Aquella
mañana a las 11:00 Bea tenía revisión en el dentista, por lo que Cris había pedido
el día libre en el trabajo, para pasarlo entero con su hija. Cris había tenido
suerte, el jefe no estaba, y el subdirector no tuvo inconveniente alguno en
darle el día libre, es más ni siquiera se lo quiso apuntar. Cris decidió que iría
al dentista, después irían a comer juntas y después subirían hasta el casco
viejo para mirar algo que regalarle a Teresa por su primera comunión. Y como no
quería ser tan obtusa como la abuela de las niñas, también tendría que mirar
algo para regalarle a Laura. A Cris le encantaba hacer regalitos así que esa
mañana se levantó muy animada esa mañana. Y Pedro lo comprobó en seguida,
cuando al sonar le despertados a las seis como cada mañana en vez de darle un
manotazo y apagarlo, le regaló una sesión de sexo matutino de lo más
apasionado. Pedro acabó extasiado, felizmente extasiado. Se quedó un rato
remoloneando en la cama mientras contemplaba a Cristina. Cristina era una mujer
fascinante en muchos sentidos pero de todos ellos, jamás pensó que el sexual
fuera uno. Y lo era, era una mujer totalmente desinhibida, sin complejos, ni
tabús, ni reparos, era decidida y paciente a la vez, pura furia pero sin dejar
de ser dulce. Pedro no sabía nunca con que Cris amanecería o se acostaría y
aquello le hacía gracia. Porque después siempre volvía su Cris de siempre, la
Cris que veneraba hasta lo inimaginable.
Las
siete y media, sonó el despertado de Mark, ese chico siempre apurando hasta al
máximo. Hoy llegarían tarde, estaba clarísimo. Pedro se dio una ducha rápida y
dejo a Cris en la cama que ya estaba de nuevo durmiendo ¡Así cualquiera tenía
una sesión de sexo salvaje a las seis de la mañana! Ella ahora se quedaba
durmiendo y en cambio a él le tocaba tener que lidiar con una trentena de
adolescentes con la cabeza más en tontear que en conjugar verbos. Pero era
feliz, tenía esa sonrisa estúpida en la cara y sabía que le duraría toda la
mañana.
-
¡Mark,
son menos diez, hoy vuelves a llegar tarde!
(gritó Pedro desde el píe de la escalera).
-
¡No
soy el único! (gritó Mark).
-
¡Baja
de una vez! (gritó de nuevo rodando los ojos, ese
chico lo exasperaba) ¡Venga que te llevo
en coche!
-
Paso,
no quiero que me vean contigo.
-
Llegarás
tarde.
-
¡Lo
sé! (gritó de nuevo Mark que aún no salía ni
de su habitación)
-
No
seas ridículo, si vuelves a llegar tarde tu profesor enviará otra nota a tu
madre y ya sabes lo que dijo si llegaba otra.
-
¡Me
la suda!
-
¡Mark!
¡Baja! ¡Ahora! (hubo un silencio) Si he de subir yo te juro que te llevaré de
la mano hasta tu pupitre (no hubo contestación, en eso que salió Cristina
de su habitación, porque con tanto griterío no había quien durmiera y subió
como una estampida de búfalos hasta la habitación de Mark).
-
¿Mamá?
¿Qué haces en casa? ¿Y el trabajo? (Mark la miró
sorprendido, no esperaba para nada que su madre estuviera aún en casa, ella
entraba a trabajar a las siete y eran las ocho menos diez, perdón menos cinco).
-
Buff
(resopló Cristina porque estaba claro que su hijo no
escuchaba) Hoy era el día que debía de
llevar a tu hermana al dentista. Llevo toda la semana diciéndotelo (Mark
entonces cayó, sí que le había dicho algo, pero no recordaba que día). ¿Aún estás descalzo? Ya deberías de estar
en la puerta de la escuela, ponte los zapatos de inmediato y baja. Pedro te
está esperando, aún le harás llegar tarde a él también.
-
A
primera hora hay inglés (dijo con una mueca de
aburrimiento).
-
Me
da igual la clase que haya. Tu hora de entrada en la escuela es las ocho. No la
que al señor se le antoje. Pobre de ti que reciba otra nota de tu profesor
(dijo apuntándole con el dedo).
-
Jooooo
(protestó de una forma bastante infantil).
-
Mark
Erwing Geldof tienes exactamente un minuto para ponerte los zapatos, agarrar la
americana y la mochila y bajar para que Pedro te lleve…sino te llevaré yo misma
a la escuela pero a punta de zapatillazo (y
Cris se agarró su reloj de pulsera y empezó a mirarlo como si fuera un árbitro
a punto de pitar el final de partido).
Mark se metió los
zapatos de inmediato y agarró la americana del uniforme y la mochila y bajó
como si se hubiera declarado un incendio. Y para a él era algo muy parecido
porque de quedarse más en su habitación su madre le hubiera bien rustido el
trasero. Pedro rodó los ojos y tomó las llaves del coche. El chico ya llegaba
tarde así que al menos que se obrara un milagro cuando Mark regresara a casa
con otra nota de su profesor de inglés habría fuegos artificiales en la planta
de arriba.
Pero los milagros existen,
y tras un trayecto en el que Pedro no paró de darle la brasa con la importancia
de ser puntual y de asistir a todas las clases, incluso a aquellas que no le
resultasen atrayentes. Mark cuando dijo eso lo miró como si estuviera hablando
chino. Para Mark ninguna de aquellas clases era para nada atrayente. Todas era
un auténtico aburrimiento, molesto a más no poder y una total y completa
pérdida de tiempo. Pero Mark se supo morder la lengua, no porque se hubiera
hecho más sabio en esas tres semanas, sino porque le encantaba tratar a Pedro
con desprecio o indiferencia, según se le apeteciese en cada momento. Al llegar
la puerta de la escuela ya hacíaa rato que estaba cerrada, así que entraron por
conserjería. Pedro estaba dispuesto a escoltar a Mark hasta la mismísima puerta
de su aula solo para asegurarse que no se saltaba otra clase. Pero Silvia los
detuvo.
-
Tú,
Marky, como siempre haciendo gala de tu puntualidad Suiza (dijo
con sarcasmo). No corras, el profesor
Beltrán ha llamado y ha dicho que no vendría hoy que se encontraba indispuesto.
-
¡Jejeje
genial! (dijo haciendo una especie de gesto como
si acabará de hacer un touchdown).
-
¡Mark!
(le reprendió Pedro que no veía bien que se
alegrarse de esa forma de que alguien estuviera enfermo).
-
Gracias
tía Silvia ¿está abierta la cantina? No me dejaron desayunar (Pedro
lo miró estupefacto pero como podía tener esa frescura)
-
Hasta
las diez no, pero espera (y sacó de dentro de
uno de los cajones de su escritorio un sándwich y un zumo), toma nada, yo ya me compro algo luego, pero
desayuna algo.
-
Gracias,
tía Silvia, hoy estás muy guapa (dijo saliendo
corriendo por el pasillo en dirección a donde estaban las aulas de los de su
curso).
-
¿No
le habéis dado de desayunar? (dijo mirando a Pedro
con reproche)
-
¿Tú
que crees? (Silvia alzo una ceja) Volvió a intentar saltarse la primera
clase de la mañana, casi me hace llegar tarde a mí también, y yo tampoco he
desayuno, gracias, por preguntar.
-
Pues
te tendrá que esperarse a las diez que habrán la cantina, profesor Martín (y
se reanudó su trabajo muy digna ella)
-
Grrrrrrr
(Pedro se dio cuenta que acaba de gruñir como solían
hacerlo Cristina y Mark y aún le dio más coraje. Con lo bien que había empezado
el día…)
Pedro
al llegar a casa a la tarde, estaba cansado, estaban a dos semanas de acabar el
curso y todo eran puro estrés y agobios porqué todos querían acabar el temario
a tiempo y poder aún repasar las lecciones más conflictivas. Para los alumnos
del último curso era mucho peor, porque ellos tenían que prepararse para las pruebas
de acceso a la universidad y debían asegurarse que no se dejaban ningún cabo
sin atar. Y él se ponía tan nervioso como ellos porque quería dejarlos bien
preparados para poder enfrentarse a las pruebas.
Pedro
al llegar a casa se estiró un ratito en el sofá y después de puso a corregir
pruebas y ejercicios. Estaba tan cansado que cuando miró el reloj y vio las
ocho de la tarde, salió pitando y se olvidó cerrar los cajones de su despacho
con llave como solía hacer. Pedro salió corriendo a por Cristina y Bea habían
quedado que pasaría recogerlas cerca de la plaza de Fuego que estaba cerca de
la zona comercial donde pretendían mirar los regalos de comunión y no-comunión
para Teresa y Laura.
Mark
al oír el portazo y después un total silencio, salió de su cuarto y bajó a la
primera planta, se había quedado solo en casa. Por primera vez des de que se
mudaron tenía la casa solo para él. Así que lo primero que hizo, como cabría de
esperar, fue comprobar que el mueble bar estaba abierto o cerrado. Estaba
cerrado, ese maldito maestrillo era un puto desconfiado, Mark dio un bufido y
fue a la nevera a ver si había alguna cerveza. ¡Bingo! Al menos, cervezas
había. Se abrió una y le dio un largo trago, estaban en el mes de junio y
empezaba a hacer calor y aquello entraba la mar de bien. Mark recorrió la casa
mientras disfrutaba de aquella cervecita. Pasó por el lado del despacho de
Pedro y vio que se había dejado todo por medio, sonrió y entró.
Mark
se puso cómodo en la silla de Pedro y empezó a mirra aquellos papeles, eran ejercicios
de sus alumnos, Mark no entendía la mitad porque el estaba dos cursos por
debajo, así que enseguida se cansó. Y empezó a juguetear con las manillas de los
cajones, es algo que hacía des de muy pequeño, era algo inconsciente para él.
Jugando con las manillas uno de los cajones se abrió y Mark se sintió como
debía sentirse Cristóbal Colón cuando avisto tierra. Abrió el cajón dispuesto a
indagar en los tesoros que allí guardaba Pedro.
No
había mucho tesoro, hojas, cuadernos, carpetas…espera había una carpeta que
ponía exámenes de literatura española de bachillerato. Mark lo abrió y comprobó
que allí estaban 4 ejemplos de exámenes para los del último curso. Mark no supo
que hacer, cerró rápidamente la carpeta, como si instintivamente supiera que él
no debería ver eso. Pero al cabo de unos segundos, la volvió a abrir y sonrió
maléficamente. Mark corrió a su habitación y tomó la primera libreta que tuvo a
mano, la bajó y apuntó en la última hoja todas las preguntas de los exámenes.
Iba a hacer una pequeña fortuna gracias a eso. Probó a abrir el resto de
cajones, pero no hubo suerte, estaban cerrados. Daba igual, aquella incursión
había sido muy fructífera.
Al
regresar Bea, Cris y Pedro a casa, Mark ya hacía un buen rato que había
regresado a la cueva, como lo llamaba Pedro. El chico no era especialmente
ordenado que digamos, Mark como la x
tendía a infinito, es decir tenía una capacidad de expansión que ¡Ni el
Universo en todo su esplendor! Pedro lo comprobó el mismo día que llegaron.
Cuando subieron a decirle que sus tíos querían hacerse una foto para recordar
ese primer día, vio que ya los cajones estaban la mitad abierto con cosa
saliendo de allí y un montón de cosas sobre la cama y la silla del escritorio.
¿No debía hacer ni una hora que había hecho posesión de la habitación y aquello
ya no parecía un cuarto salido de una revista de decoración sino más de una
mala película de terror). Cristina tuvo que llamerlo 4 veces para que bajara a
cenar, y no tardaron en darse cuenta cierto olorcillo a cerveza que provenía
directamente de Mark. Pedro abrió la nevera y miró el estante donde tenía las
cervezas, del pack de 12 que había comprado el día anterior solo quedaban 9, y
él solo se había bebido una.
-
La
cena ya está fría (le dijo Pedro. Mark lo ignoró y se
sentó y empezó a comer) ¿Te apetece algo
de beber? (mientras le echaba un poco más de agua en el vaso a Bea) ¿Otra
cerveza Mark quizás? Veo que te gusta mucho mi cerveza, ¿Cuántas te has bebido en
el ratito que he ido a buscar a tu hermana y a tu madre? (Mark se puso muy
tenso, como aborrecía a aquel hombrecillo miserable, porque había que ser
miserable para contar las cervezas que se tenían en la nevera).
-
¿Mark?
(Cristina dejó el cubierto de golpe y fulminándolo
con la mirada).
-
¡Solo
tomé un par, te quedan un montón! (le dijo
indignado Mark e ignorando las claras señales que le enviaba su madre que
estaba caminando por arenas movedizas)
Toma anda (se sacó unas monedas del bolsillo) aquí tienes el dinero de tus dos puñeteras cervezas.
-
¡Mark!
Sube a tu habitación y me esperas (dijo su madre)
-
Pero
si aún no he cenado.
-
Te
has quedado sin cena, ¡Sube!
-
Pero…¿Me
vas a dejar sin cenar? (Mark no se lo podía
creer ese castigo era algo para niños traviesos o algo así, él era un hombre,
ese no era castigo para un hombre. Aunque no tenía muy claro cuál era un
castigo para un hombre, sabía a ciencia cierta que aquel no lo era).
-
Si,
seguro que no puedes tener hambre después de haber bebido tanta cerveza.
-
Solo
fueron dos latas
-
Ni
dos latas ni dos hostias, maldita sea Mark, te he dicho que subas a tu cuarto
de una vez.
-
¡Como
quieras! Tampoco quiero cenar con vosotros
( y se levantó de muy malos modos de la mesa tirando la silla donde había
estado sentado).
-
¡Mark,
recoge la silla! (dijo su madre pero más bien
parecía una orden divina, pero de uno de esos dioses chungos, de esos que les
gusta torturar a los mortales).
-
¡Recógela
tú! (Pedro se levantó estaba bien dispuesto
a poner a ese mocoso en su sitio pero Cristina se le adelantó y tomó la cuchara
de palo con la que había removido la ensalada y empezó a darle cucharazos en el
trasero hay mismo. Mark se retorcía de todas las formas habidas y por haber
para esquivar los golpes de la cuchara. Y por unos instantes parecía que
Cristina y él estuvieran jugando al pilla-pilla alrededor de la mesa de la
cocina donde estaban cenando. Pero ese correteo solo hizo que algún que otro
golpe cayera en zonas a las que no estaba acostumbrado a recibir palmadas, como
la mano, la pantorrilla, la cadera o el brazo, aparte de por supuesto su
trasero que recibió unas cuantas de muy certeras)
-
Plack,
plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack,
plack, plack, plack, plack.
-
Ayyyyyy,
ya, ya, ya la recojo Aau auu ay ya, ya, para mamá ayyyy yaaa por favor aaau (y
se apresuró a poner al silla en su sitio mientras su madre aún le daba 4 azotes
más con la cuchara) lo siento, auuuu,
perdón.
-
Plack,
plack, plack, plack,
-
Aaaaau
ayyyy no más, lo siento, lo juro Aaaaay.
-
Sube
a tu cuarto y que no tenga que volver a repetírtelo.
-
Noooo
(sobándose el culo), ya subo (y finalmente subió a su habitación)
-
Tres
semanas (dijo Pedro en cuanto estuvo seguro que
Mark estaba ya en su dormitorio).
-
¿Tres
semanas qué? (dijo aún medio cabreada Cristina)
-
Que
ha sido su record, ha sido capaz de estar tres semanas sin faltarte al respeto.
Quizás la próxima vez, logré cumplir el mes. Deberíamos comprarle una tarta o
hacerle una fiesta o un regalo ¿no crees?
-
Déjalo
ya, Pedro. No estoy de humor.
-
Cris,
solo digo que…es capaz de comportarse más o menos bien. Si ha podido estas tres
semanas ¿quién dice que no pueda 4? ¿o 12?.
-
Mark
sabe comportarse, mejor que tú y yo juntos, ese no es el problema, el problema
es que no le sale de los cojones comportarse! (y
se levantó toda furiosa de la mesa y se fue a su dormitorio y se metió en la
cama).
-
Me
parece que lo más sabio será que está noche duerma en el sofá.
-
Jejeje
(se rio picarona Bea. Y Pedro aprovechó para hacerle
cosquillas, al menos alguien no estaba de mal humor en aquella casa) ¿Y de que te ríes tú brujilla?
-
Jajaja
-
No,
Pedro para, nooo jajajaja.
-
Tres días más tarde.
Ring ring ring (el
teléfono sonaba sin cesar)
-
Un
tarde que tengo la casa para mí solo y tienen que fastidiarme la siesta. Bufff (resopló
y descolgó el teléfono) ¿diga?
-
¿Pedro?
-
Hola,
Gabi
-
¿Estabas
haciendo algo? Si te molesto hablamos el lunes en la escuela.
-
No,
estaba echando una cabezadita, ayer dormí fatal. ¿qué querías?
-
Quería hablar con Cristina, pero tú ya me
vales.
-
Si
es por Mark, mejor hablas con ella.
-
Claro
que es por Mark ¿no lo es siempre?
-
Jajaja
que preguntas hago yo también ¿verdad? ¿qué ha hecho ahora?
-
Más
bien ¿qué ha dejado de hacer?
-
¿Los
deberes otra vez? ¡Maldición! No sé cuántas veces le ha dicho ya su madre que
debe de hacer las tareas que le ponga en la escuela.
-
Pues
no las suficientes, Pedro. Esta semana ni un día, ni uno, ni aquello por accidente,
nada, ni un ejercicio se dignó a presentarme. Lo peor es que con tu hijo
(Pedro se quedó conmocionado al oír que lo llamaba su hijo pero ni pudo
protestar ni nada estaba en shock) nunca
se sabe, por ejemplo los ejercicios de historia los tenía hechos, pero no se
los presentó a su profesora. Y cuando Maite (que es como se llamaba la
profesora de historia tanto de Bea como de Mark) le preguntó ¿Por qué no se los
presentaba si los tenía hechos? Le dijo que él –“pasaba de eso”. Así ya que no
sé si no los hace o solo no le da la gana presentármelos. Deberías hablar tú
con él. Parece que a ti te hace un poco más de caso.
-
¿A
mí? Jajaja Pero si solo me ignora o me hace feos.
-
Ese
chico va a tirar el curso por la borda estamos ya casi acabando y como no se
esfuerce en los exámenes finales todo lo que no se ha esforzado durante el
curso, le van a quedar casi todas para septiembre.
-
Bufff
(dio un bufido y se pasó la mano por la cara).
-
Bueno,
dile a Cristina que me llame, hoy estaré en la escuela hasta las siete, sino
¿tienes mi teléfono de casa, verdad?
-
Si,
en la agenda.
-
Pues
que me llame a casa, pero mejor lo hablamos ya hoy. Quizás si habla con Mark
pueda hacer un esfuerzo final y salvar algo del curso.
-
Ya
se lo diré, no sufras, cuando llegue del trabajo hablo con ella.
-
Gracias,
nos vemos mañana.
-
Hasta
mañana (colgó el teléfono. Mark se quedó
sentado un rato mirando al vacío. Él como profesor había hecho ese tipo de llamadas
decenas de veces, y siempre que las hacía sentía como si “los padres pasaran de
sus hijos y no les importara nada su futuro” que distinto lo veía ahora des de
la otro lado de la barrera).
Pedro
se tomó un café Y se fumó un cigarrillo para despejarse un poco y subió a la
cueva de Mark, quería averiguar si Mark no estaba haciendo los deberes o
simplemente aquel era otro de sus actos de rebeldía. Encontrar las libretas de
Mark no fue difícil, las tenía tiradas entre el suelo y la cama. Pedro tenía
que hablar con Cristina sobre el desorden de la habitación de Mark pero ya.
Agarró la libreta en la que en la portada ponía ALGEBRA y la abrió para
ojearla, hizo lo típico de pasar las hojas rápido para buscar la última
escrita, pero se dio cuenta que Mark escribía tanto de principio a final como
de final a principio. ¡Ni en eso era ordenado! De repente se detuvo en unas
anotaciones hechas a lápiz y con demasiado letra para ser de algebra. No pudo
evitar leerlas, estaba convencido que sería los deberes de otra asignatura,
mezclados con los de algebra, eso no sería raro en el caos mental que llevaba
Mark. Pero se quedó helado cuando al leerlo comprobó que eran las preguntas del
examen de literatura y lengua española que les había puesto esa mañana a los de
penúltimo curso. Pedro tuvo que sentarse en la cama porque por unos instantes
le flojearon hasta las piernas. No fue hasta que sintió la puerta de casa
cerrarse que volvió en sí. Debió de estar al menos media hora, allí, sentado
contemplando la libreta, sin reaccionar. Bea y Cris como siempre corrieron a encerrarse en sus habitaciones, sabían que su
madre estaba con su tío óscar ayudándole en una cosa de la tienda y no
regresaría hasta las seis y media. Así que para evitar conversar con Pedro
ambos “huyeron” a sus habitaciones. Al entrar en su dormitorio y ver a Pedro
allí, Mark se sintió violado. Aquel era su espacio personal, aunque fuera su
casa no tenía derecho a entrar sin su permiso y menos cuando él no estuviera.
Mark estaba a punto de montarle una de bien gorda cuando Pedro se levantó de la
cama como si tuviera un muelle en el culo y empezó a respirar por las narices
como un toro a punto de envestir.
-
¿Me
puedes decir que narices hacían las preguntas del examen en tu libreta? (Pedro
dijo más que furioso)
-
¿Qué
hacías hurgando en mi libreta? (Mark aún no se había
dado cuenta de lo que estaba hablando Pedro y seguía molesto por esa
intromisión).
-
Tu
profesor de algebra ha vuelto a quejarse que no haces los deberes que os manda
para casa. Quería ver si es que no los hacías o como viene siendo costumbre no
te daba la gana entregárselos.
-
No
tenías derecho (ahora Mark ya no estaba molesto
estaba cabreado)
-
Mark,
contesta a la pregunta que te he hecho ¿qué hacen las preguntas de mi examen de
literatura en tu libreta? (Mark se quedó mudo) ¿se las has dado a alguien? (Pedro
preguntó furioso, pero Mark no dijo nada solo agachó la cabeza)
-
MARK
NO ES MOMENTO PARA TONTERIAS ¿SE LAS HAS DADO O NO SE LAS HAS DADO A ALGUIEN? (Mark
dio un paso atrás y tragó saliva. Pedro esta fuera de sí y su madre no estaba
en casa para interceder por él, aunque no estaba del todo que intercediera
mucho, pero prefería enfrentarse a su madre que a Pedro).
-
¡ÓLVIDAME!
LARGO DE MI HABITACIÓN (Mark lo empujó para
que saliera de su habitación. Aquello ya fue la gota que colmó el vaso para
Pedro, que al segundo empujón le agarró por la muñeca y tiró de él hasta la
cama, entonces se sentó y lo puso sobre sus rodillas, todo fue tan rápido y tan
grácil que parecía sacado de una coreografía de danza). ¡NO! ¡SUELTAAAAA! ¡NO! ¡NO PUEDES!
-
¿No
puedo? ¿Oh, en serio? vamos a ver si puedo o no puedo
(y agarró una de las chanclas que Mark tenía debajo de la cama y empezó a
zurrarle de valiente). PLAFF, PLAFF,
PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF,
PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF,
PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF,
PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
NO, NO, PARA, PARA, SE LO DIRÉ A MAMÁ AAAAAAAAYYY
-
CLARO
QUE SE LO DIRÁS A TU MADRE, Y SI ELLA QUIERE DESPUÉS TOMARSE SU TIEMPO CONTIGO,
YA ES COSA VUESTRA MARK, PERO AHORA ES DE MI DE QUIEN DEBERÍAS PREOCUPARTE
PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF,
PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF,
PLAFF, PLAFF, PLAFF
-
NOOOOO
PARA PARA, LO SIENTO, PARA, NOOOO, ME HACES DAÑOOOOO AY AY
-
Esa
es la idea Mark, esa es la idea PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF
-
Auuuuuuuuuuu
nooo, solo se lo he dado a un par de chicos, me prometieron que no se los
darían a nadie más aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay aaaaaaau para para aaaaaaaaah (Pedro
se paró en seco)
-
Nombres,
quiero Nombres.
-
No
sé, uno es el capitán del equipo de baloncesto.
-
Muy
bien ese es Javier Pastor ¿y el otro? (dijo
como si quisiera arrancarle todos los huesos del cuerpo y zurrarle con sus
propios huesos).
-
No
lo sé
-
PLAFF,
PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF,
-
Aaaaaaaaaaah
el hermano de Pancho.
-
¿Quién?
(se volvió a parar)
-
El
hermano de Pancho Borromeo bwuaaaa.
-
Ese
debe de ser Jacinto Borromeo ¿no?
-
Si,
creo que si, ¿Lo llaman Jazz, no?
-
Menudo
par de…si, ese. Ni te muevas, ahora mismo vuelvo (Pedro
lo dejó sobre la cama sobándose y llorando y bajó a su despacho y buscó los
exámenes de esa clase y tomó primero los de esos dos alumnos y comprobó que
todas las respuestas estaban perfectamente contestadas. Dio un golpe en el
escritorio de pura rabia, después comprobó del resto de alumnos de ese grupo.
Afortunadamente los demás era exámenes con errores y los que no eran porque
eran de los alumnos de matrícula. Pedro tomó la regla de metal de su escritorio
y subió para el cuarto de Mark. Al entrar vio como el chico no se había movido
ni un milímetro, se volvió a sentar en la cama y esta vez no tuvo que forcejear
nada, era como mover un peso muerto eso sí. En un segundo Mark volvía a estar
sobre su regazo)
-
Tienes
suerte que esos dos no se lo pasaran al resto de sus compañeros, sino te juro,
Marky que de la que te iba a dar no ibas a poderte sentar hasta el día del
juicio final, y por si acaso reza porque la vista del juicio te la permitan
hacer de píe. PLACKA (dejó caer el primer
reglazo. Mark se quedó sin aire en los pulmones, ni siquiera le salió el gritó,
se quedó todo rígido hasta que un segundo más tarde su cuerpo reaccionó)
-
Aaaaaaaaaaaaaaaaarghh
(y miró para ver que diantre era aquello. Cuando vio
la regla de metal no podía ni creérselo) ¿Qué
es eso?.
-
Una
regla antigua de aparejador, era de mi padre. Y Mark (le
advirtió) te aseguro que puede doler
mucho más. PLACKA (efectivamente ese reglazo dolió tres veces más de lo que
había dolido el primero. Mark pensaba que iba a morir en ese mismo instante ¿se
puede morir de nalgadas? Se preguntaba a si mismo).
-
PLACKA,
PLACKA, PLACKA PLACKA PLACKA (Pedro le dio 6
reglazos no tan fuertes como el segundo, pero igualmente aquello dolía
horrores).
-
Noooooooooooooooo
bwuaaaaaaaaaa bwuaaa (Mark lloraba casi al
punto de la extenuación, le costaba hasta respirar, el diafragma estaba
sobresforzándose de manera para poder hacer entrar aire a los pulmones con
normalidad)
-
¡LEVANTA!
(le ordenó pero Mark no tenía fuerza, solo era un
pelele sobre las rodillas de Pedro. Pedro se dio cuenta y maniobró la mano para
desabrocharle el pantalón. Odiaba hacer eso porque le hacía sentir como un
pederasta o algo así. Logró desabrochárselo y le bajo pantalón y calzoncillo de
un tirón hasta las rosillas, lo volvió a colocar bien y miró como se había
dibujado las líneas de la regla en el trasero de Mark. Aquel reglazo que había
dado con más fuerza se veía más nítido y era fácilmente reconocible). Ok Mark, te voy a enseñar yo a que no se
toca en mis cosas y a que no puedes vender exámenes a mis alumnos, que por
cierto es un delito y podría echarme del trabajo por ello.(Y descargó su
mano, sabía que a esas alturas la mano sería suficiente) PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS,PLASS, PLASS, PLASS, PLASS,
PLASS,PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS (Pedro
solo tuvo que darle 20 nalgadas, no hicieron falta más, la sesión de zapatilla
y definitivamente los 6 reglazos ya hicieron bien el trabajo. Pero con esas
nalgadas quería dejarle claro a Mark, que él era el adulto al cargo allí, qué
él no era un igual y que debía de temer la mano dura de su padrastro, aunque
odiara ese nombre y ninguno de los dos estuviera dispuesto a reconocer que ahora Pedro era el padrastro de
Mark y Mark el hijastro de Pedro. La mano en el culo desnudo implicaba muchas
más emociones que la correa o la zapatilla o cualquier otro implemento.
Significaba dominación, Mark debía doblegarse ante él. Sonaba horrible pero él
era el adulto y estaba en su casa y dios aquel chico un día iba a lograr que lo
expulsaran o que lo metieran preso, y aquello le enfurecía más que el hecho que
anduviera buscándole las cosquillas siempre).
-
Bwuaaaaa
Me pegaste como a un niño pequeño (fue lo primero
que pudo decir Mark, aún entre sollozos, al levantarse Pedro y dirigirse hacía
al puerta. Pedro se esperaba más un “cabrón” “hijo de puta” o un “te odio”
aquello le dejo fuera de combate)
-
Nunca
le daría con la zapatilla o con esa regla a un niño pequeño, Mark
(le dijo Pedro haciendo como que no lo había entendido).
-
Nooooo.
Me pegaste en el culo, con la mano (alcanzó a decir con mucho esfuerzo porque estaba
agotado)
-
(Pedro se volvió a
sentar en la cama, notó como Mark se puso tensó y empezó a respirar más
agitado. Instintivamente le acarició la cabeza, como había visto a Cris hacer
en otras ocasiones. Mark se calmó en seguida) si, lo hice (y no dijo nada más, ninguno de los dos lo hizo. Mark
se quedó llorando intentando recuperarse y Pedro continuó sentado a su lado
acariciándole el pelo).
-
¿En
serio se lo dirás a mamá? (dijo una vez estuvo
recuperado poniéndose rápidamente el calzoncillo).
-
He
de hacerlo eres su hijo.
-
Eso
no te ha importado mucho para castigarme tú
(dijo entre puchero y reproche).
-
Jajaja
Mark de verdad no dejas de sorprenderme nunca. ¿qué esperabas que hiciera que
te aplaudiera?
-
No,
pero, no sé, que esperarás a mamá y que ella…bueno ya sabes.
-
Lo
siento, quizás debí esperarla, pero fue a mí a quien le hurgaste en sus
cajones, fue a mí a quien le robaste las preguntas de los exámenes y fue a mí a quien has metido en
un lio en el colegio por tu venta. Dime que al menos has sacado mucho
-
40
euros (dijo timidamene)
-
¡Maldita
sea! ¿Eso crees que vale mi carrera? ¿40 euros? De buena gana te daba otra
paliza (Mark tragó saliva).
-
Lo
siento. No pensé que podría traerte problemas, en serio, no soy tan cabrón.
-
¡Habla
bien, Mark! O te lavaré la boca con jabón como aquella vez ¿te acuerdas?
(que pregunta más estúpida pensó Mark. Claro que se acordaba, aquello fue
ultrajante)
-
Pedro,
no se lo digas a mamá, por faaaa No es como si me fuera a salir de rositas de
esta, tú ya me…
-
Si,
te he dado unos buenos y merecidos azotes, pero no me pienso mentirle a tu
madre.
-
No
le mientas, solo te pido que no le cuentes. Por fa, ella quiere que todo salga
bien entre nosotros, ya sabes, que no la dejarás por mi culpa, como con…
-
Mark
¿qué dices? Tu padre nos abandonó por ti (dijo
Pedro alucinando)
-
Quizás
si hubiera sido mejor hijo, se lo hubiera pensado.
-
¿Bea
es mala hija?
-
No,
claro ella es el “angelito” (dijo con ironía pero
Pedro no supo verla).
-
Y
también la abandonó ¿No? ¿Y tu madre, tú madre es mala?
-
¡No!
(dijo un poco molesto por la pregunta)
-
Pues
ahí tienes tu respuesta, tu padre se fue y os dejo por lo que fuese, pero te
aseguro que no fue porque tú fueras un mal hijo. Mark, eres un grano en el culo
y de buenas te mandaba de una patada a una escuela militar, pero no eres un mal
hijo, y si te dicen lo contrario es que no te conocen. Tu madre jamás ha
pensado eso y conocía algo a tu padre y solo hacía que presumir de hijos.
-
Pero
se cansó y se fue.
-
Buffff
no sé qué es lo que lleva a un hombre a tomar la decisión de abandonar a su familia
e irse, no lo sé Mark, no puedo ayudarte en eso. Eso solo puede decírtelo tu
padre. Pero esto sí que te lo puedo decir, a pesar de tu pasotismo, de tus
malas caras, de tu mala educación y de tus muchos defectos deplorables todos (Pedro
aprovechó para reñirle una vez más. Mark solo puso los ojos en blanco, cosa que
le hizo reír, porque no hacía ni una hora que estaba llorando sobre sus
rodillas), nada de eso, cambia esto (y
le tocó donde está el corazón) Y ni Bea
tiene uno tan grande como el que tienes tú.
-
Eso
es una mariconada muy bonita Pedro
-
Mira
niño, yo me rindo, me voy porque sino acabaré saliendo en las noticias por
haberte estrangulado Bufff
-
Jooo
¿no hay beso de reconciliación?
-
Mi
mano va a besar tu culo si sigues con la guasita ¿he de entender que no te di
lo suficiente que ya me estás intentando tomar el pelo otra vez Marquitos? (dijo
arremangándose las mangas)
-
No,
no, no (se apresuró a decir) hiciste un trabajo impecable (Pedro lo
miró incrédulo) quiero decir,…esto…que
…¿no, señor? (Mark no sabía cómo salirse de esa).
-
Buffff
(resopló de nuevo y agarró la puerta y antes de
cerrarla le dijo) No le diré nada a tu
madre a menos que pregunte.
-
Gracias
-
No
me las des, no me siento bien haciendo esto.
-
No
es como mentir solo es no explicarle todo.
Curioso Little,como ciertas cosas pueden funcionar en relaciones como la de un jovencito y un "padrastro"...un castigo fuerte+cariño+un poco de complicidad y...como resultado un paso mas en la "doma" de un animalito salvaje.
ResponderBorrarApenas veo surgir tus actualizaciones me voy de cabeza ha ellas,y cada vez las disfruto mas,gracias!....Marti
A mi también me paso se dio cuenta que saque malas calificación mi hermanastro me puso sobre sus rodillas medio una tanda de nalgadas con la palma de su mano el poto me dejo ardiendo
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