Ese
trimestre Pedro tenía libre las tardes de los martes. Cristina había logrado
llegar un acuerdo con su jefe y hacer jornada intensiva, por lo que a las tres
de la tarde terminaba su jornada laboral. Debía madrugar un poco más y comer en
media hora, pero así tenía más tiempo para sus hijos y para Pedro. Y su jefe
parecía más contento con su nuevo horario porque ahora Cristina en realidad
hacía las 8 horas de trabajo aunque él le seguía pagando como cuando hacía 7.
Aquel
Martes como venía siendo costumbre Pedro y Cristina comieron juntos en el
apartamento de Cristina. Cris tenía que mantenerse a ella y a sus hijos ella
sola y no estaba para muchos restaurantes, así que los Martes cocinaba para los
dos. Unas velas perfumadas, algo de música, un mantel bonito y el resto lo
ponían ellos. Sin darse cuenta se habían acostumbrado a unas rutinas. Por las
tardes Pedro acompañaba a Cris y a los niños a casa, por el camino ellos
charlaban mientras los niños caminaba a varios pasos por delante por vergüenza
de ser vistos acompañados por su madre. Después Pedro le ayudaba con el español
a Cristina y se quedaba a cenar, después que los niños se acostaran ellos se
quedaban un ratito más en el sofá y sobre las once Pedro se iba para su casa.
Los fines de semana lo pasaban todo el día juntos pero por la noche Pedro debía
regresar de nuevo a su casa, ya que Cristina compartía la cama con Bea. Así que
solo tenían los Martes por la tarde para ellos dos solos.
-
Venga
Cris se razonable, no te estoy pidiendo que atraques un banco, solo te pido que
nos vayamos a vivir juntos (dijo Pedro mientras
jugueteaba con el corcho de la botella de vino que acaban de terminar)
-
Solo
hace 4 meses que salimos, no puedo irme a vivir contigo, además están los
niños.
-
¡Por
dios, Cristina! si es por ellos no nos iremos a vivir juntos jamás. Y yo no
puedo vivir con esa idea, entiende que es muy duro para mi tenerte tan cerca y
a la vez tan lejos. (Pedro se puso serio y alzó un poco la voz) Te amo, mujer, eso debe de vale para algo
¿no?
-
Yo
también te quiero, mi amor, pero (Cris se mordió
el labio inferior. Realmente estaba loca por aquel hombre pero era imposible
olvidar que una vez también estuvo enamorada de Fred y ahora ya no había nada
de aquel amor)
-
Ni
peros ni peras Cristina, yo te quiero, tú me quieres, ¡Vivamos juntos!
-
No
es tan sencillo, Pedro. Los niños (empezó de
nuevo)
-
Los
niños están cansados de verme, me ven a diario ¿tanta diferencia supondría si
nos fuéramos a vivir juntos?
-
Es
que no quisiera que sufrieran, este año lo han pasado tan mal
(dijo abajando la cabecita).
-
¿Y
por qué habrían de sufrir? (le subió con ternura
la barbilla para mirar esos preciosos ojos castaños) ¿Por
ver a su madre feliz de nuevo?
(Cristina iba a abrir la boca cuando Pedro la interrumpió). Mark y yo no somos precisamente uña y
carne, lo sé. Y Bea sigue con la esperanza que su padre regresará y todos
volveréis a Holanda. No soy ciego, Cris, sé cuál es la situación. Pero eso no
cambiará vivamos juntos o separados. Bea seguirá pensando que un día su padre regresará
y Mark seguirá buscándome las cosquillas.
-
¿y
si no funciona? No podría hacerles pasar por otra ruptura.
-
Primero
de todo va a funcionar, segundo ¿Desde cuando te has vuelto tú una cobardona? Y
tercero sino funciona ¡Me la corto!
-
Jajaja
(Cris no pudo aguantarse la risa. Pedro parecía saber cuándo Cristina
necesitaba reír y cuando necesitaba complicidad).
-
O
me la cortan tus hermanos jajaja sea como sea funcionará. Y sé que lo sabes.
-
Sí,
sé que funcionaría.
-
De
funcionaría nada, Cris. FUN-CIO-NA-RÁ tercera persona del singular del futuro
simple del modo indicativo del verbo funcionar, primera conjugación.
-
Ya
salió el maestrillo jajaja
-
Y
ya salió la listilla jajaja (le dijo haciéndole
cosquilla).
-
Estate
quieto Pedro, que me arrugarás la camisa (dijo dándole una palmadita en la
mano para que se estuviese quieto).
-
¿Arrugarte
la camisa? Eso tiene fácil solución (y empezó a
desabrochársela) la quitamos y ya no se arruga (dijo muy pícaro él)
-
Estate
quieto, que tengo que ir a casa de mis padres después.
-
Tú
lo has dicho después (y continuó
desabrochándole la blusa)
-
Peeeeeeeeeeedro
(le riñó pero no con mucho ímpetu, todo sea dicho).
Estate quietecito, a veces eres peor que
un niño.
-
¿En
serio? Pues este nene quiere tetita (y hundió la
cabeza entre los senos de Cristina)
-
Jajajaja
pero que burro que eres jajaja. Déjalo ya, cómo llegue tarde otra vez mi madre
se cabreará.
-
¿Cómo
se va a cabrear si ve a su hija así de feliz?
(dijo y volvió a recrearse en el pecho de Cristina, que tampoco hacía mucho
esfuerzo en apartarlo)
-
Mi
madre me quiere feliz, pero también me quieres a las cinco en casa.
-
Es
mi tarde libre y los niños están en la escuela (dijo
recostándola del todo en la cama de un jalón).
-
¡Jajaja
bruto! (dijo y acto seguida lo besó con
pasión)
-
Ya
te haré un justificante para tu madre jejeje (y
se quitó la camisa como un macho de eso de película porno).
-
¿Que
le dirás? Que fui mala y tuve que quedarme después de clase jajaja
-
Ummmmm
a eso queremos jugar ¿eh? (y le mordió el lóbulo
de la oreja).
-
Aaaaaaaaaahhh
(se le escapó un gemidito). Me he
portado mal, señor profesor (dijo mirándolo llena de lujuria).
-
Pues
a las niñas malas hay que enderezarlas
(y la agarró de golpe por la cintura y se la puso encima suyo. Cristina quedó
sentada sobre él) y yo tengo aquí mismo
la mejor medicina para las niñas revoltosas como tú.
-
Jejeje
…
Pedro
siguió insistiendo en que Cristina y Los niños se mudaran a su casa. Él vivía
en el dúplex que le había dejado su tía. Él era su único sobrino y cuando ella
falleció le dejó todo en herencia, incluido aquel dúplex en pleno paseo, en el
centro de la ciudad. Sus vecinos eran todos unos atajos de estirados y snobs.
Para todo el mundo, Pedro no era más que un profesor de instituto con un sueldo
de profesor de instituto. Y cualquiera que se fijase en el modo de vida de
Pedro, podría decir que no uno de los mejores pagados. Pero tenía un buen piso
en una zona inmejorable, un coche que no estaba nada mal, lo llevaba a todas
partes, que era lo que más le importaba y no era vergonzoso conducirlo. Pero la
herencia de su tía era más que ese piso y un viejo piano, también estaba la
parte económica. Pero pedro se sentía incómodo con ese dinero, porque no lo
había ganado él, y tampoco es como si lo hubiera ganado su tía. Era el dinero
de su tío (el marido de su tía) el cual ni llegó a conocer pero que sabía que
no era trigo limpio y que debido precisamente a lo oscuro de sus negocios había
hecho que acabara con unas cuantas puñadas de más. Así que vivía con lo que su
sueldo le permitía. Que era más que bastante según él. Pero quería convencer a Cristina que se mudara a
su casa, así que decidió superar sus reticencia y hacer uso de algo de ese
dinero para mejorarla casa. Además el dúplex estaba decorado a gusto de su ex y
no le traía buen recuerdo. En un par de
semanas en piso dejó de ser el dúplex de una parejita joven para convertirse en
una casa familiar. El dinero todo lo puede que dicen y Pedro comprobó que el
dicho era cierto. Le gustaba como le había quedado la casa, y esperaba que a Cristina
también y aquello fuera el impulso que le faltaba para acceder a su petición de
ir a vivir juntos. Por supuesto había pensado en los niños, ellos estarían en
la planta de arriba, en las dos habitaciones, ambas compartían un gran cuarto
de baño y una gran terraza y un pequeño saloncito con un sofá y una gran
televisión para invitar a sus amigos. La planta de abajo sería para ellos o
para estar en familia. El salón comedor, la cocina, una suite para ellos un
lavabo completo y una habitación de invitados y el magnífico balcón con vistas
a la parte alta de la ciudad.
Le
había costado mantener la sorpresa en secreto, dos semanas en las que puso mil
y una excusa para que Cristina no se pasara por casa. Y eso que era el sitio
más seguro para encontrarse ya que en su piso compartía dormitorio con su hija.
Pero Pedro esperaba que el sacrificio valiera la pena.
Ese
viernes al salir del trabajo al medio día, llevaría a Cristina al piso, pondría
la excusa que se había dejado en casa los billetes de avión y la reserva para
Paris. Después de la típica bronca de
Cristina por olvidadizo y desastre, la llevaría al piso para recogerlos y poder
tomar el avión. Cristina pensaba que salían a primera hora de la tarde pero en
realidad su vuelo no salía hasta las siete. Entonces le diría que fuera
subiendo ella (ya hacía meses que ambos tenían una copia de las llaves de la
casa del otro) qué él iba a decirle a la portera que estarían fuera 4 días que le
recogiera el correo. Cristina subiría y vería las reformas, entonces él subiría
y le volvería a pedir que se fueran a vivir juntos.
Pedro
esperaba de todo corazón que Cristina al fin accediera. Y el viaje a Paris
sería una especie de viaje de novios. Los niños se quedarían con los abuelos y
ellos disfrutarían él uno del otro, sin interrupciones ni prisas. Ese eran sus
planes. Pero Pedro no contó en esa ecuación casi perfecta con una incógnita de
carita de muñeca de porcelana y una constante de problemas y discusiones. No
contó con Bea y con Mark. Y sobre todo Pedro no contó con que el destino tiene
un sentido del humor muy retorcido.
-
Hola
tía, Silvia (dijo Mark entrando en la sala de
espera de secretaria agarrado por un profesor por el cuello de la camisa.
Silvia rodó los ojos y se pasó la mano por la cara. Ese sobrino suyo era ya un
asiduo del despacho del director. Rara era la semana que no pasara por ahí)
-
Hola,
Silvia (dijo el profesor de educación física
sentándolo en uno de los sillones) ¿Está
el director disponible?
-
Hola,
Berni. Está reunido pero ya debe de estar acabando. ¿Qué ha hecho ahora? (dijo
cansada mientras ponía una mueca de disgusto).
-
Pelearse
con un compañero. Víctor Salvador, el hermano de Emilia ¿te acuerdas de ella?
-
Si,
jajaja ¿seguirá igual de patosa?
-
No
sé, tengo entendido que está estudiando biología marina en las islas.
-
No
me la imagino con traje de buzo jajaja.
-
Era
buena chica, nada que ver con su hermanito o con éste (dijo
echándole una mirada de reproche a Mark)
-
¿Y
el otro chico?
-
En
la enfermería, tu sobrinito le reventó los morros. Mucha sangre pero Ricardo (el
enfermero de la escuela) ha dicho que no es nada grave.
-
Ya
verás que disgusto le das a tu madre cuando se entere
(le dijo Silvia riñendo). ¡Demonios
Mark! Es que no puedes darle ni una semana de paz.
-
Empezó
él (dijo cruzándose de brazos y echándose hacia atrás
en el sillón. Silvia dio un bufido. En ese instante la puerta del director se
abrió y salió del despacho acompañando a las visitas hasta la puerta. Al pasar
por la sala de espera y ver a Silvia, a Bernardo y a Mark y le echó una mirada
de censura. Una vez las visitas se fueron el director regresó sobre sus pasos y
se paró en la sala de espera).
-
¿Qué
ha esto esta vez el joven señor Geldof?
(preguntó el director a los adultos pero solo miraba a Mark, que tragó saliva,
se sentó bien y bajó la mirada).
-
Partirle
los morros a un compañero (dijo finalmente Berni,
el director apretó la mandíbula y le hizo un gesto a Berni que lo siguiera a su
despacho. Mark también se levantó).
-
Señor,
Geldof, siéntese, con usted hablaré en breve. Silvia, no me pases llamadas, por
favor.
-
Si,
señor ( y regresó a detrás de la recepción).
-
No
es justo, no fue culpa mía (dijo enfadado pero
flojito una vez el director y el profesor de educación física entraron en el
despacho).
-
Mark,
según tú nunca es culpa tuya, pero eres tú el que está siempre ahí sentado con
mierda hasta el flequillo (y agarró unos
expedientes furiosa y se puso a trabajar. La reunió parecía alargarse, l reloj
dio las en punto y los profesores pasaron por allí para preparar el cambio de
clase. Ninguno de ellos se extrañó al ver a Mark sentado en la sala de espera,
como ya habíamos dicho, era un habitual. Pero Mark se puso un poco más tenso
sabía que era cuestión de momentos que Pedro también pasara por allí y sabía
que el noviecito de su madre no se limitaría
a mirarlo con desdén como habían hecho el resto de profesores, él no se
estaría de clavarle una buena reprimenda. Y eso era madre y su madre le había
prometido que si volvía a llamar el director o un profesor de la escuela
quejándose recibiría una buena zurra con la zapatilla y se quedaría sin
privilegios por dos semanas. Como si tuviera poderes de clarividencia en ese
instante pasó Pedro por secretaría para dejar unos exámenes que acaba de
hacerles a los chicos de penúltimo curso. Al pasar por secretaría y ver la cara
de amargada de Silvia no tuvo no que preguntar, en esos últimos 4 o 5 meses,
por desgracia la había tenido que ver muchas veces. Así que simplemente se giró
para mirar a la sala de espera, aunque sabía perfectamente a quién se iba a
encontrar. Pedro cerró los ojos y contó lentamente hasta 100, Mark solo dio un
gruñido de disgusto).
-
¿Qué
hiciste esta vez, Marky? (que era como le
llamaba cariñosamente su madre y hermana, pero qué el solo le llamaba así
cuando empezaba a molestarle)
-
¿Por
qué tenéis siempre que dar por hecho que hice algo malo? Porque no podéis
pensar que fue otro?(Pedro alzó la ceja y
se lo quedó mirando perplejo, estaba hablando en serio, si ese mocoso era la
definición con patas de la palabra problemas) Siempre asumes que he hecho algo malo (dijo cruzándose de brazos y
poniendo morros)
-
¿Quizás
porque en todas las anteriores ocasiones fue así?
(dijo con sarcasmo) ¡Y responde a la
pregunta que te hice, Marky!
-
Eso
no es verdad (protestó)
-
Es
cierto, te pido disculpas. El día en que entrasteis para matricularos no
hiciste nada malo. Mark, sigo esperando esa respuesta
(dijo poniéndose las manos en la cintura y arqueando una ceja. Esa posé servía
para parecer más grande y para que la mirada de Mark se fuera directa a la
correa de Pedro).
-
El
imbécil de Víctor es quién debería de estar aquí y no yo, fue el quien empezó.
-
¿El
que empezó el qué MARK? (ya perdiendo la
paciencia porque pronto tocaría el timbre y tendría que irse a la siguiente
clase. Silvia que vio que el timbre estaba a punto de tocar y que Mark no iba a
soltar prenda dejó su trabajo un segundito y alzó la mirada).
-
Se
peleó con Víctor Salvador, le ha reventado los morros
(Mark le lanzó una mirada de puro odio. La esposa de su tío Migue era una
maldita chismosa, el puesto de secretaria en un instituto le iba que ni que
pintado solo el de portera le hubiera ido mejor).
-
¿Ya
lo sabe Cris? (le preguntó Pedro a Silvia)
-
No, justo acaban de entrar (refiriéndose a
Berni y al director. Y en ese momento sonó el timbre) Y a hablaremos tú y yo luego, jovencito ( y se apresuró a dejar los
exámenes bajo llave en su despacho e ir a la siguiente clase).
-
Si
te muerdes la lengua, te envenenas ¿no, monina? (dijo
poniendo una mueca de asco).
-
¡Mark!
(le recriminó)
-
Olvídame
y ponte hacer tu trabajo que es para lo que te pagan.
-
¡Señor
Geldof! (la voz del director sonó imponente) puede que la señora Gutiérrez sea su tía,
pero en esta escuela no nos dirigimos así a nadie, ni empelados, ni profesorado
ni alumnado. Además, le debo de recordar que ya está usted en demasiados
problemas para sumarle otra falta por no mostrar en debido respeto a un miembro
de esta institución.
-
No,
señor (dijo muy tímidamente).
-
Perfecto,
discúlpese con la señora Gutiérrez y pase a mi despacho.
-
Lo
siento (dijo flojito y sin ningunas ganas).
-
Señor
Geldof, ¿He de enseñarle como se disculpa un hombre de bien?
(dijo respirando por las narices como un toro a punto de envestir)
-
No,
señor (dijo otra vez esfumándose por completo
toda su bravuconería. Mark tenía miedo a aquel hombre, le recordaba a esos
profesores de internados ingleses de la década de los cincuenta y le ponía los
pelos de gallina). Lo siento tía Silvia,
no debía hablarte de esa forma tan poco respetuosa ¿podrías perdonarme?
(aquella había sido una disculpa correcta pero en boca de Mark sonó tan falsa
que hizo que Silvia en vez de contestarle se limitara a soltar un bufido y se
volviera a sentar para continuar con su trabajo).
-
¡PASE
A MI DESPACHO! (el director le dijo a Mark muy
tajante y bastante enfadado) Silvia
(en un tono más suave)¿Puede llamear a la madre de Mark?, dígale que
necesito hablar con ella lo antes posible. Voy a ver al señor Salvador y
regreso (Mark tragó saliva al oír eso, si su madre tenía que salir del
trabajo antes para hablar con el director su trasero iba a estar bien frito).
-
Ponte
cómodo Mark, algo me dice que vas a estar aquí in buen rato (le
dijo el profesor de educación física mientras el director hablaba con Silvia).
-
Yo
no he hecho nada.
-
Mark,
cuando entré en los vestuarios estabas encima del pobre chaval dándole
puñetazos como un loco. No me vengas con que tú no has hecho nada. La cara del
pobre Víctor no es de nada precisamente.
-
Yo
no empecé, empezó él (volvió a replicar
mientras se sentaba en una de las sillas).Además
es un gilipollas.
-
Sabes
muy bien que no importa quien empiece, en esta escuela están totalmente
prohibidas las peleas de cualquier tipo. Sino fuera por que el director parece
tenerte una especie de aprecio personal y que tu tía y Pedro trabajan en la
escuela, ya hace tiempo que estarías expulsado.
-
Me
importa una mierda. Víctor es un capullo y es él que debería estar sentado aquí
y no yo.
-
No
sufras que en cuanto salga de la enfermería seguirá tus mismos pasos. Pero
ahora solo deberías de preocuparte por ti. No es que seas un alumno modelo,
pero normalmente no te mezclas mucho con tus compañeros ¿Por qué la emprendiste
a puñetazos con Víctor?
-
Ya
se lo he dicho, porque es un gilipollas.
-
¡Mark!
(Berni estaba cansado ya de ese mocoso petulante, no
entendía como Pedro podía aguantarlo) No estás hablando con un amigote, estas en la
escuela y soy tu maestro. Así que cuida esos modales o te abriré un expediente
sancionador.
-
Pffff
(y se hundió de hombros)
-
Maaark
(dijo Berni a punto de perder el temple y estrangular al muchacho. En ese
momento entró el director).
-
Muchas
gracias, ya sigo yo a partir de aquí, ya puede regresar a su clase y muchas
gracias (le dijo al profesor de educación
física y se esperó en la puerta a que saliera para poder cerrar la puerta). Muy bien señor Geldof ya nos conocemos lo
suficiente para andarnos con rodeos. Me temo que hemos ido demasiado lejos hoy.
Desde que llegara hace 6 meses se le han estado dando varios toques de
atención, se le han abierto al menos 9 expedientes sancionadores y creo que
está castigado sin salidas, excursiones y sirviendo en la cafetería hasta mucho
después de su graduación. Está claro que no ha sabido aprovechar las
oportunidades que le hemos dado para enmendarse. Así que no nos deja más
remedio que expulsarle (Mark abrió mucho los ojos y lo miró con terror. Ya
lo habían expulsado de una escuela y aquello fue horrible no solo por el
estigma que te queda por haber sido expulsado. Sino porque su padre le dio
entonces la peor paliza que recordaba, fue cuando conoció en primera persona el
dolor que podía causar una correa en un trasero desnudo. Y si aquello no
hubiera bastado, su padre estuvo dándole 4 varazos cada mañana nada más
despertar, hasta que encontraron una nueva escuela que quisiera aceptarlo.
Aquella es la peor manera sin duda de despertarse, eso sí, despierto después de
aquello sí que estaba. Afortunadamente su madre encontró una escuela a la
semana de haber sido expulsado, de haber tardado más Mark estaba seguro que
hubiera perdido toda capacidad de sentir en su pobre trasero)…¿señor Geldof? ¿me está escuchando?
(dijo el director?
-
Si,
si señor (pero lo cierto es que se había perdido
en sus pensamientos)
-
Como
le decía odio tener que expulsarle durante toda la siguinte esta semana, no
porque usted no se lo merezca sino porque sé perfectamente que su madre y el
profesor Martín tienen planeado irse de vacaciones juntos y esto puede alterar
esos planes. Pero las normas de la escuela son tajantes respecto a las peleas. Cuando
venga su madre le daré los papeles de la expulsión para que los firme y después
ya estará todo dicho. Espero que esta semana le sirva para recapacitar
seriamente sobre su actitud y comportamiento en al escuela. También le digo que
aunque este curso ya está terminando a ún le quedan 3 cursos más, y que a la
tercera expulsión ya no es temporal sino definitiva. Y señor Geldof esto no es
Holanda, aquí no hay muchos colegios prestigiosos dispuesto a aceptar a alumnos
de su perfil. Y mucho menos dispuesto a sufragarle todos los estudios (el
director quiso recordarle así su cualidad de “becado”).
-
No
quiere saber por qué.
-
Señor
Geldof, hace tiempo que perdí el interés de saber cuales son los motivos que el
llevan a mi despacho tana menudo. Al principio le ofrecí mi ayuda, le ofrecí mi
consejo e incluso le ofrecí cierta simpatía. Pero usted se ha encargado a
conciencia de que todo cayeran en saco roto. No, no me interesa saber los
motivos que le han llevado a golpear a un compañero de la forma que lo ha
hecho. Y no me interesan porque es algo inaceptable, no importa los motivos que
le hayan llevado a eso, la violencia jamás será una opción válida en esta institución
(Mark estaba llorando en silencio quería reprimir
las lágrimas no quería que nadie pensara que era un llorón pero sentía como si
estuviera defraudando a alguien a quien no debería defraudar). Conozco a su familia de toda la vida fui
compañero de escuela de sus tíos. Soy el padrino de tu primo. Y no quiero ver
como arruinas tu vida por no saber afrontar tu rabia y controlar tu
temperamento. Pero también soy el director de esta escuela y tengo una
obligación con los demás alumnos y con sus padres con han confiado en nosotros
para educar a sus hijos, y no puedo hacer más la vista gorda. Y para lo que
pareces apreciarlo tampoco creo que valga la pena seguir siendo pacientes
cuando está claro que tú no te vas a esforzar ni lo más mínimo (Mark agachó
la cabeza y se limpió las lágrimas con el reverso de la mano). Hay una cosa más, cuando regreses de tu
expulsión quiero verte aquí todos los sábados, ayudarás con el avituallamiento
de los partidos y después te quedarás a recoger y limpiar todo. Quedan 7 semanas para acabar el curso, no
tienes más crédito, espero que está sea la última vez de verdad que tenga que
llamarte a mi oficina (en ese momento Cris llegó toda agitada a la escuela,
se paró para hablar brevemente con su cuñada, por teléfono no había sido muy
específica. El director al verla respiró hondo). Señor Geldof, acaba de llegar su madre, fue rápida (Mark tenía la
boca seca como una mala cosa). Por favor
espere, en la sala de espera hasta que lo madre a llamar, me gustaría tener
primero unas palabras con su madre a solas.
-
Señor,
yo…lo siento (y por una vez sonó sincera la disculpa,
el director se quedó parado no se esperaba esa actitud, normalmente Mark era
arrogante y soberbio pero ahí sentado tan miserable incluso le daba pena el
chico)
-
Espero
ver un cambio de actitud a su vuelta (y le dio la
mano para que la encajara, Mark asintió tímidamente y le estrechó la mano). Ahora vaya, no es buena educación hacer esperar a una dama (dijo en
un tono menos severo, Mark tomó aire y se armó de valor para salir del despacho
y enfrentarse a su madre. Su madre nada más verlo le echó una mirada fulminante.
Mark tenía claro que su madre estaba furiosa y que cuando llegaran a casa lo
iba a desollar vivo).
-
Mom
let me explain you
(saltó Mark al ver a su madre, lo primero que intentó fue explicarse, pero la
cara de su madre era la cara de una madre cabreada y eso es peor que todos los
desastres de la naturaleza desatados a la vez, así que no continuó solo tragó
saliva).
-
Señora
Martínez, pase por favor (el director intervino
haciéndola pasar de inmediato al despacho, al ver lo caldeado que estaba el
ambiente).
-
Hola
Cristina (dijo con una sonrisa de circunstancia
indicándole que se sentara. Agustín aún recordaba a Cristina de cuando iban a
la escuela como una niña más bien pequeñaja, gafotas, con largas trenzas y muy
pizpireta ella. Era gracioso verla ahí delante de él como una mujer adulta
elegante y comedida. Podía entender perfectamente que era lo que veía Pedro en
aquella mini-óscar. Lo cierto es que él se llevaba mejor con Pedro que con
Óscar pero todos pertenecían al mismo grupito y habían crecido todos entre las
pistas de fútbol del antiguo campo del Magestic, los recreativos, el solar de
la Acadia y el centro católico del barrio. Todos los críos del barrio de su
generación se habían criado básicamente en esos sitios. Ahora ya no quedaba
ninguno de esos sitios, solo en sus recuerdos)
-
Agustín,
no puedes expulsarlo (le suplicó Cristina y
Agustín abandonó los recuerdo y regresó
a su pequeño despacho de director de la escuela), eso lo marcará de por vida. Aguántalo unas semanas más, yo ya buscaré
otra escuela para el año que viene, pero te lo suplico no me lo expulses, es
solo un niño y está tan perdido y no quiero que todo esto acabe por arruinarle
la vida.
-
Cristina,
es una expulsión temporal, solo una semana (Cristina
lo miró perdida y finalmente se sentó)
-
¿Una
expulsión temporal? (Cristina no entendía
nada).
-
Lo
mandamos una semana a casa para que recapacite, es una medida un poco extrema
pero suele surtir efecto en chicos como Mark.
-
¿Entonces
no está expulsado?
-
No,
pero aparecerá en su expediente (Cristina no oía
solo podía dar gracias por no tener que pasar otra vez por lo mismo), si se acaba graduando aquí, no habrá más
problemas, pero si no es así, podría tener problemas para encontrar plaza en
otro centro. Cristina no soy partidario de la violencia, ni suave ni dura, no
creo en que esté bien pegar, ni a adultos ni mucho menos a niños. Y cuando me
dieron el cargo de director hace 4 años, quité esa forma de castigo en este
centro. Me enorgullece decir que somos el primer centro privado en el que no
está permitido el uso de la fuerza física con los alumnos. Pero sinceramente,
con tu hijo haría una excepción (Agustín estaba hablando por hablar él
jamás pondría la mano encima de un muchacho, había sufrido la violencia física
en sus propios huesos y era incapaz de ocasionar ese daño en nadie. En su vida
había levantado la mano a un alumno, ni para darle un collejón, ni siquiera un
tirón de orejas. Pero había algo en Agustín que a pesar de no haberlo hecho
nunca todos lso alumnos lo temía y respetaban. Lo sabía Pedro se lo había dicho
un millón de veces, que estaba predestinado a ser director de escuela, con esa
cara y ese corazón, solo podía ser eso). Pedro
me ha contado por todo lo que habéis pasado estos últimos meses y que bueno,
que has tomado una actitud más firme con Mark. He de decir que hasta hoy
pensaba que Mark estaba haciendo pequeños progresos, no mucho y casi
imperceptibles, pero sus profesores y yo nos hemos dado cuenta que Mark ha
empezado a morderse un poquito más la lengua. No es que sea ahora el “Señor
educación” pero ya no se pasa el día mofándose y despreciando a compañeros y
profesores. Más bien ha pasado a ignorarnos a todos. Que no es de mi agrado,
pero sus profesores lo prefieren.
-
Eso es culpa mía, hace un tiempo, creo que fue
cuando lo de FBF le dije que sino tenía anda agradable que decir mejor se
callara (Mark había tomado la costumbre de
llamar a sus profesores FBF y no solo eso sino que encima había tenido el morro
de decirles que eran las siglas de first bachelor former pero en realidad FBF son
las siglas que se utilizan para llamar a los frequent brain farters. (Que vendría a
traducirse como “pedorros mentales” es decir gente que pregunta constantemente
obviedades cómo ¿hoy tampoco hiciste tus deberes?”).
-
Cristina
ese es un magnifico consejo, pero Mark ya debería de saber que hay una gran
diferencia entre callarse una mala crítica y la actitud pasota y descuidada de
la que le encanta hacer gala.
-
No
sé que voy a hacer con él (dijo pasándose la
mano por la casa). Pensé que estaba
haciendo progresos con él ¡y ahora esto!
-
Me
dejas que te de un consejo. Tú ahora cuando llegas a casa le metes una bronca
de esas antológicas, yo ya le he metido algo de miedo en el cuerpo, así que
tienes el terreno ya allanado. Y le dejas bien claro que de seguir así no va a
llegar a ninguna parte. Tiene casi 15 años, y creo que ya se va dando cuenta de
cómo funciona el mundo.
En
ese mismo instante sonó el timbre del recreo. Era el timbre que indicaba el
inicio del descanso de 30 minutos de de media mañana. Mark estaba tan
concentrado intentando averiguar a través del lenguaje corporal de lo que
estaban hablando el director y su madre que ni escuchó el timbre. De haberlo
escuchado, se habría metido en el baño hasta pasado el recreo. Pero cuando
Pedro entró de nuevo en la secretaria, ya no había tiempo para una rápida
retirada.
-
¿Hace
mucho que llegó? (Pedro se sentó a su lado y miró
hacía el despacho del director podía ver entre las persianas que Cristina y
Agustín estaban hablando, parecían calmados).
-
Un
rato (dijo también sin apartar la mirada del
despacho).
-
¿Qué
ha pasado? (dijo esta vez más calmado, había tenido
toda una clase de literatura contemporánea para calmarse. Mark apartó la mirada
del despachó y se quedó mirando sorprendido a Pedro. Nadie hasta ese momento
parecía preocuparle lo más mínimo su “versión de los hechos”). ¿Por qué le has emprendido a puñetazos con ese chico? (Mark
se preguntó si Pedro estaba realmente interesado en oís su versión o solo
estaba ganando tiempo hasta que saliera su madre del despacho).
-
Dijo
algo que me molestó, le dije que lo retirara y entonces dijo algo que me cabreó
aún más y le zurré.
-
¡Por
favor Mark, no me des tantos detalles! (dijo
con sarcasmo Pedro). La que tiene
dificultades con el idioma es tu hermana no tú. Sino me lo cuentas, no puedo
entender lo que te ha llevado a pelearte de esa forma con un compañero. ¡Y no
me vengas con que es un gilipollas!, porque según tú todos lo somos y no te
estás liando a puñetazos con todo el mundo.
-
¿A
caso te importa?
-
Si
no me importara no te preguntaría, esperaría a que tu madre me lo contara esta
tarde.
-
Estaban
hablando sobre las tías más…más “masturbables” de la escuela
(Mark se puso rojo al decirlo pero enseguida volvió a su actitud de
superioridad. Pedro le hizo gracia que los chicos de hoy en día a pesar de
tanta tecnología básicamente seguían siendo chicos. A la edad de Mark él y sus
amigos también hacían rankings de las chicas con las que pensando en ellas más
pajas se hacían). Ya te he dicho que son
unos gilipollas.
-
Si,
a esa edad lo son todos. ¿y qué paso dijeron a la chica que te gusta?
-
¿Qué?
¡No, Por dios! (dijo con tal cara de horror que
Pedro en seguida entendió que se trataba de Bea).
-
Bea
¿no?
-
Son
unos putos degenerados, Bea es una niña, mierda si ve le puto Club Disney a
todas horas, tiene solo 12 años, que tipo de monstruo se masturba pensando en
una niña de 12 añitos (pedro estuvo tentado
en decirle que por desgracia existían ese tipo de monstruos, pero que un chico
de 13 o 14 años se masturbe pensando en una chica de 12 tampoco se puede
considerar una monstruosidad). Además
dijo que a la holandesita bien se la follaba, que seguro que era toda una guarra
en la cama (a Pedro le hirvió la sangre, ahí se habían sobrepasado mucho). ¡PEDRO! ¡ESTABAN HABLANDO DE BEA! ¡BEA!
Si mamá aun le agarra de la mano para
cruzar la calle
-
A
ti también
-
Pero
yo me suelto (dijo muy digno y era cierto, Mark
siempre reprendía a su madre por esa costumbre suya de agarrarle la mano cuando
iban a cruzar una calle. Cris no lo hacía adrede era un acto reflejo, años y
años de hacerlo).
-
Jejeje
si es cierto, disculpa.
-
¿Tú
que hubieras hecho, eh? Hubieras dejado que continuaran diciendo esas
barbaridades de tu hermanita, todas ellas mentiras todas ellas pura maldad! (dijo
apretando los puños)
-
Soy
hijo único, pero si hubiera tenido una hermanita y alguien hubiera hablado así
de ella…supongo que también hubieran acabado llamando a mis padres de la
escuela para que vinieran a recogerme (dijo
serio).
-
¿Entonces,
me entiendes?
-
Si,
y mis padres me hubieran dado tal somanta de palos que harían que fuera más
discreto la próxima vez que tuviera que
partirle la cara a alguien por hablar mal de mi hermanita (Mark lo miró como si Pedro no fuera Pedro.
Era el cuerpo de Pedro pero no sonaba como Pedro).
-
¿Hablarás
con mamá? ¿Le harás entender?
-
Nop,
me pediste que no me metería en vuestras cosas. Y mientras tú te comportes
conmigo yo me mantendré al margen (al oír eso Mark
pensó que Pedro se mantenía neutral cuando le interesaba), habla tú con ella, cuéntale lo que a mi me has contado. Si yo que no
tengo hermanos he podido comprender tus motivos, ella que tiene 4…debería
también ¿no? (Pedro conocía a Cris, Cris no era agresiva pero defendía a
capa y espada a su familia, así que claro que lo iba a entender).
-
No
viste su cara, no va a querer escucharme. Como todos los demás.
-
Ahora
está furiosa, como yo antes, solo deja que se enfríe un poco y después hablas
con ella.
-
No
sé si ella va querer esperar a enfriarse para hablar conmigo (dijo
poniendo una mueca de dolor y llevándose la mano discretamente al trasero).
-
De
eso me encargo yo.
-
¿Por
qué?
-
¿Por
qué qué?
-
Porqué
eres majo conmigo de repente. Pero si tú no me soportas. Es por el viaje
¿verdad?
-
Mark,
hazte un favor a ti mismo y cállate. No te soporto cuando te pones en plan
insolente y desobediente con tu madre, tu hermana o conmigo. El resto de veces
incluso me caes bien.
-
Pues
tú a mí no (dijo mirándolo con desprecio. Pedro
puso los ojos en blanco de puro agotamiento)
-
Lo
sé y no me importa. No pienso irme a ninguna parte, así que vas a tener que
soportarme (Mark le lanzó una miradita de odio
pero Pedro solo se rió cosa que hizo que Mark se enfadara aún más). Mark, solo digo que, no estoy con tu madre
ni por ti ni por Bea ni por Óscar ni por nadie, estoy con ella porque la amo y
ella me ama. Así que seas un grano en el culo para mí solo es molesto, una
pequeña molestia que estoy más que dispuesto a soportar con tal de estar al
lado de tu madre. No soy ni tu enemigo ni tu amigo. Soy el hombre que quiere
hacer feliz a tu madre, y sino fueras tan crio y tan egoísta, eso debería
hacerte feliz a ti también.
-
No
eres suficientemente bueno para ella.
-
Estoy
de acuerdo, pero igualmente tu madre me ama.
Y deberías de respetarlo.
-
Siempre
hablando del dichoso respeto ¿no te cansas nunca, o qué?
-
Es
respeto es importante hace que todos podamos convivir en sociedad. Si quieres
ser respetado primero debes aprender a respetar. Y sino eres capaz ni de
respetar a la gente que amas, entonces Mark, te compadezco, porque nadie podrá
sentir respeto hacia ti (Mark lo miró
fijamente, no le gustaba las cosas que siempre le decía Pedro, era siempre tan
moralistas. Pedro le recordaba un poco a su padre, pero Pedro no era su padre,
Pedro la cagaba mucho, de eso se había ya dado cuenta, y cuando la cagaba no
solo lo reconocía sino que era capaz de reírse de si mismo) Me parece que ya han acabado (dijo
Pedro al ver que Cristina y Agustín se levantaba y se daban la mano). Silvia, me puedes vigilar a Mohamed Ali,
mientras hablo un momento con Cris en mi oficina.
-
Por
supuesto (dijo Silvia y Pedro agarró dulcemente a
Cristina por el brazo como los galanes en las películas y entraron en su
minúsculo cubículo al que llamaban despacho por no llamarlo caja de cerillas).
Hola Little,como estas?por este relato siento que has vuelto cada vez con mas fuerza.
ResponderBorrarNo quiero entrar en comentarios que me imagino estas acostumbrada a leer,por lo maravillosa que es tu mente al crear"cada universo"...que nos dejas sin aire(literalmente)...yo acostumbraba leer,no,devorar los relatos esos que escribías en tu espacio y cada día al llegar a casa corría a ver con que me encontraba según la historia que estabas tejiendo ,en verdad me traías de cabeza,ya que sos una genio mágica con la capacidad de embelesar a tus lectores,hasta que de pronto ...solo silencio y el termino brusco(según yo)de tu última historia que por lo que leí te costó terminar,...y te confieso que a mi me encantaba tanto que jamás me di cuenta que te sentías forzada a escribirla ,en fin que le vamos ha hacer verdad? ,son cosas que pasan.
No te imaginas cuanto disfruto esta tu nueva obra,has logrado captar la atención con los personajes estos,...no puedo evitar preguntarme que es lo que hace tan odioso a este niño(Mark)ya que por lo visto ya era una plaga el pobrecito ,ántes de que el padre los dejara,en verdad que se esta poniendo cada vez mejor la historia y me encantará ver como poco a poco Pedro y Cristina logran domar a esta fierecilla.
Gracias Little Hoshi,por regalarnos esta nueva historia que con cada capitulo nos haces disfrutar mas y mas,saludos
Marti.
Woaaaa Pedazo comentario para subir mi ego al olimpo de los dioses.
ResponderBorrarHahaha Me agrada saber que te gusta como escribo. Normalmente no respondo a los comentarios a menos que hagan preguntas sobre el fic. Pero al ver un comment tan largo no me quedó más que contestar.
Gracias y espero estar a la altura de tus espectativas.
Atentamente, LittleHoshi.
Comence y no pare, esta grandiosa!!!, no quisiera estar en los zapatos de Pedro y mini Oscar jejeje que genialidad LitttleHoshi, este chico Mark es TERRIBLE espanta a cualquiera y ya todo el viajecito arruinado.... siempre esperando mas de tus actualizaciones.
ResponderBorrarHola,se viene muy buena la historia,¿cuando habrán mas capitulos?
ResponderBorrarEstá muy interesante!!
su.
¡¡Little VOLVISTES!!,no lo puedo creer !!pero que alegria!!perdon por dejarte un mensajito aquí pero la verdad es que lo intenté en el otro pero no me resulta,(lo siento!!)
ResponderBorrarAhora si espero con mas ansias la continuación de esta historia,quiero saber mas de Mark,que me llena de intriga su conducta,y los nervios me traicionan y quiero saber mas y mas(de ésta y de la otra!!)¡¡GRACIAS,LITTLE,EN VERDAD SOS MÁGICA!!,SOBRETODO PARA CAUSAR ALEGRÍA EN LOS CORAZONES HUMANOS JAJA,EN VERDAD GRACIAS POR VOLVER!!
Marti