VALERIO SI QUE TIENE PADRE
Primer capítulo.
Valerio pudo oír a Carlitos y Genève llegar a casa mucho antes
de que su madrastra metiera la llave en la cerradura. Lo pudo oír él y todos
los vecinos. Valerio puso una mueca de disgusto necesitaba que su padre le
firmara un examen que no le había ido muy bien y lo último que quería es que su
padre estuviera de mal humor, porque ese sábado iba a ir a ver un partido de su
equipo favorito baloncesto con unos amigos. Y si estaba de mal humor habría
muchas papeletas que se quedara sin partido, aunque no lo hubiera llegado a
suspender. Pero un suficiente era una nota muy baja para lo que él estaba
acostumbrado y ni su madre ni su padre se conformaban con algo menos que un
notable.
Valerio salió de su habitación para ver si la cosa era tan mala
como el griterío pronosticaba. Con esos dos nunca se sabía, ambos eran muy
escandalosos, demasiado para el gusto de Valerio que acostumbrado a vivir solo
con su madre cualquier ruidito le parecía un estruendo.
Valerio tenía 13 años y eso de convivir con un niño de 5 se le
hacía a veces cuesta arriba. Carlos era muy divertido, el niño siempre
estaba inventando cosas y era mejor que ver la tele. Pero el niño no se cansaba
nunca y se le enganchaba a él como una lapa. ¡Y un adolescente necesita de algo
de privacidad!
El griterío acabó con él clásico “a tu cuarto y cuando llegué tu
padre, ya te apañará”. Valerio se maldijo, eso significaba que era más serio de
lo que le hubiera gustado. Genève solía pasarse el día amonestando a Carlos
incluso más de un azote se había llevado el niño por pasarse de la raya. Pero
cuando era algo realmente serio, siempre esperaba a que su padre llegara a casa
para que fuera él el que se hiciera cargo.
Valerio entró en la cocina donde Genève estaba preparándose un
té. Y como quien no quiere la cosa se enteró que Carlitos se había marchado de
la escuela con uno de sus amiguitos sin decir nada a nadie. Así que Genève se
había llevado el susto de su vida cuando al ir a recogerlo vio que el
niño no estaba. Por suerte Carlitos no tiene muchos amigos, solo tres,
que parecen los 3 mosqueteros y Dartagnan y Genève no tardó mucho en dar con
él. Estaba en casa de Javier merendando, tan ricamente, mientras veían la
última de Iron Man.
Valerio sabía que su padre se iba a enfadar mucho, aunque no
hubiera pasado nada malo. Porque Carlitos sabe perfectamente que debe esperar
que lo recoja de la escuela a su madre y que no puede ir a ningún sitio sin
pedir antes permiso. Valerio pensó que le niño era medio estúpido, mira que
hacer algo tan idiota, si hasta él que tiene ya 13 años aún tiene que pedir
permiso.
Valerio no sabía que hacer, si le daba el examen a su padre le
iba a caer una bronca de campeonato, mucho peor de la que se hubiera llevado si
el mocoso no la hubiera liado. Porque cuando su padre se enfadaba se ponía de
un humor de perros y había que hablarle con mucho cuidadito. Valerio pensaba
que era todo tan injusto, normalmente solo pasaba los fines de semana con su
padre y de las cosas de la escuela se encargaba su madre. Pero habían operado a
la abuela y su madre se había ido a casa de los abuelos para ocuparse de ellos,
y como había escuela a él le había tocado quedarse en casa de su padre.
Su padre era un padre genial, y Valerio lo sabía que esa
genialidad en parte se debía a que él era un padre de vacaciones y fines de
semana. Sus padres se divorciaron cuando él tenía dos años y para él, Fernando
siempre había sido así, un padre genial, y así le gustaba.
Cuando nació Carlitos no sintió los más mínimos celos, como sus
padres se habían temido. El nacimiento de Carlitos no cambiaba nada, él seguía
siendo su hijito que solo veía los fines de semana y por lo que debía
compensarlo por no estar siempre presente. Pero aunque su padre era un padre
genial, se tomaba ciertas cosas muy en serio y una de ellas era la escuela. No
era justo, muchos de sus amigos sacaban meros aprobadillos incluso alguno
suspendía algún que otro test y no pasaba nada. En cambio él que sacaba
casi todo sobresalientes un aprobado era la fin del mundo.
Aquella tarde cuando llegó Fernando del trabajo y su esposa le
contó lo que había pasado con el renacuajo se lio gorda y bien gorda. Valerio
se alegró mucho de que su padre y él tuvieran esa relación de “padre de fin de
semana”. Valerio se dio cuenta que realmente su padre era un hueso duro,
Carlitos solo tenía cinco años y aunque lo que había hecho estaba muy
mal, n dejaba de ser solo un mocoso.
Valerio ya había visto a su padre alguna vez darle unos cuantos
azotes a su hermano pero aquella era la primera bronca seria que Valerio veía.
Al fin y al cabo él solo estaba allí los fines de semana y las vacaciones. Así
que se sorprendió un poco al ver que después de la habitual retirada de todos
sus juguetes de su habitación y de establecer su nueva hora de ir a la cama, le
dio algo más que un par de palmadas en el trasero. Pero lo que acabó de dejarlo
fuera de juego fue el oír a su padre decirle que durante la siguiente semana se
llevaría 5 palmadas cada mañana justo antes de ir a la escuela para que
recordara que debía esperar a su madre a que lo recogiera. Valerio sabía que 5
palmadas no eran ni mucho menos una paliza, pero ¡Cada día! ¡Durante una
semana! Y no es como si su padre no le hubiera calentado ya bien el
trasero y también estaba lo de los juguetes y acostarse una hora antes, que
Carlitos tenía 5 años, una hora antes era las ocho. Eso significaba que
Carlitos cenaría a las siete y media. Vaya que más que cena, sería una merienda
rezagada.
Por supuesto después de la escenita familiar de aquella tarde a
Valerio se le quitaron todas las ganas de darle el examen para firmar a su
padre. ¿Cobarde? Si, ¿Y qué? el cementerio está lleno de héroes, se dijo
Valerio para si mismo. Y tomó uno de los exámenes anteriores que su madre ya
había firmado, y falsificó la firma. Valerio se sorprendió lo fácil que había
resultado falsificar la firma de su madre. Incluso se sintió un poco orgulloso,
a la primera y nadie podría ver la diferencia entre esa firma y la de su madre.
Valerio metió el examen de nuevo en la mochila y se puso a leer un poco hasta
la hora de acostarse.
La mañana siguiente fue la más silenciosa que Valerio recordaba
en esa casa. Ni un grito, ni un regaño, ni un “date prisa” o “mastica bien” o
un “quítate ya el pijama y vístete” ni tan siquiera el típico “mami dónde has
puesto” y a continuación lo que fuese. Valerio estaba acostumbrado a desayunar
en paz y tranquilidad con las noticias de fondo cuando desayunaba en su casa,
pero allí le ponía los pelos de gallina. Lo peor vino cuando su padre justo
antes de salir al trabajo, llamó a Carlitos, el niño que sabía lo que le
esperaba empezó a gimotear, pero igualmente obedeció. Valerio estaba flipando,
él a la edad de Carlitos, lo más seguro es que se hubiera escondido debajo de
la cama o algo así. Y ver como su padre echaba un poco la silla hacia atrás
para colocar a su hermano sobre las rodillas, con el desayuno aun en la mesa, y
le daba las 5 palmadas en el trasero desnudo de su hermanito fue como sacado de
una esas series rancias de televisión de los años 60. Valerio
estaba flipando por lo duro que era su padre con Carlitos y también por la
naturalidad con la que todos vivían esa situación.
El día en la escuela fue bien, como siempre Valerio le gustaba
ir a la escuela, allí tenía a sus amigos y le gustaban mucho las ciencias y los
deportes y las motos por lo que no era un bicho raro. Valerio se sentía más
cómodo en la escuela que en casa de su padre. Valerio podría decir que la
escuela era su sitio favorito sino fuera por la comida y por el profesor de
lengua y literatura. Pero incluso a pesar de esas dos cosas Valerio era feliz
en la escuela. Al llegar a casa el ambiente aún estaba enrarecido.
Sobretodo porque no se escuchaban los dibujos animados a todo volumen, ni había
un montón de juguetes desperdigados por todo el salón. Carlitos estaba sentado
en al mesa del salón haciendo una lámina de la escuela y Genève estaba en el
portátil acabando alguna cosa del trabajo.
Valerio como siempre se metió en su habitación y se puso con sus
tareas, no por miedo de que su padre lo riñese sino porque le gustaba hacerlas.
Su madre jamás le había tenido que perseguir para que hiciera las tareas de la
escuela o leyera las lecturas recomendadas, cosa que veía que Genève hacia a
diario con Carlitos. A Carlitos le gustaba la escuela, lo que no le
gustaba es seguir teniendo que hacer tareas una vez estaba fuera de ella. Es
decir, los deberes. Y eso que con 5 años los deberes son de risa. Pero el chico
decía que se pasaba muchísimas horas en la escuela y que no entendía
porque al llegar a casa tenía que seguir aprendiendo. Papá no se llevaba el
trabajo a casa. Siempre decía papá, porque sabía que Genève si que se llevaba
trabajo a casa, casi a diario.
Al llegar su padre sobre las siete, parecía más tranquilo pero
seguía aún un poco resquemado. A las siete y media Carlitos ya estaba cenando,
Valerio se sentó a la mesa para hacerle algo de compañía. A Valerio le daba
mucha pena el niño. Sabía que el castigo se lo tenía bien merecido (lo de las
palmadas no se lo merece nadie, pero lo demás si) pero aún así Carlitos solo
tenía 5 años y era su hermanito. Su molesto hermanito, pero su hermano. Cuando
Genève mandó a Carlitos a la cama éste no rechistó, puso un pucherito pero
una sola mirada de su madre sirvió para que el niño se diera por vencido y se
fuera a la cama. Valerio, cuando se cansó de la tele se fue a su cuarto a leer
hasta quedarse dormido como solía hacer. No era nada divertido estar en medio
de un ambiente tan tenso.
A la mañana siguiente más de lo mismo, un desayuno en calma y
tranquilidad. Carlitos había decidido portarse muy pero que muy bien para ver
si lograba que sus padres le levantaran el castigo. Valerio tuvo que
reconocerle que eso de portarse “muy pero que muy bien” alguna vez le había
funcionado con su madre, así que le echó una mano y cuando Genève no miraba le
preparó la mochila a su hermano para ganar algo de tiempo y ahorrase algún
grito.
Pero como la mañana anterior justo antes de que su padre agarrara
el maletín y se pusiera la chaqueta para irse a trabajar, agarró a Carlitos, le
bajó pantalones y calzoncillos, lo colocó sobre sus rodillas y le dio las 5
palmadas después de recordarle que no podía dejar la escuela sin permiso y que
debía de esperar siempre a su madre o a él que le fueran a buscar. Después de
los berreos de costumbre su padre le limpió los churretes y le recordó que
debía hacer caso a la maestra y aprender mucho en al escuela. Beso en la
cabecita y el típico hasta luego. Valerio seguía impactado por la naturalidad
de todos ante lo que él consideraba algo más propio de siglos pasados que de
éste.
A Carlitos la escuela le gustaba, aunque no tanto como a
Valerio, pero cuando estaba castigado, como lo estaba entonces la escuela era
lo mejor. Allí podía jugar, podía pasárselo bien sin miedo de parecer que no
estaba arrepentido, estaban sus amigos, y la mayoría de actividades eran
divertidas. Así que aquel día se le pasó volando, y cuando fueron las
cuatro y sonó el timbre se quedó algo parado. Realmente había pasado volado el
día y la cosa mejoró al ver que al recogerlo su madre, ella parecía más
contenta. Incluso le dejó elegir a él la música que poner en el coche.
Los siguientes dos días fueron más o menso igual, Valerio pudo
hablar con su madre y parecía que la abuela se estaba recuperando muy bien y
que en cuanto le quitaran las vendas podría volver a casa. Valerio echaba de
menos su casa, su habitación, su cama, sus cosas y aunque nunca lo confesaría
también a su madre.
Aquella tarde, la casa estaba especialmente silenciosa, Valerio
aprovecho para encerrarse en su habitación y poner su música a todo volumen
mientras comía patatas onduladas, bebía Pepsi y leía un comic de zombis que un
amigo le había dejado. Cuando empezó a oscurecer se dio cuenta que nadie había
llegado aún a casa, eran pasadas las siete, y nadie en casa. Valerio salió de
su habitación y fue a la nevera a ver si había alguna nota. Pero nada. Entonces
decidió mandar un whatsapp a Genève a ver si todo estaba bien y si se preparaba
algo para cenar. Genève le contestó enseguida. Le dijo que no, que ya
estaban en camino que llegarían en 20 minutos. Valerio no tenía una relación
muy intima con Genève, no le caía mal, pero él ya tenía una madre. Así que eso
le bastó y le sobró. Tiró la lata de refresco y la bolsa de patatas y se
fue al salón a ver un poco la tele, mientras esperaba que llegaran.
Los tres llegaron juntos, con caras de pocos amigos. Valerio
primero pensó que Carlitos la habría vuelto a liar, poco le duraba al canijo
las promesas de ser el niño más bueno de la tierra. Pero cuando Genève se llevó
a Carlitos a la cocina le echó una miradita algo extraña, no le dio
tiempo a asimilar la mirada, que su padre ya le había “ordenado” que
apagara el televisor y fuera a su cuarto. Valerio estaba descolocado, su padre
estaba claramente enfadado y era con él, y no entendía nada, él no había hecho
nada malo. Y lo del refresco y las patatas, vale, se suponía que no era bueno
comer comida basura, pero no era para ponerse así. Valerio aún atónito se fue
hacia su cuarto, su padre lo siguió y cerró la puerta tras de él. Mal asunto,
pensó Valerio, aún sin saber el porque del enfado de su padre.
- Vengo de hablar con el director de la escuela (dijo Fernando sin esperar más. Valerio seguía mirándolo como si
su padre fuera un alienígena, cosa que hizo que Fernando se enfadara aún más). Esta
tarde me llamaron al trabajo, te han abierto un expediente y debía ir a
firmarlo.
- ¿Qué? (exclamó incrédulo) ¿Un
expediente? ¿Pero porqué? (dijo sin parpadear. Fernando pensó que el
niño le estaba tomando el pelo y perdió los papeles y le dio un bofetón.
Valerio se llevó la mano a la mejilla, su padre nunca lo había abofeteado,
bueno una vez si, pero fue porque dijo la palabra que empieza por P a su tía
Gladis) .
- Mira mocoso, estás hasta aquí (señalando dos palmos por encima de su cabeza) de
problemas. He tenido que salir del trabajo para ir a hablar con tu tutor y el
director de la escuela, porque el señor ha decidido jugar a los falsificadores (entonces
Valerio se dio cuenta el porque del enfado de su padre y dio un paso hacia
atrás como si eso le diera algo de seguridad).
- ¿Se han enterado, no?
- Claro, genio, claro que se han enterado, tu maestro cuando vio
la firma de tu madre no sospechó nada. Pero la secretaria al guardar el examen
se percató de que la firma era de Lourdes, y mira por donde, tu madre hace dos
semanas que está en casa de sus padres. Y ese examen es del jueves pasado.
- Mierda (Valerio dijo
flojito y cerró los ojos, cómo podía haber sido tan estúpido y como podía
esperar que la estúpida secretaria fuera mirando las firmas de los exámenes,
¿Es que esa tipa no tiene otra cosa que hacer?)
- ¿Mierda? Si mucha mierda Valerio. ¿Se puede saber porqué
falsificaste la firma de tu madre? Sabes que sino está tu madre me lo tienes
que dar a mí (Fernando
gritaba rojo de rabia, no soportaba a los tramposos ni a los mentirosos).
- Papá, yo… (empezó a
disculparse, pero no encontraba que decir. La verdad seguro que no, no era
ningún suicida)…yo, yo lo siento mucho, no pensé que se fueran a enterar (y
la mirada que le lanzó su padre hizo que casi se meara encima).
- ¿Lo haces mucho? (Valerio
lo miró sin entender) ¿Des de cuando falsificas la firma de tu madre?
- Papá, fue la primera vez, lo juro, nunca antes lo había hecho (Valerio estaba desesperado, por que su padre lo creyera)
. Además el examen no estaba suspendido, no es como si (sonando
un poco indignado)
- ¡Valerio Fernando Carmona! Me importa tres pimientos que lo que
hayas falsificado sea un examen o una nota o un receta de cocina. Falsificar no
solo es una falta, es un delito, ¡La gente va a la cárcel por ello! ¿Te das
cuenta de lo grave que es lo que has hecho? Tu tutor ha logrado que solo se te
habrá un expediente, pero el director amenazaba con expulsarte una semana.
- Papá te juro que no sabía que esto iba a pasar, si lo
hubiera sabido yo nunca lo hubiera hecho.
- No, si eso ya me lo imagino, no eres tan idiota, hijo (Fernando respiró hondo varías veces para calmarse y no
estrangular al muchacho ahí mismo). De camino a cas he hablado con tu madre (Valerio
abrió mucho los ojos, nunca antes su padre se había quejado de él a su madre).
- ¡Qué! ¿ Pero porqué? (dijo
ofendido)
- Bueno, es tu madre y es su firma la que has falsificado.
- ¿Y qué ha dicho? (preguntó
tímidamente, aunque se hacía una idea de lo que había dicho)
- Hemos quedado que luego antes de acostarte la llamarás. Tú mismo
podrás explicárselo y tu mismo podrás oír de su propia boca lo que piensa tu
madre de que falsifiques su firma (Valerio
tragó saliva, no solo se iba a quedar sin el partido de baloncesto algo le
decía que no volvería a salir hasta que tuviera permiso para conducir). Pero
ya te adelanto que lo que te queda aquí te lo pasarás castigado, así que no
hagas planes para el fin de semana y después de clase directito a casa (Valerio
bajó la cabeza y emitió algo parecido a un gruñido de fastidio). Ese es
el castigo de tu madre, ahora hablemos del mío
- ¿Del tuyo?
- Si, ese examen me lo tenías que dar a mí para que lo firmara y
no lo hiciste ¿no? Supongo que si en ese examen en vez de un aprobado hubiera
un notable o un sobresaliente las cosas habrían sido distintas ¿no? (Valerio volvió a bajar la cabeza al ver que su padre
había dado en el clavo). Y supongo que cierto partido de baloncesto
tuvo también mucho que ver ¿no? (Valerio no se atrevía ni a mirar a su
padre). ¿Sabes qué Valerio? Si me lo hubieras dado, te habría echado una
charla sobre lo de aplicarse más, y posiblemente no hubieras ido a ese partido
pero la zurra que te vas a llevar ahora te la habrías ahorrado (y
cuando Fernando dijo la palabra zurra, Valerio levantó la cabeza y lo miró
horrorizado). No me mires así, jovencito. Te has ganado esta zurra a
pulso (y Fernando empezó a remangarse las mangas de la camisa) y
lo sabes.
- Papá, no puedes, papá, yo, yo ya no soy un niño pequeño.
- No, no lo eres, de pequeño tenías más sensatez (dijo para si mismo pero en voz alta).Valerio (lo
llamó en un tono muy intimidante y le indicó con el dedo que se acercara, pero
el chico seguía ahí de píe quieto mirando con cara de pánico a su padre) Valerio,
si he de ir yo a por ti va a ser peor (le advirtió Fernando
manteniéndose calmado)
- ¿Peor? ¡Me quieres pegar! (exclamó
Valerio)
- Tú solito te lo has buscado, has falsificado la firma de tu
madre Valerio, me has mentido y me has ocultado cosas de la escuela. No eres
ningún niño pequeño como has dicho. Sabes perfectamente que todo eso está muy
mal. No estamos hablando de no recoger tu cuarto u olvidarte de devolver los
libros a la biblioteca a tiempo. Si, Valerio, si, te voy a zurra y va ser una
zurra que no vas olvidar en mucho tiempo. Ni tu madre ni yo estamos educando a
un delincuente ni a un mentiroso! (y
esto lo dijo de nuevo en un tono muy severo) Y ahora ven aquí (y
señaló justo enfrente suyo. Valerio miró a su padre con pavor sin saber que
hacer no podía salir corriendo porque su padre justo estaba delante de la
puerta, pensó un instante lo de un cuerpo a cuerpo con su padre, pero tras
sopesarlo decidió que no quería comprobar esa posibilidad, así que siguió
quieto)
- Papá, por favor(En
ese momento se le pasó por la cabeza la zurra que se había llevado unos días
atrás Carlitos y las 5 palmadas que se llevaba cada mañana ante de ir a la
escuela. Su padre acababa de decirle que le iba a dar una zurra de campeonato,
él que jamás se había llevado más que 5 o 6 palmadas de sus padres y que des de
la última vez hacía años)
- Valerio, no pienso contar (y
se puso las manos en la cadera, jamás le había parecido su padre tan
amenazador. Valerio tragó saliva y muy despacito se acercó a su padre. Fernando
cuando lo tuvo a mano lo agarró) nunca pensé que podrías hacer algo tan
vergonzoso como esto, Valerio. ¡Falsificar la firma de tu madre! (Fernando
alzó la voz, cosa que hizo que Valerio se encogiera) Y preferir
falsificar la firma de tu madre a darme a mi ese examen por ahorrarte un
sermón. Eso, eso, es una cobardía y una deshonra. ¿Qué tipo de personas
quieres llegar a ser? ¿Una que logra todo a base de embustes y trampas? (Valerio
empezó a llorar, ya no por el miedo de la zurra que estaba por venir, sino por
las duras palabras de su padre. Cuando firmó aquel examen no pensó en nada de
eso, no pensaba que estuviera haciendo algo tan malo, no era como si estuviera
ocultando que hubiera suspendido, el examen estaba aprobado. Pero dicho
en boca de otro todo sonaba mucho más horrible)
- No, papá, de verdad que no es eso lo que quiero, solo fue un
error me puse nervioso y pensé que si lo firmaba yo… no pasaría nada. Además
pensaba sacar mejor nota en el siguiente, lo juro.
- Valerio, primero no lo firmaste tú, falsificaste la firma de tu
madre, que es muy distinto. Y no me vengas con eso que creías que no pasaría nada,
ME MENTISTE eso siempre está mal, te pillen o no te pillen (y con esta última sentencia Fernando con un sencillo
juego de dedos desabrochó los pantalones de su hijo y después agarrando la goma
del slip y la cinturilla del pantalón tiró de ambas hacia bajo dejándolos a la
altura de las rodillas. Valerio lo miró horrorizado, su padre no lo había visto
desnudo en años y él ya tenía 13 años)
- Papáaaa (dijo
escandalizado llevándose la mano libre a cubrir sus partes).
- Esto no es lo que tendría que darte vergüenza Valerio (dijo arrastrándolo hacia la cama, Valerio aunque no
luchaba contra su padre tampoco estaba en plan colaborador, así que Fernando
estiró un poco más de él hasta que llegaron a la cama y él se pudo sentar y
colocar a su hijo mayor sobre sus rodillas al igual que había hecho otras veces
con Carlitos, solo que el tamaño era muy distinto, así que tuvo que pararse a
colocarlo, de tal manera que la postura fuera lo más cómoda para ambos) PLASS
PLASS PLASS (Y la mano Fernando empezó a caer sin vacilar sobre el trasero
blanquecino de su hijo)
- Aaaaau nooo (¿dios,
de qué tenía hecha la mano su padre, de acero puro?)
- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS Valerio estoy muy
decepcionado PLASS PLASS PLASS, jamás pensé que tú fueras capaz de
ocultarme algo PLASS PLASS PLASS , me inquieta esta repentina
falta de honradez y confianza PLASS PLASS PLASS.
- Aaaaaaaaaaau noooo no papá nooo auuu duele duele auuu para por
favor, por favor(Valerio intentaba con
todas sus fuerzas deshacerse del agarre de su padre pero Fernando lo tenía bien
sujeto)
- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS Que sea la última
vez que vas a nuestras espaldas, PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
la última vez que me ocultas algo,PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASSpuede que no esté siempre a tu lado, pero sigo
siendo tu padre, muchacho PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS y me
debes respeto, obediencia y honestidad.
- Aaaaaaaaaaaaah bwuaaaaaaaaaaaaaa ahhhhhh nooo no, suelta aaaah
te odio te odio, suelta bwuaaaaaaaa (Fernando
jamás le había dado a Valerio una buena zurra, y al ver como berreaba y
se retorcía se dio cuenta que la madre del chico tampoco se la había dado. Eso
era algo que no le pillaba mucho de sorpresa, su exmujer era más bien
indulgente cuando se trataba de su hijo y Valerio era n ben chico, nunca antes
había dado motivos para ser castigado tan severamente. Así que Fernando decidió
que si ahora dejaba claro su opinión sobre las mentiras y trampas su hijo no
volvería a cometer ese mismo error. Si sus sesos no le decían que era lo
correcto el recuerdo del dolor de su trasero lo haría)
- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS No más trampas, no más falsificaciones, no más ocultarnos
las cosas de la escuelaPLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS no más
ocultarnos nada PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS (Valerio estaba
convencido que nunca más podría sentarse su padre le debía de haber dado un
millón de nalgadas y no parecía que fuera a acabar pronto).
- Nooooo Bwuuuuaaa por favor, para por favor, aaaaaaaaaaaaaaaaaah
seré bueno, no lo volveré a hacer lo juro, no volveré a falsificar la firma de
nadie, te lo contaré todo, no volveré a esconderte nada bwuaaaaaaaaaaaaaa (Fernando respiró hondo, sabía que en ese punto su hijo
había empezado a entender la seriedad de sus actos, era el momento de poner los
puntos sobre las ies. Fernando tanteó por debajo de la cama con la mano libre
en búsqueda de una de las alpargatas de su hijo, pero no encontró nada, así que
sin soltar a Valerio se levantó. Valerio estaba con al cara desencajada, toda
roja y llena de lágrimas, mocos y saliva. A Fernando se le revolvió el estomago,
odiaba ver así a su hijo, odiaba ser él que le causara ese dolor y angustia,
pero sabía que no sería un buen padre si simplemente lo dejara pasar, por miedo
que el niño se disgustara con él. Fernando miró por las repisas de su hijo
buscando algo, Valerio al ver que aunque se habían levantado no lo soltaba,
empezó a suplicar) papá, por favor, snif snif perdóname, por favor, lo
siento, snif lo siento mucho, sniff hice mal, buaaawww muy mal, no lo volveré
hacer, lo juro, por favor papá, por favor bwuaaaa
- Pobre de ti, pobre porque si tengo que volver a zurrarte por lo
mismo lo haré con el cinto, Valerio Fernando, tienes mi palabra que no te
sentarás cómodamente por una temporada, porque a la paliza que te daré le
seguirán 12 con (y agarró una de las
palas de pingpong del muchacho y se la enseñó de bien cerca) ésta cada
mañana.
- Noo noo (dijo casi
en pánico y de nuevo empezó a forcejear con su padre para salir del agarré,
pero el paletazo que recibió hizo que diera un bote y dejara de luchar con su
padre)PLACKA
- Aaaauuuuuuuuuuu (aulló
como un lobo) Bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaapapaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
- PLACKA PLACKA PLACKA PLACKA (cayeron
4 más sobre el misma nalga antes que su padre decidiera pasar a la otra nalga.
Valerio daba un botecito a cada palazo, aquel dolor era bien distinto al
de la mano de su padre, era como si mil avispas le picaran en el tarsero.)PLACKA
PLACKA PLACKA PLACKA PLACKA (y con la última, Fernando dejó caer la
pala sobre la cama de su hijo y sin soltarlo, se lo acercó y lo estrechó entre
sus brazos) shhhh lo siento hijo, siento tener que castigarte, pero lo que
hiciste aparte de reprochable es un delito y debo asegurarme de que entiendas
la seriedad de lo que has hecho. Me duele que me ocultes cosas, pero más me
duele que creas que puedes hacer algo tan malo como falsificar la firma de tu
madre solo por evitar una reprimenda.
- Lo entiendo snif snif lo entiendo (dijo Valerio sin dejar de abrazarse a su padre y llorando como
si no hubiera un mañana) y nunca más falsificaré nada y no te esconderé
nada, lo juro, papá, lo juro, perdóname snif snif
- Hijo, ya está todo perdonado, eres aún muy joven y te equivocarás
más veces en esta vida, y tu madre y yo siempre estaremos a tu lado,
siempre. Para ayudarte, para enseñarte, para consolarte.
- Y para zurrarme ¿no? (dijo
poniendo pucheritos mientras se sobaba el trasero. Fernando no pudo aguantarse
la risa).
- Jajaja me temo que eso va también en el pack.
- Pero tú nunca antes me habías pegado tan fuerte (se quejó Valerio).
- Tú tampoco habías hecho antes nada que se lo mereciese (Valerio puso una mueca de disgusto porque eso no se lo iba
a rebatir por el bien de su trasero).
- Ni lo volveré a hacer (se
apresuró a decir y miranda la pala de pingpong de encima de su cama) No
voy a volver a jugar a pingpong en mi vida.
- Anda, madame Bobary, ve a lavarte la cara (se miró el reloj), hace rato que deberíamos haber
cenado.
- ¿He de bajar? (preguntó
subiéndose con cuidado los calzoncillos)
- Esto no es un hotel, no hay servicio de habitaciones, Valerio.
Bajarás (ordenó su padre),cenarás
sin quejas y después llamarás a tu madre (Valerio se había
olvidado por completo de su madre, y al recordarlo puso cara de estar molesto) Borra
esa mueca, Valerio, es tu madre la que tiene muchos motivos para estar
enfadada, no tú (le riñó su padre).
- Mi vida apesta (dijo
enfurruñado mientras acaba de abrocharse el pantalón. Fernando rodó los ojos,
en ese momento se dio cuenta que Valerio había dejado de ser su niñito para
convertirse en un adolescente).
- ¿Y porque será? Anda, lávate esa cara, yo voy a darles las
buenas noches a tu hermano y ahora voy.
- Pobre Carlitos la que le ha tocado (murmuró al salir de la habitación) Plass (Fernando
le dio una ligera palmada a su primogénito pero Valerio dio un bote que podría
haber aparecido en algún libro de records).
- Auuuu (dijo sobándose
el trasero) que duele (protestó)
- Pues no lo parece (dijo
muy serio su padre). Valerio soy tu padre, no un colega, así que ojito
como me hablas (le advirtió apuntándole con el dedo, Valerio tragó
saliva. No le gustaba nada esa faceta nueva de su padre).
- Lo sientoooo (Valerio
puso los mismo pucheritos que ponía Carlitos).
- Ve a lavarte (Fernando
respiró hondo y decidió que por un día ya había tenido suficiente así que se
dio media vuelta y se fue para la habitación del pequeño de la casa).
Me fascinaron estos niños.
ResponderBorrarLinda historia... los niños que fácil se les hace hacer travesuras, aunque para ello no les parezca pero para los padre uuu y solo por una firma.
ResponderBorrarjajaja "Mi vida apesta"...jajjaja.
ResponderBorrarUn consejo la próxima vez no dejar la raqueta de ping pong a la mano....joooo
Me asusta la creatividad de los padres que siempre encuentran algo bueno para sonar a sus hijos!!! jaja una raqueta!!!
ResponderBorrarPobre Valerio ahora si le toco una buena!!
Little excelente como siempre!!!
cobarde? si... y que!! ... el cementerio esta lleno de heroes
ResponderBorrarESA ES LA MEJOR FRASE JJJJJ
precioso relato Little, aunque me dio mucha pena que Valerio en el fondo, incoscientemente tenga miedo de su padre... y su padre no se de cuenta
un abrazo, aun espero por Hans
Marambra
Me encantó tu historia, Little!!!! Aunque... he de decirte que me dio mucha penita Carlitos... y qué decir de Valerio! Mi chiquito, si con lo que presenció que le pasó al hermanito, quién va a tener las agallas de mostrarle el examen a su padre así como así.
ResponderBorrarMe gusta mucho lo que escribes... Estuve releyendo Highlander en lo de Martita, y cuánto lo extrañé a Richie... Sigue escribiendo, sí?!