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martes, 19 de julio de 2016

CAPÍTULO 5: El de antes




CAPÍTULO 5: El de antes

Mientras subía al piso de arriba para hablar con Nick, Chris se consolaba pensando que al menos algunas cosas nunca cambiaban: con magia o sin ella, con demonios o con luces blancas, sus hijos seguían necesitando que él fuera su padre. Aunque a veces lo que necesitaran de él no fuera agradable…

Pensándolo un poco, Chris entendía perfectamente lo que le pasaba a Nick. Por un segundo revivió los días en los que sus hijos eran unos recién llegados en la casa. Peter esforzándose por ser el hijo perfecto, Nick metiéndose en más líos de los que quería… Todo era mucho más sencillo entonces. A eso debía referirse Nick al decir que “quería a su hermano de vuelta”. Independientemente de que hubiera creído que Peter había golpeado a Thomas a propósito, Nick quería volver a la época en la que no tenía por qué tener miedo de que su hermano perdiera la cabeza.  Aunque a veces Chris se preguntaba si esa época había existido alguna vez, dado que Peter siempre había tenido muchos problemas psicológicos contra los que luchar.

Cuando entró en el cuarto de Nick, supo que no se lo iba a poner fácil. Tenía los brazos cruzados y estaba sentado en la cama con cara de pocos amigos.

  • No pienso disculparme ni decir que lo siento – le advirtió Nick. Chris omitió decir que ambas cosas eran lo mismo.

  • ¿Ah, no? ¿Así que no sientes liarte a golpes con tu hermano? ¿Es así como nos vamos a tratar ahora?

  • ¡Le pegó al tío!

  • Ya te hemos dicho que no, Nick – repitió Chris con paciencia – Estaban entrenando y se le fue un golpe, pero no quería hacerle daño.

  • El Peter de antes ni siquiera hubiera querido subirse a un ring – refunfuñó Nick.

  • El Peter de antes se hubiera subido a donde hiciera falta para pasar un rato con Thomas – replicó Chris. – Sigue siendo el mismo, Nick. Solo que ahora nos necesita más que nunca. Y la familia no se da la espalda cuando la necesitan. Tú lo sabes mejor que nadie: has hecho muchas cosas por él.  Diablos, has cambiado el futuro por él. Se nota que eres un Halliwell.

El pecho de Nick se hinchó un poco al oír aquello. Le gustaba que le recordaran que pertenecía a aquella familia.

  • … ¿Un Halliwell en problemas?

- En muchos – asintió Chris.

Nick le miró a punto de hacer un puchero.

  • ¿Y si pido perdón ahora?

  • Si pides perdón ahora, y luego a tu hermano, te irá un poquito mejor.

  • Jooo, pero a él no le castigas….- protestó Nick. Al ver que Chris le miraba como diciendo “eso no es una disculpa”, suspiró. – Lo siento, papi.

  • Disculpas aceptadas, Nick. Pero ya sabes lo que pienso de las peleas, y las consecuencias que tienen en esta casa. Levanta de ahí, por favor.

Nick se agarró a la cama y negó con la cabeza. Christopher se hubiera enfadado por ese acto de rebeldía de no ser porque la actitud y la postura de Nick era ligeramente mimosa y juguetona. Podía seguir el juego por un rato. Se acercó a él, y trató de levantarle con cosquillas.

  • Jajaja… ay, ¡papá!

  • Vamos, levanta de ahí. – dijo Chris, poniéndose algo serio para acabar ya con aquello.

  • Bueno, ¡jo!

Chris tomó el lugar de su hijo y luego tiró de él para tumbarle encima. Nick no se resistió, contento porque no le hubiera bajado la ropa. Eso le confirmó que su padre no iba a ser muy duro.

  • Ya sabes por qué estamos aquí… No quiero que vuelvas a pelearte con tu hermano… ni con nadie…

  • Vale…

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  • Au, papá…

  • Ya está…. No te me irás a quejar, que fui blando y lo sabes.

  • Tenemos ideas diferentes de lo que es ser blando – protestó Nick, y Chris sonrió un poco antes de levantarle. Le abrió los brazos para que se metiera en ellos y Nick se acomodó en ese huequecito especial que Chris hacía para él. – Hace mucho que no eres duro conmigo – le dijo Nick, mimoso.

  • Vaya, casi suenas como si lo echaras de menos.

  • ¡No! – se apresuró a negar- Aunque sí me gusta estar aquí :3

  • Aquí puedes estar siempre, pulga mimosa. Sin necesidad de estar calentito.

Nick se ruborizó y le pinchó el costado, en venganza por ese comentario. Chris se lo devolvió, y se estuvieron pinchando mutuamente durante un rato, hasta que se cansaron, y se quedaron quietos, escuchando sus respiraciones.

  • ¿Crees que Peter va a estar bien? – preguntó Nick, al cabo del rato. Chris supo que no se refería a si estaría bien tras la pelea.

  • Claro que sí. Se le ve mejor. Creo que… creo que ser demonio le ha dado un propósito en la vida. Casi me he hecho a la idea. Si no fuera por esa extraña sensibilidad al dolor…

  • Oye, míralo por el lado bueno: eso lo ayudará a no ser un imprudente. Si fuera tan fuerte como otros demonios, tal vez le diera por meterse en batallas suicidas, como a ellos…

Chris suspiró. Aquello no le consolaba demasiado, pero sí le aliviaba la idea de que lo más probable es que esa nueva sensibilidad al dolor de Peter se debiera a que era un demonio con alma. Era como un recordatorio de que su hijo seguía siendo su hijo.

Poco a poco se iba haciendo al hecho de que su hijo fuera el rey del inframundo. Poco a poco iban volviendo a la normalidad, aunque la normalidad para los Halliwell siempre fuera un tanto peculiar. Lo que no podía imaginarse era que el nuevo trabajo de Peter iba a traerles muy pronto una gran bendición, que ayudaría a sanar todas las heridas.

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