Páginas Amigas

sábado, 1 de noviembre de 2014

Capítulo 23 Hola otra vez




Capítulo 23
Hola otra vez


El avión no era muy grande, Santiago y yo nos sentamos al lado de un empresario asiático. Mientras la azafata daba las instrucciones yo me ponía cada vez más nervioso, no sabía si Edgar ya se había dado cuenta ni tampoco estaba seguro de adonde íbamos a llegar, sabía que el avión llegaba a Bogotá pero ¿Dónde se suponía que me iba a quedar? Ni siquiera conozco a la familia de Santiago, ¿Cuánto tiempo voy a quedarme?, no podía responderme eso.

-ya cálmate… o disimula, mi casa es grande y en algún momento Edgar se va a enterar donde estamos –dijo Santiago. Me dio algo de vergüenza haber dicho mis pensamientos en voz alta.

-si lo sé –dije, ambos nos quedamos en silencio, Santiago miraba por la ventana con una mezcla de emociones mientras yo me ponía los audífonos para tratar de ver una película en el avión.

Vi tres películas seguidas antes de quedarme dormido. Ya estaba cansado de tener pesadillas pero ahora estaba reviviendo el día del incendio, eso me ponía más nervioso aún que un mal sueño porque era más real…

Abrí los ojos en mi cuarto sintiendo la misma rabia que tenía ese día, no podía pensar en otra cosa que no fuera la fiesta y noche con mi novia que me perdería por estar castigado por unas estúpidas drogas. Tomé mi celular y vi los mensajes, (exactamente los mismos de ese día) les conteste a todos que si iría a esa fiesta y me dispuse a salir de la habitación, sentía un escalofrió por todo mi cuerpo, no entendía, era consciente de lo que pasaba pero ¿no podía cambiar las cosas?.

Le di un portazo a la puerta y fui al cuarto de mis padres sin importarme nuestro trato de privacidad, yo nunca entraba a ese cuarto y ellos no entraban al mío.

-de verdad quiero ir a esa fiesta, no pasara nada lo prometo –mi papá se giró hacia a mí y molesto me contestó:

-no vas a ir a nada Camilo, cuando digo no significa NO –zapatee y le di un puño a pared, estaba muy molesto.

-JUAN CAMILO HERRERA WHOLE YA NO MÁS-gritó mi mamá quise correr a abrazarla pero no podía y me estaba frustrando por eso. Luego volvió la rabia que sentía antes, odiaba que me gritaran y aún más que mi mamá inventara nombres… yo no tengo el nombre Juan.

-pero porque gritas… además yo no me llamo Juan Camilo, no inventes nombres mamá –dije furioso, era la primera vez que no me daban permiso para algo, hice el amago de salir de su habitación pero mi papá me tomo del brazo.

-bájale a la bobada Camilo, no quiero quejas ni groserías, por cada que digas se aumenta una semana a tu castigo –me soltó el brazo –ahora baja y pídele a Rosa que caliente el almuerzo para todos.

Asentí y baje haciendo el mayor ruido posible, llegue donde estaba Rosa, le pedí el almuerzo y me senté en el puesto más alejado posible de mis papás.

-ay Cami vos no te quedas callado… tus papás están bravos y justa razón tienen ¿cierto? –la mire con odio pero al final suspire.

-pues si Rosa, pero tengo muchas ganas de ir a la fiesta, llevo mucho encerrado –me quise hacer la victima pero Rosa no cayo para nada.

-si vos fueras mi hijo el castigo hubiera sido peor, tus papás son muy condescendientes, más fiestas tendrás pues… quita esa cara –no sabía porque estaba teniendo los mismos pensamientos del día del incendio… ni porque revivía todo con tanta exactitud. Estaba por cambiar de opinión e ir tranquilamente a la comida en casa de mi tía pero luego vi la comida, al igual que ese día sentí que me querían poner de mal genio dándome la comida que yo no como.

-pero que es eso –corrí el plato y mire la comida con fastidio al tiempo que mi papá llego a sentarse.

-no seas maleducado y come –sonó serio pero yo no quería obedecer fácilmente, comencé a apretar el tenedor con ira y a respirar ruidosamente. No entendía que pasaba, sabía en qué terminaba el día, era una tortura tener que vivir todo nuevamente y no poder cambiar ni mis reacciones.

-por favor hijo, ya superaste la etapa de las pataletas, come y déjanos comer en paz. –me molesto demasiado el comentario de mi mamá, prácticamente estaba diciendo que me estaba comportando como un niño.

-no quiero, sabes que yo no como esto –trate de ponerme de pie pero mi papá comenzó otra vez. ¿Por qué estaba sintiendo tanta rabia? ¿Será que en ese momento era tan idiota?, sentí unas ganas inmensas de llorar pero no pude y tampoco podía despertarme.  

-por una sopa y pollo haces semejante showsito… Camilo cuantas personas no quisieran comer algo al día y tu despreciándolo –termine de levantarme, no me iba a hacer comer con eso, si quería podía llevarle mi comida a quien se le diera la gana.
                                              
-permiso –estaba en una encrucijada enorme, por un lado quería cambiar las cosas, pero por otro sentía la misma rabia de ese día, ¿Qué clase de sueño tenía?

-te quedaban dos días de castigo, ahora será una semana –no respondí solo seguí caminando.

-está bien dos semanas no te harán daño –no quería darle el pacer por nada del mundo.

-tres semanas Camilo…(di otro paso más) mejor un mes completo y no te voy a dejar ir ni a la esquina, tampoco ver el televisor ni el internet y dame el celular ahora –cuando dijo eso retrocedí un paso, un mes era demasiado.

-pero me dejas ir a la fiesta –no sabía que pasaba conmigo, estaba molesto, nunca pensé que sonara tan tonto  ¿por qué no podía cambiar las cosas en este preciso momento?.

-no, luego de comer y si sabes comportarte donde tu tía pensare si te dejo el celular. –lo mire resignado y me senté a comer.

Luego de eso fuimos a la casa de mi tía en la camioneta plateada, yo iba en la parte de atrás maldiciendo todo y pensando en cómo ir a la fiesta, iba a ver a mi novia sí o sí.

Cuando llegamos salude a toda la familia tratando de parecer cortes, mi abuela estaba algo molesta conmigo por el problema de las drogas, me dijo que estaba decepcionada y que tenía que cambiar mi actitud, le prometí que lo haría antes de irme con mis primos a hablar un rato.

-ya no soporto a mis papás, lo juro –me molestó que ambos se rieran de eso.

-jajajaja si hubiera sido alguno de nosotros dos ya estaríamos en un colegio militar o algo así, tus papás son unos blandos… igual no te imagino diciendo !si señor¡ –dijo mi primo Miguel burlándose de mí.

-no… tampoco es que ellos sean una mierda… academia militar jajajaja –en ese momento tome una cerveza del suelo, nunca me habían prohibido tomar antes de que fuera a vivir con Edgar. Generalmente a mí me gustaba el sabor pero esa fue asquerosa, estaba agria, me dio nauseas pero igual no la solté.

-sabes te pones estúpido por una fiesta Camilo, acá puedes hacer también varias cosas y con nosotros –Andrés con su comentario me causo nostalgia, deje la cerveza de lado y me puse a pensar en ¿Cómo había podido cambiar todo en un día?, mi vida era técnicamente perfecta en ese momento.

-eso ya lo sé primo…pero –dije, esbozó su sonrisa de siempre y todo se quedó quieto… detenido en el tiempo.

Abrí los ojos y todo estaba oscuro a mí alrededor, otra vez me estaba sangrando la nariz, me puse de pie y fui al baño a lavarme la cara. Cuando volví a sentarme Santiago me estaba mirando fijamente, por alguna razón me asuste un poco.

-¿estás despierto? –dije tragándome la ansiedad que sentía.

-qué crees –dijo con ironía. –tuviste otro mal sueño… se te nota.

-bueno sí. –porque mierda tenía que ser tan directo.

-entonces ya que vamos a regresar a nuestro país y que de alguna u otra forma tendrás que superar lo del incendio… porque luego de resolver mis cosas supongo que iremos a tu casa –sé que me había decidido por eso a tomar el avión pero ya me estaba arrepintiendo, no entendí bien a lo que se refería pero igual le comente.

-está bien te voy a decir todo lo que paso ese día pero por favor no hagas comentarios ¿sí? –dije, no estoy seguro si a eso se refería con el comentario pero necesitaba por fin desahogarme.   

Creo que jamás había sentido tantas cosas al mismo tiempo, por un lado tranquilidad, por otro miedo, también angustia, nostalgia, etc. Santiago no me interrumpió ni una sola vez, tenía cara de sorpresa pero también una mirada de trato de comprenderte, al terminar lo mire con ganas de que dijera algo así fuera un insulto… pero nada, termine quedando como un desesperado diciéndole:

-y bien… que crees –hace tiempo no me escuchaba tan inseguro, Santiago miro un momento hacia la ventana y después suspiro para decirme…

-wooow… tu dijiste que no querías que te dijera algo, así que… sin comentarios. –Se pasó la mano por el cabello y continuo hablando –yo soy de palabra… ehh habíamos dicho que si me contabas yo te contaba…

Lo mire como si estuviera hipnotizado, al principio hablaba y me explicaba todo pero no le entendí nada creo que estaba concentrado en el incendio, solo capte algo de unos chantajes que le hizo su papá a su hermano para ponerse en contra de su mamá.

-… es que de verdad, no entiendo por qué todos me dicen que tengo que superarlo –no sabía que decirle así que solté lo primero que paso por mi cabeza.

-pues no lo hagas, no tienes por qué hacerlo son tus decisiones…

-si tienes razón me dejo afectar por tonterías –tal vez la cague con el consejo. –por cierto cuando lleguemos a mi casa por favor síguele la corriente a mi mamá y trata de no ofenderte, mi familia no es “amigable” por decirlo así.

-si no importa –dije cortante, el avión estaba aterrizando, yo miraba el paisaje y pensaba hola otra vez… no podía creer que hubiera vuelto y prácticamente escapando.

-entonces bienvenido… vamos apúrale. –creo que nunca antes me sentí tan emocionado de ver la bandera y a gente hablando con acento de mi país, hasta el paisaje me alegro.

Ambos bajamos del avión, pasamos por migración y tomamos nuestras maletas. Cuando salimos del aeropuerto no podía dejar de mirar la ciudad, deje atrás los nervios que tenía y me emocionó la idea de volver a Medellín, ya estoy tan cerca.

Caminaba junto a Santiago sin tener idea de a dónde íbamos, como no tomamos un taxi supuse que estábamos cerca de su casa, yo no conocía bien la ciudad, es más jamás he vivido aquí pero igual miraba todo sin perderme detalle.

-vivo ahí –dijo Santiago señalando unos edificios enormes. Yo sabía que esos apartamentos eran carísimos, me impresiono. –en el último piso.

-en el penthouse … genial.

-como digas, ven dejamos las maletas si quieres te quedas en mi casa a dormir o algo, yo iré a buscar a mi hermana.

Entramos, Santiago saludo al portero alegre de verlo y subimos por el ascensor hasta el último piso. El apartamento donde vivía Santiago me impresionó, yo vivía en una casa bien pero esto era como woow. La habitación de Santiago era impresionante, tenía grafitis geniales por toda la pared y el techo, además de todas las comodidades que a cualquiera le gustaría tener incluyendo un sofá, una nevera e instrumentos que no sabía que tocaba.

-¿qué sabes tocar? – pregunte armando conversación, me empecé a sentir incómodo.

-nada… es mi hermano el que sabe tocar todos esos instrumentos, solo son pura decoración -¿decoración?, Santiago está loco, todos esos instrumentos son de marca.

-esa guitarra es Gibson y el bajo es Fender no es que yo sepa tocar algún instrumento pero es estúpido que tengas eso solo de decoración.

-yo no toco nada de mi hermano… mira yo solo se algo de karate y lucha, a la mierda esos instrumentos solo los tengo porque “tienen estilo” –me causo risa su comentario, estaba por continuar la conversación pero se escuchó un ruido.  

Sonó una puerta abriéndose Santiago fue rápido hacia la puerta, yo lo seguí y me impresiono ver a un hombre revolviéndole el pelo a Santiago mientras este le mostraba su desconcierto.

-y tu mamá estaba tan preocupada… pero ya se yo que la hierba mala nunca muere Santiago.

-ja ja ja –ironizó Santiago –tienes razón y llegue más vivo que nunca.

-¿loco te duele la cara? Tu mamá me conto lo de la quemadura, se preocupó bastante –dejo la broma de lado y hablo más serio. El tipo tenía razón, ya había pasado bastante tiempo y no se había ni cambiado la venda.

-noo, eso es lo de menos… a mí jamás me pasan cosas graves y el dolor es relativo me vale un carajo si mi hermana está enferma. –su comentario sonó tierno, se le nota que la quiere demasiado.

Se podía intuir quien era el hombre que estaba en el apartamento, estaba vestido de forma informal, parecía como si hubiera acabado de llegar luego de hacer deporte.

-ay Santiaguin Santiaguin ve a ver a tu hermana que quiere verte y cuidado te topas con tu papito que está rondando por el hospital. –Santiago suspiro derrotado, el esposo de su mamá volvió a hablarle como si quisiera molestarlo.

-por supuesto que lo haré… solo espero que cuando vuelva no te estés tirando a otra perra o a mi mamá –me sorprendió el comentario de Santiago, ya entendía porque tenían una mala relación el esposo de su mamá y él, se mantenían lanzado púas entre ambos con sus comentarios. 

-no has cambiado mucho al parecer, cuando quieras ten la decencia de avisarle a tu mamá –Santiago rodó los ojos y dijo ”después”.

-sabes Camilo… este lugar ya tiene mal ambiente, vamos te presento algunos amigos –asentí y ambos salimos del apartamento.

Ambos salimos pero en el ascensor nos encontramos con la mamá de Santiago, ella se veía desesperada y apenas vio a Santiago se echó a llorar.

-Santiago… pensé que te había pasado algo. –ella lo abrazaba mientras yo me sentía completamente incómodo. 

-hola ma… relájate que yo sé lo que hago, ¿cómo está Mariana? –su mamá pareció calmarse un poco.

-mejor pero antes de hablar de eso, quiero que me expliques porque te escapaste y me digas si él es Camilo, Edgar me llamo a decirme que ambos estaban desaparecidos. –dijo señalándome, me puse rojo.

-si él es Camilo. –en ese momento caí en cuenta de la gravedad de lo que había hecho y que Edgar ya se había dado cuenta.

-mucho gusto señora –le tendí mi mano y luego de dármela negó con la cabeza.

-muchachos ambos son el colmo… esa no fue una forma de solucionar las cosas, si querían venir solo tenían que esperar unas horas más –Santiago suspiro.

-mira mamá la verdad estaba impaciente, quería ver a Mariana rápido.

-vamos a el apartamento a hablar. –ambos caminamos mirándonos a cada momento como si fuéramos cómplices o algo así.

Cuando entramos la mamá de Santiago y su esposo se besaron y él trato de calmarla, estaba muy alterada aunque de mi punto de vista no tenía por qué estarlo.

-mamá vamos donde mi hermana… luego te explico ya todo está bien, deja que Camilo se quede aquí. –su mamá negó con la cabeza y me preocupe.

-por supuesto que Camilo se va a queda aquí mientras llega su tío por él… Santiago hoy no vas a ir a ninguna parte, quiero que llames a tu papá y le digas donde estas –Santiago abrió la boca por la impresión de lo que su mamá le dijo. –y tu Camilo también quiero que llames a tu tío y le digas que estas aquí, estaba muy preocupado… los dos son unos inconscientes.

-no trato de sonar grosero pero por qué mierda me dices que llame a Oscar mamá. –por primera vez desde que llegué al país me sentí alterado por el hecho de tener que llamar a Edgar, él me va a matar.

-no es de querer ser grosero o no… vas a coger tu celular y le marcas a tu papá, aunque no lo creas se preocupó y estaba tan molesto que iba a denunciar a tu tío –me señalo ¿denunciar? Que putas –por su imprudencia y tontería… y Santiago tu sabes cómo es él. –sí, Santiago sabe cómo es su papá pero yo no tengo puta idea de lo que hablan, no sé porque dijeron la palabra denuncia, si Edgar no hizo nada.

-¡PERO A LA MIERDA CON ÉL! Ese tipo que mierda tiene en la cabeza, como se le ocurre… igual eso no se puede, yo me vine acá por mi voluntad.

-no que te sabes mucho de normas Santiago, se supone que has leído varias cosas y entre ellas la maldita constitución… eso si es posible y es más grave de lo que te imaginas, Edgar era responsable de ti y de tus acciones… mira hijo lo único que espero de ti es que calmes a tu papá ¿ok? Apenas Camilo hable con su tío tú lo llamas.

Ambos me miraron fijamente pero yo tenía algo con lo cual podía llamar a Edgar, igual no quería hacerlo, era muy pronto todavía.

-Camilo que estás esperando –que insistente era la mamá de Santiago, la miré y le dije.

-es que… ya no tenemos los celulares, no puedo llamarlo.

-como que ya no tenemos los celulares –Santiago encogió los hombros -Santiago espero que no hayas dañado otra vez tu celular y menos el de Camilo… este año van como 18 celulares tuyos que dañas, no te voy a comprar  otro, vas a aprender a valorar lo que tienes.

-jajajajajajajaja esa fue graciosa mamá, tu sabes que tengo dinero suficiente para comprarme los celulares que quiera –últimamente me había dado cuenta que a Santiago le valía mierda lo material y el dinero… a menos que se tratara de cigarrillos.



-no te rías que de verdad estoy muy molesta contigo, mira Camilo llama a tu tío por favor –tome el celular que me estaba pasando la mamá de Santiago y llame a Edgar… esperando que cuando llegue no me mate. 

9 comentarios:

  1. Jajajajja que grande ka han armado Jajajajja, ya van saliendo más detalles de santiago wwoiii quedó ansiosa por más jajajah

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  2. Ahhhh Thor..... que no maten a Camilo....noooooooooooo.....jajaja muy bueno como siempre amigo.... me encanta como va la historia

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  3. pero que par!!!! muero de nervios cuando llegue edgar pobre camilo y el padre de santiago va hacer algo??

    me encanta como va la historia

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  4. Demasiado bueno el capi!!!! Es un placer leerte, Thror!!

    Camila

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  5. Muy interesante el capi... Vamos Thor continúala pronto porfa, eres un genio, me encanta esta historia.

    Kimi

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  6. Y ahi vamos otra vez....... me muero de nervios y curiosidad sobre le proximo capitulo, que dira o hara Edgar, espero que este viaje sirva para que ambos se acerquen y Camilo cierre la brecha que lleva en el corazon por lo sucedido en el incendio
    Y que Sebastian.... pues encuentre la forma de canalizar su enojo, su rabia y ese odio que tiene a su padre

    ha sido como siempre un placer leer tu historia, por favor no tardes,
    buenooooooo no pierdo nada con pedirtelo, aunque sabemos que eso no depende ni de ti ni de mi sino pues, del tiempo y la inspiracion

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  7. Aaaaaaaaaaa como lo dejas así quiero más :D

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  8. Waoooo que capitul....
    Esto esta que arde....
    Más siii porfis....
    Thor eres un excelente escritor....

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