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lunes, 29 de agosto de 2016

CAPÍTULO 2: DOS PADRES Y DOS MADRES



CAPÍTULO 2: DOS PADRES Y DOS MADRES

-         ¡Papá! ¡Papáaa! – llamaba Goten desde fuera. Sus gritos despertaron a Chi-Chi, que llevaba tan solo unos minutos dormida. Cuando abrió los ojos, soltó un chillido agudo, porque a su lado en la cama estaba no solo Goku, sino también Vegeta. La fusión ya se había roto. Salió de la cama hiperventilando, incapaz de asimilar que se había acostado con Gogeta.

Los movimientos de Chi-Chi despertaron a los dos guerreros. Lo primero que vio Vegeta al abrir los ojos fue el rostro inconfundible de Goku, y su expresión horrorizada habría que haberla inmortalizado en una fotografía.

-         ¡KAKAROTTO, QUÉ HACES EN MI CAMA! – rugió. Sabía que Kakarotto era raro y que no tenía ningún pudor, pero nunca le había tenido por un pervertido.

-         ¡Qué haces tú en la mía! – replicó Goku. – Esta es mi casa ¿no lo ves?

Tras mirar las sábanas y las paredes, Vegeta tuvo que aceptar eso. La habitación que compartía con Bulma era mucho más grande. Goku y Chi-Chi vivían humildemente, a pesar de que ella era una princesa.

Fue a los pocos segundos cuando los dos hombres recordaron lo que había pasado. Se volvieron a mirar horrorizados, y luego miraron a Chi-Chi, que se tapaba la cara en un rincón de la habitación.

-         ¡AGH! ¡NO PUEDE SER! – gritó Vegeta. - ¿CÓMO HAS PODIDO HACERME ESTO, KAKAROTTO?

-         ¡Yo no hice nada! ¡Fue Gogeta! Es decir… fuimos los dos…

-         ¡ME HE ACOSTADO CON ESA ARPÍA! – exclamó Vegeta, con repentinas ganas de vomitar. Entonces sintió un golpe en la cara, como un puñetazo fuerte, y miró a Goku entre sorprendido e irritado por ese ataque a traición.

-         No hables así de Chi-Chi – le explicó Goku, sin estar enfadado, en realidad. Le había dado un puñetazo como una reacción lógica al insulto contra su mujer, pero era un hombre difícil de enfurecer, incluso en aquellas circunstancias.

Vegeta soltó un gruñido como respuesta, por primera vez en su vida sin ganas de pelear. Él, el poderoso príncipe de los sayajines, había caído en lo más bajo. Se había acostado con una simple terrícola. De acuerdo que Bulma también lo era, pero él la había elegido como pareja, y le había dado un hijo fuerte. Chi-Chi era la esposa de Kakarotto. ¡De Kakarotto!

-         Maldita mujer… ¿Qué truco has usado para engañarme?

-         ¡Yo no he hecho nada! – chilló Chi-Chi, con lágrimas en los ojos.

-         Bueno, vamos a calmarnos, no ha sido tan grave… - intentó conciliar Goku.

Vegeta y Chi-Chi le taladraron con la mirada. ¿Cómo podía estar tan tranquilo  después de que otro hombre se hubiera acostado con su mujer? Vegeta confirmó, una vez más, que Goku no tenía orgullo alguno, pero ni como sayan ni como hombre. Él mataría a quien osara tocar a Bulma.

Al menos Chi-Chi no era una humana normal. Vegeta se consoló pensado que era más fuerte que la media, así que podía llegar a ser apta para él. De no ser porque él ya tenía una pareja… Comenzó a pensar en cómo iba a reaccionar Bulma. Esa mujer a veces le daba miedo, aunque jamás lo admitiría. Y lo peor es que aquella vez no podía llamarla exagerada: la monogamia también era una costumbre entre los sayans.

-         ¿Vegeta? – se escuchó la voz de Bulma - ¿Dónde te has metido? La fusión ya ha tenido que romperse.

-         ¡Papá! – siguió llamando Goten.

Goku se rascó la cabeza, pensando que estaban en una situación complicada. Chi-Chi estaba llorando y él nunca sabía qué hacer cuando ella lloraba. Se acercó a su mujer, intentando calmarla.

-         Vamos, Chi-Chi, no llores…

-         Siete años…Siete años siendo fiel a un hombre muerto… Podría haberme casado de nuevo, pero no lo hice… Y ahora… ahora… ¡me dejo convencer para hacer una orgía! – se desesperó la mujer.

-         ¿Qué es una orgía? – preguntó Goku, en su inocencia. Después de todo, era el mismo chico que con diez años creía que “casarse” significaba “comer”. Siempre sería una persona especial.

-         ¿Qué le diré a Bulma? – murmuró Chi-Chi, ignorando a su marido. - Ella es la única que me entiende, las dos estamos casadas con guerreros, las dos sufrimos al ver combatir a nuestros hijos… Y ahora no querrá hablarme nunca más… Y Trunks y Goten, que son tan amigos…

En la cabeza de Chi-Chi, las consecuencias aumentaban y llegó a pensar que hasta podría destruirse el mundo por culpa suya, si Goku y Vegeta se ponían a pelear a raíz de lo que había pasado.

-         A Bulma no hay por qué decirle nada… - murmuró Vegeta.

-         Ah, no sé, Vegeta, la conozco desde hace muchos años y no es fácil ocultarle nada – dijo Goku – Yo creo que si le decimos la verdad, lo entenderá. En realidad no fuiste tú, fue Gogeta, sois personas diferentes…

-         ¿Qué es lo que hizo Gogeta? – preguntó Bulma, desde la puerta. Cansada de no obtener respuesta cuando llamaba a Vegeta, había entrado en la casa a ver si Chi-Chi sabía dónde estaba.

Todos se pusieron tensos. Goku se rascó la nuca, incómodo.

-         Pues verás… en realidad es algo muy gracioso, Bulma… Si hubieras visto la cara de Vegeta te habrías reído… - comenzó.

Bulma conocía a su amigo de sobra, así que no se dejó engañar con esas palabras y le miró atentamente, intentando adivinar lo que escondía. Su cerebro empezó a procesar lo que la rodeaba: el cuarto de Chi-Chi, la cama desecha, Vegeta con el torso desnudo. Sus ojos se abrieron con sorpresa y con dolor, y no necesitó más explicaciones, aunque se quedó a escucharlas. Cuando terminaron de contarle lo que había pasado, se marchó de la habitación con lágrimas en los ojos. Vegeta intentó seguirla, pero Bulma le tiró una lámpara que Chi-Chi tenía en una mesita.

-         ¡No te atrevas a seguirme! ¡No quiero volver a veros a ninguno de vosotros! ¡Trunks! ¡TRUNKS, NOS VAMOS!

Goku quiso ir tras ella, pensando que podría calmarla, pero Chi-Chi empezó a llorar más fuerte abrazada a su pecho así que se quedó a consolarla. Esperaba que a Bulma se le pasara el enfado. Después de tantos años de amistad, se negaba a pensar que las cosas entre ellos terminaran así.

-         Las terrícolas son muy sensibles – gruñó Vegeta. Goku le miró sin decir nada, intuyendo que Bulma estaba dolida de verdad.

Los días pasaron y aquella noche horrible no desaparecía de la memoria de ninguno de los implicados. Bulma seguía sin hablarles, Chi-Chi estaba muy deprimida, y Vegeta estaba desaparecido. Seguramente había tenido que buscar otro lugar en el que dormir, ya que Bulma no le dejaba volver a casa. De todas formas esa casa nunca había pertenecido a Vegeta y nunca había trabajado para contribuir a pagar los gastos. Siempre había vivido a costa de la riqueza de Bulma y ella nunca se había quejado, así como había satisfecho todos sus caprichos en cuanto a máquinas de entrenamiento. Y todo eso para verse recompensada con una traición…

Bulma se encerró en Capsule Corporation, su casa y lugar de trabajo. Se puso a trabajar en sus experimentos y apenas se acordaba de comer y dormir. Trunks le preguntaba a menudo que dónde estaba su padre y ella se las arreglaba para no responder, pero un día decidió que no podía seguir ocultándole lo que había pasado. El niño acabaría por enterarse, en cuanto hablara con Krilin o con cualquier otro de sus conocidos. Así que una tarde salió de su guarida y fue en busca de su hijo, para contarle la verdad. Cuál fue su sorpresa cuando le encontró jugando con Goten.

Bulma sabía que el niño no tenía la culpa de lo que habían hecho sus padres, pero aun así pensó que Chi-Chi tenía mucha cara al dejarle ir a su casa después de lo que había pasado. Claro que probablemente Goten no hubiera pedido permiso. El niño sabía volar, y no sería la primera vez que aparecía en su casa a buscar a Trunks, sin avisar a nadie.

-         ¡Trunks, ven aquí! – le llamó, con el ceño fruncido.

-         Pero mamá, Goten ha venido a decirme algo importante.

-         No quiero que le veas más. No es contigo, Goten, solo espera un tiempo a que se me pase y tal vez Trunks y tú podáis volver a jugar. – dijo Bulma, intentando ser amable con el niño, al que en muchos sentidos veía como un sobrino.

-         ¡Pero mamá, tienes que escucharme! – insistió Trunks.

-         Mamá está embarazada, tía Bulma. ¿No es genial? ¡Voy a tener un hermanito! – dijo Goten, haciendo una voltereta para expresar su alegría. Ya se imaginaba entrenando a su hermano como Gohan le había entrenado a él.

Bulma sintió que las piernas le fallaban, y tuvo que sentarse en el sofá. ¿Embarazada? ¿Cuántas posibilidades había de que el hijo fuera de Gogeta? De que Vegeta…fuera también el padre del pequeño… Algo en su interior le dijo que eso era justo lo que había pasado.

Trunks observó a su madre con seriedad. Él no era tan inocente como Goten y entendía que el repentino enfado de su madre con los padres de Goten tenía algo que ver con Vegeta. No sabía bien lo que estaba pasando, pero si notó que su madre no se alegró precisamente con la noticia del nuevo bebé.

-         Dale…dale la enhorabuena – susurró Bulma, como ida, y se marchó de la habitación, necesitando estar sola.

Goten y Trunks se miraron con confusión.

-         ¿Qué le pasa a tu madre?

-         Está así desde aquella noche en tu casa… No sé qué le hizo mi padre, pero esta vez tiene que ser algo serio – respondió Trunks. – Si pudiera hablar con él…

Trunks y Goten pensaron en la forma de ponerse en contacto con Vegeta, cuando ni siquiera sabían dónde estaba. Se concentraron, intentando sentir su ki, aunque eso ya lo habían intentado otras veces, sin éxito, porque Vegeta lo ocultaba a propósito. Sin embargo, aquella vez lo detectaron lejos, muy lejos de allí, y tras una mirada decidieron ponerse en marcha, en su busca.

Goten y Trunks volaron en la dirección en la que provenía el ki, pero se vieron interceptados por Goku, que les había sentido a ellos.

-         ¿A dónde vais? Goten, tu madre te estaba buscando, no puedes irte así, hijo…

-         Vamos a buscar a Vegeta, papá.

-         ¿A Vegeta?

-         Sí, para que hable con mi madre y arreglen las cosas. – dijo Trunks. – Se puso triste al saber que Goten va a tener un hermano, a lo mejor es que ella quiere otro hijo también… ¿Será que papá no quiera?

-         ¿El padre tiene que querer para que nazca un bebé? – preguntó Goten, con curiosidad, y sin saber nada al respecto de cómo se hacían los niños.

Goku vio que la conversación tomaba un rumbo peligroso, porque no estaba preparado para tener esa charla con su hijo, así que decidió intervenir.

-         Me parece buena idea ir a por Vegeta. Esto ya ha durado demasiado, yo también voy. – dijo, y los tres siguieron camino, durante muchos kilómetros que recorrían con rapidez gracias a la velocidad a la que volaban.

Vegeta estaba en un lugar semidesértico, de esos que solía frecuentar para entrenar. El lugar presentaba algunos signos de destrucción, pero cuando llegaron Vegeta estaba tranquilo, seguramente porque ya les había percibido.

-         ¡Papá! – chilló Trunks, y corrió hacia él, pero no le abrazó ni nada, porque ellos no hacían eso. Vegeta era frío y distante y Trunks lo era también, por contagio. Solo se habían abrazado una vez, y había sido muy extraño y triste, porque Vegeta se estaba despidiendo al saber que iba a morir. 

-         Vegeta – saludó Goku.

-         ¿Qué haces aquí, Kakarotto?

-         Vine a buscarte. Ya ha pasado más de un mes.

-         ¿A tu madre se le ha pasado el enfado? – le preguntó Vegeta a su hijo. Trunks negó con la cabeza.

-         No se le pasará si tú no haces nada al respecto – intervino Goku – Además, ha pasado algo. Chi-Chi está embarazada.

Vegeta, que había mantenido una pose indiferente, se giró hacia él para comprobar que no le mentía. Ya sabía, sin embargo, que Kakarotto siempre decía la verdad. Y si le estaba contando aquello, no era para comunicarle una feliz noticia, sino para decirle que aquél niño también era suyo. Que era hijo de Gogeta.  Para confirmarlo, Goku le aclaró:

-         Después de lo que pasó, Chi-Chi y yo no hemos hecho nada, así que…

-         Es mi hijo… - murmuró Vegeta.

-         Nuestro hijo – aclaró Goku, aunque a él también se le hacía raro decirlo en voz alta.

-         ¿Cómo ha podido pasar? – inquirió Vegeta.

-         Hombre, pensé que tú entendías más que yo de estos temas…

-         Ya sé “cómo” pasó, Kakarotto, lo que quería decir es que es una maldita casualidad. Bulma lleva tres años intentando que tengamos otro hijo.

-         ¿Ah, sí? Chi-Chi y yo no tenemos problemas…

-         NO ME INTERESA TU VIDA REPRODUCTORA, KAKAROTTO, BASTANTE BOCHORNO HE PASADO YA. – estalló Vegeta.

Goten y Trunks se miraban sin entender nada. ¿Cómo era eso de que el hijo de Chi-Chi tenía dos padres? ¿Significaba que era hermano de los dos?

-         No te pongas así, Vegeta. Deberías volver conmigo, Chi-Chi está como loca y creo que Bulma se merece que la incluyamos en esto.

-         No pienso ir a suplicar el perdón de nadie, y menos de una simple terrícola…

-         ¿A quién pretendes engañar? Bulma es más que eso para ti y ya todos lo saben.

Tras varios minutos de discusión, Goku consiguió convencer a Vegeta para que volviera con ellos, así que se pusieron en marcha de nuevo, rumbo a la casa de Goku. Lo que ninguno de ellos esperaba era que Bulma también estuviera allí. Estaba junto a Chi-Chi y tenía una mirada de determinación en los ojos.

-         Bu….Bulma… - dijo Vegeta.

-         Vegeta. Goku – saludó Bulma con sequedad. – Sentaros – ordenó. Ambos obedecieron de inmediato. – Goten, Trunks, ¿por qué no vais a jugar fuera?

Tras dudar un segundo, los niños obedecieron, aunque en realidad se quedaron tras la puerta escuchando.

-         Bulma, sé cómo te sientes… - empezó Goku.

-         Dudo que lo sepas – respondió ella. – Pero lo hecho, hecho está. No sé cuánto de Vegeta hay en esa fusión, pero sí quiero creer que de no haber estado fusionado contigo, él jamás se habría acostado con Chi-Chi. En cualquier caso, eso ahora da igual. Hay algo más importante de lo que ocuparse.

-         ¿Lo hay? – preguntó Vegeta, confundido.

-         ¡CLARO QUE LO HAY, BRUTO! ¡CHI-CHI ESTÁ EMBARAZADA DE UNA FUSIÓN! ¿Alguno de vosotros conoce un caso como este? ¡Los dos sois los padres del bebé que está esperando! – dijo Bulma.

-         Chi-Chi es mi esposa, así que el bebé es mío – dijo Goku.

-         Que te lo has creído, Kakarotto. El niño lleva mi sangre – atajó Vegeta.

-         Aún no sabemos si es niño… - apuntó Chi-Chi, pero nadie la hizo caso.

-         También lleva la mía. – insistió Goku.

-         Tú ya tienes dos hijos, ¿para qué quieres otro?

-         ¡Vegeta! – regañó Bulma - ¿Lo ves? Son esa clase de comentarios los que me han llevado a tomar esta decisión.

-         ¿Qué decisión? – preguntaron Goku y Vegeta a la vez.

-         Los dos sois sus padres, así que los dos seréis parte de su vida, pero he visto cómo es Vegeta con Trunks. Le crié prácticamente sola e incluso ahora solo está con él para entrenarle. No actúa como un padre. Y tú, Goku, no eres mucho mejor, pero al menos tienes excusa, porque estabas muerto. El bebé tiene que vivir en algún sitio, y creo que lo mejor es que lo haga aquí, con Goku y Chi-Chi. Ella es su madre, y ya ha cuidado de dos chicos. El niño podrá venir con nosotros siempre que quiera, habrá una habitación para él en casa y cualquier cosa que necesite la pagaré yo, que para algo tengo dinero. Tendrá dos padres y dos madres.

Chi-Chi miró a Bulma con los ojos vidriosos, llenos de agradecimiento. Vegeta, en cambio, la miró con algo de rencor.

-         No pienso permitir que mi hijo se críe con Kakarotto.


- Eso dependerá de ti, y del esfuerzo que hagas por verlo. Y yo me iría callando, si no quieres que el sofá se convierta en tu cama para siempre – le amenazó, pero a Vegeta no le pasó inadvertido que con esa frase estaba dando a entender que podía volver a casa. 

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