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domingo, 21 de octubre de 2018

Capítulo 17 Parte 2: Los castigos




Capítulo 17 Parte 2: Los castigos
Bruno POV
Miguel Ángel se estaba tardando mucho en castigar a Jonathan, yo al principio estaba muy enojado porque nos fuera a castigar por lo que había pasado hoy, pero luego me empecé a poner muy nervioso. Sabía que ahora sí la habíamos regado y que nos esperaba una buena tunda con el cinturón.
Entré al baño y se me ocurrió algo para evitar que el castigo me doliera tanto. Corté varios pedazos de papel de baño y después de enrollarlos en partes homogéneas los metí debajo de mi bóxer. Cuando consideré que era suficiente para reducir el efecto de los cinturonazos traté de moldear el bóxer relleno de papel de baño para que Miguel Ángel no lo notara.
Cuando salí vi que Miguel Ángel había terminado de castigar a Jonathan que ya estaba en la sala. Así que fui al cuarto y abrí la puerta.
Entré y vi que Miguel Ángel estaba acostado en la cama, pero se levantó rápidamente.
–Bruno, sé que estás muy molesto y triste con todo lo que nos enteramos hoy, y todos estamos igual, pero eso no justifica lo que hicieron.
—No es justo
–Tal vez no, pero tampoco es justo lo que le hicieron a tu hermano, lo humillaron y lastimaron solamente por decir algo.
—No podemos dejar que se haga un asesino como los que mataron a nuestra familia.
–Créeme, a mi tampoco me agrada mucho que quiera ser parte de esos mafiosos, pero no podemos obligarlo a tomar esa decisión pues sería contraproducente, y mucho menos con una paliza enfrente de todos y además mal dada.
–¿Qué crees que solo tu sabes dar nalgadas?
–Yo no dije eso.- nos reímos un momento
—Siento mucho arruinar el buen momento, Bruno, pero te tengo que castigar, por haberse puesto en peligro y por haberme desobedecido explícitamente y haber lastimado a Romy. Así que por favor, bájate el pantalón e inclínate en la cama.
Yo me bajé el jeans y me incliné como me pidió Miguel Ángel, pero me quedé esperando los cinturonazos que nunca llegaron, y en vez de eso Miguel Ángel me levantó.
—¿Qué es eso? —me dijo señalando un pedazo de papel de baño que colgaba de mi bóxer. Yo me moría de la vergüenza y no sabía que decir.
—Creo que se me quedó ahí.
—¿Me estás diciendo que se te atoró en la ropa mientras te limpiabas el culo?
—¡No! —Exclamé
Miguel Ángel jaló el pedazo de papel de baño y otros pedazos cayeron de mi boxer al suelo.
—¿En serio, Bruno? ¿Tenías que engañarme así? ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?
—No, es la primera vez que se me ocurre— le dije preocupado y sintiéndome muy culpable.
—Lo siento Bruno, no había querido hacer esto, pero me obligas. Bájate el bóxer.
—¿Qué? No ¿Por qué? —dije y me saqué todo el papel de baño que había en mi ropa interior. —Ya no tengo más.
Pero Miguel Ángel observó la pila de papel de baño, que era bastante, y sacudió la cabeza negando.
—Lo siento Bruno, bájate el bóxer, te voy a tener que castigar desnudo hasta que sepa que no vas a volver a intentar esto.
Maldita sea. Mi primo nunca nos había pegado en el culo totalmente desnudo.
—Miguel, primo, no puedes hacer esto, por favor no. Dame más cinturonazos, pero no desnudo.
—No está sujeto a discusión, y si no me haces caso voy a llamar a Fernando para que me ayude.
    Por favor no! —Volví a implorarle, pero por increíble que pareciera Miguel Ángel parecía estar firme en su decisión
    Inclínate primero y luego te bajas el bóxer—me dijo y yo me incline en la cama, pero no podía bajarme el bóxer, simplemente no podía.
Como yo no hacía nada, sentí los dedos de mi primo en mi cintura, pero no hice nada. Y con mucha vergüenza dejé que él me bajara el bóxer.
¿Tampoco era tan grave estar desnudo frente a mi primo que era unos años más grande, o sí?
Zas.. Zas…
El dolor del cinturonazo en la piel desnuda me sacó de estas reflexiones, sí dolía más sin la protección del bóxer, por delgada que esta fuera, pero sobre todo duraba más el dolor.
Zas… zas… zas..
Hice acopio de toda mi fuerza de voluntad para no levantarme pero no pude evitar exclamar:
—Por favor Miguel Ángel, para
Zas… zas.. Zas..
 —Ouch!
Zas.. Zas..
Me levanté de la cama pues ya no aguantaba el dolor, pero como Miguel Ángel detuvo el castigo no me giré pues me acordé que estaba desnudo. Así que como dejó de pegarme me volví a tirar sobre la cama y me solté a llorar mientras me sobaba el enrojecido trasero.
Sentí como Miguel Angel me sacudía levemente el hombro y me dio mi bóxer que seguramente había perdido en algún momento del castigo. Yo me lo puse rápidamente sin voltearme, sentía calor en las mejillas pues estaba un poco avergonzado con estar desnudo en frente de mi primo, pero en cuanto me puse la ropa interior Miguel Ángel me abrazó y yo me deje consolar.
Miguel Angel POV
Finalmente salió Bruno del cuarto y yo llamé a Fernando, que entró algo molesto.
—¿De verdad me vas a pegar Miguel?
—Sí Fernando. Te tengo que castigar por haber lastimado y humillado a tu hermano, y por no haberme hecho caso cuando te dije que te detuvieras.
—No es justo. —Dijo inclinándose sobre la cama así sin más, con el jeans puesto y renegando. —El quiere formar parte de los mafiosos que mataron a nuestros padres y a mí es al que van a castigar.
—Fernando, siéntate en la cama por favor, tenemos que hablar antes. No te voy a castigar si no comprendes el porque.
Esperé a que me hiciera caso para continuar
—Entiendo que estás creciendo y que ya casi eres un hombre, y además sé que me he apoyado mucho en ti y eso te ha hecho madurar más rápido que tus hermanos. Pero sigues siendo un adolescente que necesita un poco de guía y disciplina, y además todavía no tienes la responsabilidad ni la madurez para decidir y aplicar los castigos a tus hermanos. Entiendo que en algún momento en el que tu estuvieras a cargo tal vez fuera necesario, pero no estando yo, y menos humillar a Román enfrente de toda la familia. A mi tampoco me agrada la idea de que Román entre a Alba, pero es algo que él tiene que decidir, y en estos casos es mejor hablar con él que obligarlo, pues es una decisión demasiado importante para él.
—Supongo que tienes algo de razón. —dijo un poco menos molesto.
—Pues sí, en esto tengo razón, y también en que tengo que castigarte. Así que por favor inclínate y bájate los pantalones.
Fernando se bajó el jeans y se inclinó en la cama. Pero yo había decidido que esta vez no era suficiente.
—Bájate también el bóxer, por favor Fer.
Él se levantó de la cama como resorte y me miró incrédulo.
—¡No cómo crees? No puedes hacerme esto, ya estoy demasiado grande. —Exclamó enfáticamente.
Fernando se veía muy chistoso siendo un chico bastante fuerte, en bóxer, y sujetándose las orillas del bóxer con fuerza con las manos, e implorándome con su cara. Pero yo no me podía reír, porque lo estaba castigando y eso no era un asunto de risa para ninguno de los dos, así que me controlé.
—Necesita ser así. Hoy te pasaste y tengo que castigarte bien. Además esto te va a recordar la próxima vez que pienses desobedecerme como hoy que debes hacerme caso cuando te lo pido, porque sigues estando bajo mi autoridad y de lo contrario vas a recibir un castigo.
—Por favor no, no es necesario.
—No está sujeto a discusión, te recomiendo que te inclines primero, no tengo por qué ver de más. Además soy tu primo y soy hombre, así que no deberías ser tan tímido conmigo.
Fernando se inclinó renuentemente y aún más lentamente se bajó el bóxer. Yo agradecí en silencio que me hiciera caso, pues con Fernando hubiera sido realmente un problema que se negara a hacerme caso.
Tomé el cinturón
Zas.. Zas.. Zas… impacté los azotes rápidamente y con cierta fuerza en el centro de su trasero.
Zas… zas… Ouch. Ya!
Fernando empezó a quejarse y noté que estaba haciendo esfuerzo para no levantarse.
ZAS… zas…
Para por favor
Zas.. Zas..
Fernando se subió el Bóxer y se levantó
—Todavía no acabo Fernando.
—Por favor ya no más, ya no aguanto. —Dijo frotándose el adolorido trasero.
—Me faltan tres más, ponte por favor.
Después de unos instantes Fernando se volvió a inclinar, pero no se bajó el bóxer, así que decidí dárselos en la parte baja que su bóxer dejaba descubierta.
Zas.. Zas… zas…
Ouch! —Exclamó Fernando de sorpresa del dolor, pues los tres impactaron rápidamente en sus muslos desnudos.
Fernando se levantó y cuando se volteó noté que tenía lágrimas en los ojos. Trató de limpiárselas disimuladamente para que no me diera cuenta, pero yo solté el cinturón y lo abrace, aunque al principio se resistió.
—Fernando, te quiero mucho, no sé que haría sin ti y sin todo tu apoyo. Muchas gracias primo. Por favor, no me hagas tener que volver a castigarte. —Fernando finalmente correspondió al abrazo. Y después se soltó y fue a sonarse y lavarse la cara al baño.
Salí del cuarto y convoqué a todos los chicos en la sala del departamento. Cuando los pude reunir comencé a hablar.
—Es en los momentos más difíciles en los que la familia debe estar más unida. Eso es lo que nos ha mantenido durante esta terrible situación que hemos pasado desde la muerte de nuestros padres. Juntos hemos convertido una tragedia en una aventura, y aunque extrañamos a nuestros padres, no lloramos tanto porque estamos juntos. La gente envidia nuestra familia, se puede ver en sus miradas y comentarios junto con la sorpresa cuando vamos a cualquier lugar juntos. Yo los amo muchísimo, ustedes son mis primos, mis amigos, mis hermanos y mis hijos al mismo tiempo. Pero por eso mismo no puedo permitir que se lastimen unos a otros, así que esa va a ser la regla más importante. No me refiero a que no se molesten entre ustedes, y entiendo que puede haber algunas peleas leves y esporádicas, pero lastimarse de verdad, física o psicológicamente, es totalmente inaceptable.
Note que Andrés levantó la mano
—¿ Andy?
—¿Qué es sicologicante?
—Maltrato psicológico es decirle cosas muy feas a alguien todo el tiempo hasta que se ponga muy triste y lloré mucho, pero estoy seguro que no te gustaría hacerle eso a nadie, ¿verdad peque?. —Andy negó con la cabeza y yo continué.
—Si rompen esta regla lolos voy a tener que castigar con el cinturón grueso y con los pantalones y calzones abajo. Así que, aunque espero que no sea necesario, quedan advertidos. —Todos asintieron.
—¿También a Majo y a Sofí les vas a bajar los calzones? —preguntó Ricardo riéndose y Bruno, Román, Santiago y Andy se echaron a reír, mientras Majo, Sofía y Ana protestaban. Fernando instintivamente le dio una colleja a Ricardo pero luego me miró algo preocupado, esperando no haberse pasado otra vez de la raya. Pero yo no lo consideré así.
—No, a las niñas, si es que alguna vez sea necesario, que lo dudo, será sobre la ropa interior.
Nuevamente siguieron las protestas.
—No es justo —dijo Sofía —no nos puedes bajar el pantalón a nosotras
—Claro que no —exclamó Majo —somos niñas
—Obviamente no es justo, debería haber “igualdad de género”. —Replicó Bruno y Sofía le aventó un cojín de la sala. Ella respondió con otro y de repente todos los chicos estaban lanzándose cojines. De repente me llegó uno a la cara, y como no me dejó ver quién me lo había lanzado, empecé a lanzarlo  contra todos. Y así acabamos todos riendo entre cojines en el suelo y los sillones de la sala.
—Vamos a pedir pizzas— les dije a los chicos cuando acabó la batalla de almohadas. Así que pónganse de acuerdo en los sabores. Y llamé a la pizzeria desde mi celular mientras mis primos hacían el club hawaiana, el club pepperoni, el club queso y así.
Nota de Wenseslao:
Esta vez si no hay excusas por la tardanza con la que actualicé. Además el castigo de Fernando se lo debía a Chany desde hace casi un año. Lo siento. Espero que todavía puedan disfrutar este nuevo capítulo.

3 comentarios:

  1. Wow, felicitaciones a el, o la escritora de esta historia, me parece muy bonita, y en si, me gustaria, seguir leyendo, historias como esta

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  2. Jajajaja ese Bruno se pasó!!
    Ponerse rollo para evitar que le doliera jajajaja le salió peor el chistecito 😅😅
    Y pues creo tienen razón en reclamar... Pero las niñas son diferente y además él es el primo al fin de cuentas ... 🤷

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