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martes, 1 de marzo de 2016

Trece primos y una historia: Lacour Capítulo 8: De tronos y deseos



Trece primos y una historia: Lacour

Capítulo 8: De tronos y deseos

Fernando POV
Caminaba sintiéndome muy contento en los bonitos caminos empedrados de la hacienda. Me dirigía hacia la oficina del casino observando el agradable espectáculo que representaba el nuevo y recién abierto casino natural. El concepto innovador del casino “natural” parecía todo un éxito, observé todos los clientes extranjeros qué jugaban Póquer, Ruleta y otros juegos y apuestas utilizando fichas naturales, y como la sustitución de luces por arreglos de plantas, piedras y fuentes le daban un sabor muy especial a nuestro casino. Los señores elegantes, los jóvenes soberbios y las mujeres guapas parecían muy satisfechos y contentos con la experiencia del lugar. Por supuesto yo también me sentía muy satisfecho con los logros.
De pronto a alguien que estaba observando la carrera en el laberinto de tortugas, una de las muchas ocurrencias qué se nos habían ocurrido a los primos Lacour para nuestro nuevo casino, tiró sin querer sus fichas al suelo, y yo me apresuré a ayudarle a recuperarlas.
-Fer! Qué gusto verte Papawh
-José Pablo! Ya ves Papaloy
-Qué padre les quedó el casino, espero irme con mucho dinero.
-Pues yo espero lo contrario-le dije de broma a mi amigo.
Pedí a uno de los meseros qué le trajeran a mi amigo y a su novia unas copas de Champagne como cortesía del casino, me despedí y continúe hacia la oficina a hacer cuentas y administrar todo el relajo qué implica dirigir un casino, y afortunadamente Miguel Ángel también estaba ahí para ayudarme.
-¿Cómo van las ganancias y pérdidas?
-Bien, tenemos un buen balance positivo, aunque hay que mantenerlo.
En eso sonó el teléfono y Miguel Ángel contestó, era el director de la escuela.
-Sí diga
-Sí
-Sí, pero ¿qué dijo exactamente?
-Ok
La cara de Miguel Ángel reflejaba algo de preocupación y tal vez enfado. ¿Quién de mis hermanos se habría metido en líos?
-No se preocupe, hablaré con él
-Sí, encontraremos una solución, gracias, que tenga buena tarde Sr. Stuart.
-¿Qué pasó?-le pregunté cuando terminó la llamada .
-Llama a Santiago- se limitó a decirme.
Encontré a Santiago acostado boca abajo en su cama haciendo rayas y círculos en su cuaderno, parecía nervioso.
-¿Qué hiciste en la escuela Santi? Miguel Ángel te llama en la oficina.
Pareció que no me oía.
-Santiago, que Miguel Ángel te está llamando.
-******* Germans, Jews, and Canadians too.
No entendí por qué insultaba a los alemanes, judíos y canadienses pero me limité a esperar que se terminara de vestir y lo acompañe a la oficina de Miguel Ángel.

Santiago POV
-¿Cómo se te ocurre Santiago? ¿Querías provocar la tercera guerra mundial en la escuela o qué?- me reclamó Miguel Ángel cuando entré a la oficina.
Flashback
Estábamos en la clase de historia y la estricta profesora estaba calificando las tareas.
-Daniel y Karl felicidades, los demás dejan mucho que desear como siempre.
Esta actitud arrogante de la profesora esa ya me tenía harto.
-Claro- dije yo con tono de ironía
-¿Qué dices? Por que si no tiene nada que ver con nuestra clase de historia mejor te callas.
-Si tiene que ver, ¿saben por qué los judíos y los alemanes tuvieron tantos problemas entre ellos el siglo pasado? Porque son iguales.
-¡E¡Eso no es cierto!o!- me gritaron los dos a la vez.
-Claro que sí, las dos culturas han defendido a lo largo de la historia su derecho divino a ser dueños del mundo, pero eso genera un conflicto de intereses que los enfrenta directamente.
El ambiente comenzaba a ponerse más tenso cada vez, la profesora intento decir algo, pero yo no la dejé.
-Y además, ambas culturas tienen un historial de falta de ética cuando se trata de intentar alcanzar sus propósitos.
Y aquí explotó la bomba
-¡No es cierto, ellos…
-¡FALSO, ellos…
-¡Bombardeando niños en los hospitales de Palestina!
-¡Gaseando niños en sus cámaras de gas!
Y se desató la tercera guerra mundial en el salón con un judío y un alemán peleándose entre sí más aparte todos en la clase con sus opiniones personales. Y la maestra intentaba parar todo pero quedó relegada en segundo plano. ¿Has visto que pasa con los consejos de paz en las guerras? Pues eso le pasó a nuestra profesora, y yo con trabajos ocultaba mi felicidad por que había logrado boicotear su clase.
-¡Santiago!- la voz de Miguel Ángel me trajo de vuelta a la realidad.
Pues en realidad si había querido provocar una especie de tercera guerra mundial, pero no debía admitirlo delante de Miguel.
-Yo, yo solamente expresé mis opiniones, es que estoy harto de que esa profesora se la pase halagando a esos dos y criticando a sus demás alumnos.
-Comprendo, ¿pero te da eso derecho a provocar un pleito así? Porque yo creo que lo hiciste intencionalmente.
Me limité a negar con la cabeza.
-Además ¿qué tienes contra los alemanes y los judíos, envidia, odio o qué?
-En realidad nada, creo que hay mucho que aprender de su capacidad de alcanzar sus logros, pero esa maestra me está volviendo loco y pues pude hacerla quedar en ridículo. Algo así como quedan los consejos de paz en medio de las guerras.
Me pareció que Miguel Ángel tuvo que disimular una sonrisa que se le estaba escapando.
-Mira Santiago, no se si debería castigarte por esto, pero no lo haré porque solamente estabas expresando tus ideas. Aunque quiero que sepas que estás en un buen lío, el director y los profesores están muy disgustados, así que quiero que les pidas una disculpa a tus compañeros y a tu profesora.
-Pero…
-Pero nada, ya te lo dije. Si no sí te vas a llevar un castigo.
-Bueno, le dije algo inconforme.

Alejandro POV
Ahora con el casino, la hacienda entera estaba convertida en un remolino de actividad. Así que después de comer algo me fui a recluir a mi cuarto, más específicamente al cuarto secreto con la esperanza de que nadie me echará de menos.
Encendí las lámparas de aceite y me senté en la vieja silla de madera. Saqué el cuaderno de mi mochila, ¿por dónde empezar a buscar el secreto del cuarto? Decidí que sería a través de saber quién era el dueño del mismo.
C L
Anoté las iniciales qué estaban en la mesa y en la silla y observé algo desorbitado en la habitación ¿qué seguía? Levanté uno de los sobres abiertos, dentro estaba una carta escrita a mano. Me esforcé por entender las letras manuscritas antiguas.
“Mi estimado amigo, sé que tal vez te molestes porque he tardado en escribirte, pero es que he estado ocupado. Creo que teníais razón, hoy iré al sitio. Respecto a lo que me habías preguntado en la carta anterior, sí tengo miedo, pero debo comprenderlo todo”
La carta estaba empezada pero no terminada. ¿Por qué?
“hoy iré al sitio” “claro que tengo algún miedo, pero debo comprenderlo todo”
Sentí que un escalofrío recorrió mi cuerpo y me quedé paralizado un rato tratando de comprenderlo. Después tomé una de las cartas apiladas en el escritorio y la observé, estaba cerrada y sellada. La abrí con mi navaja y saqué el papel.
“Mi estimado amigo, lo hemos analizado y parece estar relacionado, pero también estamos seguros de que son personas muy peligrosas y tal vez nos estemos arriesgando demasiado. Lo hemos discutido y hemos determinado abandonar la misión de investigar a fondo los hechos y contentarnos con lo que hemos obtenido . Es por seguridad amigo, y deseamos que lo comprendas.”
La carta estaba fechada el 13 de octubre de 1719 y firmada por un tal Sebastián Bernal.
¿A qué se referían?
Salí del cuarto secreto metido en mis pensamientos aunque estornudando por la alergia que me había provocado el polvo.
Fui a tomar un vaso de agua y me encontré a Fernando.
-¿No tienes una pastilla de esas de miel para la garganta?- le pedí a Fernando
-Toma Alex ¿Dónde estabas?
No le respondí
-¿Qué dónde estabas? Si no me lo dices a mí, tendrás que explicárselo a Miguel Ángel.
-No, a Miguel Ángel no por favor.
-Dame una buena razón Alex
-Pues que la vez pasada me dejó ardiendo el trasero.
Fernando se rio.
-Esa no es una razón
-Es que no puedo explicártelo, pero te prometo que no es nada malo ni peligroso. Por favor Fer, no le digas nada a Miguel Ángel.
-Está bien, hermanito, pero sólo por esta vez.
-Gracias
En eso entró a la cocina Román
-Francisco hazme un cóctel de camarones.
-Claro que sí Señor- le dijo el cocinero.
-¿Sabes que Game of Thrones tiene enseñanzas muy valiosas para la vida?- me dijo Romy
-Sí ¿Cómo cuales?- por lo menos ese tipo de ocurrencias de mi hermano me gustaban, a veces platicábamos en una especie de juego mental.
-Pues que mientras más competidores tengas más difícil será estar en el trono. Por eso encuentro algo bueno de vivir en este pueblo desertor del imperio mexicano.
Miguel Ángel no me dejaba ver la serie pues decía que tenía muchas escenas inapropiadas para mi edad, solamente me enseñaban a veces algunas batallas, pero Román lo había convencido de que le dejará verla aunque fuera acompañándolo. Y a él y a Santiago les encantaba y a veces me contaban un poco.
-Tu y tus delirios de grandeza- le dije riéndome
-Puede ser, pero si no tienes aspiraciones nunca lograrás nada, y sin triunfos ¿qué es la vida?
-Ajá, ¿y de qué House te consideras? Déjame pensar. ¡Los Lannister, no?
-Cállate, qué no me refiero a eso.
-Pues tal vez, aunque pienso que te hubiera gustado vivir en la época en la que todos se tenían que inclinar ante su rey. ¿No lo crees?
-Hubiera sido bueno en ciertos sentidos, aunque ¿sabes qué? Tal vez ya no existan títulos nobiliarios en Latinoamérica y aun en los países que todavía quedan son más de adorno, pero todavía se puede ser alguien importante, alguien a quien la gente respete y mantenga lealtad o temor. Y actualmente el poder muchas veces radica en el dinero, la influencia y la astucia.
-Pues mucha suerte conquistando tu Iron Throne hecho de espadas, o tu Paper Throne hecho de billetes o lo que sea, yo me voy a cambiar que Miguel Ángel quedó de llevarnos a la cascada.
Mientras me ponía ropa adecuada continúe pensando en lo que esas cartas decían. Una carta a medias ¿quién deja una carta a medias?
Después de un rato Miguel Ángel nos llamó a la camioneta y salimos para las cascadas.
Cuando llegamos habían pocas personas, algunos turistas y algunos locales. Había varias cascadas pequeñas distribuidas en un espacio del bosque. No eran las cataratas del Niagara pero por lo menos era un lugar agradable y Miguel Ángel nos prometió que se comía rico.
Subimos a la parte de arriba de una de las cascadas y Fernando nos dio unas monedas para que pidiéramos un deseo. En realidad los mayores ya no creíamos en eso, Ana y Andrés tal vez sí, pero los demás solamente lo hacíamos por diversión.
Fernando lanzó la suya
-Por la prosperidad del casino
Santiago lanzó la suya
-Por que corran a mi profesora de Historia
Román
-Por la gloria
Bruno
-Por un Internet más rápido
Sofía
-Por la felicidad
María José
-Por que Luis me haga caso
Cristian
-Por que… no sé
Yo
-Por descubrir el secreto
Fernando se me quedó viendo y me arrepentí de haber dicho tal cosa
Los pequeños lanzaron sus monedas pero no me fijé qué pidieron porque un señor cualquiera de ahí se acercó y nos dijo
-Hey niños cochinos, no tiren basura a la cascada.
-Jaja qué son monedas no basura- le dijo Fernando
-Supongo que a ese gato nunca le alcanzó en su vida para poder lanzar una moneda y pedir un deseo y probablemente nunca le alcance.-expresó Bruno
En eso Román aventó un billete de 50 quetzales (unos 6 dólares) a la cascada
-¡Por qué el río se lleve a los nacos!
El señor que nos estaba molestando cuando vio el billete qué había aventado Román se aventó al río por él. Todos nos echamos a reír hasta que de pronto Miguel Ángel qué había estado algo lejos se acercó y le dio un azote a Romy con la correa de escalar que traía.
-Ouch-se quejó llevándose las manos atrás y volteando sorprendido a ver que había pasado, pero cuando vio a Miguel Ángel sosteniendo la correa se le coloreo la cara de vergüenza.
-Aquí no por favor
-No hay nadie, quita las manos por favor
Miguel Ángel no había visto al niño que nos había estado observando desde el principio y que nos miraba con unos ojos como si fuéramos extraterrestres.
Finalmente Romy le hizo caso de mala gana y Miguel Ángel le dio otro azote.
-Au, eso duele mucho peor que el cinturón.
Me dio mucha risa pensar en lo que habíamos platicado en la casa y cómo ahora Miguel Ángel estaba dándole una zurra al reyezuelo de mi hermano.
Después Miguel Ángel le dio un azote a Bruno
-Ouch, ¿y a mí por qué?
-¿Crees que no te oí?
Me acerqué a Romy y le susurré al oído
-Ni el trono te salvó de los azotes
-Cállate- me dijo algo molesto
-Vale Romy, era solo una broma
-Pues es que sí me dolió, y para colmo aquí en frente de todos
-Pues tampoco había nadie más que ese niño así que relájate y    siga disfrutando su majestad.
Romy me sonrió, tenía casi siempre tenía buen humor.

Sofía POV
Decidí distraer al niño que Miguel Ángel no había visto por si acaso el castigo de Romy se prolongaba más. El niño nos observaba con una mirada que me hacía reír, me acerqué y le pregunté su nombre.
No me respondía, Miguel Ángel sólo le había dado dos azotes a Romy y uno a Bruno así que ya no tenía la obligación de distraer al niño, pero su forma de vernos con esos negros ojos abiertos como platos hizo que me quedara haber si podía dialogar un poquito con él.
-¿Quieres pedir un deseo?-le dije mientras le ofrecía una moneda
No me respondió pero me miró con sus añorantes ojos y señaló a Miguel Ángel.
-¿Qué pasa con él?
-Me va a pegar si pido un deseo
Me dio risa lo que dijo el niño, pues pensaba que Miguel Ángel les había pegado a mis hermanos por pedir el deseo.
-No pequeño, les pegó por haber insultado al señor que se aventó al río.
-Entonces no me va a pegar si lanzó la moneda.
-No, claro que no. Vente, yo también voy a lanzar una contigo.
Le tomé de la mano y lo llevé hacia la base de la cascada.
-¿Cómo se hace?-me preguntó
-Pues lanzas la moneda mientras pides un deseo
Se quedó viendo la moneda y al final se decidió. Yo lancé primero la mía y el después
-¡Un deseo!-dijo
Me dio mucha risa, realmente ese niño estaba haciendo feliz mi día.
-No-le dije – tienes que decir el deseo mientras lanzas la moneda. Por ejemplo si quieres un cachorro lanzas la moneda mientras dices “Por tener un cachorro”
Asintió y lanzó su moneda
-Por tener un balón qué llevó pidiéndole a los Reyes Magos dos años.
La moneda rebotó en una piedra y finalmente cayó en la cascada.
Yo no pude más, ese niño me había ganado el corazón. Saqué ciento cincuenta  quetzales y se los di al niño.
-Pequeño, estoy seguro que con esto te alcanza para tu balón de fútbol y tal vez te sobre algo más para ti.
El niño me miró como si fuera un fantasma. Finalmente tomó el dinero y me dijo.
-Gracias, muchas gracias. Este año me voy a portar muy muy bien. Y me llamo Manuel- me dijo con una sonrisa muy grande
-Sale pequeño, qué disfrutes tu balón, tengo que irme con mi familia porque vamos a ir a cenar.
Le di un beso en la frente y corrí con los demás que ya me estaban llamando.

Finalmente cenamos unos deliciosos pescados asados y sazonados en una cabaña cerca de las cascadas. Yo me sentía extremadamente contenta de haber alegrado el día a ese niño, haber visto esos ojos profundamente negros y esa sonrisa sincera. No cabe duda que es cierto que a veces hacer feliz a los demás te hace más feliz a ti. 

2 comentarios:

  1. Jo aveces estos niños son verdaderos riquillos mimados se merecían el castigo.. me dio gracia esa aspiración a Rey, como que lo bajaron de pedestal, jaja me gusta como se desarrolla la historia misteriosa del cuarto secreto. Aunque todavía me cuesta acordarme de las edades

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    1. Me complace muchísimo que te guste la historia. Es cierto, a veces los chicos se creen príncipes pero aun así no se salvan de sus merecidos castigos de vez en cuando. De las edades, en esta historia los principales son Fernando de 16, Santiago de 15, Román de 14, Sofía de 13 y Alejandro de 11.

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