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lunes, 14 de septiembre de 2015

Leo y sus dones


Leo y sus dones
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Leo un chico de 14 años tiene  un gran don,  podía ver a los que ya no estaban en este mundo. Un don que adquirió de su padre y el cual  Diana la madre de Leo conocía muy bien.  Diana era una señora  de unos 35 años  se encargada de la crianza de su hijo, una mujer amorosa pero que cuando quería podía dar miedo a quien se pusiera en su camino.
-Maik: está mal. Que no prestas atención en clases?
-Leo: si presto atención, pero me cuesta hacer la tarea si no dejas de molestarme.
-Maik: no seas maleducado, todavía que te estoy ayudando.
-Leo: no me estas ayudando, si me ayudaras… contestarías los problemas… pero no.
-Maik: tú tienes que contestarlos   ¡es tu tarea!
-Leo: pues entonces déjame.
-Maik: muy bien te dejo pero regresare en un rato.
Después de un rato de intentar hacer la tarea Leo decidió salir.
-Diana: a donde crees que vas jovencito?
-Leo: con unos amigos.
-Diana: y quien carajos te dio permiso?
-Leo: ¡oo vamos mamá!  Soy mayor,  no tengo porque pedirte permiso para todo.
-Diana: aa... pues fíjate que no me entere cuando te convertiste en un hombrecito que se mantenga solo…
-Leo: maa.
-Diana: no  puedes salir, así que regrésate a tu cuarto… termina tu tarea… si ya la terminaste metete a bañar o recoge tu cuarto, lo que prefieras hacer.
-Leo: quiero salir… voy a salir … -reto a su mamá-
-Diana: hijo,  te conviene no retarme porque si tengo que salir por ti no te va a gustar,  así que obedece.
-Leo: aaaaggrrr –se puso hacer pataletas y se fue a su cuarto-
-Maik: te dijeron que no tenías permiso de salir… ¡sordo!   porque no entiendes.
-Leo: pues dame tú el permiso.
-Maik: mi permiso no cuenta.
-Leo: aaaaggg
Leo se salió por la  ventana, no era peligroso ya que la casa era de un piso.  A la media hora entro Diana al cuarto a revisar que el muchachito tenga aunque sea empezado algo de lo que le mando, pero no había terminado ni la tarea, ni limpiado su cuarto, fue a revisar el cuarto de baño pero tampoco estaba.
-Diana: Leo… como te gusta hacer las cosas por las malas.
Diana salió por su hijo,  no le fue difícil encontrarlo estaba en un parquecito con algunos chicos de su edad todos estaban tonteando con cigarrillos que no prendían aun…  como si degustaran el cigarrillo sin jalar tanto el gatillo ya que todos eran menores.
-Sam: aaaii… Leo tu mamá. Y no está contenta.
-Leo: mamá que haces aquí? –dijo muy valiente-
-Diana: yo vine a buscar a un mocoso desobediente que no entiende las ordenes de su madre… dime, le tengo que lavar los oídos para que escuche mejor. Y díganme… que carajos están haciendo con cigarrillos en las manos… mocosos… ninguno de usted tiene edad ni para olerlo.
-Leo: mamá bájale a tu  sermón que estoy con mis amigos –dijo grosero y parándose de su sitio-… aaaaaaaiiiii
-Diana: lo que estoy por bajar soy los calzoncillos de un mocoso majadero. –le había dado un buen jalón de oreja-
-Leo: no mamá.
Si bien algunos chicos se pondrían a burlarse de la situación de su amigo  ninguno lo estaba haciendo, todos estaban sentaditos como cachorros regañados ya conocían a “Doña Diada” como muchos le decían por su carácter desafiante, mandón y cariñoso que solía tener. Vivian en un pueblo chico donde las grandes ciudades quedaban a unas cuantas horas y la mayoría se conocía ya sea porque estaba emparentados (eran familia)  o se conocían de toda la vida,  se cuidaban entre sí, era lo bueno de los pueblos chicos donde no hay una gran maldad que abunde, pero los muchachos no dejaran de ser muchachos.
-Diana: quien carajos les soltó a usted los cigarrillos?
-Tomas: ni están prendidos Doña Diana.
-Diana: pero los tienen en las manos y ustedes no deberían tenerlo… quien se los dio?
-Leo: aaaaaaii mami no te puedo decir, no somos delatores.-su madre no le soltaba su orejita-
-Diana: pues primera y última vez que los veo con un cigarrillo entendido.
-Siii –contesto un grupito de muchachos entregando los cigarrillos-
-Diana: y tu muévete que estas a si… de que me arrepienta y te de una santa paliza enfrente de todos.
-Leo: no mami ya camino.
Diana llevo a su hijo a casa,  dándole la libertar de caminar por su cuenta sin tener que ser llevado de una oreja.
-Diana: te vas a tu cuarto… en un rato arreglamos cuentas.
-Leo: mamá yo solo quería salir un rato. –dijo resignado ya casi llorando y dirigiéndose a su cuarto-
Leo entro al cuarto y cerró la puerta…
-Maik: te dije que no te salieras, pero tú no entiendes por las buenas… que haces? No hagas eso te vas a meter en más problemas de los que ya tienes.
-Leo: no te importa, ya cállate. –estaba jalando un mueble para atrancar la puerta -
-Maik: no seas grosero
Maik llevo  al jovencito berrinchudo a una de las esquinas a nalgadas a pesar de la resistencia Leo no pudo evitar mucho y termino en la esquina llorando.  Al poco rato entro Diana con un pequeño cinto que solía usar en pocas ocasiones cuando su “Ángel” se pasaba un límite, no muy grueso pero no tan delgado, cuando entro ya se hacía una idea de lo que había pasado no pregunto nada solo lo jalo y quitando pantalón y calzoncillos le regalo los primeros cintos que empezaron a dejar una huella  en las nalgas del joven.
ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS –auuuu, ya perdón aaiii grrr aaa shifff-
ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS  –perdón mamá, auuuu, yaa shifff buaaaa-
-Diana: tienes que aprender a obedecer Leo, si crees   que te voy a dejar pasarte de límite estas muy equivocado jovencito.
ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS  –aaaiiii, auuuu yaa, mamá, perdón buaaa shiff
Diana dejo el cinto y continuo dando palmadas bastante fuertes  no era la primera ni la última vez que tendría a su hijo en la misma situación,  ya que en cierto modo tenía el carácter similar a ella retador  a más no poder pero también era gentío como su padre y tenía una gran amabilidad cuando no estaba enfadado.
Solo se podía oír el sonido de los PASSS  en la piel desnuda  y ya bastante roja y por un rato eso se escuchó hasta que Diana dio la tarea por terminada y lo regreso a la esquina como si fuera un niño de cuatro años, tenía tiempo que no le dejaba en ese lugar pero sus arrebatos no eran tan frecuentes,    hacia travesuras pero la mayoría solo le dejaba un dolor en el trasero o  castigado sin privilegios,  eso de llevarlo a la esquina era solo cuando hacía una falta de educación a sus padres.
-Diana: aquí te me vas a quedar un buen rato… piensa todas las tonterías que has hecho y dicho… no te me mueves de aquí hasta que yo te diga.
-Leo: buaaaa shiiiiff
Diana salió dejando la puerta abierta  para estarlo checando, a los quince minutos la puerta de la casa se cerró, hora que Diana acostumbrada para salía a comprar las cosas de la cena. Y momento que Leo creyó que podía irse a su cama un rato, tenía los calzoncillos en los tobillos,  el pantalón estaba sobre la cama así que solo se agacho para subirse su ropa cuando sintió como su trasero recibió otras dos palmadas que se marcaron  bien en la piel rojita.
PASSSS, PASSSSS –auuuuuu, aiiiiii buaaaaa-
-Maik: que te dijo tu mamá?
-Leo: buaaaaa buaaa.         – PASSSSS- aiiiii buaaaa-
-Maik: que te dijo?
-Leo: que me que-da-ra   a-qui   buaaaa
-Maik: pues entonces has caso Leo.
-Leo: siiii –se quedó en la esquina llorando con más fuerza-
Diana tardo entre quince y vente minutos,  tiempo que creyó más que suficiente y fue al cuarto de Leo.
-Diana: tú sabes que si eres desobediente y  grosero te vas a quedar con el traserito adolorido y en una equina.
-Leo: eelll, también me pego.
-Diana: y porque te pego… mm –le dijo con cariño-
-Leo: shiif porque me iba a acostas shifff.
-Diana: por desobediente… ya vez MUCK –le dio un beso y le ayudo a subir el interior- vamos metete a bañar,  termina tu tarea  y a cenar… vamos mi bebe –lo acompaño hasta la puerta del baño-
Leo se dio un baño y termino su tarea para poderse ir a cenar, se sentó poniendo un cojín para que su trasero no resintiera.
-Leo: mami..
-Diana: si?
-Leo: perdón.
-Diana: estas perdonado –le dijo con una gran sonrisa,  en lo que iba sirviendo dos platos y  dos vasos con leche  y una taza bien caliente de café-
-Leo: papá dice que deberías de cambiar de marca.
-Diana: pues tu papá se chinga porque aquí no he podido conseguir otro tipo de café.
-Maik: y luego te quejas de las palabras que usa tu hijo.
-Leo: jajajajajajaja
-Diana: qué?
-Leo: mi padre dice que no te quejes después de la boquita que tengo.
-Diana: tú no tienes por qué repetir las malas palabras que  usa tu madre.
Una vez terminaron de cenar Diana recogió los platos dejando como siempre la taza de café que no había sido tocada y llevándosela a su cuarto donde el aroma impregnaba  todo,  para poder finalizar su día checando que la tarea se haya terminado,  que Leo  se acotara y retirarse a su cama.
-Leo: no tengo sueño.
-Maik: qué pena, porque tienes que dormir… mañana tienes clases.
-Leo: platícame algo.
-Maik: cómo qué?
-Leo: no se? Algo… de ti o de mis abuelos o de mamá cuando era joven.
-Maik: mmm a ver… oki,  pero después te duermes de acuerdo.
-Leo: te lo prometo.
-Maik se puso a relatar una de sus aventuras o mejor dijo de sus  travesuras de infancia,  a la hora Leo ya estaba dormido y Maik  se quedó viendo al mocoso que descansada con gran tranquilidad a pesar de que dormía con el trasero un poco colorado  a lo que Maik solo dio una gran sonrisa y lo dejo dormir. A veces se la pasaba horas viéndolo  dormir o se quedaba viendo el rostro de Diana admirando cada una de sus nuevas marcas,  signo de que estaba envejeciendo… definitivamente él no se iría para perderse esos grandes detalles.

Maik y Diana fueron padres,   personas de pueblo.  Maik había muerto tres  años después de  que su bebe naciera. Para Leo era como si nunca se hubiera ido ya que lo veía constantemente aunque  a veces desaparecía unos días, Diana si había resentido un poco su perdida porque ella no le podía ver como Leo lo hacía, pero se alegraba de que Maik siguiera cuidándolos… en algunas ocasiones lo había podido ver  casi como algo que apenas se percibía,  nunca le dio miedo esas cosas, ella era la problemática (en un buen sentido)  del pueblo y Maik era el raro, una combinación bastante extraña  pero que les funciona a la maravilla  porque los dos se querían mucho.
A Maik le encantaba el café y tenía una manera extraña para demostrarlo, siempre preparando una taza bien cargada por la noche  llevándosela a su cuarto sin beber una gota,  para cuando despertaba tomaba la misma taza y la calentaba para poderla tomar e ir a trabajar. No tomaba en la noche porque luego no podía dormir pero tan solo con el aroma se sentía feliz. Después de su muerte Diana siguió con el mismo ritual que su marido, cosa que le encantaba a Maik a pesar de que no podía degustar el rico sabor de una taza de café,  le encantaba ver el vapor cuando subía,  apenas percibiendo el aroma de este.  




3 comentarios:

  1. Siii yo también quiero continuación!!
    Jajaja ah todos dejo sin cigarros la Doña!! Hasta el papá lo castiga buuu
    Y por salir con los amigos se gano unos cinturonazos aauucchh no fue muy estricta?? :(

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  2. Voto por la conti.... muy interesante. Me entretuve leyendo... aunque me dio miedillo esa señora. Muy estricta!!! :/

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