Capitulo
seis
Tengo
un hijo, o dos… o tres
Ya era momento de volver.
Eric ya no podía dar más escusas en el trabajo; a James lo llaman a diario de
sus restaurantes, Antonia debía volver a su firma y Matías al colegio. Además,
había que ver el tema legal de Fernandita, lo que sería más simple porque
Margaret había dejado el país. Matías, de mala gana, se subió al vehículo; él
se quería quedar jugando con sus primos. Antonia no se separaba de Fernandita,
como intuyendo algo… ya comenzaba a sentir cambios en su interior, por no hablar
de las nauseas matutinas… Pero era muy pronto, no?!… Podía ser algo que le cayó
mal… algo impensable, si sólo comía comida de chef… Ella no se atrevía a mirar
el resultado del test; lo tenía guardado en su cartera desde hacía dos días,
sin atreverse a mirarlo.
Eric la miraba con amor,
pero ajeno a todo lo que estaba pasando. James era otro cuento. No se movía, no
comía, no dormía y su padre decidió que no podía seguir así, ya que se
terminaría enfermando.
“Te
vuelves a casa”
“ÉSTA
ES MI CASA” le
gritó.
“No.
Ésta es mi casa. La tuya está en Santiago, con tus hijos”
“NO
TENGO CASA, NO TENGO NADA…” ya eran gritos desesperados “…NO TENGO MUJER, NO TENGO MADRE, NO TENGO
NI SIQUIERA A MI HIJO. Y AHORA O TENGO NI A MI PADRE” le dijo con desprecio,
al creerse echado de casa.
Gonzalo lo tomó por los
hombros y lo zamarreó brusco.
“Siempre
tendrás a tu padre, hijo. Porque lo tienes, éste no dejará que te lastimes más”
“yo
no te importo, déjame en paz” se soltó bruscamente y
trató de apartarlo. Gonzalo, sin saber cómo, le soltó soberana nalgada en el
traste.
“a
mí no me apartas, James Javier” eso le revolvió un poco
la guata a James. Hacía años que no escuchaba sus dos nombres con ese tono;
pero él no estaba para eso.
“tú
me apartaste primero” dijo, desafiándolo. Sabía que su padre
no tenía la culpa de nada pero era el único con quién se podía descargar, sin
perderlo para siempre. Y él necesitaba gritar y patalear.
“Hijo”
“Apártate ya, dijiste todo lo que tenias que decir” dijo, corriendo o mejor dicho, intentando correr a su padre.
“Apártate ya, dijiste todo lo que tenias que decir” dijo, corriendo o mejor dicho, intentando correr a su padre.
“James
Javier” Gonzalo parecía haber rejuvenecido 20 años y estar
frente a su desobediente hijo menor.
“no
querías que me fuera?! Eso es lo que pretendo hacer, y olvídate de mí para
siempre!!” y como no lo había podido correr de su camino, lo
empujó con más fuerza y Gonzalo vio negro y olvidó la edad de su hijo y que
todos estuvieran presente. Tomó a su hijo de un brazo y lo arrastró hasta su
habitación. Los hermanos no dijeron nada, solo agradecían que sus hijos
estuvieran afuera ayudando a guardar todo en el auto de James y cerraron la
puerta de la casa.
“James
ya viene” le informaron a Eric.
Mientras en la habitación
de Gonzalo, James aún no reaccionaba a lo que pasaría. Su mente le decía que tenía
que salir corriendo, pero su cuerpo no obedecía; se dejó poner sobre las
piernas de su padre, cerró los ojos y se mordió el brazo para no gritar,
Gonzalo al ver eso le bajó el pantalón de buzo.
“suelta
el brazo o te bajo todo” le advirtió, y ante esta amenaza soltó
su brazo y se abrazó a una almohada,
“lo
siento, papá. No debí hacerlo… no tienes que pegarme” pero
no hizo ni un intento de salir de ahí.
“yo
creo que si”
¡ZAS!
¡ZAS ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS ¡ZAS!
“no
me vuelvas a empujar, James”
¡ZAS!
¡ZAS ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS ¡ZAS!
“no,
papá!! Nunca más!!! Lo siento” hacía grandes esfuerzos
para no llorar.
¡ZAS!
¡ZAS ¡ZAS!
“llora,
tesoro, llora”
“No
puedoooooo más, papá. No puedo más”
“ya,
mi tesoro”
“por
qué no me avisaron, papi? Por qué?!!… Yo me hubiese venido”
“por
eso mismo, tesoro. Tu mamita no quería… estabas pasando por mucho, tesoro. Tenías
que pelear por tus hijos”
“pero papi, era mi mami… buaaaaaa”
“pero papi, era mi mami… buaaaaaa”
“lo
sé, mi corazón, y ella fue muy feliz de que hubieses podido venir con tus dos
hijos, si te hubiésemos dicho antes, habrías perdido tu oportunidad con Matías
y eso habría sido devastador para todos, más para tu madre”
“buaaaaaaaa…
papá, me duele tanto” el llanto de James se escuchaba hasta
el auto, Eric tuvo que sujetar a Matías y a él mismo para no entrar; no sabían
qué pasaba, pero el llanto de James era desgarrador.
“James
necesita llorar a mamá” explicó Gonzalo, el mayor de los
hermanos.
“pero
está llorando muy feo” digo Maty, abrazándose a su padre.
“pero
esta con su papá, tesoro. Tu padre está con tu abuelo”
“papi…
pero no quiero que James sufra así” le dijo, con lagrimas en
los ojos… “y si se quiere quedar?… Papá,
no quiero que mi papá se quede aquí”
“no
lo hará” dijo Gonzalo, quien salía con su hijo abrazado, que
por más que se había lavado la cara era inútil, porque seguía llorando.
James no se despidió de
nadie; no podía. Aún estaba aturdido de dolor.
Gonzalo sentó en el auto,
le puso el cinturón como hacía con sus nietos más pequeños y le dio un beso en
la frente.
Se despidió de Matías, de
Fernandita y de Antonia. Fue donde Eric y lo abrazó con fuerza.
“gracias”
sabía
que no era necesario pedir que cuidara de su hijo porque ya lo estaba haciendo.
“es
un buen hombre… él no tiene la culpa de lo que hizo Margaret… y es el padre de
mi hijo”
“Eres
el mejor hombre que he conocido” le dio un beso en la
frente como había hecho con su hijo,
“eres parte de mi familia ahora” Eric sonrió… Cuando llegó la demanda de que
le querían quitar a Matías, pensó que se quedaría solo en la vida y ahora tenía
una familia más grande de lo podía contar.
vaya que gran dolor el de este hombre
ResponderBorrarPobre James!!! Por cuántas penas tuvo que pasar! Y todo por culpa de esa..... grrrrr....
ResponderBorrarSuerte que la vida sabe recompensar y a él le está devolviendo con creces porque además de un hijo, le dio un gran amigo como lo es Eric!!!! =D
Camila
WAOOOO .... esa.... .que daño le hizo al pobre...
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