Páginas Amigas

lunes, 13 de abril de 2015

ERRORES?... LOS MEJORES DE MI VIDA!


ERRORES?... LOS MEJORES DE MI VIDA!

Este es mi libro favorito. Soy fotógrafa y de todas la fotos que he hecho este fue mi mejor trabajo, lo estoy haciendo desde hace 21 años. Desde que me entere que mi primer hijo iba a nacer, yo tenía 15 años, casi cumpliendo mis hermosos 16. David era el chico más guapo de todo el colegio… más de una boquifloja se quedó con la sangre en el ojo cuando él me eligió a mí de entre todas ellas. Pero nuestro amor fue más allá que un simple romance de secundaria. Fue por eso que Tomasito llegó al mundo mucho antes que nosotros estuviésemos listos!

Mis padres me ayudaron los primeros años, mi hermano mayor fue el que peor la llevó, él era muy sobreprotector conmigo y descubrir que simplemente tenía novio era demasiado para él; pero al ver a mi hermoso hijito no le cupo más el enojo y se dedicó a los que todos hacían: Mimar a mi bebe.
Desde que nació, le comencé a tomar fotos y todas las recopile en un álbum, poniendo al lado lo que había pasado: cuando nació, su primera sonrisa, el primer bostezo, comiendo, la primera palabra, los primeros pasos. Y siempre firmando con un TE AMA MAMA Y PAPA.  Ahí comencé a trabajar de fotógrafa y hacer algo de dinero.
Cuando cumplí los 18 años, y David los 19 nos mudamos a un pequeño departamento y comenzamos a formar ya nuestra pequeña familia. David logró sacar un título, y comenzó a estudiar mucho y a trabajar por las noches para sacar a nuestro bebé adelante.
No puedo negar que fue difícil criarlo a esa edad, y más de una vez nos arrepentimos de no habernos cuidado, pero cuando sentíamos que ya todo era parte de una pesadilla, nuestro niño aparecía con su más tierna sonrisa a iluminar nuestras vidas. Creo que de volver el tiempo atrás, ni David ni yo cambiaríamos nuestras decisiones. Amamos a Tomi con todo nuestro corazón, alma y vida. El siempre fue el que nos sacaba una enorme sonrisa en los peores días , ya sea con sus inocentes comentarios o con sus diabluras  aunque cuando tenía 12 años, nuestro niño no nos la ponía nada fácil! Casi todos los días eran gritos y peleas. "Las hormonas trabajando" y a todo lo que daban! He de admitir que más de una vez perdí la paciencia y mi niño terminó llorando en una esquina, por unas buenas palmadas plantadas en su colita. La historia con David era otra. Él solía darle algo más que un par de chirlos; sé que odiaba hacerlo llorar, pero a veces era necesario acudir a ese tipo de castigos. Ese angelito necesitaba límites. Ser hijo único y el mimado de toda la familia habían hecho de él un chico un tanto caprichoso… pero en fin… así y todo, nos deshacemos de amor por él.
Cuando David y yo recibimos la noticia de la llegada de nuestro segundo bebé, no cabíamos en sí de la alegría. Habíamos perdido la esperanza de darle un hermanito a Tomás hacía varios años, por causa de una infección. Aún éramos jóvenes, en realidad aún lo somos… y tener un bebé era lo que más ansiamos.
Al inicio, Tomas no se lo tomó muy bien; tenía 15 años y él no quería  tener que compartir su atención, y menos estar cuidando a un bebé. Santiago... mi hermoso bebé, nuestro pequeño milagro... a David y a mi nos volvió a encender esa flamita en nuestra relación. Ver crecer mi barriga, sentir las manos de David en mi vientre esperando por una patadita del pequeño… eran cosas que no habíamos podido apreciar con Tomi… éramos unos niños en ese entonces y estábamos algo asustados.
Santi ahora tiene 5 añitos; es casi tan travieso como era Tomi a su edad... Santi es más serio y muy juguetón, y tiene una imaginación asombrosa. Suele decirnos a David y a mi que ya sabe hacer las cosas porque ya es niño "gande".
Amo a mis hijos más que a nada y, definitivamente, después de todo yo no cambiaría mi vida.
Tengo ahora a un hermosísimo niño de cinco años recién cumplidos, a un guapo, inteligente y ... desobediente joven de 20 años, mi esposo de 36 y yo, Loreta, de 35 años y me encanta decir que bien conservados porque mis niños no me la ponen nada fácil con todas las veces que me hacen fruncir el ceño.
- Tomas? TOMAS? Eres tu? - Miré mi reloj; llevo dos horas aquí, sentada viendo mi libro favorito esperando a que mi niño mayor nos de el privilegio de honrarnos con su presencia.
Se supone que estaba castigado, y tenía que venir derechito de la escuela a la casa, pero aquí  estamos, dos horas y media más tarde y él apenas está entrando a la casa. Ahora si... No creo que hoy se salve de dormir calentito.
- Sí, mami… soy yo. Quién más?! o estabas esperando a alguien? - Me dijo con algo de fastidio.
- No me hables así, jovencito, que sabes muy bien que hace más de dos horas debías estar en casa! Que no te acuerdas que estás castigado?
- Mamá, por si no te has dado cuenta, el que tiene cinco años es Santiago no yo!
Uffff… cómo le gusta hacerme enojar a éste chico! Tal parece que desde los quince años se ha vuelto su deporte favorito.
- Sé perfectamente la edad que tienen mis hijos, Tomás! No hace falta que me lo digas, por si no te has dado cuenta, fui yo la que los trajo a este mundo!- Dije en el mismo tono de voz que mi niño había usado antes.
-Bueno, yaa… déjame en paz, quieres? Estoy cansado y quiero ir a acostarme.- Puede parecer que no tengo mucha paciencia y que por cualquier cosita reacciono de la peor forma, pero éste niño me está buscando las cosquillas todo el tiempo.
-No tan rápido, Tomás! - mi hijo se detuvo malhumorado- Se puede saber dónde estuviste hasta ésta hora cuando tu obligación es regresarte a casa apenas termine la clase?!-
- mm no! No se puede saber- dijo mi sinvergüenza hijo mayor.
- como que no?
-Mamaaaaaaá... No seas metiche! Suficiente con que ya esté en casa, no?... Ahora si me disculpas, me voy a dormir!
- No, jovencito! A la única parte a la que vas a ir será a la esquina! Ya que no quieres hablar por las buenas, hablarás a las malas! Y de eso estoy segura!
Tomás abrió los ojos como huevo, y cuando reaccionó yo ya estaba agarrándole de la oreja y dándole un palmada en la cola.
-NOOO!! AHH! - Gritó.
Pero si pareciera que tuviera dos años en lugar de veinte!
- BUAA MAMMMIIII!- Santi había empezado a llorar. El grito de su escandaloso hermano lo ha de haber despertado de su siesta, la cual si no la duerme bien es capaz de convertirse en un monstruito.
- Ve a la esquina, Tomás. Hazte ese favor, hijo.  
-Nooo. -Caramba! Todavía tenía la desfachatez de retarme?! Me quité la pantufla y le di dos chirlos más.
-Auuuu... Deja de hacer eso... - Me reclamó haciendo un puchero.
-Ahora, Tomás!- Ordené muy determinada. Pero, como me esperaba, el niño decidió hacer las cosas por las malas.
- No! Tú estás loca si crees que a mis veinte años te esperaré como un crio en la maldita esquina!- Gritando eso, Tomás abrió  la puerta de la calle, pero... sorpresa! papá acababa de llegar del trabajo.
- A donde crees que vas, Tomás?- Preguntó David, agarrándolo del brazo.
En eso, mi otro pequeño llegó llorando a mi lado. -Mamiii... Buaaa... Upaaa!! -Pedía. Le tiritaba la boquita. Yo lo abracé tiernamente y lo llevé a su habitación, murmurando palabras de consuelo, dejando a mi niño grande en las capaces manos de su padre.
-Tomi?! Dónde ibas, hijo?! - Escuché que cuestionó nuevamente mi marido. Yo suspiré reconociendo aquél tono de voz en él. Espero que mi niño sea tan inteligente como creo que es y deje de lado esa actitud beligerante que estaba teniendo conmigo porque su papá no estaba de humor para desplantes.
Tomás dio un tirón a su brazo para soltarse de la mano de David.- ME VOYY!!! - Afirmó con un grito. Oh, Dios! Ese chico no aprende nunca...
PLAS
- AU! Pero qué manía tienen ustedes con mis nalgas!! ME VOY! Y NADA ME HARÁ CAMBIAR DE... PLAS
-AYY!!!
- A mi no me grites, jovencito! Y la única parte donde vas, será a tu cuarto!
Se escuchaban los gritos desde el cuarto de Santiago. Yo arrullaba a Santi tratándolo de volver a dormir. Después ya no escuché nada, hasta que vi cómo David pasaba por el pasillo agarrando a Tomás de la oreja y dirigiéndolo a punta de nalgadas a su habitación. Santi se levantó y vimos como David lo dejaba en su cuarto con la nariz pegada a la esquina, y cerraba la puerta... Claro que sin seguro, por lo que mi bebé se metió sin importarle la privacidad de su hermanito mayor.
- Ni se te ocurra moverte, Tomás! Si no quieres que me saque la correa!
- Papitooo!!! A Tomi Zas Zas! Me despertoó!! Sniff - Sollozó mi mocosito, estirando sus brazos para que mi esposo lo levantara. David entendió el gesto y se inclinó para alzarlo en brazos, le dio un beso en la frente y le acarició la mejilla.
-El ñañito te despertó mi rey?! -Tomás arrugó la naricita en disgusto, secándose rápidamente las lágrimas para que su hermanito no lo viera llorar.
-Qué te dije de entrar a mi habitación, mocoso?! -Gruñó Tomi, dándose la vuelta para encarar a mi pitufito.
- TOMÁS!- Gritó David para mandarlo a callar, recordándole que no estaba en posición para decir nada.
- Sí, papito!- Dijo el bebé, abrazando a mi esposo y con la manita izquierda dándole palmaditas en la espalda, como cuando tenía un añito y quería que lo durmieran en brazos. Mientras bostezaba, le trataba de explicar a su papito cómo sus sueños fueron truncados por los actos rebeldes de su hermano. - ...y papi, Tomi le gritaba a mami muy feeoo y...- Bostezó.
-Cállate ya... Gusano chismoso! -Chilló mi sinvergüenza, apretando los puños.
Yo me había quedado parada en la puerta, observando a mis tres amores, hasta que vi cómo el enojo de David se elevaba por las malcriadeces de mi hijo. Entré a la habitación de Tomás y agarré a Santi de los brazos de su papá, quien ya estaba más dormido que despierto.
David ya estaba enterado de que Tomás se había saltado el castigo, pero no de cómo me había respondido, aunque supongo que se dio una idea con lo que le estaba diciendo Santiago.
Odiaba ver a mis hijos llorar por cualquier motivo, pero ya no sabemos qué más hacer con Tomás. Habíamos estado castigándole sin privilegios, pero hasta ahorita no lo había respetado.
Santi dormido y yo salimos del cuarto, cerrando la puerta a mi paso.
Al parecer mi niño se había dado cuenta de las claras intenciones de su papito... Y si no, la correa que se estaba sacando David cuando me fui, le daba una respuesta de lo que venía por si él todavía se lo preguntaba.
- Noo! Mamita!! No me dejes!!- Me suplicó, corriendo hasta la puerta -PAPÁ!!! 20 años! Tengo 20 años!!- Trató de razonar con su padre, pero aquello era una batalla perdida. David podía ser todo lo consentidor que quisiera con nuestros niños, pero cuando hacían algo que les ganaran unas palmadas, no había diferencia de edades.
-Tengas 20, muchacho, 50 o 100, siempre seremos tus padres… ZASS!! ZASSS! ZASS!! …
En ese instante, me estremecí por el quejido de mi hijito. Eran contadas las veces que David castigaba a Tomacito con el cinturón, y creo que nunca me haré a la idea de que le dé ese uso. En momentos como éste, me arrepentía de hacerle este tipo de regalos…
-Y por eso mismo, nos debes respeto, jovencito! ZASS! ZASS!  
-Auuuuuchhhh… papáaaa… papito, papito… lo siento! LO SIENTOUUUUU…. AUUUUU!!!
ZASS! ZASS! ZASS! ZASS!....
-Qué es eso de venir a faltarle el respeto a tu madre, eh?! ZASS!! ZASS!... Acaso quieres darle el mal ejemplo a tu hermano?! -Fue decir eso, y Tomás pegó un chillido que de milagro Santiago no se despertó.
- AUU! PAPITOO NO LO VUELVO A HACER!! ZAS...  NO LO VUELVO A HACER!!!... ZAS…. YA!!!.... ZAS...
- tampoco volverás a saltarte un castigo! ZAS... OISTE?!... ZAS... ZAS
- sniff... No papi!! No papi… PERO YAA!!!... ZAS
-BuaaaaAAA….
Ya no podía escuchar más. No fueron mucho los que le dio a mi mocoso y seguro que tampoco fueron tan fuertes pero Tomás gritaba mucho. Y a mí eso me destriuía.
Me levanté de la cama dispuesta a detener la paliza pero cuando llegué a la puerta ya no se escuchaba nada más que el llanto  de Tomasito.
Dejé a Santi en su camita y me fui al cuarto de Tomas, abrí la puerta y lo vi sollozando en una esquina del cuarto, con el pantalón y los calzoncillos por los tobillos. David estaba a punto de salir del cuarto.
Ambos nos miramos con un poco de tristeza. Era duro escuchar llorar a cualquiera de mis hijos, pero Tomi era...era un tanto diferente a Santiago. Su llanto era estremecedor para nosotros. Nos conmovía el corazón, y siempre uno de los dos corría a tomarlo en brazos para consolarlo.
Miré a David por varios segundos y unas lágrimas se me salieron, entendí... Debía esperar 20 minutos. Bufff
- Mamita...  no te vayas!! Snif... Lo... Lo siento.
- ya bebé! Mami va por leche y galletitas, si?
Mi bebe asintió con lagrimitas en los ojos y la cara agachada. Yo me fui a la cocina y David me siguió.  
- fuiste muy duro con Tomi!
-Sabes que se lo merecía!- Se defendió David. Eso era algo que tenía en común con mis dos niños. Siempre buscaban excusarse.
-Se merecía unas buenas nalgadas! No cinturonazos! -Le retruqué con el ceño fruncido -Ay, David. Qué haremos con ese hijo nuestro?
- Tranquila Loreta! No le pegue tan fuerte! Ya sabes lo vocal que es este hijo mío! Y en cuanto a tu pregunta... QUERERLO! Como siempre lo hemos hecho y siempre lo haremos! Solo que a veces el amor no se expresa con mimitos!
- snif... Tampoco con nalgadas!!! - dijo Tomas, apareciéndose por detrás nuestro. No dura este niño en la esquina!
- Tomás? Aun no acaba tu tiempo!- dijo David. Yo solo lo veáa; al primer intento de sacarse esa cosa que sostenía sus pantalones y esta noche no dormiría en nuestra cama!
- Yo... Me quería disculpar con mi mamá… -Sonreí algo cansada. Por qué mi hijito hacía las cosas bien después de terminar castigado?. Bueno, ese es el hijo que tengo, el que no cambiaríamos ni por todo el oro del mundo… Abrí mis brazos, y allí estaba ya mi Tomatito estrechándose en ellos.
- ya bebe!! Shhh... Todo perdonado, si? - mi bebito asintió, sentía como se iba haciendo mas pequeño entre mis brazos.
- Quiero galletitas mami!
- todas las que quieras mi Tomatito!
Al poco rato, Santi bajo, mucho mejor después de su siesta... Gracias a Dios!!
- Yo también quiero!!
Tomas se levanto y cargo a su hermanito para darle galletas. Veía a mis hijos, y no podía dejar de sonreír... Los amo...
Sentí unas manos en mis caderas, David me abrazaba por detrás. Lo agarre de la mano y lo fuimos a la sala donde había dejado mi libro, David al verlo sonrío y dijo.
- tenemos unos hijos maravillosos...
Y aunque le quisiera llevar la contraria por hacer llorar a mi Tomasito... No tuve opción, el tenía razón.
Cerré el libro por esa tarde, mirando con alegría esa hermosa foto que había tomado unos días antes... Esos niños eran lo mejor que me había pasado...

Gracias Mery que según mi amiguita guapa dice que es “darle ese toque a la historia”.


5 comentarios:

  1. Me fascino esta familia, continúala pronto por favor.

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  2. oohhh... pura ternura de historia... aunque Tomas pueda pensar lo contrariooo :P

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  3. Chicas se han pasado... espero que este sea el primero de muchos capitulos...

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  4. excelente historia, me encanto, ojala la continúes pronto.

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  5. Lei este fic hace una semana o mas.

    Pero recien pongo mo comentario... Me gusta muchismo la historia y ese protagonita tan mimoso jjjjk
    Y su version mini es una ternura

    Marambra
    .

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