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jueves, 11 de febrero de 2016

Trece primos y una historia: Lacour Capítulo 6: Antigua



Trece primos y una historia: Lacour
Capítulo 6: Antigua
Román POV
Por causa de las irresistibles fuerzas del destino, y sin que pudiera explicarlo, nos encontrábamos en una enorme hacienda en Guatemala. Tampoco es que el concepto fuera horrible. El último dueño había sido una empresa inglesa que tenía una inversión muy importante en Guatemala y utilizó la hacienda como estancia y club para sus ejecutivos e ingenieros. La propiedad era enorme y conectaba al bosque del monte, así mismo tenía una imponente vista al volcán de Agua. Los dueños vendieron la propiedad totalmente equipada, con habitaciones de lujo, albercas, cuatrimotos, carritos de golf, canchas de tenis, cuadras con caballos e incluso una cancha de polo. La idea consistía en habilitar parte de la propiedad para el casino y otra parte para que nosotros viviéramos. Había mucho espacio y cada uno de nosotros pudo escoger su nueva habitación, pues había de sobra. A Fernando y a Miguel Ángel se les ocurrió que un casino sería un éxito, y el plan parecía bueno. Miguel Ángel nos inscribió a todos los chicos en una escuela privada canadiense que estaba relativamente cerca, y el primer día de clases decidió llevarnos a todos personalmente en la camioneta, aunque pronto nos dimos cuenta de que eso no era necesario, muchos chicos llegaban en sus caballos, cuatrimotos, carritos de golf, etc…
El ambiente de la escuela era bueno se podría decir, la mayoría de los chicos y chicas eran hijos de empresarios extranjeros (americanos, canadienses, alemanes, ingleses, judíos, franceses, españoles y mexicanos) así como había también algunos guatemaltecos. La escuela tenía una matrícula pequeña lo que facilitaba la interacción entre los alumnos y la calidad de la escuela.
Miguel Ángel nos estaba otorgando bastante libertad pero estableció un sistema de reportes y límites. Antes de salir teníamos que registrar nuestra salida: destino y horarios, en una libreta qué había acondicionado para ello. Quien saliera sin registrarse se llevaba una zurra. Así mismo teníamos prohibido ir al bosque del monte sin que nos acompañara, y las consecuencias eran las mismas: una zurra.
Era el quinto día de clases y llevábamos apenas una semana y media en Antigua. Yo me fui en uno de los carritos de golf a la escuela, traía el uniforme escolar de calor que consistía en un short de bermuda azul y una polo banca con franjas rojas. Llegué a tiempo y me senté junto a mi nuevo amigo alemán Johan.
-¿Te gusta el tenis?
-Mucho
-¿Quieres venir a mi casa esta tarde para que juguemos?
-¿Dónde queda tu casa?
-Bueno en realidad es una hacienda, es Agua #38 Hacienda “La Inglesa”
-OK
-¡Buenos días chicos!- comenzó la clase la profesora
Después de las clases hicimos una carrera hacia la hacienda en nuestros carritos de golf.
-Me ganaste- le dije cuando logré alcanzarlo en la entrada.
-Sí pero casi atropello a alguien.
Entramos y jugamos 6 sets de tenis de los cuales él me ganó 4 y yo 2. Después nos dimos una ducha y le enseñé la propiedad.
-¡Vaya suerte que tienes! Qué cool está tu casa y los jardines.-me dijo cuando terminamos el recorrido.
-Vuelve cuando quieras.
-OK, gracias. Y un día de estos te invito a mi casa.
-Perfecto
Dejé qué se fuera a su casa y me fui a mi cuarto a tomar un descanso con el aire acondicionado.
Alejandro POV
Yo había escogido el cuarto qué quedaba al fondo de la biblioteca, era un cuarto un poco más rústico que los demás, con un estilo perfecto para mi corazón de lector. Estaba colgando la playera del uniforme de mañana que uno de los empleados del servicio me la había dejado recién planchada sobre la cama en el ropero cuando tropecé con la madera que limitaba la puerta y me caí hacia el fondo de madera del ropero, pero la pared del ropero dio una especie de vuelta y acabé de pronto en otra habitación, estaba algo oscura y polvosa y parecía que nadie la había usado en mucho tiempo.
Mi primera reacción fue de espanto, pero después quedé maravillado y comencé a explorar la pequeña habitación triangular con la lámpara de mi celular. La habitación estaba conformada de la siguiente forma: el piso era de ónice, había tres lámparas de aceite colgadas en la pared, había una especie de escritorio o mesa con cajones decorada con grabados tallados y su respectiva silla. Habían varios libros, algo que parecían cuadernos, mapas, cartas, un corta plumas, algunas plumas, monedas y un tintero seco. Las paredes estaban decoradas con algunas pinturas y retratos antiguos. Después de explorar un rato decidí ir por aceite para las lámparas. Salí de la habitación de la misma forma que había entrado. Y cuando me dirigía a la cocina me topé con Bruno
-¿Dónde estabas, Alex? Seguro que esta vez si te llevas una buena paliza.
-¿Por qué?
-¿Cómo que por qué? Por salir sin avisar y además tener el móvil apagado.
-Eso no es cierto.
-Pues díselo a Miguel Ángel que lleva media hora buscándote y llamándote.
En eso llegó Miguel Ángel y me miró con una mezcla de alivio y enojo.
-¿Dónde estabas?
Necesitaba pensar rápido, para librarme del castigo tendría que revelar mi secreto y no estaba dispuesto a ello.
-Perdón PA. Ya sé que no debo salir sin registrarme. No volverá a pasar.
-Pues sí, no creo que vuelva a pasar después del castigo que te vas a llevar, porque además apagaste el móvil y no contestabas mis llamadas.
-Perdón por favor.
-Sí te perdono pero te tengo que castigar, ven a mi cuarto.
Lo seguí sin decir nada más. Una vez en el cuarto, Miguel Ángel cerró la puerta con seguro.
-¿Está claro por qué te voy a castigar, verdad?
-Sí, perdón
-Bájate los pantalones
Me bajé los pantalones y Miguel Ángel me inclinó en el borde de la cama.
Zas.. Zas.. Zas..
Traté de aguantar lo más que pude, pero Miguel Ángel me estaba castigando duro
Zas.. Ouch! Zas.. Ay! Zas.. Au
Zas.. Ya por favor!
A estás alturas yo ya estaba llorando
Zas.. Buaa! Zas..
Miguel Ángel me ayudó a incorporarme y me abrazó, yo traté de sobarme y calmar el escozor de los azotes.
-No vuelvas a salir sin registrarte y mucho menos apagar el móvil ¿de acuerdo?
-OK, perdóname por favor-le rogué sollozando.
-Perdonado-me dijo Miguel Ángel con una sonrisa mientras me subía el pantalón.
Salí del cuarto de Miguel Ángel con dolor  pero con expectativa: había logrado conservar mi secreto. No sé qué me impulsaba a guardarlo con tanto empeño, pero estaba seguro de que ese cuarto significaría mucho para mí en un futuro cercano. Me dirigí a la cocina y después llevé a mi cuarto un botecito con aceite y unos cerillos para encender las lámparas.


8 comentarios:

  1. Guau cuanto misterio en esa anueva casa lindo cap

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  2. Nada como un secreto para darle interes a la historia ;). Espero seguir leyendo de estos chicos pronto.

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  3. Hola Wenseslao....

    Recién me puse al día con tu historia, y estoy intrigada en lo que sucederá después, espero se resuelva al lío con Gabriel para bien de esta familia.

    Y espero que recibir una paliza por un cuarto escondido valga la pena, jejejej

    Un abrazo, y no te pierdas

    Marambra

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  4. Hola Wenseslao....

    Recién me puse al día con tu historia, y estoy intrigada en lo que sucederá después, espero se resuelva al lío con Gabriel para bien de esta familia.

    Y espero que recibir una paliza por un cuarto escondido valga la pena, jejejej

    Un abrazo, y no te pierdas

    Marambra

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  5. Muy interesante a ver que pasa ahora...

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  6. ¡Yo amaría tener un cuarto así :D! Esperemos a ver que pasa con esta familia. Me di cuenta que es muy facil y rapido leerte, ya me voy poniendo al corriente rapido, no es para nada pesada tu historia.

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