Páginas Amigas

jueves, 11 de mayo de 2017

CAPÍTULO 63: REVELACIONES



La casa estaba en completo silencio. Papá había sido el último en dormirse, pero también el primero en salir de la cama. Con los ojos entreabiertos, le vi levantarse y salir del cuarto con cuidado de no hacer ruido, para no desvelarnos a ninguno. Eran las cinco de la mañana. No sé si había logrado dormir mucho aquella noche.

Estuve un rato dudando si debía ir tras él o si era mejor dejarle solo y entonces empecé a escuchar suaves murmullos, de conversaciones lejanas. ¡Andrew! No es que me hubiera olvidado de él, pero mi cerebro lo había apartado momentáneamente, durante la noche. Él también debía estar despierto y estaba hablando con papá.

Moría de curiosidad por saber qué se estaban diciendo. Sabía que estaba mal escuchar conversaciones ajenas, pero uno no tenía todos los días la oportunidad de ver a su padre biológico y a su verdadero padre en la misma habitación. Me deslicé sigilosamente para salir del colchón, caminé de puntillas por el pasillo y me quedé en lo alto de las escaleras. Aidan y Andrew estaban en el salón y desde allí podía escucharles.

-         … solo digo que pienses en ellos antes que en ti mismo, por una vez. Si vas a hacer esto, no puedes desaparecer cuando sientas que es demasiado. Les destrozarías ¿entiendes? Les romperías en mil pedazos. – decía papá.

-         No voy a irme…

-         Ojalá pudiera creerte. De momento me fiaré solo de los hechos, pero quién sabe si con el tiempo te ganarás mi confianza. – respondió Aidan. Sonaba más tranquilo de lo que había imaginado.

Durante unos segundos no escuché nada. Resistí la tentación de asomarme por los escalones para enterarme de lo que estaban haciendo, porque eso me hubiera delatado.

-         No pensé que fueras a volver. – admitió papá. – Y, ahora que has vuelto, no sé si debo alegrarme o preocuparme…

-         No he venido a quitártelos – susurró Andrew. Me costó mucho entenderle, porque habló muy bajo.

-         ¿Y para qué has venido? – preguntó Aidan. Sonó ligeramente desesperado y en su voz pude entrever solo la superficie del inmenso miedo que estaba sintiendo. Miedo a perdernos. Miedo a que Andrew, finalmente, quisiera ser nuestro padre.  - ¿Es que acaso hay…? ¿Tengo otro hermano? Nunca antes has venido a decírmelo en persona…

Aguanté la respiración. ¿Podía tratarse de eso? Andrew no respondía, y eso solo aumentó mi ansiedad. Creo que papá estaba sintiendo lo mismo.

- He venido porque me enteré de que arrestaron a Michael – dijo Andrew, con cautela. Pero no me pasó desapercibido el hecho de que esquivó la otra pregunta de papá.

-         Por eso mismo, no es un buen momento para… Es decir… ¿qué tiene eso que ver contigo? Michael ni siquiera es tu… No sé por qué eso te ha hecho venir.

Papá estaba teniendo problemas para decir “si no te preocupas de tus propios hijos, ¿por qué te interesas por alguien que ni siquiera lleva tu sangre?”.

-         Porque puedo ayudar. El chico necesitará un abogado y yo…

-         Ya tiene uno…

-         El mío es mejor. Y fíate cuando te digo que no es un farol o puro fanfarroneo. Si de verdad te importa ese chico, deberías dejar que mi abogado le defienda en la vista de hoy.

Escuché a Aidan resoplar.

-         ¿Sabes cuántas veces he necesitado tu ayuda? ¡Nunca has movido un dedo por mí ni por el resto de tus hijos!  ¿Qué ha cambiado?

-         Yo…  No lo sé… Cuando las noticias hablaron de Ted… Pensé que se iba a quedar en silla de ruedas para siempre, y yo… Empecé a sentir que… empecé a sentir…

-         Empezaste a sentir una mínima parte de la preocupación que debe sentir un padre. Más vale tarde que nunca – replicó Aidan.

-         ¿Ted está bien? ¿Está bien de verdad? Ayer parecía encontrarse bien, pero…

Jadeé. Andrew me quería. Recónditamente, con años de retraso, en algún lugar dentro de él… me quería.

-         Ya casi puede hacer vida normal. Aún no puede conducir ni hacer natación… Ted ama la natación, en otra vida tuvo que ser un pez…

-         Pones otra cara cuando hablas de él. Como de… orgullo. Creo que lo puedo entender. Parece un chico del que sentirse orgulloso.

Me ardieron las mejillas y de pronto tuve muchas ganas de sonreír. Toda mi vida me había intentado convencer de que no necesitaba a Andrew y en cierto sentido era verdad, porque Aidan era el mejor padre que pudiera tener, pero había algo que siempre me había hecho falta: saber que mi padre biológico no me odiaba. Que no era una decepción para él. Que era… algo más que un error.


-         AIDAN’S POV-

Después de la segunda pesadilla fui incapaz de volver a dormirme. En mis sueños, no dejaba de ver a Michael tras unas rejas, cada vez más y más lejos de mí, sin que pudiera alcanzarle. Cuando desperté sentía una angustia opresora en el pecho y me senté en la cama para intentar respirar mejor. Aún no podía asimilar que se le hubieran llevado. Y por culpa de ese…ese despreciable policía corrupto… ¿Por qué Michael? ¿Por qué le había elegido a él para destrozarle la vida? ¿Qué cosas me estaba ocultando mi hijo? ¿Qué le habían hecho exactamente?

Me alegré de tener al resto de mis niños conmigo aquella noche, porque necesitaba saber que estaban bien. Que estaban todos, durmiendo tranquilamente, sin que nadie les hiciera daño… Aunque en el piso de abajo había otra amenaza.

Mi padre. De entre todas las noches del mundo, ¿había escogido esa para hacer una visita? ¿Por qué? ¿Qué quería? Era la segunda vez que venía en poco tiempo. ¿Y si de verdad estaba cambiando? ¿Y si quería… recuperar a sus hijos? Durante años, yo soñaba con eso. Soñaba con que Andrew volviera, y juntos pudiéramos ser una familia. Pero había pasado el tiempo, y ellos eran MIS hijos… no podía volver a ser solo su hermano. No podía. ¿Era egoísta por pensar así? ¿Acaso no me había prometido a mí mismo, años atrás, que si Andrew demostraba que podía ser un buen padre, le dejaría serlo? ¿Acaso era una promesa con fecha de caducidad? Ted, Alejandro… Eran mis hijos. Les había criado yo. Pero … ¿y los demás? ¿Y si Andrew…me los quitaba?

Ese era solo uno de mis muchos temores. ¿Y si la edad –aunque Andrew no era viejo ya no era tan joven-… y si la edad le había hecho sentirse solo, peor después se arrepentía? ¿Y si entraba en la vida de mis hermanos, pero solo por un rato? ¿Y si empezaban a ilusionarse para luego descubrir que su padre era una rata traidora y egoísta en la que no se podía confiar?

Cuando ya no pude estar más tiempo comiéndome la angustia sobre la cama, decidí levantarme. Escuché ruidos en el piso de abajo que me avisaron de que Andrew también estaba despierto. Dudé unos segundos, porque no estaba preparado para enfrentarle, pero no podía esquivarle para siempre, así que, finalmente, decidí bajar y hablar con él.

Fue la conversación más cordial que tuvimos en años y en ella pude ver que se preocupaba por Ted. ¿Sería posible? ¿De verdad el corazón de mi padre había despertado cuando uno de sus hijos se enfrentó a verdadero peligro? Pero, ¿por qué no antes? ¿Por qué no cuando Ted era bebé y su abuelo casi lo asfixia? ¿Por qué no cuando Zach tenía bronquitis y yo no daba abasto? ¿Por qué no cuando se enteró que Dylan era autista? ¿Por qué no se preocupó entonces?

Hacía mucho tiempo que había desistido de entender a mi padre. Tal vez lo mejor fuera no buscarle lógica a sus acciones y contentarme con el hecho de que estaba allí, preocupado por Michael y por Ted, y dispuesto, quizá, a formar parte de mi familia. Aunque aún quedaba un largo camino por recorrer antes de que volviera a confiar en él.

Ted entró en el salón después de un rato. Algo en su rostro, brillante con la más intensa felicidad, me hizo pensar que había escuchado al menos parte de nuestra conversación.

-         Ho… hola. Buenos días.

-         Buenos días, campeón. Es muy temprano, ¿no vas a dormir un poco más?

-         No tengo sueño…

Entendía perfectamente que no pudiera dormir, porque yo tampoco. Andrew se le quedó mirando sin decir nada, como si tuviera miedo de decir algo equivocado. Cuando Ted fijó la vista en él, dio un pequeño respingo y carraspeó.

-         ¿Vas a venir a la vista de Michael? – le preguntó Ted.

Me sorprendió mucho su pregunta: aún ni siquiera había decidido si iba a llevar a Ted conmigo y él invitaba a Andrew… No me parecía una buena idea.

-         No sé si eso sería lo mejor. Pero tú deberías ir, no creo que tu padre deba estar solo en un momento así… - respondió Andrew. Me estremecí al oírle decir que era el padre de Ted, como si de alguna manera estuviera reconociendo mi posición.

-         Yo voy – aseguró Ted, y me retó con la mirada a llevarle la contraria. No lo hice. No quería iniciar una pelea y quizás lo mejor fuera dejarle venir.

-         ¿Dejarás que mi abogado te ayude, entonces? Si le llamo ahora, estará aquí enseguida – dijo Andrew.

Lo medité unos segundos. Confiaba en John, pero él no solía llevar ese tipo de casos y era mi hijo de quien estábamos hablando. Por otra parte, ¿de veras era tan bueno el tipo que me ofrecía Andrew? Inseguro, decidí consultarlo con mi propio abogado, al fin y al cabo él mismo se había ofrecido a buscar a un experto cuando se lo propuse. Estaba dispuesto a pagar a John de todas formas, aunque al final fuera otro quien estuviera en la vista.

-         ¿Será muy pronto para llamar por teléfono? – murmuré, y decidí probar suerte igual. Marqué el teléfono de John y para mi sorpresa lo cogió al segundo toque. Me extrañó que estuviera despierto, pero lo agradecí infinitamente – Hola, John… Soy Aidan.

-         ¡Aidan! Justo iba a llamarte. ¿Estás sentado? Siéntate. He averiguado algo que… no quería contártelo por teléfono, pero…

-         ¿Es sobre Michael? – pregunté, ansioso.

-         No exactamente, pero es sobre su caso. Me he pasado la noche investigando y leyendo los archivos de la policía. Verás, Aidan, no te lo quise contar ayer porque tenías mucho encima y Michael me pidió que no lo hiciera, pero el tipo este, Greyson, tiene algo en contra de Andrew. Intentó suplantar su identidad años atrás y al parecer todo esto nace de una especie de vendetta…

Mientras John hablaba, miré a Andrew sin poder evitar pensar que era una maldita casualidad que él estuviera allí delante justo en ese momento. ¿Qué tenía que ver él con Michael? ¿Es que todos los problemas de mi vida iban a tener su origen en él?

-         ¿Has averiguado de qué se trata?

-         No, pero estoy cerca. Greyson nació en Ohio. Andrew también es de allí ¿no?

-         Sí…

-         Greyson es adoptado, pero estuve escarbando y creo que, cuando era joven, intentó encontrar a sus padres biológicos.

-         ¿Y eso qué tiene que ver con nada? – me exasperé. No quería saber nada de la vida del bastardo que había amenazado a mi hijo.

-         Pues… no sé si llegó a encontrarlos, pero… estuvo un tiempo trabajando como mozo en una granja de la zona. Granja con la que creo que estás familiarizado, a cargo de un tal Joseph…

-         Whitemore – terminé por él. – Joseph Whitemore, mi abuelo.

Parpadeé, bastante confundido. Tanto Ted como Andrew me miraban con curiosidad y extrañeza, seguramente sin entender de qué estábamos hablando.

-         No sé tú, pero yo no creo en las casualidades – dijo John.

-         No, ni yo tampoco. – susurré. – Tengo que colgar. Ven a mi casa en cuanto puedas.

Colgué el teléfono y me quedé mirando al suelo unos segundos. Las casualidades no existen, al menos no casualidades tan grandes. El policía que se la estaba jugando a Michael tenía una cruzada con Andrew y había trabajado para mi abuelo. Y Andrew…. Andrew empezaba a interesarse por mi familia justo en ese momento. Tiré el teléfono sobre el sofá, y encaré a mi padre, agarrándole por las solapas, muy cerca del cuello.

-         ¡Papa! – protestó Ted, asustado.

-         ¿De qué conoces a Greyson? – gruñí.

Andrew intentó soltarse, pero yo puse mi rodilla en su estómago y le apreté contra la pared, para que no pudiera escaparse.

-         ¿De qué diablos estás hablando? ¡Suéltame!

-         ¡Greyson! ¡Roger Greyson, de qué le conoces! – le grité. Estaba haciendo un gran ejercicio de autocontrol para no golpearle.

-         ¿Roger? No…no conozco ningún Greyson… - respondió, y por alguna razón parecía sincero.

-         Pues él parece que sí te conoce a ti.

-         No conozco a ningún Roger Greyson, pero si conozco a un Roger… Roger Murray, pero, en realidad… Roger Whitemore. Solo que nunca pudo llevar nuestro apellido.

De la sorpresa, le solté. El primer pensamiento que me vino a la cabeza es que “Greyson” era otro hermano perdido, pero enseguida tuve que descartarlo: Greyson era mucho mayor que yo. Demasiado mayor para poder ser hijo de Andrew. A decir verdad, su edad debía estar entre la de Andrew y la mía, por lo que había calculado la primera vez que le ví.

-         Explícate – le exigí. - ¿Qué tiene que ver con nosotros?

-         No puedo contestar a esa pregunta. Por tu propio bien, no puedo hacerlo, Aidan. – respondió Andrew. No recordaba haberle visto tan angustiado nunca.

-         ¡NUNCA TE HAS PREOCUPADO POR MI BIEN, ASÍ QUE NO FINJAS AHORA!

-         ¡SIEMPRE ME HE PREOCUPADO POR TI!

Quise rebatírselo, pero aquello era lo más cerca que Andrew había estado de reconocer que me quería, y mi pecho se hinchó demasiado como para responderle con toda la rabia que me hubiera gustado usar.

-         ¡SI ESO ES MÍNIMAME CIERTO ME DIRÁS LA VERDAD!… Tienes que decirme la verdad, para que pueda recuperar a mi hijo. ¿Qué tiene ese hombre que ver con nosotros? ¿Qué tiene que ver con él?

-         Con él, hasta donde yo sabía, nada. Esto me ha sorprendido tanto como a ti. A lo mejor… a lo mejor no es el mismo Roger… - comentó, pero pude ver que ni él mismo se lo creía.

Iba a decir algo, pero Ted, que nos había observado en silencio, se nos adelantó.

-         Por favor… si sabes algo… tienes que decírnoslo. Por favor… Mi hermano necesita toda la ayuda que le podamos prestar y para eso tenemos que saber qué está pasando.

Andrew y Ted se miraron a los ojos por unos segundos. Yo no podía negarle nada a Ted cuando me miraba así. ¿Le pasaría lo mismo a Andrew?


- Michael’s POV -


“No respires. No respires TAN ALTO. Maldita sea, contrólate, ¡contrólate!”

Con los ojos fuertemente cerrados y la cabeza oculta en la almohada, intentaba hacerme invisible y no hacer ruido. Al volver de la enfermería, ninguno de mis compañeros de celda había hecho comentarios. No sabía si todos sabían lo que había pasado, pero no me molesté en comprobarlo. Me tiré sobre mi colchón y no había movido ni un músculo desde entonces. Tampoco había sido capaz de dormirme ni un solo segundo. No por no estar cansado, de hecho no podía con mi alma, pero tenía demasiado miedo como para quedarme totalmente indefenso en la misma celda que George.

El problema es que los demás tampoco parecían estar durmiendo demasiado. Les oía susurrar o hablar entre ellos y cada vez que escuchaba la voz de George mi cuerpo entero se ponía a temblar. No era solo el miedo que le tenía a él, era solo un hombre, sino todas mis malas experiencias en cárceles y reformatorios, que había sepultado bajo capas y capas de olvido….y George las había sacado a la luz en un solo segundo. En los últimos meses Aidan me había hecho sentir… seguro. Y la seguridad se había esfumado de un plumazo.

-         Vamos, Hamilton, no seas marica – dijo Pinzas, lo bastante alto como para sacarme de mis pensamientos.

-         No le voy a hacer eso – replicó él.

-         No te estoy diciendo que le violes, solo es una pequeña broma…

-         Es su primer día aquí. ¿No has visto cómo ha vuelto de la cena? Alguien le atacó. Tenía sangre en la ropa. Para ti es una broma. Para él será el ataque de un pervertido, justo cuando le hemos dicho que se ande con cuidado.

Escuché un bufido.

-         Malditos bastardos. Ahora, el chico es un flojeras. Intentan atacarme a mí y les envío de un puñetazo con su madre… - bufó el tal Pinzas.

-         Sí, todos sabemos lo macho que eres – replicó Hamilton. - ¿O no, George? Estás muy callado.

-         Trato de dormir.

-         Oh, la princesita británica tiene sueño. – se burló Pinzas, pero escuché rechinar su litera, como si se hubiera tumbado. – Mañana trataremos de animar al nuevo.


-         Me encanta verte de buen humor, pero no será posible. Creo que mañana tiene que ir al juzgado. – replicó Hamilton.

-         Entonces espero no verle más por aquí – apunto Pinzas.

Qué irónica es la vida. En mi primera impresión, Pinzas me había parecido el más peligroso de la celda y George “el rival más débil”. Puede que Pinzas fuera el jefe o el más fuerte, pero quizá también fuera una persona medio decente. De todas formas no me iba a confiar. Ya había aprendido esa lección por las malas.

Dejé de pensar en mis compañeros de encierro y empecé a pensar en la vista del día siguiente. En ella se decidía si volvía a casa a esperar el juicio o si debía esperarlo también en la cárcel. No tenía muchas esperanzas de ganar ninguna de las dos cosas. Ya sabía lo que iban a decir en mi contra en la vista: había salido del país con anterioridad, tenía antecedentes de fuga y no era mi primer delito. Ni de coña me iban a dejar volver con Aidan.

Al pensar en él, casi se me escapa un sollozo. ¿Por qué no le había contado la verdad cuando pude hacerlo? Ahora iba a creer que no era más que un mentiroso manipulador… Lo que no era más que la pura verdad, pero había algo cierto como que mis ojos eran azules: yo le quería. Esperaba que él fuera capaz de seguirme queriendo.

***


N.A.: Sé que es corto, pero he estado teniendo problemas de tiempo (como siempre, por otro lado…). En cualquier caso, quería publicar para demostrar que no he abandonado la historia y… porque quiero ver las reacciones a la bomba que de dejado caer así como si nada ^^


6 comentarios:

  1. No! Es demasiado corto! Es que no puedes dejarlo así. La reacción de Andrew, el abogado, la visita al juez. Era lo mínimo que debías poner en el capítulo para que se sintiera completa. Me ilusionaste pero me dejas con la incertidumbre. Actualiza pronto please, me encantó.

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  2. HAAA YO TENÍA RAZÓN!!!! Ahora que ya goce el echo de que mi teoría estaba bien encaminada, aunque vastante incompleta al parecer,al menos el lugar de nacimiento de Gayson no me pasó inadvertido así como otros detalles que tan maliciosa y estrategicamente dejaste regados, te digo que aunque haya sido corto sirvió para aplacar mis ansias un poquito más, sólo un poquito, le estas dando unas gotas a un desvalido que lleva días en el desierto así que de verdad espero que tus problemas de tiempo se arreglen para poder leer más.

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  3. Es de mis historias favoritas me encanta cada vez que la actualizas, porfa que michael regrese con Aidan y no nos abandone por mucho tiempo jejejejeje

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  4. Dream, cómo quieres que no reaccionemos a la entrega, aunque pequeña, de una de las historias más atrapantes del blog??? Mujer no puedes dejarnos así. Pero gracias por hacerte tiempo y darnos este bocadito. Ahora please pronta actualización!!!!!
    Grace

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  5. Es el tío de aidan??? 🤔💭😱😱😱😱😱

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  6. Dream aquí poniéndome al día y ufff que bombazo me encontré!! Me apuraré a leer para ver si encuentro maaaas!!
    Pero espero ya en los demás capis que Michael ya este libre porque no tienen culpa de nada y me dejó bastante angustiada de que lo atacaron u.u

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