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jueves, 25 de junio de 2015

Lazos de Sangre – parte 3-



Lazos de Sangre –  parte 3-  
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El chico problemático de la escuela estaba sentado en una de las bancas fuera de la dirección, esperando la llegada de su padre. El mocoso se había puesto a pelear con un chico un año más grande y le había roto la nariz, era la cuarta vez que estaba en ese lugar en lo que iba del año  y eso que apenas había entrado a segundo. Santiago tenía los 13 años y no salía de problemas…  su padre ya estaba más que enojado de esas situación.
Efraím: que carajos te pasa,  te gusta estar aquí todo los días.
Santiago: yo que… él fue el que empezó la pelea yo solo la termine.
Efraím: y porque siempre las tienes que terminar de esa forma… porque no llamas a un maestro.
Santiago:  ¡para que!… y que se burles de mi… paso.
Efraím: y prefieres sacarme del trabajo y que te caliente el trasero cada vez que haces tus tonterías.
Santiago: yo no les pedí que llamaran… les dije que si me iban a expulsar que lo hicieran… que te mandaran un recado y yo te lo daba y cuando tuvieras tiempo libre que tu pasabas…
Efraím: no te burles de mi… -contesto molesto-
Santiago: no me estoy burlando. –dijo tranquilo-
Efraím se llevó a su hijo al trabajo, estaría unos días suspendido por la pelea, no lo habían corrido porque en algo tenía razón… el nunca empezaba una pelea, pero si sabía terminarla. Efraím administraba una empresa, ya tenía tiempo trabajando con ellos  y había demostrado ser el mejor en lo que hacía, tenía su propia oficina y era el encargado por lo que nadie le decía nada si iba o venia. Llego con su hijo y uno de los más jóvenes no pudo evitar decir.
Sergio: qué… ganaste?
Santiago: claro, yo siempre gano.
Efraím le jalo de la oreja llevándoselo a su oficina y diciendo a la secretaria que estaría ocupado y que él le mandaría los papeles  para que se los diera al dueño de la empresa.
Secretaria: muy bien señor.
Sergio: creo que el mocoso está en problemas.
Secretaria: y tú todavía le felicitas… no dejas de ser un crio.
Sergio: uuuy
Efraím entro a su oficina y cerrando esta por dentro empezó a quitarse el cinto, Santiago solo puso una mueca.
Santiago: yo no la empecé… el profesor te lo dijo.
Efraím: igual no tenías que romperle la nariz a nadie –le tomo de la mano y girándolo le soltó uno de barias cintazos-
Zasss, zasss, zassss, Zasss, zasss, zassss –aauuu, me duele, suéltame, auuu-
Efraím: si no quieres terminar aquí todos los días deja de hacer tonterías.
Zasss, zasss, zassss Zasss, zasss, zassss Zasss, zasss, zassss –yaaa aiiii, auuu ya shiff-
Efraím se colocó el cinto y tomando a Santiago del brazo lo puso viendo a la pared sin importar las pataletas que su hijo hacia… Santiago solo dejo su cabeza pegada a la pared llorando silenciosa mente, mientras que su padre se puso a terminar su trabajo.
Tres horas después Santiago se había quedado dormido en la silla de su padre en lo que este había salido a revisar unos papeles con los de contaduría, se había tardado y cuando llego no pudo evitar sonreír al ver a su hijo y una tirita de baba  que mojaba su escritorio. Era tarde pero ya era hora de comer, movió lentamente a Santiago y lo despertó.
Efraím: tienes hambre?
Santiago: un poco… -dijo adormilado-
Efraím: pues vamos a comer, anda…
Santiago: ya no estas molesto?
Efraím: sigo enojado… pero no por eso te voy a dejar aquí sin comer... tienes que crecer  o quieres quedarte  chiquito toda la vida?
Santiago: no.
Santiago era el más bajito del segundo año por lo que muchos se burlaban de él, pero el mocoso había aprendido que la fuerza no se mide por el tamaño sino por la fuerza misma y la agilidad.  Tanto padre como hijo salieron a comer a un pequeño restaurante, Efraím todavía tenía que trabajar y no podía ir a dejar a su hijo a la casa, donde a estas alturas ya debería estar con sus hermanos y su madre. Efraím se había casa dos años después de que naciera Santiago, Beatriz era una buena mujer pero había pequeñas cosas que no eran tan maravillosas en la familia.
Efraím: No Bea linda… él está conmigo, así que no va a llegar sino a la misma hora que yo… ya veré que se ponga hacer sus deberes… bueno te dejo… colgó el teléfono…
Santiago: qué?
Efraím: que tu mamá está preocupada. –estaba en una caseta telefónica-
Santiago: aja.
Efraím: eey.
Santiago solo rodo los ojos  y fue detrás de su padre, devuelta a la oficina.

Efraím siempre tuvo algunos problemas con Santiago e incluso con sus padres por la misma razón, dos años atrás Julián estuvo por quitarle la custodia de Santiago y tanto padre como hijo tuvieron una discusión la cual salió perdiendo Efraím, Santiago se quedó unos meses viviendo con sus abuelos…
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Dos años atrás Santiago tenía 11 años.
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Santiago era un niño muy lindo y  tierno que hablaba sin titubeos. En muchas ocasiones se sentía rechazado pero no decía nada solo trataba de no molestar y agradar.
La vida no era color de rosa en esa familia, a veces no era la intención de aquellos padres. Beatriz era buena mujer pero muy dentro no quería al niño ya que fue la razón de muchos problemas en su noviazgo, pero ellos no dejaron de quererse, Beatriz tampoco le podía echar la culpa al niño pero en las personas no deja haber celos.
Hugo 8 años: aaaaa dámelo es mío.
Santiago: solo lo estaba viendo.
Hugo: lo rompiste.
Santiago: yo no lo rompí mentiroso, ya estaba así.
Hugo: buaaaaaaaa
Beatriz: que sucede?
Hugo: rompió mi juguete.
Santiago: mentiroso.
Beatriz: Santiago no molestes a tus hermanos, no les hagas llorar por favor.
A las horas llego Efraím y su hijo Hugo le fue con el chisme a su padre de que Santiago había roto su juguete…
Santiago: yo no rompí nada. Que él sea un llorón no es mi culpa.
Efraím: él es más pequeño que tú…y ya no quiero discutir, ya no toque sus juguetes si sabes que va a llorar, listo,  fin del problema. Al día siguiente volvió a ocurrir algo similar,  problemas por los juguetes pero esta vez fue Hugo quien tomo las cosas de su hermano mayor.
Santiago: papá dile que me devuelva mis cosas.
Efraím: hijo no te pasa nada si las tiene un rato.
Santiago estaba por ponerse a llorar como era posible que su padre le dijera eso y a él no le dejaban tocar las cosas de sus hermanitos y el sí tenía que darles todo a ellos. Los niños más pequeños tenían las cosas de su hermano mayor pero no duraron mucho tiempo con ellas por que ya estaban dañadas o rotas, Santiago enojado aventó a Hugo y lo hizo caer al piso este empezó a llorar, Efraím castigo a Santiago le dio unas cuantas nalgadas y lo dejo en su cuarto castigado, en la noche a la hora de cenar hubo otra pequeña pelea entre hermanos Hugo le aventó una galleta a la cabeza a Santi pero Efraím solo le llamo la atención, Santiago se puso a llorar, su padre  le dijo que no llorara que tanto podía hacerle una galleta, Santiago lloro con más sentimientos y se fue a su cuarto, Efraím no le dijo nada hasta la  hora de acostarse “que se lavara los dientes y se fuera a dormir”, no hubo ningún consuelo, ni unas palabras para tranquilizar el llanto del niño. A las 11 de la noche todos estaban dormidos y fue cuando Santiago triste tomo la mochila de la escuela, saco todos sus cosas y metió ropa, sus juguetes mas valiosos, rompió su cochinito y saco todos sus ahorros, bajo cuidadora mente y abrió la puerta y se salió, tomo su bicicleta y se fue a casa de sus abuelos, esta quedaba a 20 minutos en carro por lo que Santiago tardo poco más de la media hora, tenia lágrimas en sus ojos pero llego a salvo y toco el timbre a las 11: 48… un pequeño niño solo en la calle.
Julián: quién? –Pregunto antes de abrir la puerta, pues era muy tarde-
Santiago: papi ábreme buaaa.
Julián en automático abrió reconoció esa vos, abrazo a su niño, viendo a todos lados y sin ver a su padre cerca.
Julián: viviente tu solito? –
Vio la bicicleta y la mochila, lo metió en brazos, (para sus 11 años Santiago era muy bajito se llevaba solo por centímetro de Hugo) dejando dentro la bicicleta y cerrando la puerta, se fue a sentar al sofá. Su mujer bajo, tenía una cara de susto al comprender que el niño había recorrido esa distancia él solito.
Una vez que Santiago se pudo tranquilizar, le dijo a sus abuelos que su papá no le quería y le conto todo lo que había pasado, pero el niño había puesto su vida en peligro y Julián no le paso eso, le dio una  nalgadas pero después lo consoló   y no lo dejo de abrazar y consolar.
Julián: tus papis si te quieren solo que a veces se equivocan.
Santiago: no me quieren… una vez los escuche hablar… papá dijo que si yo no hubiera nacido… y que ellos siempre dijeron que tres hijos era suficientes buaaaaa.
Julián: tú les has escuchado decir eso.
Santiago: si, yo baje a tomas leche y los escuche hablar… ellos no me quieren…
Katy abrazo a ese niño y no le soltó, Julián solo sintió mucho coraje, como era posible que su hijo dijera eso, pero tampoco era que no lo pudiera creer si cuando el niño nacido lo había dicho un sinfín de veces, tomo el teléfono y lo llamo despertándolo, Efraím contesto y se quedó alarmado, como era posible que el niño estuviera en casa de sus padre, le pudo ocurrir un accidente… estaba muy preocupado pero al saber que estaba bien la preocupación paso a enojó y le dijo a su padre que iría por él.
Julia: si vienes no te voy abrir la puerta y si te abro va a hacer para darte la paliza de tu vida, tu no me tocas a ese niño entendiste, si te llame fue solo para decirte  donde estaba.
Efraím: papá el niño tiene clases mañana.
Julián: pues avisas que no va a ir. –Colgó el teléfono-
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Julián cargo a su pequeño niño y lo llevo a su recamara, se le cerraban los ojitos pero seguí con mucho sentimiento, Katy lo acomodo y lo abrazo consolándolo y haciéndole dormir. Efraím no pudo dormir en toda la noche,  la mañana siguiente se levantó para irse a trabajar, pero no pudo evitar preguntare por que su padre estaba tan molesto con él, Efraím no veía lo que sus padres, el trataba de ser parejo con todos sus hijos pero su razonamiento decía que los otros niños eras más pequeños  que no siempre comprendían las cosas y que Santiago al ser el más grande tenía que dar el ejemplo pero el aún era un niño y lo que quería era el carillo de alguien.  
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En la tarde que salió de trabajar fue directo a casa de sus padres. Ambos ya estaban en casa, pero Santiago no lo estaba, se había ido a casa del hijo mayor de Julián, Uriel que tenía un hijo de 7 años. Uriel le llevaba por dos años a Efraím, pero este había estudiado fuera, una vez termino su carrera empezó a formar una familia y al saber que su hermano se estaba comportando como un completo idiota le dijo a sus padres que le dejaran al niño, suponiendo que las cosas no serían fáciles.  
Efraím: donde esta Santiago?
Katy: en casa de tu hermano –contesto algo seca-
La discusión empezó y Julián le reclamo a su hijo… le dijo que lo que estaba haciendo no era lo correcto, que tenia 4 hijos no solo 3  y que si no quería a Santiago porque carajos no se los dio cuando nación, que el niño se hubiera ahorrado mucho sufrimiento y maltrato.
Julián: porque yo no lo veo de otra forma… Efraím, me vas a dejar a ese niño, no te los a llevar.
Efraím: que? No, es mi hijo, no te lo puedo dejar.
Julián: no te lo estoy pidiendo, te lo estoy exigido yo te deje muy claro que si me dabas una razón te lo quitaba y me has dado mucho.
Efraím: no puedes papá.
Julián cumplió su promesa y solo cuando su hijo demostró que era capaz de cuidar a sus hijos y de quererles por igual Samuel regreso a su casa. Samuel quería estar con su papá le quería pero seguía sintiendo ese vacío.


2 comentarios:

  1. uupss cambie los nombres perdón :S apenas me estoy fijando en eso... por eso no me gusta poner nombres con la mismas iniciales pero bueno... me da flojerita buscar mas nombres :(

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