¿Los niños
de azotes? Curiosidades infantiles
Chapter 1
Nota: esta
historia no es mía, de hecho la traduje del inglés (no crean que en el traductor de Google) y la adapté un poco. Aunque tal vez se sale tantito del patrón general
del blog, creo que es una historia que merecía ser traducida y compartida.
Emily POV
Mis
primeros recuerdos de la disciplina en forma de nalgadas se remonta a cuando
tenía cinco años y mi mamá me amenazó con darme unas si yo me saltaba el tiempo
de un castigo que me había puesto. Y de ahí mis recuerdos saltan a cuando yo
tenía siete, y el libro que estaba leyendo terminaba con una niña de mi edad
recibiendo unas nalgadas por portarse mal. Recuerdo que busqué en el
diccionario el significado del peculiar castigo, y leí y releí esa parte del
libro tratando de imaginar cómo había sido eso. Pero el verdadero acercamiento
real que tuve con las nalgadas fue cuando estaba en sexto grado.
Estaba en el
aula en mi escuela, algunos meses después de haber iniciado clases.
-Buenos
días alumnos.- dijo el profesor Rogers. Él era mi profesor de lectura.- Hoy
hablaremos de la importancia de leer e introduciré unos libros que seguramente
les van a gustar.
¿Podía
ser la clase más aburrida? Yo me concentré en mis uñas, pintadas bella y
cuidadosamente. Mi mamá finalmente me había dejado arreglarme las uñas, antes
me decía que tenía que ser yo misma y quererme así y bla, bla, bla.
El
profesor continuó hablando de libros mientras yo admiraba mis uñas y jugaba con
ellas.
-Ahora
bien, este libro se llama “El niño de azotes”. Trata de un joven príncipe muy
malcriado y que hace lo que quiere. Pero como en su época es inconcebible que
alguien le pegue al príncipe, tiene un niño de azotes, quien es un niño normal
que vive en la corte y recibe los castigos que el príncipe merece. Es un libro
maravilloso, incluso hay una película.
El
profesor Roger continuó hablando de otros libros, pero yo quería leer ese y
ningún otro.
Cuando
finalmente anunció el tiempo de lectura yo levanté la mano sin percatarme de
que alguien detrás de mí hacía lo mismo.
-¿Sí?-
preguntó el señor Roger, yo abrí la boca pero escuché a un niño atrás
-Oiga
profe, olvidé mi libro en mi casa, ¿puedo leer uno de los nuevos?
-Claro
que sí-respondió con una sonrisa, y antes de que yo pudiera hablar él me miró-
¿Tú también olvidaste tu libro?
Asentí
con la cabeza.
-Bueno,
tú también puedes tomar uno de los nuevos.
Fuimos
al estante y comenzamos a observar los libros. Ahí estaba. Extendí mi mano para
alcanzarlo pero mi mano chocó con la del otro niño. Con algo de vergüenza
apartamos los dos la mano y tratamos de evitar el contacto visual.
-Puedes
leerlo tú- me ofreció ♥♥ Ese niño era todo un caballero.
-¿De
verdad?
-Sí
seguro, yo ahorita encuentro otro
-Entonces
gracias
Me
dirigí a mi pupitre y comencé a leer el libro.
Ese mismo
día en el recreo
Me
senté junto a mis amigas para comer el lunch y platicamos de series de TV y
otras nimiedades de niñas. A todas les encantaron el nuevo look de mis uñas.
Estábamos en todo esto cuando levanté la mirada y vi al niño que me había
cedido el libro. Estaba con otros chicos. Cuando se dio cuenta de que yo lo
miraba, aparte rápidamente la vista.
Entonces
vi que se levantaba e iba al bebedero. Yo, aunque hasta el día de hoy no sé
porque lo hice, me acerqué también al bebedero. De hecho hasta traía mi botella
de agua llena en una mano.
-Hola-
me dijo mientras esbozaba una sonrisa. Se veía muy guapo, sus ojos cafés lucían
radiantes y su ondulado cabello también café descansaba bellamente en su
cabeza.
-Hola-
le respondí- vine a llenar mi botella de agua
Él
me volvió a sonreír, pero luego me echó una mirada extraña, se había dado
cuenta de que ya estaba llena.
Tras
unos momentos de silencio en los que no sabía que decir, él tomó la iniciativa.
-¿Caminamos
un rato? – me dijo. Yo sé que reunió mucho coraje para hacerme esa petición, y
por supuesto que acepté.
-¿Entonces,
cómo está el libro?- me preguntó finalmente cuando caminábamos por el patio
-No
sé, a mí nunca me han dado…- comencé a decir, pero me detuve secamente.
Se
hizo un silencio incómodo.
-¿Sabes?
siempre me he preguntado cómo es- dijo él
-¿Qué?-
pregunté estúpidamente
-Unos
azotes.- respondió en voz baja y algo sonrojado
-Yo
también- me atreví a responderle bajito
-¿Alguna
vez te han dado nalgadas o azotes?- le pregunté
-Hmm,
no, mis papás no creen en nada de eso. ¿A ti?
-Hmm
bueno, cuando tenía cinco años mi mamá me dio unas palmadas pero no recuerdo
haber sentido nada.- respondí yo ahora
-Yo
de todas formas quiero saber cómo es.
-Sí,
yo también. Por cierto ¿cómo te llamas?- le pregunté a mi nuevo amigo
-Jeremiah,
¿y tú?
-Emily
– nos sonreímos
Durante
el siguiente par de días continuamos encontrándonos en el recreo y platicando.
Hasta que finalmente se nos ocurrió una idea y decidimos hacerla. Como podíamos
salir en el recreo, iríamos atrás de la cafetería, yo primero y luego él para
no levantar sospechas de ningún tipo.
Mientras
esperaba, la ansiedad me devoraba. ¿funcionaría, nos descubrirían, dolería?
Cuando
Jeremiah llegó echamos un vistazo alrededor, pero no se veían ni gente ni
cámaras.
-Bien,
primero las damas.- dijo él.
-Ok-
dije girándome hacia el árbol. Habíamos decidido que sería más seguro parados
que recostados sobre las piernas, así si alguien nos descubría sería más fácil
detenerse rápido.
-¿Lista?-
Yo asentí
Plas..Plas..Plas..Plas
4
nalgadas
-Apenas
ni sentí nada- le dije a Jeremiah
-Hmm,
probemos así.- dijo y sentí como comenzaba a bajar mis pantalones un poquito.
-Hey!
Qué haces?- me quejé
-¿Qué?
Pensé que tal vez así sentirías algo- dijo Jeremiah en su defensa mientras
echaba hacia atrás los hombros.
-Bueno-
le dije y él me bajó mis pantalones un poco más.
Plas..Plas..Plas..Plas
-Tú
niña traviesa- murmuró mientras continuaba
Plas..Plas..Plas
Ouch,
los tres últimos picaron, aunque no demasiado, y ahí terminó. Yo sobé mi
trasero un poco y subí mi pantalón. Pensar que había visto mi ropa interior me
hizo sonrojarme un poco de vergüenza.
Jeremiah POV
No
voy a mentir, sí me sentía un poco ansioso de pensar en que seguía yo. Emily no
decía nada así que me pare contra el árbol. Sentí sus manos jalando mis pants,
y me moví en protesta.
-Hey,
pero si tú hiciste lo mismo- me recordó y tuve que dejarla
Plas..Plas..Plas..Plas..PLAS..PLAS
Ouch,
definitivamente había sentido los últimos. Subí rápidamente mis pants y me
cubrí el atrás con una mano, pero desistí frotarme para aliviar el picor. No
actuaría como si eso me doliera, no al menos delante de una niña.
-Eso
fue divertido
-A
mi me gustó también- le dije a la niña de pelo güero.
Caminamos
de regreso platicando de la tarea que nos habían dejado y sin mencionar lo de
atrás de la cafetería.
Ya
cuando estábamos de vuelta en clases la pillé varias veces mirándome y me daba
una de esas tiernas sonrisas suyas. Yo todavía sentía un poco de picor, porque
ella definitivamente me había pegado más fuerte. Tal vez ella ya no sintiera
nada, pero bueno, había sido mi primera vez que tenía que “castigar” a alguien
así, y siendo ese alguien aquella chica guapa, pues todos comprenderán porque
fui tan caballeroso.
Hola genial la historia, si valía la pena traducirla me ha gustado porque es diferente. Felicidades!!!!!
ResponderBorrarQué bueno que te gustó, yo sabía que sí valía la pena. Y de hecho hay otros capítulos que traducir y adaptar. Saludos
BorrarHola genial la historia, si valía la pena traducirla me ha gustado porque es diferente. Felicidades!!!!!
ResponderBorrarA mi también me encantó!!
ResponderBorrarY espero sigas traduciendo para nosotros!! Gracias!!
Hay segunda parte ??
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