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domingo, 26 de abril de 2020

Somos del mismo mundo capitulo 3



Somos del mismo mundo
Hola, yo a veces siento que no ha pasado mucho desde la última vez que escribí y después miro las fechas y han pasado más de dos años. Como seguramente no se acuerdan de lo que trata esta historia, porque hasta yo tuve que releerla, intentaré hacer un resumen de lo que pasó en los últimos dos capítulos.
La historia va en torno de dos chicos de 17 años que tienen vidas completamente diferentes. Federico es rico, tiene todas las comodidades que alguien pueda querer, un hermano menor y por la forma en la que ha sido criado puede parecer odioso y engreído. Por otra parte, está Gabriel, tiene dos hermanos menores y muchas veces debe ser responsable de ellos, trabaja en una fábrica de manufacturas en la mañana y va al colegio en la tarde. Lo único que tienen en común es que a ambos les gusta el baloncesto, están en un torneo intercolegial y el siguiente partido es en el colegio de Federico contra el equipo del Gabriel.

Capítulo 3
Fueron más de dos horas de camino hasta llegar al colegio, estábamos ansiosos, teníamos puesta la sudadera del colegio con la pantaloneta y una camiseta blanca, no había dinero para comprar uniformes así que con esto nos conformábamos.

Apenas nos íbamos a bajar un chico empezó a gritar que no iba a jugar contra nosotros, lo cual me enojó bastante, apenas se abrió la puerta del bus fui a encararlo.

- ¿Mucho miedo de jugar con nosotros? -Dije, el chico me miró de arriba a abajo para después contestar.

-Por supuesto que no, solo que no es una competencia justa… claramente estamos por encima de ustedes -Contestó y algunos de sus amigos idiotas se rieron, pero quién ríe de ultimo ríe mejor, ya verá.
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El idiota que parecía el líder de ellos me miraba como si quisiera romperme la cara, no lo culpo, la verdad a veces duele. Los Intercolegiados normalmente están divididos por tipos de colegio, la verdad no entiendo por qué nos tocó jugar contra ellos, si se nota que son peligrosos.

-Eso quiero ver…  si ustedes los gomelos son capaces de ganarnos, porque solo teniendo un mejor uniforme y tenis no se gana un partido. -Ese chico me estaba retando.

-Ya verás -Dije y nos fuimos a entrenar.

Ellos iban a entrenar en las canchas, nosotros en el coliseo del colegio. Hoy tenía muchas ganas de entrenar, casi me cree una necesidad de ganarle a ese chico que me retó, demostrarle por qué nosotros somos los mejores.

-Hola Fede -Me dijo Luisa junto con su amiga la rara.

-Quería desearte suerte, sé que ustedes van a ganar y dejar el nombre del colegio en alto. -Es lo que yo también espero.

Luisa siempre ha sido muy guapa, por eso me impresionó que me diera un beso al final de su frase… era la mejor motivación que a alguien le pudieran dar, si gano el partido quizás podamos volvernos novios.

El entrenamiento empezó, nos pusimos a hacer pases. Nuestro entrenador quiere que el partido lo juguemos mostrando la técnica que tenemos, haciendo pases, jugadas especiales y trenzas. Cuando se ponía en esas me hacía sentir en High School Musical, solo que en una versión con menos presupuesto.

-Muchachos -Gritó el entrenador -Por última vez vamos a repasar cuales son las jugadas que haremos en el partido de hoy. -Continuó diciendo el entrenador, pero mi celular empezó a sonar… se me hizo extraño así que corrí hasta el banco en donde estaba, era mi papá.

-Alo -Dije con fastidio, no me gusta que me llamen cuando estoy ocupado.

-Hola Federico ¿Estás ocupado? -Rodé los ojos al escuchar su pregunta, era obvio que sí.

-Si papá -Dije hablando entre los dientes, esperando que así colgara y yo pudiera regresar a escuchar las últimas instrucciones.

-Entonces voy a ser breve -Eso me preocupó un poco -Me enteré que estás faltando de nuevo al colegio y que no te levantaste para ir a clase, ya estoy cansado de tu actitud, odio que mis hijos sean vagos y perezosos, no es la primera vez que tengo esta conversación contigo Federico.

-¿Quién te contó? -Dije muy molesto, era un secreto porque precisamente ya tenía un trato con mi papá, el año pasado me saltaba muchas clases y el castigo no había sido para nada agradable, se supone que si lo volvía a hacer sería mucho peor.

-No empieces, que incluso llamé al colegio y me confirmaron que estas dos semanas faltaste 2 días e incluso en otros 3 saliste temprano, ¿o me lo vas a negar? -La conversación ya se estaba poniendo fea.

-No señor -Dije.

-Hicimos un trato Federico y tu no lo cumpliste, me decepciona tu actitud… te lo dije la última vez que hablamos de esto, pero lo voy a repetir, hoy vamos a hablar seriamente tu y yo apenas llegues del colegio. Éxitos en tu partido, adiós.

Su llamada me estresó, él no tenía por qué enterarse de que había faltado, fueron muy pocos días… y la última vez no había sido algo divertido. Recuerdo que en esa ocasión llamaron a mis papás al colegio porque llevaba varios días faltando, era un día si voy y el otro no.

Mi papá logró ir al colegio y estuvo hablando por más de una hora con el director, básicamente fue de mi comportamiento y de mi actitud, según él yo había cambiado mucho y estaba preocupado por mí, pero en realidad yo sigo igual que antes. Me dieron una especie de compromiso sobre no volver a faltar, lo firmé solo porque mi papá me veía con una mirada asesina.

Salimos del colegio en silencio, cuando llegamos a la casa me llevó hasta el estudio, se quitó el cinturón, me bajó el pantalón, y comenzó a darme una paliza. Debió darme unos 30 correazos, pero, eso bastó para que llorara como loco y prometiera no volver a hacer algo como eso.

Desde ese día mi papá no había vuelto a pegarme y quería que siguiera siendo así, ya estoy muy grande para esas cosas, por eso su llamada hizo que se me erizara la piel, no quería que volviera a pasar… mis ganas de ganar el partido disminuyeron y cuando volví a escuchar las últimas instrucciones ya no presté tanta atención.

-Y, el 7 significa que el centro va a hacer rebote, el poste del lado izquierdo toma el balón y encesta. -Creo que entendía todas las jugadas así que no pregunté de nuevo.
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Este colegio era de película, tenia de todo y incluso más de lo que yo me había imaginado que un colegio pudiera tener. Tenía jardines, muchos parques con juegos, canchas de futbol, tenis, atletismo, patinaje, baloncesto, hockey e incluso piscina.

Los chicos parecían de esos actores de las series, con uniformes impecables y llenos te accesorios costosos y tecnología. Todos nos miraban con asco, porque éramos los pobres de colegio público… incluso mientras íbamos a una de esas canchas perfectas que tenían los chicos corrían de nosotros como si fuéramos a robarles sus cosas.

Un profesor de ese colegio nos recibió con una sonrisa, sentía que era algo hipócrita, pero lo agradecí. Nos dio una tula llena de balones, mucho mejores que los había en el colegio. Empezamos a practicar ante la mirada atónita de los chicos de ese colegio, empezamos lanzando el balón a la cesta.

Al final el profesor decidió quienes irían de primeros, yo sería el centro y Kevin sería un alero. Me divertí bastante durante el entreno, me gustaría tanto estudiar aquí, pero, sabía que eso nunca iba a pasar. Quería mostrarles a los niños ricos estúpidos que nosotros tenemos talento y que podíamos vencerlos.
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Los idiotas del colegio público llegaron, el coliseo se llenó completamente, todos estaban ansiosos por el partido. Tuvimos la última “reunión” en donde el entrenador eligió quienes entraban primero a jugar. Yo sería centro y de paso capitán, Santiago y Alejandro serían aleros, mientras que Pablo y Tomás postes.

Todos estaban de acuerdo con eso, éramos el equipo más fuerte y queríamos mostrar todo nuestro potencial en este partido. Yo seguía nervioso, pero me tenía que calmar, nos pusimos todos en fila, sonó el himno del país, la ciudad y los colegios, y después siguiendo la fila chocamos las manos con los chicos del otro colegio.

Claramente el capitán del colegio público era el chico que me había retado, se acercó hasta el árbitro conmigo y todos tomaron su posición para empezar el partido. Seguí pensando en lo que me había dicho mi papá y por eso no me di cuenta en qué segundo lanzaron la pelota ni mucho menos cuando el otro chico la lanzó a su lado e hicieron su primera jugada.

-FEDE QUE TE PASA -Gritó Santiago bastante molesto, yo no podía creer que no me hubiera dado cuenta de eso.

-Disculpa -Dije, pero soné igual de desconcentrado, apenas me di cuenta que ellos habían metido la primera cesta. El entrenador ya estaba empezando a gritar así que traté de disimular lo máximo posible, pero todos estaban dándose cuenta que estaba jugando pésimo.
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El tal Fede me regaló el balón y yo aproveché, logramos meter la primera cesta y empecé a sentir que de verdad somos buenos. Kevin y Brayan estaban haciendo jugadas que no sabía que podían hacer, hasta se veían profesionales. Podía sentir en el ambiente el estrés que tenían los de ir perdiendo.

A medida que iba pasando el tiempo, tenía más fe en nosotros, era genial la sensación de victoria. Los niños ricos empezaron a jugar agresivo, cuando podían nos empujaban y sentía que muchas veces no les sacaban las faltas. Comencé a enojarme cuando un idiota le hizo zancadilla a Kevin.

El partido se tornó horrible, ya todos estábamos enojados y cada que podíamos éramos agresivos con los otros. Incluso yo pisé a algunos de los niños ricos idiotas, el entrenador nos pedía que nos relajáramos pero nada estaba funcionando.

Solo faltaban 10 minutos y seguíamos ganando, los otros están peor de desesperados que antes porque ya les estamos sacando poca ventaja. Kevin perdió la pelota y vi como salieron corriendo los otros con jugadas excelentes y lograron encestar una de 3 puntos. Ya nos iban a alcanzar y yo no lo podía permitir, si ellos nos ganaban les estábamos dando pie para que siguieran burlándose.

En un impulso de desesperación de mi parte, traté de correr por toda la cancha y hacer un doble ritmo, pero el gomelo idiota logró quitarme la bola e ir en dirección opuesta. Me di cuenta que estaba planeando una jugada elaborada porque nos dejó llegar a defender, con su mano hizo un numero 4 y se la pasó al alero izquierdo en un pase rápido, no pudo encestar y yo quise coger el rebote, no entendí bien que pasó, solo sentí un golpe muy fuerte en la cabeza y que caí al piso.

Cuando abrí los ojos escuchaba gente gritando alrededor mío, esperaba que no fuera nada grave y que pueda continuar el juego para ganar el partido. Me sentía muy raro, con algo de mareo, me pasaron un agua que bebí rápidamente y con lo que quedó me lo eché en la cara, miré mis tenis y entendí que algo estaba mal, yo no tenía unos nike rojos.

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