Feliz cumpleaños Sol

Feliz cumpleaños Sol :D Es cortito, porque ando fatal de tiempo e.e

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Aprovechando que Aidan estaba atareado cambiando los pañales de dos pequeños bebés mellizos que se sincronizaban hasta para ensuciarse, el nenito de cuatro años decidió que hacía suficiente calor como para darse un chapuzón en la piscina de plástico que papá había puesto en el jardín.

Alejandro se las apañó para abrir la puerta trasera de un salto y llegó al jardín, pero la piscina estaba vacía. Caminó entonces hasta la manguera y la desenrolló con algo de esfuerzo. ¡Que nadie dijera que no tenía recursos!  Abrió el grifo y entonces…. ¡esa cosa se volvió loca! La manguera subía, y bajaba, por la fuerza de la presión del agua. El extremo metálico  golpeó a Alejandro en su cabecita y le hizo caer, sentado en el suelo. Enseguida empezó a llorar, y sus sollozos se escucharon en la casa, porque había dejado la puerta abierta.

Aidan salió corriendo y se encontró con su bebé en el suelo, asustado por aquella maguera descontrolada. Se dio prisa en cerrar el grifo y cogió a su pequeño en brazos.

-         Papi… - lloriqueó Alejandro. Le faltaban las palabras para explicar la forma en la que la manguera se había transofrmado en una terrible serpiente que se lo quería comer, y le había picado en la cabeza. Lo expresó con un puchero, que se deshizo en cuanto Aidan le dio un beso en la frente.

-         Ya pasó campeón… ¿a que ya no duele?

- “Ño, pedo me zusté”.

-         ¿Te asustó la manguera mala? Pobre bebé. – dijo Aidan, con voz mimosa, mientras le acariciaba la carita - Pero dime, ¿qué hacías tú aquí afuera? ¿No te ha dicho papá que no se sale sólo al jardín?

-         Ups – respondió Alejandro, con una carita muy graciosa, tapándose la boca con las manos al verse pillado en una travesura.

-         Ups – repitió Aidan, y así agarrado entre sus brazos como le tenía le ladeó un poco y le dio dos palmadas.

PLAS PLAS

-         Au….bwaaaaaa….papi malo.

–       No, papá no es malo, campeón, pero no puedes salir al jardín tu solito y sin avisar.

- ¿Snif…snif…. por qué no?

-         Podría pasarte algo malo, bebé…. Además, si no se dónde estás me asusto mucho. Tú tienes que estar siempre donde papá te vea.

Aidan le dio otro beso y se metió con él en la casa. Casi se choca con Ted, que venía de la cocina con su tesoro hecho de galletas. Las escondió tras la espalda con una sonrisa traviesa.

–       Ted… una “sepiente” mada me modió… y papá me hizo pupa. – acusó Alejandro.

– Papá no te hizo pupa, campeón. Y no va a dejar que ninguna serpiente mala te vuelva a morder – dijo Aidan, reprimiendo una sonrisa.

Ted les miró con curiosidad y estiró una de sus manos con una galleta para su hermano. Alejandro la tomó y sonrió plenamente. La partió por la mitad, y metió un trozo en la boca de Aidan. Este sonrió, se la tragó como pudo, y enredó su mano en la melena oscura de su niño, que casi tenía el pelo más largo que él.