Páginas Amigas

lunes, 29 de agosto de 2016

Dos padres para un hijo



N.A.: Esta historia se situaría cronológicamente después de la saga de Buu, en Dragon Ball Z (o Dragon Ball Kai, para los que hayan visto la versión remasterizada). En el penúltimo capítulo hay una escena de humor, con Goku bañándose y jugando con Trunks y Goten cuando todo vuelve a la calma. Nuestra historia comienza en ese punto, y no tiene en cuenta ni el último capítulo ni Dragon Ball Super ni por supuesto Dragon Ball GT. 

Advertencia: utilizaré los nombres tal y como aparecieron en el doblaje español y no en el latino, por lo que Milk será Chi-Chi, y el Maestro Roshi será Mutenroshi o Maestro Mutenroy. No sé si hay algún otro cambio de un doblaje a otro. A Buu en España le llamamos “Bubú”, pero aquí le llamaré como en la versión japonesa, porque me gusta más. Así que será Majin Buu o Buu a secas.  Quiero aclarar que no es que tenga nada en contra del doblaje latino, de hecho me gusta más la voz que tiene Goku ahí, pero yo estoy acostumbrada a los otros nombres xD

Y una cuestión de “nombramientos” o “relaciones”. Como ya se sabrá, en japonés existen distintos tratamientos y títulos honoríficos en forma de sufijos: -sama, -san, -kun, -chan, -sensei, etc.  “San” podría equivaler a “señor” y “señora”, “Sama” es aún más respetuoso, “Sensei” es para los maestros, “Chan” para los niños y mujeres adolescentes, aunque también se puede usar en otras personas como signo de cercanía y “kun” para los chicos jóvenes o socialmente inferiores a quien les nombra (si hay algún japonés en la sala, que me corrija si me equivoco). Así, en el original japonés, Vegeta suele ser “Vegeta-sama” o “Vegeta-san” (para casi todo el mundo) y Goku puede ser desde Son-kun (Son sería su apellido) a Goku-chan, etc, dependiendo de su edad y de quién le nombre. En fin, para un japonés es impensable dirigirse a una persona sin el tratamiento, le estarías faltando al respeto, incluso aunque sea de tu familia. A tu hermano mayor, dependiendo de la edad y del grado de afecto entre ambos, le tendrías que llamar “oniisan”, “niisan”, “oniichan”, o “niichan”, tu padre “otoosan” o “toosan”, tu madre  “okaasan” o “kaasan”, etc. Y me diréis ¿y toda esta clase de japonés a qué viene? Pues a que muchas veces, sobre todo en el doblaje latino, pero también en los subtítulos y creo que alguna vez en el doblaje español, a Vegeta le han llamado “señor Vegeta”. Es cierto que hemos dicho que “-san” es como “señor”, pero no hay que tomárselo literalmente. Goten no le llama “señor Vegeta”. De hecho a veces le llama “ojisan”, que sería “tío”, como si le considerara de la familia.  En fin, que todo este rollo es para decir que voy a llamar a cada uno por si nombre, sin “señor Vegeta”, ni nada. Por si alguien se extraña y me acusa de excesiva familiaridad xD

Por último, como sé que hay gente en el mundo que no ha visto jamás Dragon Ball (sí, ya sé que parece imposible, pero esos individuos existen) aquí van algunas pautas breves que creo que permitirán que se entienda esta historia aún sin saber nada de este universo de ficción. Goku y Vegeta no son terrícolas, sino sayans o sayajines, una raza guerrera que se puede transformar  en algo llamado Super Sayan o Super Sayajin (el pelo, antes negro, se les vuelve amarillo y los ojos azules, junto con un gran aumento de su fuerza y su velocidad). Ambos están emparejados con humanas: Goku con Chi-Chi (una humana algo más fuerte de lo normal y con un genio que asusta a su propio marido) y Vegeta con Bulma (una mujer muy atractiva, con mucho carácter y mucho dinero). Goku y Chi-chi tienen dos hijos: Gohan, de 16 años y Goten, de 7. Vegeta y Bulma tienen uno, Trunks, de 8. Mientras que Goten y Trunks son los mejores amigos, Vegeta y Goku tienen sus más y sus menos. Empezaron siendo enemigos mortales, y supongo que ahora se les puede considerar “amienemigos”. Vegeta no soporta que Goku (o Kakarotto, como él le llama) sea más fuerte que él, porque es muy, muy orgulloso: es el príncipe de los sayajines, mientras que Goku viene de una estirpe de sayans inferiores. Finalmente, existe una técnica llamada “fusión” mediante la cual dos personas se convierten en una, mezcla de ambos y mucho más fuerte. Sus nombres también se combinan. Por eso, la fusión de Trunks y Goten se llama Gotenks, y la de Goku y Vegeta se llama Gogeta. Aunque bueno, en el manga y el anime la única fusión posible entre Goku y Vegeta es a través de los Pendientes Photala de los Kaio-shin y se llama Vegetto, pero en las películas hay otra fusión, Gogeta, que se consigue a través de la Danza de la Fusión. Si me he decantado por esta última en lugar de la “verdadera” es porque Vegetto teóricamente es indisoluble, es decir, que jamás volverían a ser Goku y Vegeta, mientras que Gogeta se disuelve a la media hora, como todas las fusiones hechas por este medio. Para concluir con este resumen que ya empieza a ser demasiado extenso, conviene tener en mente que Goku ha pasado los últimos 7 años de su vida muerto, y que ha resucitado recientemente para luchar contra Buu (en esta serie resucitan todo el rato). Vegeta también murió, pero solo estuvo muerto unos días. Bueno, en realidad todas las personas que habitan la tierra murieron, pero en fin, para saber más sobre esto ya sí es mejor ver la serie xD

Quisiera finalizar esta larga introducción diciendo que sí, aquí estoy empezando una historia nueva, teniendo muchas sin acabar. No tengo excusa, pero es que mi mente funciona así xD La idea es que esta no tenga muchos capítulos, de todas formas.


CAPITULO 1: ASÍ FUE CÓMO PASÓ…

Goku, en su forma de Super Sayan, acechaba tras un árbol a su feroz enemigo. Envuelto en una toalla, contenía la risa a duras penas porque Gotenks era incapaz de encontrarle a pesar de lo cerca que estaba. Todo había comenzado en un juego durante el baño, que Goku había ganado limpiamente al romper la bañera, pero los niños aún tenían energías y el espíritu combativo de los sayans, por lo que no iban a aceptar un resultado diferente a la victoria. Fusionados para ser más fuertes, buscaban al padre de Goten para terminar lo que habían empezado.

Sin embargo, Goku no contaba con que el resplandor rubio que emitía su cuerpo bajo esa transformación delataba irremediablemente su posición, puesto que ya había oscurecido. Con un movimiento rápido, Gotenks saltó sobre él y se subió a sus hombros.

-         Ah, no es justo, estáis fusionados. – protestó Goku, mientras intentaba deshacerse de ellos.

-         ¡Y tú eres un Super Sayan! – replicaron ellos, revolviendo el pelo de Goku mientras ponían un gesto arrogante, saboreando el momento.

-         ¡Vegeta, ayúdame! ¡Fusiónate conmigo y así probamos quién es más fuerte! – dijo Goku, perdiendo la toalla con tanto movimiento.

Él no sentía ninguna vergüenza de verse desnudo, pero Vegeta la sintió por los dos, con una furia creciente que se manifestó en un temblor de la ceja. Kakarotto era la vergüenza de su raza, y lo peor era que Trunks, su hijo, el hijo del príncipe de los sayajines, estaba haciendo el estúpido con Goten, mancillando su nombre. Ni siquiera se molestó en decir que él no pensaba participar en semejante tontería, y se dio la vuelta fríamente con los brazos cruzados para alejarse de ellos.  Inconscientemente, buscó a Bulma con la mirada, pero la encontró rodeada de esos insectos a los que llamaba amigos. Tsh.

Por suerte, Bulma conocía bien a su marido (aunque no estuvieran casados, ella le veía como su cónyuge y en el fondo él a ella también) y sabía que aquellas reuniones sociales, incluso aunque fueran para celebrar que habían derrotado a Buu, ponían a prueba los nervios de Vegeta. Por eso se apartó de Krilin y de los demás unos momentos, y se acercó a Vegeta dispuesta a ponerle de buen humor. Colocó las manos en sus hombros y le dio un suave masaje.

-         Vegeta, ¿no estás contento? Buu se ha ido para siempre. Al menos el Buu malvado… parece que el otro se va a quedar con Mr. Satán.

-         Tsh. Me da igual lo que haga ese imbécil, aunque casi me da lástima si se va a quedar con esa sabandija debilucha. – gruñó Vegeta.

-         No seas así… Satán os ayudó a conseguir la energía de la Tierra.

Vegeta guardó silencio, sin querer admitir que eso era cierto. Como también lo era que él, una vez más, había sido incapaz de derrotar a su rival y había tenido que aceptar la ayuda de Kakarotto. Se daba asco a sí mismo. Bulma sabía cómo animar a su marido cuando estaba así, y por eso dejó el masaje y se colocó delante de él, rodeando sensualmente el cuello de Vegeta.

-         Y yo que pensé que tú y yo podíamos celebrarlo más tarde de otra manera… - le susurró, en un tono que dejaba claro a qué tipo de celebración se refería. La clase de celebración que a menudo requería comprar una cama nueva, dada la fuerza incontrolable de su marido.

Vegeta inmediatamente comenzó a prestar más atención, e incluso se permitió una media sonrisa. No hacía falta mucho más para excitarle, porque lo cierto era que acostarse con Bulma era su tercera actividad favorita, después de entrenar y comer. Quizás incluso estaba por encima de la comida.

Antes de poder actuar conforme a esos pensamientos, Vegeta se vio arrollado por Gotenks y Kakarotto, que seguían con su maldito juego, persiguiéndose por todo el terreno anexo a la casa de Goku.

-         ¡MARCHAROS DE AQUÍ! – les gritó, molesto. Pero ya tenía a todos acostumbrados a sus gritos y su mal humor, así que apenas tuvo efecto.

-         Vegeta, fusiónate conmigo, vamos – insistió Goku, sin dejar de reír. Era la primera vez que podía jugar con su hijo y el hijo de Bulma, dado que había pasado los últimos siete años muerto. Ahora que estaba vivo de nuevo tenía ganas de conocer un poco más a ese pequeño que era físicamente igual a él, como un clon perfecto. También parecía tener gran parte de su personalidad.

-         Ni lo sueñes, Kakarotto. – le espetó Vegeta. Bastante humillación había experimentado al tener que fusionarse con él durante la batalla con Buu. Además, los Pendientes Photala habían sido destruidos, así que la única forma de fusionarse era mediante la ridícula Danza de la Fusión, la cual no pensaba hacer ni aunque le torturaran para ello.

-         Lo que pasa es que tienes miedo – dijo Gotenks. Ni Trunks ni Gotenks se hubieran atrevido nunca a hablarle así a Vegeta, pero cuando se fusionaban adquirían cierta actitud presumida, y se permitían hablar con esa superioridad.

-         ¿¡Cómo!? – rugió Vegeta - ¿Qué has dicho?

-         Cálmate, Vegeta, sólo están jugando – dijo Goku, sujetando al guerrero que ya se había lanzado a por el niño.

-         ¡Cobarde, cobarde! – canturreó Gotenks, sin, al parecer, ningún aprecio por su vida.

Las venas del cuello de Vegeta se hincharon y Goku temió que en cualquier momento estallara y la ira le hiciera transformarse en Super Sayajin. Él ya había roto una bañera al hacerlo: Chi-Chi le mataría si Vegeta rompía algo con su transformación. Le echaría la culpa a él, seguro. Sin embargo, Vegeta hizo algo que no se esperaba:

-         Kakarotto, fusiónate conmigo – ordenó. – Vamos a darle una lección a este mocoso.

Goku se sorprendió ante aquellas palabras, pero lo cierto es que últimamente muchas cosas de Vegeta le sorprendían. El guerrero había cambiado durante aquellos años en la tierra. Él no había estado allí para presenciar la mayoría de esos años, pero por lo visto tener una mujer y un hijo había hablandado ligeramente al orgulloso Vegeta.

-         ¿De veras? ¡Genial! – festejó Goku. Recuperó su aspecto normal, porque si iban a fusionarse no necesitaba el Super Sayajin. – Vale, presta mucha atención, los movimientos son muy sencillos.

-         Ya sé los movimientos, se los he visto a los niños  - gruñó Vegeta, arrepintiéndose en ese mismo instante de haber aceptado. Pero alguien tenía que bajarle los humos a Trunks y él siempre luchaba en igualdad de condiciones. No iba a permitir que le llamaran cobarde. Si los mocosos se habían fusionado, él lo haría también. Aunque el inútil de Kakarotto fuera un lastre.

-         ¿Preparado, entonces? ¡Estoy emocionado por ver el resultado de esta fusión!

-         ¿Insinúas que no seremos Vegetto? – inquirió Vegeta.

-         No, esta fusión será diferente. Los Pendientes nos dieron una apariencia, ahora tendremos otra.

Vegeta soltó un bufido. Aquello le desagradaba profundamente, pero ya había dicho que lo haría y él jamás se echaba atrás. Además, interiormente sentía curiosidad acerca de cómo de fuerte podía ser si se fusionaba con Kakarotto.

Los dos se pusieron en posición e hicieron movimientos sincronizados. La Danza de la Fusión tenía que ser exacta, o los resultados serían espantosos. Las rodillas de ambos tenían que doblarse a la vez, los brazos tenían que estar en el mismo ángulo, y sus dos dedos índices tenían que tocar los del otro en el movimiento final.

-         ¡Fu-sión! ¡Ha! – gritaron, mientras hacían aquella extraña coreografía. Les envolvió un resplandor intenso y sus dos cuerpos desaparecieron para dar lugar a un ser nuevo, tan alto como Goku y con un rostro que mezclaba los rasgos de ambos. Cuando habló, lo hizo con una voz duplicada, fruto de los dos entes de los que estaba formado – Vaya, ha dado resultado. Goku y Vegeta no tienen la misma altura, así que temía que no pudiéramos fusionarnos con esta técnica.

Hablaban de sí mismos en tercera persona, porque ya no era ni Goku, ni Vegeta. Eran alguien nuevo. Gotenks miró al producto de la fusión con verdadero entusiasmo. El ki que desprendían era realmente sorprendente.

-         ¿Cómo te llamas? – le preguntó. Cada fusión escogía su propio nombre.

-         Gogeta. – respondió, flexionando los brazos, como para tantear su nuevo cuerpo.

-         Aunque ahora seas tan fuerte, igual te vamos a ganar – advirtió Gotenks.

-         ¿Ah, sí? Eso ya lo veremos. – dijo Gogeta, y con un grito se transformó en Super Sayan.

Gotenks hizo lo mismo, y entonces padre e hijo (o mejor dicho, padres e hijos) comenzaron una pelea amistosa. Vegeta a menudo entrenaba con Trunks así, de una forma un tanto ruda y salvaje, pero sin peligro alguno, porque la intención no era lastimarse. Aun así, el resto de los presentes, que pasaron a mirarles fijamente, se asustaron un poco al ver la brutalidad de los ataques. Humanos normales hubieran muerto con el puñetazo que Gotenks le dio a Gogeta.

Gogeta era más fuerte, y enseguida se hizo patente quién iba a ganar la pelea. Pero, al igual que Gotenks, la fusión de Goku y Vegeta daba lugar a un guerrero sumamente arrogante y ligeramente agresivo, por lo que quizá fue un poco más duro de lo necesario con su rival, que al fin y al cabo solo era un niño. Gotenks se llevó una mano a la nariz, con lágrimas en los ojos, después de que Gogeta le diera una fuerte patada.

-         ¡Ay, ay, ay, ay, eso dolió! – se quejó, apartándose un poco.

-         ¡Goku! – gritó Chi-chi. Se acercó rápidamente y se interpuso con las manos en los costados entre Gotenks y Gogeta.

-         No soy Goku, mujer, soy Gogeta.

-         ¡Me da igual quién seas, ya está bien de peleas! ¡Vosotros los sayans estáis todo el día peleando! – regañó la mujer. Siete años sin ver a su marido y no había cambiado absolutamente nada.

Para Goku y sus amigos, era normal que un padre luchara contra un hijo de esa forma y ya no se daban cuenta de lo antinatural que era descargar patadas y puñetazos los unos contra los otros. Era su forma de entrenar, les gustaba y se lo tomaban como un juego. Aun así, Goku y Vegeta solían medirse al luchar contra los niños, conscientes de que eran más fuertes. Por eso Gogeta se sintió un poco culpable de haber lastimado a Gotenks.

-         Tsh. Siendo tan débiles, no sé cómo pretendíais ganar. – dijo Gogeta, dando el combate por finalizado. Estaba claro que la personalidad dominante en esos momentos era la de Vegeta.

Gotenks rompió la fusión, porque se agotaron los treinta minutos que esta duraba. Goten y Trunks se miraron confundidos un momento y luego sonrieron.

-         ¡Tenemos que entrenar mucho para vencer a nuestros padres, Goten! – exclamó Trunks.

-         ¡Si nos hubiéramos transformado en Super Sayan 3 habríamos ganado! Tu padre aún no sabe hacerlo. – dijo Goten. Después los dos corrieron hacia la mesa donde estaba la comida, entusiasmados y hambrientos, compartiendo estrategias sobre futuros enfrentamientos.

Gogeta aún seguía fusionado, dado que todavía le faltaban veinte minutos. Chi-Chi le miró fijamente, sin ocultar su desagrado.

-         ¡Primero se tiñe el pelo como un macarra y ahora se convierte en otra persona! – dramatizó, gimiendo en voz alta. - ¡Mi marido se ha echado a perder!

Krilin, Yamcha y los demás soltaron una carcajada, sabiendo que Chi-Chi nunca cambiaría. Pese a que ella misma estaba entrenada en las artes marciales, no aprobaba la obsesión de los sayans con la lucha, aunque durante la ausencia de Goku se había dedicado a entrenar a Gotenks, dispuesta a honrar la memoria de su marido.

-         No te pongas así – intentó consolarla Gogeta – Esto no es para siempre.

-         Y es una lástima, porque Vegeta está mucho más guapo así – comentó Bulma, con una mirada aprobadora.

Chi-Chi se refugió dentro de la casa, furiosa, pero además, interiormente, dolida. No le quería amargar la fiesta a nadie, así que por eso se marchó y dejó que los demás siguieran riendo y haciendo bromas. Ella también estaba feliz, había recuperado a su marido, pero al mismo tiempo estaba frustrada. Siete años, siete largos años sin Goku, siendo absolutamente fiel a su matrimonio, y la primera noche que puede pasar con él, decide fusionarse por esa estúpida obsesión de ser más fuerte, incluso cuando jugaba con su hijo. Goku seguramente acabaría agotado, se comería seis o siete ollas de comida con ese apetito voraz de los Super Sayans y después no querría otra cosa más que dormir. Y ella había tenido otros planes para aquella primera noche del reencuentro.

Goku no había envejecido nada, pero ella sí. Los sayans vivían más que los humanos, después de todo. Chi-Chi era consciente de que pronto dejaría de ser joven y bonita y quería aprovechar esos años para hacer lo que se supone que una mujer hace con su marido. Su matrimonio ya había sido lo bastante inusual como para que encima desperdiciaran las pocas ocasiones que tenían de compartir momentos íntimos. Goku siempre estaba luchando, entrenado o muerto. Y parecía darle igual dejarla sola, con los niños, criándolos, intentando que fueran buenos estudiantes mientras que ellos solo querían luchar como su padre. Al menos Gohan parecía tener un buen futuro académico, pero ahora que Goku estaba de vuelta a lo mejor se olvidaba de los libros y volvía a las artes marciales.

Chi-Chi estaba frotando con rabia uno de los cacharros de cocina para quitarle la grasa cuando sintió que alguien la agarraba por la cintura. Eran las manos de Goku, pero con unos brazos más gruesos.

-         ¿Qué te pasa, Chi-Chi? – preguntó la voz de Gogeta.

-         Vete, quiero hablar con mi marido, no contigo – respondió ella, con la voz algo tomada.

Gogeta la besó el cuello. La parte de él que pertenecía a Goku sabía que eso siempre relajaba a su mujer.

-         No hagas eso, no es justo, sabes que me encanta… No, no, para, tú no eres Goku… - protestó Chi-Chi. Sintió que le faltaba la respiración. Tenía tantas ganas de besarlo. Había tenido tantas ganas, durante tantos años…. No se pudo contener, y lo hizo, pero luego se separó. – No, Bulma me mata….

Aquél también era el marido de su amiga. Aunque Vegeta y Bulma nunca hubieran hecho oficial su situación, tenían un hijo en común y mantenían una relación monógama. Eran marido y mujer, a todos los efectos, e incluso quizá se casaran ahora que Vegeta iba encajando más entre los humanos.

Gogeta, que no dejaba de estar formado por un hombre que llevaba siete años sin ver a su mujer y por otro que había sido interrumpido justo antes de marcar un  touchdown, reaccionó a ese beso con otro, y abrazó a Chi-Chi fuertemente, con ansias.

De la cocina pasaron al dormitorio, y aunque Chi-Chi habría podido resistirse, lo cierto es que no lo hizo, porque siete años son dos mil quinientas cincuenta y cinco noches sin estar con un hombre en la cama y porque Gogeta no dejaba de ser, en gran parte, su marido. Se movía como él, la tocaba como él, y sabía cómo volverla loca, tal como Goku lo hacía.

Chi-Chi había tenido pocas relaciones sexuales en su vida, dado que Goku solía tener otros asuntos de los que ocuparse. Pero los sayans deben de tener mucha puntería, porque casi todas las veces que habían llegado hasta el final, ella había quedado embarazada. Aquella vez no fue una excepción, y mientras ella dormía y los demás seguían festejando fuera de la casa, una pequeña vida crecía en su interior. Una vida peculiar, que surgió de la unión de tres cuerpos.


5 comentarios:

  1. Adoro la serie, aunque todavia estoy precesando que hay gente que no la vio, yo me crie con ella. Mi esposo y yo somos fans y debo admitir que sobre mi cama matrimonial tenemos un triptico de shenlongh 🐉. Asi de maduros somos jeje.
    Me salte casi un parrafo para leer "fusion haa" jsjjaa y luego volvi a leer mas tranquila.
    Me encanto y me dio mucha curiosidad saber que sera de ese nuevo ser que se gesta en milk un nuevo hermanito para gohan goten y trunks. Me encanta tu version de drangon ball super jeje. Voy a seguir leyendo.

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  2. ¡Genial! Este anime no es de mis favoritos pero si fue de mi infancia ¡Me encanta que hayas empezado a hacer un fanfiction de esta serie!

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  3. Woou no me creía encontrar una historia de Dragon Ball en este Blog. Un anime de mi infancia jaja me encantaba, era esto o novelas y claro esto ganaba. Anime que sigo viendo rara ves :S ...el tiempo no me deja.
    Es bueno saber que no soy la unica que le gustaban estas cosas.

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  4. Amo esta serie!!
    Uuff no me quiero ni imaginar la reacción de Bulma!!...
    Dream espero encontrar más capis porque la mitad de esto fue un resumen... Jajaja...

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