martes, 11 de agosto de 2015

El arma



Leandro entró a la casa rendido. Jamás había pensado que una clase de Filosofía hubiera sido tan intensa. buff... Estaba fastidiado y con hambre, así que lo primero que optó fue ir por un sándwich mientras se sentaba un rato a descansar. Pero apenas logró dar una mordida, ya que al segundo intento de llevarse la comida a la boca, tuvo que dejar el sándwich y salir corriendo.

-Nooooooooooo... nooooooo.... -Esos gritos venían de arriba. Más precisamente del cuarto de su padre.

-Leaaaaa.... Leeeeaaaaa... Ayudaaaa.... Leaaaaa... Buaaaaa...- Benicio corría frenético por el pasillo de la planta alta. Estaba desesperado por encontrar a su hermano. Escuchó que había llegado y corrió a buscarlo. Él era su única salvación.

-Leeeeaaaaa... Leandrooooo... Hermanito, ayúdameee.... -Hasta que lo encontró. Leandro salió alarmado de la cocina, directo a buscar a su hermanito en el piso de arriba.

-Qué pasa, Benicio? Por qué gritas, hermanito?- Preguntó abriendo sus brazos para que el niño se escondiera en ellos.

-Hermanito, hermaniitooo. Ayúuudamee... Buaaaa... Papá me quiere pegaaarrr... Buaaaaa.... 

-Por qué? Qué has hecho, Ben?

-Naaadaaa... No hice naaadaaa....

-Benicio, no te creo. Papá no te castigaría por nada.

Benicio lo miró con los ojitos cargados de lágrimas y se abrazó fuerte al pecho de su hermano mayor.

-No me retes tú también... buaaaa...- Leandro suspiró.

En eso, Eduardo los encontró. Estuvo a punto de arrebatarle a Benicio de los brazos de su hermano, pero cuando Ben lo vio, se prendió más fuerte al cuerpo del mayor de sus niños.

-No, papiii, noooo!!! Perdóonameee... Buaaaaa... Perdón, perdónnnn!!!

-Ven aquí, Benicio.- Exigió Eduardo.

-Papá! PAPÁ!!! -Leandro se puso en alerta. Su papá se veía muy molesto. Y encima traía el cinto en una mano. Benicio se ocultó detrás de su hermano.

-Hazte a un lado, Leandro. Y tú ven aquí.-Decía papá tratando de atrapar la manito de su niño-  Deja de escudarte detrás de tu hermano. Quieras o no vas a recibir una buena paliza, mocosito.

-Buaaaaa... -Lloró cuando un cintarazo le llegó -aunque suavecito- a su colita.

-Papá! Espera, por favor. Estás muy enojado y.. y... puedes hacerle daño.

-Hazte a un lado, Leandro. 

-No, hasta que... auuuu...-Se quejó cuando sintió un golpecito con el cinto en su muslo.

-Mira hijo. Mejor no te entrometas. Esto es entre tu hermano y yo.

-Noooo, noooo... Hermanito, no..no me dejeesss... snif snif...-Suplicó el niño, abrazándose más fuerte a la espalda de Lean.

-Que no voy a permitir que lo lastimes- Dijo Leandro en completo modo "hermano mayor" activado. Estaba dispuesto a todo con tal de proteger a su hermanito.

-PLASS... PLASS...-Esos habían sido con la mano.

-Que te quites, hijo. 

-Auuuu... Ayyyy.... Pero papá. Qué hizo el enano para que estés tan enojado?
- De pronto, Leandro no se mostraba tan valiente como hacía tan sólo dos segundos.

-No es para menos lo que hizo tu hermano. No es para menos. Ahí, pero ya que lo agarré, no le van a quedar ganas de sacarme otra vez el arma. 

Leandro abrió grande sus ojos verdes ante la sorpresa. -Tomaste el arma de papá, Benicio?

-Snif, snif.. Quería verla.

-Para qué? 

-No séeee...

Leandro resopló. Esa no era la mejor respuesta. Se había llevado un cintarazo y dos palmadas y esperaba al menos una pequeña explicación, no un "no sé".

-Y lo peor fue que estaba apuntándose en la cabeza. Y el arma estaba sin seguro. Un descuido y....- Eduardo no pudo terminar la frase. Se moría si le pasaba algo a su bebé. Él había olvidado ponerle el seguro al arma. cualquier cosa pudo haber pasado.

Leandro vio el dolor en los ojos de su padre. Podía entender por qué estaba tan enojado. Su hermanito había hecho una estupidez que pudo haber terminado mal.

-Ben, lo siento pero papá tiene razón de estar enojado. -Lean odiaba con todo su ser escuchar llorar a su hermanito, pero su papá tenía razón si le daba una paliza. Si esa arma se accionaba todos ellos morían si le pasaba algo a Beni.

Después de cruzar una mirada de entendimiento y aceptación con su padre, Leandro trató de soltarse de su hermano. 

-Hermaniitooo.. buuuu- Benicio se abrazó fuerte a su hermano. Lean se dio la vuelta y lo envolvió en sus brazos.

-Shhhhh, bebito. El papi tiene razón, chiquito. Te pudo pasar algo. Sabes que eso no es un juguete. -Le decía a modo de reto cariñoso, dándole besitos en la cabecita. -Yo me muero si te pasa algo, hermanito.- Le dijo afligido.

-Buaa... snif snif... lo sien..snif snif.. tooo... 

-Shhh, ya está. hermanito. Mejor si haces caso calladito, sí?

-Noooooo... 

-Ven, hijo. No hagas más difíciles las cosas- Dijo papá, tomándolo de la mano.

-Papiiiii...

-Papá, sin eso, por favor- Intercedió Leandro, señalando el cinturón que tenía su papá en la otra mano. -Tu mano ya duele mucho. No le pegues con eso, por favor.- Pedía Leandro, abrazando protectoramente a su hermanito.

Eduardo suspiró. -Está bien, hijo. Sin esto. Pero ni creas que voy a ser blando... tú, mi niño, te has buscado esta paliza desde el momento en que pensaste tomar el arma. -El abogado logró soltar al niño del abrazo de su hermano.

-Papáaaa... nooo!!! Por favooorr!! Nunca más! Nunca mássss...Lo sientooo... Buaaaa- Eduardo hizo oídos sordos a las súplicas de su bebé. A él le dolía más la situación de lo que cualquiera de sus hijos pudiera imaginar. Llevó casi a las rastras a Benicio a su estudio, que quedaba más cerca que las habitaciones de arriba. Allí tenía un sofá grande que podría usar tranquilamente mientras administraba el castigo.

Entró en silencio, siempre sosteniendo con fuerza el bracito preso en su mano, se dirigió hasta el sillón, tomó asiento y volcó rápidamente al chico sobre sus piernas. Lo primero era bajarle la ropa, pero Ben estaba muy nervioso y se movía todo el tiempo, impidiendo que su papi le bajara el pantalón.

-No, papiii, no papiiii...Con ropaaa!!! Con ropaaa!!! -Decía, gimoteando, moviéndose inquieto sobre el regazo de su padre.

-PLAFF PLAFF PLAFFF

-Auuuuu... ayayayayyy... noooo! 

-Quieto, Benicio. Hazte ese favor. Coopera!!-  

-Nooooooo!!! Papiiii.. papiiiitooooo... Buaaaaa... No quieroooo... no quiee.. no quieroooo... mggg.. cof cof...-El esfuerzo por soltarse, llorar y hablar  al mismo tiempo habían debilitado a Benicio y su papá aprovechó esa debilidad para bajarle la ropa.

Los pantalones los calzoncillos terminaron alrededor de las rodillas de Beny y su trasero descubierto de toda protección. Edú quería terminar rápido con el castigo, pero no por eso había pensado ser corto con el mismo. Le iba a dar una buena tunda a su niño por travieso. 

PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS- Una a una, las palmadas cayeron ruidosas en la cola desnuda, dejando de inmediato las marcas rojas de los dedos y la palma abierta. 

-Buaaaaaaaaaa.. PAPÁAAAA!!! PAPIIITOOO... BUAAAA... MUY FUERTEEEE... AYAYAYAYYYYYY... YAAAAAA, POR FAVOOO... POR FAVOOOORRRR.. BUAAAAA...

PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS

-BUAAAAAAA.... BUAAAA...... AYAYAYAYYYYY.... AUUUUUU... YAAAA, PAPÁAAA, PERDÓOONAMEEEE... BUAAAAAAA... PERDÓOOOONNN... SNIIIIFF... BUAAAA....

-Sabes a la perfección que las armas no son un juguete... PLASS PLASS... PLASS PLASS...

-AYAYAYAYYYYY... AYYYY... SNIFFF... BUAAAA...

-Ya te lo había dicho en otra oportunidad... PLASS PLASS ... De qué modo te lo tengo que enseñar, eh? Con nalgadas?! PLASS PLASS PLASS PLASS...

-NOOOOOO... PAPÁAAAAAYYYY... AHHHH...

- ...con cintarazos? PLASS PLASS PLASS PLASS... Las armas de papá no se tocan, menos si están cargadas... PLASS PLASS PLASS PLASS ... 

-AUUUUUU... YAAAA... YA ENTENDIIIIII... YAAA ENTENDIIIIIIIIII... BUAAAAAAA...

-...Menos si estás solo. PLAS PLASS PLASS PLASS... Mucho menos se apuntan en la cabeza... PLASS PLASS PLASSS PLASS PLASS PLASS PLASSS PLASSS- A éstas alturas, Eduardo había perdido el control sobre su fuerza. Estaba castigando duramente a su bebito, pero esa imagen de su adorado niño con el revolver apuntando su cabeza había hecho que su claridad y juicio se fueran de paseo junto con la prudencia de Benicio. 

-PAAAAPPIIIII.. PAPIIIIITOOOOO... AUUUUUU... PAPÁAAA... PAPIIITOOO.... ME DUELEEE... DUELEEE... DUEEE... DUELEEEE...POR FAVORRR... NO MÁASSS... NO MÁASSS... BUAAAAAA... BUUUAAAA...

-PAPÁAAA!!! PAPÁ, PARA YA, POR FAVOR!! BENICIO YA ENTENDIÓ! PAPITO, NO LE PEGUES MÁS! POR FAVOR, ABRE LA PUERTA! - Plop plop plop...- Leandro estaba del otro lado de la puerta, esperando angustiado porque su papá ya detuviera el castigo. De alguna forma, Benicio siempre se las ingeniaba para ganarse castigos memorables y largos, y como él casi siempre fue el "hijo modelo" y casi nunca se llevaba palizas, pensaba que su papá estaba matando a su hermanito. 

-No vuelvas a tomar mi arma, hijo.. ni ninguna otra... a menos que estén supervisándote. Las armas son peligrosas... Uno nunca puede confiarse demasiado. Y si algo te pasa a ti... Ay, hijo. Por qué tú aprendes las cosas por las malas, mm? Por qué te buscas estas palizas?! -Le decía, subiéndole sólo el calzoncillo y dándolo vuelta en su regazo. Benicio parecía un muñequito frágil en sus brazos y Eduardo dedicó un buen rato a reconfortarlo con mimos y palabras dulces. Adoraba a su mocoso y odiaba más que a nada tener que hacerlo llorar con castigos.

-Buaaaaaaaaa... auuuauauuuuu... Pe..snif snif.. perd-doonn... buaaaaa... ayyyyy.. snif snif... dueleeeee.... snif snif.. mgggg... buaaaaaaa...- Sollozaba a moco tendido en los brazos de su papito. 

Al poco rato, la puerta del estudio se abrió dando paso a un apenado Leandro, que venía con un vasito de agua dulce para darle a su hermano. 

-Shhhh... ya está, hermanito... shhhh... ya está! Ya pasó, bebé.. shhhh...-Le decía con dulzura. A Eduardo se le caían las babas del orgullo que lo invadía. Sus hijos eran dos joyas de un precio imposible de fijar... Valiosos más que su vida... Eran su felicidad.... No supo cómo terminó con sus dos hijos encima suyo, dormidos y abrazados. 

Pasó un brazo para acurrucar más a Leandro, mientras Benicio lo seguía mojando con sus lágrimas. Edú estaba súper incómodo, pero él no se quejaría. Tenía en sus brazos todo lo que necesitaba.  


2 comentarios:

  1. No pues ni como defenderlo .. muy mal eso de agarrar armas!!!
    Pero me encanta esa relación de hermanos!!

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  2. Si, ni como defenderlo
    creo que papá se quedo corto con su conferencia.
    Aunque pobre Benicio, que diablos le paso para hacer una cosa tan tonta como esa?, aunque sospecho al respuesta
    es la adolescencia nada mas, jejej

    Marambra

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