Páginas Amigas

viernes, 10 de marzo de 2017

Pruebas



Pruebas
A la mañana siguiente nos vestimos con nuestros uniformes y desayunamos, cada uno con una  alegría poco acostumbrada. Papá se despidió de nosotros con beso en la frente, aunque a veces era reticente, esta vez me deje llevar e incluso me dio el gasto para mi recreo. Suspire aliviado procurando que nadie lo notará, me había perdonado, pensé aliviado, incluso el extraño evento sobrenatural fue cierto ¡no sabía si llorar de alegría o de susto!
·  Ángel (Alex me llamaba así, cuando quería ser formal, que era casi siempre, yo no entendía el porqué) hoy llevaré al muñeco conmigo como acordamos anoche ¿puedo verdad? – me sorprendí por lo que acababa de decir mi hermanito, primero porque me pedía permiso cosa que era muy raro y segundo porque pretendía engañarme. No habíamos quedado de acuerdo en ello para nada …
·  ¿qué? Accedí a que llevaras el libro para que averigües en que lengua está escrita no dijimos nada del muñeco.
·  Ángel necesito tiempo para eso y solo podemos usar la Internet en horarios de clase y con permisos especiales. No me preocupo del permiso, me lo darán pero ¿y mis clases? no puedo perdérmelas. Necesito al muñeco para retroceder el tiempo y poder pasar mis clases también – argumento, y para colmo poniendo los ojos grandes brillosos y suplicantes, no podía negarle los estudios, era su fuerte, Ggg…
·  Arg… de acuerdo  - respondía destrozando mi peinado, bueno de todos modos no podía ordenar mis cabellos correctamente desde la mañana y nunca por cierto – pero solo esta vez – sentencie, definitivamente conquistado. 
·  No creo que solo un día sea suficiente… - trataba de explicar Alex, y le eche una mirada asesina, olvide su ternura – de acuerdo solo por hoy está bien.
·  Mañana es mi turno, tengo clases de danza y quiero repetir –  Tami lo dijo caprichosamente – tengo una clase por semana y me gusta demasiado – finalizó con voz implorante y con una mirada a la que no podías negarle nada, pero quien puede con estos enanos, suspire abatido.
·  Arg… de acuerdo. Pero ya vámonos, estamos retrasados.
·  Si – respondieron alegres  al unísono, que si no fuera porque eran mis hermanitos les hubiera dicho que no, eso creo. Me alise el cabello tratando de estirar mi flequillo de la frente hacia adelante. Tenía esa costumbre tan molesta ¡Rayos! Y nos fuimos, casi saltando si fuera posible.
Esa mañana paso tranquila, tenía clases de música, y era algo bueno en ello, si no fuera que siempre olvido llevar mi guitarra, por suerte algunas chicas que preferían usar el chat de sus celulares me la prestaron presurosas. El problema comenzó cuando me toco clases de matemáticas, allí era pésimo, bueno era pésimo para todas las otras materias que no sean música y deportes.
·  Miguel Ángel – me llamo el profesor – pese a que trate de hacerme lo más invisible posible durante las clases.
·  ¿Sí? – respondí, parándome y tratando de sonar estoico – Ayer repasamos estos ejercicios pero no te vi en clases supongo que practicaste ¿o me equivoco? Pronto serán los trimestrales  y no quiero explicarle al director por qué tengo que ponerte en clases de reforzamiento.
·  Yo… no… no lo hice – estaba todo rojo y me puse más nervioso al escuchar vocecillas y pequeñas risas de mis compañeros de clase.
·  Está bien, lo volveré a explicar – el profesor parecía alegre, supuse que le gusta molestarme – repetiré el ejercicio para todos aquellos que NO LO REPASARON. Eso me llego como un flecha de sarcasmo… llorara internamente.

El profesor repetía en voz alta el ejercicio pero las voces aunque bajas de mis compañeros, las escuchaba claramente, estaba seguro que no era el único él no comprendió el ejercicio, pero era más fácil para ellos culpar a otro.
·  ¿Miky otra vez? Por su culpa debemos repetir el ejercicio – dijo un chico de atrás de quien no me acordaba su nombre.
·  Si, por qué tendrá que ser tan cabezota, siempre salimos perjudicados – dijo Andrés, creo.
·  Ayer no vino a clases y el profesor va y lo consiente – esa era Estefany.
·  ¿No me dijiste que era el mejor de tu clase el año pasado?  - pregunto su amiga Claudia.
·  Sí, pero no sé qué le pasa ahora, falta demasiado a clases y siempre hace el vago por ahí.
·  Ya estoy harto de esto, no puedo creer que un simple ejercicio de mate no lo entienda, si es tan fácil – Era Roberto, más tarde me las pagaría.
·  Bien ¿entendieron todos?
·  Sí – respondieron todos fastidiados.
·  Bueno Miguel Ángel sal a la pizarra.
·  ¿qué? Ah… si – respondí y camine al frente – el profesor me alcanzó el marcador de agua. Vi el ejercicio y por más que me concentre no podía alejar de mi mente los murmullos de atrás, y no es que me crea importante, pero solo atine a pensar que todos eran sobre mí, al igual que al inicio de la clase.
·  ¿Entendiste?
·  ¿Qué? – pregunte regresando a la realidad y una carcajadas llenaron el aula.
·  Miguel Ángel, mejor siéntate – me ordenó el profesor moviendo negativamente la cabeza, corrí hasta mi asiento quería ocultar mi rostro que seguramente estaba al rojo vivo – esta tarde te quedaras para que repasemos un poco – asentí.
Toda esa clase solo deseaba salir corriendo, pero me quede quieto ya que si lo hacía, mis compañeros se burlarían de mí hasta el día de mi muerte. Suspiré. Decidido a tomar atención esta vez. No lo logre, solo quería desquitarme.
·  Bueno para la próxima quiero sus prácticas en mi mesa, al comenzar la clase.
·  Si – respondimos al unísono. Bueno yo no lo hice. Al menos era hora del descanso, salí del curso rápidamente ahora podía irme a la terraza de la escuela y esconderme el resto del día, pensé aliviado y como una explosión… una luz desde el pasillo me envolvió y nuevamente  me vi sentado en mi pupitre, con el profe de mate viéndome atentamente no más a de tres metros como la última vez.     
·  Miguel Ángel – me llamo nuevamente el profesor. No tenía tiempo de sentirme furioso, todo se repetiría y no quería pasar nuevamente esa vergüenza.
·  Sí – respondí nervioso.
·  Ayer repasamos estos ejercicios pero no te vi en clases supongo que practicaste ¿o me equivoco? (lo sé, lo sé, me repetía) Pronto serán los trimestrales  y no quiero explicarle al director por qué tengo que ponerte en clases de reforzamiento (sí, lo siento, lo siento)
·  No lo hice – tuve que responder y las vocecillas y pequeñas risas de mis compañeros de clase, comenzaron. Sin duda asesinaría a mi hermano.
·  Está bien – dijo el profesor molesto, con la misma expresión que le vía la primera vez – repetiré el ejercicio para todos aquellos que NO LO REPASARON.
Esta vez mientras el profesor repetía en voz alta el ejercicio, evite las voces y me obligue a concentrarme en el pizarrón, ahora escuchaba claramente la explicación.
·  ¿Micky otra vez? Por su culpa debemos repetir el ejercicio – dijo, Pedro ya recordé su nombre, ya me vengaré después. No, escucha, escucha, me obligué.
Se debe tomar el múltiplo del ocho y luego simplificar, asi te queda un residuo que lo elevas al…
·  Siempre salimos perjudicados – era Andrés. No quería escuchar más.
·  Después solo se divide este número con el de abajo y ya tienes el resultado… continuo el profe.
·  ¿No me dijiste que era el mejor de tu clase el año pasado?  - pregunto su amiga Claudia.
·  Sí, pero no sé qué le pasa ahora – lo sé, lo sé, Estefany era mi amiga ¿recuerdas? Te ayude a pasar matemáticas ese año, por favor. Habla mejor de mí ¿quieres?
·  Ya estoy harto de esto, no puedo creer que un simple ejercicio de mate no lo entienda, si es tan fácil – Repitió Roberto, si es tan sencillo, mira ahora me llamará al frente y lo resolveré sin problemas.
·  Bien ¿entendieron todos?
·  Sí – respondimos todos.
·  Bueno Miguel Ángel sal a la pizarra.
·  Sí – respondí seguro esta vez lo resolvería, realmente era tan fácil – el profesor me alcanzó el marcador. Un poco más animado por mi seguridad, eso me dio más valor, lo resolví pese a los murmullos.
·  Muy bien – observó el profesor – y retuve una sonrisa, no debía estar tan orgulloso, era un ejercicio sencillo después de todo, me regañe -  Ve a tu asiento.
·  Sí -  la sonrisa se me escapo sobre todo cuando vi a Estefany y a Roberto.
Era hora del descanso y solo me fui al techo, no valía la pena molestar a Alex, pero tampoco me apetecía hablar ni con Tami.
Ya después del descanso tenía clases de Ciencias Sociales, al menos no era tan malo en ello, asistí pese a que quedarse en el techo el resto del día sonará mejor. Ver las caras de mis compañeros tan perplejos de que asistiera solo me hizo desear estar en la clase. Había olvidado lo bien que se sentía ser temido, no por el hecho de golpearles (aunque ganas no me faltaban) sino porque temían que fuera mejor que ellos, creo. Y pese a mi tendencia anterior a la que estaba acostumbrado esta clase participé como era debido de un estuante de verdad.
Ya a la salida no me podía quejar fue un día perfecto, obtuve puntos extras que me sacarían de la lista de estudiantes rezagados, Al menos mi padre estaría feliz y no me retendría mis gastos,
·  Hola – le dije a Tami que se acercó con la cabeza baja y fatigada.
·  Micky – me sonrió, era la misma sonrisa de mi madre, una punzada detuvo mi corazón – ¡Alex es un tonto!... – suspiro.
·  ¿Por qué? - pregunte, aunque ya sabía la respuesta, a ella le había perjudicado la repetición del periodo.
·  Alex no nos advirtió de la hora que repetiría y por su culpa tuve que pasar nuevamente clases de lenguaje, y sabes que no me gusta esa materia. Sobre todo hoy que teníamos Teatro, tuve que repetir mi escena 6 veces y en todas aún seguía tímida.
·  Lo siento – dije impulsivamente como si fuera mi culpa, bueno al menos yo lo había disfrutado – Entonces dime, para que no lo lamente igual que tu mañana ¿a qué hora te toca clases de danza?
·  En el último periodo.
·  Bien, entonces al menos un Clandes estará preparado.
·  No te muestres tan enfadado por mi ¿quieres? No busques venganza por tu tierna hermanita – dijo con letal sarcasmo.
·  Pero Tami debes superar pronto esto del miedo escénico. Supongo que fue por tu bien.
·  Bueno creo que si, por lo menos esta la segunda vez de repetir el periodo no confundí mis diálogos.
·  Ja, ja, ja – me reí con fuerza - Allá esta Alex y como novedad esta con sus amigos, vámonos – le dije quería consolarla pero no sabía cómo, ella me sonrió y camino a mi lado, eso era lo que me agradaba de ella, sabía aceptar la realidad con mayor facilidad que Alex y yo, al menos eso me parecía.

Ya en la casa almorzamos comentando nuestras aventuras, tan divertidos y sin recriminarnos, eso realmente era hermandad, supongo.
·  Es muy raro verte cumplir con tus tareas – comento Alex y para colmo concentrándose en el libro que traje de la casa de la colina, asi no podía notar mi mirada de furia, cuando me vio en la sala resolviendo mis prácticas de matemáticas.
·  No más raro, verte fuera de tu cuarto sin hacer nada – repliqué.
·  Quiero hablar contigo a solas, Tami está en la ducha, supongo que es el momento…
·  Bien – acepte algo enfadado.
·  ¿crees que ahora podemos visitar la casa de la colina?
·  No – dije rotundamente,
·  ¿Por qué? No creo que haya nadie  allá, Micky por favor – se veía muy frustrado.
·  No – respondí y fingí concentrarme en mis prácticas. Yo tenía ganas de regresar también pero temía arriesgar la vida de mis hermanos, asi que si alguien regresaría allá, sería solo yo.
·  Ángel por favor – insistió Alex – por favor – repitió – Solo será un momento, quiero corroborar algo, no llevaremos a Tami si eso te preocupa, y trataré de ser discreto ¿sí? –
·  Arg… de acuerdo – respondí sosteniendo mis cabellos y luego soltándolos - pero lo haremos mañana durante el segundo periodo antes que Tami haga que se repita su clase de danza -  Desistí sabiendo que jamás se le ocurriría faltar o escapar de la Escuela.
·  Sí, es perfecto.
·  Yo te ayudaré a salir de clases – respondí tartamudeando, no podía creerle que acepte saltarse clases – luego regresaremos, antes del último periodo. No quiero que Tami se enteré de esto – increpe aun aturdido.
·  Bien – dijo algo pensativo – hay otra cosa de lo que quiero hablarte.
·  Dime – respondí aprehensivo, todo este asunto comenzaba a ponerme nervioso.
·  Traduje algo del texto, está en alemán, por eso no lo entendíamos.
·  ¿Qué dice?
·  La luz es igual que la lluvia, cuando llueve moja a todos.
·  Eso no es muy alentador.

·  Lo sé.

2 comentarios:

  1. guauuuu cuánto misterio. Es muy bonita tu historia. Continua por favor
    Graciela

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  2. Eso no suena tranquilizador!!!
    Pero que entretenida que es tu historia!!

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