¿CELOS?
N.A.: Aunque lo he repasado varias veces intentando que todo cuadre, es posible que encontréis algún fallo temporal del tipo “se supone que se llevan x años” o “en un capítulo dijiste que les tuvo en casa con x meses”. Me hago un lío enorme con estas cosas, y eso que tengo un croquis con los cumpleaños de cada Whitemore xD
Nadie dijo que pasar de hijo único a hermano mayor fuera fácil. Yo no había tenido exactamente esa experiencia, porque en realidad pasé de hijo único a padre. Pero Ted había vivido sólo conmigo durante varios años años, y de pronto tuvo que compartirme con Alejandro, que a sus tres años y con un espíritu inquieto absorbía gran parte de mi atención. Ted pareció aceptar aquello bastante bien, pero luego vinieron dos bebés cuya presencia le molestó un poco más. Ya antes de que Alejandro viniera con nosotros yo me enteré de que Zach y Harry existían en el vientre de alguna mujer. De una mujer con SIDA. Ted estuvo delante cuando me peleé con Andrew al respecto, y aunque nunca me preguntó “¿ese es mi papá?”, algo me decía que lo sabía. Sus preguntas en cambio se centraron entorno a sus hermanos aún no nacidos. Creo que le confundía lo de tener hermanos si no tenía madre.
Al principio no estuvo muy claro si Harry y Zach iban a venir con
nosotros. Tuve que sobornar a esa…. mujer… para que no abortara, así que supuse
que no se iba a quedar a los niños. Como Andrew tampoco les quería, siendo yo
su hermano y por tanto familia directa, era de esperar que las autoridades
pertinentes decidieran entregármelos a mí, si estaba dispuesto a hacerme cargo.
Pero por lo visto la madre tenía algunos parientes y les buscaron a ellos
primero. Todo aquello alargó innecesariamente el proceso legal. Como
consecuencia de ello, la venida de Harry y Zach fue una de las pocas que pude
preparar. Traté de implicar a Ted en la decoración del cuarto de los bebés
precisamente para que no se sintiera excluido.
Alejandro llevaba dos meses con nosotros cuando traje a los gemelos a
casa. Ted sintió mucha curiosidad por los bebés, y quería estar delante cuando
les daba el biberón, cuando les acostaba y con cada pequeña cosa que hacía. Me
parecía muy tierno, pero no supe qué hacer cuando, tras meses viviendo todos
juntos, Ted quiso cogerles en brazos. Por aquél entonces Ted acababa de hacer
seis años, y me parecía pequeño para sostener a un bebé que ni siquiera había
cumplido los dos. ¿Y si se le caía? Le
dije que no podía, pero él lo hizo igual así que se ganó un tiempo en la
esquina. Creo que fue en ese momento, cuando según su punto de vista le
castigué “por culpa de sus hermanos” cuando empezó a pensar que las cosas le
iban mucho mejor cuando sólo éramos él y yo. Después de todo Alejandro siempre
le estaba metiendo en líos, y los bebés no le valían para jugar, así que debía
de verlos a todos ellos como algo molesto y problemático.
En poco tiempo me vi en la complicada situación de no poder dejarles
solos ni un segundo. Las peleas con Alejandro eran continuas y los juguetes de
los bebés “desaparecían misteriosamente”.
Traté de tener paciencia con Ted, y de explicarle que no podía esconder
las cosas de sus hermanitos. Él solía hacerme caso, así que no repetía una
travesura después de que yo le regañara por ella, pero encontraba siempre una
variante. Finalmente se me agotó la paciencia, y cuando encontré el chupete de
Harry escondido en uno de los zapatos de Ted requisé sus cromos.
-
Te los
devolveré dentro de dos días si te portas bien. Y a la próxima te daré en el
culo ¿eh?
Ted se echó a llorar y comenzó a evitarme. En ese entonces pensé que lo hacía de rabia, por
estar enfadado conmigo, pero más adelante entendí que más bien era de tristeza.
Esconder las cosas de sus hermanos era su forma de jugar con ellos. No lo hacía
con ninguna maldad, pese a lo que yo pensara. No supe entenderle, y por eso su
comportamiento no mejoró, sino que más bien empeoró notablemente.
El día después de aquél pequeño incidente Zach tuvo mucha fiebre. Tenía
una neumonía y cuando le llevé al médico le dejaron ingresado. Yo no sabía qué
hacer. No tenía dinero para pagar su ingreso en el hospital. Me pasé horas
enteras frente a la puerta de Andrew suplicándole por su ayuda. No para pedirle
dinero, sino que se quedara con los demás mientras yo estaba con el pequeño.
Tenía tanto, tanto miedo. ¿Y si le pasaba algo?
Ya una vez había tenido un bebé en el hospital, y odiaba esa sensación
de impotencia. Casi había perdido a Ted….
Por suerte Zach salió del hospital a los pocos días. No me había
separado de él, dejando a los demás al cuidado de amigos y canguros. Ted tenía bastante mimitis como consecuencia
de mis días fuera pero seguía molestando a los bebés y haciéndoles llorar. Creí
que tal vez culpaba a Zach por mi ausencia, y aquella situación empezaba a
preocuparme de verdad. Me había llevado un gran susto con Zach, así que me
volví sobreprotector con él, y poco tolerante con las travesuras de Ted. En una
ocasión le quitó el zapato y se dedicó a chinchar a Zach, sin devolvérselo. Les
observé un rato y cuando Zach empezó a lloriquear me enfurecí.
-
¡Ted, ya
vale! ¡Devuélveselo, caray!
Mi niño me dedicó una mirada húmeda que poco a poco se transformó en
pura rabia.
-
¡No me
dejas hacer nada! ¡Yo sólo quiero jugar con mi “manito”! – protestó. Vino hasta
la mesa donde estaba yo contando algunos billetes para ver cómo le hacía para
pagar todas las facturas, y entonces cogió un puñado y los rompió. Rompió
trescientos dólares por una rabieta. Creo que en ese momento le habría matado.
Seguramente mi niño no tenía ni idea del valor del dinero, pero si subo
apreciar bastante bien el valor de mi
enfado, así que se esfumó. Le busqué por toda la casa y no aparecía, y eso sólo
me enfadó más, hasta que el enfado se convirtió en preocupación. Comencé a
analizar mis reacciones. Ninguna de las cosas que Ted había hecho con sus
hermanos pequeños eran realmente malas, y yo le había regañado por todo. Desde que habían llegado Ted había intentado
jugar con ellos, sin entender del todo que los bebés no podían seguirle el
ritmo. Que no eran grandes como Alejandro.
Ted no estaba enfadado con los bebés, estaba enfadado conmigo. Terminé
de entenderlo cuando finalmente le encontré agazapado en la cuna del pequeño
Zach. Era una cuna grande, porque al fin y al cabo Zach tenía ya dos años, pero
aun así Ted no cabía del todo. Me miró a través de los barrotes y me puso un
puchero. Cosa tierna e indefensa. Era tan mono escondiéndose ahí… Le ayudé a
salir y le sostuve en mis brazos, paseando con él un ratito.
-
¡Papá
malo! – gimoteó, pero no hizo ningún intento por bajarse de ahí. Más bien se
apretó a mí con fuerza.
-
No soy
malo, campeón, es que tus hermanitos aún son pequeños ¿entiendes? Ya crecerán, y podrás jugar con ellos…
-
¡Pero yo
quería jugar ahora! ¡No le hice nada!
¡Nunca le hago nada y te fadas conmigo!
-
Bueno,
bueno… Papá va a tratar de preocuparse un poco menos ¿sí? Anda, no estés triste. Y no te enfades.
Le tuve así un poco más reflexionando sobre la mezcla extraña de celos
y cariño que se producía dentro del cuerpecito de mi niño. Tenía la sensación de que cuando escondía las
cosas de los gemelos a quien quería castigar era a mí, y no a ellos.
-
Papi… ¿me
vas a regañar por romper tus papelitos? – preguntó, con más inocencia aún de la
que ya tenía.
-
¿Papelitos? Tu sabes que ese papel es dinero ¿mm? Que
sirve para comprarte cosas. – le dije. Ted manejaba mejor las monedas, que era
lo que yo le daba, pero sabía perfectamente lo que eran los dólares y no me iba
a engañar con esa carita de niño bueno.
-
Perdón… -
susurró, y se tapó con las manitas.
-
Ah, ah,
ah, campeón. Aunque te tapes voy a castigarte igual. – repliqué, y le quité las
manitas. Le di un beso porque empezó a lloriquear, y luego le di cuatro
palmadas sobre su pantaloncito vaquero.
PLAS PLAS PLAS PLAS
-
Ay….
-
Aunque
nos enfademos, no rompemos las cosas ¿entendido?
Traté de no sonar muy enfadado, pero no lo debí conseguir porque
escondió la cabeza sobre mí y se largó a llorar muy fuerte.
-
Do shento
papi….snif…..
-
No pasa
nada, pequeño. Perdóname tú por ser un
cascarrabias ¿mm? No quiero que nada malo le pase a tu hermanito, pero sé que
contigo no le pasará nada, porque eres la mayor protección que se podría pedir
¿verdad?
-
¡Ti!
-
Ya lo
sabía. – sonreí y le di un beso. Le llevé de vuelta con los demás. Harry caminó
hacia nosotros con esos pasitos de bebé tan vacilantes. Andaba ya desde hacía
casi un año, pero Zach era más ágil. Dejé a Ted en el suelo y me agaché a su
lado. - ¿Le quieres coger? Ven, nos
sentamos en el sofá.
Senté a Ted a mi lado y a su hermano encima de él. Ted me miró con los
ojos muy abiertos, como sorprendido.
Harry agitó su sonajero y se rió y entonces Ted me dedicó una sonrisa
plena, como diciendo “mira, ¿has visto lo que hace?”.
-
¡Tete! –
exclamó Harry.
-
Tete no,
Ted - corrigió mi niño.
-
¡Tete!
Ted se encogió de
hombros. Antes se enfadaba cuando le llamaba así pero en ese momento no pareció
importarle.
Zach nos miró con curiosidad y se acercó a ver qué estábamos haciendo
de interesante. Le cogí yo, y le senté encima de mí. En cuanto vino Alejandro
sentí que aquél momento era tan bueno como cualquier otro.
-
Chicos…
vais a tener un nuevo hermanito. – les anuncié. En realidad ya lo tenían. Me
habían llamado esa misma mañana para anunciar que había una preciosa Whitemore
en el Orfanato de Oakland.
¡FELIZ
CUMPLEAÑOS AYE! [con retraso xD]
Este costo es tanto para celebrar tu cumple como el aniversario de Once :3 Un añito y tan pocos capítulos…definitivamente tengo que escribir más rápido xD
Este costo es tanto para celebrar tu cumple como el aniversario de Once :3 Un añito y tan pocos capítulos…definitivamente tengo que escribir más rápido xD
GRACIAS OTRA VES, DREAM SOS LA UNICA QUE ME REGALO CON MUCHISIMA TERNURA, MI POBRE TEDDY, QUE TERNURITA X3.
ResponderBorrarAye
Hermoso relato me comio el corazon, es que pbre Aidan nadie le dijo que los hijos mayores sienten unos celos terrible de los menores y a veces pueden incluso ser peligrosos
ResponderBorrarun bravo amiga, genial
Ayyyy, Dream!!!! Qué ternura que son esos niños. Me los puedo comer?!! Por faaaa... aunque sea un dedito, ejejje!!!
ResponderBorrarEres genial... Mil felicidades por el aniversario de tu adorada familia!!!! Ojalá siga creciendo... ejejje! Aidan me mata si llega a leer esto!!! =P
Camila
Son un amor... Dreamgirl, tienes unos hijos hermosos y feliz cumpleaños por tu familia :)
ResponderBorrarMary
Me encanto.
ResponderBorrarTAZ
un años escribiendo wouuuuuu felicidades dream por cumplir un año de once historias y un hermano que hoy son 12 :)
ResponderBorrarmuy tiernaaaaa!!! me encantó leer los comienzos!
ResponderBorrarque lindo me ha gustado mucho que ternura
ResponderBorrarMe encanta irme enterando de los sentimientos de los chicos, así como van sintiendo de que llegan sus hermanitos!!!
ResponderBorrarme encanta tu familia y la dinamica con la que escribes
Me los como si desaparecen es porque me los comi :D
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