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domingo, 26 de julio de 2015

SI ODIO TODO SOBRE USTED, PORQUE DEBO AMARLO? CAPITULO 18



SI ODIO TODO SOBRE USTED, PORQUE DEBO AMARLO?
CAPITULO 18

Andres Felipe, debido a lo ajetreado de la vida militar sobre todo cuando se encontraba en el área de operaciones, sumado al extenso entrenamiento recibido, había desarrollado un sueño sumamente liviano.
Con una percepción de su entorno extraordinaria, estaba más dormido que despierto, pero plenamente consciente de su ubicación y la de sus dos tesoros que cómodamente dormían a su lado.
Angélica dormía plácidamente, pero de inmediato noto que Juan Andres, respiraba con dificultad, estaba sudando copiosamente y su temperatura corporal se incrementaba con rapidez, lo que puso al militar de inmediato en alerta.
Con sumo cuidado se giró a su derecha y tomo su reloj militar de pulsera de la mesita de noche y pulso el obturador de luz pálida, faltaba un cuarto para las siete de la mañana.
Con mucha delicadeza salió de la cama y tomo su teléfono móvil, estaba aterrado, era la primer crisis respiratoria que presenciaba de su hijo, pero como un curtido militar que era no perdería la calma ni la cabeza fría en una situación de tensión como aquella.
Rápidamente busco en su lista de contactos el número del móvil de su madre, la cual le contesto casi al cuarto timbrazo, la Doctora Caicedo últimamente se sentía sumamente presionada por lo poco común de la condición física de su hijo menor.
Los sentimientos de rabia, impotencia y culpa la devoraban, se sentía en parte  responsable por lo que le ocurría a su niño.
Alo,? hola hijo, cuéntame que te sucede mi vida, contesto la médica tratando de sonar tranquila.
Madre, hola respondió el saludo Andres, perdona por llamarte tan temprano, pero necesito tu ayuda con urgencia, manifestó el militar al borde de las lágrimas, pero sin perder la entereza ni el temple en ningún momento.
Juanito, está volando en fiebre y respira con demasiada dificultad, creo que la escapada de ayer con Valentina desabrigado le hiso demasiado daño.
Yo no se de medicina un carajo, pero creo que tiene una crisis bronquial muy severa, está muy rojo mami, tiene demasiada fiebre y le cuesta trabajo respirar.
Un sentimiento de angustia agudo como una daga en medio de su corazón atravesó el pecho de la Doctora Caicedo, ahora no solo su hijo sino también Su nieto requerían atención médica, porque rayos le sucedían estas cosas a su familia?, sin embargo rápidamente la médica desplazo a la abuelita angustiada y con toda la calma del mundo manifestó: Amor, en diez minutos esta una ambulancia en tu apartamento con el equipo paramédico más calificado de la clínica recogiéndolos.
Por favor abriga bien a mi tesoro y trata de bajar lo más que puedas su temperatura corporal con compresas de agua helada, tuércelas bien que solo este húmeda la fibra, no me lo vayas a mojar.
Tenemos que proteger su cabecita de la fiebre, hay peligro de que convulsione por esa temperatura alta, yo estaba terminando turno de guardia en la clínica así que ya mismo me pongo a coordinar su arribo.
Los estará esperando con el mejor medico neumólogo pediátrico de aquí y con todo lo demás dispuesto para que atiendan a mi nieto.
No te preocupes mi príncipe, que la mama está a tu lado para afrontar esta crisis, nuestro muñequito precioso se va a recuperar rápidamente hijito mío. Ahora te dejó que tengo mucho que coordinar para su llegada, ve pronto a hacer lo que te indique, dicho esto colgó el celular.
Andres de volada despertó con sumo cuidado a Angélica y la puso al tanto de la situación, mientras tanto Juan Andres, tosía cada vez más fuerte y se sentía el esfuerzo enorme que hacía para llevar aire a su cada vez más cerrados bronquios.
Angélica que ya estaba familiarizada con ese cuadro clínico de su niño, busco entre su cartera un atomizador con el medicamento comprimido para los bronquios y poniéndolo en la boca de su hijo mayor lo acciono, haciendo que Juan Andres, despertara completamente, rompiendo en llanto casi de inmediato.
La cabecita le dolía horrores, se sentía ardiendo por dentro, tenía la garganta reseca, el pecho le dolía demasiado, BUAAAAAA, MAMIII, PAPIII ME DUELE, NO PUEDO RESPIRAR COF, COF, COF,…. Andres, rápidamente se sentó al lado de su peque tratando de tranquilizarlo.
Calma mi vida, ya pronto llega la ayuda, vamos a ir a la clínica de la abuelita y allí te van a atender, para que te sientas mejor príncipe hermoso de los papitos.
Su tono de voz era cálido y dulce, su rostro estaba sereno y con una media sonrisa bastante forzada, estaba a punto de caer presa del pánico de ver a su hijo adorado tan enfermo.
Pero haciendo acopio de fuerza sobre humana trataba de mantener la calma, de no perder el control de la situación.
Angélica, al ver a su niño tan delicado sintió una mescla de preocupación y molestia, la cual le hiso saber a Juan de inmediato, te fijas niño desobediente, porque te insistimos hasta el cansancio de que aquí en Bogotá debías salir sumamente bien abrigado?
Que el frio de esta sabana era demasiado agresivo para tus bronquios, pero nooo el carricito siempre tiene que hacer su sacro santa voluntad y los papas somos los paganos de tu falta de juicio, Dios santo mira nada más como estas de mal Juan Andres Contreras.
Andres, seguía aplicándole compresas heladas húmedas en la frente a Juan, tratando de bajar a fuerza la temperatura de la cabecita de su nene, mientras las lágrimas se escurrían incontrolables por los ojos del niño.
Quien entre lo Angustiado que se sentía por no lograr respirar con facilidad y el regaño que le estaba metiendo su madre, cada vez se sentía peor, lo sientooo, mamitaa, perdonameee, BUAAAAA, COF, COF, COF, ARGHHHH BUAAAAAA, BUAAA, COF, COF, COF, me dueleee papiii ayúdame, te lo ruego.
Andres,  miro con un claro gesto de desaprobación a su esposa, al tiempo en que le manifestaba lo poco útil que resultaba en ese instante reprender al niño.
Tomando una larga y profunda bocanada de aire el militar se dirigió a su amada, y dirigiéndose a ella dijo: amor mío, en este momento tratemos de ser más constructivos ahora mismo, en nada ayuda que lo regañes, necesito es que me colabores tratando de que se calme lo más posible amor.
Caramba tienes toda la razón mi vida, soy una idiota, este embarazo me tiene las hormonas revueltas, rápidamente Angélica se sentó al lado de su niño, para mimarlo y tratar de tranquilizarlo para que no se le dificultara aún más respirar por estar llorando.
Ya mi chiquito precioso de la mamita SHH, SHHH, cálmate mi cielo, yo no estoy enojada contigo, lo único que necesito en este momento es que te tranquilices lo más que se pueda para que logres respirar mejor mi muñeco precioso.
Ya viene la ayuda en camino,  pronto vas a estar mejor mi vida te lo prometo que así será, aquí están tus papitos contigo mi príncipe lindo.
Poco a poco Juan Andres, trataba de recuperar la calma, aun se sentía fatal, pero al menos los papas no estaban enojados con él, como le dolía el pecho y la cabeza.
Esto era terrible, recordaba otras crisis bronquiales bastante feas, pero jamás ninguna así de fuerte como esta que le estaba ocurriendo en ese momento.
Se sentía un completo idiota, ¡¡¿Por qué rayos no se había puesto una chamarra antes de salir?¡¡ Ni que fuera tan difícil caramba, esto era horrible, sentía como si la vida se le fuera del cuerpo, COF, COF, COF, la maldita tos de nuevo, sentía como si se fuera a desbaratar en cualquier momento.
Papa y Mama están a mi lado, tratan de ayudarme, maldita sea, soy un jodido idiota.
Ok, calma, ya viene la ayuda en camino, tengo que calmarme, necesito respirar como sea, me duelen la cabeza y el pecho demasiado… poco a poco el malestar se convirtió en miedo, el miedo en angustia, la angustia en rabia.
COF, COF, COF, GRRRRR, DEJENMEEEE, JODER, sonó fuerte y atronador en la habitación, tanto que logro despertar a Valentina que dormía profundamente en la habitación de huéspedes del apartamento.
Los hermosos ojos de Juan Andres, estaban teñidos de ese aterrador color amarillo intenso el cual cubría por completo la extensión de su iris, su carita de niño dulce había cambiado súbitamente por una expresión fiera.
Respiraba con mayor facilidad, pero aun de forma agitada, estaba desorientado, mirando en todas direcciones, sentía la necesidad imperiosa de Arremeter con violencia contra el que fuera.
Este sentimiento de ira irracional que invadía su ser, le obnubilaba la mente, su corazón latía tan rápido que lo sentía en sus tímpanos, apretaba sus puños con una fuerza increíble y hasta ese momento desconocida para él.
Por más de que sus padres trataban de contenerlo no lo conseguían y antes de que unos sumamente sorprendidos Andres y Angélica lograran asimilar lo que sucedía, su niño había saltado de la cama con una agilidad felina y estaba de pie en medio de la habitación luciendo como una fiera acorralada.
Andres Felipe, se congelo al ver los ojos de su hijo, ahí estaba frente a sus ojos la frase apocalíptica pronunciada por su odioso padre,  “la fiebre de la sangre”, esa furia brutal que él conocía tan bien y que le aterraba.
Esa parte de sí mismo que odiaba, a la que temía con todo su ser y que había tratado de mantener enterrada en lo más profundo de su persona.
Ahora salía de repente para manifestarse sin pudor y en la persona de uno de los seres más importantes en su vida, de su adorado hijo mayor.
Esto no era cierto, por DIOS SANTO ESTO NO ESTA PASANDO, no contigo Juan Andres, a ti no, espeto con dolor y miedo, haciendo que Angélica lo mirara en pánico y con cara de pregunta.
Amor que está pasando, que tiene nuestro niño? Pregunto la angustiada madre al apenas lograr reconocer a su hijo en ese ser absolutamente agresivo Y dispuesto a arremeter que tenían parado frente a ellos luciendo acorralado e iracundo.



Amor, sal del cuarto por favor, de forma suave, sin hacer movimientos bruscos, ordeno de manera absolutamente fría Andres Felipe.
Estaba preocupado por la seguridad de su amada, su embarazo ya era avanzado y le aterraba que Juan se pudiera poner violento en cualquier momento.
Pero como se te ocurre amor?, contesto Angélica indignada, mira como esta nuestro niño, parece que tuviera el diablo adentro, además está demasiado enfermo, Juanito precioso de la mama, mírame trata de calmarte mi vida. Espeto angustiada Angélica, dirigiéndose directamente a Juan Andres, el cual parecía un erizo acorralado.
El muy enfermo y descontrolado niño, fijo su vista en su madre y rugió le como respuesta LES DIJE QUE NO ME JODAN DEJENME SOLO, LARGUENSE DEL CUARTO GRRRR.
Angélica, sal del cuarto ahora mismo joder, rugió Andres Felipe, déjame con Juan a solas,…  por favor amor mío dijo el militar suavizando su tono de voz y su gesto lo más que pudo.
Te juro por mi vida que todo va a estar bien, pero piensa en el bebito amor, tú no puedes estar sometida a demasiado estrés ni mucho menos ir a recibir un golpe Dios no lo permita.
Recibir un golpe?, como se te ocurre decir eso?? Nadie aquí va a dar ni a  recibir golpes Andres Felipe, olvídate de eso, te volviste loco acaso?, Angélica Estaba aterrada cada vez entendía menos lo que estaba sucediendo.
Además Andres Felipe, poco a poco, a medida de que la tensión y la angustia escalaban en esa habitación estaba luciendo tenso, respiraba con fuerza, estaba alerta por completo, esto era aterrador.
Lucia exactamente como en aquella ocasión en ese depósito militar, su gesto estaba inexpresivo, su mirada durísima y sus ojos POR DIOS SUS OJOS, estaban amarillo brillante iguales a los de Juan Andres, iguales a los del Dragón, pero que carajos estaba pasando?
Angélica, amor mío, te lo ruego, sal de la habitación, necesito calmar al niño, él está muy enfermo y la ambulancia va a llegar en cualquier momento, SAL AHORA DEL CUARTO, ordeno en tono marcial Andres, dedicándole una durísima mirada con aquellos fieros ojos de color amarillo que hicieron que la maestra se estremeciera hasta lo más profundo de su angustiado ser.
Angélica, aun sin comprender que rayos sucedía, pero superada por mucho en aquella situación, decidió, ceder a la petición que de forma angustiosa le Hacia su amado, levantándose cuidadosamente de la cama, saliendo a pasos cortos pero firmes de aquel entorno y tan pronto abrió la puerta de la habitación se encontró de frente con una asustada Valentina, la cual estaba escuchando todo desde fuera sin atreverse a entrar.
Tía Angie, que está pasando? Porque Juancho está gritando así? Pregunto llena de pesar y angustia la voluntariosa adolescente sin lograr dilucidar lo que estaba ocurriendo en ese momento.
Vamos al cuarto de huéspedes linda dijo casi en automático Angélica, tomando suavemente de los hombros a la niña y encerrándose con ella en el mismo.
Poniéndose casi de inmediato a orar, solo su fe le daba fuerza y consuelo en ese instante, le rogaba con todas sus fuerzas al todo poderoso por un desenlace rápido y feliz.
Mientras tanto en la habitación principal del apartamento de los CONTRERAS TORRES, Andres se acercaba lenta pero decididamente hasta donde se encontraba su niño, el cual estaba completamente frenético sin lograr asimilar lo que estaba ocurriendo con él.
Juan Andres, se sentía en medio de una horrida pesadilla, estaba como atrapado dentro de su propio cuerpo, consciente de lo que sucedía, pero sin tener control de lo que hacía o decía.
En ese momento era puro instinto animal lo que tenía el control de su enfermo cuerpo, estaba aterrado, necesitaba con desesperación que su valiente padre tomara el control de la situación.
Que lograra hacerlo reaccionar, sabia en lo más recóndito de su ser que si alguien era capaz de ponerlo a salvo ese era su papito.
Juanito, mi amor, escúchame decía de forma serena pero firme el militar a medida que se acercaba cuidadosamente a su aterrado hijo, mírame a los Ojos bebe, concéntrate en mi voz.
Escúchame, vamos a solucionar esto juntos mi vida, súbitamente llegaban a manera de flashes los recuerdos más recónditos de su más tierna infancia al lado de su abuelito a su mente como olas.
Poco a poco al lograr auto control de sí mismo los había olvidado en lo más profundo de su mente, sus violentos ataques de ira de la niñez, su agresividad casi incontrolable.
La manera sabia y sumamente creativa en que el doctor Alberto Caicedo lidiaba con ellos, las clases de arte y de música, los ejercicios de meditación profunda, las extenuantes jornadas deportivas, las relajaciones guiadas.
Todo absolutamente todo tenía sentido para Andres Felipe en ese instante, su abuelito no era un viejecito dulce y excéntrico como creía, todo lo que recordaba con ternura y cierta burla en su etapa de adulto, ahora tenía absoluto sentido para el militar.
Todo aquello había sido debido a él, ahora lo recordaba todo al ver a su mini mi totalmente fuera de control, poseído por aquello que tanto lo aterraba.
Los incansables esfuerzos de su abuelito materno le habían ayudado a encontrar su centro.
A que la mente racional fuera más fuerte que el instinto feroz y agresivo, seguramente aquello también funcionaria para su adorado Juancho.
Sin darse más tiempo de navegar en los recuerdos de su infancia decidió poner manos a la obra de inmediato.
Ya que el mismo estaba sintiendo que debido al altísimo nivel de estrés que estaba experimentando en ese instante podría perder el control en cualquier momento.
Lentamente se sentó en posición de meditación en frente de su hijo, el cual lucia y se comportaba como un animalito salvaje acorralado.
Ven hermoso de papa, acércate, siéntate en frente de papito, vamos hermoso escucha mi voz, es papa mi niño lindo.
Escucha mi voz, concéntrate en mis ojos, vamos Juanchi, sé que tú puedes lograrlo, eres un niño fuerte y valiente, eres el orgullo de los papitos.
Juan Andres Contreras Torres, no podía resistir a dos cosas en todo el mundo, sus máximas debilidades eran el helado de chicle y la voz de su padre.
La cual parecía tener un efecto hipnótico en su persona, así que lentamente se fue acercando a donde se encontraba su padre sentado frente a él.
Andres, levanto ligeramente la mirada, su respiración era absolutamente controlada en ese momento, estaba pensando en el lago de la cabaña de su abuelo, en una tarde de verano, en la brisa refrescante, zumbando entre las copas de los árboles.
En la calidez de los rayos del sol, en el agua moviéndose en ondas, casi de inmediato sus ojos volvieron a su color miel normal.
Lo había conseguido, había encerrado nuevamente a ese demonio que habitaba en su ser y ahora ayudaría a su niño a hacer lo propio.
Vamos mi ángel hermoso dijo con dulzura extendiéndole su mano derecha a su hijo, el cual lentamente la tomo, reconociendo esa calidez, era su padre.
Aquella fuerte mano era la del hombre que más amaba y admiraba en todo el mundo mundial,  su master chief el que estaba frente a él.
Lentamente se sentó enfrente de Andres Felipe, eso es hijito hermoso hablo el militar quien se encontraba absolutamente en calma y relajado.
Vamos a respirar juntos con mucha calma, inhala, sostenlo, exhala, mira mis ojos mi vida, concéntrate en mi voz, nada más existe solo estamos tu papi y tú en esta habitación.
Sigue mi voz mi niño hermoso, síguela del otro lado están papa y mama, vamos mi Juancho, tu puedes lograrlo, así es mi sol ya casi lo consigues.
Durante un lapso de diez minutos padre e hijo estuvieron frente a frente realizando aquella relajación guiada, poco a poco los hermosos ojos de Juan regresaron a su color miel normal.
El peque lo había conseguido, a pesar de la bronquitis, de la fiebre, del dolor de cabeza y pecho, el príncipe heredero había conseguido reaccionar y vencer aquel maligno gen artificial que evidentemente también tenía consigo codificado en lo más profundo de su tierno ser.
Papi? papito que me está pasando? COF, COF, COF, Finalmente Juan Andres, lograba recuperar por completo la lucidez y el control sobre su persona.
Que hice?, COF, COF, COF, tengo miedo papi ISHH, ISHH, ISHH, rompió en un profuso y sentido llanto sintiéndose aterrado por lo que acababa de hacer y decir.
Andres, se puso de pie con velocidad y firmemente alzo del piso entapetado a su niño acunándolo contra su cálido pecho, SHH, SHHH, no ha pasado nada mi ángel hermoso.
Todo está bien ahora mi peque adorado, shh, shh, estas a salvo ahora mi vida, ven déjame ponerte este saco, ya debe de estar por llegar la ambulancia.
La abuelita Lina te está esperando muy preocupada por tu salud mi niño lindo, ya te van a curar esos bronquios mi bebe lindo.
Al escuchar que la puerta de la habitación se abría Angélica y Valentina salieron del cuarto de huéspedes a la mayor velocidad que les fue posible hacerlo.
Completamente angustiadas, sintiendo un alivio enorme al ver a Andres Felipe, vestido con Juancho alzado también vestido, calmado y listo para irse a la clínica.
A los cinco minutos de aquello el citofono del apartamento sonaba para anunciar la llegada de la ambulancia.
Amor que paso? Inquirió con curiosidad Angélica, tranquila mi cielo, ya todo está en orden, Juanito necesita que lo atiendan y descansar mucho.
Cuando regresemos de la clínica, te cuento lo que hicimos con lujo de detalles, por ahora quédate con la princesa pendiente del móvil.
Sé que quisieras ir con nosotros, pero en la ambulancia solo puede ir un familiar, además en tu estado no me parece prudente que vayas al caos de una clínica.
Yo me comunico con ustedes tan pronto hayamos llegado y sepa que dicen los médicos hermosa, no te preocupes que nuestro hijito esta en las mejores manos amor mío.
Tío, por favor te comunicas con nosotras constantemente, te lo ruego, espeto Valentina con los ojos anegados en llanto, sintiéndose completamente responsable por la crisis de salud de su primo.
Descuida princesa hermosa, contesto con calma y dulzura Andres Felipe, yo las tengo al tanto de todo lo que suceda, en cuanto pasen a Juanito a habitación, van juntas a visitarlo vale?
Seguro que si tío, por favor cuídalo mucho, no permitas que le pase nada malo a mi primito, en serio Tío te lo suplico de corazón, dicho esto sendos lagrimones se escaparon raudos por las lindas mejillas de Valentina.
Discúlpeme Capitán Contreras, me puede permitir al paciente, necesitamos asegurarlo en la camilla e inyectarle epinefrina para evitar espasmo bronco pulmonar en lo que dure el trayecto hasta la clínica.
Manifestó serio y con tono de urgencia en la voz el paramédico jefe de carro el cual había subido personalmente a encargarse de estabilizar y medicar al nieto de su jefe a quien además admiraba.
Papi, espeto con miedo en los ojitos un ya muy débil Juan Andres, razón por la cual su padre lo puso en la camilla de inmediato sin soltar su mano derecha en ningún momento, para seguirle transmitiendo seguridad.
Tranquilo amor, aquí estoy contigo, vamos a hacer esto juntos, como siempre amor, juntos en lo bueno y en lo no tan bueno, aquí esta papito a tu lado mi niño adorado.
En cuestión de dos minutos ya se encontraban a bordo de la moderna ambulancia y partían con rumbo a la clínica, en donde eran esperados con ansiedad por la doctora Lina Caicedo.
Juan Andres, estaba medicado, con mascarilla de oxígeno puesta y siendo sus signos vitales constantemente monitoreados, todo aquello sin soltar la mano de su padre ni por un segundo.
Tan pronto hicieron el ingreso por la bahía de urgencias de aquella moderna clínica, un enjambre de enfermeras y dos médicos incluida la abuela de Juancho les cayeron encima y comenzaron a recabar todo tipo de datos Médicos, del equipo de monitoreo al cual venia el niño conectado, Andres Felipe, trataba de seguirles el paso sin soltar la mano de su hijo, pero cuando llegaron a la puerta de urgencias, tuvo muy a su pesar que soltar por fin la maño de su niño.
Siendo de inmediato reemplazado por la doctora Caicedo la cual tomo la manito de su dulce nieto con toda la firmeza de la que era capaz, lo cual tranquilizo a ambos de inmediato.
Ingresaron en tropel empujando la camilla por las puertas de la sala de emergencias las cuales se cerraron de inmediato, dejando a un preocupado Capitán Contreras, atrás de pie frente a aquella entrada con el corazón apretado de ver a su bebe conectado a un montón de aparatos, canalizado y con mascara de oxigeno puesta.
Transcurrió cerca de hora y media, cuando por fin salió al pasillo de urgencias la doctora Lina, la cual lucia bastante agotada, pero traía ese gesto cálido y tranquilizador que Andres Felipe, conocía muy bien.
Como esta mi niño madre? Pregunto el militar lleno de ansias, y con ojos de cachorro, gesto que ocasiono una enorme sonrisa en el rostro de su madre, la cual le contesto sin demasiada prisa, que habían estabilizado a Juan, que estaba nebulizado, con antibióticos, canalizado con suero y apoyo respiratorio, pero que se recuperaría rápido.
Una vez se sintió mas aliviado y después de cumplir con su solemne promesa de avisar las novedades sobre la condición clínica de Juan Andres, a Angélica y Valentina, el capitán Contreras, le pidió a su madre que le acompañara a la cafetería de la clínica.
Necesitaba contarle a su madre todo lo que había ocurrido con Juan Andres y con el mismo, en este punto de la situación estaba más que seguro que no estaba poseído por algo siniestro, que algo más ocurría con él, algo peligroso que le había transmitido por la sangre a su hijo.
Antes de comenzar a contarle de sus inquietudes y sospechas a su madre, esta lo interrumpió diciéndole que necesitaba hablar muy seriamente con el sobre las muestras de sangre que días atrás le había tomado.
Afirmación que le cayó al militar como balde de agua fría, ya que solo confirmaban lo que ya en el fondo sospechaba, algo había salido terriblemente mal con su sangre, con todo su ser y ahora su niño sufría por eso.
La doctora Caicedo por más de una hora le conto con lujo de detalle a su hijo menor, sus descubrimientos sobre aquel insidioso y maligno código de ADN artificial implantado en su genoma.
Sobre los impresionantes cambios que este gen ocasionaba en su química corporal y sus tremendamente peligrosos efectos colaterales, en especial el aumento desmesurado de las características agresivas en su portador.
El semblante del militar se ensombreció cada vez más a medida que escuchaba todo aquello de boca de su adorada madre, de algo estaba más que seguro.
Aquella maldición la había heredado de su papa, había notado la tremenda fuerza, resistencia, agilidad, agresividad y aquellos ojos amarillos en su padre durante su desafortunado último encuentro.
Ahora la pregunta del millón de dólares era como había ocurrido aquello? Como ocurrió? Cuando ocurrió? Y lo más importante por qué?, su madre Afirmaba que aquel maldito gen no era una mutación natural del ADN de su padre, que aquella atrocidad era un gen de diseño, algo hecho específicamente para cumplir un propósito maligno en un laboratorio.
De verdad que pensé de corazón, que ya no podría llegar a odiar al Dragón con más intensidad de lo que ya lo odio, pero evidentemente mi padre siempre encuentra la forma de superarse a sí mismo, manifestó con auténtica tristeza Andres Felipe.
Hijo de mi corazón, créeme que entiendo cómo te sientes, sobre todo tu angustia de haberle transmitido aquella cosa terrible a tu pequeño y probablemente también al nuevo bebe que viene en camino.
Pero ahora mismo necesito rogarte con todo mi corazón que dejes de lado tus más que justificados pero totalmente inútiles sentimientos negativos hacia tu padre.
Necesitamos que Hernando Contreras, nos cuente qué coño paso durante ese viaje misterioso a Europa, antes de que te engendráramos, estoy 100% segura que lo que sea que le haya sucedido, ocurrió durante ese maldito viaje.
No me ayuda en nada que se vayan a liar a trompadas de nuevo cuando nos reunamos, y ya de entrada te advierto señor pomposo y arrogante oficial militar que tú puedes estar muy crecidito y tener tu propia familia.
Pero si algo así de horroroso como lo que presencie en aquella bodega del ejército, vuelve a suceder entre tú y tu padre delante mío, la paliza que te pienso administrar le va a doler hasta tus bis nietos.
Andres Felipe, abrió los ojos como platos ante la nada halagadora afirmación de su tierna madre, aun recordaba con bastante desagrado la soberana y generosa dosis de cinturonazos que le había obsequiado aquella vez.
Madre e hijo siguieron conversando al abrigo de aquellas riquísimas tazas de café de Juan Valdez, poniéndose de acuerdo en la forma en la abordarían Aquel espinoso tema, tanto con Angélica, que segurito no le haría ninguna gracia, como con Hernando Contreras, ahora más que nunca debían tener tacto, cabeza fría y muchísima compostura para tratar con pinzas al de por sí bastante arrogante y duro oficial militar y lograr sacarle la información vital que ahora requerían con desesperación.
Juan Andres, estaría por orden medica todo el día en el área de UCI, bajo constante tratamiento, y observación de su evolución broco pulmonar, en cuanto mostrara signos de franca recuperación lo pasarían a una habitación más cómoda y privada.
También era la ocasión más propicia, para tomar muestras suficientes de su sangre, para realizar los estudios genéticos de rigor, para comparar su gen de Diseño con el de Andres Felipe, y averiguar si había ocurrido algún cambio al pasar de padre a hijo, algún tipo de evolución.
El doctor Miguel Yunis, ya estaba trabajando hacía semanas enteras, en las muestras de sangre de Andres Felipe, pero había llegado a un punto de la investigación en la que requería muestras de sangre de Juan Andres y de ser posible de Hernando, lo más pronto que fuese posible.














3 comentarios:

  1. Me encanto continúala pronto por favor.

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  2. Este capi tiene mucho drama!!!
    jajaja pobre capitán todavía lo amenaza su Mamá!!!
    buuu que mal que un Contreras este enfermo.. porfis curamelo pronto y no me hagas sufrir mucho a Juanito...
    Excelente historia AC!!!

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  3. Interesante el capítulo. Lo leo y me recuerda a Dr. Jekyll y Mr Hyde... En parte me gusta, y en parte no... Espero entender pronto qué sucedió en ese viaje. Qué pasó con Hernando? Y si hay una solución para lo que viven ahora los tres, para que nada de eso afecte al bebito.

    Lindo el capi. Muy entretenido!

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