- Sí.
Chris gruñó.
- ¡Fuiste tú el que intentó suicidarse! ¡Soy yo el que debería estar enfadado!
- Pues enfádate.
- No quiero.
- Pues yo sí.
- Peter, esto es absurdo, e infantil.
- Me da igual.
- Está bien. Enfurrúñate. Allá te aburras tú sólo esta tarde porque yo no paso mi tiempo con gente que no me habla.
- Tampoco estás conmigo cuando te hablo. Estás todo el día en ese desván.
Chris se ensombreció un momento. El desván. La bola de cristal. Su hijo. Tenía enormes tentaciones de subir ahí arriba. Había intentado cruzar el portal, pero no podía. Barbas debía haber puesto sus propios conjuros de bloqueo, para impedírselo.
- ¿Y si te dejo subir al desván conmigo? ¿Si te dejo ver a tu padre? ¿Entonces volverías a hablarme?
Peter abrió mucho los ojos. ¿Iba en serio? Asintió.
- De acuerdo. Luego subimos. Aunque…tengo que hacerte algunas advertencias, porque verás algunas cosas extrañas que…
Chris interrumpió su explicación relativa al intercambio de Peters al escuchar el timbre. No esperaba a nadie. ¿Quién sería? Fue a abrir, y allí en a puerta vio a su niño. A su Nick. Le abrazó con toda la fuerza de sus brazos.
- Mi vida.
- No, papá, la mía, si no me dejas respirar.
Chris aflojó el abrazo, y se rió. Sólo Nick era capaz de decir eso como primeras palabras.
- Cielo…estás bien…¿estás bien?
- Sí papá.
- ¿Cómo? ¿Qué…? ¿cómo has logrado…?
Nick levantó un pedacito de algo pequeño… Tenía forma de horquilla, o palillo… Chris miró bien y vio que era un hueso.
- Cortesía de Peter…y de su afición por destrozar cosas y animales cuando se aburre…

Chris nunca había estado tan orgulloso de sus hijos. Escapar del inframundo… Pero había tiempo para el orgullo: en ese momento, volvió a espachurrarle en otro abrazo. 

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