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martes, 19 de julio de 2016

CAPÍTULO 6: LOS SÚBDITOS




CAPÍTULO 6: LOS SÚBDITOS


Peter inspiró hondo y luego retuvo el aire, con ambos brazos rectos y rígidos, pegados a sus costados y a sus piernas. La postura recordaba bastante a una pose militar y a Chris le resultó bastante gracioso, pero algo le dijo que no debía reírse. Intuía que esos gestos querían decir que su hijo estaba reuniendo determinación para hablar con él, sobre un asunto que debía de resultarle difícil, y por eso estaba actuando como si se fuera a enfrentar a una bomba. Chris se mostró relajado y accesible, como para indicarle que esa bomba no iba a explotar por el momento.

-         Papá…

-         ¿Sí?

-         Yo… tengo que bajar al inframundo. Y…y… y no te estoy pidiendo permiso. Solo…te estoy informando, para que no digas que lo hago a escondidas. Pero tengo que ir.

Christopher alzó una ceja.

-         ¿Conque solo me estás informando? – preguntó, dando un paso hacia él. Peter retrocedió de inmediato.

-         S-sí…

-         ¿Y entonces por qué retrocedes? ¿Es que acaso temes que me enfade? Sí crees eso, es porque piensas que estás haciendo algo mal.

Peter tragó saliva. Su padre era bastante bueno usando la psicología, y si no se andaba con cuidado le acabaría dando la razón casi sin saber cómo.

-         No sé si estoy haciendo algo mal o no…. Sólo sé que no he ido desde… desde que firmé y tú te enfadaste.  Y si ahora soy el rey de los demonios, tendré que ir…

Christopher le miró a los ojos durante varios segundos. Ninguno de los dos apartó la vista, aunque Peter se encogió un poco, como haciéndose más pequeño ante el escrutinio de su padre. Finalmente, Chris suspiró.
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-         Irás. Pero será bajo mis reglas. Puede que seas el rey de los demonios, pero yo soy el padre del rey de los demonios – le recordó.

-         ¿Y qué reglas son esas? – preguntó Peter, con cautela.

Chris estuvo a punto de decir “que yo iré contigo”, pero sabía que aquello no era la mejor. No porque su presencia pudiera avergonzar a su hijo –lo cual, en esos momentos, le importaba poco, con su seguridad en juego- sino porque la presencia de un luz blanca en el inframundo no solía causar más que problemas.

-         Te llevarás las pociones que yo te de, y las usarás solo de ser necesario. Y no tardarás más de una hora. Si en una hora no estás aquí, tu tío, tu abuelo, tu abuela y yo bajaremos a por ti, y no te gustará lo que pase después, como no hayas tenido un buen motivo para retrasarte.

Peter tragó saliva fuertemente por segunda vez y asintió.

-         Perfecto entonces. Voy a traer esas pociones.

Christopher se aseguró de aprovisionar a su hijo incluso más de lo necesario y aún así no se sentía tranquilo. Pero sabía que una gran parte de ser padre consistía en dejar que los hijos hicieran aquello para lo que estaban llamados, incluso aunque no pareciera la mejor opción. Y no es como si pudiera seguirse oponiendo a algo que habían decidido los Ancianos.

Así fue como Peter bajó al inframundo como Señor del lugar, por primera vez. En sus otras visitas a aquél infierno, había ido a matar demonios o a interrogarlos sobre su madre y su origen. Nunca había ido con un espíritu pacífico y con la idea de gobernarlos. Aún no sabía cómo iba a hacer tal cosa. Si algo se sabía de los demonios, era que precisamente eran ingobernables.

Cuando llegó allí, se encontró las cosas bastante cambiadas. El inframundo parecía algo menos oscuro que la última vez, casi como si hubieran puesto alguna lámpara allí, pero al mismo tiempo era un tipo de luz diferente. Peter observó los alrededor con todos sus sentidos alerta, pero nadie vino a atacarle. Adoptó su forma demoníaca y se fue a buscar a sus congéneres.

El Arca que Peter tenía bajo su poder, con el nombre de todos los demonios, le volvía el ser más imprescindible del submundo.  Esa arca le permitía controlar a todo el que tuviera sangre demoníaca, y por lo visto allí abajo ya estaban todos enterados. Eso no quitaba que hubiera algún demonio rebelde que quisiera sacarle del poder. Peter se enfrentó a cinco demonios ese día, y los derrotó a todos gracias a las pociones de su padre, aunque a uno de ellos le venció con demasiada fuerza y… lo destruyó. Su familia había matado a cientos de demonios, pero el se sintió mal por arrebatar aquella vida. Tenía prohibido matar, pero aquello solo contaba para las vidas humanas. Peter no tenía claro que no fueran lo mismo.

Otros demonios, más amistosos que los que quisieron atacarle, habían preparado una especie de salón con un trono. Le saludaban desde la sombra, asustados.

-         No tengáis miedo… - les dijo. – No vengo a haceros daño. No quiero nada malo para vosotros… Si no me atacáis, no os atacaré….

Se escucharon murmullos de desacuerdo, pero nadie se atrevió a alzar la voz.

-         Ya sé… Ya sé que no me creéis. Mi familia se ha enfrentado a vosotros durante generaciones pero yo…. yo vengo a traer la paz.

Más murmullos, esta vez con más curiosidad que desaprobación.

-         Con vuestra ayuda, quiero construir un mundo en el que las personas, los brujos, los luces blancas y los demonios podamos convivir…

-         ¿Y los luces negras?

-         Y los luces negras….

-         ¿Y las mantícoras?

-         Las mantícoras también…

-         ¿Y los fantasmas? – insistió una voz.

-         Eh… los fantasmas… convivir convivir…lo que se dice convivir, no sé yo si pueden…. – respondió Peter, poniendo énfasis en el “vivir”.

Le sorprendió escuchar una carcajada. No es que nadie le hubiera dicho que los demonios no podían reír, pero le sorprendió lo humano que sonó, máxime teniendo en cuenta que venía de un tipo de piel azul y escamas por todo el cuerpo. No fue una risa sarcástica o malvada, sino una risa de “vaya, tienes razón, que tontería acabo de decir”. Peter le sonrió al demonio azulado y el tipo retrocedió un par de pasos.

Peter recordó que bajo su forma demoníaca podía resultar bastante amenazador, así que, tras meditarlo un segundo y con algo de temor porque eso le haría más vulnerable, recuperó su forma humana. A un chico delgado de diecisete años no le considerarían tan amenazador.

Esa transformación elevó el volumen de los murmullos.

-         Es un humano, ya te lo dije…

-         No digas tonterías, tú ves igual que yo que su aura es la de un demonio completo… Algunos de aquí también se pueden transformar…

-         Pero parece como si esa fuera su verdadera forma…

-         Ya os dije que era hijo de las Embrujadas….

-         Yo creo que es su nieto…

Peter dejó que murmuraran, sabiendo que era mucho lo que tenían que asimilar. Estuvo atento a ver si alguno de aquellos susurros se volvía peligroso, hasta que de pronto se escuchó un grito agudo.

-         ¡Vete! ¡Vete de aquí! ¡Te voy a matar, asesino! – chilló la voz.

Peter giró la cabeza en búsqueda del origen del sonido. Los demonios comenzaron a apartarse, abriendo camino, y finalmente un…una pequeña cosa grisácea se plantó delante de Peter. Apenas le llegaba por la cintura.

-         ¡Asesino, asesino! ¡Te mataré! – chilló la criatura.

Tenía voz de niño, y algo le decía a Peter que efectivamente era un niño, a pesar de que él no había aprendido aún a reconocer la forma y los tamaños de cada tipo de demonio.

-         ¿Qué ocurre? ¿Por qué gritas eso? No tengas miedo, no te haré nada… - le aseguró.

-         ¡No, seré yo quien te lo haga a ti!

El pequeño demonio le lanzó entonces una bola de energía. Peter la esquivó sin mucha dificultad, porque el ataque no había sido muy potente. Los demás demonios rodearon al pequeño y lo agarraron por las cuatro extremidades.

-         ¿Qué haréis con él, Señor? – dijo uno.

-         Permitidme que lo mate, Bajeza. – pidió otro.

-         ¡Basta! – dijo Peter, levantando una mano – Nadie le hará nada.

El prisionero se revolvía con todas sus fuerzas, y no dudaba en arañar y morder para intentar librarse de sus captores, sin éxito. Peter le observó fijamente, con el ceño fruncido, preguntándose qué debía hacer. Lo primero era conseguir calmar al pequeño, para lo cual hizo un gesto pidiendo que lo liberaran. En cuanto lo soltaron, la criatura se lanzó contra él, y le mordió con gran fuerza en el brazo derecho. Peter estaba seguro de que aquello le haría sangre.





4 comentarios:

  1. DreamGirl que linda historia...
    No se si deje comentarios anteriormente... pero soy de las que lee tu historia como si estuviera comiendo chocolates, me encantan y no puedo comer solo uno :). LO mismo me paso con esta historia, solo que... o no e entrado últimamente o estaba ciega porque no había visto los nuevos capítulos o por decirlo así la segunda temporada.

    Me encanta la seria de Charmed y tus gemelos me encantaron, hacen perfecta combinación en la historia :3

    Espero que pronto sigas con esta historia.

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  2. Dream un placer como siempre leerte, sólo cuatro historias me cuautivaron tanto como para leer los capítulos más de una vez, sólo por gusto y placer, los gemelos y los th de marambra y once historias y esta. En especial esta al serían diferente y presentar situaciones fuera de lo común.
    Nunca vi la serie, pero leí en argumento por curiosidad cuando empecé a leer esta historia y la verdad que la trama de la tuya me pareció mucho más interesante.
    Una alegría que vuelvas a retomar la historia, no la dejase abandonada por favor que además de que esta buenísima ahora nos dejaste con la duda de ese niño que apareció.

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  3. Me encantan Peter y Nick, y todo lo que vivio Chris con estos chicos. Reconozco que no me gusto el final de la historia cuando la lei hace tiempo, porque despues de vivir y sufrir que quedara de esa forma casi qe QUEEEE... asi que la retomaras me encantaaaa

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  4. Es un gusto leerte Dream!!
    Yo tampoco vi la serie!!..
    Pero tu historia me enamoró!!
    Espero continúes pronto!! Porque estoy con muchas dudas!!...

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