CAPITULO
4
Dos meses después
-“Qué pasa Marco que pasa hijo así?”
-“Es que…discúlpame papá no te vayas a enojar… pero quería
que conozcas a mi novio”- agrego poniéndose rojo
como un tomate. “está por llegar agrego
bajito”
Aquello tomó por sorpresa a Max, pero se
repuso rápidamente, y aunque no le gusto que Marco no le avisara de una visita
inesperada le gusto que le tenga ese grado de confianza.
-“No hijo, no me enoja...es más me parece bien que
quieras que lo conozca, que ya tenía yo planeando conversar contigo al respecto
y las normas que tú y yo discutiremos para no tener malos entendidos en relación
a salir con tu novio, bueno?”
Y Marco sonrió abiertamente abrazando a su
padre con fuerza antes de correr escaleras abajo para abrir a Daniel, un
muchacho de la universidad que estudiaba con él y daba la casualidad que vivían
a pocas cuadras de ellos...Marco bajo corriendo y se tiró en los brazos del
apuesto chico que esperaba en la puerta, Daniel reaccionando rápido sujeto a su
amado del trasero, riendo ante la mueca que éste hizo por ser tocado en un lugar
tan sensible en esos momentos, si Marquito se había metido en problemas de los
puros nervios se había puesto un tanto contestador.
-“Parece que alguien ha sido un niño malo ¿eh?”-
susurro Daniel en el oído de Marco.
-“Muy malo”-
respondió Marco mordiendo el lóbulo del otro chico.
Joaquín estaba con cara de a seis, nunca
había visto a su hermano en plan meloso con otro chico y recién allí le cayó el
veinte de lo que implicaba que su hermano fuera gay.
-“Disculpen”-
dijo Max aclarándose la garganta también sorprendido por la escena en la que
atrapa va a su querubín
-“Disculpe Señor” -
dijo Daniel separándose inmediatamente de Marco.
-“Diablos papá arruinaste el momento!”
- dijo Marco, pero tras una mirada seria de su papá bajo la mirada y dijo – “Lo
siento”.
-“Cuidadito Marco” -
respondió Maximiliano y Daniel tomo la palabra no quería causarle problemas a
su novio.
-“Permítame presentarme soy Daniel, el novio de Marco.
-“Un placer conocerte Daniel, como ya debes haberte
dado cuenta soy el papá de Marco me llamo Max, pero pasen no se queden en la
puerta”.
- “Gracias” -
dijo Daniel y entro con Maro a su casa.
-“Justo estábamos a punto de salir para comer algo...
nos acompañas?” -le pregunto Max a Daniel.
-“No gracias, no quisiera molestar”-
dijo Dani rechazando gentilmente la propuesta de Max.
-“¿Pero que no Marco te invito a comer con nosotros?”-
dijo algo insistente.
-“Sí pero... pensé que comeríamos dentro”.
-“Como notarás he estado algo ocupado y no
pude preparar nada, a parte tengo que decir que la tuya fue una visita
inesperada”.
-“¿Cómo?”- preguntó Danny volteando a
ver a su novio –“Tú me dijiste que tu papá estaba de acuerdo”.
-“Lo siento es que se me olvido decirle que
venías”- dijo Marco abrazando a su novio y besando suavemente sus
labios.
-“No te preocupes bebé entiendo, y mejor ya me voy”- dijo
Daniel.
-“Bueno Daniel eres parte de esta familia, así que
vamos”.
-“Papá a Danny y a mí no nos gusta comer fuera juntos
por que no hemos tenido buenas experiencias con algunas personas”.
-“No va a haber problemas bebé salgamos un rato con tu
papi y tu hermano”- Le susurró suavecito- ¿qué
es lo peor que puede pasar?”.
Llegaron a un pequeño pero muy acogedor
restaurante donde compartían la comida y una charla muy amena Max, sus hijos y
Daniel, Joaquín dejó su sorpresa a un lado cuando conoció mejor al novio de su
hermano y así entre la charla de pronto Marco o Joaquín se ponían rojos como
tomates cuando contaban alguna anécdota del otro de cuando eran tan sólo unos
niños…el ambiente era agradable y familiar, las atenciones de la mesera eran estupendas
y sin ninguna distinción para la feliz pareja, todos estaban en plena carcajada
cuando de pronto llegó una mujer al restaurante y todos se unieron a un
silencio sepulcral.
-Joaquín? Max? Que hacen aquí? no vivían en otra
ciudad?
-Tú no te habías largado a un viaje sin retorno?
Bruja!
-A ti quien te hablo mocoso qué haces aquí? Quién es
ése rarito que está a tu lado y tomándote la mano?
Natalia la madre de Joaquín y Marco se
apareció en el restaurant y Max pensaba en la mala hora que se les ocurrió cenar
ahí, pero no iba a quedarse callado:
-Cállate Natalia, y deja a mis hijos en paz! tú te
largaste de sus vidas así que apáñatelas con tus decisiones y desaparece de
nuevo.
-Joaquín es nuestro hijo pero Marco, Marco es un error
mío tú no tienes nada que ver en eso, él es un enfermo es un maricón al igual
que ese mocoso que está a su lado.
-Cállate maldita bruja! mi hermano no es nada de lo
que dices!!! y Dani tampoco!!! aquí la única enferma hija de la.... (De
pronto se oyó un ¡PLAS!S)… a mi no me hablas así Joaquín que te guste
o no, soy tu madre! y me debes respeto!.
Max abrazó a los chicos no quería perder
los estribos delante de sus hijos y de Daniel así que conteniéndose mucho dijo
con calma:
-“Chicos, no demos espectáculos en el restaurante
vayan al auto, bueno? los alcanzo en un segundo”.
Pero antes de salir la rabia de Joaquín
fue más grande que los deseos de su padre.
-“Te odio bruja, te odio por quitarme años a lado de
papá, el respeto se gana y alguien tan despreciable como tú no es mi madre”.
Tras esas palabras los tres chicos
subieron al auto y dentro del restaurante Max estaba a punto de decirle sus verdades
bien dichas a Natalia.
-“No me mires así, por favor”-dijo
Natalia a Max- “No me mires así te lo ruego me matas con esa mirada”
Repitió poniendo su mejor cara de inocente,
haciendo que me pierda en sus ojos verdes, la rabia que tenia se apagaba
lentamente y pensaba:
No
entiendo como es capaz de rechazar a su hijo por tener una condición sexual
distinta, yo llevaba poco tiempo con mi Joaquín nos costó al principio en
nuestra relación padre e hijo, pero con el tiempo nos hemos ido ajustando, me
preguntaba cómo podía amar a una persona que lanzó a la calle a un niño y no le
importó lo que fuera de su vida, porque nunca más lo llamo ni nada, además supe
de la existencia de Joaco muchos años después ya de adolescente.
ELLA
SOLO SABE HACER DAÑO a Joaquín a Marco…y a mí… todo lo daña, lo carcome,
aléjala!, aléjala para siempre!! Gritaba mi cerebro pero mi corazón latía más
fuerte, con esa confusión cerebro-corazón, dejé que el que tenía más fuerza
hablara a través de mi boca:
-“Qué quieres a cambio de desaparecer de nuestras
vidas?”
Natalia abrió los ojos gigantes y trató de
digerir las palabras que escuchaba.
-“Max, no entiendo que quieres decir”.
-“Cuánto dinero quieres para dejarnos en paz y
dejar de hacer daño a Marco, que del él me encargare yo, tú ya le has hecho
demasiado daño! y de Joaquín, bueno, escuchaste como te llamo… no sientes
lástima por ti misma? no te duele que tus hijos te odien?”.
-“Sé que te lastimé, lastimé a mi Joaquín al
separarlos muchos años perdóname… vivamos solos, los tres, sin Marco no lo
soporto, no lo quiero cerca, está enfermo, seamos solo los tres te lo suplico”.
- “Tus palabras están llenas de veneno! como me puedes
decir que dejemos a Marco de lado, ser homosexual no es una enfermedad te
parece poco que en algunos lugares sean discriminados, golpeados, humillados y en
el caso de Marco todo eso sumado a la enésima porque su propia madre lo desprecia,
no lo vas a lastimar más, dime cuánto dinero quieres… yo sé que tu sueño es ir
recorrer el mundo… dime cuánto?”
-“Tanto me quieres lejos de ti que me darás dinero
para no verlos más?”.
- Si es la única forma que nos dejes
tranquilos, sí, ya bastante han sufrido los chicos, Marco siendo maltratado por
ti, su propia madre, haciéndose cargo de su vida y pagándose los estudios por
su cuenta siendo tan joven y Joaquín lo alejaste de mí! lo abandonaste y ni
enterada que estaba metido en una pandilla de niñitos que no tenían nada de tontos!
usaban armas punzantes!, lo acosaban hasta ya casi volverlo loco y encima
apareces tú con tus venenosas palabras cuando ya pensábamos que estábamos bien!.
Natalia suspiró y estuvo en silencio unos
minutos.
-“Dime de una vez cuánto quieres?”
- “Nada no me des nada…creo que has ganado la
batalla”.
- “No es una batalla es solo tranquilidad,
aléjate, no te acerques más es lo único que quiero”.
- “Tienes mi palabra pero prométeme que los
cuidaras a ambos”.
- Lo prometo pero te preocupas por Marco?
- “Es mi hijo, obvio…. es solo que no puedo estar
cerca… nunca lo deje solo siempre he estado pendiente de él pero a distancia, dándole
dinero a sus amigos para que lo ayudaran, entre otras cosas, pero siempre a
distancia”.
-“Necesito que nos dejes tranquilos, te lo suplico”.
Natalia guardó silencio y miró a Max con
lágrimas en los ojos.
-“Perdóname Max, te amo, tú fuiste hecho para mí; no
existe nadie a quien quiera más en esta Tierra”.
La mujer cerró los ojos y besó a
Maximiliano, puso su dedo índice sobre los labios de él y se fue, dejando a Max
perdido dentro su cabeza.
Me
senté y tome un trago que tenía en la mesa, se fue, pensaba, tenía una
sensación de tranquilidad y un poco de dolor, ya no sería mi corazón de hombre
el que mandaba, era mi corazón de padre y esa fuerza era más potente, tenía dos
hijos que dependían de mí, dos corazones que sanar, los observe a través de la
ventana del restaurante, ahí estaban en el auto esperándome entonces sonreí.
Mientras Max estaba dentro del restaurant
el corazón de Marco se rompió, se puso a llorar y Danny lo sostuvo muy pegado a
su cuerpo, Marco no paraba de llorar y Joaco sintió rabia, era la primera vez
que Marco veía a Natalia en tres años y lo primero que hacia la bruja era
catalogarlo como enfermo por su condición sexual.
-“Tranquilo bebé, no llores así que te enfermarás”.
Decía Danny sin mucha esperanza de ser
escuchado por su novio, sabía lo mucho que le afectaba el rechazo de su madre y
lo sensible que aun estaba luego de la partida de su primer pareja, Antonio un
actorcito fracasado que lo dejo con solo una nota diciendo: "Solo
veo mi futuro, lo siento, no estás en él" después de eso se fue a Hollywood
con un director de películas a su lado.
-“Si hermanito ella no vale la pena, ninguna de tus lágrimas”
Pero Marco no paraba de llorar así que a Joaco
se le ocurrió una brillante idea, fue a la tienda de enfrente y compro helados
de fresa, el helado siempre animaba a Marco no importa que tan triste estuviera.
-“Ten Marco y comete lo rápido o se derretirá y papá
se enoja si le ensuciamos el coche, a ti también te traje de fresa Danny”.
-“Este..”.
Danny estaba en una encrucijada no quería herir
los sentimientos del niño rechazando su regalo pero como decirle que si lo
comía tendrían que hacer una visita al hospital.
-“Danny es alérgico a la fresa Joaco”-
dijo Marco a la mención de helado.
-“Bueno entonces ten el de papá que es de chocolate y
que él se coma el de fresa”.
En eso Max va saliendo del restaurante y
los ve todos a acurrucados en el asiento de atrás comiendo helado, al meterse
al auto empezaron las preguntas:
-“Qué
te dijo papá, nos dejara tranquilos?”- dijo Joaquín.
-“Lo siento esto debió ser diferente, pero que te dijo
ella?”- dijo Marco.
-“Nos vamos a casa hijos, ella no los molestara nunca
más… lo prometo”- dijo Max.
El auto lo inundo un silencio cómodo que
fue roto al ver tres deliciosos helados en las manos de los chicos.
-“¿Qué hacen esos helados dentro del coche?
¿Que les dije de comer en el auto?”- Max dijo en tono burlesco.
-“No te enojes papi Marco estaba triste y además a ti
también te traje”- dijo Joaco entregándole
el que sobraba
-“Gracias amor”- dijo
Max aceptando el helado que le daba su hijo –“Y me voy a ir de chofer yo solo aquí
enfrente?”
-“Sí yo quiero mimos y tú tienes que conducir, así que
me los darán Danny y Joaco”.
-“Jajajajajaja”- Rieron
todos sintiéndose mas relajados.
Max se los llevo a pasear a varios lugares
para olvidar el mal rato que pasaron, luego dejo a Daniel en su casa para
enseguida dirigirse a la suya.
Marco se había quedado dormido en el carro
así que Max tuvo que cargarlo hasta su habitación y lo dejó descansar, Joaco también
fue a dormir porque estaba cansado y Max aunque quiso seguir haciendo unos
papeleos de trabajo se le cerraban los ojos y decidió ir a descansar también.
En la noche Max se levantó por un vaso de
agua y cuando caminaba por el pasillo escuchó sollozos desesperados.
-“Noo.. noo ...”-
gritaba Marco.
Max fue corriendo a su habitación
-“Marco hijo despierta... es una pesadilla...”
Pero marco no despertaba y solo decía
-“Yo no soy anormal... ser homosexual no es una
enfermedad! ... no... Yo no soy... así...” –
se quejaba Marco en su sueño.
Max fue por un poco de agua y le mojo un
poquito la frente y la carita para que despierte y cuando lo hizo su respiración
estaba agitada.
- “Pa ...pi ... buaaaaa!” - soltó
el llanto que tenía contenido.
- “Ya bebito… ya paso solo fue un mal sueño, estás
con papá”
- “Snif snif...no me siento bien”
Max toco la frente de su hijo y estaba
hirviendo fue por un termómetro, al pasar los minutos este sonó y al ver la temperatura
de su hijo se dio cuenta que estaba por las nubes!
La noche fue horrible... las pesadillas y
la fiebre no cedían... Max sabia que esa era una reacción emocional... debía
ver eso... pesaba mientras acariciaba la frente de su nuevo hijo... que tan
profundo era el daño... que su Marco había dejado todo... en cuanto él le
ofreció un poquito de cariño... la rabia lo inundaba... cómo su propia madre
podía dañarlo de esa manera! si Marco era un joven maravilloso, esforzado
estudioso... el había visto las notas de la universidad, gracias a ésas notas
pudo cambiarlo de universidad sin ningún problema, es más le dieron una beca
académica completa, sólo rezaba poder sanar esas heridas de su hijo pero por lo
pronto su preocupación era bajar la temperatura y terminar con las pesadillas
de su hijo.
-Sólo
es fiebre.
Max se decía así mismo.
Sólo
es fiebre cariño
Las palabras de su abuela zumbaban en su
mente como abejas dentro del panal.
Sólo
es fiebre mi nene, ya pronto pasara
Su nona era capaz de calmarlo a él con
solo esas palabras y un pañito frío en la frente cuando contadas veces pesco
resfriado y le subió la temperatura, el que se quede a su lado y le dijera dulcemente
esas palabras habían hecho a Max realizar la misma labor, solo que obtuvo
diferentes resultados a los de su nona.
Ya
está así más de dos horas! y la fiebre no baja!!
Quería gritar pero solo hablaba a voz
serena.
Yo
llamo al doctor!
Mientras marcaba números de varios
doctores que no contestaban por el horario Max mantuvo la calma, a pesar de
sentirse desesperado al oír a Marco delirar y que ahora estaba en la difícil
tarea de encontrar a un doctor en la madrugada, la otra opción era llevarlo a emergencias
pero sacar en ese estado a Marco realmente le hacía rogar al cielo para que su
nona baje en una nube y alivie la fiebre de su nene, él no podía salir, no en
ese estado.
Por fin, uno atendió su llamado y con la
explicación de los síntomas de su hijo accedió a una visita de emergencia a
domicilio.
El médico revisó a Marco como pudo ya que
el chico se encontraba muy mal por la fiebre, hizo las preguntas típicas
respecto a que si no se enfermó de resfrío o infección recientemente, ya que
mal curado la fiebre podía volver a presentarse.
Por supuesto, Max atento a la salud del
muchacho sabía que no hubo ninguna infección o resfriado, a rasgos largos le
contó la angustia del chico y más por las palabras que salían de sus delirios,
el doctor también coincidió en que era estrés, le aclaro a Max que Marco debía
tener sesiones psicológicas y sacó de su maletín un antipirético intravenoso
para no perder más tiempo y bajar la temperatura de una vez.
Para Max fue horrible verlo…ahí tendido en
la cama casi inconsciente con lo que pasaba a su alrededor, sin más, el doctor
tomó su brazo derecho le subió la manga del piyama, agarro un elástico en forma
de tubo le amarró fuertemente el brazo y le dio dos palmadas para situar la
aguja en el antebrazo justo en la vena… y Marco solo apretaba los ojos ante el
toqueteo inconsciente sobre su cuerpo, la aguja entró a su piel, el
antipirético enseguida le dio la sensación que se quemaba por dentro y el niño
empezó a derramar lágrimas silenciosas…era horrible verlo…Max quería cambiar de
lugar, quería que la fiebre bajara, quería que la nona apareciera y le dijera
suavecito como cuando era un niño como Marco:
Sólo
es fiebre mi nene, ya pronto pasara
Hubiera deseado cualquier cosa menos ver
sufrir a su hijo, era un dolor indescriptible.
-“Listo, esto le bajara la fiebre, pero Marco necesita
a un psicólogo, por favor concrete una cita cuanto antes no vaya hacer fiebre
todas las noches”.
NO!
otra vez ver a mi hijo sufrir de esa forma, NO!
Max dentro de él nuevamente quería gritar
pero habló a voz serena:
-“Por supuesto, hare la cita mañana mismo”.
-“Está bien señor Casa Blanca, espero ver a Marco
dentro una semana solo para controlar que no sea otra cosa la causa de la
fiebre”.
-“Claro que sí”.
Max pagó sus honorarios y lo condujo a la
salida.
-“Gracias por venir, hasta luego”.
Se pasó ambas manos por el rostro y apoyo
su espalda contra la pared, soltó un suspiro y una vocecita volvió a ponerle en
estado de alerta:
-“Papi?, papi ven, dónde estás?”
Max corrió como el correcaminos y casi
hace caer a Marco de espaldas.
-“Marco!! Que haces levantado? Deberías estar
descansando!!”
-“Papi me duele el brazo y tengo un parche
aquíiii”
Marco tenía las cejas juntas y un puchero
en expresión de enojo, le mostro el ultra-mini parche que el doctor le había
puesto luego de ponerle el antipirético.
-“Te sientes bien? ya no tienes fiebre? Te duele algo
aparte del brazo?”
Max rápidamente le puso la palma en la
frente de su hijo para comprobar que la fiebre se haya ido, y como escáner en
los ojos empezó a tratar de revisar su cuerpo.
-“Papá estoy bien, solo me duele mi brazo!”-
dijo en tono cansado de ser toqueado por su padre, Max abrió grande los ojos,
pensó:
Já!
y hace un minuto yo era papi y él, el nene más adorable del mundo con ese
puchero enojado!
Max no perdió más tiempo y abrazó a su
hijo fuerte, se lo apachurró contra su pecho.
-“No puedo respirar, papáaaaaaaaaa”
-“Que susto me has dado!”
A Max le valió un céntimo que su hijo este
reclamando por tan efusivo abrazo, se veía bien y eso le devolvía un poco de
paz a la angustia que sintió toda la noche y parte de la madrugada.
-“Susto?...yo??? y ahora que hice?! No puede ser! es
el colmo! me despierto y estoy en problemas…si yo no hice nada!!”
Max suspiro y supo que debía hablar con su
hijo.
-“Ven Marco”.
Lo llevó hasta la sala y se sentaron en el
sofá, claro que Marco estaba dudoso de hacerlo, llevaba poco tiempo en esa casa
pero sabía muy bien que a Maximiliano Casa Blanca no le temblaba la mano para
nalguearlo, aunque, francamente no tenía la más remota idea de por qué haría
eso su padre si él, aun sostenía, no hizo nada.
-“Hijo, normalmente tienes estos episodios?”
-“Qué episodios papá?”
-“Marco…hablo de lo que pasó esta noche.”
-“Si te refieres a que un extraño me perforó el brazo
sin mi consentimiento no te preocupes porque lo demandare!”
-“Demandar a quién?”
Max se salió del tema de la conversación
porque su hijo tenía el don especial de distraer cuando hablaba.
-“Al que me hizo esto!”-
volvió a mostrar el brazo.
-“Eso…fue el antipirético que el doctor te
puso por la fiebre”- Max tenía la expresión preocupada.
-“Lo hizo sin mi consentimiento y eso es mala
praxis en medicina!”- Marco estaba consternado por el ultraje que había
pasado.
-“Tuvo mi consentimiento”- Max puso
sus manos en las caderas, diciéndole tácitamente: Yo puedo decidir por ti
niño…soy tu padre!
-“Entonces te demandare a ti!”- Marco
puso cara de magistrado incorruptible señalando a su padre.
Max volvió a abrir grande los ojos, su
hijo hablaba enserio? Bromeaba? O….
-“Marco basta!”
Había levantado la voz, había asustado a
su hijo, Max volvió a suspirar y puso su palma sobre la mano de su hijo.
-Está bien hijo, no tienes que sentirte culpable de
nada ni con nadie, no eres malo y la opinión de tu madre no te tiene que
importar, lamento decirlo, pero al igual que muchas personas solo es alguien a
quien no debes hacer caso.
Marco subió la cabeza y se limpió los ojos
este tema realmente era difícil para él.
-“Papá, lo lamento… debí decirte que tengo problemas
al dormir y que constantemente tengo pesadillas… con… con… mamá, pero es la primera vez que tengo un
episodio de fiebre”.
-“Está bien hijo, mi niño, eres valiente y fuerte y
esto lo superarás o mejor dicho lo superaremos, lo haremos todos, tendremos terapia”.
Era el turno de Marco para agrandar los
ojos.
-“En serio papá?”
-“Sí, hijo… estás de acuerdo con eso?”
-“Sí…eso creo…no lo sé”.
-“Será para bien Marco”.
Y Max volvió a abrazar a su hijo otra vez,
fuerte para hacerle sentir que le importaba y que él estaría ahí cuando lo
necesite, es decir, siempre.
-“Papáaaaaaaa otra vez no puedo respirar”.
-“Hahaha”.
Ese gimoteo hizo reír a Max pero de
inmediato frunció el ceño.
-“Y quien le dio permiso al señorito para levantarse
de la cama?”
-“Pero te dije que alguien me perforo el brazo!”
Max volvió a revivir la imagen de las
lágrimas en los ojos de su hijo cuando el doctor le puso el remedio, de
inmediato preguntó:
-“Te dolió mucho?”
Marco vió la profunda preocupación en los
ojos de su padre, no, vio algo más, vio dolor y una culpa que no entendía
porque la tenía su padre, de inmediato respondió:
-“Nahh mañana hare que Joaquín vomite al quitarme el
parche jajajaja”.
-“Jajajaja…hora de dormir”.
Max se levantó del sillón y no fue hasta
ese momento que se percató de que Marco no llevaba pantuflas.
-“Marco! No traes zapatos!”
-“Oh!, no, no los necesito el piso es alfombrado y…”
-¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!
-“Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!
y
eso porque?”
-Por descuidado, a la cama.
-Pero papá…
-A la cama Plaf!
Plaf!
-Está bien, está bien…ay cielos!...uno quiere hablar
tranquilo y le pasan estas cosas!
Marco se fue refunfuñando hasta su
habitación mientras se pasaba lentamente una mano por el trasero.
Max volvió a sonreír al mirarlo, respiro
tranquilidad porque el nene ya se encontraba bien y se alegró por la hora en
que se le ocurrió traer a su casa a Marco, había sido de las mejores decisiones
de su vida.
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