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lunes, 13 de abril de 2015

UN PAPÁ PARA SIEMPRE Feliz cumpleaños Marambra


UN PAPÁ PARA SIEMPRE


-Qué mierda vienes a hacer aquí?! Maldito hijo de puta! Te odio, te odio con toda mi alma, desgraciado! Odio todo lo que tenga que ver contigo... cómo mierda no te moriste en la explosión! - Gritó un frustrado adolescente, escupiendo rabia y saliva contra el intruso que tenía al frente, estrellando sus puños contra su pecho.
-Tani... hijito, no digas eso, por favor! - Las palabras de su hijo le dolían en lo más profundo de su corazón, mucho más que aquellos golpes duro que le propinaba su niño. Pero no podía culparlo. Sabía lo mucho que Estanislao había sufrido por su ausencia. Cómo podía hacer para borrar ese dolor? Se había quedado sin respuestas hacía mucho rato. Su hijo sólo veía en él a un enemigo imperdonable, un ser despreciable que si le permitía quedarse cerca sólo volvería a lastimarlo, y Estanislao ya no quería sufrir más. Su corazón aún estaba frágil, le había costado tanto juntar los pedacitos que habían quedado desperdigados por el suelo con la huida de su papá...
Wenseslao apretaba sus manos, sintiéndose incapacitado. No habían palabras para explicar cuánto sentía haber tomado la decisión que tomó. Pero era joven e impulsivo cuando decidió marcharse. Y el miedo a la cárcel fue más fuerte que cualquier otra cosa, por lo que tomó sus pocas pertenencias y se fue para no volver nunca más... Eso hacía 9 años. 
Wenseslao venía corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían, cargando un bolso de cuero negro, bien agarrado a su mano. A su lado, su primo Teo trataba de seguirle difícilmente la marcha. Él también traía un bolso. A lo lejos, las sirenas de los móviles policiales daban buena cuenta del por qué de tan desesperada carrera. Ambos muchachos venían huyendo de la policía. Esos bolsos eran el jugoso botín que habían conseguido... por el momento. 
-Tenemos que entregarnos, Wen. 
-Estás loco? Para que nos echen 20 años?! Claro que no. Voy por Tani y María. Iremos a la cabaña de mis abuelos.- Dijo bastante agitado. 
Sólo estaban a unas cuadras de la casa de Wenseslao. Pero antes que cruzaran la calle, se les atravesó una patrulla.
-Maldición. Hijos de perra!- Exclamó Teo.
-Por aquí. -Wen le jaló del brazo, llevándolo por un callejón. 
Los ojos de ambos hombres brillaron esperanzados cuando encontraron un automóvil con las llaves puestas -Su ocupante justo había bajado a dejar un paquete, no pretendía tardarse, pero cuando regresó ya no encontró su vehículo-
-Wenseslao, salgamos de aquí. Ya luego buscas a tu familia. Ahora debemos poner la mayor distancia de esos cretinos.
-NO! No me iré sin mi familia. -Decidido como siempre.
-Wennnnn!- Renegó Teo. Pero cerró la boca, pues sabía que cuando Wenseslao se ponía así de firme, no había quién lo hiciera cambiar de opinión.
Cuando llegaron a la casa, Wen bajó rápido del coche. -María. María trae al niño. Nos tenemos que ir ya!- Gritó entrando a la casa.
-Qué sucede, Wen? Por qué estás tan nervioso?! Qué hiciste?!- Preguntó angustiada.
-Cariño. Debemos irnos. Te prometo que todo saldrá bien. Sólo trae a mi hijo. Taniii, hijito, ven!- Llamó. 
El nene apareció corriendo y se arrojó a los brazos de su papá. -Papiii
Wen abrazó a su pequeño. Tani tenía sólo 6 añitos. -Ven, bebé. Vamos de viaje.
-Yupiiii.... voy por mi Woody! -Dijo el peque, bajándose de los brazos de su padre
-No, mi niño. No hay tiempo.
-Pero....
-Shhh... Tendrás a tu Woody como nuevo, pronto. Ahora, ven con papá. María, salgamos ya...
-No me voy a ningún lado. Y no te vas a llevar a mi hijo... Hijo de puta, qué macana te mandaste!
-María...
-Maldita sea, Wen. La policía está cerca...- Advirtió Teo, desde la puerta. 
Wen miró con desesperación a su mujer y a su bebé. Quería llevárselos con él. Pero pensándolo mejor, era más prudente dejar a su familia y luego mandar a buscarlos, como había sugerido su primo.
Cuando salieron de la casa, vieron las patrullas que empezaban a llegar. Era imperioso escapar. Sin dudar más, dio un último vistazo a sus amores y se perdió en el auto.
-Noooo, papiiiii, no te vayas!- María logró atrapar al nene antes de que bajara las escalinatas de su casa. -Papiiiiiiiii.... buaaaaaaaaaa.... no me dejes!- 
Wen estuvo a punto de bajarse pero, en ese momento, Teo arrancó.
Dos cuadras más adelante, el coche con los dos ocupantes explotó ante la sorpresa de todos. 
-Nooooooooooo!!! -Gritáron María y Estanislao, con el llanto a viva lágrima.
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Nueve años después, Tani salía del colegio albergue al cual asistía, acompañado de uno de sus amigos, que trataba de animarlo.

-Vamos, Tani. Qué te sucede?! Sacaste un diez y traes cara de perro apaleado. Yo en tu lugar estaría dando saltos! 

-No es nada, Rob, ya se me va a pasar. Quiero estar solo, quieres?!- Dijo, apresurando sus pasos, dejando atrás a su amigo, quien sólo suspiró. No entendía por qué el muchacho tenía esa tendencia depresiva. 
Tani caminaba con la cabeza gacha y los hombros hundidos, sintiendo como si cargara una roca en su espalda. Esa fecha lo hacía sentir el ser más miserable de la Tierra. Ese era el día en que había perdido a la persona más importante de su vida, a su padre. 
Unos años después, el cáncer de su madre le arrebató el último pedacito de su familia que le quedaba, dejándolo en una horrenda soledad, a merced de sus tíos. Unos buenos para nada que sólo habían aceptado cuidarlo para quedarse con la casa. 
Su vida no podía ser más desagradable. Era tan infeliz. Sin padres ni hermanos, sin familia a la cual acudir, sin amor... Dieciséis años tenía, y ya la vida le había jugado tan chueco que hasta un caracol parecía tener menos curvas. Él ya estaba cansado de eso. Qué más daba vivir en esa agonía? Para qué hacerlo? 
No supo en qué momento, las lágrimas bañaron sus mejillas, pero él no permitiría que lo vieran llorar... aunque, qué le importaba si le hacían burla de eso? Si ya sabía muy bien lo que iba a hacer! 
Cuando estaba a un par de cuadras de su casa, se giró en sentido contrario. Su objetivo eran las vías de tren que no tardaba en pasar por allí.
El muchacho estaba muy ensimismado en su pena. Le podía pasar un tren por encima y él no se daría por enterado- Y al parecer, ese era el objetivo- Pero no se percató del par de ojos que venían siguiéndolo, sin perderle rastro, y que miraba preocupado el camino que ese adolescente había tomado.
No faltó nada para que la bocina del tren anunciara la llegada de la locomotora. Pero el chico seguía imperturbable en su andar. 
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii....piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.....
Los maquinistas le hacían señas y gestos para que Tani se quitara, pero el parecía no verlos. 
Para colmo de males, la maldita máquina era una porquería que el estado había querido poner en funcionamiento para alivianar los problemas de transporte de la gente, pero sin preocuparse del estado en el que estaban, por lo que los frenos tardarían en hacer su trabajo.
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii....piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii....
A escaso metro de la formación, una figura saltó encima del muchacho, quitándolo al fin de las vías y de su claro y cruel destino.
-Te tengo, hijo. Te tengo, te tengo... te tengo, pequeño! Shhhhhh.... mi niño lindo. Qué pretendías hacer?! Qué estabas por hacer, Tani? - Decía Wenseslao, abrazando con fuerzas el cuerpo de su hijo contra el suyo.
Tani tenía los ojos cerrados. Aquello era un sueño?! No. Seguramente había muerto y al fin estaba al lado de su padre. Pero entonces... por qué sentía ese dolor en su pierna?! 
Cuando Wenseslao y él cayeron al suelo, el chico se golpeó la pierna contra una piedra, pero el daño era mínimo. Cuando alzó la vista, no podía creer lo que sus ojos le mostraban. Era él. Su papá!
-Qu..qué.. qué haces? Quién eres? Tú... tú estás muerto! -Susurró con trepidación.
-Wen quiso abrazarlo nuevamente, pero su hijo se lo impidió.  
-Noooo. Noooo.. Aléjate de mi! - Tani apartó la mano de su padre y se alejó unos pasos de él. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, al igual que los de su padre.
-Hijo, déjame que te explique, por favor!
-Explicarme, papá?! Qué?! Que te desapareciste nueve malditos años?! Que te fuiste a gastar tú solo el dinero que robaste?! Que no te importó que mamá enfermara?! Que yo quedara solo?! Que el bastardo de Héctor me golpee casi todas las semanas?! -Dijo con su voz herida, cargada de rabia. El corazón de Wenseslao se apretó más en su pecho ante ese último dato. 
-Mi niño- Murmuró. Si tan solo tuviera a ese Héctor en frente suyo, ya vería el condenado ese cómo le iba. Meterse con un niño indefenso como su  hijo! No le quedarían ni ganas de levantarle la voz!
-Vete... Vete, por favor! Tú estás muerto para mí... -Fue decir eso, que ambos corazones parecieron dejar de latir. 
Estanislao no quería que su padre volviera a irse. Él quería correr nuevamente a sus brazos y esconderse en ellos de todos sus temores. Quería que su papá lo protegiera y le diera besos en la frente, y ahuyentara sus miedos como cuando era pequeño y lo asustaban los fantasmas de su imaginación. Pero el dolor de todo su presente no hacían más que resentirlo.
-Hijo, déjame hablar, por favor. Tienes que escuch...
-Que no lo entiendes?! Maldita sea, estúpido de mierda. Vete! -Y Tani se agachó para alzar una piedra y se la tiró a su padre.
Wen la esquivó y cuando vio que el propósito de su bebé era recoger otra, avanzó hacia él y lo tomó en sus brazos. 
-Suéltameeee... déjameeee... déjameee!!! Qué mierda vienes a hacer aquí...- Gritó exasperado, golpeándolo en el pecho con sus manos cerradas. Wen lo dejó hacer, pensando que sus golpes dolían mucho menos que sus palabras. Lo tomó de los antebrazos y esperó pacientemente porque su niño se desahogara. 
-Por qué te fuiste papito?! Por qué me dejaste?! -Lloró al fin, cansado de luchar, arrojándose a los brazos tibios de su padre. Cuánto lo había necesitado.
-Shhhh.... mi bebé! Llora todo lo que quieras, pequeñito mío, que papá te tiene ahora y no te dejará nunca más! Me tienes aquí, hijo mío! Estoy aquí, vivo por ti... -Le decía, acariciando su cabecita, haciendo círculos en su espalda.
-Dónde estuviste? Por qué no me llevaste contigo...-Lloriqueó. Se sentía un niño otra vez.
-Estuve... estuve metido en muchos problemas, cariño. 
-Cómo sobreviviste si yo vi cómo explotó el auto?
-Es una larga historia, mi rey... y muy triste e increíble también. Sólo... sólo digamos que no salí muy bien librado...- Dijo y se levantó un poco el pantalón que llevaba puesto, mostrándole a su hijo de qué estaba hecha su nueva pierna.
Tani lo miró sorprendido. -Tu pierna, papi... es... es de...
-Sí, hijito. Pero no te preocupes que ya la siento como propia...- Mintió. Jamás se acostumbraría, pero al menos daba gracias que no hayan sido sus brazos, porque se hubiera perdido de tenerlo así de acurrucado en ellos.
-Te extrañé tanto, papito. Mamá... ella... sniff...mi mamita murió.
-Shhhhh... lo sé, mi sol. Lo sé y lo siento mucho. 
-Y el tío y la tía me odian... snif snif.. no quiero seguir con ellos, por favor! 
-Claro que no lo harás! Es más, ellos hoy mismo se van a largar de nuestro hogar... 
-Y.. y yo con quién viviré?- Tani se sentía aliviado porque sus tíos se marcharan, pero... entonces con quién estaría él? A su papá se suponía que lo buscaba la policía!
-Conmigo, hijo. Con quién más?! - Le respondió sonriéndole- 
-Y la policía?! Ya no te busca?!- Sus pensamientos se habían convertido en palabras.
-No te preocupes por eso, Tani. Ya estoy libre de toda culpa. Mis abogados se encargaron de eso.
-Te amo, papá. Gracias por volver por mi... gracias por... por rescatarme! 
Wen alzó a su hijo en brazos y lo llevó hasta una de las bancas que habían cerca de allí. Pensaba llegar así hasta su casa, pero aún quedaba un trecho largo para eso y necesitaba tratar un tema aún con su hijo. Lo que había tratado de hacer hacía sólo unos momentos era una falta muy grave. No quería ni imaginarse qué sería de él si no lo quitaba de las vías a tiempo.
-Vamos a hablar, tesoro. Sé que tu vida ha sido dura. Todo esto es mi culpa, y no habrá eternidad que me alcance para saldar mi deuda contigo, pero atentar contra tu vida nunca más lo harás, Estanislao. Por muy dolido que estés, por muy difícil que parezcan las cosas, lo que intentaste hacer no es la salida. -Decía muy seriamente Wenseslao,volcando a su hijo sobre sus piernas.
-Papáaaa...
-PLAFFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFFF PLAFFF PLAFFFF PLAFFF PLAFFF FFF PLAFFFF
 -Auuuuuuuu...... buaaaaaaaaaaaaa... nooooo... Ayyyyyy... buaaaaaaaaa- Tani comenzó a llorar enseguida. Su papá estaba castigando su trasero muy duramente. 
-PLAFFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFFF PLAFFF PLAFFFF PLAFFF PLAFFF FFF PLAFFFF
-Papiiiiii, yaaaaaaaaaaaa.... dueeeleee.. snif snif ... dueleeee... buaaaa!! 
-Casi muero al ver ese tren acercarse a ti... -PLAFFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFFF PLAFFF PLAFFFF PLAFFF PLAFFF FFF PLAFFFF- Que sea la última vez, pequeño. Que sea la última vez! PLAFFF PLAFF PLAFF PLAFFF- Añadió las últimas palmadas, asegurándose que cayeran en la parte alta de los muslos de su niño.
-AUUUUCHHHH... Augghhhh,... auuuuuu!! Buaaaaaaaaa... no más, no más, noooo!!! Buaaaaa...
-Shhhhh... shhhh, ya está, ya está campeón. Es todo, bebé. Shhhhh... ya se terminó, mi niño. Ya se terminó ésta pesadilla.. Estamos juntos, estás con papá ahora... shhhhh....-Consolaba el hombre dando vuelta a su hijo para dejarlo sobre sus rdillas, pero ésta vez acunado en su regazo, como si fuese un bebé.
Tani se dejó mecer por su padre, adormilándose con el sonido de su voz. No tenía miedo a dormirse, pues sabía que al despertar, su papá seguiría a su lado, protegiéndolo y amándolo como siempre lo había hecho.


Feliz cumple, Marambra!!! Que el Señor te regale un gran año!!!

1 comentario:

  1. Lady... Que bonito regalo y que bonitos nombres escogiste Estanislao y Wenseslao me han trasladado a mi ninez... Era el nombre de unos vecinod que tenia y casualmente eta hijo y padre... Y eran de Chile. Leer estos nombres me hizo recordar a los dulces que invitaban y a su muñeco que se llamaba petete... Un hermoso recuetdo como el relato

    Marambra

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