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lunes, 1 de septiembre de 2014

CAPITULO 4 Dos meses después


CAPITULO 4 Dos meses después

-“Qué pasa Marco que pasa hijo así?”
-“Es que…discúlpame papá no te vayas a enojar… pero quería que conozcas a mi novio”- agrego poniéndose rojo como un tomate. “está por llegar agrego bajito”

Aquello tomó por sorpresa a Max, pero se repuso rápidamente, y aunque no le gusto que Marco no le avisara de una visita inesperada le gusto que le tenga ese grado de confianza.

-“No hijo, no me enoja...es más me parece bien que quieras que lo conozca, que ya tenía yo planeando conversar contigo al respecto y las normas que tú y yo discutiremos para no tener malos entendidos en relación a salir con tu novio, bueno?”

Y Marco sonrió abiertamente abrazando a su padre con fuerza antes de correr escaleras abajo para abrir a Daniel, un muchacho de la universidad que estudiaba con él y daba la casualidad que vivían a pocas cuadras de ellos...Marco bajo corriendo y se tiró en los brazos del apuesto chico que esperaba en la puerta, Daniel reaccionando rápido sujeto a su amado del trasero, riendo ante la mueca que éste hizo por ser tocado en un lugar tan sensible en esos momentos, si Marquito se había metido en problemas de los puros nervios se había puesto un tanto contestador.

-“Parece que alguien ha sido un niño malo ¿eh?”- susurro Daniel en el oído de Marco.
-“Muy malo”- respondió Marco mordiendo el lóbulo del otro chico.

Joaquín estaba con cara de a seis, nunca había visto a su hermano en plan meloso con otro chico y recién allí le cayó el veinte de lo que implicaba que su hermano fuera gay.
-“Disculpen”- dijo Max aclarándose la garganta también sorprendido por la escena en la que atrapa va a su querubín

-“Disculpe Señor” - dijo Daniel separándose inmediatamente de Marco.
-“Diablos papá arruinaste el momento!” - dijo Marco, pero tras una mirada seria de su papá bajo la mirada y dijo – “Lo siento”.
-“Cuidadito Marco” - respondió Maximiliano y Daniel tomo la palabra no quería causarle problemas a su novio.
-“Permítame presentarme soy Daniel, el novio de Marco.
-“Un placer conocerte Daniel, como ya debes haberte dado cuenta soy el papá de Marco me llamo Max, pero pasen no se queden en la puerta”.
- “Gracias” - dijo Daniel y entro con Maro a su casa.

-“Justo estábamos a punto de salir para comer algo... nos acompañas?” -le pregunto Max a Daniel.

-“No gracias, no quisiera molestar”- dijo Dani rechazando gentilmente la propuesta de Max.
-“¿Pero que no Marco te invito a comer con nosotros?”- dijo algo insistente.
-“Sí pero... pensé que comeríamos dentro”.
-“Como notarás he estado algo ocupado y no pude preparar nada, a parte tengo que decir que la tuya fue una visita inesperada”.
-“¿Cómo?”- preguntó Danny volteando a ver a su novio –“Tú me dijiste que tu papá estaba de acuerdo”.
-“Lo siento es que se me olvido decirle que venías”- dijo Marco abrazando a su novio y besando suavemente sus labios.
-“No te preocupes bebé entiendo, y mejor ya me voy”- dijo Daniel.
-“Bueno Daniel eres parte de esta familia, así que vamos”.
-“Papá a Danny y a mí no nos gusta comer fuera juntos por que no hemos tenido buenas experiencias con algunas personas”.
-“No va a haber problemas bebé salgamos un rato con tu papi y tu hermano”- Le susurró suavecito- ¿qué es lo peor que puede pasar?”.

Llegaron a un pequeño pero muy acogedor restaurante donde compartían la comida y una charla muy amena Max, sus hijos y Daniel, Joaquín dejó su sorpresa a un lado cuando conoció mejor al novio de su hermano y así entre la charla de pronto Marco o Joaquín se ponían rojos como tomates cuando contaban alguna anécdota del otro de cuando eran tan sólo unos niños…el ambiente era agradable y familiar, las atenciones de la mesera eran estupendas y sin ninguna distinción para la feliz pareja, todos estaban en plena carcajada cuando de pronto llegó una mujer al restaurante y todos se unieron a un silencio sepulcral.

-Joaquín? Max? Que hacen aquí? no vivían en otra ciudad?
-Tú no te habías largado a un viaje sin retorno? Bruja!
-A ti quien te hablo mocoso qué haces aquí? Quién es ése rarito que está a tu lado y tomándote la mano?

Natalia la madre de Joaquín y Marco se apareció en el restaurant y Max pensaba en la mala hora que se les ocurrió cenar ahí, pero no iba a quedarse callado:

-Cállate Natalia, y deja a mis hijos en paz! tú te largaste de sus vidas así que apáñatelas con tus decisiones y desaparece de nuevo.
-Joaquín es nuestro hijo pero Marco, Marco es un error mío tú no tienes nada que ver en eso, él es un enfermo es un maricón al igual que ese mocoso que está a su lado.
-Cállate maldita bruja! mi hermano no es nada de lo que dices!!! y Dani tampoco!!! aquí la única enferma hija de la.... (De pronto se oyó un ¡PLAS!S)… a mi no me hablas así Joaquín que te guste o no, soy tu madre! y me debes respeto!.

Max abrazó a los chicos no quería perder los estribos delante de sus hijos y de Daniel así que conteniéndose mucho dijo con calma:  

-“Chicos, no demos espectáculos en el restaurante vayan al auto, bueno? los alcanzo en un segundo”.

Pero antes de salir la rabia de Joaquín fue más grande que los deseos de su padre.

-“Te odio bruja, te odio por quitarme años a lado de papá, el respeto se gana y alguien tan despreciable como tú no es mi madre”.

Tras esas palabras los tres chicos subieron al auto y dentro del restaurante Max estaba a punto de decirle sus verdades bien dichas a Natalia.

-“No me mires así, por favor”-dijo Natalia a Max- “No me mires así te lo ruego me matas con esa mirada”

Repitió poniendo su mejor cara de inocente, haciendo que me pierda en sus ojos verdes, la rabia que tenia se apagaba lentamente y pensaba:

No entiendo como es capaz de rechazar a su hijo por tener una condición sexual distinta, yo llevaba poco tiempo con mi Joaquín nos costó al principio en nuestra relación padre e hijo, pero con el tiempo nos hemos ido ajustando, me preguntaba cómo podía amar a una persona que lanzó a la calle a un niño y no le importó lo que fuera de su vida, porque nunca más lo llamo ni nada, además supe de la existencia de Joaco muchos años después ya de adolescente.

ELLA SOLO SABE HACER DAÑO a Joaquín a Marco…y a mí… todo lo daña, lo carcome, aléjala!, aléjala para siempre!! Gritaba mi cerebro pero mi corazón latía más fuerte, con esa confusión cerebro-corazón, dejé que el que tenía más fuerza hablara a través de mi boca:

-“Qué quieres a cambio de desaparecer de nuestras vidas?”

Natalia abrió los ojos gigantes y trató de digerir las palabras que escuchaba.

-“Max, no entiendo que quieres decir”.
-“Cuánto dinero quieres para dejarnos en paz y dejar de hacer daño a Marco, que del él me encargare yo, tú ya le has hecho demasiado daño! y de Joaquín, bueno, escuchaste como te llamo… no sientes lástima por ti misma? no te duele que tus hijos te odien?”.
-“Sé que te lastimé, lastimé a mi Joaquín al separarlos muchos años perdóname… vivamos solos, los tres, sin Marco no lo soporto, no lo quiero cerca, está enfermo, seamos solo los tres te lo suplico”.
- “Tus palabras están llenas de veneno! como me puedes decir que dejemos a Marco de lado, ser homosexual no es una enfermedad te parece poco que en algunos lugares sean discriminados, golpeados, humillados y en el caso de Marco todo eso sumado a la enésima porque su propia madre lo desprecia, no lo vas a lastimar más, dime cuánto dinero quieres… yo sé que tu sueño es ir recorrer el mundo… dime cuánto?”
-“Tanto me quieres lejos de ti que me darás dinero para no verlos más?”.
- Si es la única forma que nos dejes tranquilos, sí, ya bastante han sufrido los chicos, Marco siendo maltratado por ti, su propia madre, haciéndose cargo de su vida y pagándose los estudios por su cuenta siendo tan joven y Joaquín lo alejaste de mí! lo abandonaste y ni enterada que estaba metido en una pandilla de niñitos que no tenían nada de tontos! usaban armas punzantes!, lo acosaban hasta ya casi volverlo loco y encima apareces tú con tus venenosas palabras cuando ya pensábamos que estábamos bien!.

Natalia suspiró y estuvo en silencio unos minutos.

-“Dime de una vez cuánto quieres?”
- “Nada no me des nada…creo que has ganado la batalla”.
- “No es una batalla es solo tranquilidad, aléjate, no te acerques más es lo único que quiero”.
- “Tienes mi palabra pero prométeme que los cuidaras a ambos”.
- Lo prometo pero te preocupas por Marco?
- “Es mi hijo, obvio…. es solo que no puedo estar cerca… nunca lo deje solo siempre he estado pendiente de él pero a distancia, dándole dinero a sus amigos para que lo ayudaran, entre otras cosas, pero siempre a distancia”.
-“Necesito que nos dejes tranquilos, te lo suplico”.

Natalia guardó silencio y miró a Max con lágrimas en los ojos.

-“Perdóname Max, te amo, tú fuiste hecho para mí; no existe nadie a quien quiera más en esta Tierra”.

La mujer cerró los ojos y besó a Maximiliano, puso su dedo índice sobre los labios de él y se fue, dejando a Max perdido dentro su cabeza.

Me senté y tome un trago que tenía en la mesa, se fue, pensaba, tenía una sensación de tranquilidad y un poco de dolor, ya no sería mi corazón de hombre el que mandaba, era mi corazón de padre y esa fuerza era más potente, tenía dos hijos que dependían de mí, dos corazones que sanar, los observe a través de la ventana del restaurante, ahí estaban en el auto esperándome entonces sonreí.

Mientras Max estaba dentro del restaurant el corazón de Marco se rompió, se puso a llorar y Danny lo sostuvo muy pegado a su cuerpo, Marco no paraba de llorar y Joaco sintió rabia, era la primera vez que Marco veía a Natalia en tres años y lo primero que hacia la bruja era catalogarlo como enfermo por su condición sexual.

-“Tranquilo bebé, no llores así que te enfermarás”.

Decía Danny sin mucha esperanza de ser escuchado por su novio, sabía lo mucho que le afectaba el rechazo de su madre y lo sensible que aun estaba luego de la partida de su primer pareja, Antonio un actorcito fracasado que lo dejo con solo una nota diciendo: "Solo veo mi futuro, lo siento, no estás en él" después de eso se fue a Hollywood con un director de películas a su lado.

-“Si hermanito ella no vale la pena, ninguna de tus lágrimas”

Pero Marco no paraba de llorar así que a Joaco se le ocurrió una brillante idea, fue a la tienda de enfrente y compro helados de fresa, el helado siempre animaba a Marco no importa que tan triste estuviera.

-“Ten Marco y comete lo rápido o se derretirá y papá se enoja si le ensuciamos el coche, a ti también te traje de fresa Danny”.
-“Este..”.

Danny estaba en una encrucijada no quería herir los sentimientos del niño rechazando su regalo pero como decirle que si lo comía tendrían que hacer una visita al hospital.

-“Danny es alérgico a la fresa Joaco”- dijo Marco a la mención de helado.
-“Bueno entonces ten el de papá que es de chocolate y que él se coma el de fresa”.

En eso Max va saliendo del restaurante y los ve todos a acurrucados en el asiento de atrás comiendo helado, al meterse al auto empezaron las preguntas:

 -“Qué te dijo papá, nos dejara tranquilos?”- dijo Joaquín.

-“Lo siento esto debió ser diferente, pero que te dijo ella?”- dijo Marco.
-“Nos vamos a casa hijos, ella no los molestara nunca más… lo prometo”- dijo Max.

El auto lo inundo un silencio cómodo que fue roto al ver tres deliciosos helados en las manos de los chicos.

-“¿Qué hacen esos helados dentro del coche? ¿Que les dije de comer en el auto?”- Max dijo en tono burlesco.
-“No te enojes papi Marco estaba triste y además a ti también te traje”- dijo Joaco entregándole el que sobraba
-“Gracias amor”- dijo Max aceptando el helado que le daba su hijo –“Y me voy a ir de chofer yo solo aquí enfrente?”
-“Sí yo quiero mimos y tú tienes que conducir, así que me los darán Danny y Joaco”.
-“Jajajajajaja”- Rieron todos sintiéndose mas relajados.

Max se los llevo a pasear a varios lugares para olvidar el mal rato que pasaron, luego dejo a Daniel en su casa para enseguida dirigirse a la suya.

Marco se había quedado dormido en el carro así que Max tuvo que cargarlo hasta su habitación y lo dejó descansar, Joaco también fue a dormir porque estaba cansado y Max aunque quiso seguir haciendo unos papeleos de trabajo se le cerraban los ojos y decidió ir a descansar también.

En la noche Max se levantó por un vaso de agua y cuando caminaba por el pasillo escuchó sollozos desesperados.

-“Noo.. noo ...”- gritaba Marco.

Max fue corriendo a su habitación

-“Marco hijo despierta... es una pesadilla...”

Pero marco no despertaba y solo decía

-“Yo no soy anormal... ser homosexual no es una enfermedad! ... no... Yo no soy... así...” – se quejaba Marco en su sueño.

Max fue por un poco de agua y le mojo un poquito la frente y la carita para que despierte y cuando lo hizo su respiración estaba agitada.

- “Pa ...pi ... buaaaaa!” - soltó el llanto que tenía contenido.
- “Ya bebito… ya paso solo fue un mal sueño, estás con papá”
- “Snif snif...no me siento bien”

Max toco la frente de su hijo y estaba hirviendo fue por un termómetro, al pasar los minutos este sonó y al ver la temperatura de su hijo se dio cuenta que estaba por las nubes!

La noche fue horrible... las pesadillas y la fiebre no cedían... Max sabia que esa era una reacción emocional... debía ver eso... pesaba mientras acariciaba la frente de su nuevo hijo... que tan profundo era el daño... que su Marco había dejado todo... en cuanto él le ofreció un poquito de cariño... la rabia lo inundaba... cómo su propia madre podía dañarlo de esa manera! si Marco era un joven maravilloso, esforzado estudioso... el había visto las notas de la universidad, gracias a ésas notas pudo cambiarlo de universidad sin ningún problema, es más le dieron una beca académica completa, sólo rezaba poder sanar esas heridas de su hijo pero por lo pronto su preocupación era bajar la temperatura y terminar con las pesadillas de su hijo.

-Sólo es fiebre.

Max se decía así mismo.

Sólo es fiebre cariño

Las palabras de su abuela zumbaban en su mente como abejas dentro del panal.

Sólo es fiebre mi nene, ya pronto pasara

Su nona era capaz de calmarlo a él con solo esas palabras y un pañito frío en la frente cuando contadas veces pesco resfriado y le subió la temperatura, el que se quede a su lado y le dijera dulcemente esas palabras habían hecho a Max realizar la misma labor, solo que obtuvo diferentes resultados a los de su nona.

Ya está así más de dos horas! y la fiebre no baja!!

Quería gritar pero solo hablaba a voz serena.

Yo llamo al doctor!

Mientras marcaba números de varios doctores que no contestaban por el horario Max mantuvo la calma, a pesar de sentirse desesperado al oír a Marco delirar y que ahora estaba en la difícil tarea de encontrar a un doctor en la madrugada, la otra opción era llevarlo a emergencias pero sacar en ese estado a Marco realmente le hacía rogar al cielo para que su nona baje en una nube y alivie la fiebre de su nene, él no podía salir, no en ese estado.

Por fin, uno atendió su llamado y con la explicación de los síntomas de su hijo accedió a una visita de emergencia a domicilio.

El médico revisó a Marco como pudo ya que el chico se encontraba muy mal por la fiebre, hizo las preguntas típicas respecto a que si no se enfermó de resfrío o infección recientemente, ya que mal curado la fiebre podía volver a presentarse.

Por supuesto, Max atento a la salud del muchacho sabía que no hubo ninguna infección o resfriado, a rasgos largos le contó la angustia del chico y más por las palabras que salían de sus delirios, el doctor también coincidió en que era estrés, le aclaro a Max que Marco debía tener sesiones psicológicas y sacó de su maletín un antipirético intravenoso para no perder más tiempo y bajar la temperatura de una vez.

Para Max fue horrible verlo…ahí tendido en la cama casi inconsciente con lo que pasaba a su alrededor, sin más, el doctor tomó su brazo derecho le subió la manga del piyama, agarro un elástico en forma de tubo le amarró fuertemente el brazo y le dio dos palmadas para situar la aguja en el antebrazo justo en la vena… y Marco solo apretaba los ojos ante el toqueteo inconsciente sobre su cuerpo, la aguja entró a su piel, el antipirético enseguida le dio la sensación que se quemaba por dentro y el niño empezó a derramar lágrimas silenciosas…era horrible verlo…Max quería cambiar de lugar, quería que la fiebre bajara, quería que la nona apareciera y le dijera suavecito como cuando era un niño como Marco:

Sólo es fiebre mi nene, ya pronto pasara

Hubiera deseado cualquier cosa menos ver sufrir a su hijo, era un dolor indescriptible.

-“Listo, esto le bajara la fiebre, pero Marco necesita a un psicólogo, por favor concrete una cita cuanto antes no vaya hacer fiebre todas las noches”.

NO! otra vez ver a mi hijo sufrir de esa forma, NO!

Max dentro de él nuevamente quería gritar pero habló a voz serena:

-“Por supuesto, hare la cita mañana mismo”.
-“Está bien señor Casa Blanca, espero ver a Marco dentro una semana solo para controlar que no sea otra cosa la causa de la fiebre”.
-“Claro que sí”.

Max pagó sus honorarios y lo condujo a la salida.

-“Gracias por venir, hasta luego”.

Se pasó ambas manos por el rostro y apoyo su espalda contra la pared, soltó un suspiro y una vocecita volvió a ponerle en estado de alerta:

-“Papi?, papi ven, dónde estás?”
Max corrió como el correcaminos y casi hace caer a Marco de espaldas.

-“Marco!! Que haces levantado? Deberías estar descansando!!”
-“Papi me duele el brazo y tengo un parche aquíiii”

Marco tenía las cejas juntas y un puchero en expresión de enojo, le mostro el ultra-mini parche que el doctor le había puesto luego de ponerle el antipirético.

-“Te sientes bien? ya no tienes fiebre? Te duele algo aparte del brazo?”

Max rápidamente le puso la palma en la frente de su hijo para comprobar que la fiebre se haya ido, y como escáner en los ojos empezó a tratar de revisar su cuerpo.

-“Papá estoy bien, solo me duele mi brazo!”- dijo en tono cansado de ser toqueado por su padre, Max abrió grande los ojos, pensó:

Já! y hace un minuto yo era papi y él, el nene más adorable del mundo con ese puchero enojado!

Max no perdió más tiempo y abrazó a su hijo fuerte, se lo apachurró contra su pecho.

-“No puedo respirar, papáaaaaaaaaa”
-“Que susto me has dado!”

A Max le valió un céntimo que su hijo este reclamando por tan efusivo abrazo, se veía bien y eso le devolvía un poco de paz a la angustia que sintió toda la noche y parte de la madrugada.

-“Susto?...yo??? y ahora que hice?! No puede ser! es el colmo! me despierto y estoy en problemas…si yo no hice nada!!”

Max suspiro y supo que debía hablar con su hijo.

-“Ven Marco”.

Lo llevó hasta la sala y se sentaron en el sofá, claro que Marco estaba dudoso de hacerlo, llevaba poco tiempo en esa casa pero sabía muy bien que a Maximiliano Casa Blanca no le temblaba la mano para nalguearlo, aunque, francamente no tenía la más remota idea de por qué haría eso su padre si él, aun sostenía, no hizo nada.

-“Hijo, normalmente tienes estos episodios?”
-“Qué episodios papá?”
-“Marco…hablo de lo que pasó esta noche.”
-“Si te refieres a que un extraño me perforó el brazo sin mi consentimiento no te preocupes porque lo demandare!”
-“Demandar a quién?”

Max se salió del tema de la conversación porque su hijo tenía el don especial de distraer cuando hablaba.

-“Al que me hizo esto!”- volvió a mostrar el brazo.
-“Eso…fue el antipirético que el doctor te puso por la fiebre”- Max tenía la expresión preocupada.
-“Lo hizo sin mi consentimiento y eso es mala praxis en medicina!”- Marco estaba consternado por el ultraje que había pasado.
-“Tuvo mi consentimiento”- Max puso sus manos en las caderas, diciéndole tácitamente: Yo puedo decidir por ti niño…soy tu padre!
-“Entonces te demandare a ti!”- Marco puso cara de magistrado incorruptible señalando a su padre.

Max volvió a abrir grande los ojos, su hijo hablaba enserio? Bromeaba? O….

-“Marco basta!”

Había levantado la voz, había asustado a su hijo, Max volvió a suspirar y puso su palma sobre la mano de su hijo.

-Está bien hijo, no tienes que sentirte culpable de nada ni con nadie, no eres malo y la opinión de tu madre no te tiene que importar, lamento decirlo, pero al igual que muchas personas solo es alguien a quien no debes hacer caso.

Marco subió la cabeza y se limpió los ojos este tema realmente era difícil para él.

-“Papá, lo lamento… debí decirte que tengo problemas al dormir y que constantemente tengo pesadillas… con… con…  mamá, pero es la primera vez que tengo un episodio de fiebre”.
-“Está bien hijo, mi niño, eres valiente y fuerte y esto lo superarás o mejor dicho lo superaremos, lo haremos todos, tendremos terapia”.
Era el turno de Marco para agrandar los ojos.

-“En serio papá?”
-“Sí, hijo… estás de acuerdo con eso?”
-“Sí…eso creo…no lo sé”.
-“Será para bien Marco”.

Y Max volvió a abrazar a su hijo otra vez, fuerte para hacerle sentir que le importaba y que él estaría ahí cuando lo necesite, es decir, siempre.

-“Papáaaaaaaa otra vez no puedo respirar”.
-“Hahaha”.

Ese gimoteo hizo reír a Max pero de inmediato frunció el ceño.

-“Y quien le dio permiso al señorito para levantarse de la cama?”
-“Pero te dije que alguien me perforo el brazo!”

Max volvió a revivir la imagen de las lágrimas en los ojos de su hijo cuando el doctor le puso el remedio, de inmediato preguntó:

-“Te dolió mucho?”

Marco vió la profunda preocupación en los ojos de su padre, no, vio algo más, vio dolor y una culpa que no entendía porque la tenía su padre, de inmediato respondió:

-“Nahh mañana hare que Joaquín vomite al quitarme el parche jajajaja”.
-“Jajajaja…hora de dormir”.

Max se levantó del sillón y no fue hasta ese momento que se percató de que Marco no llevaba pantuflas.

-“Marco! No traes zapatos!”
-“Oh!, no, no los necesito el piso es alfombrado y…”
-¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!
-“Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuu! y eso porque?”
-Por descuidado, a la cama.
-Pero papá…
-A la cama Plaf! Plaf!
-Está bien, está bien…ay cielos!...uno quiere hablar tranquilo y le pasan estas cosas!

Marco se fue refunfuñando hasta su habitación mientras se pasaba lentamente una mano por el trasero.

Max volvió a sonreír al mirarlo, respiro tranquilidad porque el nene ya se encontraba bien y se alegró por la hora en que se le ocurrió traer a su casa a Marco, había sido de las mejores decisiones de su vida.


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