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jueves, 10 de agosto de 2017

Capítulo 4: Esa dolorosa inyección, digo paliza



Ansias de libertad
‡El castigo debe ser tomado por el adolescente con sumisión y obediencia:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.” Hebreos 12:5-6
El adolescente debe asumir una posición adecuada, que muestre sumisión ante el padre y facilite la aplicación del castigo. Una opción puede ser que el adolescente se incline sobre el regazo del padre, pero debido a que muchos adolescentes ya están bastante crecidos, a esa edad puede ser más adecuado pedirles que se inclinen sobre una cama o un sillón con los brazos cruzados sobre su abdomen para evitar que los interpongan durante el castigo.‡
Extraído del artículo: Los adolescentes y la vara de la corrección. Escrito por el pastor Enrique.
Capítulo 4: Esa dolorosa inyección, digo paliza
Daniel POV
Iba regresando de la escuela con dos amigos, a quienes les daba aventón a veces, cuando mi teléfono comenzó a sonar con una llamada de mi papá. Yo no me atrevía a contestar el teléfono por el Bluetooth del carro pues mis ahora fanáticos padres habían perdido el sentido común y serían capaces de decir cualquier cosa incluso sin considerar si mis amigos lo escucharían.
  • Creo que tu papá te está hablando – dijo casualmente Emilio cuando mi papá volvió a llamar por tercera vez consecutiva.
  • Sí ya me di cuenta – dije de forma algo irónica
  • ¿En serio no le piensas contestar a tu Pa, Dany? – esto de Pablo – el mío me regañaría si no le contesto cuando suena el teléfono tantas veces.
  • No importa – dije algo inseguro, probablemente ya me había ganado algo más que un “regaño”, pero no podía correr el riesgo.
Cuando por fin dejé a mis amigos y le llamé a mi papá no pude evitar estremecerme ante el pensamiento de que me había ganado por lo menos unos tres cinturonazos. ¿Qué pensarían mis amigos si se enteraran? Mientras sonaba el timbre de llamando se me ocurrió una idea.
  • Bueno – contestó mi papá
  • Bueno, ¿Pa? Perdón, acabo de ver que tengo tres llamadas perdidas tuyas. Es que había dejado mi teléfono en vibrar desde la clase.
  • OK hijo, que bueno que lo aclaras porque ya pensaba que iba a tener que castigarte por no responderme. ¿Qué tal si era una emergencia?
  • Sí papá, perdón.
  • No importa; te hablaba para avisarte que hay una serie de estudios en la iglesia para jóvenes. Empiezan hoy y continuarán por dos meses cada jueves, en la tarde de 5 a 7. Queremos que vayas con tu hermano.
Los jueves teníamos entrenamiento de tenis.
- No podemos este día Pa, tenemos entrenamiento de tenis.
  • Esto es más importante, puedes ir a entrenar otro día.
  • Papá por favor, cualquier otro día entre semana.
  • No se puede, no está sujeto a discusión Daniel.
Yo no estaba nada contento pero sabía que no serviría de nada discutir con mi papá, algo se me ocurriría después. Así que me puse a comer en silencio.
Teníamos que hacer una tarea en grupo así que Emilio y Pablo habían quedado de venir a mi casa después de comer.
Llegaron como a las 3 y en lo que empezábamos la tarea nos dieron las 3:30, yo tenía la esperanza de que mi papá al vernos estudiando me dejara en paz.
—Nos piden exponer los principales estorbos para que el hombre tenga un pensamiento crítico. Según las indicaciones que dictó la maestra.
—Ser muy bonachón o marica, porque no criticas nada.
—¡Cómo se nota que no has aprendido nada en este curso, Emilio!
—Sólo estoy bromeando, sé que crítico en esta materia se refiere a racional, no a crítica en el sentido negativo.
—Se refiere a no aceptar todo lo que nos dicen así nada más, tenemos que formar nuestro propio pensamiento basado en la razón de las cosas que aprendemos.
—Yo digo que la religión es uno de los principales estorbos.
—No, yo creo que, como dijo la maestra, la religión no es el problema, sino el fanatismo. El creer ciegamente en algo solo porque alguien lo dice. O hacerle caso a ciertas cosas sin razonarlas antes.
En ese momento entró mi papá al cuarto sin tocar la puerta ni nada y se dirigió al balcón en el que estábamos haciendo la presentación, todos nos callamos por un instante. Desde que se habían metido a ese grupo religioso mis papás respetaban cada vez menos mi privacidad.
—Perdón chicos. ¿Los interrumpo? Veo que están estudiando.
—Sí Pa, estamos estudiando. ¿Necesitas algo? — le dije yo en tono demasiado neutral para ver si captaba un poco mi malestar sin arriesgarme demasiado.
—Bueno hijo, acuérdate que tienes un compromiso a las 5, solo vine a recordarte.
—Pero es que estamos estudiando. No creo poder ir, tengo que terminar esta tarea.
—Tienes que llevar a tu hermano. Habíamos quedado algo. —dijo mi papá con una amenaza oculta
—¿Por qué no se va en Uber? —Insistí yo — no puedo dejar a mis amigos quedarse aquí solos a hacer el trabajo.
En ese momento Emilio intervino para tratar de cortar un poco la tensión.
—No se preocupe señor, podemos terminarla luego. Ya ves Dani, si le hubieras contestado el teléfono a tu papá después de la escuela habríamos sabido que teníamos que llegar más temprano porque te ibas a tu compromiso.
Mi pobre amigo no tenía ni idea la tontería que había hecho. Mi papá se me quedó viendo con una cara súper extraña, y pensé que lo peor iba a pasar. Decidí que si intentaba pegarme ahí enfrente de mis amigos o siquiera mencionaba algo acerca de hacerlo me iba a aventar desde el balcón a la valla eléctrica que rodeaba el muro exterior de la casa. Nada, ni siquiera la posibilidad de morirme electrocutado o romperme todos los huesos, era peor que la vergüenza de que mis amigos se enterarán de que mi papá seguía castigándome con técnicas medievales de castigo infantil.
Pero afortunadamente mi papá no dijo nada, aunque Pablo se dio cuenta de que algo no estaba bien así que se apuro a guardar la cartulina y los cuadernos.
—Si quieres le seguimos mañana, todavía tenemos dos días para terminarla. —Me dijo y yo asentí distraído, mi mente estaba en otro lado mientras sentía la adrenalina correrme por todo el cuerpo.
Yo me despedí de ellos y me quedé en la ventana mientras la muchacha les abría y yo los veía irse.
Finalmente voltee hacia mi cuarto, pues mi papá seguía ahí parado.
—Daniel, hijo, no sé porqué no quisiste contestar el teléfono y después me mentiste, pero te tengo que castigar. Y por favor no lo hagas más difícil, pues no quiero que llegues tarde, el evento es en una hora.
Yo asentí, por un lado me sentía agradecido porque al menos se había esperado a que mis amigos se fueran, pero por otro lado seguía sin poder aceptar los métodos anticuados que habían adoptado mis padres.
—Espérame aquí por favor—me dijo y salió.
Me asomé por la ventana y vi como mi papá seleccionaba una vara del sauce, la cortaba con su navaja, le quitaba las hojas y los pocos nudos que tenía se los tallaba con la misma navaja para quitarlos. Me sentía muy nervioso, sentía un verdadero nudo en el estómago. Mi papá entró a la casa y le dijo algo en voz baja a mi mamá antes de subir a mi cuarto.
—Por favor hijo, bájate los pantalones. — me dijo mientras cerraba la puerta.
Al principio yo me quedé petrificado, pero poco a poco desabroché el cinturón y los botones que sujetaban mi jeans y lo dejé caer al suelo.
Mi papá me miró y con la vara señaló el grueso bóxer azul marino que traía. — Este también, por favor — me dijo en tono calmado
—No, por favor Pa, no la ropa interior. —Le rogué, principalmente porque me daba pena desnudarme en frente de él para esto, pero también porque me iba a doler más el castigo.
Pero mi papá negó con la cabeza y volvió a tocar mi bóxer con la punta de la vara para recalcar la instrucción.
Así que con mucha vergüenza me puse contra la cama para cubrirme lo más posible y bajé mi bóxer quedándome totalmente desnudo. Sentí el aire frío correr mientras mi papá me inclinaba en la cama y me sujetaba con su mano libre para el castigo.
Swaaashhh! Llegó el primero de los varazos Shwash!
Aaay!-No pude evitar lanzar una exclamación de dolor ante el profundo ardor y dolor que inundó mis nalgas.
Swash!
Swash!
Swash!
Auu!, Ya por favor! – grité y traté de frenar los varazos con las manos, pero las tenía perfectamente inmovilizadas debajo de mi abdomen.
Swash!
Swash!
Auuuuuu! Por favor, papi, ya! – trataba de mover mi trasero para protegerlo, pero no servía de nada pues mi papá me tenía inmovilizado con su pierna y su brazo libre.
Me puse a llorar como un crío.
Swash! Aaahbuaaahh! Swash! Swash!
Lloraba y rogaba a mi papá que parara, era tal el dolor que se acumulaba que no tenía control de mi mismo.
Swash! Swaaashhh!
Aaahuaaahh Buaaah!
Swash! Swasssshhhh! Esos dos últimos aterrizaron en mi muslos y me hicieron dar un aullido de dolor.
Me costó trabajo entender que el castigo había terminado, me quedé unos instantes tumbado en la cama sacudiéndome de sollozos y tratando de recuperar mi aliento mientras me frotaba y sobaba las magulladas nalgas y muslos. Finalmente me levanté y me puse rápidamente el bóxer que había tirado al suelo con el pataleo, mientras la cara se me coloreaba otra vez de vergüenza por estar desnudo frente a mi padre, que me miraba casi preocupado y con la vara todavía en la mano, vergüenza y dolor.  
—Por favor hijo, necesito que te arregles rápido, tienen que ir al evento. — Se quedó callado un momento — Hijo, Dani, espero que ya no tengamos que volver a pasar por esto en un buen rato. A mi tampoco me gusta castigarte, pero…, es necesario para que aprendas a portarte bien.
Yo solamente ignoré lo que dijo y le pregunté con un poco de amargura en la voz — Supongo que no me vas a pegar si hoy voy a la iglesia en pants, ¿verdad?, porque de otra forma tendré que ir en ropa interior.
—No, claro que no hijo —Me dijo en un tono casi dolido.
Yo me lave la cara, me puse un pants negro y una polo blanca que combinaba y bajé a ver si ni hermano ya estaba listo.
—Creo que al final sí tendremos que usar Uber. — Le dije a mi papá — a menos que nos lleves tú. No puedo manejar así.
—Está bien hijo, pide un Uber.
Así que pedí un Uber Suv, para que al menos algo tuvieran que pagar mis papás del castigo que me habían dado. El chófer se quedó muy extrañado de que yo me acostara boca abajo en el suelo de la Suburban, pero mi hermano salió a mi rescate.
—Es que le pusieron una inyección muy dolorosa, y no se puede sentar. — Al parecer la versión satisfizo la curiosidad del chófer.
Hubiera disfrutado llegar en esa camioneta a la iglesia si no hubiera estado tan lastimado en mi retaguardia. Cuando llegué todos se quedaron viendo a la lujosa camioneta y al chófer que nos abrió la puerta. Yo tuve que hacer un gran esfuerzo por ignorar el dolor que disminuía lentamente y tratar de caminar normal. Traté de estar parado el mayor tiempo posible, en lo que empezaba todo y durante las canciones religiosas, pero cuando finalmente tuvimos que sentarnos no pude evitar moverme incómodo buscando la posición más cómoda y hacer algunas muecas de dolor. Seguramente más de uno se dio cuenta, pero solamente Josué, que estaba sentado al lado de mi, tenía la confianza de preguntarme.
—¿Estás bien? —Me susurró al oído mientras comenzaba el sermón.
—Sí
—¿Fue muy duro? —Así que sabía perfectamente lo que había pasado, probablemente todos lo sabían. Solamente asentí ligeramente con la cabeza. No quería llamar más la atención.
‹‹Como les decía, hoy vamos a hablar del papel de los hijos en la familia, de lo jóvenes en la iglesia y también vamos a hablar de la corrección y la disciplina.›› Escuché que el pastor de jóvenes dijo. ‹‹Curiosamente en la iglesia se ha corrido el rumor de que últimamente sus padres están teniendo problemas con ustedes por su comportamiento. Y es normal, son adolescentes y como dice el versículo ‘La necedad está ligada al corazón del muchacho, más la vara de la corrección la alejará de él’.››
Continuará…
*********N. del A. *********
Lo que añadí arriba de la historia es un extracto de un artículo (ficticio) escrito por el (ficticio) pastor Enrique. La idea la saqué de una de mis sagas favoritas, en la que al principio de cada capítulo el autor pone un fragmento de correspondencia entre dos personajes. La función de ello es dar algo extra de claridad al contexto y situación de la historia.

6 comentarios:

  1. La verdad conseguiste ambientar la historia a la perfección. Esta es una de mis horror favoritas porque es algo que podría ser real perfectamente. Ademas de la reacción y esa pizca de resentimiento del castigo mezclada con la imposibilidad casi biología de no querer a los padres, porque a pesar de todo Daniel no los odia. Es una de mis historias favoritas.

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    1. Gracias Chany, como les dije cuando la empecé a escribir, esta es una historia cuasi autobiografica, por eso es muy realista humanamente hablando. Gracias por el comentario :). Saludos, nos seguimos leyendo.

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  2. Respuestas
    1. Gracias. Qué bueno que te gustó :)
      Saludos y gracias por comentar

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  3. Ouch si esa se llevó por no contestar el teléfono y esa mentirita blanca ni imaginar la que se lleva si se le fuga o hace una trastada de las grandes. Muy buena la historia

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  4. Que horror con esos padres y pobres chicos lo que tienen que soportar...
    Es buena la historia!!

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