Capítulo ocho
-Hijo, si no me dejas darte el jarabe, tendrán que
bajarte la fiebre con una inyección, es eso lo que quieres?!- Amenazó Ricardo,
un tanto nervioso por el estado de salud de Rafael.
-No!! Buaaa!! No quiero nadaaaa- Lloraba como un
loco, lo que hacía que le diera más temperatura.
-Shhhh... yaa!! No llores, mi principito! No ves
que te da más fiebre, mi bebé?! Abre la boquita y toma el remedio, hijo. Por
favor. Hazlo por papito y por mamita. -Le decía con la voz tranquila y
arrulladora que pudo conciliar.
-Pero es malo- Dijo Rafa con un puchero triste...
-quiero que venga Sami... yo me lo tomo si traes a Sami-
-Hijo, Sami debe estar descansando. -
Intervino Helena, sintiéndose algo celosa. -No seas caprichosito y toma el
jarabe, ya, sí?!
-No!!! Quiero a Sammiiiiii- Lloró más fuerte. Había
sonado como un niñito en pleno berrinche, pero a él no le importaba mucho eso.
Sólo quería al amor de su vida a su lado.
Helena resopló, a punto de decir algo, pero Ricardo
la interrumpió.
-Amor?! Creo que sería mejor si la llamamos. Quiero
que se tome el jarabe y no le suba más la temperatura... Tal vez Samanta no
tenga inconvenientes de venir. -Comentó papá.
-Escucha a mi papi, mamita lindaaaa-
-Hijo, no seas malcriado y abre la boca. O sino ya
sabes de lo que soy capaz - Helena no era precisamente la reina de la
paciencia ese día, que tan largo le estaba resultando.
-Eres mala!! No te quiero- Lloró con pesar -Papito
lindo, llama a Samy y me tomo todito el remedio
Ricardo lo acomodó entre sus brazos, consolándolo.
Rafael parecía tan frágil así- No crees que estás siento poco tolerante con el
niño, Helena?! -Dijo con algo de reproche en su voz- Está enfermito....
Por qué no la llamas y le dices que yo la busco y luego la llevo... - Y por
mucho que Ricardo intentó sonar pacífico, Helena se sintió
desautorizada.
-Ricardo, que sientas culpa por tus años de
ausencia te nubla la mente- Le dijo furiosa, para luego tomar a Rafael de un
brazo -o abres la boca o te inyecto- Le advirtió
-Auuu... buaaaaa... malaaaaa.. déjameee...
suéltameee!! Papitoooo, dile que nooo!! - Se quejó sufridamente.
Ricardo la miró serio, intentando apartarle la mano
del brazo de su hijo -Creo que a quien se le nubló la mente es a ti. No te
das cuenta del estado de nuestro hijo?!!!-
-Haz lo que quieras- Dijo soltando a Rafael y
yéndose a ver a Martin... ella sabía que estaba siendo irracional pero le
aterraba el poder que tenia Samanta sobre su hijo.
-Ves, papito?! Mamá no me quiere!- susurró Rafín,
haciéndole pucheritos a su padre.
-No, mi vidita! sólo está preocupada porque no te
quieres tomar el remedio
-Pero yo quiero que mis dos reinas me mimen,
papito!!!-
-Te tomas el remedio y yo llamaré a Sami para que
mañana te venga a mimar y yo voy a buscar a tu mamá- Le dijo en son de paz
-Está bien!- Dijo cruzándose de brazos, aunque ya
estaba planeando una travesura.
-Abre la boquita- dijo para darle el jarabe
Poniendo una cara de asco, Rafita dejó que su
papito le diera el medicamento
-Uhmmmm, papi, está rica!!-
-Viste campeón?! Y tú que no querías tomártelo- Le
tomó la nariz.
-Ve por mamita, papá! - Le dijo
-Claro bonito- Susurró la respuesta, inclinándose
hasta quedar a la altura de los ojos de su niño para darle un beso en la
frente, y salió en busca de su amada.
En cuanto Rafa estuvo seguro de que su papi no lo
escucharía, sacó su celular de debajo de la almohada y marcó a Sami
-Gatita, el ratoncito está enfermito- Le dijo con
un puchero
-Qué le pasó a mi ratoncito?!
-El Tingo me botó y me pegué en mi cola... y me
duele mucho y me dio fiebrita-
-Ohh, mi bebecito! -Se escuchó la voz coqueta del
otro lado- Quiere el enfermito que me ponga mi traje de enfermera y le vaya a
dar muchos mimitos! Quieres, amorcito?-
-Para eso te llamaba, mi gatita sexy-
-Espérame en la camita y nada de moverte, hermoso!
Estaré ahí muy pronto!
-Te espero- dijo escondiendo el celular, justo a
tiempo para que mamá no lo descubriera.
-Cariño?!- Mamá asomó la cabeza por la puerta.
-Puedo pasar?
-Depende... te disculparás con papá?!-
-Ya lo hice, mi dulce! Venía a disculparme
contigo....- Le dijo, sentándose a su lado, agarrándole la manito.
En ese momento Rafa le hizo un puchero.
-Mamita?!... no te enojes conmiguito... pero llamé
a Sami- dijo escondiendo su carita.
-Qué?!... Pero papá dijo que la llamaría mañana...-
Le habló entre sorprendida y enojada.
-No me pegues, mamita- le rogó.
-No, mi niño! No habrá tan tan en esa colita porque
ya tuvo suficiente por hoy- Helena le dio un beso.
-Sólo quería verla, mamita... me portaré bien, lo
prometo!- le dio un beso en la mejilla.
-Eso quiere decir que estará aquí en unos
momentos... Hijo, no quiero que se quede a dormir. Puede hacerte compañía un
rato, pero papá la llevará a su casa después. No puede quedarse, cielito... no
está bien...
-Por qué, mamita?! No es como que pueda hacer algo,
si me rompí mi colita de mono- dijo triste.
-Pero no es correcto, tesoro!!-
-Está solita, mami... tiene la edad
de Martín y su mamá no la quiere-
-Ay, hijito!!... - Mamá le hizo un mimito en la
mejilla y lo pensó un poquito. Sería cierto eso?!- Uhmm... haremos esto,
cariño, Sami puede quedarse a cenar pero luego prefiero que tu papito la lleve
a su casa. Ahora quiero que descanses, amor!
-Yo también quería pedirte disculpa, mamita... yo
te quiero mucho-
-Y yo a ti, mi monito- Se abrazaron fuerte, y
Rafael dejó que su mamita lo mimara mucho, hasta que ambos sintieron el timbre
y los pasos de papá que se dirigían a la puerta principal.
-Hola suegrito- Dijo Sami vestida de sexi enfermera
que dejó con la boca abierta al suegro-
-Samanta?! Qué haces aquí a éstas horas.... y
vestida así?! - Ricardo suspiró hondo -Rafaeeeeeeeel!!!- Gritó por sobre su
hombro, lo suficientemente fuerte como para que Rafa se esconda debajo de las
mantas.
-Mamita, defiéndeme del papito-
-Ay, mi hijo! -Tú tiraste la piedra y ahora
escondes... la colita!!!-
-Sí, mami... sino no tiene gracias- Se rió... la
temperatura le había vuelto a subir
-Voy por el termómetro, Cariño-
-Dile a Sami que venga- Rogó con un puchero,
mientras le caía una lagrima por su carita. Estaba seguro que del pinchazo no
se salvaba esta vez
-Está bien, hijito- Helena abrió la
puerta justo en el momento en que Ricardo llegaba con Samanta. Ricardo se adelantó
y la tomó de un brazo. -Mi amor, Sami vino a cuidar al nene- Dijo, con los cachetes colorados de
aguantarse la risa.
-Ricardo... hoy duermes en la perrera- Le dijo
entre dientes
-Pe-pero yo qué hice?!- Pero ella sólo lo miró muy
enfadada -Samanta, dónde se te quedó el resto de la ropa?!-
Samanta ignoró la pregunta de lo más campante -Hola suegrita! Cómo está? Puedo pasar a ver
a mi novio?-
-Hola Samanta! Claro, pasa.... voy por el
termómetro- Dijo Helena, empujando a su marido a un lado. Estaba que le
hervía la sangre.
En menos de un minuto, volvió con el termómetro en
la mano -Rafael- Gritó.
El nene estaba enroscado en los brazos largos de
Samanta. Grrrr!! Dónde estaba el inteligente de su marido?! Los dejó solos el muy...
-Samanta, puedes hacerte a un costado para que le tome la fiebre a mi hijo?-
-Claro suegrita- Dijo dándole una nalgadita a su
novio
-Auuuu... que me duele!- Se quejó suavecito Rafín.
Mamá le hizo abrir la boca y le puso el termómetro.
-Ayy!! Esto es asqueroso- Se quejó sacándoselo.
-Deje, suegrita. Yo sé cómo hacerlo- Le dijo la
muchacha, poniéndose en el lugar de Helena.
-¿Así?- dijo Rafín, agarrando el aparatito y
moviéndolo en su boquita.
-Sip!- Helena le sonrió y guiñó un ojo.
-Regreso en unos momentos- Le susurró y se fue a ver a Martín que estaba con
dolor de cabeza.
-Así...- Le dijo Rafael besando a Samanta
-Así- Respondió ella, devolviendo el beso -O está
la otra alternativa- Dijo seria.
-Y cual sería?-
S
ami lo hizo girar para dejarlo sobre su estómago y
le bajó el pantalón
-¿Sami, qué haces?- dijo sorprendido
-Voy a tomarle la temperatura al nene...-
-Samy- Balbuceó con la barbilla desencajada
-Shhhh, amor, será sólo un ratito- Le murmuraba
haciéndole mimitos en la espalda. Estaba por poner el termómetro.
-Samita- Intentó nervioso, sin saber qué hacer,
jamás le habían tomado la temperatura así
-Sí, mi amor?-
Rafa se tapó la cara... estaba muerto de vergüenza
-No quiero asíiiii- Gimoteó Rafita, intentando
darse la vuelta.
-Pero tampoco quieres por el otro ladito,
ratoncito- dijo dándole un beso donde le habían puesto la inyección.
-No, no, no!! Si me dejo, gatita, sí me dejooo-
-Seguro?!!... yo creo que es mejor tomarte la
temperatura así... es más fiable-
-Perooo... me da vergüenza!- Le hizo un puchero que
Samanta adoró.
-Pero de qué te da vergüenza?! soy yo, mi ratoncito
bonito- dijo mordiéndole al oreja
Estaba distrayéndole con sus caricias y el nene
cayó redondito a sus encantos.
En menos de cinco minutos, Samanta ya sabía que la
temperatura de su nene estaba un poco alta.
-Eso fue feo- Se quejó mimoso el nene
-Eso le enseña a mi paciente favorito a obedecer a
la primera- Contestó la chica, dándole una palmadita.
-Aay!! Que dueleeee- Le reclamó con un puchero
-Voy a llamar a tu madre... creo que necesitas una
inyección-
-Nooooooo!!! buaaaaaaaaaaaaaa!!- Del puchero llegó
al llanto en un segundo, y Helena y Ricardo llegaron enseguida
-Qué pasó?- Los ojos acusadores se posaron en la
muchacha.
-Es que está con temperatura- Dijo, encogiéndose de
hombros
-Le mencionaste la palabra con i?- Preguntó
Ricardo.
-Sí... es que tiene mucha fiebre- Miró a Rafa que
no la estaba apoyando sino que lloraba en los brazos de su madre -y eso que no
mencioné la palabra con S-
-Hijito, es por tu bien- Dijo mamá
-No quiero, mamita!! Duele mucho-
-Sólo un ratito, bebé-
-Ratoncito... deja que tu mamita te ponga la
inyección bebito, y luego comemos helado- Le dijo Sami, mientras sin aviso le
bajó el pantalón de piyama y el calzoncillo justo debajo del trasero.
Helena le pasó el algodoncito con el alcohol por la
zona, anunciando la inminencia del pinchazo..
-Ayyy no!! No, no, no mamita... dame otra cosa,
mamita no me pinches-
-Mi niño lindo. Mi principito. Toma la mano de
papá- Ofreció Ricardo, acercándose hasta donde
estaba su hijito lindo, llorando a mares.
-Buaaaaa- se aferró a Ricardo y Samanta esperando
que pase luego el dolor.
-Ya está, mi rey, ya está!- Le consoló mamá.
-Buaaaaaaaaa- esa inyección sí que dolía -qué me
pinchaste, mamita?! Me quema mi nalguita!-
-Es lo que recetó Gerardo, bebé-
-Gruuu!!! Lo odio a ese Gerardo... puro que me
manda a pinchar mi potito... no se vale-
-Lo sé, mi tesorito! Pero no queda de otra!-
-Buaaaa... no quierooo, no quiero... por favorcito-
-Pero si ya pasó, campeón- Le dijo papá, besándole
la manito.
-...pero mañana me van a querer pinchar de nuevo-
Lloraba desolado... le dolía mucho su colita y ahora su trasero y la dichosa
fiebre no quería bajar.
-Ya no llores, mi dulce... vamos, acuéstate de
costadito y trata de descansar, sí?! Duerme... duerme!- Susurró Helena,
masajeándole los hombros y la espalda.
-Suegrita?! Le revisaron la garganta al nene?-
Preguntó tratando de encontrar un motivo para la fiebre de su ratoncito... no
le podía dar tanta solo por un dolorcito
-Creo que no, Sam... Tal vez deberíamos llamar a un
doctor-
-Es fácil... ratoncito, abre la boquita- Sami
recordaba lo que su padre le había enseñado antes de largarse a otro país con
su enfermera.
-No quierooooo...- Sollozó -me duele mucho-
-Vamos, un poquito... déjame ver tus amigdalitas
bonitas-
-No quiero! Ya déjame... no te quiero-
-Ni un poquito?!- Le dijo Sami con puchero.
-Bueno, un poquititito... pero no quiero que veas
mi gargantita!- Le dijo mimoso
-Pero si no me dejas ver va venir Gerardo- Le
aseguró, dándole un beso en la nariz.
-Nooo!! Él no, gatita... hazlo tú- y el nene abrió
la boquita lentamente.
Después de revisar -Ummm ratoncito tienes pus...
estás lleno de puntitos blancos..¡¿cómo no te dolía al tragar?!-
-Sí me dolía.... pero no quería que mamá y papá lo
supieran-
-Pero Ratón malo- Le regañó.
-No me retes, que estoy enfermito-
-Sí que lo estás... y te van a pinchar más feo
ahora... y si hubieses dicho antes tal vez sólo te daban remedios- Le reprendió
muy feo... no le gustaba que su bebé se enfermara.
-Buaaaaaa!!! Mamitaaaa... papiiiii... buaaaaa!!! No
quiero más pinchazos-
-Haberlo pensado antes... ratón malo- Le dijo
Samanta.
Rafaelito hizo un puchero y lloró amargamente hasta
que el cansancio lo venció y se quedó dormidito. La niña se hizo chiquita y abrazó
a Rafael -Pueden hablar con el médico para que le de pastillas?!- Les pidió a
los padres de Rafa.
-Claro que sí. Esperemos que haya un sustitutivo...
por el bien de esa colita-
-Me puedo quedar con Rafa?-
-No, cariño... ya es muy tarde y tus padres...-
Pero Helena se vio interrumpida por la voz de la jovencita.
-Alberto está en las Islas Vírgenes, con su
enfermera de turno y mamá está en casino, con el dinero que él manda-
Tanto Ricardo como Helena se miraron con
algo de pesar y luego dirigieron la vista a la chica. Helena por
primera vez sintió algo de penita por la niña. Después de todo, era tan joven.
-Solo por hoy...- Dijo Ricardo... a fin de cuentas,
ellos no dormirían cuidando a los niños.
-Gracias!!- Respondió Samanta, dejando a su
ratoncito para dale un abrazo a Helena y Ricardo.
-Perdón- se disculpó por haber abrazado
a Helena. Sabia que esa mujer al odiaba.
-No hay por qué Sami! Ya cenaste?
-Sí- Mintió la chica; no quería molestar ni que
pensaran peor de ella, como que iba a su casa a puro comer.
Helena no supo por qué, pero insistió en su
ofrecimiento-Creo que un sandwich y un vaso de leche estaría bien, no te
parece?- A la niña le brillaron los ojos por un segundo, luego volvieron a
opacarse -No, gracias!... No quiero molestar-
-No es molestia, niña. No tardo nada- dijo,
saliendo de la habitación rumbo a la cocina.
Sami sonrió abiertamente, luego miró a Ricardo
-...es hermoso verdad- dijo acariciándole el cabello a su novio.
-Mucho... Gracias por quererlo, Samanta- Ricardo le
dio un beso en la frente que le supo tan paternal, que la jovencita se sintió
conmovida y se le cayó una lagrima... eso la descolocó -Me tengo que ir- dijo
lista para salir corriendo
-Hey!! Qué... qué pasa?! Qué hice?!- Ricardo la
sostuvo de la mano.
-Por qué mi papá no quiso llevarme con él?!-
Gimoteó la niña, aferrándose a Ricardo -Tan mala soy para que no puedan
quererme?-
-Oh, no! No, mi niña... no sé cómo es tu padre, pero
tú no eres mala-
-Sí lo soy, Helena me odia... todos lo
hacen... el único que ve algo bueno en mi es Rafael-
-Basta. No quiero que te lastimes de esa
forma. Helena no te odia... yo tampoco, es más, hasta me caes bien...
por eso no quiero vuelvas a hablar así de ti nunca más, estamos?!-
-Eres un buen padre- Dijo Samanta secándose las
lagrimas... pensando si Ricardo la conociera como lo hacía Helena no
pensaría lo mismo.
Ricardo le jaló la nariz como si Sami fuera una
mocosa
-No pinchen más al nene... no le gusta-
-Lo sé... y no sólo a él... ufff mañana empieza el
tratamiento de Martín. No sé cómo haré con él-
-Ni lo digas... pobre Martín-
-Sip. Mis bebés serán dos niños muy tristes mañana-
Suspiró.
-Ni que lo digas... pero es una suerte que no hayan
empezado las clases- Bueno, ella no pensaba ir a clases de todos modos... por
el contrario, pretendía ir de vacaciones con Rafael a recorrer el mundo en el
Yate de su padre.
En eso Helena ingresó con una bandeja, cargando un
vaso con leche, una porción de torta -por las dudas, su nuera fuera igual de
golosa que su angelito y un sándwich.
-Ammmm.... qué rico!! Muchas gracias- dijo
comiéndose todo, la chica tenía mucha hambre
Helena le sonrió -Te traeré una camisola para
descanses más cómoda-
-No se preocupe... siempre uso una polera de Rafa-
-Grrrrrr- Salió de la boca de la señora
Samanta no se había dado cuenta de la pequeña
confesión que salió de su boca hasta que sintió el gruñido de su suegra… había
estado tan cómoda -o sea... digo... no es así como sale en las películas?-
Trató de arreglar la situación
-Supongo que sí... Creo que te sentirás más cómoda
en la habitación de invitados... Ricardo, podrías llevar unas frazadas para
Samanta?-
-Pero yo quiero cuidarlo- Se quejó Samanta... -si
quiere me quedo con ropa y sentada en la puerta... no le haré nada a su hijo
señora-
-A mi?!- Murmuró Rafín dormidito, estirando el
brazo buscando a su reinita.
-Si, ratoncito- le dio la mano
-Helena, deja que se quede- Susurró Ricardo,
apretándole la mano
-Mamita... deja que se quede... seré bueno-
-Está bien, mi bebé. Duerme, que Sami no irá a
ningún lado- Le dijo, acariciándole el pelo
-Te quiero, mami... eres la mejor- Dijo abrazándose
a Samanta y se durmió profundamente. No pasó mucho tiempo para que la chica lo
siguiera en sueños y Ricardo sacó una frazada para arroparlos.
-Vamos a ver a Martín- dijo Helena
-Vamos. Tengo un asunto pendiente que tratar con
él... pero no quiero ser el malo de la película!!- Se quejó papá, haciendo un
pucheritoigual de adorable que el que ponían sus nenes.
-Ricardo es tarde- Ella no quería que su nene
sufriera, por nada.
-Esa es una buena escusa... no quiero tener que
hacerlo llorar-
-Ni yo quiero que lo hagas- Fueron a ver a su hijo
dormir profundamente... y recién ahí se permitieron dormir, sabían que el día
siguiente sería uno muy complicado para la familia, y en especial para los
niños, por lo que un poco de descanso era más que bienvenido. Luego de darse un
beso, Ricardo y Helena se unieron al coro de ronquidos de los tres
adolescentes que descansaban relativamente cómodos en aquella acogedora casa
veraniega.
En la madrugada, Sami preparó el desayuno y se las
arregló para llevar a Martín a la pieza de Rafa, para que comieran juntos, y a
los suegros les dejó todo listo en la mesa.
-No quiero más o voy a reventar- Dijo Martín,
dejando el vaso de leche medio lleno.
-Pero te comes la torta- Le dijo seria Samanta
-Poquitito- Contestó. Estaba mimoso y con sueño,
apoyando el peso de su cuerpo sobre una nalga, ya que la otra estaba dolorida
por el pinchazo de la vitamina.
-Está bien, un poquito! -Conciliaron- ...sabes
quién me preguntó por ti?!- Dijo para distraerlo un rato.
-Quién?!- Preguntó con la mirada iluminada, rogando
por que fuera quién él quería que fuera.
-Paula... tu compañera de puesto-
-De verdad, Sam?! Preguntó por mí?! Qué dijo?! Dime
todo-
-Bueno, me preguntó por ti... ya sabes... cuando le
conté que eras el hermano de mi ratoncito... y bueno, te mando muchos
saludos... sabes que le gustas mucho, verdad?!-
-No... no lo sabía... es más, pensé que me odiaba-
-Por qué iba a odiarte?!... la pobre lleva años
esperando que le digas hola-
-Pero si ni me mira- Se defendió
-Porque que tú no le das la hora... pero ¿qué hago?
le doy tus saludos o qué?!
-Siiii, claro Sami, dile que... dile que yo también
le mando saludos- Añadió, sonriente, nervioso, feliz,
aterrado... ufff... una mezcla de maripositas en la panza.
-Bueno, pero para que estés sanito, te comerás toda
la comida. Y tu también, ratoncito, que no has comido nada...
-Duele al tragar...- Lloriqueó. -Me das yogurt?!-
-Bueno- Dijo yendo por uno... la pobre supo
enseguida que no podría salvar la nalguita de su novio
-Rafa, estás así por la caída?!- Pregunto Martín
-nu... hermanito, me quieren pinchar-
-Por qué?!! Si ya lo hicieron ayer!-
-Porque dicen que tengo amigdalitis- Le dijo con un
pucherito
-Oh, hermanito!! Qué mala suerte! Ya lo confirmó
Gerardo?!
-No... la Sami; ella sabe, su papá era médico-
-Síiii, pero eso no significa que ella lo sea-
-Síp, pero los papás van a llamar a Gerardo y me va
mandar inyecciones y... buaaaaa... yo no quiero que me pinchen más... anoche la
mamá me pinchó para bajarme la fiebreeeeeeee-
Martín abrazó a su hermanito -No te preocupes,
Rafa, yo te cuido-
-Cómo, hermanito?!... Vamos a huir?!- Le miró
esperanzado.
-Uhmmm, tú apenas puedes moverte.... por... por mi
culpa! Pero tal vez pueda sacar el auto de papá-
-Ok... pero te puedes meter en un buen lío- dijo
dudando Rafa.
-No importa eso... sólo que debemos pensar en dónde
nos esconderemos-
-...en la casa de tu mamá... esa que no conoce
papá-
-Claro!! Qué tonto soy! Perooo... y si te pones
mal?!-
Ambos muchachos parecían haber olvidado la similar
charla que habían tenido un día antes y que terminó como terminó... los dos
mocosos llorando sobre sus pancitas...
-No importa, no quiero que me pinchen, no importa
si muero en el intento de lograr la libertad de mi trasero-
-No vuelvas a decir eso, idiota!!- Le dio un golpe
en el brazo.
-Auuuu hermano- Se quejó
-Eres mi hermanito, Rafa. Yo me muero si te pasa
algo. No digas esas cosas ni en broma-
-Yaaa... no lo decía en serio... esperemos a Samy y
nos vamos-
-Prepararé algo de ropa para nosotros... dónde
están tus pastillas?!-
-los papas las tienen-
-Uhmm, bueno. Voy por ellas... Deséame suerte!-
Dijo Martincito,
caminando hacia la puerta.
-Suerte, hermanito-
Martin abrió la puerta de la habitación de sus
padres, cruzando los dedos por que aun estuviesen durmiendo... y así pareció hasta que...
-Martincito, tesoro ven a la cama- Dijo Ricardo,
abriéndole las frazadas
Ups! Pensó Martín -Hola Papito... no quería
despertarte-
-Ven a la cama, chiquito. Estás descalzo y te
puedes resfriar... voy a preparar el desayuno-
-Nooo, a-aún es temprano! Mejor duermes un ratito
más. Yoo.. eh... venía a buscar una pastilla para el dolor de cabeza-
-A la cama, gordito. Ya va a venir Gerardo a
revisar a tu hermanito y...- Dijo Ricardo mirando la hora.
Al escuchar esto último, Martincito se asustó y
decidió actuar de la manera más tonta: tomó una tableta de pastillas que vio en
la mesita de luz de su padre y salió corriendo, poniendo llave a la habitación.
Ricardo no entendió la reacción de su hijo, ni
mucho menos sus acciones, pero algo le dijo que debía impedir lo que sea que
estuviera pasando y corrió a abrir la puerta
con la llave de repuesto, ya que no era costumbre cerrar con llave esa alcoba
-Martín, ven aquí- Gruñó sorprendiendo a sus dos hijos listos para escapar
-Apúrate, Rafa- Dijo el niño, muy nervioso,
ayudando a su hermano menor a moverse.
Rafael apenas podía caminar... y sorprendentemente,
Samy estaba cerrándoles el paso... -Rafael, a tu habitación ahora- le ordeno
Samanta enojada.
-Qué haces amor?!!!- Gimió Rafita
-Te salvo de una buena zurra... que tu papá se está
sacando el cinturón- Le dijo para meterle miedo.
-Mentiiiira si tiene pijama! Eres mala... tú
quieres que me pinchen-
-Rafa, si te tienen que pinchar lo puedo hacer yo-
Dijo robándole un beso... así de segura estaba la chica que ni una agujita
atravesaría la colita de su amado.
-Yo sólo quiero que tú me mimes... no que me hagas
llorar con eso-
-Bueno, mi niñito... pero para eso debes volver a
la camita- Dijo tomándolo de la mano y guiándolo a su habitación
En tanto, Ricardo ya tenía a Martín arrastrándolo
de un brazo a su habitación.
-Papito... no, papito...-
-Qué pensabas, Martín, eh?! En qué demonios estabas
pensando?!- Le regañó haciéndolo sentar en la cama.
-Ayyy... papito, ....Rafa no quiere que lo pinchen
más... está herido por mi culpa, papá- Lloró en los brazos de su padre.
-No, hijo. No es por tu culpa. Tu hermanito se
enfermó de la garganta, cariño... no es tu culpa- Le reafirmó, besándole los
ojitos
-Pero yo lo empujé, papito... buaaaaaaaaaa... soy
el peor hermano del mundooooooo... snif snif-
-No, bebé. No es así. Vamos, cariño, cálmate. Estás
temblando- Temía que empezara a vomitar de los nervios.
-Pero papi buaaaa es mi culpa... lo lastimé
mucho... y si se rompió el coxis?-
-No Tingo, no. Sólo es el golpe. No se quebró. Rafa
estará mejor con reposo-
-De veras papito-
-De veras, mi mocoso bonito- Un beso en la naricita
roja.
-Samy nos hizo el desayuno- Dijo Martín para
desviar el tema
-De veras?! Qué lindo de su parte... tú ya
comiste?!-
-Sí... sólo me falta el yogurt-
-Okey, creo que eso lo comerás de pie- Le dijo,
acomodándolo boca abajo
-Noooooo... papito, no es necesario!!-
-Yo creo que sí, hijo. Dónde pensabas ir, eh?!-
-a... ni una parte- Mintió Tingo.
-Pensabas escaparte de casa, Martin. Tu hermano
tiene una infección en la garganta PLASS PLASS PLASS PLASSS.
-Aaauch, papito dueleee-
PLASS PLASS PLASSS... -Sabes lo peligroso que sería
si le sube la fiebre por la infección?!- PLASS PLASS
-Ayyy... No lo sabía, papito!! Lo siento... lo
siento mucho-
-NUNCA PLASSS MÁS PLASSS, HIJO PLASS PLASS!!-
-Buaaaa!!! Nuncaaaa... lo siento papá, buaaa...
nunca más pondré en peligro a mi hermanito.
Ricardo lo dio vuelta para sentarlo en su regazo
-Perdón papi-
-Shhh, mi rey. Papá no está enojado contigo...
shhh!! Shhh!! no llores-
-No castigues a Rafa... le duele mucho-
-Está bien, gordito. No te preocupes-
-No quiere que le pinchen- Le dijo con un puchero
-Debemos esperar a Gerardo, tesoro. En un rato
vendrá a ponerte la inyección y a verlo a él-
Los ojitos claros del angelito rubio, sentado en el
regazo de papá, se abrieron grandes e impactados- A mí?!... Pero me
pegaste...- se quejó
-Eso no tiene nada que ver, tesorito... tú te
portaste mal, por eso te ganaste esas palmadas-
-Pero me pincharán, no deberías pegarme-
-Pero si casi te escapas y tú y tu hermano están
enfermitos!! Qué querías que hiciera?! Que te diera un premio?! - Dijo con
ironía Ricardo, resistiendo las ganas de darlo vuelta y
seguir con los aplausos en la colita traviesa aquella.
-Eres malo... como te ríes de mi... es más, le diré
a Gerardo que estás tosiendo mucho... y que estás enfermo como Rafita, a ver si
te gusta-
-Qué?!! Ja! Ni se te ocurra, mocosito
deslenguado!!- Respondió papá, moviendo su mano en señal de azotitos.
-Estoy perdonado?!- le sonrió pícaramente.
-Perdonado!- Dijo Ricardo y le plantó un beso en el
cachete.
-Eres el mejor papito- Dijo Martin entrando a la
pieza de su hermano de la mano de Ricardo.
-Descansen un ratito más, mis bebés! Voy a buscar a
mamá para que empecemos a preparar el desayuno-
-Sami ya lo hizo... sólo deben ir a comer- dijo
Rafa orgulloso de su novia.
-En serio? Eso es maravilloso!- Ricardo dejó
a Martín en su cama y le dio un beso en la frente, y lo mismo hizo con su otro
retoñito.
Al poco rato Helena entró a la habitación de Rafita
-Cómo durmieron mis amores?!-
-Mamiiiiiiii.... bien! Samy nos cuidó muy bien,
mamita!- Respondió Rafín, estirando los bracitos para que su madre le diera su
abrazo de buenos días.
-Qué bueno, mis tesoritos, Gracias Samanta...-
Sami los miraba desde la puerta con una expresión
nostálgica en sus ojos. Vestía una camiseta larga de Rafa, los pies descalzos y
los ojitos brillando con... lágrimas?! -No las dé! Lo hice con gusto,
suegrita-
-Lo sé, pero igual muchas gracias...- sonrió
Helena.
Los padres dejaron a sus hijos con Sami y bajaron a
desayunar
-Cocina rico- dijo Ricardo
-Jajaja.. ay Ricardo, si eres un tragón- Le
contestó Helenita, limpiándole la boca con la servilleta.
En eso Gerardo toca la puerta
-Yo voy- Se ofreció Ricardo, que caminó rápido a
abrirle la puerta.
-Buenos días- Sonrió su amigo de años -como están
los chicos-
-Buen día, Gerardo. Pasa. Están bien! Aunque Rafa
tuvo fiebre en la noche... pero se la bajamos con un inyectable-
-Voy a revisarlos- Dijo yendo a ver a sus pacientes
favoritos.
-Hola Gerardo. Cómo está- Saludó Sami, sonriente.
Conocía a Gerardo desde hacía años.
-Señorita, como que le falta pantalones...- Para
Gerardo era una niñita.
-Los pantalones están sobrevalorados- sonrió
descarada, tomándole de la mano para llevarlo hasta la
cama de su ratoncito.
Caramba Sammy es de armas tomar.... jajaja me reí muchisiiiimo... de imaginar la cara de los padres al ver a la niña en traje de enfermera JOoooo....jajajjaa
ResponderBorrarLes quedo mas que genial.... con ansias esperé el próximo capi... ;)
Sammy es cosa seria, me encanta XD
ResponderBorrarsammy es una loquilla jajajjajaj... rafa y martín lo siento por ellos fue un escape frustrado.... pobre de rafa creo tiene luxación en el coxis y eso cuesta que san que dolor, cualquier esfuerzo vuelve... lo se x experiencia
ResponderBorrarles quedo genial :)
Hay no, el maldito de Gerardo... pueden cambiar de medico los niños? porque yo puedo atenderlos a domicilio y gratis, asi se ahorran los honorarios sus padres y mis dos adorados el pinchazo
ResponderBorrarQUE SEPAN NIÑOS QUE HAY VITAMINAS EN JARABITO SABOR A PIñA MANZANA, NARANJA CHERRY, TUTY FRUTI, BANANA Y FRESA...........
QUE NO LES ENGAÑEN, LOS ESTAN TIMANDO, HAY VITAMINAS SIN DOLOR...
Fuera de Broma, me quede con el ansia de saber si me los van a pinchar o a ultima hroa se apiadan de esos traseritos aunque claro Amigdalitis no creo, pero el otro si, por fa no mas pinchazos, estoy en contra, eso lo unico que hace es que a los medicos nos vean como sadicos.... y nos odien, y nos repudien y nos pongan malas caras y griten hasta ensordecernos estoy en contra de esos medicos pichones ahhahahah
un beso, espero pronto la continuacion
Pues no sé si Sami me cae bien o no, la verdad. Estoy en duda xD Pero sí me da pena por la relación con sus padres :(
ResponderBorraryo les entiendo perfectamente, quién no quiere escapar de los pinchazos? xD
si que les cambien el doctor ese solo punza, seguro tiene complejo de acupunturista o algo así .... pa la próxima que me avisen y yo les ayudo a esconderse ;)
ResponderBorrarWaaoo que tremenda a Sammi, se ah de ver visto resexi!!!
ResponderBorrarpobres chiquillos, ya no mas inyecciones para ellos porfis!!!!
son unas muy buenas escritoras chicas, genial!!!
continuen pronto!!!! Porfis!!!!
La chiquita Sami como que se lleva los honores de este capi, pero en mi opinión, sólo anda buscando un papá y una mamá que les ponga los puntos en las íes o en su colita, unas nalgadas no le vendrían mal, porque en esencia está pidiendo amor,
ResponderBorrarLos nenes un amor de tiernos pero con la salud no se juega peques ehh???
Chicas espero actualización pronto!!!!
Grace
Sammi es una chica especial... ha sufrido mucho pero ella a tomado las decisiones en su vida y le gusta como es...
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