Capítulo quinto
Fernando llevaba un rato mirando a su hijo mayor,
intentando encontrar las palabras para hablar con él, si que su exmujer o su
esposa lo tacharan de bárbaro insensible. Que Valerio fuera un niño reservado
no significaba que fuera delicado, como a Genève le gustaba pensar. Valerio era un niño muy sencillo, o al menos
lo había sido hasta llegar a la pubertad. Fernando ya había hablado con Valerio
sobre sexo y sobre chicas, y después del asunto del gimnasio Fernando estaba
seguro que su hijo sabía en el sexo todo está bien y no hay nada de que
avergonzarse, siempre que ambas partes consientan. Pero era cierto que jamás
había hablado de pornografía con su hijo, y no sabía muy bien que postura
tomar.
Recordaba tener la edad de Valerio y tener escondidas
revistas porque si sus padres se las hubieran encontrado le hubiera caído una
buena. Pero eran otros tiempos, él jamás habló de esas cosas con sus padres. Lo
máximo que se acercó a una charla sobre sexo con su padre fue cuando se fue a
la universidad, que su padre le dijo de camino a la residencia “ojito con lo
que haces, no vayas a arruinarte la vida por no pararte un segundo y ponerte
una goma”. Fernando para aquellas alturas ya sabía todo del sexo y lo había
aprendido solo, como se había hecho toda la vida. Pero ahora era distinto, el
sexo era algo que salía a diario por la tele, revistas y el dichoso internet.
Hasta ese día Fernando no sabía que hubiera videojuegos de ese tipo, sabía de
las revistas y de las películas incluso de las páginas de pago con webcams y
sexo en vivo. Pero lo de los juegos era nuevo.
Si por él fuera iría directo al castigo, Valerio no
solo había hecho algo que sabía que ellos no aprobaban, sino que haciéndolo
había puesto en peligro a su hermano pequeño. Fernando se preguntaba cómo
“Valerio, te quedas con Carlitos, cuida de él” podía convertirse en “deja que
tu hermano pequeño se monte en esa tabla que hasta hoy no te dejábamos subirte
a ti porque no es un juguete y te puedes romper el cuello”. Sabía que Carlitos
lo había chantajeado pero en lo más profundo Fernando esperaba que su hijo
antepusiera la seguridad de su hermano a una bronca. Pero Lourdes tenía razón
la cabeza de su hijo no funcionaba a pleno rendimiento últimamente.
-
Valerio, siéntate
-
Ya estoy sentado papá (dijo mirándolo extrañado. Fernando
puso una extraña mueca, y se sentó en la cama a su lado).
-
Mira hijo, antes de nada ¿hay algo sobre las chicas que
quiera preguntarme?
-
¡Por dios, papá no! (dijo escandalizado y tapándose las
orejas. Su padre le quitó las manos de las orejas).
-
Hablo en serio Valerio.
-
Y yo, no papá, ya me diste esa charla y lo hiciste muy bien
(lo cierto es que no fue tan buena charla ambos estaban incomodos pero Valerio sabía que los padres no se sienten
bien sino avergüenzan a sus hijos).
-
Sobre los videojuegos esos…no sé si estoy de acuerdo que
juegues con ellos, pero lo que si que no estoy de acuerdo es que los dejes al
alcance de tu hermano o de…de Genève y
tu madre. Sobre todo de tu hermano, es muy niño aún para andar con esas cosas.
-
Papá, soy muy cuidadoso, nunca me ha pillado ningún… (Valerio
prefirió no dar detalles, daba mucho corte hablar de eso con su padre), voy con
cuidado. No pensé que fuera a entrar en mi habitación y agarrar mi videoconsola
y cotillear los juegos que tengo.
-
Valerio, sé que fue culpa de tu hermano, y ya he hablado con
él sobre eso de entrar en tu habitación sin permiso y trastear en tus cosas, y
me ha dado su palabra que no lo volverá
a hacer. Pero es un niño, y tú eres su hermano mayor y todo lo que tu
haces o tienes le fascina, sé que esto
se repetirá hasta la saciedad. Tu tío José y yo estábamos todo el día en guerra
por eso (Valerio respiró aliviado). Pero hijo ¿tenías que traerte esos juegos a
la esquiada? Ni siquiera sabías que tendríais habitaciones separadas hasta que
llegamos. Sé que en casa de tu madre puedes confiar que nadie tocará tus cosas,
pero sabes que Carlitos no entiende muy bien eso de la privacidad. Tiene siete
años, él no tiene privacidad alguna y muchas veces piensa que todos somos igual
que él. Fue un poco irresponsable por tu parte ¿no crees?
-
Si…puede (dijo apartando la mirada, su padre llevaba razón,
aunque él siempre actuara como hijo único, no lo era, estaba Carlitos y el
mocoso siempre estab enganchado a él como una lapa, debió dejar la videoconsola
fuera de su alcance, pero es que ni siquiera cayó en eso)
-
Bueno, intenta
mantener “esas cosas” fuera del alcance ¿eh? (le sonrió dulcemente)
-
No te preocupes, no volveré a dejar nada por medio, no quiero
volver a pasar por esta charla jejeje (dijo forzando la sonrisa)
-
Y lo digo en serio, hijo, si quieres hablar o tienes dudas,
soy tu padre jamás te voy a dar la
espalda, sea lo que sea lo que te preocupe
-
Si papá , val ya lo sé (dijo rojo como un tomate)
-
Bueno (dijo respirando hondo y cambiando el tono a uno más
solemne). Ambos sabemos lo que toca ahora.
-
Papá, por favor, no es necesario, ya soy mayor, y me doy
cuenta que la he cagado, que no debí dejar a Carlitos subir a la tabla, sin
importar lo que me dijera. Soy el mayor, y estábamos solos y…
-
Veo que has estado pensando en ello. Valerio no sé que te
pasa últimamente, hace unos años tratabas a Carlitos como si fueras tu su
padre, jugabas con él y siempre ibas con sumo cuidado que el enano no hiciera
nada que fuera peligroso o estuviera mal. Eras un gran ejemplo para él. Su
madre y yo estábamos tranquilos cuando te dejábamos con él. Pero de un tiempo a
esta parte cada vez pasas menos tiempo con él y ahora esto.
-
Papá no vas a decir nada que me haga sentir peor de lo que ya
me siento, ¿Vale? Así que acabemos con esto (dijo poniéndose de píe)
-
Valerio mi intención no es hacerte sentir mal, mi intención
es que te des cuenta en que te has equivocado y que no lo vuelvas a repetir. Ya
veo que entiendes que fue lo que hiciste mal. Pero aunque tu te creas todo un
hombrecito ya (Valerio rodó los ojos y puso una mueca de fastidio cuando
escuchó lo de hombrecito) no eres más que un niño y estás aún aprendiendo como
funciona esto de la vida.
-
Papaaaa (protestó Valerio mortificado por que su padre había
empezado a hablarle como lo hacía Genève, y Genève tenía un pase, ella es
psicóloga y no puede evitarlo, pero oír a su padre en plan “peli americana” era
demasiado, iba a poner se a vomitar ahí mismo si su padre seguí por ahí)
-
Valerio, hablo en serio, no espero que seas perfecto pero si
que espero que uses más la sesera, dicho esto (Fernando también se puso de píe
y lo miró fijamente) como tú has dicho “acabemos con esto” (Valerio tragó
saliva y lo miró con miedo. Fernando puso un píe sobre la cama, Valerio estaba
demasiado alto ya para sentarse en al cama y ponerlo sobre sus rodillas)
pantalones y calzoncillos abajo.
-
Papa, los calzoncillos? Por favor, si duele igual.
-
Vale entonces me quitaré yo el cinturón y…(Fernando le echó
una miradita de esas de “no estoy para bobadas”)
-
No, no, no…ya va, ya va (dijo molesto mientras se
desabrochaba el pantalón. Una vez pantalones y calzoncillos estuvieron a la
altura de las rodillas Fernando agarró a su hijo y lo colocó sobre su pierna y
sin soltarlo, levantó la mano y la dejó caer implacablemente sobre el trasero
blanquecino de su hijo) PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
-
GRRRRRRR MMMMMM GRRR ARGHHHHHH (Valerio de inicio intentó
recibir esa zurra lo más estoicamente que pudo, él no era Carlitos no iba a dar
esos berridos y no iba a ponerse a
llorar) bufffffffffffffff grrrrrrrrrrrrrrr ains mmmmmm (pero su padre se lo
estaba tomando en serio, cuando llevaba 15 nalgadas las lágrimas empezaron a
escapársele)
-
PLASS Que sea la última vez que haces algo tan temerario,
eres su hermano mayor, se supone que debes de cuidar de él y asegurarte que
nada malo le pasa, Valerio PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
-
Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuu ayyy grrrr arggghhhhhh por favor papá
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau lo siento, lo siento mucho, lo juro, nunca más dejaré
que Valerio haga nada peligroso aaaaaaaaaaauuu cuando esté conmigo.
-
Tenemos que poder confiar en ti cuando dejamos a tu hermano a
tu cargo PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS, eres el mayor, PLASS ya no eres un niño pequeño PLASS y se supone que
tienes el suficiente entendimiento para saber cuando una cosa está bien o está
mal PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS.
-
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau
nooooooooooooooooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh papáaaa por favor
paraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Me mataaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
aaaaaaaaaaaaaaaaaaah
-
No te mato, PLASS PLASS pero tu hermano si que se podía haber
matado encima de esa tabla, PLASS PLASS PLASS PLASS ¿Y se si hubiera caído y
roto el cuello? PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS Es muy pequeño, sus piernas ni su columna
tienen la fuerza que tiene la tuya par controlar esa tabla, esa tabla es para
un chico de tu altura y peso no para un niñito como Carlitos. PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS
-
Bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaa
bwuaaaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaaaa dueleeeeeeeeeeeeee dueleeeeeeeeeeee
auuuuuuu bwuaaaaaaaaaa (Valerio empezó a llorar a pleno pulmón. Fernando decidió que era
momento de acabar con el castigo. Con cuidado ayudó a su hijo a ponerse en píe
y lo soltó. Valerio no podía dejar de llorar mientras se iba sobando el
trasero, ni se percató que su padre se había quitado el cinturón hasta que su
padre lo volvió a agarrar del brazo y lo medio volteó para tener un buen acceso
a su retaguardia) no, no, no (dijo casi histérico) el cinto, no por favor.
-
Hijo, sabías perfectamente que ni su madre ni yo le
permitiríamos montar en la tabla, y decidiste pasar por encima de nosotros y
dejarle hacerlo. Nosotros somos los padres aquí, nosotros somos los que
decidimos que podéis o no podéis hacer. Que sea la última vez que vas a
nuestras espaldas. Si digo que Carlitos no puede hacer algo tanto Carlitos como
tú tenéis que acatarlo.
-
Entendido, papá, pero no me des con la correa, mi culo…duele
ya demasiado, no lo resistiré (suplicó entre lágrimas).
-
Oh y tanto que lo resistirás, y quiero que lo tengas presente
para la próxima vez que decidas que puedes saltarte nuestras órdenes a la
torera (y Fernando dejó caer 10 chirlos sobre el trasero y los muslos de
Valerio) Zwass, Zwass, Zwass, Zwass, Zwass, Zwass, Zwass, Zwass, Zwass, Zwass.
-
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah bwuaaaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
-
Ya, hijo ya, ya está (dijo ayudándolo de nuevo a ponerse en
píe. Una vez en píe Fernando aprovechó para abrazar a su hijo, pocas ocasiones
tenía de demostrar su cariño a Valerio que desde los 12 años que repudiaba como
si fuera un apestoso todo tipo de afecto de sus padres). Yaaa todo perdonado,
yaaaaa, ya pasó Valerio.
-
Lo siento snif snif lo siento papá, snif yo si que quiero a
Carlitos snif y me preocupo por él snif y no quiero snif snif
-
Ya ya ya hijo lo sé
-
Y no quiero que nada malo le pase por mi culpa snif snif
(Valerio decía abrazado a su padre dejándose acariciar el pelo)
-
Lo sé hijo, nunca he dudado de lo mucho que quieres y te
preocupas por tu hermano. ¿Hijo, entiendes que te he castigado porque aunque lo
quieres y te importas no has actuado así?
-
Si snif snif pero el cinto duele mucho.
-
No te lo niego, pero ya te dije que sobrevivirías ¿no? (con
media sonrisa)
Mi trasero no está de acuerdo (dijo
sobándose el culo, entonces se percató que aún tenía los pantalones y calzoncillos
por las rodillas y se apresuró a subirlos).
-
Jajajaja (le revolvió el pelo) descansa un poco, voy a ir a
la pizzería a ver si aceptan pedidos para llevar. Y Valerio (dijo des del
quicio de la puerta), supongo que no te tengo ni que decir que se acabó la
tabla por lo que queda de Navidades ¿no?
-
Grrrrrr (gruñó y puso mala cara pero ya se lo imaginaba).
-
Ah, si, esto (se sacó la videoconsola del bolsillo) se queda
aquí (volviendo a metérselo en el bolsillo) hasta que regresemos a casa.
-
Papá, si quieres jugar (refiriéndose a los juegos porno) solo
tienes que decirlo, no es necesario que disimules ¿sabes? (dijo riendo, pero a
Fernando no le hizo tanta gracia y le echó una mirada que le hubiera helado la
sangre al más valiente)
-
No te pases ni un pelo, jovencito (le amenazó con el dedo y
Valerio tragó saliva y se disculpó torpemente con su padre. En cuanto Fernando
salió de la habitación de Valerio empezó a reírse de la salidas que a veces
tenían sus hijos ).
-
Creo que Fernando se paso con el castigo de Valerio.
ResponderBorrarMe encanta esta familia.
ResponderBorrarLittle hoshi... sabes?! tengo un encuentro de sentimientos contigo... Me has atrapado desde el primer capi con Valerio, lo adoro y a su hermanito también... pero lo que es su papá... grrrr!!! No lo soporto!! Me pareció mucho el castigo del niñito. Sé que se merecía una lección, pero se le va la mano!!! Y la lengua también... no me gusta las cosas que les dice! Aunque al parecer así entienden ellos!!!
ResponderBorrarBueno, aparte de mis reproches, te dejo mis felicitaciones!! Me encantan tus nuevos niños. Valerio es un encanto y espero que hayan nuevos capítulos muy pronto!!! :D
Saluditos!!!
P/D: Cuándo escribirás de Blair?! Por fis, por fisssssssss.... :P
Camila
Grrrr ese Fernando me gusta su nombre pero que no abuse!!
ResponderBorrarCastigo mucho a Valerio!!
Pero me dio mucha risa el final!!!