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domingo, 24 de abril de 2016

Capítulo 30 Recordando el pasado



Capítulo 30
Recordando el pasado
Hola, estos son los últimos capítulos que escribiré desde la perspectiva de Santiago para terminar de aclarar bien su vida. Yo empecé esta historia en el 2013 y para que haya cierta homogeneidad con las fechas que he dado antes, se supone que estos capítulos ocurren más o menos entre octubre y noviembre de ese año (2013).
Sé que no actualizo muy seguido así que haré un breve resumen; Camilo tiene 16 años, vivía en Colombia con sus padres hasta que en una reunión familiar hay un incendio donde él termina siendo el único sobreviviente. Es llevado a Bélgica donde vive un tío del que no tenía idea de su existencia que se llama Edgar, el cual está casado con Talia y tienen tres hijos; Emma de 23, Noah de 19 y Patrick de 17. Al principio tiene muchos problemas para adaptarse y con el idioma, para ayudarlo su tío decide aceptar en su casa a otro chico colombiano de 16 años que llega de intercambio a Bélgica, Santiago.
Santiago por su parte, tiene un montón de problemas familiares y es bastante impulsivo por lo que siempre se mete en problemas junto con Camilo y los hijos de Edgar. Un día hace mal un experimento en el laboratorio del colegio, se quema la cara y sus padres quieren que regrese. Por un impulso de ambos chicos, logran coger el primer avión de vuelta a Colombia sin decirle a nadie y al llegar se conoce mejor a la familia de Santiago.
Él vive con su mamá y padrastro, en el hospital está su hermana de 11 años (Mariana), tiene otro hermano de 20 llamado Juan Pablo y su padre, al cual jamás le dice así sino por su nombre, Oscar. Edgar y Patrick viajan a Colombia en busca de Camilo, donde se quedarán dos semanas. Patrick se enferma por el clima, por lo que ninguno de los tres ha hecho nada interesante. Mientras que Santiago es obligado a ir al hospital a hacerse unas pruebas de consumo de drogas por su padre y hermano.
Thror
 
Me decepcionó la poca fuerza que tenía, Oscar y Juan Pablo pudieron conmigo y me llevaron prácticamente arrastrado hasta el carro. Quería matarlos, ninguno tenía derecho a obligarme a ir al médico.

Ignore lo que me estaban diciendo hasta que llegamos al consultorio, me sentía patético yendo con Oscar… la gente nos miraba como si fuéramos el modelo ideal de padre e hijo, lo que me daba náuseas.

-Santiago Zuluaga -Cuando escuché mi nombre salí casi corriendo, odiaba las miradas de la gente.

-Buenas tardes Doc -Iba a ser decente.

-Santiago, ¿Cómo vas? -Me dijo el médico.

-Bien, supongo.

Le comencé a contar la razón de la cicatriz y mas estupideces típicas de los médicos, yo sabía que estaba aquí por la idiotez de la droga, aún me impactaba un poco el hecho de haber alucinado con Oscar pegandome delante de todos.

Empecé a recordar la verdadera razón por la que odiaba a Oscar, si, tenía que ver un poco con que traicionó a mi mamá y tuvo un hijo con una vieja que no me interesa, pero principalmente todo se dio cuando decidieron hacer un juicio por la custodia de mis hermanos y mia.

Yo tenía trece años, llevaba un tiempo fumando y la relación con Oscar y mi madre había empeorado mucho. Todo lo malo que pasaba era culpa mía, literalmente hasta me culparon de la enfermedad de Mariana.

Un viernes todos se olvidaron de nosotros, creo que Mariana no estaba pero Juan Pablo y yo nos quedamos solos en colegio, me enojó tanto que decidí no volver hasta el domingo a la casa. Cuando mi mamá se dio cuenta que había llegado me tomó del brazo y comenzó a gritarme, llegó un punto en el que sentí una cachetada, no se porqué pero le escupí, ella me soltó y comenzó a llorar, me sentí tan culpable pero al mismo tiempo tan molesto que junto con ella me salieron lágrimas.

Mi padre en ese instante se apareció detrás mío y me gritó: SANTIAGO DEJA DE SER TAN MARICA, LOS HOMBRES NO LLORAN, me indignó tanto que en vez de preguntar algo de porque no había estado en la casa o porque le había hecho eso a mi mamá, me dijera que era estúpido por llorar así que salí corriendo, me encerré en mi cuarto y desde ahí deje de hablarles a todos.

Tiempo después mis padres comenzaron a pelear por cualquier cosa, ambos veían como una competencia el divorcio y Oscar trató de comprarnos tanto a Juan Pablo como a mí, diciéndonos que si buscábamos irnos con él después del juicio nos daría todo lo que quisiéramos, creo que en un momento yo estaba dispuesto a aceptar pero cuando me pasó unos guiones para inventar que mi mamá “había abandonado el hogar dejando al mi pobre padre a cargo de todo” lo mandé a la mierda y me puse del lado de ella.

Mis días hasta ese juicio se resumen en buscar argumentos en contra de mi papá, saltarme clases y fumar. Ese día en serio que jamás lo voy a olvidar porque perdí la fé en la familia, comprendí la facilidad con que se puede engañar a la justicia y también que cuando eres menor de edad ante el Estado te conviertes casi en una cosa cuando luchan por tu custodia….

Noviembre del 2010

-Santi despierta -Me sorprendí de que Oscar me hablara con tanta dulzura antes de que saliera del carro.

-Voy -Mi mamá se había quedado toda la noche con el abogado porque todos estaban seguros de que Oscar iba a dejarla sin nada.

Cuando entramos un policía nos dijo que era mejor que ninguno de los tres entraramos a menos que nos llamaran. Juan Pablo y yo hicimos la misma cara de “nos están jodiendo, a parte de que nos tratan como un premio no nos van a dejar ver como va la apuesta por nosotros”      

-Oye al menos deberían dejarnos entrar a Santiago y a mi, ambos entendemos perfectamente a lo que va este juicio. -El policía se lo pensó, pero al final dijo:

-No puedo, son menores de edad, cuando los llamen pueden entrar… igual tranquilos que no les va a pasar nada. Lo más probable es que sigan viendo a sus padres -Eso nos sonó a consuelo para idiotas, pero aun así no dijimos nada más.

Nos llevaron a una habitación con una mesa, nos pasaron revistas para colorear pero como era lógico Juan Pablo y yo no aceptamos. Pasaron dos horas y nada que nos daban alguna noticia… comenzamos a preguntar cuanto faltaba, porque a parte para distraernos no se les ocurrió mejor idea que llamar un policía a que nos mostrara “trucos de magia”.

-Si ven esta moneda -Era obvio que la veíamos. -Ahora va a desaparecer. -Mariana era la única divertida de los tres.

De pronto escuchamos un fuerte grito, no entendí lo que decía pero juré que era la voz de mi mamá. Los policias tambien se alertaron y algunos salieron de la habitación a ver qué pasaba.

-¿Qué pasa? -Preguntó Juan Pablo poniéndose de pie.

-Nada niño, tu tranquilo -Juan Pablo quitó de forma brusca la mano del policía, que tenía en su hombro.

-Oiga, yo tengo 17 años… no me chupo el dedo y voy a ir a ver qué pasó con mis papás porque ese grito vino de la sala. -Aproveche la oportunidad de que todos vieran a Juan Pablo para ponerme de pie.

-Epaaa quieto amigo, ustedes no se pueden mover de acá, siéntense tranquilos -Y cuando Juan Pablo se estaba terminando de sentar yo salí corriendo… necesitaba saber donde estaba mi mamá.

Sentía como me perseguían, no me importó entrar al baño de mujeres… solo quería ver a mi mamá.

-Mami ¿Qué pasó?¿Por qué estás llorando así? -Jamás había visto a mi mamá en ese estado.

-Yo nunca les he hecho nada a ustedes… y mucho menos le he robado a tu papá. -no entendí bien la parte del robo, eso no estaba en los guiones.

-Llevame contigo allá ¿si? por favor mami -Mi mamá suspiró, supe que me iba a decir que no.

-Santi esto es entre tu papá y yo… hay cosas en las que es mejor que no te metas.

-Pero él está diciendo mentiras… mamá no seas así. -Me desesperaba que siguiera llorando.

-Santiago no empieces… -Pude ver que un policía acababa de entrar, así que prácticamente me lancé a abrazar a mi mamá.

-Señora el niño tiene que estar con nosotros hasta que los manden a llamar -El tipo trató de cogerme del brazo pero mamá lo impidió.

-El niño tiene nombre, se llama Santiago… voy a hablar con mi abogada a ver si MIS HIJOS pueden entrar al juicio. -A mi madre le molestó que el policía me tocara.

Me quedé con mi mamá, ella me compró un jugo de naranja, y después a Juan Pablo y a mi nos dejaron entrar al juicio, Mariana se quedó afuera.

Escuché atentamente toda la mierda que hablaba el abogado de mi papá, era impresionante lo creíble que sonaba y la evidencia que tenían. Después pusieron a declarar a mi hermano… según lo que había escuchado hasta ahora, todos nos iríamos con mi papá, él se quedaría con la mayoría de cosas y a parte mi mamá iba a quedar con una denuncia de abandono de hogar y robo.

-Bueno Juan Pablo… consideras que tu mamá está siempre con ustedes. -La pregunta me sonó muy extraña.

-Es que ella nunca va a la casa… desde hace mucho es así, se queda quien sabe donde. -En ese momento tenía la boca abierta, no creía que Juan Pablo pudiera hacerle eso a mi mamá y creo que ella estaba igual que yo.

-Entiendo Juan Pablo y ¿Cómo es tu relación con ella?

-Inexistente.... como se supone que uno se va a relacionar con alguien que nunca está contigo, ya ni la veo como mi mamá, si es que nos quedamos con ella yo no sé cómo vamos a vivir, mi papá es el único que nos ayuda, nos da cosas, nos escucha -Juan Pablo se había aprendido todo de memoria, yo podía notar que estaba mintiendo pero a todos les parecía muy real… mi papá sonreía gustoso.

-Vale, muchas gracias eso es todo. No queremos asustar a los chicos. -Juan Pablo se puso de pie. Siguieron con el juicio y cada segundo me desesperaba más y más.

Llegó la última instancia del juicio, estaba temblando, no podía decidirme, pero sentía que era necesario, si Juan Pablo  podía mentir yo también… había estado estudiando para este momento. Finalmente me puse de pie y pude notar que mi papá sonrió como si esperara a que yo lo fuera a ayudar.

-Señora jueza por favor podría decir algo antes de que tome una decisión -La jueza se quedó mirándome por un minuto como si analizara lo que podría pasar si hablaba.

-Esta bien, pero por favor que sea algo con coherencia -Me pareció que la jueza creía que iba a decir algo patético como si tuviera 4 años.

-Sí señora, he estado leyendo y según la ley 1098 del 2006 del  Código de la Infancia y Adolescencia, todo niño(a) o adolescente tiene derecho a ser escuchado y que su opinión se tenga en cuenta si desea permanecer con un uno padres específico al determinar la custodia. Esto se aplica si se tiene más de 12 años y ahora tengo 13 años y cuatro meses, madurez mental y psicológica para tomar la famosa decisión.

Todos se quedaron callados, vi que todos se impactaron de que hubiera buscado ese artículo, Oscar se puso de pie pero su abogado lo hizo sentar, porque yo tengo derecho a hablar y argumentar bien a lo que me refiero…. idiota, no iba a callarme tan fácil, yo iba a jugar contra él, bajo su mismo juego de mentiras. 

-Como decía, me gustaría quedarme a vivir con mi mamá, ella es la única persona en el mundo que verdaderamente me ha apoyado en la vida y con mi padre siempre he tenido una relación catastrófica -Lo dije con toda la ira acumulada que tenía  -Él ha demostrado el favoritismo por mis hermanos, prefiere su trabajo por encima de nosotros y nos abandona en las situaciones que realmente lo necesitamos, pero mi hermana es muy pequeña para apoyarme y ÉL es un cobarde que prefiere ser comprado, porque todo lo que dice es mentira, no me van a apoyar pero le digo la completa verdad y usted es la única que puede decretar esto de la patria potestad por el artículo 311 de la constitución política. Por favor si quiere que yo siga siendo “emocionalmente estable” le pido que no me obligue a vivir con ese hombre, quiero estar con mi mamá, no sabe lo impotente que uno se siente cuando la justicia es injusta. -Y ahí comencé a llorar, era pura actuación pero por la cara de todos, incluyendo a mi padre supe que pensaban que era de corazón lo que hacía....

Recuerdo que la jueza se conmovió tanto (Bueno además de otros argumentos que conseguí para la abogada) que me dejó quedarme con mi mamá, que ella se quedara con la casa y las visitas de mis hermanos. Pero de resto mi papá se quedó con todo.

-¿Estás bien? ¿Te duele algo?, tienes los ojos desorbitados -Alcancé a escuchar al doctor, antes de que todo se pusiera negro.

  

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