Páginas Amigas

martes, 31 de diciembre de 2013

Jota



José Antonio estaba muy callado. Por lo general hablaba mucho, tanto que yo no podía decir más de dos o tres frases en el camino a casa. Pero aquél día ya no sabía qué más decir para conseguir provocar su cháchara alegre habitual. Cuando llegamos a casa y aparqué el coche él no quería salir. Suspiré, y decidí preguntar.

-         ¿Te han dado una mala nota?

-         No.

-         ¿Te han echado de clase?

-         No – respondió, sin entender a qué venían mis preguntas.

-         Entonces ¿qué ha pasado? ¿A qué esa cara?

-         ¿Por qué asumes que he hecho algo malo? – preguntó, algo molesto.

-         ¿Hiciste algo malo? – repliqué, alzando una ceja.

-         S-sí.

-         Bien, pues dilo ya, y respira tranquilo. Si te lo sigues callando te va a dar algo.

-         Te vas a enfadar…

-         Eso no puedo saberlo, porque aún no sé qué es lo que pasa – respondí, empezando a perder la paciencia.

Jose Antonio se mordió el labio. Se agachó para coger la mochila que llevaba cuidadosamente entre sus piernas y me pregunté qué estaba buscando. Abrió la cremallera y alzó la mochila, para que viera algo que había dentro.

Al principio no vi nada. Confieso que casi esperaba que me confesara que tenía alcohol escondido, o algo así. Que yo sepa no había bebido en sus catorce años… pero eso, que yo supiera. Sin embargo escuché un sonido extraño, un gañidito suave y empecé a distinguir algo dentro de su mochila. Un animalito me saludó desde dentro con una naricita olisqueante. Era una especie de roedor. Creo que un hamster. Era muy, muy pequeño y estaba en una cajita transparente llena de agujeros. Me miraba con unos  ojitos oscuros y suplicantes, lo que hizo que se parecieran a los de mi hijo, que me miraba de la misma forma.

-         Tomás me lo dio. Ya sé que no debí aceptarlo pero… pero papá, lo cuidaré, de verdad. Me ocuparé de él, estará en mi cuarto, ni os enteraréis de que existe…

-         Jota, no puedes traer un animal a casa sin consultarnos… - regañé, aunque mucho más tranquilo, porque me había imaginado algo mucho menos inocente.

-         Lo siento… pero… ¿me lo puedo quedar?

Eso parecía ser lo único que le importaba. Le miré seriamente, sin dejar traslucir lo que estaba pensando.

-         Deja eso en el suelo – le dije, y él obedeció. Entonces rápidamente le incliné un poco y le di cuatro azotes.

PLAS PLAS PLAS PLAS

-         ¡Ay!

-         Primero nos pides permiso ¿estamos?

Él asintió, a punto de poner un puchero, esperando a que yo contestara su pregunta. Suspiré.

-         Por mí puedes quedártelo, hijo, pero no creo que a tu madre le guste…De hecho creo que se pondrá histérica cuando vea ese ratón…

Noté que se ponía muy triste, sabiendo que yo probablemente tenía razón. Entró en casa a punto de llorar, y me dio mucha lástima.

Mi mujer salió a saludarle, y le dio un beso.

-         ¿Qué pasa, tortuguita? – preguntó, al verle tan triste. En plan cariñoso yo le llamaba   “Jota”  y ella “tortuguita”. Si a mí a su edad me hubieran llamado tortuguita me hubiera puesto echo una fiera, pero a él no le importaba.

Jose Antonio le enseñó la mochila, pero esta vez directamente sacó la cajita. Pensé que mi esposa se pondría a gritar, pero cogió la caja con sus manos y la observó con cuidado. Luego la abrió y cogió al bichito que cabía entero en su mano derecha.

-         ¡Uy qué mono!

-         ¿Mono? – dijimos mi hijo y yo a la vez. Yo, extrañado. Él, con esperanza.

-         ¿Esta cosita? ¡Es adorable! ¿Tiene nombre?

-         Entonces ¿me lo puedo quedar? – preguntó Jose Antonio, literalmente dando botecitos de alegría.

-         Lo que diga tu padre.

-         Papiiii – suplicó, mirándome con unos ojos que definitivamente eran como los del bichito “adorable”.


No sé ni por qué me preguntaba. ¿Acaso creía que era capaz de decir que no? Asentí, y él se tiró encima mío, como si acabara de regalarle un ferrari. Mmm. Tal vez, cuando tuviera edad de conducir en vez de un coche debería regalarle un perro…

3 comentarios:

  1. Que feoooooo como le pega al nene solo por darle un hogar al bichito asquerosito jejeje que ternura mas grande quiero massssssssssssss....

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  2. ajaja y les preocupaba la mamá pero si le encantó jeje pero que bobo como le pega por eso grr... acaso él nunca llevo un animalito a su casa sin pedir permiso >_<" grr... (bueno al menos yo lo hice muchas veces)

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  3. En qué momento me perdí este hermosísimo cortito?!!!! Me encantóooooo... Quiero más. Dream, espero que veas mi mensaje jeje ;-D

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