Páginas Amigas

domingo, 16 de junio de 2019

Verano en el medievo Capítulo 1




Ok, chicos, hoy afinaremos los últimos detalles que necesitan para el viaje. El Coronel Ernle les dará algunas misiones que serán de enorme utilidad para nuestro proyecto y nuestra nación; y finalmente, les haremos una última prueba para confirmar su factibilidad como candidatos. Para esta última prueba no se tienen que preparar, simplemente tendrán que aceptarla y después decidirán si quieren seguir siendo parte del programa.
Unas horas después
―El papel en esa época es escaso y valioso así que no lo desperdicien. Tomen una hoja, escriban en ella el mensaje encriptado que tienen que memorizar, después dóblenlo sin romperlo y cúbranlo con resina; finalmente métanlo en la botella de vidrio más gruesa qué puedan encontrar y ciérrenla con un corcho, y después cubran este también con resina o cera, para que la botella quedé sellada. Después la tienen que enterrar en algún sitio que podamos ubicar fácilmente, como un castillo o una catedral que todavía exista, y traten de medir la distancia de la posición en la que entierren la botella a la edificación de la forma más precisa que puedan. ―instruía el Coronel a los chicos en el patio, mostrándoles con unas réplicas el proceso manual.
―¿Qué va a ser la prueba que nos van a hacer? ―le preguntó Dylan a Luke en un susurro, pero fue Callum el que contestó
―Probablemente una prueba de miedo, para ver si realmente estamos listos. ―y se volteó hacia Wilson―¿Estás seguro que no sabes cómo va a ser la prueba?
―En serio no, en la información que hackee venían muchas propuestas de entrenamiento, y la mayoría ya las cubrimos, pero unas eran aterradoras como la de hacernos nadar en el drenaje, y otras eran hasta ilegales como la de matar a un perro.
Los chicos se voltearon a ver algo preocupados y el coronel habló.
―Bueno ya que no están poniendo atención, y prácticamente ya terminamos todo lo importante, pasaremos a la prueba final. ―y dijo a través del comunicador―Listo, traigan todo.
En ese momento cinco soldados entraron al patio, 4 de ellos cargaban lo que parecía una banca, pero con cintas de cuero en los extremos, y el quinto traía un bastón flexible de ratán.
Todos se quedaron mudos y el coronel habló.
―Así que esta es la prueba. Estos castigos son comunes, especialmente para los niños y adolescentes, pues en esa época el proverbio de “La letra con sangre entra” se toma literalmente.
―Pero qué no es ilegal, papá―Dijo seriamente Wilson y con un toque de preocupación en su voz
―Eso es cierto, hijo, pero por lo mismo necesitamos que firmen estos papeles si quieren proseguir. El comité de ética aceptó la prueba si es con su consentimiento, de forma que tenemos un indulto por parte del departamento de justicia.
―Están locos Papá, ¿Cómo creen que vamos aceptar? ―Protestó Wilson
―No tienen que aceptar, pero no podemos gastar los recursos en mandarlos sin saber que son capaces de soportar en carne propia las adversidades de la época. Serán solamente 5 azotes.
Los chicos se miraron entre ellos indecisos. Hasta que Callum avanzó hacia la banca y dijo:
―Acepto―y firmó el documento electrónico con su huella.
―Perfecto Callum, pero primero necesito que te quites los pantalones, tiene que ser sobre la piel directamente, de lo contrario tu ropa moderna detendrá el impacto y el efecto no será el mismo.
―¿Pero cómo? ¿Osea así en frente de todos? Ni loco.
―A donde van hay mucho menos modestia que ahora, porque la privacidad es un lujo de la modernidad. Así que sí, necesitas acostumbrarte.
Renuentemente, Callum hizo unos ajustes desde la pantalla que salía sobre su brazo desde una pulsera y su pantalón se bajó y dobló solo, dejando a la vista sus pálidas nalgas y muslos.
Ese mecanismo de desvestirte a través de tu propio dispositivo había sido una de las medidas más exitosas en contra de las violaciones, que estaban prácticamente extintas para este año.
Inmediatamente los soldados amarraron sus muñecas y tobillos con las correas de cuero, y uno de ellos levantó el bastón, que era un poco más grueso que una vara, pero menos ancho y más flexible que un bastón como los que se usaban 50 años antes algunos ancianos para caminar.
El coronel asintió y la caña silbó, haciendo un ruido seco al golpear las nalgas, inmediatamente una marca rojiza se comenzó a formar atravesando ambas.
Juas
El segundo golpe llegó y Callum gritó, tensando todo su cuerpo y tirando de las correas que lo mantuvieron en posición. Todos los chicos estaban muy preocupados, pues si Callum, que era campeón de artes marciales y el más rudo y fuerte de todos no aguantaba, ¿iban ellos a soportar el dolor?
Y así siguieron los tres últimos golpes, con Callum gritando de dolor después de cada golpe y tratando de zafarse. Inmediatamente después los soldados soltaron las correas que lo detenían y le pasaron una toalla para que se secara el sudor y las lágrimas. Callum ajustó desde su dispositivo sus pantalones a máxima suavidad y volvió a subírselos.
Los chicos estaban petrificados, pero el coronel habló:
―Bienvenido al programa piloto, Callum, ahora solamente su propia voluntad puede impedirle participar. Felicidades.
Callum sonrió
―Los veo en el más allá―les dijo a los otros chicos con una sonrisa dirigiéndose a la enfermería, para que le dieran algo que aliviara el escozor que no dejaba de palpitar en su parte posterior.
Finalmente Dylan se animó y después Luke. La escena se repitió con la excepción de que los gritos empezaron desde el primer azote, pues después del drama de Callum nadie más tuvo ganas de intentar mostrar hombría ante el tormento.
Cuando Wilson aceptó y procedió a prepararse su padre le dijo con una sonrisa bromista
―Por fin vas a pagar por todas tus rebeldías por las que no te pude castigar nunca gracias a las nuevas legislaciones.
Aunque a Wilson no se le hizo tan gracioso, y la escena se repitió.
Media hora un tembloroso Kyle seguía ahí parado, solo con el coronel y los soldados. Lo bueno era que en este mundo moderno y civilizado las leyes lo protegían a él, y ni los soldados ni el coronel lo tocaron si quiera, aunque hubieran podido fácilmente someterlo al castigo.
―Bueno, tienes que decidirte ya, Kyle; porque tenemos que devolver la banca y la caña al museo. ―La grave voz del coronel lo sacó de sus pensamientos.
Estaba a punto de echarse para atrás cuando sus ganas de viajar en el tiempo y la presión grupal de ser el único que no podría se sobrepusieron, y antes de que sus miedos le ganaran otra vez ajusto su pantalón desde su dispositivo y se acostó en la banca con los brazos y piernas extendidas.
El coronel le tomó gentilmente la mano y marcó su huella en el papel electrónico, pues Kyle lo había olvidado, e inmediatamente los soldados le sujetaron las manos. A partir de ese momento era como estar cayendo a una piscina desde un saltador altísimo, aunque quisiera ya no había vuelta atrás.
Juas el agudo dolor borró cualquier otro pensamiento de su mente mientras el gritaba.
Juas, juas, juas, juas. El soldado dio los golpes rápidamente, apenas dándole tiempo a Kyle de recuperarse y recobrar aire después de cada grito de dolor. Finalmente lo soltaron y el se limpió la cara y se ajustó los pantalones. Con la respiración todavía agitada se dirigió a la enfermería a que le curaran el trasero y de ahí al comedor donde los otros chicos comían un lunch y platicaban animadamente.
―Es el momento―dijo el coronel, acompañado de otro de los instructores y un científico en bata de laboratorio.
Las exclamaciones de emoción por parte de los chicos no se hicieron esperar y todos se dirigieron a un edificio aparte, y después de cruzar varias puertas restringidas y aisladas, llegaron a un cuarto amplio y bien iluminado. El lugar era similar a un hospital, pero con solamente cinco camillas en el centro, que estaba separado por cortinas transparentes y unos rieles metálicos en el techo y el piso.
―Muy bien. ―Dijo con emoción el instructor―pónganse cómodos y buen viaje.
Los chicos ajustaron su ropa a modo “ropa de hospital” y se acostaron en las camillas. Varias enfermeras y médicos los rodearon y comenzaron a hacerles pruebas y a conectarles agujas y tubos, que no dolían por las potentes anestesias que tenían, mientras el científico hablaba.
―Aquí es donde sus cuerpos permanecerán en coma por las siguientes semanas. Recuerden que van a llegar a otros cuerpos, y es probable que se sientan raros al principio en los cuerpos de sus huéspedes. No olviden su entrenamiento, buen viaje.
Todo el personal salió del círculo y el científico activo la fuente de energía. Inmediatamente se formó un domo de electricidad entre los rieles, y los chicos se tomaron de las manos.
―¿Qué clase de mariconada es esta? ―dijó Callum, y todos se rieron, pero aún así tomó del lado izquierdo la mano de Kyle y del derecho a Dylan.
En ese momento Dylan sintió la emoción y adrenalina correr por sus venas, mientras el pelo de todo el cuerpo se le erizaba ante la electricidad, y un momento después sintió que la oscuridad lo envolvía y los sonidos se difuminaban…
Continuará

7 comentarios:

  1. Jaja, me encanto, y justo la leo celebrando las vacaciones, jajaja, que gran bienvenida, a la libertad

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  2. Waoooo buenisimo regalo, destine, de ciencia funcion, me encanto. Continua pronto
    Grace

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  3. Me encanto peroe dejo con una duda, si quieres ser un soldado te deben golpear las nalgas o sea por lo que yo entendí eran soldados no?

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    1. Hola. Muchas gracias. Son niños huérfanos en un internado en el futuro, que están participando en un programa piloto de viajes en el tiempo. La prueba de los azotes es para comprobar que están listos para enfrentar las adversidades del pasado.

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  4. Me gustan mucho tus historias porque eres bien original!!
    Tengo mucha curiosidad de dónde van a ir a parar todos los chicos y ahora como serán sus nuevas vidas!!

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