Este mundo...

Este mundo es muuuuy pequeño.

Es difícil complacer a siete niños de diferentes edades. Lo menos complicado es ir a un parque, y dejar que los niños se entretengan sólos, pero Aidan notó que ese plan no era muy bien recibido entre todos sus hijos. Cole, de tan sólo dos añitos, no parecía tener pegas, y tampoco Bárbara y Maddie, de cuatro. Harry y Zach, sus gemelos un año más mayores, ya no estaban tan conformes. Y Alejandro y Ted directamente calificaron aquél plan como “un rollo”. Así que Aidan se rascó el bolsillo, y decidió ir a la zona del puerto, a comer. Cerca de allí había un parque algo diferente, que tenía algo más de los columpios y toboganes habituales e incluía cuerdas y escalas a imitación de un circuito de aventuras. Eso sí llamaba la atención de los más mayores, y así podía complacer a todos, haciendo un plan combinado. Después de una comida a base de hamburguesas y perritos calientes, Aidan y su pequeña tropa hicieron la tarde allí, en lo que prometía ser un gran día.  El joven padre dejó que sus hijos se dispersaran, desfogando su energía, mientras él esperaba pacientemente con un montón de juguetes, toallitas y botellas de agua. La experiencia le había enseñado a estar siempre prevenido cuando salía a pasar el día con sus hijos.

En el mismo sitio estaba los Hoffman Meyer de vacaciones conociendo algunos lugares de Oakland, California.  Viajar con 6 niños pequeños pues siempre fue difícil, pero por suerte era una pareja joven. Y casi siempre mantenían a raya a sus hijos de diferentes edades: Kyle (9) Ray (8) Susan (6) Rey (5) Robert (3) y Ricky (1).

Decidieron conocer el puerto y ahí pasaron un par de horas, disfrutando del sitio, Susana estaba sentada en la arena con Robert y Ricky, los demás niños jugaban con otros niños del lugar, de repente Rey se dispersó del grupo en un descuido de Edward y Susana, al parecer Rey estaba jugando al escondite e hizo su labor muy bien.

Edward comenzó a palidecer al ver que pasaban los minutos y Rey no salía de su escondite…. No lo veía por ningún lado, y comenzó a preguntarles a sus hijos por el niño. Cerca había otro padre que curiosamente parecía encontrarse en una situación parecida: Aidan estaba dándole una papilla de frutas a Cole cuando se dio cuenta de que llevaba mucho tiempo sin ver a Maddie. Por instinto buscó a Bárbara, sabiendo que ambas niñas solían estar siempre juntas, pero no tuvo suerte. Barie  estaba sola, haciendo un castillo de arena. Aidan buscó con la vista por todo el recinto, pero no encontró a su hija. Empezó a ponerse nervioso. Llamó a Ted para que vigilara a Cole, mientras él buscaba a su niña.

         FLIA HOFFMAN                                              FLIA WHITEMORE

Edward: Kyle, Ray donde esta ¿Rey? Kyle: Escondido papá.. estamos jugando al escondite. .  Edward: Pues encuéntralo … porque ya no me es gracioso. Edward: ¡REEEEY! Comenzó a gritar el padre con desespero. Pero del niño ni la sombra… tampoco respondía. Edward: Reynaldo sal de donde estés. Kyle/Ray: ¡Reeeeey ganaste sal! Edward: ¡REYNALDO ENRIQUE! Dios… a donde se metió este niño…me sacara canas verdes.

Aidan: ¡Maddieeeeee! ¡Maddieeee! Con el volumen que estaba empleando era imposible que  su hija no le estuviera oyendo. ¿Y si la había pasado algo? ¿Y si se la habían llevado? ¡Por Dios, si no podían haber pasado más de cinco minutos! Aidan: Barie, ¿has visto a tu hermana? La niña negó con la cabeza, y siguió dando forma a su castillo. Aidan estaba más que intranquilo. Puso a todos sus hijos a buscar a su niña, con  el terrible miedo de no llegar a encontrarla. Aidan: ¡Madelaine Whitemore, ya no tiene gracia! ¡Sal de donde estés!

Ajenos a la desesperación de sus padres, los dos niños habían encontrado el mejor de los escondites: un castillo de plástico en lo alto de una estructura por la que no podría subir nadie que tuviera más de seis años, o pesara más de treinta kilos.

Maddie había estado observando con curiosidad a un niño que jugaba con sus hermanos, y como parecía muy divertido se acopló a su juego. Pareció que el niño estaba necesitando un buen escondite y ella le llevó hasta el lugar en el que se encontraban.

Rey: ¡Ja!…acá no nos van a encontrar.

Maddie: Lo sé. Papá es muy grandote para subir aquí arriba.

Rey: Escogiste muy buen escondite.

Maddie: Ser pequeños a veces es mejor. Oye… ¿tú cómo te llamas?

Rey: Yo, Rey y ¿tu?

Maddie: Madelaine. Creo que te están llamando, Rey. Ese señor de ahí, mira.

Rey: Si, es mi papá, Shhh quieren engañarnos…shh seguro Ray le pidió su ayuda….nunca gana solo.

Maddie: Mi papá me está buscando también… Yo creo que es en serio…

Rey: jajaja ahora  tu papi también está jugando, con nosotros.

Maddie: Parece enfadado…

Rey: ¡Upss!  El mío también me acaba de llamar Reynaldo Enrique…eso nunca es bueno.

Maddie: Papá dice que no puedo alejarme de dónde él esté ni desaparecer de su vista… Voy a bajar… Tú haz lo que quieras…

Rey: ¡Hola Papi! Dijo Rey sacando la cabeza y saludando desde arriba.. y una cabecita pelirroja se asomó también… Los dos niños se veían más que adorables, de foto pues, solo que los padres que estaban abajo, no los veían adorables…precisamente.

Aidan: ¡Ahí estás! ¿No me has oído? Maddie: No… Aidan: Madelaine, no se te ocurra mentirme… Maddie: Si te oí papi pero estaba jugando… Aidan: ¿Y qué te digo yo sobre jugar lejos de papá? Maddie: Que no puedo hacerlo…Pero…. Estaba con mi amigo Rey… Aidan miró a donde señalaba su hija por unos segundos y luego se enfocó de nuevo en ella. Aidan: No te puedes alejar de papá ni ignorarme cuando te llamo. PLAS PLAS PLAS PLAS Maddie: Aiii. Noooo. Buaaa Papiiiii. ¡Eres malo! Aidan: No soy malo, princesa, es que me asusté mucho. Ya, shhh. La dio un beso y la meció en sus brazos, y se fijó en la mirada triste que ella le echaba a  un niño más o menos de su edad, que estaba siendo mimado de igual forma por su padre. Ambos niños, cómplices de travesura, recibieron el mismo castigo. Aidan: ¿Ese es tu amiguito?

Edward: Reynaldo, cuando te llame debes salir. Rey: Papi…peeero estábamos jugando al escondite. Edward: No sabes el susto que nos has dado. Sal de ahí. Rey: ¡No! papiii estaaas…bravo. Edward: Si no sales, lo voy a estar… ¡Ven acá!. Rey: Papi…ella es mi amiguita Maddie.. ZAS, ZAS, ZAS, ZAS Aayyy Ayyy Buuaaa Buuaa papiiii. Edward: No te vuelves a separar de mi o tus hermanos… Rey: Y entonces como juego al escondite… ¡Vale! Edward: Ya campeón me asustaste mucho…. No te dijo que no juegues, pero cerca, y cuando te llame sales, estamos en otro país. Edward miro de reojo al otro padre que consolaba a la niña, y se sonrió por dentro, vaya susto compartido. shh shh Muy linda tu amiguita mi Rey, le dijo mientras le acariciaba la espalda.

Aidan decidió acercarse a hablar con el padre, pensando que tal vez el hombre podría culparle a él por la desaparición de su hijo. Pero, asustado aún por la experiencia con Maddie, llamó a todos sus niños para tenerles cerca, y porque ya iba siendo hora de irse

Aidan: Soy Aidan Whitemore, y ella mi hija Maddie. Creo que nuestros hijos se han hecho amigos.

Edward: Edward Hoffman, mucho gusto... que susto nos han dado los enanos.

Aidan: Sí… A veces creo que necesito siete pares de ojos para controlarles a todos…

Edward: Disculpa pero ¿Todos ellos son sus hijos? Como hace yo me estoy volviendo loco con 6.

Aidan: Es… algo complicado.  Legalmente son mis hermanos pero… les he criado yo. Y sí, es una locura, y más ahora que al parecer serán ocho… Como digo, es complicado.

Su nuevo hermano estaba a punto de nacer. Aidan se había enterado de que su padre había dejado embarazada a otra mujer, y se había ocupado de que a ella no le faltara de nada… aun así la mujer estaba dispuesta a dar al niño en adopción y Aidan no iba a permitir tal cosa.

Edward: ¡Waoooo! Eso es realmente admirable, déjame decirte que padre no es el que engendra sino el que cría... Así, más que hermanos definitivamente son sus hijos. Seguro tendrá historias interesantes que contarle al mundo, con tantos niños.

Aidan: Unas cuantas… Pero  seis hijos tampoco es un número pequeño.

Edward: jajaja pues no, si por mí fuera tuviese unos cuantos más, solo que “NO” como este…señalando y picándole el ojo a Rey…que seguro me saca canas antes de los 30…jajaja. Mi esposa no se vio muy bien en el parto de Ricky, el último bebé, por lo que… lo recomendable es quedarnos con 6.

Aidan: ¿Sois de por aquí? Perdona la pregunta, pero me llama la atención tu acento…

Edward: No, somos de Caracas, Venezuela, estamos de vacaciones, mañana regresamos a nuestro país.

Aidan: Es una lástima. Los niños hubieran hecho buenas migas.

Edward: Si, realmente…y creo que no solo los niños.. Un placer Aidan, el mundo es muy pequeño….quien quita que dentro de unos años nos volvamos a encontrar.

Y se despidieron estrechándose las manos e igual que los niños.