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domingo, 3 de julio de 2016

EN CASA DE LOS MARTÍN



EN CASA DE LOS MARTÍN


Hacia tres meses que María y Álvaro habían adoptado a Luís y Fede y parecía que todo empezaba a asentarse en casa de los Martín.
Luís y Fede eran dos hermanos del orfanato del barrio de San Bartolomé, habían llegado hacía poco tras perder a sus padres en un accidente de coche. Luís tenía 10 años y Fede 8, y sorprendió mucho que encontraran un hogar tan rápidamente. Normalmente a esas edades los chicos se quedan ya en los orfanatos hasta cumplir la mayoría de edad. Pero Luís y Fede tuvieron suerte, en eso. Porque María tras sufrir su sesto aborto decidió que ya no volvería a pasar por aquella pesadilla más, si su cuerpo no le dejaba ser madre su voluntad si. Álvaro que ya hacía tiempo que le rondaba la idea de la adopción, solo tuvo que oír las palabras salir de la boca de su esposa para concertar cita con los del orfanato lo antes posible
Igual que la mayoría, la idea de María y Álvaro era adoptar a un bebé o a un niño bien pequeñito y moldearlo des de cero, sería un Martín de píes a cabeza. Para nada pensaban adoptar un niño ya crecidito y mucho menso dos. Pero al entrar en el orfanato y ver a tantos niños hubo una especie de flechazo entre Luís y Fede y María y Alvaro. No hay manera de explicarlo, simplemente sucedió, ellos sabían que de allí saldrían siendo una familia.

-         Federico, te he dicho que recogieras tu habitación (dijo María al entrar al cuarto de Fede y ver que seguía todo esparcido por el suelo)
-         Ayyyy ya va ya va (dijo quejándose y levantándose de la cama para empezar a recoger sus cosas)
-         Fede ahora ya no, ya tenemos que irnos, anda, ponte los zapatos (dijo indicándole con el dedo donde estaban los zapatos de vestir)
-         Pffff ¿no me puedo quedar? No es  a mi ha quien tiene que ver el doctor (se quejó y caminó arrastrando los píes hasta donde estaban los  zapatos)
-         Hijo, tu padre hoy tiene cena de empresa y no vendrás hasta ya muy tarde, no te puedo dejar solo
-         ¿porqué no? ¿no confías en mi? (dijo alzando una ceja)
-         ¿cuánto hace que te pedí que ordenadas todo esto? (dijo su madre con las manos en las caderas y alzando también una ceja)
-         No es lo mismo
-         Es exactamente lo mismo (sentenció María) Venga, aligera, voy a ver si tu hermano ya está? Y dejó a Fede poniéndose los zapatos y Fue hacia la habitación de Luís. Pero Luís no estaba ya en su cuarto, María miró en el cuarto de baño, en su propio dormitorio y después en el salón, y allí estaba Luis viendo la televisión a medio vestir) ¡Luís Miguel! ¡Aún estás así! (dio tres pasos grandes y le quitó el mando de la televisión, la apagó y se puso a acabarlo de arreglar no con mucha delicadeza)
-         Aaaaaaaaaay mamá, deja, ya lo hago yo (protestó Luís)
-         Ya tendría que estar hecho (dijo malhumorada) vais hacer que lleguemos tarde
-         Mejor (dijo el niño poniendo morros)
-         Si te crees que por llegar tarde el doctor no te visitará vas muy equivocado Luisito.
-         Que no me llames así! (dijo dando un pisotón en el suelo)
-         Perdona, hijo, pero es que a veces acabáis con mi paciencia (se disculpó mientras seguía abrochándole los botones del abrigo)
-         Yo no quiero ir al médico, mamá
-         Ya lo sé hijo, pero hay que ir (dijo poniéndole el gorro de lana)
-         ¿Qué os falta mucho? (dijo Fede apoyado en el quicio de la puerta)
-         No ya estamos.  Fede, hijo, el abrigo
-         ¿Qué? ¡Lo llevo!
-         Que te lo abroches a fuera hace frío, y al gorra y la bufanda también quiero vértelos puestos (dijo maría con voz cansada)
-         Jooooooooo mamá, yo no tengo frio (protesto Fede).
-         Hijo, no discutas, por favor, que hoy no estoy yo para muchas discusiones (Fede la miró con desganas pero se abrochó el abrigo y fue al colgador de la entrada donde estaba su bufanda y su gorro y se los puso (María miró el reloj y respiró hondo)
-         Mejor tomamos un taxi (y agarró a cada uno de una mano y salieron a toda prisa de casa)
Los niños y María llegaron a tiempo a la consulta el Doctor Casas, era el pediatra de los niños, lo había sido desde que nacieron y María y Álvaro decidieron que lo mantendrían aunque tuvieran que ir un poquito más lejos que el que les tocaría por distrito. La sala de espera, como cualquier sala de espera de un pediatra era todo menos silenciosa,. Habían niños de todas las edades correteando de arriba a bajo y revistas de colorear, ceras de colores, piezas de puzles  y bloques de construcción por todas partes.
-         Bueno Luís, ya hacía tiempo que no nos veíamos, ven anda y deja que te ausculte a ver como tienes esos bronquios (dijo el doctor Casas)
-         Es que estoy bien (dijo muy seco Luís, mientras María estaba sentada con Fede sobre su regazo)
-         Luís (y María le echó la típica mirada de madre, que la bordaba para no llevar ni tres meses ejerciendo de tal. Luís resopló pero fue hacía donde estaba el médico y empezó a quitarse el abrigo) por las noches sigue teniendo pitos y eso que me aseguro que tome el inhalador aquel que le mandó.
-         No todas las noches, lo que pasa es que he estado resfriado, y cuando estoy resfriado siempre me vienen los pitos (dijo Luís a la defensiva)
-         ¿Y de día qué tal? ¿De día también tienes tos? ¿Te sientes más fatigado?
-         No y no. Estoy bien, es ella que lo exagera todo (dijo con muy malos modales)
-         Esta bien, Luis, no es necesario ponerse así (dijo el doctor en un tono un poco más serio antes que María pudiera ni abrir la boca) tu madre solo se preocupa por ti.
-         En gimnasia el otro día tuvo que usar el ventolin (saltó Fede y Luís lo fulminó con la mirada)
-         Eso no es verdad, idiota
-         ¡Niños! (les riñó María)
-         Si, si que lo es ,que te ví, estábamos jugando a balón prisionero y me mataron y entonces miré a lo que estabais jugando vosotros y ví como le dabas al ventolin, y estabais jugando a bádminton (dijo Fede muy digno él) No miento mamá (se giró para asegurarle a su madre que no mentía)
-         Bueno, vamos a ver como suenan esos pulmones (dijo al ver que Luís ya se había quitado hasta la camiseta interior. El doctor auscultó concienzudamente) ummmm mmmmm vaya (iba diciendo cuando movió el fonendo) efectivamente, estás bastante cargado, ahora mismo le diré a la auxiliar para que te ponga el  nebulizador durante una horita, después vuelves y que te vuelva a auscultar, si te noto menos cargado, reajustamos la dosis del inhalador.
-         ¿y sino?
-         Bueno en ese caso creo que deberíamos hablar de empezar con el tratamiento del que hablamos ya la vez pasada
-         ¡No! (saltó Luís como un loco)
-         ¡Luís! (le amonestó muy será María) discúlpate con el doctor ahora mismo!
-         Ni hablar, él quiere ponerme banderillas, y no pienso dejarle (dijo aún más beligerante)
-         ¿Banderillas? (María no entendía nada)
-         Señora Martín, hará un año ya les sugería a los padres biológicos de Luís y Federico que Luis podía seguir un programa de vacunación que estaba teniendo mucho éxito con niños con alergia asmática como Luís.
-         ¿Y porque no lo siguieron?
-         Bueno, entonces los ataques de Luís no eran tan frecuentes y bueno no le mentiré las vacunas valen 100 dólares cada una, y son mensuales.
-         Tenemos dinero, ¿y dicen que funciona? (maría se mostró interesada por el tratamiento)
-         ¡Que no! ¡Que no le hagas caso! ¡Que no estoy tan mal! ¡que no pienso (Luís estaba como loco)
-         Luís , por favor, tranquilízate (le dijo el doctor)
-         Luís, hijo (María intentó calmar a su hijo pero al ir a agarrarle de la mano para acercárselo y hablar con él, Luís le dio tremendo empujón que ella y Fede cayeron al suelo).
-         Eso si que no jovencito (y agarró al niño por la oreja y lo llevó a una esquina de la consulta, después se fue donde estaba María y Fede y la ayudó a levantarse) ¿Está usted bien, señora Martín?
-         Sí, si. Pude poner la mano ¿Y tú Luís estás bien?
-         Nooo bwuuuuuuuuuua (enseñándole la mano que la tenía toda desollada)
-         Por suerte estás en el médico vamos a curar esa mano (la mano solo estaba pelada un poco pero había que limpiarla, y ponerle un apósito para que no se infectara) Y tú, jovencito, no quiero verte mover ni un milímetro, voy  a curar a tu hermano y después hablaremos de hombre a hombre de golpear a las mujeres (el doctor curó con sumo cuidado la mano de Fede y después le dio un caramelo por haberse portado tan bien. Luís que sabía la fama que tenía el doctor Casas entre los niños no se movió ni un milímetro. Todos los niños pacientes del doctor sabían que el doctor era muy amable pero también muy serio y que si le soltabas una pataleta mientras te examinaba o te ponía una inyección te podías llevar un tirón de orejas o incluso algunos decían que un buen par de nalgadas) Muy bien Federico, puedes volver con tu madre (y lo ayudó a bajar de la camilla). Luís (dijo en un tono muy solemne y muy a poco a poco Luís giró la cabecita para mirar al doctor que se le veía muy pero que muy intimidador) aquí, frente mío (dijo señalando con el dedo un punto exacto donde quería que el niño fuese. Ese punto estaba demasiado cerca del doctor y la cara y la voz del doctor Casas ya no eran la del bonachón que regala caramelos a los niños al salir de su consulta) ¿te parece bonito lo que has hecho? ¿empujarle así a tu madre? (Fede bajó la cabeza y negó) No te oído, Luís (dijo muy serio alzándole la mandíbula con el dedo)
-         No, señor (dijo con lágrimas en los ojos) Qué sea la primera y la última vez que levantas la mano una mujer, y mucho menos a tu madre ¿Entendido?
-         Sí, señor (dijo Luís entre sollozos, y sin más el doctor lo inclinó sobre la camilla y dejó caer la mano varias veces) PLASS
-         AY
-         PLASS
-         AU
-         PLASS
-         AUUUU
-         PLASS
-         AYYY
-         PLASS
-         AYYY SNIF SNIFF LO SIENTO LO SIENTO MUCHO LO SIENTO NO VOLVERÉ HACERLO JAMÁS (le dijo al Doctor una vez se dio cuenta que no iban a caer más palmadas sobre su tradero no sin dejar de resguardar su  trasero por si acaso)
-         No es a mi a quien tienes que pedir disculpas sino a tu madre (le dijo muy serio el doctor)
-         Lo siento mamá, no quise hacerlo (y se abrazó fuerte a su madre y lloró sobre su hombro un largo rato. Una vez el chico se hubo calmado y se volvió a vestir, el doctor les sonrió y asintió con la cabeza. Llamó a la auxiliar por teléfono que llegó en menos de 1 minuto)
-         Ahora, quiero que acompañes a Tatiana, ella te pondrá 3 dosis del nebulizador, ya sabes como va (miró a la auxiliar) 3 dosis de 10 minutos cada una y 10 minutos de descanso  entre dosis y dosis y me lo traes de aquí una hora, vale
-         Sí, doctor (dijo alargándolo la mano a Luís para que lo siguiera. Luís salió de allí gustosamente. María Y Fede iban a seguir a Luis hasta el box donde le pondrían el oxígeno con el broncodilatador pero el doctor continuó hablando)
-         Señora Martín, si tiene unos minutos hablaremos del tratamiento del que le mencionaba antes, Federico si quieres puedes ir a hacer compañía a tu hermano (Y Fede después de ver la cara mala del doctor Casas no iba a contrariarlo así que siguió a la auxiliar y a su hermano fuera de la consulta) Lo primero que quería era darle las gracias
-         ¿las gracias?
-         Sí porque los chicos se ven muy bien, sus padres biológicos los querían con locura pero también…bueno no eran…digamos que con los pocos recursos que tenían hacían lo que podían. Pero he visto que Fede ya no es todo huesos y a pesar de que Luís está en plena crisis asmática, está controlada.
-         Hemos hecho todo lo que me indicó, con Luís es una auténtica batalla que se tome el inhalador, tengo que quedarme delante hasta que se lo toma, pero cada vez regaña menos
-         Debe hacerle entender que es por su propio bien, que solo él se beneficia de seguir el tratamiento.
-         Lo intento, pero aún no acaba de entender.
-         Ya, tiene 10 años para algunas cosas parece asombrosamente madura y para otras no difiere mucho de un niño de párvulos (ambos sonrieron porque llevaba razón) la segunda cosa de la que quería hablarle son de las vacunas que creo que podrían funcionar muy bien para Luís. Son dos años, pero después se olvidaría de esas crisis, no más visitas nocturnas a urgencias por no poder respirar. No más inhaladores, no más fatiga.
-         Pídalas, si hemos de pagar 2400 dólares para que el resto de su vida esté bien, los pagaremos gustosamente
-         Tendrá que hablar con Luís, como muchos niños, la idea de que le pinchen cada mes no suele ser bien recibida y visto lo visto esta tarde, van a tener que tener mucha paciencia y firmeza para que venga cada mes a ponerse la vacuna.
-         No sufra, vendrá y se comportará aunque lo tenga que traer atado y amordazado
-         Jajajaj no mujer, espero que no tenga que llegar a esos extremos y eso me lleva a la tercera y última cosa que quería hablar con usted. Yo también adopté a un chico hace quince años (y le mostró la fotografía que tenía sobre su escritorio. El doctor señaló orgulloso el chico alto de la foto que había justo a su lado) este es Samuel, mi hijo, ahora vive lejos, ¡estudió DERECHO! Salió a su madre y no a mi jajajaja lo adoptamos cuando tenía 12 años, era el hijo de unos amigos dela infancia de mi esposa y nos robó el corazón desde el primer día (María lo escuchaba atenta porque a ella le había pasado lo mismo con Fede y Luís). Pero tantos los hijos propios (mirando a los otros dos chico y a la chica que habían en la foto familiar) como los adoptados necesitan ser educados, necesitan que s eles muestre el buen camino, que se les dirija hacía ese buen camino, y lo que encontraríamos tan natural en un hijo natural nos hace dudar en un adoptado ¿me odiará? ¿sus padres lo habrían hecho así? Permítame que mi experiencia le sirva de algo, olvídese por completo de esos fantasmas. Y sea su madre (el doctor se giró de repente y comenzó a trastear en los armarios que tenía a sus espaldas buscando algo, y de repente se volteó con una especie de pala de panadero y se la alargó a María) Mis hijos ya están todos fuera de caso, bueno aún está Matilde que el año que viene ya empezará la universidad, pero ella es un amor de chica. Y sé que esto ya no lo necesitaré, en cambio creo que a usted y a su marido esta (mirando la pala de pino rojo) les puede ser de mucha ayuda cuando esos dos se alejen peligrosamente de ese buen camino del que antes hablaba.
-         Doctor yo le agradezco el gesto pero no creo que nosotros vayamos
-         No le digo que la use, solo quédesela, puede guardarla en un armario, como la tenía yo, pero por si acaso no olvide donde la guardó jejeje
-         Bueno, no sé que decir…
-         No diga nada, simplemente recuerde lo que le he dicho, esos dos son ahora sus hijos, sus hijos al 100x100 y en los hombres felices y de provecho que serán en el mañana en gran parte se lo deberán a ustedes dos. Ser padre no es fácil, no es agradecido y no está valorado en ninguna parte, no al menos hasta que ellos mismos sean padres a su vez. Créame no fue hasta que mi hija Raquel fue madre que empezó a vera su madre más allá del amor de hija, y empezó a verla como una mujer que se había sacrificado millones veces por ellos y que siempre lo había hecho con alegría en el corazón. Pero eso supongo que no nos damos cuenta hasta que somos nosotros quien lo hacemos (y le sonrió. María sonrió también por las bonitas palabras salidas de la boca del doctor y metió la pala en el bolso y se levantó)
-         Mejor que vaya a ver que hacen esos dos
-         Sí, vaya, los demás pacientes deben de estar subiéndose ya por las paredes (y la acompañó hasta la puerta y se la abrió) nos vemos en una hora, señora Martín. El siguiente (llamó sacando la cabeza por la puerta y una señora con una niña medio adormilada en sus brazos se levantó)




CONTINUARÁ

5 comentarios:

  1. Ohhhh no se vale Litle quiero mas mira que me encanto este capi, menciona adopcion, hermanos y pequeños, la mezcla exacta y perfecta

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  2. No me gustó ese doctor. Little, que María y Álvaro no se olviden que Luis y Fede aún son niños y que por más bien que se hayan amoldado como familia, ellos han pasado por una situación terrible.
    Linda historia.

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  3. Nueva historia, con peques esta vez. Parece prometedora espero que continúen pronto

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  4. Ah que consejitos los del Doctor!!
    Uuff cuando ya agarran confianza con tu familia no es nada bonito!!...
    Que buen capi!! Ya quiero saber más!!

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