Páginas Amigas

martes, 31 de diciembre de 2013

Esperanza



-         Javier, si no sales de ahí ahora mismo y bajas a mostrar algo de educación dormirás sobre tu estómago. – amenazó Hugo.


Escucharle hablar así me impactó mucho. No se parecía en nada al hombre dulce, simpático y sensible del que me había enamorado. Me pareció que era demasiado rudo con su hijo. Era normal que no me quisiera conocer. Durante seis años habían sido sólo ellos dos y antes de eso había otra mujer al lado de su padre. Yo tenía que ser como la madrastra mala del cuento que venía a cambiar su vida y … a sustituir a su madre. ¿Cómo podía ser que Hugo no lo entendiera?


Intenté hacérselo entender cuando se alejó de la puerta del cuarto de su hijo. Le dije cómo se tenía que sentir Javier, al ver que todo su mundo se tambaleaba de golpe. Hugo puso mi sonrisa torcida favorita, y me acarició la mejilla.


-         Si yo eso lo entiendo, amor, pero lo que no voy a consentir es que ni siquiera te salude. Ni siquiera me ha dejado terminar de presentarte. Está siendo maleducado y no se lo voy a permitir.


Suspiré. La verdad es que el chico no había sido ningún ejemplo de buenos modales. Cuando Hugo reunió valor para decir quién era yo, o más exactamente, qué lugar ocupaba en su vida, Javier empezó a gritar, se giró, y se fue, dando un portazo, dejándome con los brazos extendidos para un saludo que nunca me llegó a dar.


-         ¡Javier, ya basta! ¡Estoy teniendo demasiada paciencia contigo pero si tengo que entrar a por ti no te va a gustar!


Ese no era el primer encuentro que yo había imaginado. El chico ya tenía quince años, así que me había hecho a la idea de que el tiempo de los besos, los abrazos, y las cosquillas ya habían pasado, pero creí que al menos podríamos llevarnos bien, y ser algo así como buenos amigos.


Al final, Hugo se hartó, y forzó la puerta del cuarto de su hijo, para abrirla. Le observé entrar en la habitación más enfadado de lo que hasta entonces le conocía y me quedé congelada cuando levantó a su hijo de la cama, para acostarlo de nuevo encima suyo.


-         Después de tantos avisos sólo puedo pensar que esto es lo que quieres que haga – dijo Hugo, y forcejeó con su hijo para bajarle la ropa. De alguna manera consiguió hacer aquello mientras Javier aún estaba tumbado sobre él, y eso me hizo pensar que era algo en lo que ya tenían práctica. Hugo empezó a pegarle, sin atender a que el niño (porque en ese momento pasó a ser un niño para mí) ya estaba llorando.


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS


-         No faltarás al respeto a ningún invitado.


PLAS PLAS PLAS Auuu PLAS PLAS

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS


Parecía que el chico hacía esfuerzos por no quejarse, aunque no tenía mucho éxito. Me partía el alma verle llorar y no entendía como Hugo era capaz de hacer aquello sin romperse en mil pedazos.


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS


-         Si te digo que salgas de tu habitación, sales de tu habitación.


PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

PLAS PLAS Auuu PLAS Aiiii PLAS PLAS

PLAS PLAS PLAS Ya, papá… yaaaa PLAS PLAS


En ese punto no pude más. Traspasé la puerta y me adentré en el cuarto, para ponerme delante de ellos.


-         Deja en paz a mi niño – protesté. Me salió sólo. No medité las palabras antes de decirlas, pero se sentían como las correctas. Hugo me miró algo sorprendido, pero dejó la mano quieta sobre la piel toda coloradita de Javi. Le miré mal y él pareció entender, porque levantó al niño, le colocó la ropa e intentó abrazarle, pero ni Javier quiso ni yo le dejé, porque le abracé yo.


-         Me pegaste delante de ella… - lloriqueó. ¿Era consciente de que el hombro sobre el que estaba apoyado era el mío? Le acaricié la cabeza. Se sentía como la cosa correcta para hacer en ese momento.


-         Shhh. Tranquilo. Ya está, ya está.


Hugo se unió a nosotros y le dio un beso en la frente. Con suavidad le apartó de mí y le llevó de nuevo a la cama, esta vez para abrazarle fuerte, y acariciarle.


-         Ya. Bueno, no llores así, que se va a pensar que te torturo, o algo.  Te pedí que salieras varias veces, Javi. Sabes que si no me haces caso la consecuencia es un castigo.


Javier no respondió pero siguió abrazando a su padre. Hugo le hizo mimos, y entonces sí empezó a parecerse más al hombre que yo conocía.


-         ¿Ahora vas a bajar con nosotros? Mira que ella te ha consolado, y te ha defendido del malvado de tu padre ¿Eh? – dijo Hugo con voz suave, y concluyó la frase acompañándola de unas cosquillas en el costado de Javier, que se rió bajito. Javier suspiró, y asintió, y Hugo le dio un beso.


Les miré algo asombrada.  Por lo visto me había equivocado, y la época de los abrazos, los besos, y las cosquillas, aún no había terminado. Javier me miró con vergüenza y timidez, pero también con algo más, como con… esperanza. En ese momento supe que lo que ese niño necesitaba era una madre. Él, me necesitaba a mí.

5 comentarios:

  1. Qué lindo, qué lindo, qué liiiiiindooooooooooooo!!!! QUIERO CONTINUACIÓN, DREAM, POR FIS POR FIS, SIIIIIIII?!!!

    Me encantó el fic, y de veras que me encantaría que siguieras la historia!!! =)

    Camila

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  2. Continuación continuación please please
    Es de esas historias hermosas que mesacan una cara aasí :'3

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  3. Dream yo tengo la esperanza de que este cortito se vuelva una historia :D

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  4. lindo quiero otro capi ... si porfis!!!

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