CAPITULO
3
Un nuevo comienzo
Tras la confesión de su hijo, Maximiliano
sintió un nudo en el corazón él había castigado a su hijo, acababa de darle
semejante paliza y no se puso a pensar en que la causa era el miedo, se sentía
fatal, que clase de padre era?, el peor de todos!, es más ni le pregunto la
razón al concluir el castigo, tuvo que ser el revés de Marco para que todo
salga a la luz, acoso en la calle!, acoso en el colegio!, acoso en su PROPIA
CASA!, era el colmo!!!
Así que medidas drásticas… iba a irse con
todas las de ley, e incluso pensó en que era hora de que inscriba a ambos
muchachos en un curso de defensa personal por si acaso, pero primero lo primero
ponerse en contacto con el director del colegio, total, aun cuando su hijo ya
no quiera estar en el cole y él lo cambie, el plantel educativo tenía que saber
que en sus aulas tenían una pandilla y debían tomar cartas en el asunto, porque
si bien ahora acosaban a Joaquín, mañana a quien lo haría? a niños de primaría?,
segundo hablar con la familia de Carlos Torres y si estos no ponían un alto ya
tendría que ir pensando en la policía.
Porque él no iba a permitir que nadie más
venga a abusar a sus hijos.
También pensó que cuando termine de arreglar
bien todos los líos, llevaría a sus hijos a un cambio de ambiente y pensó en
irse a vivir a otra parte, sería como iniciar una nueva vida con sus dos
hijitos que era lo que él mas quería. Marco no dejaba de planificar en su
mente:
Lo
primero que tengo que hacer es ir por las pertenencias de mi hijo Marco y
hablar bien con mi jefe para aceptar la transferencia que me ha ofrecido por el
acenso, claro que significará mucho movimiento, pero ahora lo que mis niños
necesitan es un cambio para nuestra nueva vida juntos y además solucionar lo de la dichosa pandilla.
Cambiar
de colegio a Joaco por suerte no fue problema ya que el director estuvo de
acuerdo conmigo en que era lo mejor para mi niño, a Carlos Torres lo
formalizaron por el delito de amenazas pero quedó en una suspensión condicional
del procedimiento a cambio de no acercarse a mi hijo en 2 años y a retirarse de
las pandillas pero yo creo que eso no era necesario porque vi de primera mano
como su padre se hizo cargo de las actividades delincuenciales de su hijo.
El
problema fue Marco, que no quería dejar de trabajar como modelo para pagar sus
gastos, eso es algo de lo que aún tenemos que conversar.
Nos
mudamos de ciudad, dentro las opciones que tenía en el trabajo Marco eligió ya
que él tenía que ver donde continuar sus estudio, una vez visto eso compramos
una nueva casa para compartir nuestra vida los 3 juntos como familia, partiríamos
de 0 una nueva universidad para Marco un nuevo colegio para Joaco y mi un trabajo.
-“¡Qué bonita casa papá”- dijo
Joaquín.
-“Sí, bueno hijo no es de lujo pero tienes sus
comodidades”- dijo Max.
-“¡Genial!”
- dijo Marco mientras entraba cargando algunas cajas.
-“Bueno chicos arriba en el segundo piso hay 5
habitaciones, una es mía, la más grande”
- y no pudo evitar sonreír al ver el gesto de sus hijos –“Jajaja, bueno aún les quedan 4
más, cada uno escoja una y dejen sus cosas ahí mientras preparo algo para comer”
Marco y Joaco subieron las escaleras
mientras conversaban:
-“¿Porque será que los padres tienen ese privilegio de
elegir primero?”- dijo Joaquín.
-“No lo sé, siempre se cogen las mejores cosas”-
dijo Marco.
Max sonrió al escuchar a sus pequeños
conversando y se dirigió a la cocina a preparar el almuerzo.
En una de las habitaciones:
-“Sí, definitivamente esta habitación será mía”
Y cuando iba a ir por sus cosas se chocó
con Marco que traía una caja con sus cosas y Joaquín pregunto:
-“Ya elegiste tu cuarto?”
-“Sí, será ése” -
apuntó el cuarto que quería Joaco.
-“No, estás loco, ese ya lo elegí yo”.
-“Loco estarás tú, yo ya estoy trayendo mis cosas por
si no lo ves!”
-“Lárgate! yo vine no había nadie y tampoco habían
cajas así que será mío!”.
-“No vez que estoy trayendo la primera caja!!
Salte tú idiota...”
En la cocina:
Max escuchó algunos gritos, se acercó al
pie de la escalera y escuchó que sus hijos discutían, pero cuando escuchó a
Marco llamar idiota a su hermano se disponía a subir solo para reñirle, pues había
sido una semana difícil y no quería arruinar el momento.
En la habitación.
-“Imbécil ya te dije que yo quiero este cuarto ahora
sal de aquí!!!”.
-“No!!!”
Y Marco dejó su caja dentro del cuarto y
se iba por otra cuando vio que Joaco empezó a patear su caja para sacarla fuera
de la habitación.
-“Qué haces!!! tengo cosas frágiles y valiosas ahí!!!”
Pero Joaco siguió pateándola y se escuchó
que algo se rompió
-“¡TE DIJE QUE BASTA!” - y Marco lo
empujó con fuerza.
Joaco perdió el equilibrio y se cayó pero
su cabeza chocó contra la dura pared golpeándose fuerte, bueno tampoco tan
fuerte para romperse la cabeza, pero sí mucho como para hacerlo llorar.
Max iba subiendo las escaleras cuando
escuchó:
-“BUAAAAAAAAAA! AAAAAAYY! ME DUELEEEEEE!
“
Corrió para ver a su hijo y cuando llego
lo encontró recostado sobre la pared cogiendo su cabecita y Marco parado a un
lado con una carita muy asustada. Max se acerco rapidito donde su bebé.
-“Ya chiquito donde te duele?” -
decía mientras le sobaba la cabecita.
-“AQUÍIIIII ... BUUUUAAA ME DUELE MUCHO ...
PA...PI.... MARCO... MAR..CO .. ME EMPUJOOOOOOOO....BUAAAA”
-“MARCO EXPLÍCAME QUE PASÓ AHORA MISMO!”
-“Para qué, seguro vas a ponerte de parte de Joaco
porque él es tu hijo y yo soy... soy... solo un recogido... Buuuuaaaaaaa”
Max quedó sorprendido por las palabras de
Marco y le dijo a Joaco:
-“Espérame un momento hijito, voy por tu hermano antes
de que haga una tontería”.
-“Si papi, ve por él, por fa snif snif”.
Y Max baja rápido las escaleras y se da
cuenta que Marco iba a huir de casa...
-“Pa…pi… yo”- dijo con un hilito de
voz y unas lágrimas se le salieron.
-“Ya pequeñito ya...”
A lo lejos Maximiliano escuchó:
-“Mee… dueleee... buaaa…”
-“Marco en lo que me ocupo de tu hermano anda
a tu habitación y me esperas ahí para aclarar las cosas”- dijo Max por
inercia.
-“Pero pa…”
-“Ahora Marco” -
respiró profundo - Haz caso hijo, por favor”.
-“Es que no sé cuál es mi cuarto”-hubiera
preferido decir que Joaco estaba en su cuarto, pero prefirió no decir nada.
Max cayó en cuenta a lo que se refería
todavía no habían elegido.
-“Entonces espérame en la cocina y quiero tu naricita
pegada a la pared”.
-“Sí papi”.
Max fue al encuentro de Joaquín
-“Ya bebé, ya no llores, papi está aquí....cariño, dime
qué fue lo que pasó, porque se pelearon?- dijo
Max con voz dulce mientras abrazaba y besaba a Joaquín.
-Buuuuaaaaa papi, yo escogí este cuarto, iba a ir por
mis cosas cuando Marco entró con una caja y dijo que este era su cuarto, le
dije que yo lo pedí primero y discutimos, asentó la caja en el suelo y yo la
empujé con el pie para sacarla del cuarto, pero algo se rompió y mi hermano se
enojó y me empujó, buuuuuaaaaaaa, papi no quiero que me odie mi hermano, buuuuuuaaaaaaaaaaa.
-Tranquilo bebé, tu hermano no te odia, no estuvo bien
lo que hiciste pero él no debió empujarte, pudo hacerte daño. Este cuarto no va
a ser para ninguno de los dos va a ser el estudio, así no habrá más peleas por
esto, vas a disculparte con tu hermano y a reponer lo que sea que hayas roto y
vas a estar castigado sin privilegios por una semana, sabes las reglas hijo, pero,
si vuelves a pelear así con tu hermano, te voy a dar las nalgadas que te
perdoné hoy, está claro?
-“Si papito, sniff, sniff, no vuelvo a pelear con
Marco”.
-“Muy bien amor, ven, en el otro cuarto hay una cama, acuéstate
un rato, mientras arreglo cuentas con tu hermano”.
-“Papi, no le pegues, fue mi culpa, ish, ish”.
-“Lo siento amor, pero empujarte es algo que no le voy
a permitir a Marco aunque sea de la forma difícil va a entender que es tan hijo
mío como tú y que esta es ahora su casa… descansa un rato, para que después te
disculpes con él, entendido?”
-“Si papá”.
Max bajó a la cocina y encontró a su
pequeño llorando en la esquina, así que sin perder tiempo se acercó, lo abrazó
muy fuerte, besó su cabeza y le dijo:
-“Te amo Marco, eres mi hijo, tan hijo mío como
Joaquín, y esta es ahora tu casa, tan tuya como de tu hermano y mía, por eso
mismo no voy a permitir que empujes a tu hermano, que dudes de tu lugar en esta
casa ni mucho menos que dudes de tu lugar en mi corazón así que antes de pasar
a la parte difícil, quiero una buena explicación de lo que pasó ahí arriba”.
-“Ish, ish, me vas a pegar? pero si fue Joaquín el que
rompió mis cosas…ves que lo prefieres a él!”
-“Bueno Marco, Joaquín me dijo lo que pasó, pero
quería darte la oportunidad de que te expliques…y ya que no quieres hacerlo…bájate
la ropa y ponte sobre mis rodillas, vamos a tratar primero esa manía tuya de
dudar de tu lugar en esta casa....”
-“Papi no! Ya entendí!.”
Marco lloraba, vió la mirada de su padre y
sintió que ponía sus manos en el elástico de su pantalón para bajárselo así que
comenzó a llorar más.
-“Ven aquí”
Max vió a su hijo llorar y supo que la
mejor manera de hacerlo entender que lo quería igual que a su revoltoso hermano
es con un gran abrazo y así lo hizo.
-Marquito, sientes esto?
-Como no sentirlo si casi me estas sacando todo el
aire!
-“Bueno, es mi forma de decirte que te amo, que eres
mi niño, y que lamentó no haberte tenido aquí conmigo”.
-“Lo sé…pero sabía que me pegarías y yo no quiero que
lo hagas”.
-“Ya sabes Marco que lo que hiciste no es correcto”.
De un abrazo Max pasó a dejarle el trasero
al aire y sobre sus rodillas.
-“Noooo”.
-“No puedes escaparte, no puedes pegarle a tu hermano,
no empujarle, ya estas grande para controlarte más”
Max comenzó a darle nalgadas un tanto
fuertes y Marco lloraba mucho, pasó un tiempo que para el chico fue eterno,
pero su papá ya no estrellaba su mano contra su trasero, le dio un momento de
paz…que duro poco…porque Max agarro una cuchara de madera que colgaba de la
pared de la cocina.
¡PLAS! auch papi no tan duro, me duele.
Ish ish ¡PLAS! ¡PLAS! vuelve a decir que no eres mi hijo y voy a
darte de nalgadas todos los días durante una semana. ¡PLAS! no
papá no vuelvo a decir eso lo prometo pero ya para, buuuuuaaaa buuuuuaaa
¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS! y vuelve a intentar irte de casa
y voy a castigarte con el cepillo un mes. ¡PLAS! buuuuuaaaa ya no lo vuelvo a
hacer papá lo prometo pero ya no me pegues, me duele buuuuuaaaa.
-Ya hijito, ya mi amor, ya paso, papá te tiene.
Max levanto a su pequeño, le
subió el bóxer y el pantalón y lo abrazo muy muy fuerte, mientras lo mecía y
besaba.
-“Ya mi niño, siento haber sido tan duro, pero esto no
debe repetirse”.
-“Buuuuuaaaa Papi me pegaste mucho y muy fuerte, me
duele buuuuuaaaa, perdóname, no vuelvo a portarme así, seguro mi hermanito me
odia buuuuuaaaa”.
-“Tu hermanito no te odia corazón, ya mi niño ya, deja
de llorar…ven… vamos a escoger un cuarto para ti y a poner un poco de crema a
ese traserito tuyo antes de que incendie la casa de lo rojo que esta”.
-“Ash papáaaaa!!! cómo dices eso! ya viste como eres!…pero si quiero esa crema, me diste muy
duro...”
-“Ya amor, ven dame un abrazo”.
-“Nop, nada de abrazos, por malo”.
Marco le sacó la lengua, Max
le hizo cosquillas y Joaco se asomó por la escalera, vió a Marco y se lanzó a
sus brazos.
-“Hermanito lo siento, el cuarto es tuyo y te voy a
reponer lo que rompí, me perdonas?”
-“Perdóname tú a mí por empujarte, te quiero
hermanito.”
-“Bueno ya había dicho antes que
ese no será cuarto para ninguno, será el estudio...”
-“Sí papi, discúlpanos por pelear”- dijo Marco.
-“Claro hijito todo ya está disculpado, ahora vayan
arriba a darse un baño y se cambian para salir a comer algo, con todo esto ya
no pude cocinar”.
Los chicos subieron a ducharse,
cada uno espero paciente su turno de entrar al baño no querían mas problemas
con su papá.
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