PALABRA EMPEÑADA
Capítulo 4
Tras aquella charla en el
despacho Dick salió disparado rumbo a su alcoba, sin poder evitar una nube de
lágrimas en los ojos que oscurecieron no solo su visión sino su razón. Dick
ingresó a su alcoba como un torbellino, NO ERA JUSTO, NO ERA JUSTO se repetía
una y otra vez cerrando la puerta con cuidado. Aunque en realidad le hubiera
gustado tirarla con todas sus fuerza y hacer retumbar los cimientos y que se le
cayese el techo sobre la cabezota del cabezón de su padre. Justamente por eso,
por CABEZÓN… ÉL ERA EL MEJOR ALUMNO DEL COLEGIO, NO SOLO DE SU CLASE, SI NO DEL
COLEGIO ENTERO… ¡MIERDA! Eso era mínimo 700 almas. Era el número uno entre 700
estudiantes y su padre se enfadaba de nada, un estúpido trabajo, bueno, dos,
pero ¿Qué eran dos pelos en la melena de un león? GRRRR y agarró su
almohada y la tiró al piso y la empezó a patear con todas sus ganas. Dick
pateaba a esa pobre almohada por no poder tirar la puerta abajo y destrozarla
junto al resto de los muebles. Lo que quería era patearlo todo, hasta el punto
abollar los finos repujados de la madera. Cansado ya, finalmente se tiró a su
cama, abatido, gimiendo de frustración, sintiéndose un completo idiota… No sin
antes golpear con todas sus fuerzas el cabecero de su cama, lastimando así su
mano parándose de golpe y dejándose caer al piso, sentado.
- Ayyyy
mierda – murmuro chupando sus nudillos y llorando de dolor
aguantando su queja.
Pero es que Dick podía ser muchas
cosas, y con esto de la adolescencia y sus cambios de humor él mismo estaba
casi siempre hecho un lío, pero lo que tenía muy claro, era que no era un
suicida. Y el hecho de no haber destrozado todas las cosas que había en su
camino y gritarle a Bruce Wayne que era un completo
estirado, mandón, sobre protector, archi-perfeccionista lo demostraba. No
necesitaba tener tanta imaginación como Timmy para saber que su padre lo
castigaría hasta que saliese de la universidad y encima le daría una buena
paliza ¡Y para colmo! Delante de sus hermanos COMO EJEMPLO… Titulito recién
adquirido a fuerza de oír la misma cantaleta.
Dick dejó caer un par de lágrimas
más. Sí, su vida era una desgracia desde que era el EJEMPLO para los menores de
la casa. Así que no dudaba que su padre hubiera corregido su arrebato delante
de sus hermanos para que no siguieran sus malos pasos.
Pero eso estaba fuera de lugar,
Bruce nunca castigaría a ninguno de sus hijos en público. Ni aun cuando ese
público sea familiar porque su padre respetaba la privacidad de sus niños, solo
que Dick no lo sabía o tenía sus dudas al respecto, y estas dudas crecieron a
raíz de la presencia de sus hermanos. ¡Vaya, Desgracia! Pensó Dick, porqué de
no ser por Tim y Jason, nada de eso hubiera pasado, Dick hubiera hecho esas dos
tareas como debía y las hubiera entregado en su debido momento. Y no, cómo
pasaba últimamente que debía de hacer malabares para acabar siempre a última
hora sus deberes escolares por estar jugando con sus hermanos. Eran ellos los
que tenían la culpa por distraerlo, se decía a si mismo Dick, perdido en esa
maraña de pensamientos.
Pero no todo lo que brilla es oro
y después de odiar a su padre por ser el padre más injusto del mundo, de culpar
a sus hermanos por alejarlo de sus obligaciones y sentirse el adolescente más
miserable del mundo. Dick se tuvo que rendir a la realidad ¿A quién quería
engañar? La culpa era solo suya, y no sus hermanos… sus hermanos era lo mejor
que le pudo haber pasado.
Si era sincero consigo mismo,
reconocería que era lindo tener hermanos menores, era muy divertido estar con
ellos… la presencia de Tim y Jason revivieron en él, la alegría a tener una
familia grande, feliz, cómplice y unida. Una familia que aunque a veces se
peleaba en el proceso se amaban incondicionalmente. Lo que nunca imaginó era
que iba a ser tan agotador, en el sentido de mantener siempre la fachada de
hermano mayor y tener que ser el ejemplo de todo y a cada rato. Y no era porque
su padre lo hostigase con aquello, que a veces si lo hacía inconscientemente,
incluso lo hacía Alfred…
- Dick
modera tu lenguaje, tus hermanos te están oyendo
- Señorito
Grayson, esos no son modales en la mesa y menos modales de hermano mayor
Pero la peor presión la estaba
llevando en el colegio, sus maestros tenían conocimiento de que el
archimillonario Bruce Wayne había adoptado a dos niños más: Jason y
Tim. Dos adorables pre-púberes, que aunque adorables también no podían ser más
diferentes a él.
Mientras Dick era aplicado,
servicial, obediente, estudioso, los dos niños estaban en otro tren. Sobre todo
Jason que tendía a cuestionar hasta la última fracción de la tiza. Timmy
también era diferente, era mucho más maleable, mucho más impresionable y por
ende manejable, total, era aún un niño de 10 años. Pero Jason que estaba justo
en la frontera de la niñez y el inicio de la pubertad, dejaba ver que Bruce iba
a lidiar con un adolescente retador y mordaz, y tanto Alfred como Bruce ya
habían empezado a tomar nota y ajustar las riendas para que el niñito no se les
fuera de las manos. No solo Bruce, en realidad, el colegio también había tenido
que comenzar a atar en corto a Jason. De ahí las constante llamadas al
despacho. Para colmo, todos los malos modos de Jason iban de rebote hacia Dick,
porque no había un solo profesor que no desperdicie la oportunidad de lanzar
algún comentario como:
- Señor
Grayson, estamos seguros que sus hermanos seguirán sus pasos, usted es un buen
ejemplo para ellos
- Señor
Grayson, no se distraiga, concéntrese, después de todo usted es el
ejemplo no solo para sus hermanos sino para toda su clase
- Señor
Grayson, como pretende ser ejemplo para sus hermanos, si está cometiendo
tanto errores en un simple ensayo de piano
Pero aún había más, lo peor era
la presión que ejercía sobre él su grupo social, sus pares, con los que se
media día a día. Ellos no le presionaban con que fuera un ejemplo para todos
sino que se habían dado cuenta que se podía ser un rebelde y alocado y ser hijo
de Bruce Wayne…Jason eran el claro EJEMPLO de ello.
- Vamos
Dick, si hasta tu hermano te gana
- UUUYYY!!!
Dick apuesto a que Jason no lo duda
- NO
SEAS COBARDE DICK… MUESTRA LOS PUÑOS Y ATRÉVETE A GOLPEAR… O QUIERES QUE LE
LLAME A JASON Y TE AYUDE
¿Y de dónde venía esto?...
simple; Jason en menos de dos meses ya había forjado su reputación. Una
totalmente opuesta a la de Dick. Mientras Dick era un compendio de virtudes
académicas, su hermano era una catástrofe. No había día que no lo llamaran al
despacho y a nadie le importaba sus calificaciones, o como terminase Jason tras
esas llamadas. Que casi siempre era con el trasero incendiado en casa. Pero
esas nimiedades domésticas, estaban fuera de foco… Sino ¿cómo hacia frente
Jason a esas adversidades?
Mientras muchos estudiantes iban
al despacho del director, como corderos al matadero, con cara de sepultura.
Jason nunca dejaba de sonreír, incluso al director. Si hasta el mismo director
terminaba siempre con una sonrisa disimulada en los labios, tras ser hechizado
por el toque mágico del niño
Jason tenía magia, chispa en su
personalidad, era un imán para hacer amigos y encantarlos a su antojo. Tocando,
quiera o no, en lo más profundo de su ser. Sin ir muy lejos, Bruce se dejó
convencer por Jason de llevarse a casa a Tim. Como si de una oferta se tratase,
un 2 x 1 en un mismo pack. Lo más loable de esto, era que Jason no era
consciente en el 80 % de ocasiones de su poder persuasivo. Y así fue como
Bruce, primero, y después el mismo Dick, cayeron en esa red. Jason había
acabado influyéndolo también a él, y la primera influencia que tuvo fue sobre
su soledad.
En casa Dick era un niño muy
solitario simplemente porque no había nadie de su edad que conversara sobre lo
que era de interés para un muchacho de 15 años. Esa falta de afinidad fue la
razón para que Bruce accediera a darle una hora de asueto post colegio y la
tarde de sábado divertido. Para que disfrutara de la compañía de chicos de su
tanda, haciendo lo que suelen hacer. Pero era estúpido pretender que Dick
viviera de sábado a sábado. No se podía vivir de videojuego en videojuego o
mensajes de whatsapp. Sino el carácter se forja a partir de la tolerancia, el
compañerismo y el ejemplo, y ahí flaqueaba la personalidad de Dick.
De pronto de ser solitario y
estar encerrado en su alcoba haciendo sus deberes, sin que la mosca lo moleste,
pasó a un giro de 180 grados. Y tener que lidiar con dos niños que corrían por
los pasillos, como si fueran pistas de competencia de quien pela más las
rodillas del pantalón. Y entraban como un remolino a la habitación de Dick,
cuestionando todo, hurgando, espiando, preguntando y sobre todo apurando,
porque afuera siempre está más divertido.
De repente Dick, a sus 15 años
estaba reviviendo, sus años de infancia. No lo hacía porque fuera un poco
infantil, lo hacía porque no se había dado cuenta cuanto añoraba a su hermano
mayor. Al principio el dolor de la perdida se centró en su madre y en su padre,
pero a medida que pasaban los años, Dick empezó a echar de menos la complicidad
que tenía con su hermano mayor Mitch. Así que empujado por esos sentimientos y
la curiosidad de volver a experimentar estar con alguien que te quiere y
dejarse llevar por la alegría, Dick acababa dejando de lado las tareas para
divertirse. No sin que luego su consciencia empezase a molestarlo porque su
sentido del deber gritaba atención al 100 %. Y fue ahí que empezó a hacer los
deberes a la gran carrera. Dejando la investigación de los libros por la
investigación del jardín, de la piscina, del balón de futbol, del cuento de
duendes, de la plastilina que aun tenia Timmy, de los carritos de carrera que
guardaba Jason como un tesoro que le recordaba que antes de Bruce él había
perteneció a alguien más. Él había sido el pequeño de los Grayson voladores, su
hermano Mitch, había hecho todo lo que ahora él tenía la oportunidad de hacer
por Tim y Jason. Dick recordaba con nostalgia como era tener un hermano mayor
genial, y pretendía ser eso, el hermano mayor más genial del mundo para Tim y
Jason.
Y en el colegio no fue tan
diferente, la sonrisa picarona, el brillo en los ojos, la respuesta siempre en
la punta de la lengua, la desinhibición que da la niñez y el coraje que da la
pubertad hicieron de Jason un ser muy particular, el hablaba con todos, de Sancho
a Pancho, y nunca se quejaba de nada, y aun cuando sabia que en casa le iban a
calentar el trasero, él nunca miró al suelo o fue al despacho del director con
cara larga o haciendo un puchero y salía de ese mismo despacho, igual con la
frente en alto y la mirada risueña.
Y eso llamó la atención de sus
compañeros de aula como en los compañeros de Dick. Porque para ellos no podía
haber sido mejor o peor que tener en el mismo colegio a dos entidades tan
disparatadamente opuestas y que fuesen hermanos. Sus compañeros sabían que
mientras Dick se cuidaba de todo, Jason no se cuidaba de nada… y de ahí que los
compañeros de Dick empezaron a presionar al muchacho para ver si llegaba a ser
o no tan desinhibido como Jason. Algo así como un experimento psicológico del
que no se daban cuenta, ni el mismo Dick…
Desgraciadamente para Dick, como
todo adolescente se distrajo ahondando en sus pensamientos y se olvidó por
completo de la orden de su padre de completar la tarea que no había hecho.
Bueno no es que se le olvidara, sino que decidió que haría la tarea cuando él
quisiera y en ese momento no tenía ganas. Seguía enojado, enojó que fue a más,
porque además empezaron a lloverle los Whatsapp de sus amigos para decidir cuál
sería el punto de reunión del día siguiente. Porque al día siguiente era al
fin, sábado. El SÁBADO, el día más deseado para cualquier escolar. Además aquel
sábado tenían que discutir sobre la próxima fiesta del curso, esa en la cual
asistían las chicas de la prestigiosa Academia Shawcross para señoritas. Todo
un evento social, por no mencionar que casi todas las chicas de aquella escuela
estaban de pan y moja. Pero él se lo iba a perder por su famosa vuelta al status
quo de su padre, ¿A quién se le ocurre utilizar El latín, para
decir que volvían al principio, y nada menos que en pleno siglo XXI?… a ¡BRUCE
WAYNE! ¿A quién más…?
Y Dick seguiría mascullando su
enojo sabe Dios cuánto tiempo más, si no fuera porque su padre apareció en su
alcoba. Bruce irrumpió en el de golpe, al parecer Dick se olvidó de la hora de
cenar. Llevaba ya, como dos horas, encerrado en su alcoba. Bruce creyó
sinceramente que Dick el retraso de Dick se debía que se enfrascó en las tareas
que le ordenó para ponerse el día. Lo que nunca imaginaría era que Dick
mantenía tan enfrascado a Dick era el teléfono y no el trabajo de literatura. Y
Dick mensajito arriba, mensajito abajo, no se percató de la entrada de su padre
- Dick
te estamos esperannnn – y no terminó la frase, Dick dio un salto en su
cama tratando rápidamente de esconder el móvil
- ¡PAPÁ!
– gritó, ya no más rebotado, pero era demasiado tarde
- ¡DAME
ESO! – ordenó Bruce, frunciendo el ceño. Dick infantilmente se llevó
las manos atrás, como un niño pequeño que esconde un dulce robado – HE
DICHO QUE ME LO DES – y no esperó que se lo diera, se lo arrebató
enfadado. Bruce le dio una rápida mirada a los mensajitos de texto. Apangándolo
de golpe, al darse cuenta que Dick había estado una hora y más con el fono.
Desgracia el whatsapp que registra la hora, se maldijo Dick ¿Cómo pudo
olvidarse de eso? ¡Ay! se patearía a sí mismo si llegara – ¿Dónde está
tu tarea? – preguntó su padre con cara de estreñido y Dick supo que
era mejor decir la verdad
- No
la hice papá – murmuró bajando la mirada y eso fue todo. Porque Bruce
ya estaba maniobrándolo, como si fuera un muñeco de trapo, y en menos de un
segundo estuvo sobre las rodillas de su padre, quien con una agilidad
sorprendente alcanzó sus pantalones, para bajárselos. ¡Calzoncillos y todo!
Todo hasta la rodillas– NO PAPÁ, POR FAVOOOR – gritó desesperado,
tratando de atajar sus ropas que ya las sentía deslizarse por sus cadera.
Apretando el trasero ante la vergüenza, sintiendo el rojo rubor quemarle y
pintarle la cara, imaginando que dentro de nada su trasero estaría en las
mismas condiciones, solo que dolorido además – PAPAAAA, NOOO, NOOO – rogaba
pero la jugada estaba dada ¿Cómo pudo pasársele la hora? – Ahora me
ponía a ello papaaaaá – dijo intentando evitar lo inevitable.
- ¿Ahora?
Ahora – Bruce estaba muy molesto con Dick, había procurado tratarlo
como un chico de 15 años. Pero el niño se comportaba justamente ahora peor que
cuando tenía 12 – Ahora, Richard, es hora de cenar – ¡desgracia!
la suya, maldito teléfono, se lamentaba Dick, mirando bajo su cama, con sus
pies volando en el aire, con una mano en el suelo y la otra aún luchando por
conservar su dignidad ¿Había en el mundo más humillante situación que esa? No,
seguro que no – Esa tarea YA debería estar POR ACABAR NO POR EMPEZAR
– chilló su padre con énfasis, logrando bajarle la última prenda del
cuerpo hasta medio muslo. Como si redundara con esos el eco de sus palabras –
te castigué precisamente por eso Richard POR ESO, porque ANTEPUSISTE ESTAS
– mostrándose el teléfono – distracciones a tus estudios
PLAASSS – y una dura palmada cayó sobre el desnudo trasero de Dick
dibujándose toda la palma en la nalga derecha
- Auuuuuuu
– no pudo evitar quejarse, aquella era, seguro, la palmada más dura
dada jamás, que hasta a Bruce le ardió la mano – Papá, nooooooooo
– rogó cuando recuperó en algo la voz, sabiendo de antemano que era
batalla perdida y saliva gastada a la nada – Lo iba a hacer justo
ahora, lo juro, lo juro.
- Plass
plass plass plass – Bruce dejó caer 4 nalgadas Que si bien fueron tan
fuertes como la anterior, muy cerca estaba – ¿Qué te tengo
dicho Richard? ¿Qué es lo que justo hace un par de horas hemos hablado? – le
preguntó sujetando la mano derecha de Dick que automáticamente voló a su
trasero como un escudo, mientras la suya subió a una distancia un poco mayor
que lo habitual para hacer eco en las mejillas regordetas del adolescente que
ahora estaba en su regazo como una lombriz – Las tareas SON primero
PPLLAASS – Y esa nalgada sí que fue dura de verdad.
- AAAAAHHHH
NOOO PAPAA, NOOO ajjj – metió como pudo una bocaba de aire, ¡mierda!
que eso había ardido; si hasta apretó la nalguita agredida un poco más de lo
habitual – por favor, no me pegues más, ya entendí, ya me pongo – ¿Qué
lo dejara? si Bruce ACABABA de empezar, es más, lo soltó y miró una de las
chanclas que los niños usaban para salir de la ducha.
- Dame
esa chancla – ordenó con tal seriedad que Dick supo al instante porque
su padre le estaba pidiendo la chancla.
- Papá,
no snif snif– Dick sollozaba, inmóvil ante su padre, que parecía
vacunado contra sus lamentaciones, sin atreverse a tocar el trasero que
picaba – la chancla, no… la chancla no, por favoooor, papa,
por favooor – rogó bajito, con un nudo ciego en el estómago
- Richard,
sabes bien que no te conviene que vaya yo a por esa chancla – y Dick
tragó saliva. recordaba perfectamente aquella vez que se negó a darle la regla
a su padre cuando éste se la pidió. Bruce lo había llevado de la oreja hasta la
mesa donde estaba la regla y mientras le daba 6 cintazos le hizo sostener
aquella regla. Después le volvió a pedir la regla, esa vez Dick no se negó, y
le dio la regla a su padre como le había pedido. Entonces su padre hizo algo
horrible a los ojos de Dick pero sabio a los ojos de un adulto, le hizo sujetar
el cinto, para recordarle que un castigo siempre podía ser más duro cuando se
desobedece y le dio el resto de su castigo con aquella odiosa regla. Dick
aprendió de la forma difícil que no es buena idea desobedecer a su padre, y
más, cuando ya le estaba reprimiendo por algo – Ve a por esa chancla – Bruce
dijo lentamente y manteniendo su temperamento bajo control tras el minuto que
le tomó a Dick perderse en sus pensamientos recordando aquel evento. Dick se
sobresaltó al oír a su padre, pero aun así puso la mejor carita de perrito
abandonado que pudo. Desistiendo de ello, al ver el simple arqueo de ceja de su
padre. Dick tomó aire para ir a por esa maldita chancla y dársela en mano al
que iba a ser el verdugo, o al menos, el verdugo de su trasero. Tratando en el
último minuto de cambiar de estrategia y librarse de aquello o por lo menos
cambiar de castigo.
- Bruce,
por favor – Dick lo llamó por su nombre para intentar que su padre se
diera cuenta que ahora que ya tenía 15 años un castigo tan infantil como una
zurra estaba fuera de lugar. Pero algo le decía que su padre siempre lo vería
como a un niño.
- Papá,
Richard, es papá – y ahí estaba… Bruce no respondió a esa lamentable
maniobra de manipulación de Dick. Pero tampoco podía enfadarse con el niño por
probarlo todo con tal de librarse del castigo. Al fin y al cabo Dick no era
masoquista y eso que le zurraran no era santo de su devoción y como que,
utilizó eso como arma
- Si,
Papá, es cierto – le dio la razón a su padre, retrocediendo unos
pasos, mirando ansioso a su padre, estrujando sus neuronas al máximo en
búsqueda de una excusa que salvara a su trasero (y a él) del inminente
castigo – pero de verdad papá, verdad que no lo hice para retarte
– se apuró en decir, al sentir la mano de padre jalarlo, poniendo un
poco de resistencia. Vamos, que mientras hablaba, a la vez daba un pasito para
atrás. Tanto por precaución como por la incomodidad de tener los pantalones en
los tobillos. Podría parecer humillante y vergonzoso, pero sino quién sabe qué
hubiese ocurrido. Ahora tenía que hacer frente a todo eso con la mejor dignidad
del mundo – iba a hacerlo, de verdad, TE JURO solo que – pero
todas las excusas que se le ocurrían sonaban patéticas. Hay que reconocer que
la forma en que lo estaba mirando su padre tampoco era de mucha
ayuda – ...Yo iba a ponerme pero... es que… es que fueron mis amigos
que empezaron con los mensajes y tú sabes cómo es eso – y para su
padre fue basta y aun estando parado, le dio con la chancla tonta esa
- Plack
Plack Plack – y con esos tres chancletazos sobre su trasero Dick supo
que a su padre No le valía eso como excusa por haberle desobedecido una vez más
- Auuu
– quiso retroceder pero ya no pudo. Y su padre aprovechó ese lapsus
(mientras él solo tuvo tiempo a llevar las manos hacia atrás para cubrirse)
para tumbarlo de nuevo boca abajo, sobre su regazo. Y a la vez, atrapaba sus
muñecas con increíble agilidad… después de todo su padre, no era un padre
cualquiera, era Batman
- Tus
estudios son tu principal obligación, TU PRIORIDAD, Richard – habló
Bruce, asegurando con firmeza las manos de Dick dejando medio cuerpo sobre la
cama. Total, ya era incomodo tenerlo así y volvió a darle tres chancletazos,
casi sin pausa, en el mismo lugar – PlackPlackPlack NO CHATEAR con tus
amiguitos, y mucho menos después de haberte castigado – le recordó
mientras Dick apretó la boca por no llorar, procurando aguantar como todo un
hombrecito – Y TE HE CASTIGADO PRECISAMENTE POR ESO y no sólo vas y me
desobedeces y no cumples con parte de tu castigo. Sino que encima, lo haces por
la misma razón que te llevó a estar en esta posición Plack Plack
Plack Plack Plack – y estampó cinco en la flexura, ya con
eso Dick lloraba desconsoladamente, dolía horrores ese lugar, más que cualquier
otra parte, quería liberar sus manos para poder frotar un poco el culo y no
doliera tanto
- Aauuuuuuu
bwuaaaa bwuaaaaaaaaa papá nooooooo – aquella maldita chancla no
pegaba, MORDÍA, quemaba, picaba y dolía y todo a la vez y todo en su pobre
trasero y escondió la cara en la colcha para amortiguar sus gritos. No quería
que sus hermanos supieran que papá estaba cocinando su trasero. Pero era ya
tarde, papá no había cerrado la puerta en su totalidad y Jason y Tim miraron
por la rendija, en completo silencio, siendo Solo sorprendidos por Alfred, que
con un dedo amenazante sobre la boca los mandó callar y regresar a su alcoba
inmediatamente. Ya tendría unas palabritas con ambos, menos mal que ni Bruce,
ni mucho menos, Dick se dieron cuenta de aquella pequeña intromisión.
- Ahora
mismo no sólo estoy muy decepcionado por cómo te estás comportando últimamente
HIJO, sino que también estoy muy enfadado contigo Plack Plack Plack
– volvió a hacer lo mismo, calcar aquello en la flexura de su trasero.
Su hijo no se sentaría cómodamente mañana. Dick mordió su queja en
la colcha, ya estaba todo rojo, congestionado y su padre se dio cuenta de aquello.
Era hora de terminar con esto, así que con un último sermoncito se preparó
SALXIMUN 20 para dar el golpe maestro – Si te digo que hagas esa tarea,
es que la hagas en el momento, no cuando al señorito le apetezca Y LA
PRÓXIMA QUE ME DESOBEDEZCAS, RICHARD JOHN GRAYSON WAYNE, NO SERÁ LA
CHANCLA, SINO LA VARA, LA QUE SE ESTAMPE EN TU TRASERO PLAACKKK
- BWAAAUUUUUUUA
AYYY AY AYAYayyyy – Bruce no podía culparlo, la chancha estaba casi
dibujada en el centro de su trasero, dejó que gritara un ratito sin soltarlo.
Dick tenía que aprender, con ese ardor que pedía a gritos consuelo, que hay que
obedecer a papá a la primera y tras un pequeño lapso de tiempo, lo justo para
que Dick metiera aire, volvió a hablar – Lo siento bwuaaaa no volveré a
desobedecer bwuaaaaaaaaa nunca maaas – Dick ya estaba llorando a moco
tendido asustado por la amenaza de su padre, la VARA. Bruce le había dado con
ella una sola vez… tres sobre la ropa que dolió como cinco cinturonazos juntos,
por lo que esperaba que su padre nunca le dé una paliza completa con aquello.
Bruce sabía que no tenía sentido seguir con la zurra, aunque solo le había 15
nalgadas con la chancla, darle más no era necesario Dick ya sabía que había
hecho mal y sabía que su padre no le iba a consentir seguir con ese
comportamiento; así que dejó la chancla en el suelo, liberó las manos de Dick,
que no tardaron nada en volar a su trasero y frotarse sin importarle que papá
estuviera aún presente. Es que ¡dolía tanto! y su padre lo sabía por eso empezó
a acariciarle la espalda y la cabeza como hacía cuando tenía pesadillas o
estaba enfermo. Sin decir nada, dejando que Dick se recompusieron a su ritmo y
cuando el chico ya estaba bien otra vez, lo ayudó a levantarse de su regazo y
subirse sus pantalones – lo sientooo, lo siento – balbuceaba –
Papá, lo siento, lo siento, de verdad – Dick estaba a punto de ponerse
a llorar de nuevo.
- Ya,
ya Dick, ya...todo perdonado, ya – Bruce cambió el tono de voz, del
enojo al consuelo, acariciando su espalda – Sé bien que Estás muy
arrepentido y que harás todo lo posible para no repetirlo – dijo
dulcemente Bruce mientras le sujetaba la cara con ambas manos como si la carita
de Dick fuera la cosita más delicada del mundo.
- Lo
juro snif snif – era un juramento de corazón el que hizo Dick y Bruce
lo abrazó, era agradable poder abrazar de nuevo a Dick, por lo visto está mal
visto que un chico de 15 años abrace a su padre. Bruce añoraba tanto los
abrazos del chico, sus palabras de cariño, que lo mirase como si él fuera capaz
de capturar la luna con un lazo y ponerla a sus píes si él se lo pidiese – papá,
no quise desobedecerte, yo no quería esto – murmuró y apretó el abrazo
a su padre, necesitaba sentirse reconfortado por papá, reconfortado, amado y
perdonado
- Lo
sé, pequeño – le dijo besándose en la cabeza y sonriéndole –
Ve a lavarte la cara y baja a cenar, le diré a Alfred que te caliente la cena – y
lo empujo con sutileza al baño
- ¿No
Cenarás conmigo? – preguntó tímidamente un poco desorientado con eso
de que Alfred le calentaría la cena. De repente, pensó que lo confinarían a
cenar solo en la cocina, algo que nunca sucedió pero bien podría pasar como
parte del castigo. Y pese a que Dick no quería sonar como un niño tampoco le
apetecía la idea de cenar a solas así que no se lo calló.
- Tus
hermanos y yo ya cenamos – dijo secamente, dándole a entender que él
se pasó dos horas con el teléfono, no solo desobedeciendo, sino olvidándose por
completo de cena, pero al ver la cara de tristeza de su hijo mayor, cambio de
opinión – voy a ver si tus hermanos ya se pusieron el pijama y después
bajaré a acompañarte...lo cierto es que no cené mucho y la tarta de arándanos
estaba deliciosa – Dick sonrió inconscientemente aliviado y
extrañamente feliz con esa respuesta, papá estaría con él – ahora anda,
lávate esos mocos – dijo Bruce y se fue a lidiar con la hora de la
cama de los pequeños.
Acostar a Jason y Tim era peor que luchar con dos caras, el
espantapájaros y el pingüino a la vez. Era una auténtica batalla y cada noche
igual. Pero todos los niños son iguales y Bruce recordaba que él a su edad era
exactamente igual. Lo cierto es que Dick lo había malacostumbrado bastante.
Hasta llegar a la adolescencia Dick había sido un amor de dios de niño, era
obediente, extremadamente complaciente, de modales intachables y de pocos
berrinches. Alfred solía elogiar el buen trabajo que habían hecho los padres de
Dick educándolo, increíble para un niño que se había pasado su vida en un circo
de aquí para allá.
Cuando Bruce finalmente acostó a
los niños y pudo bajar a acompañar a Dick, Dick ya estaba acabando su
hamburguesa. Dick como de costumbre, tras un tiempo de reflexión (post dolor)
se apresuró a volver a disculparse con su padre, como él consideraba que era
debido. Repasando sus malos actos y lo que realmente debería haber hecho. Bruce
tras oírlo atentamente y sabiendo que Dck no dejaría de estar con la cara larga
y triste, le tuvo que asegurar que todo ya estaba perdonado, una vez más con lo
que Dick pareció más relajado con esa última confirmación. De sus tres hijos
Dick era el único que hacía eso, Dick necesitaba que su padre supiera que
estaba arrepentido y que se había dado cuenta de su error; eso era bueno en la
medida de los resultados posteriores, pero era mortificante cuando Dick no
estaba conforme consigo mismo y se auto flagelaba mentalmente
Tras esa última disculpa, el
salón se llenó de un espeso silencio, sobre todo con los pequeños ya dormidos.
Y con tal de evitar volver a hablar de lo que había pasado, Bruce y Dick
hablaron solo de su trabajo como guardianes de la ciudad y defensores de la
justicia. Dick sabía que el estar castigado implicaba no patrullar, así que ni
lo preguntó, lo dio por hecho. Pero aún así, Batman solía dejarlo ayudarle con
el trabajo detectivesco, ese que se podía hacer en la seguridad de la baticueva
y una vez todos los deberes se habían completado… lo deberes escolares también
era una condición sine qua non para realizar investigación policial.
Así que tras la cena, Dick se
disculpó, alegando que estaba muy cansado, y se fue enseguida a la cama. Bruce
se imaginó que Dick estaría deseoso de dar fin aquel horrible día, después de
todo Dick estaba aun dentro de franja horaria, pero prefirió no decir
absolutamente nada y darle el beso de buenas noches, con las correspondientes
muecas de Dick, porque ya era muy mayor para eso. Quejas No muy notorias, dada
la seriedad del tema y lo dejó irse a acostar.
Bruce aprovechó eso y salió un
poco antes a patrullar la ciudad. Eso hizo que a la una y media ya estuviera de
vuelta. Alfred sonrió al verlo entrar de una pieza en el despacho, le alargó un
vaso de leche que había puesto a calentar al oír la señal del batimóvil
haciendo su entrada en la baticueva.
- ¿Qué
tal fue la noche, señor? - le preguntó Alfred alargándose el vaso de
leche calentita.
- Aburrida
– dijo Bruce sonando como Jason, Alfred sonrió pero se abstuvo de
hacer ningún otro comentario – Me voy a la cama, estoy agotado… creo
que me estoy haciendo viejo – murmuró, más para sí que para Alfred,
que alzó una ceja en señal interrogante, ¿Viejo antes de los 40? y Bruce casi
bostezando respondió – mañana lo tengo repleto con los niños y
además tengo esa reunión a las seis de la mañana con los del consejo, maldito
horario asiático – dijo poniendo cara de asco
- Excelente
idea, señor – Respondió como de costumbre, Alfred, parco en sus
emociones, recogiendo el vaso ahora vacío – su traje de
Daniello's está planchado en la percha y los documentos dispuestos encima de la
gaveta como pidió
- Gracias,
Alfred – dijo Bruce dulcemente agarrando a Alfred por el hombro como
haría con un viejo camarada y no un mayordomo – ¿Qué haría yo sin ti?
- Lo
mismo que hace todos los días, trabajar.
Y con eso dio por concluida la
breve tertulia, Bruce subió al piso y como acostumbraba fue a echar un vistazo
a los niños. Verlos dormir tranquilamente, era el mejor valium para él. Cuando
entró en la alcoba de Tim y vio la cama vacía en vez de asustarse como las
primeras veces y ponerse frenético sonrió y se dirigió a la alcoba de Jason.
Allí estaban sus dos pequeños revoltosos, dormiditos, en la cama de Jason.
Bruce se rio era para hacerles una foto. Ambos dormían medio atravesados en la
cama, Tim con la pierna encima de la espalda del Jason y Jason con su mano en
medio de la cara de Tim. Como si fuera un alíen en plena succión. Bruce los
arropó de nuevo y recogió un par de juguetes del suelo, Jason era incapaz de
mantener su alcoba ordenada más de 10 minutos. No era Jason, sino desordenaba
algo allá por donde pasaba.
Bruce cerró, con sumo cuidado la
puerta, para no despertarlos y fue a ver al protagonista de la jornada: Dick.
Cuando salió del cuarto de Jason
se percató que desde la rendija de la puerta de Dick se veía la luz
encendida. A Bruce se le transformó la cara, eso ya era el colmo, después
de la reprimenda, del castigo, de la zurra y de las promesas, Dick estaba
despierto muy pasada ya su hora de acostarse. Bruce se arremangó las mangas de
la camisa, ese mocoso rebelde se iba a enterar de quién mandaba ahí y que
cuando papá habla, no es para las paredes.
Dick estaba en su escritorio con
un par de libros abiertos y tomando notas en unas hojas, llevaba los
auriculares puestos, por lo que no oyó la puerta abrirse ni a su padre
acercarse. Dick movía la cabeza al ritmo de la música, Bruce supo por el
movimiento de la cabeza de su hijo que no era precisamente música clásica lo
que estaba escuchando. Justo cuando le iba a dar una colleja y sacarle los
auriculares de golpe se percató que era lo que estaba haciendo Dick, era uno de
los trabajos de Literatura que no había presentado. Bruce miró a su hijo con
orgullo, ni él habría hecho algo así, habría esperado al día siguiente para
hacer la tarea. Pero Dick era extremadamente responsable y había preferido
pasar la noche en vela y hacer no uno, sino ambos trabajos, para poder
entregárselos a su padre en el desayuno, a modo de disculpa.
Bruce tiró con ternura y cuidado
de uno de los cables de los auriculares, haciendo que Dick diera tal bote que
casi llega al techo.
- ¡Bruce!
¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendido mientras torpemente intentaba
ocultar los libros que estaba consultando. Bruce sonrió.
- La
última vez que lo miré, yo vivía aquí.
- Me
refiero a ¿Qué haces en mi habitación? –Dick se miró el reloj – Es
pronto ¿Pasó algo malo durante la patrulla?
- ¿Pronto?
Ya son las – agarró la muñeca y la giró para poder la hora que marcaba
el reloj del adolescente – 01.48 de la noche, Dick. Pronto no sería la
palabra más adecuada, teniendo en cuenta que desde las once deberías de estar
en la cama – dijo serio Bruce, cruzándose de brazos y fingiendo estar
disgustado.
- Aaaaaah…
si, yo ya me iba a la cama – fingiendo no tener importancia –
lo que pasa es que a las once estaba en la cama, pero me desvelé – Bruce
pensó que esa era una respuesta más propia de Jason que de Dick, se suponía que
Dick debía ser Un ejemplo a seguir para Jason y no al revés – Y.
...y... – a Dick le faltaba mucho para tener la chispa y
frescura de Jason para querer volver las cosas a su favor
- ¿Y
decidiste ponerte a – tomó uno de los libros que Dick había intentado
esconderle – a estudiar Literatura inglesa?... interesante – Bruce
ahora ya no disimulaba estaba riendo. Dick hizo un mohín que hizo que la risa
se transformara en carcajada. Estaba tan mono ahí a sus 15 años haciendo
pucheros porque le habían fastidiado la sorpresa.
- Quería
tenerlos acabado para cuando regresaras y dártelos en el desayuno. Pero
llegaste muy pronto – protestó, como si fuera culpa de Bruce que los
delincuentes esa noche hubieran decidido quedarse en casa – Solo me
queda un poquito de éste – enseñándole el segundo trabajo que no
presentó – y ya estará.
- ¿Te
echo una mano? – dijo Bruce tomando la butaca de lectura y acercándola
al escritorio de Dick- ¿En qué estás trabajando ahora?
- ¿Papá?
– lo miró extrañado… ¿papá? ¿En serio?... si casi todo el tiempo lo
llamaba Bruce
- ¿Qué?
– lo miró Bruce inocente como si no entendiera nada – No me
mires así, ésta no es la primera vez que te ayudo con los deberes.
- No,
pero hacía mucho que no te ponías, así, ya sabes, a ayudarme.
- Bueno
eso es porque mi hijo mayor – le dijo apretando con firmeza los
hombros del muchacho en señal de beneplácito – es muy listo y porque
hace mucho que no me pide ayuda. Y ahora dame esa pauta, a ver qué toca ahora,
a ver si podemos acabarlo a una hora decente – Dick sonrió y le alargó
la pauta del trabajo, después de todo era bueno tener a papá con él como en los
viejos tiempos haciendo tareas – Richard, hay momentos que te
estrangularía, pero ni en esos momentos dejo de dar gracias a Dios por haberme
dado la oportunidad de ser el padre del mejor hijo que nadie podría soñar. Te
quiero mucho ¿Lo sabes, no?
- Ya,
papá, por favor – dijo rojo de vergüenza – Sí te vas a poner
el plan sentimental no acabaremos el trabajo nunca – Bruce se rio y le
revolvió el pelo.
- Pero
lo sabes ¿No es cierto? – esa era una pregunta que exigía una
respuesta verdadera y Dick dejando de lado el libro que sujetaba abrazó a Bruce
espontáneamente
- Si
papá, lo sé – respondió con todo la seriedad del mundo en la voz, pero
con una sonrisa triunfal en la mirada, no podía tener un mejor padre que él y
su padre besó su frente antes de agregar
- Muy
bien, milhombres, pongámonos a ello
No les tomó mucho acabar el trabajo, Dick llevaba razón
estaba por acabar. 20 minutos más tarde Bruce estaba (a pesar de las protestas
porque ya era mayorcito) arropando a Dick y apagando las luces. Bruce se iba a
la cama sintiéndose el hombre más afortunado de la faz de la tierra y Dick
cerró los ojos con el mismo sentimiento.
Pero que delicia de historia como me ha hecho feliz, muchas gracias chicas pero pobre de mi Dick!!!
ResponderBorrarOh rayos pobre Dick si lo castigaron mucho!!!
ResponderBorrarPero su historia esta genial!!!