Yo no era ese

Yo no era ese

Era martes en la mañana aparentemente todo en la universidad estaba normal, las clases de 7 ya habían empezado en todas las facultades, el día estaba bastante oscuro lo cual era prácticamente un anuncio de las lluvias que empezarían en unas horas, las salas de estudio y las bibliotecas comenzaban a llenarse, para Felipe era un día como cualquier otro.

Felipe acababa de cumplir 18 años, se sentía increíblemente libre, por fin estaba en la universidad, no le interesaba mucho el hecho de tener que trasnochar… pero al fin era feliz y no tenía que rendirle cuentas a sus padres con las notas ni con ninguna otra cosa, por fin era un adulto con todas las de la ley.

La clase cálculo diferencial no era la favorita de Felipe pero aun así trataba de ponerle atención al profesor, no quería empezar con el pie izquierdo la carrera perdiendo materias desde el primer semestre. Veía como el profesor estaba resolviendo/dictando un problema, rapidísimo, tanto que era imposible copiar.

-La cotización de las sesiones de una determinada sociedad corresponde a la siguiente ley. Primero, determinar las cotizaciones mínimas y máximas, así como los días en que ocurrieron. Segundo, determinar los periodos en que las acciones subieron o baja.... –Todos los chicos se miraron algo impactados al ver cómo sus compañeros de semestres superiores interrumpían las clases.

-COMPAÑEROS, NO PODEMOS PERMITIR QUE EL ESTADO SIGA VENDIENDOSE A LOS GRINGOS, QUE SIGA SIENDO CORRUPTO, QUE NO NOS ESCUCHE A NOSOTROS LOS ESTUDIANTES.

A Felipe le pareció súper interesante lo que decían sus compañeros porque desde su punto de vista era una verdadera revolución, estaba en primer semestre y nunca antes había visto que alguien si quiera alzara la voz para protestar por algo, mucho menos para pedirle a todos que se unieran.

-Y como siempre… interrumpiendo las clases, jóvenes la universidad es para tomar clases y volverse profesionales, no para creerse de grupos insurgentes.

A mucho les molestó el comentario del profesor, e incluso fue el comentario el que impulsó a muchos, sobretodos a los que estaban repitiendo la materia por segunda o tercera vez a ponerse de pie y salirse de la clase.

-De eso es que hablo… las clases se deben respetar, no pueden estarse saliendo como Pedro por su casa.

Se empezaron a escuchar los estallidos típicos de un tropel, pronto el lugar estaría lleno de gases lacrimógenos. El profesor quería seguir como si nada la clase, pero todos impactados por lo que sucedía, unos con miedo y otros con intriga, comenzaron a salir del salón. En los pasillos se alcanzaba a oír murmullos y otros chicos saliéndose de sus clases, bajo la vista de Felipe estaba ocurriendo algo muy importante.

Felipe fue de los últimos en ponerse de pie y salir del salón, bajo los cinco pisos por las escaleras y al llegar a la puerta vio de nuevo a los muchachos de semestres superiores dando instrucciones.

-Primíparos ábranse por la puerta de atrás, que por delante está siempre pesado. –Muchos de los amigos de Felipe obedecieron al chico casi de inmediato, pero a él no le gustó que no lo invitaran a la revolución.

-Pana yo quiero entrar –Dijo medio tímido, se puso algo rojo cuando el muchacho se quitó la capota y se empezó a reír.

-No es un juego niño, lárgate mejor… los primiparos no tienen idea de esto, todas estas pendejadas se hacen con propósitos no porque nos da la gana de luchar –Felipe no entendió bien a qué se refería pero no se quiso mover.

-Ya chamo, déjalo si quiere estar acá pues bienvenido seas niño –Dijo otro chico encogiendo los hombros, Felipe sonrió con el gesto.

-Como quieran, igual si le pasa algo es culpa suya… -Dijo el primer chico. –Para formar parte de esto tienes que ser de un grupo, nadie actúa solo y menos los encapuchados, nosotros tenemos la bandana roja con negro pero esos de allá la tienen amarilla… somos dos movimientos diferentes que se están uniendo por esto mismo, averigua primero quien es quien en esta universidad, cuantos grupos hay y después ahí si métete a alguno y comienza a hacer algo por ahora solo serás un civil más.

-Sé que estando con ustedes voy a aprender mucho más… -Felipe no había terminado la idea cuando todos comenzaron a reírse bastante divertidos.

-Si no sabes quienes somos tú estás jodido en esta universidad coño, es patética tu ropa pero si quieres ayudar a molestar un poco a la guardia no hay problema. –Felipe emocionado, se cerró la chaqueta que tenía y se puso la capota, jamás se había sentido tan insurgente en su vida e iba a aprovechar el momento.

Como nunca había pensado que sucedería en su vida, comenzó a seguir a sus compañeros que parecían expertos en disturbios; llevaban papas bombas y molotov, lo lanzaban a la guardia mientras cantaban una especie de lemas  que no se entendían.

Felipe se sintió tan universitario en ese momento que no podía de la emoción, siempre le habían llamado la atención los capuchos, no lo veía como algo violento sino más bien como un grupo de personas revolucionarias.

Veía impresionado como se enfrentaban a la guardia, el solo jamás lo habría hecho pero quería demostrale a los demás lo valiente que era entonces empezó a avanzar hacia ellos, lanzado cualquier cosa que pudiera coger del suelo y gritando los insultos que conocía.

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La madre de Felipe estaba en un restaurante almorzando tranquilamente cuando vio en los titulares de las noticias que en la universidad de su hijo menor estaban en un tropel, lo que causaba caos en la ciudad. Iba a llamar a su hijo a preguntarle si se encontraba bien pero dejó caer su celular cuando lo vio ahí, siendo grabado por las noticias lanzando molotov ¿De dónde había sacado su hijo esas cosas? Pensó preocupada y molesta, eso que su hijo estaba haciendo era ilegal y muy peligroso.

-Luis prende el televisor y mira quien está saliendo en las noticias –Dijo, esperando la reacción de su esposo.

-ES FELIPE… ESE MOCOSO SE LAS VA A VER CONMIGO CUANDO LLEGUÉ A LA CASA, YA LE HABÍAMOS ADVERTIDO QUE SE QUEDARA AL MARGEN DE ESAS PENDEJADAS, PERO CON ÉL TODO TOCA A LAS MALAS YA VERÁ –Dijo Luis antes de colgar, saldría rápido de la oficina.

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Felipe estaba tan concentrado luciéndose según él que ni siquiera se dio cuenta que sus compañeros comenzaron a irse hacia atrás, algunos tenían en la mano vinagre o leche… ya iban a lanzar los gases lacrimógenos.

Cuando vio lo que iban a lanzar ya era demasiado tarde y por más que trató de alejarse le alcanzaron a caer en la cara y como no tenía mucha protección fue peor para él, le ardía la cara y sus ojos le picaban, de pronto todo dejó de ser divertido. Los muchachos de últimos semestres rodando los ojos le pasaron la leche para que se echara en la cara, eso le iba quitar un la molestia.

Después de eso Felipe decidió irse a su casa, quería dormir… esos gases lacrimógenos realmente le habían molestado, pero al llegar  a casa su intento se frustró al ver su padre con cara de querer matarlo.

-PAPÁ ¿Qué haces aquí? –Preguntó intuyendo ya lo que iba a pasar.

-¿Qué te habíamos dicho tu madre y yo de los tropeles? –Preguntó furioso.

-Pa fueron las circunstancias…

-No me tomes por idiota Felipe… mis hijos no se van a meter a esas cosas, eso es ilegal y peligroso, acaso no lo entiendes. –Gritó Luis. –Es más, mira como tienes la cara por estar metiéndote en eso, ¡no son juegos!

Cuando terminó de decir eso se quitó el cinturón, tomó a hijo del brazo y comenzó

ZAS ZAS ESTO NO ES UN JUEGO ZAS ZAS ZAS PUEDEN DETENERTE O INCLUSO MATARTE ZAS ZAS ZAS ZAS NO SON LAS FORMAS PARA SER ESCUCHADO ZAS ZAS ZAS ZAS ZAS NO VUELVAS A HACER ESO ZAS ZAS ZAS FELIPE ZAS ZAS ¿ESTOY SIENDO CLARO HIJO? ZAS ZAS ZAS ZAS 

-BUA SNIF SNIF SNIF YA YA PROMETO NO HACERLO NUNCA MÁS PERO YA –Lloraba desesperado Felipe.

-Eso espero hijo, eso espero –Dijo Luis abrazándolo y esperando que realmente fuera así, no quería que a su hijo le pasara algo.