sábado, 20 de abril de 2013

Un severo castigo y un pequeño resentimiento.

Capítulo 4

Un severo castigo y un pequeño resentimiento.


Nodaka entró al cuarto del muchacho y lo encontró bocabajo, desnudo de la cintura para abajo, su madre empezó a acariciarle el cabello y a hablarle al oído para tratar de despertarlo.

-         Ranma… Ranma… Mamá está aquí. Abre los ojos hijo (Dijo ella, pero el chico no le contesto)

-         Hijo, por favor despierta (Comenzó a zarandearlo)

-         (Bostezo y se restregó los ojos) Aaammm… ¿Qué paso?

-         ¡Hola, Ranma! Qué bien, que al fin despertaste.

-         Ma… ma… mamá, ¿Que… que estás haciendo aquí? (Tartamudeo el chico abriendo los ojos por completo)

-         Bueno, yo solo vine a ver como estabas. Supe que tú padre te castigo.

-         Mamá por favor, te juró que ya aprendí la lección. No me pegues tú también. (Añadió saltando de la cama y cogiendo sus calzoncillos para colocárselos  rápidamente sin importarle el escozor, que le causaba aquello)

-         ¡Cálmate Ranma! No pretendo castigarte, ya vi, que tu padre hizo un buen trabajo. Solo estoy aquí para conversar sobre lo ocurrido.

-         Mamá toda la culpa es de Ryoga;  ese estúpido me estuvo molestando todo el maldito día.

-         Hijo, no seas mentiroso, que eso no está bien. Sabes muy bien, que ambos tienen culpa en ese asunto y estuvo muy mal pelearse como animales en un lugar público.

-         Mamá, está bien, la culpa es de los dos, pero ¿Por qué tengo, que ser yo, el que siempre page  los platos rotos? ¡No es justo! Ryoga no es tan santito como aparenta. Se porta mal y nunca lo castigan. Seguro ni sus padres están enterados de que hizo.

-         Tu padre ya habló con el abuelo del chico y pues le dijo que le ayudará con la mitad de  los gastos.

-         ¿Solo eso? (Pregunto el muchacho molesto)

-         Este, sí. Fue lo que tú padre me dijo

-         ¿Qué? ¡No lo puedo creer!

-         ¿Qué no puedes creer? No te entiendo Ranma.

-         Pues, no me cabe en la cabeza, que los padres de Ryoga solo paguen la mitad de gastos y él salga bien librado de todo este asunto. En cambio yo me lleve la peor paliza de mi vida.

-         ¡Ranma no seas exagerado! Tu padre me ha dicho, que solo han sido unos cuantos azotes. Y en cuanto a Ryoga pues supongo, que en su casa le llamarán la atención por lo que hizo.

-         ¡No exagero, me duele mucho! Voy a tener que esperar que pasen muchas semanas, para poder sentarme con comodidad. Y a ese problemático solo le darán un sermón ¡Vaya suerte tiene, el desorientado!

-         ¡Ranma! No hables así de tú mejor amigo.

-         Ese idiota, no es mi amigo, por su culpa mi papá me pego y muy fuerte y él tiene la suerte, que su padre le considera demasiado maduro, para pegarle como a un niño pequeño. (Decía Ranma con un semblante triste en su rostro)

-         Ay hijo, es que cada padre es diferente. A lo mejor Ryoga ha demostrado con hechos a sus padres, que no necesita ser corregido con azotes. Oh tal vez,  él  sí sabe mantener su boca cerrada cuando lo reprenden no como otros que conozco, que ufff más vale no hablar (Nodoka miro de reojo a su hijo, mientras, este apretó los labios y voltio la cara para otro lado)

-         ¡Eso, no es cierto! Ryoga se hace el niño bueno en frente de sus padres, pero fuera de casa, es un maldito hijo de…PLAF (Ranma fue cortado con una fuerte palmada, que le dio su madre en la boca)

-         No vuelvas a utilizar ese lenguaje y mucho menos para ofender a alguien cercano. Espero esto te haya quedado claro porque si vuelvo a oír un solo insulto de esa boquita tuya, te marco el trasero con la hebilla de la correa de  tu padre ¿Escuchaste?

-         Lo siento (Dijo Ranma sobándose los labios)

-         Ranma tienes que controlarte, eres un artista marcial. Este tipo de actitudes no son adecuadas. ¡Ya deberías saberlo!

-         Mamá pero si, el que no se controla es Ryoga, por la mínima cosa anda buscando pelea y ¿Sabes qué? Ojalá el Sr Hibiki cambie de opinión y decida castigarlo físicamente. Merece que lo muelan a palos. Espero que le dé una buena paliza, mucho peor que la que yo recibí ¡Ojalá y no pueda sentarse por meses! Daría todo porque mi sueño se hiciera realidad. Verlo sufriendo el resto de las vacaciones y cuando comience la escuela, sería muy entretenido. ¡Si, pagaría por eso!

-         Eres muy rencoroso hijo y eso no está nada bien.

-         Ryoga también lo es conmigo y seguro desea que me muera porque es demasiado vengativo.

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-         ¡AT-CHIS!  Ryoga, creo que el humo de  los carros, te está haciendo daño. Parece que vas a pescar un resfriado (Dijo Ichiro a su nieto, ya que era la segunda vez, que el chico estornudaba)

-         Puede ser, pero ahora lo más importante es coger otro taxi y espero está ves des la dirección correcta. Hemos perdido mucho tiempo por tu culpa abuelo.

-         Mira tu mejor cállate jovencito, que ya estás metido en muchos problemas y no estás en posición de reclamar nada.

-         ¡Oye! Tranquilízate. No pelees conmigo, mejor ten esto (Ryoga le dio un papelito con el número de su casa)

-         ¡Vaya, muchacho! Eres muy listo. ¿Cómo no lo pensé antes? Voy a llamar a tu padre.

-         Sí, pero apúrate por favor y habla con mamá, de los dos ella es la menos despistada.

-         Está bien, (Dijo y caminó hasta un teléfono público para marcar el teléfono)

-         ¿Aló, Dojo Hibiki? ¿Con quién desea hablar?

-         Hijo soy yo tú padre resulta que Ryoga y yo estamos en Asakusa y pues… (Empezó a contar toda la historia)

-         Aahh entonces tú quieres decir, que él hizo, pero… y… sí… sí... si te entiendo, bueno mira. Dile al taxista que te lleve a la calle este… si… padre todo está bien acá… no…no ella está en Yokohama… es que… pues, tiene que entregar un proyecto atrasado… si, ya seee, es una fresca, pero que puedo hacer… sí, ya se, que es muy grande para que estemos detrás de ella… pero… *Click* (Llamada cortada)

-         ¡Demonios! Se me acabaron las monedas. Ryoga,  no tienes algunas.

-         Sí, toma (El chico saco una cuantas de sus bolsillos)

(Se quedó en silencio, pensando un momento)

¡¡RING!!

-         ¿Diga? (Pregunto el padre de Ryoga)

-         Hijo, lo siento se cortó la llamada, te decía, que esa niña es una vaga primero…

-         Padre, se perfectamente como es mi hija, pero ahora eso no es lo importante, sino que copies la dirección que te voy a dictar. ¿Estamos?

-         Bueno, pero ya luego te daré unos consejos, para que aprendas a educar mejor a tus hijos.

-         Sí, padre los tomaré en cuenta, pero por favor déjame darte la información.

-         De acuerdo. Ryoga préstame una pluma y un cuaderno para apuntar la dirección por favor.

-         Toma (El muchacho, le entrego los materiales al señor)

-         Ya estás preparado (Pregunto Ryō al otro lado del teléfono)

-         Sí.

-         Bien, ese caso te diré. Mira es en la calle 5 a un costado… no mejor coges por… no así tampoco… ¡Ay como era! (El sr. Hibiki se estaba complicando con la dirección) ¿Papá sabes, que?  Mejor pregúntale a Saotome, es que estoy confundido. Lo siento.

-         ¿Cómo que confundido? ¿Acaso te has vuelto loco? Llevas años viviendo ahí, y no conoces la dirección.

-         Cálmate padre, espera  un  segundo. Llamaré a Kaori, ella debe saber.

-         (Sr. Ichiro esperando en la línea) Esto es el colmo, ya veo de  dónde viene tu problema Ryoga. Ese hijo mío, no tiene  nada en ese cerebro. ¡Es demasiado torpe!

-         (Ryoga rodo los ojos y pensó) La idiotez la saco de ti.
-         Hola, abuelo Hibiki ¿Cómo le va?

-         Hola Kaori, estoy bien.

-         Me alegro tanto. Bueno a lo que iba; nuestra casa está en la  calle este  numero quince, solo a dos cuadras de la casa de Ranma ¿De dónde ustedes salieron?

-         Oye eres buena con las direcciones. ¿Cómo lo  haces eh?

-         Bueno es que pase como cinco años memorizando el camino, créame no fue fácil, pero lo conseguí, pero el pobre Ryō no lo consigue aun.

-         Muchas gracias por la información, le diré al taxista.

Y por segunda vez tomaron un taxi, pero esta vez sí pudieron llegar, afortunadamente el conductor conocía al progenitor de Ryoga y  los llevo directo a la residencia Hibiki. Llegando allá, padre y abuelo se sentaron en la sala de la casa a conversar con el chico;  a quien  obligaron a estar de pie como castigo, mientras cada uno de ellos, se dispuso a sermonearlo. Ryoga por supuesto se mantenía en silencio, deseando que la cantaleta acabara lo antes posible.

-         ¡Ryoga! Estoy muy enojado contigo. Tú comportamiento fue absurdo y estúpido. Estoy cansado de decirte, que debes aprender a controlarte.  (Habló el padre del chico)

-         Sí, no tiene justificación alguna su manera de actuar, por la misma razón te digo  Ryō. Tienes que darle un castigo ejemplar a este niño para que aprenda la lección. (Dijo el abuelo)

-         Si, padre claro, que lo hare. Esta vez Ryoga fue demasiado lejos.

-         Hola ¿Sobre qué hablan cariño? (Apareció Kaori de repente y se metió en la conversación)

-         Hola mi amor, no te vi llegar. Siéntate para que escuches el desastre que armo tu hijo en el supermercado, que está a dos cuadras de aquí  (Añadió el Sr. Hibiki)

-         ¡Oye! qué es eso de tú hijo, dirás nuestro hijo porque que yo recuerde tú también participaste para concebir a Ryoga (Se quejó la señora)

-         Tranquilízate mujer, yo no niego eso,  solo hice ese comentario  porque me parece que tú  a veces eres  muy alcahueta con Ryoga; dándole  mucha libertad,  por eso no respeta a nadie. Es decir me refiero, que es tú consentido, si eso era lo que yo buscaba decir (Replicó el padre)

-         Sí y me consta a mí me trata como trapo ese ingrato y yo que siempre me preocupo por él (Intervino nuevamente el abuelo)

-         Regaño de mierda, ya me estoy aburriendo de está estúpida conversación. Ojalá se callen pronto. No estoy seguro de aguantar por mucho tiempo.(pensó el pre-adolescente)

-         ¿Alcahueta yo? Pero ¿Quién te crees para hablarme así? Mira Ryō. Yo no tengo la culpa, que Ryoga no te respete a ti ni a tú padre. Ustedes saben perfectamente, que yo siempre me esfuerzo en darle la mejor educación, así que más vale que se analicen para saber en qué están fallando en su relación con el chico. Sobre todo  tú  Ryō, que eres el padre.

-         Está bien, tienes razón Kaori. Retiro lo que te dije anteriormente.

-         Gracias. Ahora me cuentan por favor, que fue lo que hizo Ryoga, que los tiene tan molestos.

-         Mira amor sucede, que el niño… (y empezó el padre del chico a explicar punto por punto todos los acontecimientos del día)

-         Ah, ya veo ¿Y que has decidido cómo castigo? (Cuestionó  ella)

-         Bueno, después de haberlo pensado  he decidido que Ryoga estará encerrado en su cuarto durante cuatro meses, solo saldrá de allí,  para comer o ir al baño.

-         ¿Qué? ¿Cuatro putos meses encerrado? ¡Oh, no! Moriré de aburrimiento y depresión. A mí no me gusta estar en un solo sitio, y ahora más que nunca  planeaba irme a entrenar a las montañas para perfeccionar mis habilidades en el combate ¡Maldito Ranma! Todo es culpa de él. Sí no hubiera ido a su casa, no estuviera en esta situación.

-         Bien Ryoga a tu habitación. Y ya sabes de allí  no sales a menos que sea para buscar tus comidas y las tomarás dentro de  tú cuarto. No te quiero ver sentado a  la mesa. ¿Entendido?

-         Si padre.

-         No, no padre. A partir de ahora me llamas señor para todo, eso es parte del castigo.

-         Sí señor.

-         Ahora, se va para su cuarto (Le dijo, mientras observaba al chico alejarse de la sala)

-         Te felicito hijo vas progresando en la educación de tu hijo.

-         Bueno no está mal, pero no vayas a ser tan duro con él;  recuerda  que tienes que hacerle ver su error, no hacer, que se sienta mal (Intervino Kaori)

En lo que los adultos hablaban Ryoga caminaba y caminaba por toda la casa abriendo todas las habitaciones, pero no encontraba la suya, luego de  media hora de buscar su cuarto regreso a la sala y se topó nuevamente con su padre y abuelo, mientras su madre se encontraba en la cocina oyendo música con los auriculares puestos.  Ichiro y Ryō  lo miraron confundidos, se suponía que el chico debía estar en su cuarto tal como le habían ordenado, ¡¿Será posible, que el chiquillo, quería llevar le la contraría a Hibiki?! Pues no se trataba de eso precisamente, sino que el pobre muchacho era tan distraído, que conseguía perderse hasta dentro de su propia casa, pero que podía hacer si lo heredo de sus familiares. Todos eran y son así, su padre ha conseguido comprar algunos remedios a la abuela de Shampoo para según el mejorar un poco su problema, pero no lo consigue del todo.

Ryoga miró la sala y se asustó al ver a sus familiares y por supuesto la mirada severa, que le dedicaron ambos.

-         ¿Ryoga,  acaso  no escuchaste la orden que te di hace media hora?

(Momento de silencio)

-         A ver contesta, ¿Me escuchaste sí o no? (Volvió a preguntar su padre, utilizando un tono de voz más severo)

-         Sí, señor. Sí,  lo escuche (Se apresuró en responder)

-         Entonces ¿Qué demonios haces parado ahí mirándonos como idiota?

-         (Ryoga tenía ganas de contestarle cuatro verdades  a su progenitor e incluso hasta golpearlo, pero pensó en otra cosa y se contuvo) Es que yo no sé dónde está mi habitación señor.

-         Lo que me faltaba. Aparte de gallito de  pelea, eres un torpe. ¿Cómo mierda no puedes saber algo tan simple? Mira es la última vez que te lo repito. A la próxima, que preguntes la misma tontería, me haré el sordo. ¿Me oyes?

-         Sí, señor

-         Bien, recto por el pasillo, mano derecha.

Ryoga por fin dio con la habitación y se tiró en la cama, trato de aguantarse las lágrimas, más no pudo, empezaron a correr por sus mejillas ¡Como su padre, podía ser tan frio con él! Le aplicaría la ley del hielo durante cuatro meses, eso sería fatal. Nadie le hablaría, ni siquiera sus progenitores. El chico se paró de la cama y empezó a limpiarse las lágrimas con su brazo derecho.

-         Si guerra quieres, eso tendrás  sr. Hibiki. No voy a derramar una sola lágrima por ti. No lo mereces. Maldito hijo de  puta,  algún día seré más fuerte que tú. Y juró que ese día haré que te tragues tus palabras. Ya estás en mi lista negra (Decía el pre-adolescente agarrando un par de nueces que tenía en el bolsillo y haciendo que las mismas se volvieran polvo cuando cerraba su mano con fuerza.


Bien hasta aquí, pude actualizar, pero queridos fans de este fic no desesperen, ya estoy escribiendo el próximo capítulo. Sus bellos comentarios son la razón por la que sigo escribiendo.


5 comentarios:

  1. Ay pero que le paso al lindo ryoga que está tan rencoroso con su padre tan mal es la relación que tienen y eso de aplicarle la ley del hielo que cruel y tanto tiempo encerrado huy no pobre , espero que el abuelo haga algo para que se lleven mejor.
    jejeje.... toda la familia es tan desorientada mira que no poder ni dar la dirección de su propia casa jaja... y el otro no encontrar su propio cuarto jaaja......
    estaré esperando a ver como continua esta historia
    Andrea

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Me gustaría que pases por mi blog y que me digas tu opinión sobre mis historias

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  2. LittleHoshi: Wooooooa, estupendo, esperaré con ansias al siguiente capítulo.

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  3. Joder Nicole! esta excelente la historia. No pensé que el padre del chaval fuese tan estricto. Jajaja que risa con Ranma jaja mira que mosquearse porque al otro no le castigan como a él. Estoy esperando el próximo capítulo haber que pasa con estos dos chavales que no hacen otra cosa más que pelearse jaja
    Y oye esta familia Hibiki son un caso perdido, como es que no consiguen orientarse, mejor que se compren un GPS XD.

    Saludos eres sorprendente.

    Giovanni

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