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lunes, 2 de febrero de 2015

VALERIO SI QUE TIENE PADRE



VALERIO SI QUE TIENE PADRE

Primer capítulo.

Valerio pudo oír a Carlitos y Genève llegar a casa mucho antes de que su madrastra metiera la llave en la cerradura. Lo pudo oír él y todos los vecinos. Valerio puso una mueca de disgusto necesitaba que su padre le firmara un examen que no le había ido muy bien y lo último que quería es que su padre estuviera de mal humor, porque ese sábado iba a ir a ver un partido de su equipo favorito baloncesto con unos amigos. Y si estaba de mal humor habría muchas papeletas que se quedara sin partido, aunque no lo hubiera llegado a suspender. Pero un suficiente era una nota muy baja para lo que él estaba acostumbrado y ni su madre ni su padre se conformaban con algo menos que un notable.
Valerio salió de su habitación para ver si la cosa era tan mala como el griterío pronosticaba. Con esos dos nunca se sabía, ambos eran muy escandalosos, demasiado para el gusto de Valerio que acostumbrado a vivir solo con su madre cualquier ruidito le parecía un estruendo.
Valerio tenía 13 años y eso de convivir con un niño de 5 se le hacía a veces  cuesta arriba. Carlos era muy divertido, el niño siempre estaba inventando cosas y era mejor que ver la tele. Pero el niño no se cansaba nunca y se le enganchaba a él como una lapa. ¡Y un adolescente necesita de algo de privacidad!
El griterío acabó con él clásico “a tu cuarto y cuando llegué tu padre, ya te apañará”. Valerio se maldijo, eso significaba que era más serio de lo que le hubiera gustado. Genève solía pasarse el día amonestando a Carlos incluso más de un azote se había llevado el niño por pasarse de la raya. Pero cuando era algo realmente serio, siempre esperaba a que su padre llegara a casa para que fuera él el que se hiciera cargo.
Valerio entró en la cocina donde Genève estaba preparándose un té. Y como quien no quiere la cosa se enteró que Carlitos se había marchado de la escuela con uno de sus amiguitos sin decir nada a nadie. Así que Genève se había llevado el susto de su vida cuando al ir  a recogerlo vio que el niño no estaba.  Por suerte Carlitos no tiene muchos amigos, solo tres, que parecen los 3 mosqueteros y Dartagnan y Genève no tardó mucho en dar con él. Estaba en casa de Javier merendando, tan ricamente, mientras veían la última de Iron Man.
Valerio sabía que su padre se iba a enfadar mucho, aunque no hubiera pasado nada malo. Porque Carlitos sabe perfectamente que debe esperar que lo recoja de la escuela a su madre y que no puede ir a ningún sitio sin pedir antes permiso. Valerio pensó que le niño era medio estúpido, mira que hacer algo tan idiota, si hasta él que tiene ya 13 años aún tiene que pedir permiso.
Valerio no sabía que hacer, si le daba el examen a su padre le iba a caer una bronca de campeonato, mucho peor de la que se hubiera llevado si el mocoso no la hubiera liado. Porque cuando su padre se enfadaba se ponía de un humor de perros y había que hablarle con mucho cuidadito. Valerio pensaba que era todo tan injusto, normalmente solo pasaba los fines de semana con su padre y de las cosas de la escuela se encargaba su madre. Pero habían operado a la abuela y su madre se había ido a casa de los abuelos para ocuparse de ellos, y como había escuela a él le había tocado quedarse en casa de su padre.
Su padre era un padre genial, y Valerio lo sabía que esa genialidad en parte se debía a que él era un padre de vacaciones y fines de semana. Sus padres se divorciaron cuando él tenía dos años y para él, Fernando siempre había sido así, un padre genial, y así le gustaba.
Cuando nació Carlitos no sintió los más mínimos celos, como sus padres se habían temido. El nacimiento de Carlitos no cambiaba nada, él seguía siendo su hijito que solo veía los fines de semana y por lo que debía compensarlo por no estar siempre presente. Pero aunque su padre era un padre genial, se tomaba ciertas cosas muy en serio y una de ellas era la escuela. No era justo, muchos de sus amigos sacaban meros aprobadillos incluso alguno suspendía algún que otro test  y no pasaba nada. En cambio él que sacaba casi todo sobresalientes un aprobado era la fin del mundo.
Aquella tarde cuando llegó Fernando del trabajo y su esposa le contó lo que había pasado con el renacuajo se lio gorda y bien gorda. Valerio se alegró mucho de que su padre y él tuvieran esa relación de “padre de fin de semana”. Valerio se dio cuenta que realmente su padre era un hueso duro, Carlitos solo tenía cinco años y  aunque lo que había hecho estaba muy mal, n dejaba de ser solo un mocoso.
Valerio ya había visto a su padre alguna vez darle unos cuantos azotes a su hermano pero aquella era la primera bronca seria que Valerio veía. Al fin y al cabo él solo estaba allí los fines de semana y las vacaciones. Así que se sorprendió un poco al ver que después de la habitual retirada de todos sus juguetes de su habitación y de establecer su nueva hora de ir a la cama, le dio algo más que un par de palmadas en el trasero. Pero lo que acabó de dejarlo fuera de juego fue el oír a su padre decirle que durante la siguiente semana se llevaría 5 palmadas cada mañana justo antes de ir a la escuela para que recordara que debía esperar a su madre a que lo recogiera. Valerio sabía que 5 palmadas no eran ni mucho menos una paliza, pero ¡Cada día! ¡Durante una semana! Y no es como si  su padre no le hubiera  calentado ya bien el trasero y también estaba lo de los juguetes y acostarse una hora antes, que Carlitos tenía 5 años, una hora antes era las ocho. Eso significaba que Carlitos cenaría a las siete y media. Vaya que más que cena, sería una merienda rezagada.
Por supuesto después de la escenita familiar de aquella tarde a Valerio se le quitaron todas las ganas de darle el examen para firmar a su padre. ¿Cobarde? Si, ¿Y qué? el cementerio está lleno de héroes, se dijo Valerio para si mismo. Y tomó uno de los exámenes anteriores que su madre ya había firmado, y falsificó la firma. Valerio se sorprendió lo fácil que había resultado falsificar la firma de su madre. Incluso se sintió un poco orgulloso, a la primera y nadie podría ver la diferencia entre esa firma y la de su madre. Valerio metió el examen de nuevo en la mochila y se puso a leer un poco hasta la hora de acostarse.
La mañana siguiente fue la más silenciosa que Valerio recordaba en esa casa. Ni un grito, ni un regaño, ni un “date prisa” o “mastica bien” o un “quítate ya el pijama y vístete” ni tan siquiera el típico “mami dónde has puesto” y a continuación lo que fuese. Valerio estaba acostumbrado a desayunar en paz y tranquilidad con las noticias de fondo cuando desayunaba en su casa, pero allí le ponía los pelos de gallina. Lo peor vino cuando su padre justo antes de salir al trabajo, llamó a Carlitos, el niño que sabía lo que le esperaba empezó a gimotear, pero igualmente obedeció. Valerio estaba flipando, él a la edad de Carlitos, lo más seguro es que se hubiera escondido debajo de la cama o algo así. Y ver como su padre echaba un poco la silla hacia atrás para colocar a su hermano sobre las rodillas, con el desayuno aun en la mesa, y le daba las 5 palmadas en el trasero desnudo de su hermanito fue como sacado de una esas  series rancias de televisión  de los años 60.  Valerio estaba flipando por lo duro que era su padre con Carlitos y también por la naturalidad con la que todos vivían esa situación.
El día en la escuela fue bien, como siempre Valerio le gustaba ir a la escuela, allí tenía a sus amigos y le gustaban mucho las ciencias y los deportes y las motos por lo que no era un bicho raro. Valerio se sentía más cómodo en la escuela que en casa de su padre. Valerio podría decir que la escuela era su sitio favorito sino fuera por la comida y por el profesor de lengua y literatura. Pero incluso a pesar de esas dos cosas Valerio era feliz en la escuela. Al llegar  a casa el ambiente aún estaba enrarecido. Sobretodo porque no se escuchaban los dibujos animados a todo volumen, ni había un montón de juguetes desperdigados por todo el salón. Carlitos estaba sentado en al mesa del salón haciendo una lámina de la escuela y Genève estaba en el portátil acabando alguna cosa del trabajo.
Valerio como siempre se metió en su habitación y se puso con sus tareas, no por miedo de que su padre lo riñese sino porque le gustaba hacerlas. Su madre jamás le había tenido que perseguir para que hiciera las tareas de la escuela o leyera las lecturas recomendadas, cosa que veía que Genève hacia a diario con Carlitos.  A Carlitos le gustaba la escuela, lo que no le gustaba es seguir teniendo que hacer tareas una vez estaba fuera de ella. Es decir, los deberes. Y eso que con 5 años los deberes son de risa. Pero el chico decía que se pasaba muchísimas horas en la escuela  y que no entendía porque al llegar a casa tenía que seguir aprendiendo. Papá no se llevaba el trabajo a casa. Siempre decía papá, porque sabía que Genève si que se llevaba trabajo  a casa, casi a diario.
Al llegar su padre sobre las siete, parecía más tranquilo pero seguía aún un poco resquemado. A las siete y media Carlitos ya estaba cenando, Valerio se sentó a la mesa para hacerle algo de compañía. A Valerio le daba mucha pena el niño. Sabía que el castigo se lo tenía bien merecido (lo de las palmadas no se lo merece nadie, pero lo demás si) pero aún así Carlitos solo tenía 5 años y era su hermanito. Su molesto hermanito, pero su hermano. Cuando Genève  mandó a Carlitos a la cama éste no rechistó, puso un pucherito pero una sola mirada de su madre sirvió para que el niño se diera por vencido y se fuera a la cama. Valerio, cuando se cansó de la tele se fue a su cuarto a leer hasta quedarse dormido como solía hacer. No era nada divertido estar en medio de un ambiente tan tenso.
A la mañana siguiente más de lo mismo, un desayuno en calma y tranquilidad. Carlitos había decidido portarse muy pero que muy bien para ver si lograba que sus padres le levantaran el castigo. Valerio tuvo que reconocerle que eso de portarse “muy pero que muy bien” alguna vez le había funcionado con su madre, así que le echó una mano y cuando Genève no miraba le preparó la mochila a su hermano para ganar algo de tiempo y ahorrase algún grito.
Pero como la mañana anterior justo antes de que su padre agarrara el maletín y se pusiera la chaqueta para irse a trabajar, agarró a Carlitos, le bajó pantalones y calzoncillos, lo colocó sobre sus rodillas y le dio las 5 palmadas después de recordarle que no podía dejar la escuela sin permiso y que debía de esperar siempre a su madre o a él que le fueran a buscar. Después de los berreos de costumbre su padre le limpió los churretes y le recordó que debía hacer caso a la maestra y aprender mucho en al escuela. Beso en la cabecita y el típico hasta luego. Valerio seguía impactado por la naturalidad de todos ante lo que él consideraba algo más propio de siglos pasados que de éste.

A Carlitos la escuela le gustaba, aunque no tanto como a Valerio, pero cuando estaba castigado, como lo estaba entonces la escuela era lo mejor. Allí podía jugar, podía pasárselo bien sin miedo de parecer que no estaba arrepentido, estaban sus amigos, y la mayoría de actividades eran divertidas.  Así que aquel día se le pasó volando, y cuando fueron las cuatro y sonó el timbre se quedó algo parado. Realmente había pasado volado el día y la cosa mejoró al ver que al recogerlo su madre, ella parecía más contenta. Incluso le dejó elegir a él la música que poner en el coche.
Los siguientes dos días fueron más o menso igual, Valerio pudo hablar con su madre y parecía que la abuela se estaba recuperando muy bien y que en cuanto le quitaran las vendas podría volver a casa. Valerio echaba de menos su casa, su habitación, su cama, sus cosas y aunque nunca lo confesaría también a su madre.
Aquella tarde, la casa estaba especialmente silenciosa, Valerio aprovecho para encerrarse en su habitación y poner su música a todo volumen mientras comía patatas onduladas, bebía Pepsi y leía un comic de zombis que un amigo le había dejado. Cuando empezó a oscurecer se dio cuenta que nadie había llegado aún a casa, eran pasadas las siete, y nadie en casa. Valerio salió de su habitación y fue a la nevera a ver si había alguna nota. Pero nada. Entonces decidió mandar un whatsapp a Genève a ver si todo estaba bien y si se preparaba algo para cenar. Genève le contestó enseguida. Le dijo que no, que ya  estaban en camino que llegarían en 20 minutos. Valerio no tenía una relación muy intima con Genève, no le caía mal, pero él ya tenía una madre. Así que eso le bastó y le  sobró. Tiró la lata de refresco y la bolsa de patatas y se fue al salón a ver un poco la tele, mientras esperaba que llegaran.
Los tres llegaron juntos, con caras de pocos amigos. Valerio primero pensó que Carlitos la habría vuelto a liar, poco le duraba al canijo las promesas de ser el niño más bueno de la tierra. Pero cuando Genève se llevó a Carlitos a la cocina le echó una miradita algo extraña, no le dio tiempo  a asimilar la mirada, que su padre ya le había “ordenado” que apagara el televisor y fuera a su cuarto. Valerio estaba descolocado, su padre estaba claramente enfadado y era con él, y no entendía nada, él no había hecho nada malo. Y lo del refresco y las patatas, vale, se suponía que no era bueno comer comida basura, pero no era para ponerse así. Valerio aún atónito se fue hacia su cuarto, su padre lo siguió y cerró la puerta tras de él. Mal asunto, pensó Valerio, aún sin saber el porque del enfado de su padre.
-         Vengo de hablar con el director de la escuela (dijo Fernando sin esperar más. Valerio seguía mirándolo como si su padre fuera un alienígena, cosa que hizo que Fernando se enfadara aún más). Esta tarde me llamaron al trabajo, te han abierto un expediente y debía ir a firmarlo.
-         ¿Qué? (exclamó incrédulo) ¿Un expediente? ¿Pero porqué? (dijo sin parpadear. Fernando pensó que el niño le estaba tomando el pelo y perdió los papeles y le dio un bofetón. Valerio se llevó la mano a la mejilla, su padre nunca lo había abofeteado, bueno una vez si, pero fue porque dijo la palabra que empieza por P a su tía Gladis) .
-         Mira mocoso, estás hasta aquí (señalando dos palmos por encima de su cabeza) de problemas. He tenido que salir del trabajo para ir a hablar con tu tutor y el director de la escuela, porque el señor ha decidido jugar a los falsificadores (entonces Valerio se dio cuenta el porque del enfado de su padre y dio un paso hacia atrás como si eso le diera algo de seguridad).
-         ¿Se han enterado, no?
-         Claro, genio, claro que se han enterado, tu maestro cuando vio la firma de tu madre no sospechó nada. Pero la secretaria al guardar el examen se percató de que la firma era de Lourdes, y mira por donde, tu madre hace dos semanas que está en casa de sus padres. Y ese examen es del jueves pasado.
-         Mierda (Valerio dijo flojito y cerró los ojos, cómo podía haber sido tan estúpido y como podía esperar que la estúpida secretaria fuera mirando las firmas de los exámenes, ¿Es que esa tipa no tiene otra cosa que hacer?)
-         ¿Mierda? Si mucha mierda Valerio. ¿Se puede saber porqué falsificaste la firma de tu madre? Sabes que sino está tu madre me lo tienes que dar a mí (Fernando gritaba rojo de rabia, no soportaba a los tramposos ni a los mentirosos).
-         Papá, yo… (empezó a disculparse, pero no encontraba que decir. La verdad seguro que no, no era ningún suicida)…yo, yo lo siento mucho, no pensé que se fueran a enterar (y la mirada que le lanzó su padre hizo que casi se meara encima).
-         ¿Lo haces mucho? (Valerio lo miró sin entender) ¿Des de cuando falsificas la firma de tu madre?
-         Papá, fue la primera vez, lo juro, nunca antes lo había hecho (Valerio estaba desesperado, por que su padre lo creyera) . Además el examen no estaba suspendido, no es como si (sonando un poco indignado)
-         ¡Valerio Fernando Carmona! Me importa tres pimientos que lo que hayas falsificado sea un examen o una nota o un receta de cocina. Falsificar no solo es una falta, es un delito, ¡La gente va a la cárcel por ello! ¿Te das cuenta de lo grave que es lo que has hecho? Tu tutor ha logrado que solo se te habrá un expediente, pero el director amenazaba con expulsarte una semana.
-         Papá te juro que no sabía que esto iba  a pasar, si lo hubiera sabido yo nunca lo hubiera hecho.
-         No, si eso ya me lo imagino, no eres tan idiota, hijo (Fernando respiró hondo varías veces para calmarse y no estrangular al muchacho ahí mismo). De camino a cas he hablado con tu madre (Valerio abrió mucho los ojos, nunca antes su padre se había quejado de él a su madre).
-         ¡Qué! ¿ Pero porqué? (dijo ofendido)
-         Bueno, es tu madre y es su firma la que has falsificado.
-         ¿Y qué ha dicho? (preguntó tímidamente, aunque se hacía una idea de lo que había dicho)
-         Hemos quedado que luego antes de acostarte la llamarás. Tú mismo podrás explicárselo y tu mismo podrás oír de su propia boca lo que piensa tu madre de que falsifiques su firma (Valerio tragó saliva, no solo se iba a quedar sin el partido de baloncesto algo le decía que no volvería a salir hasta que tuviera permiso para conducir). Pero ya te adelanto que lo que te queda aquí te lo pasarás castigado, así que no hagas planes para el fin de semana y después de clase directito a casa (Valerio bajó la cabeza y emitió algo parecido a un gruñido de fastidio). Ese es el castigo de tu madre, ahora hablemos del mío
-         ¿Del tuyo?
-         Si, ese examen me lo tenías que dar a mí para que lo firmara y no lo hiciste ¿no? Supongo que si en ese examen en vez de un aprobado hubiera un notable o un sobresaliente las cosas habrían sido distintas ¿no? (Valerio volvió a bajar la cabeza al ver que su padre había dado en el clavo). Y supongo que cierto partido de baloncesto tuvo también mucho que ver ¿no? (Valerio no se atrevía ni a mirar a su padre). ¿Sabes qué Valerio? Si me lo hubieras dado, te habría echado una charla sobre lo de aplicarse más, y posiblemente no hubieras ido a ese partido pero la zurra que te vas a llevar ahora te la habrías ahorrado (y cuando Fernando dijo la palabra zurra, Valerio levantó la cabeza y lo miró horrorizado). No me mires así, jovencito. Te has ganado esta zurra a pulso (y Fernando empezó a remangarse las mangas de la camisa) y lo sabes.
-         Papá, no puedes, papá, yo,  yo ya no soy un niño pequeño.
-         No, no lo eres, de pequeño tenías más sensatez (dijo para si mismo pero en voz alta).Valerio (lo llamó en un tono muy intimidante y le indicó con el dedo que se acercara, pero el chico seguía ahí de píe quieto mirando con cara de pánico a su padre) Valerio, si he de ir yo a por ti va a ser peor (le advirtió Fernando manteniéndose calmado)
-         ¿Peor? ¡Me quieres pegar! (exclamó Valerio)
-         Tú solito te lo has buscado, has falsificado la firma de tu madre Valerio, me has mentido y me has ocultado cosas de la escuela. No eres ningún niño pequeño como has dicho. Sabes perfectamente que todo eso está muy mal. No estamos hablando de no recoger tu cuarto u olvidarte de devolver los libros a la biblioteca a tiempo. Si, Valerio, si, te voy a zurra y va ser una zurra que no vas olvidar en mucho tiempo. Ni tu madre ni yo estamos educando a un delincuente ni a un mentiroso! (y esto lo dijo de nuevo en un tono muy severo) Y ahora ven aquí (y señaló justo enfrente suyo. Valerio miró a su padre con pavor sin saber que hacer no podía salir corriendo porque su padre justo estaba delante de la puerta, pensó un instante lo de un cuerpo a cuerpo con su padre, pero tras sopesarlo decidió que  no quería comprobar esa posibilidad, así que siguió quieto)
-         Papá, por favor(En ese momento se le pasó por la cabeza la zurra que se había llevado unos días atrás Carlitos y las 5 palmadas que se llevaba cada mañana ante de ir a la escuela. Su padre acababa de decirle que le iba a dar una zurra de campeonato, él que jamás se había llevado más que 5 o 6 palmadas de sus padres y que des de la última vez hacía años)
-         Valerio, no pienso contar (y se puso las manos en la cadera, jamás le había parecido su padre tan amenazador. Valerio tragó saliva y muy despacito se acercó a su padre. Fernando cuando lo tuvo a mano lo agarró) nunca pensé que podrías hacer algo tan vergonzoso como esto, Valerio. ¡Falsificar la firma de tu madre! (Fernando alzó la voz, cosa que hizo que Valerio se encogiera) Y preferir falsificar la firma de tu madre a darme a mi ese examen por ahorrarte un sermón. Eso, eso,  es una cobardía y una deshonra. ¿Qué tipo de personas quieres llegar a ser? ¿Una que logra todo a base de embustes y trampas? (Valerio empezó a llorar, ya no por el miedo de la zurra que estaba por venir, sino por las duras palabras de su padre. Cuando firmó aquel examen no pensó en nada de eso, no pensaba que estuviera haciendo algo tan malo, no era como si estuviera ocultando que hubiera suspendido,  el examen estaba aprobado. Pero dicho en boca de otro todo sonaba mucho más horrible)
-         No, papá, de verdad que no es eso lo que quiero, solo fue un error me puse nervioso y pensé que si lo firmaba yo… no pasaría nada. Además  pensaba sacar mejor nota en el siguiente, lo juro.
-         Valerio, primero no lo firmaste tú, falsificaste la firma de tu madre, que es muy distinto. Y no me vengas con eso que creías que no pasaría nada, ME MENTISTE eso siempre está mal, te pillen o no te pillen (y con esta última sentencia Fernando con un sencillo juego de dedos desabrochó los pantalones de su hijo y después agarrando la goma del slip y la cinturilla del pantalón tiró de ambas hacia bajo dejándolos a la altura de las rodillas. Valerio lo miró horrorizado, su padre no lo había visto desnudo en años y él ya tenía 13 años)
-         Papáaaa (dijo escandalizado llevándose la mano libre a cubrir sus partes).
-         Esto no es lo que tendría que darte vergüenza Valerio (dijo arrastrándolo hacia la cama, Valerio aunque no luchaba contra su padre tampoco estaba en plan colaborador, así que Fernando estiró un poco más de él hasta que llegaron a la cama y él se pudo sentar y colocar a su hijo mayor sobre sus rodillas al igual que había hecho otras veces con Carlitos, solo que el tamaño era muy distinto, así que tuvo que pararse a colocarlo, de tal manera que la postura fuera lo más cómoda para ambos) PLASS PLASS PLASS (Y la mano Fernando empezó a caer sin vacilar sobre el trasero blanquecino de su hijo)
-         Aaaaau nooo (¿dios, de qué tenía hecha la mano su padre, de acero puro?)
-         PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS Valerio estoy muy decepcionado PLASS PLASS PLASS, jamás pensé que tú fueras capaz de ocultarme algo PLASS PLASS PLASS , me inquieta esta repentina falta de honradez y confianza PLASS PLASS PLASS.
-         Aaaaaaaaaaau noooo no papá nooo auuu duele duele auuu para por favor, por favor(Valerio intentaba con todas sus fuerzas deshacerse del agarre de su padre pero Fernando lo tenía bien sujeto)
-         PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS Que sea la última vez que vas a nuestras espaldas, PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS la última vez que me ocultas algo,PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASSpuede que no esté siempre a tu lado, pero sigo siendo tu padre, muchacho PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS y me debes respeto, obediencia y honestidad.
-         Aaaaaaaaaaaaah bwuaaaaaaaaaaaaaa ahhhhhh nooo no, suelta aaaah te odio te odio, suelta bwuaaaaaaaa (Fernando jamás  le había dado a Valerio una buena zurra, y al ver como berreaba y se retorcía se dio cuenta que la madre del chico tampoco se la había dado. Eso era algo que no le pillaba mucho de sorpresa, su exmujer era más bien indulgente cuando se trataba de su hijo y Valerio era n ben chico, nunca antes había dado motivos para ser castigado tan severamente. Así que Fernando decidió que si ahora dejaba claro su opinión sobre las mentiras y trampas su hijo no volvería a cometer ese mismo error. Si sus sesos no le decían que era lo correcto el recuerdo del dolor de su trasero lo haría)
-         PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS No más trampas, no más falsificaciones, no más ocultarnos las cosas de la escuelaPLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS no más ocultarnos nada PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS (Valerio estaba convencido que nunca más podría sentarse su padre le debía de haber dado un millón de nalgadas y no parecía que fuera a acabar pronto).
-         Nooooo Bwuuuuaaa por favor, para por favor, aaaaaaaaaaaaaaaaaah seré bueno, no lo volveré a hacer lo juro, no volveré a falsificar la firma de nadie, te lo contaré todo, no volveré a esconderte nada  bwuaaaaaaaaaaaaaa (Fernando respiró hondo, sabía que en ese punto su hijo había empezado a entender la seriedad de sus actos, era el momento de poner los puntos sobre las ies. Fernando tanteó por debajo de la cama con la mano libre en búsqueda de una de las alpargatas de su hijo, pero no encontró nada, así que sin soltar a Valerio se levantó. Valerio estaba con al cara desencajada, toda roja y llena de lágrimas, mocos y saliva. A Fernando se le revolvió el estomago, odiaba ver así a su hijo, odiaba ser él que le causara ese dolor y angustia, pero sabía que no sería un buen padre si simplemente lo dejara pasar, por miedo que el niño se disgustara con él. Fernando miró por las repisas de su hijo buscando algo, Valerio al ver que aunque se habían levantado no lo soltaba, empezó a suplicar) papá, por favor, snif snif perdóname, por favor, lo siento, snif lo siento mucho, sniff hice mal, buaaawww muy mal, no lo volveré hacer, lo juro, por favor papá, por favor bwuaaaa
-         Pobre de ti, pobre porque si tengo que volver a zurrarte por lo mismo lo haré con el cinto, Valerio Fernando, tienes mi palabra que no te sentarás cómodamente por una temporada, porque a la paliza que te daré le seguirán 12 con (y agarró una de las palas de pingpong del muchacho y se la enseñó de bien cerca) ésta cada mañana.
-         Noo noo (dijo casi en pánico y de nuevo empezó a forcejear con su padre para salir del agarré, pero el paletazo que recibió hizo que diera un bote y dejara de luchar con su padre)PLACKA
-         Aaaauuuuuuuuuuu (aulló como un lobo) Bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaapapaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
-         PLACKA PLACKA PLACKA PLACKA (cayeron 4 más sobre el misma nalga antes que su padre decidiera pasar a la otra nalga. Valerio daba un botecito a cada palazo, aquel dolor era  bien distinto al de la mano de su padre, era como si mil avispas le picaran en el tarsero.)PLACKA PLACKA PLACKA PLACKA PLACKA (y con la última, Fernando dejó caer la pala sobre la cama de su hijo y sin soltarlo, se lo acercó y lo estrechó entre sus brazos) shhhh lo siento hijo, siento tener que castigarte, pero lo que hiciste aparte de reprochable es un delito y debo asegurarme de que entiendas la seriedad de lo que has hecho. Me duele que me ocultes cosas, pero más me duele que creas que puedes hacer algo tan malo como falsificar la firma de tu madre solo por evitar una reprimenda.
-         Lo entiendo snif snif lo entiendo (dijo Valerio sin dejar de abrazarse a su padre y llorando como si no hubiera un mañana) y nunca más falsificaré nada y no te esconderé nada, lo juro, papá, lo juro, perdóname snif snif
-         Hijo, ya está todo perdonado, eres aún muy joven y te equivocarás más veces en esta vida, y tu madre y yo siempre estaremos a tu  lado, siempre. Para ayudarte, para enseñarte, para consolarte.
-         Y para zurrarme ¿no? (dijo poniendo pucheritos mientras se sobaba el trasero. Fernando no pudo aguantarse la risa).
-         Jajaja me temo que eso va también en el pack.
-         Pero tú nunca antes me habías pegado tan fuerte (se quejó Valerio).
-         Tú tampoco habías hecho antes nada que se lo mereciese (Valerio puso una mueca de disgusto porque eso no se lo iba a rebatir por el bien de su trasero).
-         Ni lo volveré a hacer (se apresuró a decir y miranda la pala de pingpong de encima de su cama) No voy a volver a jugar a pingpong en mi vida.
-         Anda, madame Bobary, ve a lavarte la cara (se miró el reloj), hace rato que deberíamos haber cenado.
-         ¿He de bajar? (preguntó subiéndose con cuidado los calzoncillos)
-         Esto no es un hotel, no hay servicio de habitaciones, Valerio. Bajarás (ordenó su padre),cenarás sin quejas  y después llamarás a tu madre (Valerio se había olvidado por completo de su madre, y al recordarlo puso cara de estar molesto) Borra esa mueca, Valerio, es tu madre la que tiene muchos motivos para estar enfadada, no tú (le riñó su padre).
-         Mi vida apesta (dijo enfurruñado mientras acaba de abrocharse el pantalón. Fernando rodó los ojos, en ese momento se dio cuenta que Valerio había dejado de ser su niñito para convertirse en un adolescente).
-         ¿Y porque será? Anda, lávate esa cara, yo voy a darles las buenas noches a tu hermano y ahora voy.
-         Pobre Carlitos la que le ha tocado (murmuró al salir de la habitación) Plass (Fernando le dio una ligera palmada a su primogénito pero Valerio dio un bote que podría haber aparecido en algún libro de records).
-         Auuuu (dijo sobándose el trasero) que duele (protestó)
-         Pues no lo parece (dijo muy serio su padre). Valerio soy tu padre, no un colega, así que ojito como me hablas (le advirtió apuntándole con el dedo, Valerio tragó saliva. No le gustaba nada esa faceta nueva de su padre).
-         Lo sientoooo (Valerio puso los mismo pucheritos que ponía Carlitos).
-         Ve a lavarte (Fernando respiró hondo y decidió que por un día ya había tenido suficiente así que se dio media vuelta y se fue para la habitación del pequeño de la casa).



6 comentarios:

  1. Linda historia... los niños que fácil se les hace hacer travesuras, aunque para ello no les parezca pero para los padre uuu y solo por una firma.

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  2. jajaja "Mi vida apesta"...jajjaja.

    Un consejo la próxima vez no dejar la raqueta de ping pong a la mano....joooo

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  3. Me asusta la creatividad de los padres que siempre encuentran algo bueno para sonar a sus hijos!!! jaja una raqueta!!!
    Pobre Valerio ahora si le toco una buena!!
    Little excelente como siempre!!!

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  4. cobarde? si... y que!! ... el cementerio esta lleno de heroes

    ESA ES LA MEJOR FRASE JJJJJ

    precioso relato Little, aunque me dio mucha pena que Valerio en el fondo, incoscientemente tenga miedo de su padre... y su padre no se de cuenta

    un abrazo, aun espero por Hans

    Marambra

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  5. Me encantó tu historia, Little!!!! Aunque... he de decirte que me dio mucha penita Carlitos... y qué decir de Valerio! Mi chiquito, si con lo que presenció que le pasó al hermanito, quién va a tener las agallas de mostrarle el examen a su padre así como así.

    Me gusta mucho lo que escribes... Estuve releyendo Highlander en lo de Martita, y cuánto lo extrañé a Richie... Sigue escribiendo, sí?!

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