Páginas Amigas

martes, 31 de diciembre de 2013

Borja



No podía ser cierto. No lo era ¿verdad?

Benja se vestía apresurado, tan nervioso que más de una vez intentó ponerse la camisa en las piernas… Respiró hondo y consiguió vestirse, repitiéndose una y otra vez que se trataba de un error. Su hijo estaba durmiendo en casa de un amigo. Seguramente se acostarían tarde, comerían guarrerías, volverían loco al pobre padre en la otra casa, pero no harían nada “malo”.

La voz del chico borracho que había llamado hacía unos momentos seguía resonando en su cabeza: “Esss el padle de Boggggja? Tíiiioooo, está muy mal. Le hablá dafdo un coma etílico de esos”.  El desconocido informante iba tan bebido que a Benja le costó entenderle y se aferraba a eso para decir que se habría confundido de chico. No sería su Borja. Era sólo que ese chico había bebido demasiado y confundía las cosas.

Aun así no podía quitarse ese sentimiento de angustia mientras salía de casa e iba a buscar a su hijo a dónde le habían dicho. Todo el camino lo hizo pensando en qué podía llevar a un chico de quince años a beber hasta la inconsciencia. Interiormente ya sabía que se trataba de su muchacho y no de ningún error… pero esa certeza no le preparó para encontrar a su hijo tumbado en el suelo, con la camiseta manchada de vómito.

Las siguientes horas fueron un infierno. Le llevó al hospital, donde le hicieron un lavado de estómago además de una prueba de tóxicos. Al menos, se dijo Benja, no se había drogado. Pero eso no le hacía sentir mejor. Sólo respiró con algo de alivio cuando le dijeron que podía llevárselo a casa y para entonces, ya estaba decidido a hacer lo que fuera para no volver a ver a su hijo así.

Había pasado toda una noche en el hospital. Borja había estado durmiendo la mayor parte de ese tiempo, así que Benjamín había tenido mucho tiempo para pensar. Su hijo se había ganado un buen castigo, eso estaba claro, pero él quería estar tranquilo para dárselo, para no causarle más dolor del necesario.

Ya en casa, le dejó dormir unas cuatro horas. Él también debería haberlas aprovechado para dormir, pero no lo hizo. No podía. Cuando escuchó algunos ruidos con origen en la habitación de su hijo y le supo dormido, entró en ella con el cinturón en la mano.

Al verlo, Borja ensanchó los ojos.

-         No, papá, ¡no con eso! – imploró. Parecía haber asumido que se iba a llevar una zurra, pero por lo visto había tenido la esperanza de que no fuera con el cinturón.

-         Se suponía que estabas en casa de David. Para eso es para lo que te di permiso, y no para salir por ahí y emborracharte. Cuando fui a buscarte ni siquiera te diste cuenta de que estaba allí, de lo mal que ibas. Estabas en el suelo, lleno de vómito. ¡TUVE QUE LLEVARTE AL HOSPITAL! ¡TE HICIERON UN LAVADO DE ESTÓMAGO! – rugió, dejando salir toda la angustia que había sentido. – ¡Claro que va a ser con el cinturón, y sólo agradece que no decida darte una paliza cada día de la semana!

Borja cerró los ojos y se agazapó, algo asustado. Benjamín suspiró y dejó el cinturón en la cama un momento.

-         Ven aquí – ordenó, y cuando le tuvo cerca le dio un abrazo. – Si te pasa algo me muero, chico. Eres lo único que me queda.

Apretó con fuerza el abrazo y luego se separó con suavidad.

-         Sobre la cama. Ya sabes cómo va.

Borja tragó saliva y empezó a moverse, pero Benjamín le agarró del brazo.

-         Buen intento. Van fuera – dijo, señalando los pantalones.

-         No, papá…

-         No te pregunté. Quítatelos o lo hago yo, y de ser así vuelvo al plan de una paliza diaria.

Borja pareció entender que el horno no estaba para bollos y se desabrochó los pantalones. Se los bajó lentamente, como quien apura una última cena, y se inclinó sobre la cama. Una vez tumbado, sintió cómo su padre le bajaba los calzoncillos, y gimió. Nunca había sentido el cinturón sin nada de ropa, pero algo le decía que no le iba a gustar.  Antes de poder contar hasta tres, sintió el primer azote.

ZAS

-         ¡Tssh!

-         Borja, quita las manos.

ZAS

-         ¡Ooow!

-         Las manos, Borja.

ZAS ZAS ZAS

A partir del cuarto fue inútil pedir que quitara las manos, así que Benja se las sujetó.

-         ¡Auuu! ¡Papá, no más! De verdad que lo siento, no lo haré más, pero…¡Auu!

ZAS ZAS ZAS ZAS ZAS

-         ¡Aiii! Papá, duele mucho…¡Aiii!

ZAS ZAS ZAS ZAS ZAS

-         Auuu, ya papi, ya por favor…

Se detuvo en el número quince. Uno por cada año de vida. Al entender que ya no habría más, Borja se llevó las manos atrás y se frotó. Luego escondió la cabeza en los brazos y se largó a llorar como si no hubiera un mañana.

Benjamín le levantó un poco para subirle la ropa, ya que su hijo no parecía preocuparse por eso, y luego se sentó, poniendo la cabeza de Borja sobre sus piernas. Empezó a acariciarle la cara y a enredar los dedos en su pelo.

-         La última vez, hijo. La última vez que bebes sin control.

-         Entonces… ¿con control si puedo beber?

La pregunta le costó una palmada no muy fuerte, pero que cayó en zona sensible.

-         ¡Au! ¡Vale, vale! Sólo era una broma.

-         Pues no es momento de hacerla. Lo pasé muy mal mientras todos esos doctores pululaban a tu alrededor, diciéndome que no era nada grave. Entonces, si no era grave ¿por qué te metían aquél tubo?

Borja se dio cuenta del miedo que había pasado su padre y restregó su mejilla en su improvisada almohada echa de piernas.

-         Lo siento.

-         Lo sé, cariño. Nunca más ¿de acuerdo?

-         Nunca más.

-         Ahora ¿me das un abrazo?

-         ¿Después de la paliza que me has dado? ¡Lo llevas claro!


-         Entonces supongo que prefieres un “abrazo” del cinturón…- sugirió Benjamín, al darse cuenta de que su hijo no hablaba en serio. Borja teatralizó una cara de horror y se levantó para abrazarle. Aquella noche no dormiría demasiado cómodo, pero Benjamín tenía la esperanza de que se estaba asegurando de que pudiera dormir por muchas noches más, sin poner fin a su vida de un modo físico o mental. 

2 comentarios:

  1. A otro que mato... que les dio a todos lo chicos por portarse mal.....aaaaaa deberás es mi culpa por pedir 60 historias jejeje

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  2. estos chicos que gracia le encuentran a tomar de esa forma grr!

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