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domingo, 30 de agosto de 2015

PALABRA EMPEÑADA Capítulo 4


PALABRA EMPEÑADA

Capítulo  4
Tras aquella charla en el despacho Dick salió disparado rumbo a su alcoba, sin poder evitar una nube de lágrimas en los ojos que oscurecieron no solo su visión sino su razón. Dick ingresó a su alcoba como un torbellino, NO ERA JUSTO, NO ERA JUSTO se repetía una y otra vez cerrando la puerta con cuidado. Aunque en realidad le hubiera gustado tirarla con todas sus fuerza y hacer retumbar los cimientos y que se le cayese el techo sobre la cabezota del cabezón de su padre. Justamente por eso, por CABEZÓN… ÉL ERA EL MEJOR ALUMNO DEL COLEGIO, NO SOLO DE SU CLASE, SI NO DEL COLEGIO ENTERO… ¡MIERDA! Eso era mínimo 700 almas. Era el número uno entre 700 estudiantes y su padre se enfadaba de nada, un estúpido trabajo, bueno, dos, pero ¿Qué eran dos pelos en la melena de un león?  GRRRR y agarró su almohada y la tiró al piso y la empezó a patear con todas sus ganas. Dick pateaba a esa pobre almohada por no poder tirar la puerta abajo y destrozarla junto al resto de los muebles. Lo que quería era patearlo todo, hasta el punto abollar los finos repujados de la madera. Cansado ya, finalmente se tiró a su cama, abatido, gimiendo de frustración, sintiéndose un completo idiota… No sin antes golpear con todas sus fuerzas el cabecero de su cama, lastimando así su mano parándose de golpe y dejándose caer al piso, sentado.

-     Ayyyy mierda – murmuro chupando sus nudillos y llorando de dolor aguantando su queja.

Pero es que Dick podía ser muchas cosas, y con esto de la adolescencia y sus cambios de humor él mismo estaba casi siempre hecho un lío, pero lo que tenía muy claro, era que no era un suicida. Y el hecho de no haber destrozado todas las cosas que había en su camino y gritarle a Bruce Wayne que era un completo estirado, mandón, sobre protector, archi-perfeccionista lo demostraba. No necesitaba tener tanta imaginación como Timmy para saber que su padre lo castigaría hasta que saliese de la universidad y encima le daría una buena paliza ¡Y para colmo! Delante de sus hermanos COMO EJEMPLO… Titulito recién adquirido a fuerza de oír la misma cantaleta.
Dick dejó caer un par de lágrimas más. Sí, su vida era una desgracia desde que era el EJEMPLO para los menores de la casa. Así que no dudaba que su padre hubiera corregido su arrebato delante de sus hermanos para que no siguieran sus malos pasos.
Pero eso estaba fuera de lugar, Bruce nunca castigaría a ninguno de sus hijos en público. Ni aun cuando ese público sea familiar porque su padre respetaba la privacidad de sus niños, solo que Dick no lo sabía o tenía sus dudas al respecto, y estas dudas crecieron a raíz de la presencia de sus hermanos. ¡Vaya, Desgracia! Pensó Dick, porqué de no ser por Tim y Jason, nada de eso hubiera pasado, Dick hubiera hecho esas dos tareas como debía y las hubiera entregado en su debido momento. Y no, cómo pasaba últimamente que debía de hacer malabares para acabar siempre a última hora sus deberes escolares por estar jugando con sus hermanos. Eran ellos los que tenían la culpa por distraerlo, se decía a si mismo Dick, perdido en esa maraña de pensamientos.
Pero no todo lo que brilla es oro y después de odiar a su padre por ser el padre más injusto del mundo, de culpar a sus hermanos por alejarlo de sus obligaciones y sentirse el adolescente más miserable del mundo. Dick se tuvo que rendir a la realidad ¿A quién quería engañar? La culpa era solo suya, y no sus hermanos… sus hermanos era lo mejor que le pudo haber pasado.
Si era sincero consigo mismo, reconocería que era lindo tener hermanos menores, era muy divertido estar con ellos… la presencia de Tim y Jason revivieron en él, la alegría a tener una familia grande, feliz, cómplice y unida. Una familia que aunque a veces se peleaba en el proceso se amaban incondicionalmente. Lo que nunca imaginó era que iba a ser tan agotador, en el sentido de mantener siempre la fachada de hermano mayor y tener que ser el ejemplo de todo y a cada rato. Y no era porque su padre lo hostigase con aquello, que a veces si lo hacía inconscientemente, incluso lo hacía Alfred…

-     Dick modera tu lenguaje, tus hermanos te están oyendo
-     Señorito Grayson, esos no son modales en la mesa y menos modales de hermano mayor

Pero la peor presión la estaba llevando en el colegio, sus maestros tenían conocimiento de que el archimillonario Bruce Wayne había adoptado a dos niños más: Jason y Tim. Dos adorables pre-púberes, que aunque adorables también no podían ser más diferentes a él.
Mientras Dick era aplicado, servicial, obediente, estudioso, los dos niños estaban en otro tren. Sobre todo Jason que tendía a cuestionar hasta la última fracción de la tiza. Timmy también era diferente, era mucho más maleable, mucho más impresionable y por ende manejable, total, era aún un niño de 10 años. Pero Jason que estaba justo en la frontera de la niñez y el inicio de la pubertad, dejaba ver que Bruce iba a lidiar con un adolescente retador y mordaz, y tanto Alfred como Bruce ya habían empezado a tomar nota y ajustar las riendas para que el niñito no se les fuera de las manos. No solo Bruce, en realidad, el colegio también había tenido que comenzar a atar en corto a Jason. De ahí las constante llamadas al despacho. Para colmo, todos los malos modos de Jason iban de rebote hacia Dick, porque no había un solo profesor que no desperdicie la oportunidad de lanzar algún comentario como:

-     Señor Grayson, estamos seguros que sus hermanos seguirán sus pasos, usted es un buen ejemplo para ellos
-     Señor Grayson,  no se distraiga, concéntrese, después de todo usted es el ejemplo no solo para sus hermanos sino para toda su clase
-     Señor Grayson,  como pretende ser ejemplo para sus hermanos, si está cometiendo tanto errores en un simple ensayo de piano

Pero aún había más, lo peor era la presión que ejercía sobre él su grupo social, sus pares, con los que se media día a día. Ellos no le presionaban con que fuera un ejemplo para todos sino que se habían dado cuenta que se podía ser un rebelde y alocado y ser hijo de Bruce Wayne…Jason eran el claro EJEMPLO de ello.

-     Vamos Dick, si hasta tu hermano te gana
-     UUUYYY!!! Dick apuesto a que Jason no lo duda
-     NO SEAS COBARDE DICK… MUESTRA LOS PUÑOS Y ATRÉVETE A GOLPEAR… O QUIERES QUE LE LLAME A JASON Y TE AYUDE

¿Y de dónde venía esto?... simple; Jason en menos de dos meses ya había forjado su reputación. Una totalmente opuesta a la de Dick. Mientras Dick era un compendio de virtudes académicas, su hermano era una catástrofe. No había día que no lo llamaran al despacho y a nadie le importaba sus calificaciones, o como terminase Jason tras esas llamadas. Que casi siempre era con el trasero incendiado en casa. Pero esas nimiedades domésticas, estaban fuera de foco… Sino ¿cómo hacia frente Jason a esas adversidades?
Mientras muchos estudiantes iban al despacho del director, como corderos al matadero, con cara de sepultura. Jason nunca dejaba de sonreír, incluso al director. Si hasta el mismo director terminaba siempre con una sonrisa disimulada en los labios, tras ser hechizado por el toque mágico del niño
Jason tenía magia, chispa en su personalidad, era un imán para hacer amigos y encantarlos a su antojo. Tocando, quiera o no, en lo más profundo de su ser. Sin ir muy lejos, Bruce se dejó convencer por Jason de llevarse a casa a Tim. Como si de una oferta se tratase, un 2 x 1 en un mismo pack. Lo más loable de esto, era que Jason no era consciente en el 80 % de ocasiones de su poder persuasivo. Y así fue como Bruce, primero, y después el mismo Dick, cayeron en esa red. Jason había acabado influyéndolo también a él, y la primera influencia que tuvo fue sobre su soledad.
En casa Dick era un niño muy solitario simplemente porque no había nadie de su edad que conversara sobre lo que era de interés para un muchacho de 15 años. Esa falta de afinidad fue la razón para que Bruce accediera a darle una hora de asueto post colegio y la tarde de sábado divertido. Para que disfrutara de la compañía de chicos de su tanda, haciendo lo que suelen hacer. Pero era estúpido pretender que Dick viviera de sábado a sábado. No se podía vivir de videojuego en videojuego o mensajes de whatsapp. Sino el carácter se forja a partir de la tolerancia, el compañerismo y el ejemplo, y ahí flaqueaba la personalidad de Dick.
De pronto de ser solitario y estar encerrado en su alcoba haciendo sus deberes, sin que la mosca lo moleste, pasó a un giro de 180 grados. Y tener que lidiar con dos niños que corrían por los pasillos, como si fueran pistas de competencia de quien pela más las rodillas del pantalón. Y entraban como un remolino a la habitación de Dick, cuestionando todo, hurgando, espiando, preguntando y sobre todo apurando, porque afuera siempre está más divertido.
De repente Dick, a sus 15 años estaba reviviendo, sus años de infancia. No lo hacía porque fuera un poco infantil, lo hacía porque no se había dado cuenta cuanto añoraba a su hermano mayor. Al principio el dolor de la perdida se centró en su madre y en su padre, pero a medida que pasaban los años, Dick empezó a echar de menos la complicidad que tenía con su hermano mayor Mitch. Así que empujado por esos sentimientos y la curiosidad de volver a experimentar estar con alguien que te quiere y dejarse llevar por la alegría, Dick acababa dejando de lado las tareas para divertirse. No sin que luego su consciencia empezase a molestarlo porque su sentido del deber gritaba atención al 100 %. Y fue ahí que empezó a hacer los deberes a la gran carrera. Dejando la investigación de los libros por la investigación del jardín, de la piscina, del balón de futbol, del cuento de duendes, de la plastilina que aun tenia Timmy, de los carritos de carrera que guardaba Jason como un tesoro que le recordaba que antes de Bruce él había perteneció a alguien más. Él había sido el pequeño de los Grayson voladores, su hermano Mitch, había hecho todo lo que ahora él tenía la oportunidad de hacer por Tim y Jason. Dick recordaba con nostalgia como era tener un hermano mayor genial, y pretendía ser eso, el hermano mayor más genial del mundo para Tim y Jason.
Y en el colegio no fue tan diferente, la sonrisa picarona, el brillo en los ojos, la respuesta siempre en la punta de la lengua, la desinhibición que da la niñez y el coraje que da la pubertad hicieron de Jason un ser muy particular, el hablaba con todos, de Sancho a Pancho, y nunca se quejaba de nada, y aun cuando sabia que en casa le iban a calentar el trasero, él nunca miró al suelo o fue al despacho del director con cara larga o haciendo un puchero y salía de ese mismo despacho, igual con la frente en alto y la mirada risueña.
Y eso llamó la atención de sus compañeros de aula como en los compañeros de Dick. Porque para ellos no podía haber sido mejor o peor que tener en el mismo colegio a dos entidades tan disparatadamente opuestas y que fuesen hermanos. Sus compañeros sabían que mientras Dick se cuidaba de todo, Jason no se cuidaba de nada… y de ahí que los compañeros de Dick empezaron a presionar al muchacho para ver si llegaba a ser o no tan desinhibido como Jason. Algo así como un experimento psicológico del que no se daban cuenta, ni el mismo Dick…
Desgraciadamente para Dick, como todo adolescente se distrajo ahondando en sus pensamientos y se olvidó por completo de la orden de su padre de completar la tarea que no había hecho. Bueno no es que se le olvidara, sino que decidió que haría la tarea cuando él quisiera y en ese momento no tenía ganas. Seguía enojado, enojó que fue a más, porque además empezaron a lloverle los Whatsapp de sus amigos para decidir cuál sería el punto de reunión del día siguiente. Porque al día siguiente era al fin, sábado. El SÁBADO, el día más deseado para cualquier escolar. Además aquel sábado tenían que discutir sobre la próxima fiesta del curso, esa en la cual asistían las chicas de la prestigiosa Academia Shawcross para señoritas. Todo un evento social, por no mencionar que casi todas las chicas de aquella escuela estaban de pan y moja. Pero él se lo iba a perder por su famosa vuelta al status quo de su padre, ¿A quién se le ocurre utilizar El latín, para decir que volvían al principio, y nada menos que en pleno siglo XXI?… a ¡BRUCE WAYNE! ¿A quién más…?
Y Dick seguiría mascullando su enojo sabe Dios cuánto tiempo más, si no fuera porque su padre apareció en su alcoba. Bruce irrumpió en el de golpe, al parecer Dick se olvidó de la hora de cenar.  Llevaba ya, como dos horas, encerrado en su alcoba. Bruce creyó sinceramente que Dick el retraso de Dick se debía que se enfrascó en las tareas que le ordenó para ponerse el día. Lo que nunca imaginaría era que Dick mantenía tan enfrascado a Dick era el teléfono y no el trabajo de literatura. Y Dick mensajito arriba, mensajito abajo, no se percató de la entrada de su padre

-      Dick te estamos esperannnn – y no terminó la frase, Dick dio un salto en su cama tratando rápidamente  de esconder el móvil
-       ¡PAPÁ! – gritó, ya no más rebotado, pero era demasiado tarde
-       ¡DAME ESO! – ordenó Bruce, frunciendo el ceño. Dick infantilmente se llevó las manos atrás, como un niño pequeño que esconde un dulce robado – HE DICHO QUE ME LO DES – y no esperó que se lo diera, se lo arrebató enfadado. Bruce le dio una rápida mirada a los mensajitos de texto. Apangándolo de golpe, al darse cuenta que Dick había estado una hora y más con el fono. Desgracia el whatsapp que registra la hora, se maldijo Dick ¿Cómo pudo olvidarse de eso? ¡Ay! se patearía a sí mismo si llegara – ¿Dónde está tu tarea? – preguntó su padre con cara de estreñido y Dick supo que era mejor decir la verdad
-       No la hice papá – murmuró bajando la mirada y eso fue todo. Porque Bruce ya estaba maniobrándolo, como si fuera un muñeco de trapo, y en menos de un segundo estuvo sobre las rodillas de su padre, quien con una agilidad sorprendente alcanzó sus pantalones, para bajárselos. ¡Calzoncillos y todo! Todo hasta la rodillas– NO PAPÁ, POR FAVOOOR – gritó desesperado, tratando de atajar sus ropas que ya las sentía deslizarse por sus cadera. Apretando el trasero ante la vergüenza, sintiendo el rojo rubor quemarle y pintarle la cara, imaginando que dentro de nada su trasero estaría en las mismas condiciones, solo que dolorido además – PAPAAAA, NOOO, NOOO – rogaba pero la jugada estaba dada ¿Cómo pudo pasársele la hora? – Ahora me ponía a ello papaaaaá – dijo intentando evitar lo inevitable.
-      ¿Ahora? Ahora – Bruce estaba muy molesto con Dick, había procurado tratarlo como un chico de 15 años. Pero el niño se comportaba justamente ahora peor que cuando tenía 12 – Ahora, Richard, es hora de cenar – ¡desgracia! la suya, maldito teléfono, se lamentaba Dick, mirando bajo su cama, con sus pies volando en el aire, con una mano en el suelo y la otra aún luchando por conservar su dignidad ¿Había en el mundo más humillante situación que esa? No, seguro que no – Esa tarea YA debería estar POR ACABAR NO POR EMPEZAR – chilló su padre con énfasis, logrando bajarle la última prenda del cuerpo hasta medio muslo. Como si redundara con esos el eco de sus palabras – te castigué precisamente por eso Richard POR ESO, porque ANTEPUSISTE ESTAS – mostrándose el teléfono – distracciones a tus estudios PLAASSS – y una dura palmada cayó sobre el desnudo trasero de Dick dibujándose toda la palma en la nalga derecha
-      Auuuuuuu – no pudo evitar quejarse, aquella era, seguro, la palmada más dura dada jamás, que hasta a Bruce le ardió la mano – Papá, nooooooooo – rogó cuando recuperó en algo la voz, sabiendo de antemano que era batalla perdida y saliva gastada a la nada –  Lo iba a hacer justo ahora, lo juro, lo juro.
-      Plass plass plass plass – Bruce dejó caer 4 nalgadas Que si bien fueron tan fuertes como la anterior, muy cerca estaba  ¿Qué te tengo dicho Richard? ¿Qué es lo que justo hace un par de horas hemos hablado? – le preguntó sujetando la mano derecha de Dick que automáticamente voló a su trasero como un escudo, mientras la suya subió a una distancia un poco mayor que lo habitual para hacer eco en las mejillas regordetas del adolescente que ahora estaba en su regazo como una lombriz – Las tareas SON primero PPLLAASS – Y esa nalgada sí que fue dura de verdad.
-      AAAAAHHHH NOOO PAPAA, NOOO ajjj – metió como pudo una bocaba de aire, ¡mierda! que eso había ardido; si hasta apretó la nalguita agredida un poco más de lo habitual – por favor, no me pegues más, ya entendí, ya me pongo – ¿Qué lo dejara? si Bruce ACABABA de empezar, es más, lo soltó y miró una de las chanclas que los niños usaban para salir de la ducha.
-      Dame esa chancla – ordenó con tal seriedad que Dick supo al instante porque su padre le estaba pidiendo la chancla.
-      Papá, no snif snif– Dick sollozaba, inmóvil ante su padre, que parecía vacunado contra sus lamentaciones,  sin atreverse a tocar el trasero que picaba – la chancla, no… la chancla no, por favoooor, papa, por favooor – rogó bajito, con un nudo ciego en el estómago
-      Richard, sabes bien que no te conviene que vaya yo a por esa chancla – y Dick tragó saliva. recordaba perfectamente aquella vez que se negó a darle la regla a su padre cuando éste se la pidió. Bruce lo había llevado de la oreja hasta la mesa donde estaba la regla y mientras le daba 6 cintazos le hizo sostener aquella regla. Después le volvió a pedir la regla, esa vez Dick no se negó, y le dio la regla a su padre como le había pedido. Entonces su padre hizo algo horrible a los ojos de Dick pero sabio a los ojos de un adulto, le hizo sujetar el cinto, para recordarle que un castigo siempre podía ser más duro cuando se desobedece y le dio el resto de su castigo con aquella odiosa regla.  Dick aprendió de la forma difícil que no es buena idea desobedecer a su padre, y más, cuando ya le estaba reprimiendo por algo – Ve a por esa chancla – Bruce dijo lentamente y manteniendo su temperamento bajo control tras el minuto que le tomó a Dick perderse en sus pensamientos recordando aquel evento. Dick se sobresaltó al oír a su padre, pero aun así puso la mejor carita de perrito abandonado que pudo. Desistiendo de ello, al ver el simple arqueo de ceja de su padre. Dick tomó aire para ir a por esa maldita chancla y dársela en mano al que iba a ser el verdugo, o al menos, el verdugo de su trasero. Tratando en el último minuto de cambiar de estrategia y librarse de aquello o por lo menos cambiar de castigo.
-      Bruce, por favor – Dick lo llamó por su nombre para intentar que su padre se diera cuenta que ahora que ya tenía 15 años un castigo tan infantil como una zurra estaba fuera de lugar. Pero algo le decía que su padre siempre lo vería como a un niño.
-       Papá, Richard, es papá – y ahí estaba… Bruce no respondió a esa lamentable maniobra de manipulación de Dick. Pero tampoco podía enfadarse con el niño por probarlo todo con tal de librarse del castigo. Al fin y al cabo Dick no era masoquista y eso que le zurraran no era santo de su devoción y como que, utilizó eso como arma
-       Si, Papá, es cierto – le dio la razón a su padre, retrocediendo unos pasos, mirando ansioso a su padre, estrujando sus neuronas al máximo en búsqueda de una excusa que salvara a su trasero (y a él) del inminente castigo – pero de verdad papá, verdad que no lo hice para retarte – se apuró en decir, al sentir la mano de padre jalarlo, poniendo un poco de resistencia. Vamos, que mientras hablaba, a la vez daba un pasito para atrás. Tanto por precaución como por la incomodidad de tener los pantalones en los tobillos. Podría parecer humillante y vergonzoso, pero sino quién sabe qué hubiese ocurrido. Ahora tenía que hacer frente a todo eso con la mejor dignidad del mundo – iba a hacerlo, de verdad, TE JURO solo que – pero todas las excusas que se le ocurrían sonaban patéticas. Hay que reconocer que la forma en que lo estaba mirando su padre tampoco era de mucha  ayuda – ...Yo iba a ponerme pero... es que… es que fueron mis amigos que empezaron con los mensajes y tú sabes cómo es eso – y para su padre fue basta y aun estando parado, le dio con la chancla tonta esa
-      Plack Plack Plack – y con esos tres chancletazos sobre su trasero Dick supo que a su padre No le valía eso como excusa por haberle desobedecido una vez más
-      Auuu – quiso retroceder pero ya no pudo. Y su padre aprovechó ese lapsus (mientras él solo tuvo tiempo a llevar las manos hacia atrás para cubrirse) para tumbarlo de nuevo boca abajo, sobre su regazo. Y a la vez, atrapaba sus muñecas con increíble agilidad… después de todo su padre, no era un padre cualquiera, era Batman
-      Tus estudios son tu principal obligación, TU PRIORIDAD, Richard – habló Bruce, asegurando con firmeza las manos de Dick dejando medio cuerpo sobre la cama. Total, ya era incomodo tenerlo así y volvió a darle tres chancletazos, casi sin pausa, en el mismo lugar – PlackPlackPlack NO CHATEAR con tus amiguitos, y mucho menos después de haberte castigado – le recordó mientras Dick apretó la boca por no llorar, procurando aguantar como todo un hombrecito – Y TE HE CASTIGADO PRECISAMENTE POR ESO y no sólo vas y me desobedeces y no cumples con parte de tu castigo. Sino que encima, lo haces por la misma razón que te llevó a estar en esta posición   Plack Plack Plack Plack Plack – y estampó cinco en la flexuraya con eso Dick lloraba desconsoladamente, dolía horrores ese lugar, más que cualquier otra parte, quería liberar sus manos para poder frotar un poco el culo y no doliera tanto
-      Aauuuuuuu bwuaaaa bwuaaaaaaaaa papá nooooooo – aquella maldita chancla no pegaba, MORDÍA, quemaba, picaba y dolía y todo a la vez y todo en su pobre trasero y escondió la cara en la colcha para amortiguar sus gritos. No quería que sus hermanos supieran que papá estaba cocinando su trasero. Pero era ya tarde, papá no había cerrado la puerta en su totalidad y Jason y Tim miraron por la rendija, en completo silencio, siendo Solo sorprendidos por Alfred, que con un dedo amenazante sobre la boca los mandó callar y regresar a su alcoba inmediatamente. Ya tendría unas palabritas con ambos, menos mal que ni Bruce, ni mucho menos, Dick se dieron cuenta de aquella pequeña intromisión.
-      Ahora mismo no sólo estoy muy decepcionado por cómo te estás comportando últimamente HIJO, sino que también estoy muy enfadado contigo  Plack Plack Plack – volvió a hacer lo mismo, calcar aquello en la flexura de su trasero. Su hijo no se sentaría cómodamente mañanaDick mordió su queja en la colcha, ya estaba todo rojo, congestionado y su padre se dio cuenta de aquello. Era hora de terminar con esto, así que con un último sermoncito se preparó SALXIMUN 20 para dar el golpe maestro – Si te digo que hagas esa tarea, es que la hagas en el momento, no cuando al señorito le apetezca  Y LA PRÓXIMA QUE ME DESOBEDEZCAS,  RICHARD JOHN GRAYSON WAYNE, NO SERÁ LA CHANCLA, SINO LA VARA, LA QUE SE ESTAMPE EN TU TRASERO  PLAACKKK
-      BWAAAUUUUUUUA AYYY AY AYAYayyyy – Bruce no podía culparlo, la chancha estaba casi dibujada en el centro de su trasero, dejó que gritara un ratito sin soltarlo. Dick tenía que aprender, con ese ardor que pedía a gritos consuelo, que hay que obedecer a papá a la primera y tras un pequeño lapso de tiempo, lo justo para que Dick metiera aire, volvió a hablar – Lo siento bwuaaaa no volveré a desobedecer bwuaaaaaaaaa nunca maaas – Dick ya estaba llorando a moco tendido asustado por la amenaza de su padre, la VARA. Bruce le había dado con ella una sola vez… tres sobre la ropa que dolió como cinco cinturonazos juntos, por lo que esperaba que su padre nunca le dé una paliza completa con aquello. Bruce sabía que no tenía sentido seguir con la zurra, aunque solo le había 15 nalgadas con la chancla, darle más no era necesario Dick ya sabía que había hecho mal y sabía que su padre no le iba a consentir seguir con ese comportamiento; así que dejó la chancla en el suelo, liberó las manos de Dick, que no tardaron nada en volar a su trasero y frotarse sin importarle que papá estuviera aún presente. Es que ¡dolía tanto! y su padre lo sabía por eso empezó a acariciarle la espalda y la cabeza como hacía cuando tenía pesadillas o estaba enfermo. Sin decir nada, dejando que Dick se recompusieron a su ritmo y cuando el chico ya estaba bien otra vez, lo ayudó a levantarse de su regazo y subirse sus pantalones – lo sientooo, lo siento – balbuceaba – Papá, lo siento, lo siento, de verdad – Dick estaba a punto de ponerse a llorar de nuevo.
-      Ya, ya Dick, ya...todo perdonado, ya – Bruce cambió el tono de voz, del enojo al consuelo, acariciando su espalda – Sé bien que Estás muy arrepentido y que harás todo lo posible para no repetirlo – dijo dulcemente Bruce mientras le sujetaba la cara con ambas manos como si la carita de Dick fuera la cosita más delicada del mundo.
-      Lo juro snif snif – era un juramento de corazón el que hizo Dick y Bruce lo abrazó, era agradable poder abrazar de nuevo a Dick, por lo visto está mal visto que un chico de 15 años abrace a su padre. Bruce añoraba tanto los abrazos del chico, sus palabras de cariño, que lo mirase como si él fuera capaz de capturar la luna con un lazo y ponerla a sus píes si él se lo pidiese  papá, no quise desobedecerte, yo no quería esto – murmuró y apretó el abrazo a su padre, necesitaba sentirse reconfortado por papá, reconfortado, amado y perdonado
-      Lo sé, pequeño – le dijo besándose en la cabeza y sonriéndole – Ve a lavarte la cara y baja a cenar, le diré a Alfred que te caliente la cena – y lo empujo con sutileza al baño
-       ¿No Cenarás conmigo? – preguntó tímidamente un poco desorientado con eso de que Alfred le calentaría la cena. De repente, pensó que lo confinarían a cenar solo en la cocina, algo que nunca sucedió pero bien podría pasar como parte del castigo. Y pese a que Dick no quería sonar como un niño tampoco le apetecía la idea de cenar a solas así que no se lo calló.
-      Tus hermanos y yo ya cenamos – dijo secamente, dándole a entender que él se pasó dos horas con el teléfono, no solo desobedeciendo, sino olvidándose por completo de cena, pero al ver la cara de tristeza de su hijo mayor, cambio de opinión – voy a ver si tus hermanos ya se pusieron el pijama y después bajaré a acompañarte...lo cierto es que no cené mucho y la tarta de arándanos estaba deliciosa – Dick sonrió inconscientemente aliviado y extrañamente feliz con esa respuesta, papá estaría con él – ahora anda, lávate esos mocos – dijo Bruce y se fue a lidiar con la hora de la cama de los pequeños.
Acostar a Jason y Tim era peor que luchar con dos caras, el espantapájaros y el pingüino a la vez. Era una auténtica batalla y cada noche igual. Pero todos los niños son iguales y Bruce recordaba que él a su edad era exactamente igual. Lo cierto es que Dick lo había malacostumbrado bastante. Hasta llegar a la adolescencia Dick había sido un amor de dios de niño, era obediente, extremadamente complaciente, de modales intachables y de pocos berrinches. Alfred solía elogiar el buen trabajo que habían hecho los padres de Dick educándolo, increíble para un niño que se había pasado su vida en un circo de aquí para allá.
Cuando Bruce finalmente acostó a los niños y pudo bajar a acompañar a Dick, Dick ya estaba acabando su hamburguesa. Dick como de costumbre, tras un tiempo de reflexión (post dolor) se apresuró a volver a disculparse con su padre, como él consideraba que era debido. Repasando sus malos actos y lo que realmente debería haber hecho. Bruce tras oírlo atentamente y sabiendo que Dck no dejaría de estar con la cara larga y triste, le tuvo que asegurar que todo ya estaba perdonado, una vez más con lo que Dick pareció más relajado con esa última confirmación. De sus tres hijos Dick era el único que hacía eso, Dick necesitaba que su padre supiera que estaba arrepentido y que se había dado cuenta de su error; eso era bueno en la medida de los resultados posteriores, pero era mortificante cuando Dick no estaba conforme consigo mismo y se auto flagelaba mentalmente
Tras esa última disculpa, el salón se llenó de un espeso silencio, sobre todo con los pequeños ya dormidos. Y con tal de evitar volver a hablar de lo que había pasado, Bruce y Dick hablaron solo de su trabajo como guardianes de la ciudad y defensores de la justicia. Dick sabía que el estar castigado implicaba no patrullar, así que ni lo preguntó, lo dio por hecho. Pero aún así, Batman solía dejarlo ayudarle con el trabajo detectivesco, ese que se podía hacer en la seguridad de la baticueva y una vez todos los deberes se habían completado… lo deberes escolares también era una condición sine qua non para realizar investigación policial.
Así que tras la cena, Dick se disculpó, alegando que estaba muy cansado, y se fue enseguida a la cama. Bruce se imaginó que Dick estaría deseoso de dar fin aquel horrible día, después de todo Dick estaba aun dentro de  franja horaria, pero prefirió no decir absolutamente nada y darle el beso de buenas noches, con las correspondientes muecas de Dick, porque ya era muy mayor para eso. Quejas No muy notorias, dada la seriedad del tema y lo dejó irse a acostar.
Bruce aprovechó eso y salió un poco antes a patrullar la ciudad. Eso hizo que a la una y media ya estuviera de vuelta. Alfred sonrió al verlo entrar de una pieza en el despacho, le alargó un vaso de leche que había puesto a calentar al oír la señal del batimóvil haciendo su entrada en la baticueva.

-      ¿Qué tal fue la noche, señor?  - le preguntó Alfred alargándose el vaso de leche calentita.
-      Aburrida – dijo Bruce sonando como Jason, Alfred sonrió pero se abstuvo de hacer ningún otro comentario – Me voy a la cama, estoy agotado… creo que me estoy haciendo viejo – murmuró, más para sí que para Alfred, que alzó una ceja en señal interrogante, ¿Viejo antes de los 40? y Bruce casi bostezando respondió –  mañana lo tengo repleto con los niños y además tengo esa reunión a las seis de la mañana con los del consejo, maldito horario asiático – dijo poniendo cara de asco
-      Excelente idea, señor – Respondió como de costumbre, Alfred, parco en sus emociones, recogiendo el vaso ahora vacío  su traje de Daniello's está planchado en la percha y los documentos dispuestos encima de la gaveta como pidió
-      Gracias, Alfred – dijo Bruce dulcemente agarrando a Alfred por el hombro como haría con un viejo camarada y no un mayordomo – ¿Qué haría yo sin ti?
-      Lo mismo que hace todos los días, trabajar.


Y con eso dio por concluida la breve tertulia, Bruce subió al piso y como acostumbraba fue a echar un vistazo a los niños. Verlos dormir tranquilamente, era el mejor valium para él. Cuando entró en la alcoba de Tim y vio la cama vacía en vez de asustarse como las primeras veces y ponerse frenético sonrió y se dirigió a la alcoba de Jason. Allí estaban sus dos pequeños revoltosos, dormiditos, en la cama de Jason. Bruce se rio era para hacerles una foto. Ambos dormían medio atravesados en la cama, Tim con la pierna encima de la espalda del Jason y Jason con su mano en medio de la cara de Tim. Como si fuera un alíen en plena succión. Bruce los arropó de nuevo y recogió un par de juguetes del suelo, Jason era incapaz de mantener su alcoba ordenada más de 10 minutos. No era Jason, sino desordenaba algo allá por donde pasaba.
Bruce cerró, con sumo cuidado la puerta, para no despertarlos y fue a ver al protagonista de la jornada: Dick.
Cuando salió del cuarto de Jason se percató que desde la rendija de la puerta de Dick se veía la luz encendida.  A Bruce se le transformó la cara, eso ya era el colmo, después de la reprimenda, del castigo, de la zurra y de las promesas, Dick estaba despierto muy pasada ya su hora de acostarse. Bruce se arremangó las mangas de la camisa, ese mocoso rebelde se iba a enterar de quién mandaba ahí y que cuando papá habla, no es para las paredes.
Dick estaba en su escritorio con un par de libros abiertos y tomando notas en unas hojas, llevaba los auriculares puestos, por lo que no oyó la puerta abrirse ni a su padre acercarse. Dick movía la cabeza al ritmo de la música, Bruce supo por el movimiento de la cabeza de su hijo que no era precisamente música clásica lo que estaba escuchando. Justo cuando le iba a dar una colleja y sacarle los auriculares de golpe se percató que era lo que estaba haciendo Dick, era uno de los trabajos de Literatura que no había presentado. Bruce miró a su hijo con orgullo, ni él habría hecho algo así, habría esperado al día siguiente para hacer la tarea. Pero Dick era extremadamente responsable y había preferido pasar la noche en vela y hacer no uno, sino ambos trabajos, para poder entregárselos a su padre en el desayuno, a modo de disculpa.
Bruce tiró con ternura y cuidado de uno de los cables de los auriculares, haciendo que Dick diera tal bote que casi llega al techo.

-     ¡Bruce! ¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendido mientras torpemente intentaba ocultar los libros que estaba consultando.  Bruce sonrió.
-     La última vez que lo miré, yo vivía aquí.
-     Me refiero a ¿Qué haces en mi habitación? –Dick se miró el reloj – Es pronto ¿Pasó algo malo durante la patrulla?
-     ¿Pronto? Ya son las – agarró la muñeca y la giró para poder la hora que marcaba el reloj del adolescente – 01.48 de la noche, Dick. Pronto no sería la palabra más adecuada, teniendo en cuenta que desde las once deberías de estar en la cama – dijo serio Bruce, cruzándose de brazos y fingiendo estar disgustado.
-     Aaaaaah… si, yo ya me iba a la cama – fingiendo no tener importancia – lo que pasa es que a las once estaba en la cama, pero me desvelé – Bruce pensó que esa era una respuesta más propia de Jason que de Dick, se suponía que Dick debía ser Un ejemplo a seguir para Jason y no al revés –  Y. ...y... – a Dick le faltaba mucho  para tener la chispa y frescura de Jason para querer volver las cosas a su favor
-     ¿Y decidiste ponerte a – tomó uno de los libros que Dick había intentado esconderle – a estudiar Literatura inglesa?... interesante – Bruce ahora ya no disimulaba estaba riendo. Dick hizo un mohín que hizo que la risa se transformara en carcajada. Estaba tan mono ahí a sus 15 años haciendo pucheros porque le habían fastidiado la sorpresa.
-     Quería tenerlos acabado para cuando regresaras y dártelos en el desayuno. Pero llegaste muy pronto – protestó, como si fuera culpa de Bruce que los delincuentes esa noche hubieran decidido quedarse en casa – Solo me queda un poquito de éste – enseñándole el segundo trabajo que no presentó – y ya estará.
-     ¿Te echo una mano? – dijo Bruce tomando la butaca de lectura y acercándola al escritorio de Dick- ¿En qué estás trabajando ahora?
-     ¿Papá? – lo miró extrañado… ¿papá? ¿En serio?... si casi todo el tiempo lo llamaba Bruce
-     ¿Qué? – lo miró Bruce inocente como si no entendiera nada – No me mires así, ésta no es la primera vez que te ayudo con los deberes.
-     No, pero hacía mucho que no te ponías, así, ya sabes, a ayudarme.
-     Bueno eso es porque mi hijo mayor – le dijo apretando con firmeza los hombros del muchacho en señal de beneplácito – es muy listo y porque hace mucho que no me pide ayuda. Y ahora dame esa pauta, a ver qué toca ahora, a ver si podemos acabarlo a una hora decente – Dick sonrió y le alargó la pauta del trabajo, después de todo era bueno tener a papá con él como en los viejos tiempos haciendo tareas – Richard, hay momentos que te estrangularía, pero ni en esos momentos dejo de dar gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de ser el padre del mejor hijo que nadie podría soñar. Te quiero mucho ¿Lo sabes, no?
-     Ya, papá, por favor – dijo rojo de vergüenza – Sí te vas a poner el plan sentimental no acabaremos el trabajo nunca – Bruce se rio y le revolvió el pelo.
-     Pero lo sabes ¿No es cierto? – esa era una pregunta que exigía una respuesta verdadera y Dick dejando de lado el libro que sujetaba abrazó a Bruce espontáneamente
-     Si papá, lo sé – respondió con todo la seriedad del mundo en la voz, pero con una sonrisa triunfal en la mirada, no podía tener un mejor padre que él y su padre besó su frente antes de agregar
-     Muy bien, milhombres, pongámonos a ello

No les tomó mucho acabar el trabajo, Dick llevaba razón estaba por acabar. 20 minutos más tarde Bruce estaba (a pesar de las protestas porque ya era mayorcito) arropando a Dick y apagando las luces. Bruce se iba a la cama sintiéndose el hombre más afortunado de la faz de la tierra y Dick cerró los ojos con el mismo sentimiento.


2 comentarios:

  1. Pero que delicia de historia como me ha hecho feliz, muchas gracias chicas pero pobre de mi Dick!!!

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  2. Oh rayos pobre Dick si lo castigaron mucho!!!
    Pero su historia esta genial!!!

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