Leo y sus dones
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Leo un
chico de 14 años tiene un gran don, podía ver a los que ya no estaban en este
mundo. Un don que adquirió de su padre y el cual Diana la madre de Leo conocía muy bien. Diana era una señora de unos 35 años se encargada de la crianza de su hijo, una
mujer amorosa pero que cuando quería podía dar miedo a quien se pusiera en su
camino.
…
-Maik:
está mal. Que no prestas atención en clases?
-Leo: si presto atención, pero me cuesta hacer
la tarea si no dejas de molestarme.
-Maik:
no seas maleducado, todavía que te estoy ayudando.
-Leo: no me estas ayudando, si me ayudaras…
contestarías los problemas… pero no.
-Maik:
tú tienes que contestarlos ¡es tu tarea!
-Leo: pues entonces déjame.
-Maik:
muy bien te dejo pero regresare en un rato.
…
Después de un rato de intentar hacer la tarea
Leo decidió salir.
-Diana: a donde crees que vas jovencito?
-Leo: con unos amigos.
-Diana: y quien carajos te dio permiso?
-Leo: ¡oo vamos mamá! Soy mayor,
no tengo porque pedirte permiso para todo.
-Diana: aa... pues fíjate que no me entere
cuando te convertiste en un hombrecito que se mantenga solo…
-Leo: maa.
-Diana: no
puedes salir, así que regrésate a tu cuarto… termina tu tarea… si ya la
terminaste metete a bañar o recoge tu cuarto, lo que prefieras hacer.
-Leo: quiero salir… voy a salir … -reto a su
mamá-
-Diana: hijo, te conviene no retarme porque si tengo que
salir por ti no te va a gustar, así que
obedece.
-Leo: aaaaggrrr –se puso hacer pataletas y se
fue a su cuarto-
…
-Maik: te dijeron que no tenías permiso de
salir… ¡sordo! porque no entiendes.
-Leo: pues dame tú el permiso.
-Maik: mi permiso no cuenta.
-Leo: aaaaggg
Leo se
salió por la ventana, no era peligroso
ya que la casa era de un piso. A la
media hora entro Diana al cuarto a revisar que el muchachito tenga aunque sea
empezado algo de lo que le mando, pero no había terminado ni la tarea, ni
limpiado su cuarto, fue a revisar el cuarto de baño pero tampoco estaba.
-Diana:
Leo… como te gusta hacer las cosas por las malas.
Diana
salió por su hijo, no le fue difícil
encontrarlo estaba en un parquecito con algunos chicos de su edad todos estaban
tonteando con cigarrillos que no prendían aun…
como si degustaran el cigarrillo sin jalar tanto el gatillo ya que todos
eran menores.
-Sam:
aaaii… Leo tu mamá. Y no está contenta.
-Leo:
mamá que haces aquí? –dijo muy valiente-
-Diana:
yo vine a buscar a un mocoso desobediente que no entiende las ordenes de su
madre… dime, le tengo que lavar los oídos para que escuche mejor. Y díganme… que
carajos están haciendo con cigarrillos en las manos… mocosos… ninguno de usted
tiene edad ni para olerlo.
-Leo:
mamá bájale a tu sermón que estoy con
mis amigos –dijo grosero y parándose de su sitio-… aaaaaaaiiiii
-Diana:
lo que estoy por bajar soy los calzoncillos de un mocoso majadero. –le había
dado un buen jalón de oreja-
-Leo:
no mamá.
Si
bien algunos chicos se pondrían a burlarse de la situación de su amigo ninguno lo estaba haciendo, todos estaban
sentaditos como cachorros regañados ya conocían a “Doña Diada” como muchos le
decían por su carácter desafiante, mandón y cariñoso que solía tener. Vivian en
un pueblo chico donde las grandes ciudades quedaban a unas cuantas horas y la
mayoría se conocía ya sea porque estaba emparentados (eran familia) o se conocían de toda la vida, se cuidaban entre sí, era lo bueno de los
pueblos chicos donde no hay una gran maldad que abunde, pero los muchachos no dejaran
de ser muchachos.
-Diana:
quien carajos les soltó a usted los cigarrillos?
-Tomas:
ni están prendidos Doña Diana.
-Diana:
pero los tienen en las manos y ustedes no deberían tenerlo… quien se los dio?
-Leo:
aaaaaaii mami no te puedo decir, no somos delatores.-su madre no le soltaba su
orejita-
-Diana:
pues primera y última vez que los veo con un cigarrillo entendido.
-Siii
–contesto un grupito de muchachos entregando los cigarrillos-
-Diana:
y tu muévete que estas a si… de que me arrepienta y te de una santa paliza
enfrente de todos.
-Leo:
no mami ya camino.
…
Diana
llevo a su hijo a casa, dándole la
libertar de caminar por su cuenta sin tener que ser llevado de una oreja.
-Diana:
te vas a tu cuarto… en un rato arreglamos cuentas.
-Leo:
mamá yo solo quería salir un rato. –dijo resignado ya casi llorando y
dirigiéndose a su cuarto-
…
Leo
entro al cuarto y cerró la puerta…
-Maik: te dije que no te salieras, pero tú no entiendes por
las buenas… que haces? No hagas eso te vas a meter en más problemas de los que
ya tienes.
-Leo:
no te importa, ya cállate. –estaba jalando un mueble para atrancar la puerta -
-Maik: no seas grosero
Maik
llevo al jovencito berrinchudo a una de
las esquinas a nalgadas a pesar de la resistencia Leo no pudo evitar mucho y
termino en la esquina llorando. Al poco
rato entro Diana con un pequeño cinto que solía usar en pocas ocasiones cuando
su “Ángel” se pasaba un límite, no muy grueso pero no tan delgado, cuando entro
ya se hacía una idea de lo que había pasado no pregunto nada solo lo jalo y
quitando pantalón y calzoncillos le regalo los primeros cintos que empezaron a
dejar una huella en las nalgas del joven.
ZASSS,
ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS –auuuu, ya perdón aaiii grrr aaa
shifff-
ZASSS,
ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS –perdón mamá, auuuu, yaa shifff buaaaa-
-Diana:
tienes que aprender a obedecer Leo, si crees que te
voy a dejar pasarte de límite estas muy equivocado jovencito.
ZASSS,
ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS, ZASSS –aaaiiii, auuuu yaa, mamá, perdón buaaa shiff
Diana
dejo el cinto y continuo dando palmadas bastante fuertes no era la primera ni la última vez que tendría
a su hijo en la misma situación, ya que
en cierto modo tenía el carácter similar a ella retador a más no poder pero también era gentío como
su padre y tenía una gran amabilidad cuando no estaba enfadado.
Solo
se podía oír el sonido de los PASSS en
la piel desnuda y ya bastante roja y por
un rato eso se escuchó hasta que Diana dio la tarea por terminada y lo regreso
a la esquina como si fuera un niño de cuatro años, tenía tiempo que no le
dejaba en ese lugar pero sus arrebatos no eran tan frecuentes, hacia travesuras pero la mayoría solo le
dejaba un dolor en el trasero o castigado sin privilegios, eso de llevarlo a la esquina era solo cuando
hacía una falta de educación a sus padres.
-Diana:
aquí te me vas a quedar un buen rato… piensa todas las tonterías que has hecho
y dicho… no te me mueves de aquí hasta que yo te diga.
-Leo:
buaaaa shiiiiff
Diana salió
dejando la puerta abierta para estarlo
checando, a los quince minutos la puerta de la casa se cerró, hora que Diana acostumbrada
para salía a comprar las cosas de la cena. Y momento que Leo creyó que podía
irse a su cama un rato, tenía los calzoncillos en los tobillos, el pantalón estaba sobre la cama así que solo
se agacho para subirse su ropa cuando sintió como su trasero recibió otras dos
palmadas que se marcaron bien en la piel
rojita.
PASSSS,
PASSSSS –auuuuuu, aiiiiii buaaaaa-
-Maik: que te dijo tu mamá?
-Leo:
buaaaaa buaaa. – PASSSSS- aiiiii
buaaaa-
-Maik: que te dijo?
-Leo:
que me que-da-ra a-qui buaaaa
-Maik: pues entonces has caso Leo.
-Leo:
siiii –se quedó en la esquina llorando con más fuerza-
Diana
tardo entre quince y vente minutos, tiempo que creyó más que suficiente y fue al
cuarto de Leo.
-Diana:
tú sabes que si eres desobediente y grosero te vas a quedar con el traserito
adolorido y en una equina.
-Leo:
eelll, también me pego.
-Diana:
y porque te pego… mm –le dijo con cariño-
-Leo:
shiif porque me iba a acostas shifff.
-Diana:
por desobediente… ya vez MUCK –le dio un beso y le ayudo a subir el interior-
vamos metete a bañar, termina tu
tarea y a cenar… vamos mi bebe –lo
acompaño hasta la puerta del baño-
Leo se
dio un baño y termino su tarea para poderse ir a cenar, se sentó poniendo un
cojín para que su trasero no resintiera.
-Leo:
mami..
-Diana:
si?
-Leo:
perdón.
-Diana:
estas perdonado –le dijo con una gran sonrisa, en lo que iba sirviendo dos platos y dos vasos con leche y una taza bien caliente de café-
-Leo:
papá dice que deberías de cambiar de marca.
-Diana:
pues tu papá se chinga porque aquí no he podido conseguir otro tipo de café.
-Maik: y luego te quejas de las palabras que usa tu hijo.
-Leo:
jajajajajajaja
-Diana:
qué?
-Leo:
mi padre dice que no te quejes después de la boquita que tengo.
-Diana:
tú no tienes por qué repetir las malas palabras que usa tu madre.
Una
vez terminaron de cenar Diana recogió los platos dejando como siempre la taza
de café que no había sido tocada y llevándosela a su cuarto donde el aroma
impregnaba todo, para poder finalizar su día checando que la
tarea se haya terminado, que Leo se acotara y retirarse a su cama.
…
-Leo:
no tengo sueño.
-Maik: qué pena, porque tienes que dormir… mañana tienes
clases.
-Leo:
platícame algo.
-Maik: cómo qué?
-Leo:
no se? Algo… de ti o de mis abuelos o de mamá cuando era joven.
-Maik: mmm a ver… oki, pero después te duermes de acuerdo.
-Leo:
te lo prometo.
-Maik
se puso a relatar una de sus aventuras o mejor dijo de sus travesuras de infancia, a la hora Leo ya estaba dormido y Maik se quedó viendo al mocoso que descansada con
gran tranquilidad a pesar de que dormía con el trasero un poco colorado a lo que Maik solo dio una gran sonrisa y lo
dejo dormir. A veces se la pasaba horas viéndolo dormir o se quedaba viendo el rostro de Diana
admirando cada una de sus nuevas marcas,
signo de que estaba envejeciendo… definitivamente él no se iría para
perderse esos grandes detalles.
…
Maik y
Diana fueron padres, personas de pueblo. Maik había muerto tres años después de que su bebe naciera. Para Leo era como si
nunca se hubiera ido ya que lo veía constantemente aunque a veces desaparecía unos días, Diana si había
resentido un poco su perdida porque ella no le podía ver como Leo lo hacía,
pero se alegraba de que Maik siguiera cuidándolos… en algunas ocasiones lo había
podido ver casi como algo que apenas se
percibía, nunca le dio miedo esas cosas,
ella era la problemática (en un buen sentido) del pueblo y Maik era el raro, una combinación
bastante extraña pero que les funciona a
la maravilla porque los dos se querían
mucho.
A Maik
le encantaba el café y tenía una manera extraña para demostrarlo, siempre
preparando una taza bien cargada por la noche
llevándosela a su cuarto sin beber una gota, para cuando despertaba tomaba la misma taza y
la calentaba para poderla tomar e ir a trabajar. No tomaba en la noche porque
luego no podía dormir pero tan solo con el aroma se sentía feliz. Después de su
muerte Diana siguió con el mismo ritual que su marido, cosa
que le encantaba a Maik a pesar de que no podía degustar el rico sabor de una
taza de café, le encantaba ver el vapor
cuando subía, apenas percibiendo el
aroma de este.
Me fascino espero la continuación.
ResponderBorrarSiii yo también quiero continuación!!
ResponderBorrarJajaja ah todos dejo sin cigarros la Doña!! Hasta el papá lo castiga buuu
Y por salir con los amigos se gano unos cinturonazos aauucchh no fue muy estricta?? :(
Voto por la conti.... muy interesante. Me entretuve leyendo... aunque me dio miedillo esa señora. Muy estricta!!! :/
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