Páginas Amigas

jueves, 18 de febrero de 2021

Capitulo 2.


Maite y Víctor se encontraban en la habitación en su nuevo hogar, mientras se vestían después de un larga ducha juntos y conversaban respecto al día anterior, su hijo mayor Pablo había dado la pelea todo el camino y Víctor contaba a su mujer el estrés que le hacía sentir.

- Este muchachito, te juro que me  ¡Matara!! con todo el estrés y los problemas que causa.

Maite soltó una risita mientras yo ponía mis brazos alrededor de su cintura,  acabábamos de salir de la ducha.

 - Querido, tal vez deberías relajarte con él, sabes que Pablo no es de reglas, y cuanto más lo presiones.. Más se revelara.- Al escuchar a Maite y ver que sus palabras tenían mucho sentido pregunte frunciendo el ceño.

 - Entonces ¿Qué sugieres, mi amor? ¿Que lo deje hacer lo que quiera?-, en respuesta me beso,  luego  se calzo  un jeans y una blusa negra floreada. No pude evitar mirar su cuerpo con deseo, todo en ella me volvía loco. 

Maite andrea Soler Montana.

 

- ¡Víctor!- Regaño.- Deja de mirarme de esa forma, me pones nerviosa.- Dijo mientras su mejillas se enrojecían.

- Lo siento...- Me disculpe levantándome de la cama y silenciosamente la abrace por la espalda y comencé a besar suavemente la nuca para luego bajar por  el cuello, pero me detuvo.

- ¡Ni lo pienses!, los niños ya están despierto y  es mejor bajar,  es hora del desayuno.

Cuando estuvo lista, se dirigió a la puerta quito el seguro y salió casi corriendo mientras reía coquetamente.


Victor Ignacio Goycolea Salas.

Al ver salir a mi esposa me calce un pantalón negro, luego una polera del mismo tono y baje para desayunar junto a mi familia, una vez listos observe a los chicos y suspiré profundamente.

- ¿Estás segura de que quieres venir conmigo Maite?- Ella me observo extrañada.- Ya sabes… lo digo por los chicos.

 - No te preocupes, estarán bien saldremos por  solo por unas horas,  Hable con Florencia y se encargara de todo.- Aseguro convencida y yo suspire dudoso.

- Papi ¿Tú y mamá van de salida?- Escuché de pronto  y al girar vi a Ignacio observándonos con su  amplia sonrisa y una expresión divertida en sus ojos.

- Sí, iremos a… .- y antes que pudiera responder, Pablo mi hijo mayor se acercó y me abrazo.

- ¿A dónde van ustedes dos? 

- Al colegio, es por un par de horas a lo mucho.- Pablo  se cruzo de brazos, nuestra visita al nuevo colegio le confirmaba que este era seria nuestra nueva vida.- Pablo.- Dije mientras lo guiaba fuera de la casa para conversar tranquilos. - Hijo, espero y necesito  que te portes bien, ¿Me entiendes?-  Lo miré por un momento intimidante y se quejó  un poco como lastimara sus sentimientos, pero se animó y comenzó a reír.

- Ok, pero promete que no permitirás que con Florencia nos separen en un curso diferente, ¿Bueno?

- Haremos lo posible mi vida.- Aseguro Maite mientras salía de la casa y encendía nuestro auto...- Pablo estas a cargo, nadie puede salir de la casa hasta que regresemos mamá y yo.

- Ok- Respondió rápidamente mientras caminábamos al auto.

- No quiero que al regresar tenga que castigar a nadie… no pueden salir de casa, y no quiero peleas, Hijo ¿Será posible?

- Si.- Aseguro con un escueto monosílabo y al ver mi preocupación Maite continúo.

- Pablito, Promete que no vas a hacer nada  mientras  no estemos en casa y además  cuidaras a tus hermanitos.

-  Mamá, ¡¡Que ofensa!! Sabes que siempre me porto bien, ¿No?-  Inclinó la cabeza hacia un lado, con ese brillo de travieso en sus ojos que me aterraba.

 - Iremos a la escuela para que los registren en la clase, luego tengo que ir a la clínica, pero tú madre volverá en una hora, no quiero sorpresas de ningún tipo, por la tarde saldremos a recorrer tú y yo con la moto.

- Tranquilo, no tienes nada de qué preocuparte, lo prometo…

Lo observe con la mirada más seria e intimidante que pude, conocía de sobra a Pablo, luego relaje mi rostro y antes que pudiera decir algo más Maite arranco, el viaje a la nueva escuela fue tranquilo, cuando llegamos no me sorprendió ver algunos autos, este era el último día para matricula

Una vez en la oficina observe un gran escritorio negro y detrás del escritorio había una gruesa silla de cuero negro. Frente al escritorio había dos sillas grises y con Maite nos sentamos a esperar al director.

- Hola, buen día… perdón estaba en una reunión.- Se disculpó al ingresar.

- No se preocupe, mi nombre es Víctor y ella es mi esposa Maite.- Me presente

- Mucho gusto, así que están aquí para inscribir a sus hijos en la escuela.-  Asentí con la cabeza mientras Maite sacaba una carpeta y se la entregaba al director. Lo miró rápidamente y reviso los gruesos archivos sobre la mesa,  en ellos estaban los nombres de nuestros hijos individualizados con su respectiva fotos.

Pablo Alexander Goycolea Soler, 15 años.




 Ignacio Antonio Goycolea Soler, 14 años.

 



Gabriel Emilio Goycolea Soler,  12 años.

 


Florencia Antonella Batista Rossi, 15 años novia de Pablo.

 

Una vez que reviso todos los documentos que nos habían entregado  nos observó  para luego comprobar la información del registro de nuestros hijos

 - Entonces,  Pablo y Florencia van a ser estudiantes de segundo año  y luego Ignacio en primero también de secundaria…su otro hijo, cursara séptimo de primaria  ¿Estoy en lo correcto? Sonrió cortésmente.  

- Sí, así es...  Aseguro Maite.

- Está bien, todo está listo… la escuela comienza la próxima semana., por la tarde del día de hoy debería recibir sus horario por correo ya que este es el medio para estar en contacto, a través de la plataforma podrán observar la asistencia de sus hijos, resultados de las pruebas y también las hojas de vidas conductuales más otras cosas pertinente a su vida como estudiantes.

Luego de explicarle a la pareja algunos asuntos administrativos, de orden y disciplina del colegio el director los despidió,  una hora después  la pareja se encontraba afuera del colegio.

- Mi amor, los chicos estarán dos semanas en casa antes de que comiencen las clases. ¿Qué resultara de eso?- Pregunto ansiosa Maite, sabía que sus hijos se portaban pésimo

- ¡Caos!, pero lo hablaremos luego.- Dije observando el reloj,  faltaban cinco minutos para la hora de entrada a la clínica, luego baje dela auto y me vesti con una camisa blanca y una corbata gris. -  Tengo que ir al trabajo,  correré a la clínica - .  Asegure, pero ella se burló, antes de besar mis labios suavemente.

 - No puedes llegar agitado y sudado a tu primer día, llévate el auto…yo caminare a casa.- Dijo mientras arreglaba mi cuello y  Antes de que pudiera decir una palabra, ella desapareció, negué con la cabeza lentamente y me subí al auto antes de salir del estacionamiento.

En poco tiempo me detuve en la clínica,  al ingresar me esperaba el director y amablemente me condujo por las instalaciones presentándome a la vez a toda la planta de la clínica, treinta minutos después de los protocolos de bienvenida  me encontraba sentado en mi oficina, observe el lugar un poco asustado por lo que significaba, a los diez minutos tocaron a la puerta, camine con paso dubitativo y abrí la ficha de mi primer paciente.

-  Hola, ¿Andy Poblete?

- Sí, buenos días.- Saludo el joven.

- Buenos días, adelante…-

 

Una semana después después de terminar mi turno en la clínica llegue a casa, esa día había sido especialmente complicado ya que por la mañana tuve dos pacientes que no habían querido hablar, luego un pequeño con autismo que debí seguirlo por toda la oficina para entablan una conversación con él, favorablemente me dejo ingresar en su mundo.

Al terminar mi turno agotado me dirigí a casa y al llegar respire un poco agobiado por el día…pero eso se terminó en el momento que escuche gritos, asustado baje del auto y al entrar pude observara a Ignacio bajando por las escalera.

- Hola  ¡¡papá!!- Saludo y se lanzó para abrazarme, pero antes de que lo hiciera observe su polera una mancha roja.

- Hijo, ¿Qué te pasó?- El chico esbozo una ligera sonrisa y se encogió de hombros, al observar su rostro pude notar lo pálido que estaba así que me acerque rápidamente cuando lo vi tambalearse para luego desmayarse en mis brazos, con un rápido movimiento alcanza a cogerle en el aire.- Ignacio mi vida ¡¡Que está pasando!! .- Medio grite aterrado pensando que nuestro pasado nos había encontrado para matarnos.

 

 

 

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